Translate

31 de diciembre de 2016

EE.UU. rompe el tratado extraterrestre y se prepara para destruir el mis...

USA Total War: Documento revela Estrategias de Guerra Urbana en los "Stalingrados Contemporáneo".






El Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos USAWC publicó este mes [diciembre 2016] un documento en el que se esbozan los planes de Estados Unidos para emprender una guerra total en las principales ciudades metropolitanas de todo el mundo.

El informe de 163 páginas 
AQUÍ, "Contingencias Militares en Megaciudades y Sub-Megaciudades", está escrito por dos académicos militares, el Dr. Phil Williams y Werner Selle. Empleando fría y calculadora jerga militar, los autores adelantan propuestas que probablemente conducirían a una guerra nuclear.

Es probable, según el artículo, "que Estados Unidos se encuentre en algún momento de un futuro no muy lejano involucrado en empresas militares en las grandes ciudades". En otra parte del documento, los autores califican a la invasión de las principales ciudades metropolitanas de ser "tan desafiantes como ineludibles".

El documento presenta un futuro con unos niveles de muerte, destrucción y sufrimiento humano históricamente sin precedentes. 

La guerra urbana "asegura que el campo de batalla será densamente poblado. Los civiles ya no serán simples espectadores capaces de ser circundados o evitados, sino un componente integral del campo de batalla ".

Los autores reconocen que este tipo de batallas podrían resultar en cantidades masivas de víctimas civiles y soldados.  
"A pesar de las precauciones, no se puede permitir que una inhibición se convierta en una prohibición. Si hay alguna razón estratégica altamente convincente para la acción, los Estados Unidos no pueden tener el lujo de evitar los peligros de una contingencia urbana".

Preparados para un "Stalingrado contemporáneo"
 
Los autores explican que las comparaciones más cercanas para entender las batallas urbanas de este "futuro no muy lejano" son las batallas de Stalingrado y Berlín durante la Segunda Guerra Mundial.  
"Ambas batallas finalmente resultaron en la destrucción total de las áreas urbanas densamente pobladas", observan los autores. "Un escenario más moderno, que aunque por improbable no es de ninguna manera inconcebible, podría suponer una batalla en Seúl, en la República de Corea. En cierto modo, tal escenario ejemplifica el potencial para una contemporánea batalla de Stalingrado."
Dada la población de Seúl de 23 millones y el armamento militar  disponible hoy exponencialmente más letal, tal batalla probablemente mataría mucho más de los 3 millones estimados que murieron en Stalingrado o los 700,000 que perdieron su vida en Berlín. La respuesta de los autores es proponer mejores armamentos para las fuerzas de ocupación estadounidenses en Corea del Sur:  
"Cuantas más fuerzas militares estadounidenses se eduquen, entrenen y equipen para un conflicto urbano denso, más probable es que la ventaja numérica de Corea del Norte no se pruebe tan decisiva como podría anticipar Pyongyang".
Los autores explican que tales "stalingrados contemporáneos" ocurrirían principalmente en las ciudades pobres, -a las que los militares clasifican como ciudades "frágiles" o "ferales" [salvajes] en contraposición con las ciudades más desarrolladas o "inteligentes". La destrucción de los barrios más pobres será un componente necesario para "pacificar" a la población. 
"Dadas las tendencias de la urbanización, especialmente en el sur global y los problemas concomitantes de inestabilidad y fragilidad, es más probable que el ejército estadounidense se encuentre en una megaciudad frágil o feral que en una ciudad  inteligente".

La estrategia militar de Estados Unidos: "Demoler los barrios marginales" y centrarse en los distritos pobres y obreros
 
Los grandes barrios de chabolas y barrios marginales de las ciudades empobrecidas presentan un desafío único a la invasión estadounidense:  
"Las megaciudades y las zonas urbanas densas también contienen numerosos barrios marginales o "bosques de chapa metálica", que son muy diferentes de los "cañones de hormigón" [de los centros urbanos] ... Estas áreas pueden proporcionar un ocultamiento significativo a los enemigos e incluso convertirse en resistentes bases operativas. Aparte de alejar a la población y arrasar con los bulldozers, hay muy poco que se pueda hacer " (Énfasis agregado).

Los militares proponen atacar a jóvenes pobres y a los hombres de la clase trabajadora. El crecimiento de las poblaciones de los barrios marginales resulta en  
"un excedente de machos desempleados con poco que hacer, que se unen a las bandas mafiosas o participan en el crimen como fuente de ingresos. Unirse a organizaciones extremistas o terroristas también puede parecer atractivo como salida. 
Por lo menos, en el caso de algún tipo de conflicto, estos jóvenes ofrecerían un grupo de reclutas potenciales para los opositores a los Estados Unidos. En resumen, los barrios marginales serían un campo de batalla excesivamente difícil."

