GAME OVER: LA ENCUESTA QUE TRATARON DE ENTERRAR
Intentaron suprimirlo. Fracasaron. El 18 de junio de 2025, una encuesta nacional de TIPP Insights expuso lo que más teme el régimen: los estadounidenses aún apoyan abrumadoramente las políticas migratorias de Trump.
Tras años de manipulación mediática, sabotaje fronterizo y guerra demográfica, la verdad se abrió paso a la luz. La gente comprende el plan. Y lo rechaza.
No se trata solo de migrantes. Se trata del colapso planificado de la identidad nacional. Se trata de las élites que inundan el país para disolver sus cimientos y asegurar un régimen permanente mediante el caos. Pero las cifras hablan: el 68% de los estadounidenses quiere que se procese a los manifestantes ilegales violentos en Los Ángeles.
El 74% de los hombres. El 64% de los hispanos. Incluso quienes desaprueban la presidencia de Trump apoyan sus políticas migratorias. ¿Por qué? Porque la realidad es inevitable: el país está siendo invadido.
Las protestas de "Sin Reyes" no fueron orgánicas. Fueron organizadas por agentes globalistas financiados por los sospechosos habituales —Open Society, ActBlue, Fundación Ford—, coordinados a través de redes cifradas y canales de ONG. ¿El objetivo? Quebrantar la voluntad de la nación. Normalizar la anarquía. Sepultar la doctrina fronteriza de Trump bajo el ruido, el miedo y la distracción. Pero no está funcionando. La mayoría silenciosa ya no es tan silenciosa.
Mientras tanto, el colapso mental de Biden es evidente, y aun así, el 48% de los demócratas se niegan a investigar el encubrimiento. Eso no es lealtad. Es programación. Su declive no es un defecto, es una característica. Un títere controlado firma lo que le dicen, no hace preguntas y deja que los verdaderos autores dirijan el espectáculo. Su condición es la clave. Y el régimen lo necesita justo así.
Los medios corporativos ignoraron toda la encuesta. En cambio, les alimentaron con ruido: filtraciones falsas de la ira de Trump, plazos provocados por el pánico climático, artículos exagerados sobre la "resiliencia" de Biden.
No son noticias, sino gestión narrativa. Porque no son periodistas. Son agentes psicológicos. Su trabajo no es informarles. Es desgastarlos. Pero están perdiendo el control.
Sectores enteros de la frontera sur están ahora bajo la jurisdicción de los cárteles, con la silenciosa bendición del mismo gobierno que armó a Ucrania, desarmó a los estadounidenses y califica el patriotismo de "extremismo". Esto es guerra. Y Trump sigue siendo el último muro de contención.
Lo amordazan. Lo acusan. Lo proscriben. Pero el pueblo sigue apoyándolo, no por lealtad partidista, sino porque es lo último que se interpone entre la República y el colapso total. Y esta encuesta lo demuestra. Incluso bajo censura, vigilancia y represión, el instinto estadounidense de soberanía no ha muerto. Se está agudizando.
Las élites querían desmoralizarlos. Pero las cifras han cambiado el panorama. No están solos. El país recuerda quién es. Y la resistencia crece.
La mayoría silenciosa vuelve a tener voz.
Y está a punto de ponerse muy, muy ruidoso.