España se prepara para abandonar la mascarilla con el Covid en caída libre
Dos meses y medio después, la incidencia acumulada vuelve a descender por debajo de los 500 casos por cada cien mil habitantes en los últimos 14 días. Este miércoles, el Ministerio de Sanidad ha situado la tasa en los 486 casos, situándose ahora en un nivel de riesgo alto; lejos queda ya aquel récord alcanzado el 21 de enero, cuando alcanzó los 3.418.
El número de contagios también se ha reducido drásticamente, pasando de los alrededor de trescientos mil positivos entre informe e informe a los cincuenta mil.
Tras la llegada de Ómicron a España, pese a registrar números máximos en incidencia y contagios, los hospitales y el número de fallecidos, gracias a la vacuna, no se han resentido apenas. Así, actualmente 6.188 personas permanecen ingresadas en los hospitales, y la ocupación global de estos es del 13,04% por cada cien mil habitantes.
Hace un año por estas mismas fechas, el doble de personas necesitaban atención hospitalaria (11.754).
De todos estos casos, a la cabeza en cuanto a presión hospitalaria, aunque mucho menos acusada que en otras ondas pandémicas, se sitúa con el 19,04% Asturias y 194 pacientes ingresados, según el últimmo informe publicado por el Ministerio de Sanidad. Por detrás, en Cataluña –una de las comunidades en las que más se ha tensionado la ocupación hospitalaria–, los ingresados ascienden a 1.423 personas, lo que supone una ocupación del 18,29% de las camas. En el Hospital de Sant Pau de Barcelona, por ejemplo, son 30 los pacientes que permanecen en planta y 4 los que se encuentran en semicríticos. Allí ninguno necesita vigilancia en UCI. En la época más complicada de la pandemia llegaron a tener 100 pacientes críticos. En el Hospital del Mar, actualmente 42 personas necesitan este tipo de atención, cuando en la peor época de la pandemia los pacientes alcanzaron los 900, según informa Àlex Gubern.
En el lado opuesto, con el 5,31% se encuentran los hospitales de La Rioja, en los que aún permanecen 17 personas recibiendo atención sanitaria. Según fuentes del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), todos los hospitales de la región «ya tienen recuperada completamente la actividad habitual». Allí, la ocupación es del 9,49% y los contagiados atendidos son alrededor de dos centenares y apenas 30 pacientes necesitan un respirador.
En este contexto, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció este miércoles tras la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) que el próximo jueves 10 de marzo, las comunidades autónomas abordarán junto a Sanidad en una reunión que se celebrará en Zaragoza la nueva estrategia de vigilancia de salud global. Según explicó Darias, este documento no se actualiza desde 2011, y abordará «el tránsito hacia el nuevo sistema de vigilancia del nuevo Covid», ya que «la situación actual va por el buen camino y progresamos adecuadamente».
Así, Sanidad corroboró ayer su intención de introducir un cambio en la estrategia de seguimiento del coronavirus. A partir de la próxima semana, el informe diario de vacunación se publicará semanalmente. Y a partir de la siguiente, la que comienza el 14 de marzo, los datos diarios de contagiados y fallecidos por Covid que publica el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias serán publicados dos veces a la semana.
Reclamación compartida
Las comunidades autónomas llevaban ya varias semanas –seis desde que comenzó a descender la sexta ola– reclamando a Sanidad dar un paso más y establecer una hoja de ruta que permita retirar la mascarilla progresivamente en otros espacios cerrados y que su uso se limite, poco a poco, a lugares concurridos como el transporte público. Así se hace ya en otros países europeos como Irlanda, Dinamarca o Francia. No en vano, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó que pronto se avanzaría en esta materia «cuando la evidencia científica lo corrobore», y varias comunidades pidieron ayer en la reunión con Sanidad la retirada de la mascarilla en las aulas.
El pasado mes de febrero, cuando la incidencia del virus comenzaba a descender, Madrid ya fue la primera región en iniciar el debate en el seno del Consejo Interterritorial. El consejero de Salud de la Generalitat de Cataluña, Josep Maria Argimon, explicó a principios de esta semana que esperaba que el uso obligatorio de la mascarilla en interiores se pueda levantar en entre «tres semanas y un mes», una vez se aplique esta medida en las aulas escolares después del descenso de los indicadores de la pandemia.
La aspiración del consejero andaluz, Jesús Aguirre, es que tras la Semana Santa hayan desaparecido de las aulas y exista una situación de normalidad. Así, la Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su Grupo de Trabajo de Reapertura de la Escolarización, ya propuso a mediados del pasado mes de febrero un calendario para la retirada progresiva de las mascarillas en los recintos escolares.
Desde la Asociación Española de Epidemiología, su vicepresidente, Óscar Zurriaga no cree oportuno que se utilicen las aulas como lugar de ensayo de esta nueva estrategia. «No debe hacerse nada si no lo avalan los datos; cuando se hace algo, tiene que hacerse con toda las consecuencias que eso conlleva», explica. En este sentido, el momento adecuado llegará «cuando la incidencia del virus baje más que lo que ahora mismo dicen los datos; cuando disminuyan los casos graves, los ingresados en UCI y también el número de fallecidos», agrega.