La única alternativa propuesta por el Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos a arrasar los barrios marginales es que las fuerzas estadounidenses se alíen con "fuerzas de gobierno alternativas", incluyendo "entidades criminales".  
"Un acuerdo tácito o explícito con las fuerzas de la gobernanza alternativa podría ser capaces de evitar que los adversarios utilicen estos "bosques de chapa metálica". Por supuesto, tendría que ofrecerse algo a cambio, aunque sólo sea un entendimiento implícito de que las fuerzas militares estadounidenses no interferirán con sus negocios ilícitos de estas organizaciones criminales".
Esta admisión revela el carácter fraudulento de todos los pretextos democráticos y humanitarios dados a la intervención militar estadounidense. Para suprimir la oposición entre los pobres y la clase obrera, el ejército se propone arrasar a los barrios marginales o dar rienda suelta a las bandas criminales para violar, secuestrar, matar, extorsionar y vender como esclava la población más empobrecida e indefensa.Aplastar el "malestar civil" y "anarquía": infraestructuras críticas
 
El ejército está preocupado por la posibilidad de oposición social a una invasión estadounidense. Los autores del documento de la USAWC describen la "agitación civil" como un problema principal que "afectará la gobernabilidad de esas ciudades y desempeñará papeles importantes en las operaciones militares llevadas a cabo dentro de ellas".

Existe el peligro de "precipitar el colapso de una ciudad frágil hacia ciudad salvaje. Sólo hay que mirar la experiencia de Nueva Orleáns tras el impacto de Katrina para ver lo rápidamente que una ciudad puede degenerar en la  anomia y la anarquía [sic], con el abandono repentino de las reglas habituales [de represión policial] y las normas de la vida urbana [sociales]".

Los autores citan un estratega de la industria que escribe: "El dilema urbano" implica "un riesgo de inseguridad entre los ciudadanos pobres". 

Esto se aplica más allá del sur global: "Incluso ciudades como Amsterdam, Londres, Nueva York, París o Tokio no son inmunes".

El artículo del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos cita a un académico que explica que el problema se debe en gran parte al "conflicto de clases", que "podría complicar enormemente los períodos de post-combate, pacificación y ocupación".

Donde surge la oposición social, los autores señalan que "la restauración del orden y la estabilidad tendrían que acompañar, si no preceder, a las operaciones de socorro en casos de desastre. Este esfuerzo también podría crear oposición".

En sus esfuerzos por aplastar a la oposición, los militares temen el "problema" que plantea la transparencia:  
"Otro problema al tratar con el ciberespacio en relación con las campañas en megaciudades es que los enemigos pueden explotar  casi automática la transparencia que crea, tanto para mostrar negativamente las actividades de las fuerzas estadounidenses como mostrar sus propias acciones muy positivamente".
Como resultado, los planes de invasión deben implicar esfuerzos para cerrar Internet, el servicio de telefonía celular y asegurarse de que los medios locales publiquen solo propaganda militar estadounidense:  
"Parte de IPB [preparación de inteligencia para el campo de batalla urbano] antes de cualquier acción en una megaciudad o La submegaciudad debe ser identificar a los proveedores de servicios tanto para las telecomunicaciones como para Internet. 
También es importante identificar a los creadores de opinión en línea que podrían tener un gran impacto en cualquier controversia sobre la intervención militar estadounidense".
Los autores también señalan cómo  
"aquí en los Estados Unidos, la publicación de vídeos que muestran homicidios por parte de la policía ha llevado a protestas significativas y movimientos políticos".
Junto con los apagones de Internet y telecomunicaciones, el documento otorga una importancia clave a la dominación de las infraestructura crítica de la ciudad para "controlar a la población". 
"Hay ciertas áreas que se necesitará siempre entender al entrar en un área urbana con el fin de controlarlas y con ellas a la población. 
Estos son el diseño y composición del edificio, transporte, electricidad, aguas residuales y agua, y sistemas de gas natural y la ubicación / estado de subcomponentes clave -puentes, gasolineras, centrales eléctricas, líneas eléctricas de alta tensión, subestaciones y transformadores eléctricos de los vecindarios, vías subterráneas de alcantarillado, Plantas de purificación de agua, líneas de gas y los subterráneos bajo los caminos ... "

Infestación

Los autores del Colegio de Guerra elogian a un comandante de la Fuerza de Defensa Israelí que escribió que durante el ataque de 2002 contra el levantamiento palestino en la ciudad cisjordana de Nablus. Las FDI "no usaron ninguna de las calles, caminos, callejones o patios de la ciudad. 

