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11 de junio de 2016

Documento 1 El Padre Universal



Documento 1


El Padre Universal


(21.1) 1:0.1 EL Padre Universal es el Dios de toda la creación, la Primera Fuente y Centro de todas las cosas y todos los seres. Pensad primero en Dios como creador, luego, como controlador, y finalmente, como sustentador infinito. La verdad sobre el Padre Universal había comenzado a alborear sobre la humanidad cuando el profeta dijo: «Tú solo eres Dios; no hay nadie sino tú. Tú hiciste el cielo y el cielo de los cielos, con todo su ejército; tú los preservas y los controlas. Por los Hijos de Dios fueron hechos los universos. El Creador se cubre de luz como de vestidura y extiende los cielos como una cortina». Sólo el concepto del Padre Universal —un solo Dios en lugar de muchos dioses— permitió al hombre mortal comprender al Padre como creador divino y controlador infinito.


(21.2) 1:0.2 Las miríadas de sistemas planetarios se formaron para que finalmente las habitaran muchos tipos diferentes de criaturas inteligentes, seres que pudieran conocer a Dios, recibir el afecto divino, y amarle a su vez. El universo de universos es la obra de Dios y la morada de sus diversas criaturas. «Dios creó los cielos y formó la tierra; estableció el universo y no creó este mundo en vano; para que fuera habitado lo creó».


(21.3) 1:0.3 Todos los mundos esclarecidos reconocen y adoran al Padre Universal, el hacedor eterno y sustentador infinito de toda la creación. Las criaturas volitivas de universo tras universo han emprendido el largo, muy largo, viaje al Paraíso, que es el desafío fascinador de la aventura eterna de llegar a Dios el Padre. La meta trascendente de los hijos del tiempo es encontrar al Dios eterno, comprender la naturaleza divina, reconocer al Padre Universal. Las criaturas que conocen a Dios tienen una sola ambición suprema, un solo ardiente deseo, y ése es llegar —como son en sus esferas— a ser semejantes a como es él en su perfección paradisiaca de personalidad y en su esfera universal de supremacía recta. Del Padre Universal que habita la eternidad ha emanado el mandato supremo: «Sed vosotros perfectos, así como yo soy perfecto». En amor y misericordia, los mensajeros del Paraíso han llevado esta exhortación divina a través de las edades y a través de los universos, aún hasta llegar a las criaturas tan bajas de origen animal como lo son las razas humanas de Urantia.


(22.1) 1:0.4 Este magnífico mandato universal de esforzarse por alcanzar la perfección de la divinidad es el deber principal, y debería ser la más alta ambición, de toda la creación de criaturas forcejeantes del Dios de perfección. Esta posibilidad de alcanzar la perfección divina es el destino final y certero de todo progreso espiritual eterno del hombre.


(22.2) 1:0.5 Los mortales de Urantia dificilmente pueden esperar ser perfectos en el sentido infinito, pero es enteramente posible para los seres humanos, que comienzan como lo hacen en este planeta, alcanzar la meta excelsa y divina que el Dios infinito ha puesto para el hombre mortal; y cuando alcancen este destino estarán, en todo lo que corresponde a la autorrealización y alcance de la mente, tan pletóricos en su esfera de perfección divina como Dios mismo lo está en su esfera de infinidad y eternidad. Puede que tal perfección no sea universal en el sentido material, ni ilimitada en comprensión intelectual, ni final en experiencia espiritual, pero es final y completa en todos los aspectos finitos de divinidad de voluntad, perfección de motivación de personalidad, y conciencia de Dios.

(22.3) 1:0.6 Éste es el verdadero significado de ese mandato divino: «Sed perfectos, así como yo soy perfecto», que insta constantemente al hombre mortal hacia adelante y le atrae hacia adentro en esa larga y fascinadora lucha por alcanzar niveles cada vez más elevados de valores espirituales y auténticos significados de universo. Esta sublime búsqueda del Dios de los universos es la aventura suprema de los habitantes de todos los mundos del tiempo y el espacio.





1. El Nombre del Padre


(22.4) 1:1.1 A través de los universos, de todos los nombres por los que se conoce a Dios el Padre, los que se encuentran más frecuentemente son los que le designan como la Primera Fuente y Centro Universal. El Primer Padre se conoce por varios nombres en diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres que la criatura asigna al Creador dependen en gran medida del concepto que tiene la criatura acerca del Creador. La Primera Fuente y Centro Universal no se ha revelado nunca por su nombre, sólo por su naturaleza. Si creemos que somos los hijos de este Creador, sólo es natural que lleguemos a llamarle Padre. Pero éste es un nombre de nuestra propia elección, y parte del reconocimiento de nuestra relación personal con la Primera Fuente y Centro.


(22.5) 1:1.2 El Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor que puede hacer el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre Creador dominada por el amor.


(22.6) 1:1.3 Cuando hayáis obtenido verdaderamente conciencia de Dios, luego de descubrir realmente al Creador majestuoso y cuando comencéis a experimentar la comprensión de la presencia del controlador divino que en vosotros reside, entonces, según vuestro esclarecimiento y de acuerdo con la manera y método mediante los cuales revelan a Dios los Hijos divinos, encontraréis un nombre para el Padre Universal, que expresará adecuadamente vuestro concepto de la Primera Fuente y Centro. Así pues, en diferentes mundos y en varios universos, el Creador se reconoce por numerosos apelativos, que en espíritu de relación significan todos lo mismo, pero, en palabras y símbolos, cada nombre responde al grado, la profundidad, de su entronización en el corazón de sus criaturas de determinado dominio.


(23.1) 1:1.4 Cerca del centro del universo de universos, el Padre Universal suele conocerse por nombres que pueden considerarse representativos de la Primera Fuente. Más allá en los universos del espacio, los términos empleados para designar al Padre Universal significan más frecuentemente el Centro Universal. Aún más allá en la creación estelar, como en el mundo sede central de vuestro universo local, se le conoce como la Primera Fuente Creadora y el Centro Divino. En una constelación cercana, Dios se denomina el Padre de los Universos. En otro, el Sustentador Infinito, y hacia el este, el Controlador Divino. Él también ha sido designado como el Padre de las Luces, el Don de Vida, y el Único Todopotente.


(23.2) 1:1.5 En aquellos mundos en los que ha vivido una vida de otorgamiento un Hijo Paradisiaco, a Dios generalmente se le conoce por algún nombre indicativo de relación personal, afecto tierno, y devoción paterna. En la sede central de vuestra constelación se refieren a Dios como el Padre Universal y en diferentes planetas de vuestro sistema local de mundos habitados, es conocido alternativamente como el Padre de Padres, el Padre Paradisiaco, el Padre de Havona, y el Padre Espíritu. Los que conocen a Dios a través de las revelaciones de los otorgamientos de los Hijos Paradisiacos, ceden con el tiempo a la atracción sentimental de la relación conmovedora de la asociación de Creador—criatura, y se refieren a Dios como «nuestro Padre».


