Elocuente anécdota de 1967, cuando España inició tratativas en la ONU para recuperar el Peñón, expone que será devuelto cuando Cataluña recupere su estatus previo a 1714.
Barcelona (INCAT).- En 1967, el Gobierno Español, de acuerdo con los principios proclamados por la Carta de las Naciones Unidas, presentó ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la denuncia del Tratado de Utrecht firmado en 1713, pero refiriéndose tan solo al texto del Artículo X, en virtud del cual España hacía donación a perpetuidad del Peñón de Gibraltar a Gran-Bretaña.
Los organismos internacionales aceptaron ingresar en trámite la reivindicación española y, tanto el Comité de Seguridad como el Comité de Descolonización de la ONU, instaron a ambos gobiernos iniciar negociaciones con tal de llegar a un acuerdo y resolver este problema. En el plenario de la organización, la respuesta Lord Caradon, embajador británico, no pudo ser más clara y concisa:
“Gibraltar es el precio de una traición… e Inglaterra devolverá Gibraltar a España el día en que España devuelva a Cataluña las libertades que le ha quitado”.
La referencia directa al Tratado de Utrecht y a las razones por las cuales fue suscripto, explican que Gran Bretaña era aliada de Cataluña y del Imperio Austrohúngaro durante la Guerra de Sucesión del Reino de Castilla, enfrentada a los Borbones franceses que junto a tropas castellanas impusieron –gracias a la “traición” inglesa– a un borbón también en Castilla, extendiéndose luego esa estirpe al posterior Reino de España. Dicho en otras palabras, la realidad es que España cedió Gibraltar y Menorca, por tratado oficial y formal, a Gran Bretaña a cambio de que ésta deje librada a su suerte a Cataluña. Y esto es –ni más ni menos– lo que explicó el embajador inglés, al aceptar que fue una traición. LEER EL TRATADO:– Tratado de Paz ajustado entre las coronas de España y de Inglaterra en Ultrech