Puertas, escaleras internas o ventanas, pero se movía horizontalmente a través de las paredes y verticalmente a través de agujeros perforados en techos y pisos. Esta forma de movimiento, descrita por los militares como "infestación", busca utilizar los [paisajes] interiores como si fueran exteriores y los interiores domésticos como si fueran vías de comunicación exteriores. 

La estrategia de las FDI de "caminar por las paredes" implica una concepción de la ciudad no sólo como el sitio sino también como el medio de guerra, un medio flexible, casi líquido, que es cambiante y fluido.
Vigilancia masiva: Sensores vivientes

El informe del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos incluye planes para establecer un mapa en tiempo real de los habitantes de una metrópolis entera, incluyendo sus movimientos, redes sociales, amigos, familiares y pensamientos políticos. Citando a un grupo de investigadores europeos, los autores declaran:  
"La noción básica es que los ciudadanos con teléfonos inteligentes se han convertido en "Sensores móviles", informando sobre los eventos en la ciudad con tweets, fotos, mensajes y similares.  
"Esto transforma a los seres humanos en sensores potenciales que no sólo tienen la capacidad de procesar e interpretar lo que sienten y piensan, sino también de localizar geográficamente la información (a veces involuntariamente) y difundirla globalmente a través de Internet, dibujando así paisajes generados por las personas".
Al mismo tiempo, "los activos de inteligencia humana serán capaces de ofrecer una mayor comprensión de los adversarios debido a su capacidad de capturar emociones y relaciones, cosas que permanecerán fuera del alcance de los más sofisticados drones".

En otras palabras, el ejército estadounidense espía a toda la población de las ciudades que planea invadir, utilizando aviones no tripulados y teléfonos celulares como "sensores" en tiempo real para vigilar poblaciones enteras."Inteligencia humana" se refiere al uso de informantes y agentes gubernamentales [sobornados] para infiltrarse en grupos políticos y comunidades con el fin de suprimir la oposición.

Censura y "la batalla de la historia"

La clave de los esfuerzos de los militares para pacificar y ocupar las grandes ciudades es su capacidad para ganar lo que llama "la batalla de la historia". Los autores explican:  
"La presentación de narrativas convincentes puede mejorar la legitimidad y la autoridad a los ojos de muchos interesados ​​(como la población urbana). Comprender la utilidad y el poder de los medios digitales, por lo tanto, permite un enorme alcance y amplitud que puede alterar indirectamente el campo de batalla. 
La facilidad de uso de los medios de comunicación y la tecnología móvil permite a los enemigos manipular y obtener una opinión pública favorable y reclutar el apoyo. Por estas razones y más, los líderes civiles y militares no pueden permitirse el lujo de ignorar el requisito de narrativas convincentes".
Esta lucha por las narrativas es especialmente importante en los casos en que los militares ocupan ciudades americanas:  
"En última instancia, es probable que la batalla de las narrativas y las contradicciones de la seguridad estén a la vanguardia, sobre todo porque las contingencias más probables serán las operaciones humanitarias o de estabilización [porque son las que requieren de más tiempo]. 
Además, tales operaciones podrían incluso tener lugar dentro de los Estados Unidos continentales, como lo demuestran los disturbios de Los Ángeles y las respuestas al huracán Katrina y Supertormenta Sandy. Presentar una imagen positiva de los militares al público estadounidense es indispensable para el apoyo continuo ".

Conclusiones: La clase dominante estadounidense se prepara para futuros crímenes de guerra
 
El artículo del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos podría servir como "Prueba A" en una acusación contra las principales figuras militares por crímenes de guerra.

El artículo muestra que los planes de Estados Unidos para invadir, ocupar y "pacificar" [demoler] ciudades con decenas de millones de residentes están en etapas avanzadas.

De hecho, los autores de este artículo consideran tales invasiones "ineludibles".

Ningún rincón del mundo está libre de la amenaza de la invasión estadounidense. 

El documento enumera varias ciudades -incluidas muchas en los Estados Unidos- como objetivos hipotéticos para la invasión. 