(23.3) 1:1.6 En un planeta de criaturas con sexo, en un mundo en el cual los impulsos de la emoción paternal son intrínsecos en el corazón de sus seres inteligentes, el término Padre se vuelve un nombre muy expresivo y apropiado para el Dios eterno. Él es mejor conocido, más universalmente reconocido, en vuestro planeta, Urantia, por el nombre de Dios. El nombre que se le dé es de poca importancia; lo significativo es que debéis conocerle y aspirar a ser semejante a él. Vuestros profetas de antaño le llamaron con verdad «el Dios sempiterno» y se refirieron a él como el que «mora en la eternidad».


2. La Realidad de Dios


(23.4) 1:2.1 Dios es realidad primordial en el mundo del espíritu; Dios es la fuente de la verdad en las esferas de la mente; Dios envía su sombra por todas partes de los reinos materiales. Para todas las inteligencias creadas, Dios es una personalidad, y para el universo de universos él es la Primera Fuente y Centro de la realidad eterna. Dios no es ni semejante al hombre ni a la máquina. El Padre Primero es espíritu universal, verdad eterna, realidad infinita, y personalidad paterna.


(23.5) 1:2.2 El Dios eterno es infinitamente más que realidad idealizada o el universo personalizado. Dios no es simplemente el deseo supremo del hombre, la búsqueda mortal objetivada. Tampoco es Dios meramente un concepto, el potencial de poder de la rectitud. El Padre Universal no es un sinónimo de naturaleza, tampoco es él la ley natural personificada. Dios es una realidad trascendente, no simplemente el concepto tradicional humano de los valores supremos. Dios no es una focalización psicológica de los significados espirituales, ni es la «la obra más noble del hombre». Dios puede ser cualquiera de estos conceptos o todos ellos en la mente de los hombres, pero él es aún más. Él es una persona salvadora y un Padre amante para todos los que disfrutan de paz espiritual en la tierra, y que anhelan experimentar la supervivencia de la personalidad en la muerte.


(24.1) 1:2.3 La actualidad de la existencia de Dios se demuestra en la experiencia humana por el hecho que él dentro de sí tiene la presencia divina, el Monitor espíritu enviado desde el Paraíso para residir en la mente mortal del hombre y allí ayudar a la evolución del alma inmortal de supervivencia eterna. Tres fenómenos experienciales revelan la presencia de este Ajustador divino en la mente humana:


(24.2) 1:2.4 1. La capacidad intelectual de conocer a Dios: conciencia de Dios.


(24.3) 1:2.5 2. El impulso espiritual de encontrar a Dios: búsqueda de Dios.


(24.4) 1:2.6 3. El anhelo de la personalidad de ser como Dios: el deseo plenamente sincero de hacer la voluntad del Padre.


(24.5) 1:2.7 La existencia de Dios jamás puede probarse por experimentos científicos ni por la pura razón de la deducción lógica. Dios se puede realizar sólo en los dominios de la experiencia humana; sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible para la filosofía, esencial para la religión, e indispensable para toda esperanza de supervivencia de la personalidad.


(24.6) 1:2.8 Los que conocen a Dios han experimentado el hecho de su presencia; tales mortales conocedores de Dios poseen en su experiencia personal la única prueba positiva de la existencia del Dios viviente la cual puede ofrecer un ser humano a otro. La existencia de Dios está totalmente más allá de toda posibilidad de demostración salvo por el contacto entre la conciencia de Dios en la mente humana y la presencia de Dios en la forma del Ajustador del Pensamiento que mora en el intelecto mortal y que es otorgado al hombre como la dádiva gratuita del Padre Universal.


(24.7) 1:2.9 En teoría vosotros podéis pensar en Dios como el Creador, y él es el Creador personal del Paraíso y del universo central de perfección, pero los universos del tiempo y el espacio son todos creados y organizados por el cuerpo paradisiaco de los Hijos Creadores. El Padre Universal no es el creador personal del universo local de Nebadon; el universo en el cual vosotros vivís es la creación de su Hijo Micael. Aunque el Padre no crea personalmente los universos evolutivos, sí los controla en muchas de sus relaciones universales y en ciertas de sus manifestaciones de energía física, intelectual y espiritual. Dios el Padre es el creador personal del universo del Paraíso y, en asociación con el Hijo Eterno, el creador de todos los demás Creadores personales de universos.


(24.8) 1:2.10 Como controlador físico en el universo material de universos, la Primera Fuente y Centro funciona en los modelos originales de la Isla eterna del Paraíso, y a través de este centro de gravedad absoluta el eterno Dios ejerce un sobrecontrol cósmico del nivel físico al igual en el universo central y en la totalidad del universo de universos. Como mente, Dios funciona en la Deidad del Espíritu Infinito; como espíritu, Dios se manifiesta en la persona del Hijo Eterno y en las personas de los hijos divinos del Hijo Eterno. Esta interrelación de la Primera Fuente y Centro con las Personas y los Absolutos coordinados del Paraíso no impide en lo más mínimo la acción personal directa del Padre Universal a través de toda la creación y en todos sus niveles. Mediante la presencia de su espíritu fragmentado, el Padre Creador mantiene un contacto inmediato con sus hijos criaturas y con sus universos creados.


3. Dios es un Espíritu Universal


(25.1) 1:3.1 «Dios es espíritu». Es una presencia espiritual universal. El Padre Universal es una realidad espiritual infinita; es «el soberano, el eterno, el inmortal, el invisible y el único Dios verdadero». Aunque vosotros seáis «los vástagos de Dios», no debéis pensar que el Padre es semejante a vosotros en forma y aspecto porque se os ha dicho que sois creados «a su imagen», morados por los Monitores Misteriosos enviados desde la morada central de su presencia eterna. Los seres del espíritu son reales, a pesar de que son invisibles al ojo humano; aunque no son de carne y hueso.


(25.2) 1:3.2 Dijo el vidente de antaño: «¡He aquí!, él pasa a mi lado, y yo no lo veo; me sobrepasa, pero yo no lo percibo». Podemos observar constantemente las obras de Dios, podemos estar muy conscientes de las pruebas materiales de su conducta majestuosa, pero rara vez podemos contemplar la manifestación visible de su divinidad, ni siquiera ver la presencia de su espíritu delegado que reside en los hombres.


(25.3) 1:3.3 El Padre Universal no es invisible porque se oculte de las criaturas humildes de desventajas materialistas y de limitadas dotes espirituales. Más bien ésta es la situación: «No podrás ver mi rostro, porque no me verá mortal, y vivirá». Ningún hombre material puede contemplar a Dios de espíritu y preservar su existencia mortal. La gloria y la brillantez espiritual de la presencia de la personalidad divina es de acceso imposible para los grupos más humildes de seres del espíritu o para toda orden de personalidades materiales. La luminosidad espiritual de la presencia personal del Padre es una «luz a la que ningún mortal se puede acercar; la que ninguna criatura material ha visto jamás ni podrá ver». Pero no es necesario ver a Dios con los ojos de la carne para discernirle a través de la visión facultada por la fe de la mente espiritualizada.


