ANATOMÍA HUMANA SUTIL
YIN NO ES MUJER, YANG NO ES VARÓN
Existen dos leyes que rigen la construcción y dinámica de las formas que nos definen a la humanidad, a nuestro mundo, y a nuestra realidad. Una se aplica a la materia y la otra al espíritu. La que rige la estructura material consiste en dinámicas de procesamiento de polaridades físicas y en el caso del ser humano psicológicas. La Ley que rige el espíritu es singular, holística y trascendente. No formula, engendra, disuelve, transmuta, refina y eleva. Guía y trasciende la inteligencia humana cuando hemos comprendido, abrazado y optado por una vida en neutralidad, refinamiento y elevación. Hasta entonces, la inteligencia que usamos es un atributo de la materia a la cual se apega. Es fundamental comprender y abrazar las leyes físicas y despertar la conciencia que, al respetarlas, las dominará.
En la escuela tradicional se llama Principio Masculino y Principio Femenino a dos fuerzas que de manera paralela definen el universo material, así como la evolución y elevación humana. Tanto el Principio Masculino como el Femenino contienen lo que en el oriente se conoce como yin y yang.
Yin representa la fuerza de atracción; su movimiento origina en la periferia y se concentra hacia el interior. Al mismo tiempo su giro irradia influencias sutiles en dirección contraria. Yang representa la actividad de la fuerza que se proyecta del centro hacia la periferia, simultáneamente emanando ondas sutiles que reverberan en el centro.
Yin-yang describe la dinámica del movimiento perpetuo de la vida o Creación. La transformación o la alquimia son un resultado del encuentro de estas fuerzas opuestas y complementarias. Como veremos, cada complemento existe dentro del otro, catalizando interna y externamente un proceso de cambio continuo, y afectando fenómenos energéticos mucho más extensos que los visibles. Determina la creación, movimiento y expresión de nuestro sistema físico y todo en la naturaleza, desde lo planetario hasta lo humano y los elementos.
El taoísmo enumera las características clásicas del concepto yin-yang en el universo físico, y a mediados del siglo XX cuando se popularizaron las ideas orientales, estas se aplicaron directamente al comportamiento del ser humano también, dando nacimiento a una gran confusión. El error surgió cuando se aplicó el concepto yin-yang a los papeles e identidades sociales de los géneros, sin considerar el rol determinante de la verdadera conciencia. La materia evoluciona pero la Conciencia expande; no responde a las leyes naturales.
Por más inofensivo que aparezca, esta confusión alimenta estereotipos sociales arcaicos, perpetuando la idea de dependencia entre los géneros y la fácil categorización de fuerzas psicológicas programadas que nada tienen que ver con las aptitudes o perspectivas otorgadas por la estructura del género.
La filosofía taoísta trata las leyes de la naturaleza; el ser humano es entendido a partir de sus funciones orgánicas y según su identificación y resonancia con la materia. En la naturaleza una fuerza crece y la otra es obligada a concentrarse de modo a provocar una transformación física. Sin embargo, en la alquimia, la transmutación no ocurre por virtud de un ingrediente polar, sino por efecto de la energía espiritual de la Conciencia.
El bio-hombre y la bio-mujer no son meros fenómenos físicos del universo y por lo tanto no pueden ser comparados a la noche y al día, a la luna y al sol. Su existencia no depende del otro. Ellos no se consumen y se generan mutuamente como demuestra la ley química, ni forman un equilibrio dinámico de modo a que cuando uno aumenta el otro disminuye. Los géneros tampoco se transforman en su opuesto por voluntad o maniobra física.
En resumen, el ser humano manifiesta la ley de la dualidad por su conexión e identificación con la materia física, pero también demuestra la singularidad y trascendencia de la Conciencia que permea su inteligencia. La parte física responde a las leyes de atracción y rechazo, de expansión y contracción, o sea a las características clásicas del yin y yang, pero no así la Conciencia que es espíritu. Los géneros son manifestaciones únicas y paralelas del espíritu.
Es poético decir que la mujer como el yin se asemeja a la luna, el frescor y la tierra, y el hombre como yang al sol, el calor y los cielos, pero no son más que metáforas para las maneras en que la mujer y el hombre expresan sus facultades de Conciencia por medio de la materia. En un ser consciente la “cualidad” de refinamiento de esas expresiones refleja el dominio sobre sus facultades y la materia que le viste.