Entre las ciudades mencionadas en el documento están Mumbai, Beijing, Roma, Londres, Los Ángeles, Abuya, Baltimore, San Salvador, París, Tokio, Amsterdam, Dacca, Nairobi, Delhi, Alepo, Caracas, Río de Janeiro, Hong Kong, Sao Paulo, Ciudad de México, Seúl, Manila, San Francisco, Teherán, Estambul, Guangzhou-Foshan, Bangkok, Ciudad de Ho Chi Minh, Rangoon, Alejandría, Jakarta, Johannesburgo, Shanghai, Kabul, El Cairo, Riga, Tallin, Vilnius Y Mogadishu.

El artículo proviene del análisis que ha hecho el ejército estadounidense de sus propias actividades en los últimos años. Los autores hacen referencia a la ocupación por la Guardia Nacional de Ferguson-Missouri durante las protestas contra los homicidios policiales en 2014, la ocupación de partes de Nueva Orleans durante el huracán Katrina en 2005, así como operaciones en ciudades extranjeras como Kabul, Mosul, Fallujah y Bagdad.

El ejército estadounidense es consciente de que se está preparando tanto para atacar ciudades en el extranjero como para suprimir la oposición social por parte de la clase obrera en el país.

Si se permite a los militares estadounidenses llevar a cabo sus planes de invadir las principales ciudades del mundo usando las tácticas mencionadas en el documento del Army War College, decenas o cientos de millones morirán, mientras que el número de refugiados será mayor.

El capitalismo presenta un futuro de muerte y destrucción sin precedentes. Sólo una revolución social basada en la unidad internacional de la clase obrera puede impedir que el imperialismo norteamericano lleve a cabo sus planes. 



Fuente: TARCOTECA

Google sabe todo sobre ti, ¿sabes cómo averiguarlo?

Google sabe todo sobre ti, ¿sabes cómo averiguarlo?

Google sabe todo sobre ti, ¿sabes cómo averiguarlo?

“Cuando usas los servicios de Google, nos confías tu información”.

Así de claro lo dicen, en la primera línea, los términos y condiciones de privacidad del motor de búsqueda más importante del mundo.

Es posible que eso no te sorprenda. Todos sabemos que Google recolecta información sobre nosotros, ¿cierto?

¿Pero exactamente cuánta y de qué tipo de información estamos hablando?

Tu nombre, tu dirección, tu edad, tu correo electrónico. Tu modelo de teléfono, tu proveedor de telefonía celular, tu plan y tu consumo telefónico y de internet.

Las palabras que usas con más frecuencia dentro de tus correos electrónicos. Todos los correos que hayas escrito o recibido, incluido spam

Los nombres de tus contactos y sus direcciones y teléfonos.

Todos los sitios de internet que has visitado en Google, con qué frecuencia y lo que viste dentro de cada uno. En qué idioma buscas. A qué hora navegas. Con quién has hablado vía Hangouts. Qué videos te gustan. Qué música oyes.

Éstas y las demás categorías que incluye el documento de política de privacidad de Google (aquí el link, en inglés) y que contiene 2.874 palabras.

En mi caso, esto se traduce en más de 5gigabyte sde datos que remontan, por lo menos, a los últimos tres años. ¿De dónde saqué el número? Te lo contaré enseguida.

“¿Así que Google sabe mucho de ti, cierto?”, le dice a BBC Mundo Lee Munson, investigador de seguridad de Comparitech.com.

¿Y de quién es la culpa? Tuya, por supuesto

La gente confía demasiado y comparte sin pensarlo demasiados datos sobre sí, cuando la recompensa es una cuenta gratis de email, un par de gigas extra de almacenamiento en la nube o la posibilidad de pertenecer a un mundo virtual en el que están sus amigos y conocidos”.

Todo lo hace de forma muy legal gracias a que marqué esa cajita mágica que decía “de acuerdo” al final de los términos y condiciones.
Pero dejemos la discusión “filosófica” sobre lo que debe y no debe saber, o sobre lo que debemos o no hacer para evitar que sepa o no sepa, para el final.

Déjame mostrarte cómo llegué a esos 5 gb de datos. Y cómo puedes encontrar los tuyos.

“Mi cuenta”

Desde junio de 2015, Google reúne toda la información que recoge sobre sus usuarios en un lugar unificado llamado “mi cuenta” o “my account”, en inglés.

Tienes una cuenta Google si te has hecho un correo Gmail o incluso si alguna vez iniciaste la sesión en un teléfono o tableta Android, si has trabajado documentos con Google Docs o estás registrado en YouTube.

Si no has hecho nunca nada de eso, felicitaciones. Google todavía tendrá tus datos, pero no podrá asociarlos a tu nombre. Aquí puedes comprobar si eres uno de ellos.