(25.4) 1:3.4 El Padre Universal comparte totalmente su naturaleza espiritual con su ser coexistente, el Hijo Eterno Paraisiaco. Tanto el Padre como el Hijo comparten de igual manera el espíritu universal y eterno plenamente y sin restricciones con la personalidad conjunta, coordinada con la de ellos: el Espíritu Infinito. El espíritu de Dios es, en sí mismo y de sí mismo, absoluto; en el Hijo, es no cualificado, en el Espíritu, universal; y en todos ellos, y por todos ellos, infinito.


(25.5) 1:3.5 Dios es un espíritu universal; Dios es la persona universal. La realidad personal suprema de la creación finita es espíritu; la realidad última del cosmos personal es espíritu absonito. Sólo los niveles de infinidad son absolutos, y sólo en tales niveles hay finalidad de unicidad entre la materia, la mente y el espíritu.


(25.6) 1:3.6 En los universos Dios el Padre es, en potencial, el sobrecontrolador de la materia, la mente y el espíritu. Dios trata directamente con las personalidades de su vasta creación de criaturas volitivas, solamente por medio de su circuito de personalidad extenso, pero es posible comunicarse con él (fuera del Paraíso) tan sólo en las presencias de sus entidades fragmentadas, la voluntad de Dios en la vastedad de los universos. Este espíritu paradisiaco que mora en la mente de los mortales del tiempo y fomenta allí a la evolución del alma inmortal de la criatura superviviente es de la naturaleza y divinidad del Padre Universal. Pero la mente de tales criaturas evolucionarias se origina en los universos locales y debe lograr perfección divina mediante esas transformaciones experienciales de alcance espiritual que son el resultado inevitable de la elección de una criatura de hacer la voluntad del Padre en los cielos.


(26.1) 1:3.7 En la experiencia interior del hombre, la mente está vinculada a la materia. Estas mentes vinculadas a lo material no pueden sobrevivir al fallecimiento mortal. La técnica de la supervivencia está contenida en esos ajustes de la voluntad humana y en esas transformaciones de la mente mortal por los cuales ese intelecto con conciencia de Dios paulatinamente llega a estar enseñada por el espíritu y finalmente guiada por el mismo. Esta evolución de la mente humana, a partir de la asociación con la mate-ria a la unión con el espíritu, resulta en la transmutación de las fases potencialmente espirituales de la mente mortal en las realidades morontiales del alma inmortal. La mente mortal servil a la materia está destinada a hacerse cada vez más material y consecuentemente a sufrir una extinción final de la personalidad; la mente entregada al espíritu está destinada a hacerse cada vez más espiritual y finalmente a lograr la unidad con el espíritu divino, sobreviviente y conductor, alcanzando así la supervivencia y la eternidad de existencia de la personalidad.


(26.2) 1:3.8 Yo procedo del Eterno, y he regresado repetidas veces a la presencia del Padre Universal. Sé de la actualidad y personalidad de la Primera Fuente y Centro, el Padre Eterno y Universal. Sé que, si bien el gran Dios es absoluto, eterno e infinito, es también bueno, divino y misericordioso. Conozco la verdad de las grandes declaraciones: «Dios es espíritu» y «Dios es amor», y estos dos atributos se revelan al universo de manera más completa en el Hijo Eterno.


4. El Misterio de Dios


(26.3) 1:4.1 La infinidad de la perfección de Dios es tal que eternamente lo constituye en un misterio. Y el más grande de todos los misterios impenetrables de Dios es el fenómeno de la residencia divina en la mente de los mortales. La manera en que convive el Padre Universal con las criaturas del tiempo es el más profundo de todos los misterios del universo; la presencia divina en la mente del hombre es el misterio de los misterios.


(26.4) 1:4.2 El cuerpo físico de los mortales es «el templo de Dios». A pesar de que los Hijos Creadores Soberanos vienen cerca de las criaturas de sus mundos habitados y «atraen hacia ellos a todos los hombres»; aunque ellos «están junto a la puerta» de la conciencia «y llaman» y les llena de dicha entrar en todos los que «abren la puerta de su corazón»; aunque sí existe esta íntima comunión personal entre los Hijos Creadores y sus criaturas mortales, sin embargo, los hombres mortales tienen algo de Dios mismo que actualmente mora dentro de ellos; y del cual sus cuerpos son los templos.


(26.5) 1:4.3 Cuando hayas terminado aquí, cuando tu carrera haya acabado en su forma temporal en la tierra, cuando concluya tu viaje de tribulación en la carne, cuando el polvo que compone el tabernáculo mortal «regrese a la tierra de donde provino»; entonces, se ha revelado, «el espíritu» que mora en ti «regresará a Dios que lo otorgó». Habita dentro de cada ser mortal de este planeta un fragmento de Dios, una parte integral de la divinidad. Aún no es tuyo por derecho de posesión, pero está concebido intencionalmente para volverse uno solo contigo si sobrevives a la existencia mortal.


(26.6) 1:4.4 Constantemente nos vemos confrontados por este misterio de Dios; nos confunde el desenvolvimiento creciente del interminable panorama de la verdad de su infinita bon-dad, su ilimitada misericordia, su incomparable sabiduría y su carácter extraordinario.


(26.7) 1:4.5 El misterio divino consiste en la diferencia inherente que existe entre lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno, la criatura espacio-temporal y el Creador Universal, lo material y lo espiritual, la imperfección del hombre y la perfección de la Deidad Paradisiaca. El Dios de amor universal se manifiesta infaliblemente a cada una de sus criaturas hasta la plenitud de capacidad de esa criatura para aprehender espiritualmente las cualidades de la verdad, la belleza y la bondad divinas.


(27.1) 1:4.6 Para todo ser espiritual y para toda criatura mortal en todas las esferas y en todos los mundos del universo de universos, el Padre Universal revela todo aquello de su ser misericordioso y divino que puede ser discernido o comprendido por estos seres del espíritu y por tales criaturas mortales. Dios no muestra preferencia por personas, ni espirituales ni materiales. Solamente la capacidad de la criatura para recibir y discernir las actualidades espirituales del mundo supermaterial limita la presencia divina que cualquier hijo del universo disfruta en cualquier momento.


(27.2) 1:4.7 Como realidad en la experiencia espiritual humana, Dios no es un misterio. Pero cuando se intentan aclarar las realidades del mundo del espíritu para las mentes físicas de orden material, aparece el misterio: misterios tan sutiles y tan profundos que sólo el entendimiento de fe del mortal que conoce a Dios puede lograr el milagro filosófico del reconocimiento del Infinito por parte del finito, el discernimiento del Dios eterno por parte de los mortales evolutivos de los mundos materiales del tiempo y el espacio.