LA ESTRUCTURA Y CAMPOS ENERGÉTICOS
La química y la polaridad predisponen la percepción y el comportamiento del género en el mundo. Dentro de las variantes de cada categoría (física, emocional o mental) hay comportamientos estereotipados que manifiestan fijaciones y manifestaciones exageradas o extremas. El símbolo + representa la polaridad yang y – equivale al yin del campo energético indicado.
Físicamente, el bio-hombre encarna un porcentaje de polaridad positiva yang de proyección, cuyo ejemplo es el pene y el impulso direccional producido por la testosterona. De igual modo, físicamente, la bio-mujer encarna la polaridad negativa o atrayente yin ilustrada por su cavidad vaginal y el magnetismo que ejerce.
Consta que energéticamente el bio-hombre nunca podrá ser como la bio-mujer, ni viceversa. El campo emocional de una bio-mujer será cualitativamente diferente al campo de un bio-hombre; de igual modo el aura mental de un "él" será radicalmente diferente al de un "ella", aunque los índices intelectuales sean idénticos y sus emociones igualmente profundas.
Dentro de esta gama de frecuencias asociadas a las habilidades del cuerpo y los campos de la personalidad, se abre un abanico de variantes del yin y del yang.
Todo cambia para el bio-hombre y para la bio-mujer a nivel espiritual cuando aumenta la influencia de la Conciencia sobre las previas tendencias materiales. Aunque nunca podrá cambiar el mecanismo básico de su sexualidad, sí la cualidad o efectos de sus expresiones. La influencia de la Conciencia queda subyugada por las fuerzas de la materia, hasta que cada sexo haya integrado las lecciones y aprendizajes en el manejo de sus polaridades en el mundo físico. Una vez “despierto”, le ser humanx será capaz de modificar la cualidad de las fuerzas que cataliza constantemente a su alrededor. Esto es que, por tanto, se libera de su "género" para neutralizar sus polaridades y encarnar su vibración autónoma, libre y no-dual.
De pronto la energía de la conciencia altera radicalmente la polaridad positiva del bio-hombre y tornándolo infinitamente más receptivo. Le obliga a salir de sus patrones del pasado basados en su yang físico y mental dominantes. Debe saltar a una expresión yin, que aún siendo un aspecto refinado de su yang básico, le acarrea muchísimos contrastes y conflictos, pues al activar ese aspecto sensible lo lanza a un comportamiento cualitativamente distinto a lo habitual y a una identidad nueva. Le da la oportunidad de convertirse en maestro sensible y receptivo. Sin embargo, la distorsión hace que el hombre a menudo se manifieste entre extremos de bondad que le hacen parecer débil y rigidez mental que lo pueden convertir en un intelectual superficial.
Espiritualmente, la misma inversión de polaridades que ocurre en el bio-hombre ocurre en la bio-mujer. Sus energías saltan a la polaridad yang de su yin, pero en lugar de desconcertarla (como ocurre con el hombre) este estado despierta fuerzas yang mentales que juntándose al aspecto yang emocional le prestan muchísimo poder de manifestación. Sin embargo, en su distorsión puede transformar esta manifestación en ingenuidad o dureza. Para la mujer la activación de la Conciencia significa el nacimiento de la sacerdotisa y la visionaria. Al salir de sus patrones fuertes yin se vuelca hacía el potencial yang de su género lo que le presta muchísima fuerza, convicción e influencia sobre su alrededor.
Todo depende de la voluntad del individuo cuando logra contactar lo que son las fuerzas de la Conciencia, que son únicas y no sujetas al capricho o insistencia humana, al simulacro o a la afectación. En genuina sensibilidad, las características espirituales del hombre y la mujer lo convierten en seres realmente Humanos, un humanx completx Interior.
Para esto trabajamos y con ello contamos para un futuro mejor.
☯️ CARACTERISTICAS CLÁSICAS DEL YIN YANG☯️
- El yin y el yang son inter-dependientes. No pueden existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.
- El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang. Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.
- El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).
- El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.
- En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.
(Revista UNO MISMO, Buenos Aires, abril-mayo 2016)
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