De acuerdo con datos citados por Business Insider en enero de este año, se estima que hay unos 2.200 millones usuarios activos. 

Así que es bastante probable que tu nombre esté en la lista.

Partamos de tu cuenta de Gmail. El círculo en la esquina superior izquierda con tu inicial es el lugar para empezar.

Obtendrás una pantalla como la que se ve aquí abajo. Subrayé en rojo las categorías “interesantes”, en términos de la información que almacena.

“Revisión de seguridad” y “revisión de privacidad” son dos ventanas que permiten ajustar y restringir información directamente.
Pero vamos a seguir la opción marcada con la fecha: la pestaña de “Mi actividad”.

“Mi actividad” abre, de nuevo, un sinfín de opciones.

La vista que muestro a continuación es la general (que aquí aparece en inglés, a pesar de que cuenta está configurada con “español” como lenguaje primario). 

Incluye por defecto la actividad del día en las categorías de YouTube, búsqueda, avisos, noticias y la sección de ayuda, ítem por ítem.

Pero se puede filtrar por fecha y por producto específico, haciendo clic donde indica la flecha.

Te apuntamos también el lugar donde tienes la opción de limpiar tu historial.

Para antes de que puedas hacer efectiva la medida, te aparecerá un mensaje de Google que reza: “Tu actividad puede hacer que Google te sea más útil, con mejores opciones de transporte a través de los mapas y mejores resultados de búsqueda”.

Tú decides si el argumento te convence.

En la esquina superior izquierda, en la figura de la “hamburguesa” (las tres rayas horizontales o ícono de menú) abre otro mundo de datos.

Utiliza la opción de “otra actividad en Google” para acceder a lo que la empresa guarda sobre tus traslados, tu teléfono y más.

Por razones que enteramente desconozco, mi historial de ubicaciones está apagado. Pero como podrás notar en la siguiente captura de pantalla, si estuviera encendido habría un registro por fecha de mis movimientos, marcados en un mapa.

Todo lo que he hecho por la vía de los Google Maps, sin embargo, sí está registrado. Para ver todos los datos en esta categoría vuelve a “mi actividad” y filtra el resultado por “maps” y “maps timeline”.

Google me da la opción de decirle la dirección de mi casa y de mi trabajo. Gracias, Google, creo que ya sabes suficiente de mí de todas maneras.
Otra categoría reveladora es la de anuncios. Para llegar allí, vuelve al primer paso, “mi cuenta”.

Presiona “configuración de anuncios”. Una vez ahí, ve a “administrar la herramienta de preferencias de anuncios” y descubre qué cree Google que te interesa (sobre la base de lo que buscas con más frecuencia).
Algunas categorías son, cuando menos, curiosas (¿billar?, ¿aves de corral?, ¿Bollywood y cine de Asia meridional?). Pero que soy mujer y mi edad Google lo tiene clarísimo.

“Buena parte de nuestro negocio se basa en mostrar avisos, tanto en los servicios de Google como en los sitios y aplicaciones móviles que son nuestros socios. Los avisos nos ayudan a mantener el servicio gratis para todos”, señala.

¿Pero realmente quieres saber cuánto sabe Google de ti?

Sí, hay más.

En efecto, puedes pedirle a Google que te dé una copia de toda la información que guarda de ti.

Vuelve a “mi cuenta” (recuerda: esquina superior derecha, el círculo con tu inicial). Justo debajo de “configuración de anuncios” está “controla tu contenido”. Elige esa opción. Encontrarás una pantalla como ésta:
“Crear archivo” te llevará a una ventana con la opción de decidir de cuáles servicios te quieres enterar. En mi caso, los pedí todos.

Aunque Google advierte que recopilar los datos puede tomar incluso días, en un par de horas había recibido mis archivos -tres en total- en mi correo Gmail.

Bajarlos tomó otro par de horas. Y abrir algunos de ellos fue un poco complicado: algunos vienen en formatos que no son comunes para los simples mortales acostumbrados a la edición de texto y fotos, como .json o .mbox.

Mis 5 gb son relativamente poco. Y como se puede ver, a falta de usarlas, en varias categorías no hay datos. 

Por ejemplo, además de “ubicación”, resulta que tengo en “pausa” las funciones de “información de los dispositivos” y la “actividad de voz y audio”.

Pero mis correos -a los que llegué después de encontrar un programa que abriera .mbox- los tiene todos. 

Léase, incluyendo Spam y Borrados (“Trash”). Puedes darte una idea por la siguiente captura de pantalla.