5. La Personalidad del Padre Universal


(27.3) 1:5.1 No permitáis que la magnitud de Dios, su infinitud, obscurezca ni eclipse su personalidad. «Aquel que concibió el oído, ¿no oirá? Aquel que formó el ojo, ¿no verá?» El Padre Universal es la cumbre de la personalidad divina; él es el origen y el destino de la personalidad a través de toda la creación. Dios es infinito y personal; es una personalidad infinita. El Padre es verdaderamente una personalidad, a pesar de que la infinitud de su persona le coloca por siempre fuera del alcance de la plena comprensión de los seres materiales y finitos.


(27.4) 1:5.2 Dios es mucho más que una personalidad, tal como la mente humana entiende la personalidad; él es incluso mucho más que cualquier concepto posible de una superpersonalidad. Pero es totalmente fútil discutir estos conceptos incomprensibles de la personalidad divina con las mentes de las criaturas materiales cuyo máximo concepto de la realidad del ser consiste en la idea e ideal de la personalidad. El concepto más elevado posible del Creador Universal a que tiene acceso la criatura material está contenido dentro de los ideales espirituales de la idea exaltada de la personalidad divina. Por tanto, aunque vosotros podáis saber que Dios debe ser mucho más que el concepto humano de la personalidad, igualmente conocéis bien que el Padre Universal no puede de ningún modo ser nada menos que una personalidad eterna, infinita, verdadera, buena y bella.


(27.5) 1:5.3 Dios no se oculta de ninguna de sus criaturas. Es inaccesible para tantas órdenes de seres sólo porque «mora en una luz a la que ninguna criatura material puede acercarse». La inmensidad y la grandiosidad de la personalidad divina está más allá del alcance de la mente no perfeccionada de los mortales evolucionarios. Él «mide las aguas con el hueco de su mano, mide un universo con la palma de su mano. Él es quien está sentado sobre el círculo de la tierra, quien extiende los cielos como una cortina y los despliega como un universo para morar». «Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas, quién cuenta sus mundos y a todos llama por sus nombres»; y así pues es verdad que «las cosas invisibles de Dios son parcialmente entendidas por medio de las cosas hechas». Hoy día, y tal como vosotros sois, debéis discernir al Hacedor invisible a través de su múltiple y diversa creación, así como a través de la revelación y ministración de sus Hijos y sus numerosos subordinados.


(28.1) 1:5.4 Aunque los mortales materiales no puedan ver la persona de Dios, deben regocijarse en la seguridad de que es una persona; por la fe aceptar la verdad que describe que el Padre Universal tanto amó al mundo que proporcionó a sus humildes habitantes la posibilidad de la eterna progresión espiritual; que él «se agrada de sus hijos». Dios no carece de ninguno de aquellos atributos sobrehumanos y divinos que constituyen la personalidad perfecta, eterna, amorosa e infinita del Creador.


(28.2) 1:5.5 En las creaciones locales (a excepción del personal de los superuniversos) Dios no tiene manifestaciones personales o residenciales aparte de los Hijos Creadores Paradisiacos, que son los padres de los mundos habitados y los soberanos de los universos locales. Si la fe de la criatura fuera perfecta, seguramente sabría que cuando hubiera visto a un Hijo Creador, hubiera visto al Padre Universal; al buscar al Padre, no pediría ni esperaría ver sino al Hijo. El hombre mortal simplemente no puede ver a Dios hasta lograr una transformación espiritual completada y alcanzar realmente el Paraíso.


(28.3) 1:5.6 Las naturalezas de los Hijos Creadores Paradisiacos no abarcan todas las potencialidades incalificadas de la absolutez universal de la naturaleza infinita de la Primera Gran Fuente y Centro, pero el Padre Universal está de todas maneras divinamente presente en los Hijos Creadores. El Padre y sus Hijos son uno. Estos Hijos Paradisiacos de la orden de Micael son personalidades perfectas, incluso el modelo original para todas las personalidades del universo local desde la Brillante Estrella Matutina hasta las criaturas humanas más bajas de evolución animal progresiva.


(28.4) 1:5.7 En ausencia de Dios, y con excepción de su persona excelsa y central, no habría personalidad alguna a través de todo el vasto universo de universos. Dios es personalidad.


(28.5) 1:5.8 Pese a que Dios es un poder eterno, una presencia majestuosa, un ideal trascendente, y un espíritu glorioso, aunque es todo esto e infinitamente más, es sin embargo verdadera y eternamente una personalidad perfecta de Creador, una persona que puede «conocer y ser conocida», que puede «amar y ser amada», alguien que puede mostrarnos amistad; en tanto vosotros podéis ser conocidos, así como otros seres humanos han sido conocidos, como amigos de Dios. Él es un espíritu real y una realidad espiritual.


(28.6) 1:5.9 Según vemos al Padre Universal revelarse a través de su universo; según le discernimos morando en las miríadas de sus criaturas; según le contemplamos en las personas de sus Hijos Soberanos; según seguimos percibiendo su divina presencia aquí y allá, cerca y lejos, no dudemos ni cuestionemos su primacía de personalidad. No obstante todas estas vastas distribuciones, sigue siendo una persona verdadera y mantiene sempiternamente una conexión personal con las huestes incontables de sus criaturas esparcidas por todo el universo de universos.


(28.7) 1:5.10 La idea de la personalidad del Padre Universal es un concepto ampliado y más verdadero de Dios que ha llegado a la humanidad principalmente mediante la revelación. La razón, la sabiduría y la experiencia religiosa, todas ellas deducen e implican la personalidad de Dios, pero no la validan completamente. Aun el Ajustador del Pensamiento residente es prepersonal. La verdad y la madurez de cualquier religión es directamente proporcional a su concepto de la personalidad infinita de Dios y a su aprehensión de la unidad absoluta de la Deidad. La idea de una Deidad personal llega a ser, pues, la medida de la madurez religiosa una vez que la religión haya formulado primero el concepto de la unidad de Dios.


(29.1) 1:5.11 La religión primitiva tenía muchos dioses personales, concebidos a imagen del hombre. La revelación afirma la validez del concepto de la personalidad de Dios, que es meramente posible en el postulado científico de una Primera Causa y está tan sólo provisionalmente sugerido en la idea filosófica de la Unidad Universal. Sólo mediante un acercamiento de personalidad puede una persona comenzar a comprender la unidad de Dios. Negar la personalidad de la Primera Fuente y Centro tan sólo per-mite la elección entre dos dilemas filosóficos: el materialismo o el panteísmo.


(29.2) 1:5.12 En la contemplación de la Deidad, el concepto de personalidad debe ser despojado de la idea de corporeidad. Un cuerpo material no es indispensable para la personalidad, ni en el hombre ni en Dios. El error de la corporeidad se muestra en ambos extremos de la filosofía humana: en el materialismo, puesto que el hombre pierde su cuerpo con la muerte, cesa de existir como personalidad; en el panteísmo, puesto que Dios no tiene cuerpo, no es, por consiguiente, una persona. El tipo sobrehumano de personalidad progresiva funciona en la unión de mente y espíritu.


(29.3) 1:5.13 La personalidad no es simplemente un atributo de Dios; más bien representa la totalidad de la naturaleza infinita coordinada y la voluntad divina unificada que se exhibe en la eternidad y universalidad de expresión perfecta. La personalidad, en el sentido supremo, es la revelación de Dios al universo de universos.


(29.4) 1:5.14 Dios, siendo eterno, universal, absoluto, e infinito, no crece en conocimiento ni aumenta en sabiduría. Dios no adquiere experiencia, tal como podría conjeturar o entender el hombre finito, pero disfruta, dentro de los dominios de su propia personalidad eterna, de esas continuas expansiones de autorrealización que son en cierto modo comparables y análogas a la adquisición de nueva experiencia por parte de las criaturas finitas de los mundos evolucionarios.


(29.5) 1:5.15 La perfección absoluta del Dios infinito le haría sufrir las tremendas limitaciones de la finalidad no cualificada de la perfectitud si no fuera un hecho que el Padre Universal participa directamente en el esfuerzo de la personalidad de toda alma imperfecta en el vasto universo que busca, con ayuda divina, ascender a los mundos espiritualmente perfectos en lo alto. Esta experiencia progresiva de todo ser del espíritu y de cada criatura mortal a través del universo de universos es parte de la conciencia —sempiternamente expansiva— de la Deidad del Padre, que pertenece al interminable círculo divino de autorrealización sin fin.


(29.6) 1:5.16 Es literalmente verdadero: «en todas vuestras aflicciones él se aflige». «En todos vuestros triunfos él triunfa en vosotros y con vosotros». Su espíritu divino prepersonal es una parte real de vosotros. La Isla del Paraíso responde a todas las metamorfosis físicas del universo de universos; el Hijo Eterno incluye todos los impulsos espirituales de toda la creación; el Actor Conjunto abarca toda expresión de la mente del cosmos en expansión. El Padre Universal se da cuenta en la plenitud de la conciencia divina de toda la experiencia individual de las luchas progresivas de las mentes en expansión y los espíritus ascendentes de toda entidad, ser y personalidad de toda la creación evolucionaria del tiempo y el espacio. Y todo esto es literalmente verdad, porque «en él todos vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser».


6. La Personalidad en el Universo


(29.7) 1:6.1 La personalidad humana es la imagen-sombra espacio-temporal proyectada por la divina personalidad del Creador, y jamás se puede comprender adecuadamente realidad alguna mediante el examen de su sombra. Las sombras deben interpretarse en términos de la verdadera substancia.


(30.1) 1:6.2 Dios es para la ciencia una causa; para la filosofía, una idea; para la religión, una persona, incluso el amante Padre celestial. Dios es para el científico una fuerza primordial; para el filósofo, una hipótesis de unidad; para el religioso, una experiencia espiritual viviente. El concepto inadecuado que tiene el hombre de la personalidad del Padre Universal puede ser mejorado solamente mediante el progreso espiritual del hombre en el universo y llegará a ser verdaderamente adecuado sólo cuando los peregrinos del tiempo y el espacio alcancen finalmente el abrazo divino del Dios viviente en el Paraíso.


(30.2) 1:6.3 No perdáis jamás de vista las perspectivas antipodales de la personalidad tal como es concebida por Dios y por el hombre. El hombre ve y comprende la personalidad, mirando desde lo finito hacia lo infinito; Dios mira de lo infinito a lo finito. El hombre posee el tipo más bajo de personalidad; Dios, el más alto, incluso supremo, último y absoluto. Por lo tanto, los mejores conceptos de la personalidad tuvieron que esperar pacientemente la aparición de ideas mejoradas de la personalidad humana, especialmente la revelación ampliada de la personalidad tanto divina como humana en la vida de otorgamiento en Urantia de Micael, un Hijo Creador.


(30.3) 1:6.4 El espíritu divino prepersonal que mora en la mente mortal lleva, en su presencia misma, la prueba válida de su existencia actual, pero sólo puede comprenderse el concepto de la personalidad divina por medio del discernimiento espiritual de experiencia religiosa personal genuina. Toda persona, humana o divina, puede ser conocida y comprendida independientemente de las reacciones externas o de la presencia material de esa persona.


(30.4) 1:6.5 Cierto grado de afinidad moral y de armonía espiritual es esencial para la amistad entre dos personas; una personalidad amorosa difícilmente puede revelarse a una persona carente de amor. Aun para acercarse al conocimiento de una personalidad divina, todas las dotes de personalidad del hombre deben consagrarse totalmente a ese esfuerzo; la devoción reservada, parcial, será infructuosa.


(30.5) 1:6.6 Cuanto más completamente se comprenda el hombre a sí mismo y aprecie los valores de personalidad de sus semejantes, tanto más anhelará conocer la Personalidad Original, y tanto más sinceramente luchará ese ser humano que conoce a Dios por llegar a ser como la Personalidad Original. Podéis argüir sobre opiniones acerca de Dios, pero la experiencia con él y en él existe por encima y más allá de toda controversia humana y de la mera lógica intelectual. El hombre que conoce a Dios describe sus experiencias espirituales, no para convencer a los incrédulos, sino para la edificación y la satisfacción mutua de los creyentes.


(30.6) 1:6.7 Suponer que el universo puede ser conocido, que es inteligible, es suponer que el universo es una creación de la mente y está administrada por la personalidad. La mente del hombre sólo puede percibir los fenómenos mentales de otras mentes, sean ellas humanas o sobrehumanas. Si la personalidad del hombre puede experimentar el universo, hay una mente divina y una personalidad real oculta en alguna parte de ese universo.


(30.7) 1:6.8 Dios es espíritu —personalidad del espíritu; el hombre también es un espíritu — personalidad potencial del espíritu. Jesús de Nazaret alcanzó la plena realización de este potencial de personalidad del espíritu en la experiencia humana; por lo tanto, su vida de alcanzar la voluntad del Padre llega a ser la revelación más real e ideal que tiene el hombre acerca de la personalidad de Dios. Aunque la personalidad del Padre Universal tan sólo pueda ser comprendida mediante una experiencia religiosa real, en la vida terrena de Jesús hallamos inspiración por la demostración perfecta de dicha realización y revelación de la personalidad de Dios en una experiencia verdaderamente humana.


7. El Valor Espiritual del Concepto de la Personalidad


(31.1) 1:7.1 Cuando Jesús hablaba del «Dios viviente», se refería a una Deidad personal —el Padre que está en los cielos. El concepto de la personalidad de la Deidad facilita la comunidad; favorece la adoración inteligente; promueve la confianza refrescante. Puede haber interacciónes entre cosas no personales, pero no puede haber comunidad. La relación de comunidad entre padre e hijo, así como entre Dios y el hombre, no puede ser disfrutada a menos que ambos sean personas. Solamente las personalidades pueden comunicar entre sí, aunque esta comunión personal puede ser facilitada grandemente aun por la presencia de una entidad impersonal tal como el Ajustador del Pensamiento.