No es posible acceder a una lista de “palabras más usadas” en mis correos, pero Google reconoce que hay un proceso “totalmente automatizado” de monitoreo de los mensajes.

“Por ejemplo, si has recibido recientemente muchos mensajes sobre fotografía o cámaras, es posible que te interese una oferta de una tienda de cámaras local. 

Por otro lado, si has reportado esos mensajes como correo chatarra, probablemente no estás interesado en la oferta. 

Este tipo de procesamiento automatizado es el método que muchos proveedores de correo usan para ofrecer cosas como filtros de correo chatarra y corrector de errores”, dice en una de sus páginas de ayuda.

Y, quizás aun más asombroso, también tiene las fotos. Todas y cada una de las que he tomado con mi teléfono, desde hace más de dos años. Borradas o no. Compartidas o no.

¿Cómo es todo esto posible?

La respuesta corta es porque todo tiene un precio.
No pagas tu correo ni tu servicio de videos en dinero contante y sonante, sino en datos.

Como dice Lee Munson, investigador de seguridad de Comparitech, “la información es la nueva moneda de cambio”.

“Es una mina de oro. Para Google ha representado miles de millones de dólares”, lo respalda Jonathan Sander, vicepresidente de Estrategia de Producto de Lieberman Software.

Y eso es Google, que consistente con su interés declarado de actuar con transparencia, permite que veas -si bien por un método un poco engorroso- lo que sabe de ti.

¿Pero qué hay de Facebook u otras páginas, grandes o pequeñas, que te piden un correo, una dirección, un tarjeta de crédito?

Si quieres saber quién te está haciendo seguimiento, usa esta regla: si el servicio es gratis, tus datos son el producto“, le dice Sander a BBC Mundo.

“Todo el mundo lo hace, desde los servicios de seguridad (de los gobiernos, supuestamente) hasta el humilde blog que sólo tú y un par de personas más leen”, apunta Munson.

¿Es legal esto? Desde que dices que estás “de acuerdo” con esos Términos y Condiciones que no lees, simplemente te estás entregando.

Lo cual no quiere decir que no hay quién lo dispute.

“La legalidad e interpretación de la ley depende de las regulaciones y lineamientos locales”, le dice a BBC Mundo Mark James, experto en seguridad de la firma ESET.

Qué hacer

¿Estamos a su merced entonces?

Los expertos que consultamos coinciden en que hay muy poco que pueda hacerse.

“Uno tiene que hacer un esfuerzo consciente y concertado para evitar ser seguido. Por ejemplo, no usando Google o haciendo diferentes actividades en máquinas distintas, o con cuentas diferentes”, dice James.

“Considera la posibilidad de apagar la ubicación, de usar cuentas de correo que en realidad no utilizas para entrar a sitios de compras, de utilizar fechas de nacimiento ligeramente incorrectas donde sea legalmente posible y nunca, nunca, nunca, le digas a Facebook, Twitter u otra red social qué comiste en el desayuno, y mucho menos tus detalles personales y los principales eventos de tu vida”, aconseja Munson.

(Tomado de BBC Mundo)

¿Por qué los jóvenes son cada vez más ignorantes?

Vivimos en la Era de la Ignorancia : ¿Por qué los jóvenes son cada vez más ignorantes?


Vivimos en la Era de la Ignorancia : ¿Por qué los jóvenes son cada vez más ignorantes?

Por Alejandro Martínez Gallardo / Pijamasurf

Un destacado poeta y profesor universitario ha notado una preocupante tendencia: los jóvenes que llegan a la universidad cada vez saben menos.

Lo que más me llamó la atención de leer el artículo de Simic, un destacado poeta amigo de Octavio Paz, es su diagnóstico puntual, basado en su observación como profesor universitario de literatura, de que los jóvenes son cada vez más ignorantes, pasan de la escuela a la universidad sin estar preparados y sobre todo adoleciendo en conocimientos de historia

Esto mismo lo detecta Rushkoff en cierta forma en su libroPresent Shock: inundados por enormes cantidades de información noticiosa, perdemos las noción de las grandes narrativas, de la continuidad del tiempo y la memoria. 