(31.2) 1:7.2 El hombre no logra la unión con Dios como una gota de agua podría encontrar unidad con el océano. El hombre alcanza la unión divina mediante una comunión espiritual progresiva y recíproca, una relación de personalidad con el Dios personal, un creciente logro de la naturaleza divina a través de una conformidad, inteligente y sincera con la voluntad divina. Dicha relación sublime sólo puede existir entre personalidades.


(31.3) 1:7.3 El concepto de la verdad podría ser abrigado tal vez aparte de la personalidad, el concepto de belleza puede existir sin personalidad, pero el concepto de bondad divina es comprensible sólo en relación con la personalidad. Tan sólo una persona puede amar y ser amada. Incluso la belleza y la verdad estarían divorciadas de la esperanza de supervivencia si no fueran atributos de un Dios personal, un Padre amante.


(31.4) 1:7.4 No podemos comprender plenamente cómo Dios puede ser primordial, inmutable, todopotente y perfecto, y al mismo tiempo estar rodeado de un universo en mutación constante y aparentemente limitado por la ley, un universo evolutivo de imperfecciones relativas. Pero podemos conocer esa verdad en nuestra propia experiencia personal puesto que todos mantenemos la identidad de la personalidad y la unidad de la voluntad a pesar del cambio constante de nosotros mismos y de nuestro medio ambiente.


(31.5) 1:7.5 La realidad última del universo no puede comprenderse por las matemáticas, la lógica o la filosofía, sólo por la experiencia personal en progresiva conformidad a la voluntad divina de un Dios personal. Ni la ciencia, ni la filosofía, ni la teología pueden validar la personalidad de Dios. Solamente la experiencia personal de los hijos de fe del Padre celestial puede efectuar la realización espiritual actual de la personalidad de Dios.


(31.6) 1:7.6 Los conceptos más altos de personalidad de universo implican: identidad, autoconciencia, autovoluntad, y la posibilidad de autorrevelación. Y estas características presuponen además comunidad con otras personalidades del mismo nivel, tal como la que existe en las asociaciones de personalidad de las Deidades Paradisiacas. Y la unidad absoluta de estas asociaciones es tan perfecta que la divinidad llega a conocerse por su indivisibilidad, por su unicidad. «El Señor Dios es uno ». La indivisibilidad de la personalidad no interfiere con el hecho de que Dios otorga su espíritu para vivir en el corazón de los hombres mortales. La indivisibilidad de la personalidad de un padre humano no previene la reproducción de hijos e hijas mortales.


(31.7) 1:7.7 Este concepto de la indivisibilidad en asociación con el concepto de la unidad implica una trascendencia de tiempo y espacio por la Ultimidad de la Deidad; por tanto ni el espacio ni el tiempo pueden ser absolutos ni infinitos. La Primera Fuente y Centro es esa infinidad quien trasciende no cualificadamente toda mente, toda materia, y todo espíritu.


(31.8) 1:7.8 El hecho de la Trinidad Paradisiaca no viola en modo alguno la verdad de la unidad divina. Las tres personalidades de la Deidad Paradisiaca son una en todas las reacciones a la realidad del universo y en todas las relaciones con las criaturas. Ninguna de estas tres personas eternas viola la verdad de la indivisibilidad de la Deidad. Estoy plenamente consciente de que no dispongo de un idioma adecuado para explicar claramente a la mente mortal cómo vemos nosotros estos problemas del universo. Pero vosotros no debéis desalentaros; no todas estas cosas resultan completamente claras ni aun para las altas personalidades que pertenecen a mi grupo de seres del Paraíso. Recordad siempre que estas profundas verdades relacionadas con la Deidad se esclarecerán cada vez más, a medida que vuestra mente se espiritualice progresivamente durante las épocas sucesivas del largo ascenso mortal al Paraíso.




(32.1) 1:7.9 [Presentado por un Consejero Divino, miembro de un grupo de personalidades celestiales encargadas por los Ancianos de los Días en Uversa, sede del gobierno del séptimo superuniverso, de supervisar aquellas porciones de esta revelación inminente que tienen que ver con los asuntos allende los límites del universo local de Nebadon. He sido comisionado para patrocinar aquellos documentos que describen la naturaleza y atributos de Dios, porque represento la fuente de información más elevada de que se dispone para tal fin en cualquier mundo habitado. He servido como Consejero Divino en todos los siete superuniversos y he residido por mucho tiempo en el centro paradisiaco de todas las cosas. Muchas veces he disfrutado del placer supremo de una estancia en la presencia personal inmediata del Padre Universal. Describo la realidad y la verdad de la naturaleza y atributos del Padre con indisputable autoridad; yo sé de qué hablo.]
Documento 2
La Naturaleza de Dios



(33.1) 2:0.1 PUESTO que el concepto más elevado que el hombre puede tener de Dios está contenido dentro de la idea y el ideal humanos de una personalidad primordial e infinita, es permisible, y puede resultar útil, estudiar ciertas características de la naturaleza divina que constituyen el carácter de la Deidad. La naturaleza de Dios puede comprenderse lo mejor por la revelación del Padre que Micael de Nebadon desplegó en sus múltiples enseñanzas y en su extraordinaria vida mortal en la carne. El hombre también puede comprender mejor la naturaleza divina si éste se considera a sí mismo como un hijo de Dios y mira al Creador del Paraíso como su verdadero Padre espiritual.


(33.2) 2:0.2 La naturaleza de Dios puede estudiarse en una revelación de ideas supremas, el carácter divino puede considerarse como una representación de ideales excelsos, pero la más esclarecedora y espiritualmente edificante de todas las revelaciones de la naturaleza divina ha de hallarse en la comprensión de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de que alcanzara plena conciencia de la divinidad. Si la vida encarnada de Micael se toma como antecedente de la revelación de Dios al hombre, podemos intentar poner en símbolos verbales humanos ciertas ideas e ideales respecto a la naturaleza divina que acaso pueden contribuir a una mayor iluminación y unificación del concepto humano de la naturaleza y el carácter de la personalidad del Padre Universal.


(33.3) 2:0.3 En todos nuestros esfuerzos por aumentar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos grandemente impedidos por la limitada capacidad de la mente mortal. También estamos gravemente impedidos en la ejecución de nuestra tarea por las limitaciones de lenguaje y por la pobreza del material que se puede utilizar con fines de ilustración o comparación en nuestros esfuerzos para describir los valores divinos y presentar los significados espirituales a la mente finita y mortal del hombre. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían poco menos que inútiles excepto por el hecho de que el Ajustador otorgado del Padre Universal reside en la mente mortal y la impregna el Espíritu de la Verdad del Hijo Creador. Dependiendo, por lo tanto, de la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que les asistan en la ampliación del concepto de Dios, emprendo con regocijo la ejecución de mi mandato en el sentido de intentar la descripción más amplia de la naturaleza de Dios para la mente del hombre.
1. La Infinidad de Dios


(33.4) 2:1.1 «En cuanto al infinito, no podemos encontrarlo. No se conocen las huellas divinas». «Su comprensión es infinita y su grandeza es inescrutable». La enceguecedora luz de la presencia del Padre es tal que para sus criaturas bajas él aparentemente «mora en la espesa tiniebla». No sólo son sus pensamientos y planes inescrutables, sino que «él hace innumerables cosas grandes y maravillosas». «Dios es grande; no lo comprendemos, ni puede contarse el número de sus años». «¿Habitará verdaderamente Dios en la tierra? Mirad, el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de universos) no pueden contenerlo». «¡Cuán inescrutables son sus juicios e indescifrables sus caminos!»


(34.1) 2:1.2 «No hay sino un Dios, el Padre infinito, quien también es un Creador fiel». «El Creador divino es también el Ordenador Universal, la fuente y destino de las almas. Él es el Alma Suprema, la Mente Primordial, y el Espíritu Ilimitado de toda la creación». «El Gran Controlador no comete errores. Él resplandece en majestad y gloria». «Dios el Creador está completamente exento de temor y enemistad. Es in-mortal, eterno, existente por sí mismo, divino y magnánimo». «¡Cuán puro y hermoso, cuán profundo e insondable es el excelso Antecesor de todas las cosas!» «El Infinito es más excelente por lo que él se imparte a sí mismo a los hombres. Es el principio y el fin, el Padre de todo propósito bueno y perfecto». «Con Dios todas las cosas son posibles; el Creador eterno es la causa de las causas».


(34.2) 2:1.3 A pesar de la infinidad de las maravillosas manifestaciones de la personalidad eterna y universal del Padre, él es ilimitadamente autoconsciente de su infinidad y de su eternidad; del mismo modo conoce plenamente su perfección y su poder. Él es el único ser en el universo, además de sus divinos coordinados, que experimenta una perfecta, propia, y completa evaluación de sí mismo.


(34.3) 2:1.4 El Padre satisface, constante e infatigablemente, la necesidad de las diferenciales de demanda de él, según ésta cambia de tiempo en tiempo, en varias secciones de su universo maestro. El gran Dios se conoce y se comprende; es infinitamente autoconsciente de todos sus atributos primordiales de perfección. Dios no es un accidente cósmico, ni un experimentador del universo. Los Soberanos del Universo pueden emprender aventuras; los padres de las Constelaciones pueden hacer experimentos; los líderes del sistema pueden practicar; pero el Padre Universal ve el fin desde el principio, y su plan divino y su propósito eterno realmente abarcan y comprenden todos los experimentos y todas las aventuras de todos sus subordinados en todos los mundos, sistemas y constelaciones de todos los universos de sus vastos dominios.


(34.4) 2:1.5 Ninguna cosa es nueva para Dios, y ningún acontecimiento cósmico le resulta una sorpresa; él habita el círculo de la eternidad. Sus días no tienen principio ni fin. Para Dios no hay pasado, ni presente, ni futuro; todo el tiempo es presente en cualquier momento dado. Él es el grande y el único YO SOY.


(34.5) 2:1.6 El Padre Universal es absolutamente y sin cualificaciones infinito en todos sus atributos; y este hecho, en sí mismo y por sí mismo, le separa automáticamente de toda comunicación personal directa con los seres materiales finitos y otras inteligencias creadas inferiores.


(34.6) 2:1.7 Y todo esto requiere arreglos para establecer contacto y comunicación con sus múltiples criaturas, tales como han sido establecidos, primero, en las personalidades de los Hijos de Dios Paradisiacos, quienes, aunque perfectos en divinidad, también participan a menudo de la naturaleza de carne y hueso misma de las razas planetarias, haciéndose uno de vosotros y uno con vosotros; de este modo, por decirlo así, Dios se hace hombre, como ocurrió en la encarnación de Micael, quien fue llamado indistintamente Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Y segundo, existen las personalidades del Espíritu Infinito, las varias órdenes de huestes seráficas y otras inteligencias celestiales que se acercan a los seres materiales de origen inferior y de tantos modos les ministran y sirven. Y tercero, existen los impersonales Monitores Misteriosos, los Ajustadores del Pensamiento, el don auténtico del gran Dios mismo, enviados para morar en seres como los humanos de Urantia, enviados sin anuncio ni explicación. Descienden de las alturas de la gloria en profusión interminable, para favorecer y morar en las mentes humildes de esos mortales que poseen la capacidad de tener conciencia de Dios o la potencialidad para ello.


(35.1) 2:1.8 De estos modos y de muchos otros, de maneras desconocidas para vosotros y que escapan completamente a la comprensión finita, el Padre Paradisiaco voluntaria y amorosamente condesciende y de otras maneras modifica, diluye y atenua su infinitud a fin de poder acercarse a las mentes finitas de sus hijos criaturas. Así pues, mediante una serie de distribuciones de personalidad que son cada vez menos absolutas, el Padre infinito consigue disfrutar de un contacto estrecho con las diversas inteligencias de los muchos dominios de su vasto universo.


(35.2) 2:1.9 Todo esto ha hecho él y aún hace, y continuará haciendo por siempre, sin disminuir en lo más mínimo el hecho y la realidad de su infinidad, su eternidad y su primacía. Estas cosas son absolutamente verdad, pese a la dificultad de su comprensión, al misterio en que están envueltas, o a la imposibilidad de ser plenamente comprendidas por criaturas tales como las que habitan en Urantia.


(35.3) 2:1.10 Puesto que el Padre Primero es infinito en sus planes y eterno en sus propósitos, es intrínsecamente imposible para cualquier ser finito llegar a aprender o a entender jamás estos planes y propósitos divinos en su plenitud. El hombre mortal puede atisbar los propósitos del Padre sólo de cuando en cuando, aquí y allá, según se revelan en relación con el desenvolvimiento del plan de ascensión de la criatura en sus niveles sucesivos de progresión en el universo. Aunque el hombre no puede abarcar el significado de la infinidad, el Padre infinito con seguridad comprende plenamente y abraza amorosamente toda la finitud de todos sus hijos en todos los universos.


(35.4) 2:1.11 El Padre comparte la divinidad y la eternidad con gran número de seres elevados del Paraíso, pero nos preguntamos si la infinidad y la consiguiente primacía universal las comparta plenamente con otros que no sean sus asociados coordinados de la Trinidad del Paraíso. La infinidad de la personalidad debe, por fuerza, abarcar toda la finitud de la personalidad; de aquí la verdad —verdad literal— de la enseñanza que declara que «en Él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser». Ese fragmento de la Deidad pura del Padre Universal que mora en el hombre mortal es parte de la infinidad de la Primera Fuente y Centro, el Padre de los Padres.
2. La Perfección Eterna del Padre


(35.5) 2:2.1 Aun vuestros antiguos profetas comprendieron la naturaleza eterna, sin principio ni fin, la naturaleza circular, del Padre Universal. Dios está literal y eternamente presente en su universo de universos. Él habita el momento presente con toda su majestad absoluta y su eterna grandeza. «El Padre tiene vida en sí mismo, y esta vida es vida eterna». A través de las edades eternas ha sido el Padre quien «da a todos vida». Hay una infinita perfección en la integridad divina. «Yo soy el Señor; yo no cambio». Nuestro conocimiento del universo de universos revela no sólo que él es el Padre de las luces, sino también que en su dirección de los asuntos interplanetarios «no hay variabilidad ni sombra de mutación». Él «declara el fin desde el principio». Él dice: «Mi parecer perdurará; haré todo lo que me complazca» «según el eterno propósito que me propuse en mi Hijo». Así son pues los planes y propósitos de la Primera Fuente y Centro como él mismo: eternos, perfectos y por siempre inmutables.