Todo es un perpetuo y atiborrado “ahora”. Simic escribe sobre la notable carencia que tienen los jóvenes de las grandes ideas de otros tiempos:
Hemos necesitado muchos años de indiferencia y estupidez para hacernos tan ignorantes como somos hoy. Cualquiera que haya enseñado en una universidad los últimos 40 años, como yo lo he hecho, puede decirte que los estudiantes que salen de la preparatoria cada año saben menos. Primero fue desconcertante, pero ya no sorprende a ningún instructor universitario que los amables y entusiastas jóvenes que se enrolan en las clases no tienen la habilidad de retener la mayoría del material que se enseña. Enseñar literatura inglesa, como yo he hecho, se ha vuelto más difícil cada año, ya que los estudiantes leen menos literatura antes de entrar a la universidad y carecen de la más básica información histórica del período en el que una novela o un poema fue escrito, incluyendo las ideas y los asuntos que ocupaban a las personas de ese momento.
Tengo la impresión de que esto es un fenómeno global. Hablo desde lo que observo en México, pero podemos citar también al exprofesor de Cambridge, Terry Eagleton, quien en un artículo en el mismo tenor que el de Simic denunció la influencia neocapitalista sobre la educación superior, considerando que las universidades son administradas como negocios y que las humanidades están al borde de desaparecer puesto que no pueden competir en la producción de capital con otras carreras. 

Las impresiones de Simic son sobre los estudiantes en Estados Unidos, el país con la presencia mediática más incisiva del mundo, a la vez también, el país que más influencia tiene el mundo, siendo una especie de oficina central de adoctrinamiento cultural global. 

Algunos países obtienen lo peor de los dos mundos, son colonizados culturalmente y económicamente, pero no reciben los beneficios materiales de la libre economía y se ven obligados a consumir objetos (como ropa o gadgets) y productos culturales de baja calidad.


Cómo explicarnos este incremento en la ignorancia –incremento al menos en lo referente a las bellas artes, a las tradiciones religiosas, a la historia. Simic culpa en Estados Unidos a la educación. 

“No hay duda de que el Internet y la televisión por cable han permitido que variados intereses políticos y corporativos diseminen desinformación a una escala antes imposible, pero para que eso sea creído es necesaria una población malamente educada y desacostumbrada a verificar las cosas que se le dicen“. Me pregunto si no existe una especie de loop de retroalimentación entre los medios electrónicos y la carencia educativa, uno magnificando el efecto de la otra. 

Pasamos grandes cantidades de tiempo consumiendo contenido electrónico en forma de snack, pedacería diseñada para atrapar nuestra atención y ante este contenido –hecho a la medida de nuestra dopamina– las películas de cine de arte, los libros de filosofía clásica o las novelas de autores de hace más de 50 años nos parecen aburridas. 

En inglés se ha creado el término “infotainment” para referirse a la información y al entretenimento como una misma (y ubicua) cosa. Hoy en día todo tiene que ser entretenido, fácil de usar y útil (en el sentido de que nos brinde un capital, algo que podamos presumir que sabemos o que podamos vender).

Hace unos días me encontré con esta increíblemente popular app llamada Blinkist, la cual tiene cientos de miles de usuarios y decenas de millones de seguidores en las redes sociales. 

Me pareció sintomática de lo que Simic llama la Era de la Ignorancia a la vez que, paradójicamente, denota un fuerte deseo de saber. Blinkist ofrece resúmenes de miles de libros que puedes leer en 15 minutos, una especie de resumen ejecutivo compuesto de puros “insights” de populares obras de no ficción. Promete hacerte más inteligente y ahorrarte toda la paja y la molestia de tener que realmente leer el libro. 

En nuestra era todos queremos ser CEOs, todos traducimos el tiempo en dinero y todos nos preparamos para pasar el examen (no para realmente aprender, sino para parecer que sabemos lo suficiente para pasar el punto de control y obtener el beneficio social o económico).

Se podrá argumentar que los jóvenes no saben menos sino que sus saberes están orientados a lenguajes científico-técnicos, como por ejemplo la tecnología de la información, a través de la cual pueden, por ejemplo, extender su memoria a la Red y utilizar la Nube como un almacén de información mucho mayor de lo que las mentes más prodigiosas albergaban en la antigüedad. 

Y, también, el siempre citado argumento de que las habilidades intelectuales modernas están orientadas hacia el reconocimiento de patrones y no a la memorización de información. Como si fuéramos más ligeros y estuviéramos uniéndonos a una mente global incorpórea. 

En algún momento esto puede llevar a creer incluso que estamos por manifestar el sueño de Teilhard de Chardin de la noósfera, la evolución de una capa de conciencia inmaterial, una especie de superalma planetaria (al menos los entusiastas editores de la revista Wired así lo creían).

El juicio que he querido exponer aquí, sin embargo, es un juicio de valor: una defensa de la calidad de la información y su capacidad de ser transformada en sentido y no de la cantidad de información que podemos manejar como individuos o en colectivo y su capacidad de ser transformada en ventaja o utilidad. A su vez, no tengo reparos en manifestar que el problema de educación que vivimos es un problema de valores, es decir un problema moral y estético

Hoy la mayoría de las personas preferirían tener una habilidad que puedan capitalizar fácilmente y no una sensibilidad que sea inútil económicamente pero que alimente al individuo de belleza y de una riqueza que no cotiza en la bolsa. Nuestras prioridades y deseos hoy son determinados en función de la economía, el éxito personal (deseo aspiracional) y el materialismo y no de la estética, la ética ni la espiritualidad.

En suma, simplemente digo aquí que para mi forma de ver el mundo –una visión tradicional– el conocimiento debe estar ligado a principios que trascienden modas y corrientes pasajeras; ideas o valores que pueden encontrarse fundamentalmente en el arte, la religión y la filosofía (también en la ciencia, pero sólo en la ciencia que es capaz de encontrar sentido, es decir, en una ciencia siempre vinculada a la filosofía, como fue en el origen). 

Más allá de las apariencias y las rápidas descargas del hedonismo, lo que todos deseamos es entrar en contacto con algo más duradero y profundo y lo único que sabemos de cierto que trasciende nuestra corta estancia bajo el Sol son las ideas y los valores.

Platón nos hablaría del Bien, de la Belleza, de la Unidad. Buda del Dharma (la ley de la cual el universo mismo es sólo una manifestación). 

Quizás lo mejor que tenemos actualmente –en un mundo fanáticamente secular– son intentos como los de Carl Sagan por encontrar belleza y sentido dentro del supuesto azar de la ciega máquina universal e incrustar nuestros procesos dentro de la madeja de la evolución cósmica desde una perspectiva de participación. 

Sobre lo último habría que recordar que las grandes ideas de Sagan –“somos polvo de estrellas”, “somos la forma en la que el universo se conoce a sí mismo”– son solamente ecos o reformulaciones casi exactas de nociones conocidas a través de una ciencia interna hace miles de años por diversas culturascomo la védica, la griega o la egipcia, entre otras.

Intentando entender esta propagación de la ignorancia o este declive cultural –mayormente desestimado en la cresta del progreso tecnológico, puesto que, ¿cómo es posible que se hable de ignorancia cuando producimos tanta increíble, cuasidivina tecnología?– me parece ineludible dirigir la mirada a cómo hemos asimilado la tecnología o a cómo no nos hemos percatado de los efectos que tienen los nuevos medios en nuestros sentidos y en nuestra cognición. 

Marshall McLuhan, un autor al que todos deberíamos regresar en esta época, dijo que la tecnología es una extensión de nuestros sentidos, pero que de la misma forma que los amplifica también los amputa.

Un automóvil es una extensión de nuestras piernas (aunque alguno ha bromeado que también del pene), un teléfono de nuestros oídos y de nuestra voz (¿un smartphone es un genio o demonio atrapado en el bolsillo?), el Internet es una extensión de nuestro cerebro. 

No hay duda que sus alcances son enormes, su potencial maravilloso, pero hay que detenernos a observar si su mismo poder, su fabuloso encantamiento no está obnubilando o inundando algunos aspectos de nuestra percepción o por lo menos modificando algunos hábitos que determinan nuestra relación con el mundo y nuestra capacidad de conectarnos con los demás.

El sentido de la frase de McLuhan queda claramente ejemplificado en el slogan repetido incansablemente, lo mismo por compañías de telecomunicación que sitios de internet: que nos están conectando donde quiera que estemos, todo el tiempo. 

¿Acaso a la vez también no nos están desconectando del mundo real y de nosotros mismos? ¿Si estamos conectados todo el tiempo a la Red podemos estar conectados a nuestro entorno y a lo que sucede fuera de la pantalla? 

Como dice el anarcoprimitvista John Zerzan: “está claro que las máquinas están conectadas, ¿pero no sé hasta que punto lo están los humanos? Todos están en su teléfono celular todo el tiempo, como zombis, vas por la calle y la gente choca contigo porque está tan embobada viendo sus aparatos”.

Visto en : Sott.net

http://periodicodigitalwebguerrillero.blogspot.com.es/2016/12/vivimos-en-la-era-de-la-ignorancia-por.html

Entrada destacada

PROYECTO EVACUACIÓN MUNDIAL POR EL COMANDO ASHTAR

SOY IBA OLODUMARE, CONOCIDO POR VOSOTROS COMO VUESTRO DIOS  Os digo hijos míos que el final de estos tiempos se aproximan.  Ningú...