(35.6) 2:2.2 Hay una finalidad de integridad y una perfección de plenitud en los mandatos del Padre. «Todo lo que Dios hace, será para siempre; nada se le puede agregar ni quitar». El Padre Universal no se arrepiente de sus propósitos originales de sabiduría y perfección. Sus planes son firmes, su parecer inmutable, mientras que sus acciones son divinas e infalibles. «Mil años delante de sus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche». La perfección de la divinidad y la magnitud de la eternidad están por siempre más allá de la plena comprensión de la mente circunscrita del hombre mortal.


(36.1) 2:2.3 Tal vez parezca que las reacciones de un Dios inmutable, en la ejecución de su eterno designio, varían de acuerdo con la actitud cambiante y las mentes volubles de sus inteligencias creadas; es decir, que pueden variar aparente y superficialmente; pero debajo de la superficie y más allá de todas las manifestaciones externas, se mantiene presente el propósito inmutable, el plan sempiterno, del Dios eterno.


(36.2) 2:2.4 Allá en los universos, la perfección ha de ser necesariamente un término relativo, pero en el universo central y especialmente en el Paraíso, la perfección no está diluida; en ciertas fases llega a ser absoluta. Las manifestaciones de la Trinidad varían la exposición de la perfección divina, pero no la atenuan.


(36.3) 2:2.5 La perfección primordial de Dios no consiste en una rectitud asumida sino más bien en la perfección inherente de la bondad de su naturaleza divina. Él es final, completo y perfecto. No hay cosa que falte en la belleza y perfección de su carácter recto. El esquema entero de las existencias vivientes en los mundos del espacio se centra en el propósito divino de elevar a todas las criaturas volitivas al alto destino de la experiencia de compartir la perfección paradisiaca del Padre. Dios no es ni egocéntrico ni aislado; nunca cesa de entregarse a las criaturas autoconscientes del vasto universo de los universos.


(36.4) 2:2.6 Dios es eterna e infinitamente perfecto, no puede personalmente conocer la imperfección como experiencia propia, pero sí comparte la conciencia de la entera experiencia de imperfección de todas las criaturas forcejeantes de los universos evolutivos de todos los Hijos Creadores paradisiacos. El toque personal y liberador del Dios de la perfección sobrecoge el corazón y envuelve la naturaleza de todas esas criaturas mortales que han ascendido al nivel universal de discernimiento moral. De esta manera, así como mediante los contactos de la presencia divina, el Padre Universal participa realmente en la experiencia de la inmadurez y la imperfección en la carrera evolutiva de todos los seres mortales de todo el universo.


(36.5) 2:2.7 Las limitaciones humanas, el mal potencial, no son parte de la naturaleza divina, pero la experiencia mortal con el mal y todas las relaciones del hombre con ello son ciertamente una parte de la autorrealización en constante expansión que tiene Dios en los hijos del tiempo: criaturas de responsabilidad moral que han sido creadas o evolucionadas por cada Hijo Creador que sale del Paraíso.
3. La Justicia y la Rectitud


(36.6) 2:3.1 Dios es recto; por lo tanto, es justo. «El Señor es recto en todos sus caminos». «`No he hecho sin causa todo lo que he hecho', dice el Señor». «Los juicios del Señor son totalmente verdaderos y justos». Las acciones y realizaciones de sus criaturas, no pueden influir la justicia del Padre Universal «porque no hay iniquidad en el Señor nuestro Dios, ni favoritismo de personas, ni aceptación de ofrendas».


(36.7) 2:3.2 ¡Cuán fútil hacer apelaciones pueriles a semejante Dios para modificar sus inmutables decretos de manera que podamos evitar las consecuencias justas de la operación de sus sabias leyes naturales y sus rectos mandatos espirituales! «No os engañéis; no es posible mofarse de Dios, porque lo que el hombre siembra, eso también segará». Pero es verdad que, aun al cosechar con justicia el fruto de las maldades, esta justicia divina siempre está atemperada por la misericordia. La sabiduría infinita es el eterno árbitro que determina las proporciones de justicia y misericordia que se repartirán en cualquier circunstancia dada. El mayor castigo (en realidad una inevitable consecuencia) de la maldad y la rebelión deliberada contra el gobierno de Dios es la pérdida de la existencia como súbdito individual de ese gobierno. El resultado final del pecado a sabiendas es la aniquilación. En último análisis, tales individuos identificados con el pecado se destruyen a sí mismos al tornarse completamente irreales por su identificación con la iniquidad. Sin embargo, la desaparición de hecho de tales criaturas siempre se posterga hasta que se haya cumplido plenamente con los requisitos vigentes de la justicia en ese universo.


(37.1) 2:3.3 La cesación de la existencia suele decretarse durante la adjudicación dispensacional o de edad del reino o de los reinos. En los mundos tipo Urantia, ocurre al final de una dispensación planetaria. La cesación de la existencia se puede decretar en tales casos por la acción coordinada de todos los tribunales de jurisdicción, desde el concilio planetario hasta los tribunales de juicio de los Ancianos de los Días, pasando por las cortes del Hijo Creador. El mandato de disolución se origina en los tribunales superiores del superuniverso después de una confirmación ininterrumpida del proceso que comenzó en la esfera de residencia del malhechor; y luego, cuando la sentencia de extinción ha sido confirmada en lo alto, la ejecución es llevada a cabo por la acción directa de esos jueces que residen y funcionan en los centros de gobierno del superuniverso.


(37.2) 2:3.4 Cuando esta sentencia se confirma finalmente, el ser identificado con el pecado instantáneamente se vuelve como si no hubiera sido. No hay ninguna resurrección de este destino; es perdurable y sempiterno. Los factores de identidad de la energía viviente se resuelven mediante las transformaciones del tiempo y las metamorfosis del espacio en los potenciales cósmicos de los cuales emergieron anteriormente. En cuanto a la personalidad del inicuo, se la priva de un vehículo continuado de existencia vital debido al fracaso de la criatura de hacer esas elecciones y decisiones finales que le habrían asegurado la vida eterna. Cuando el abrazo continuado del pecado por la mente asociada culmina en la identificación completa del ser con la iniquidad, entonces, en el momento de la cesación de la vida, en el momento de la disolución cósmica, esa personalidad aislada es absorbida en la superalma de la creación, haciéndose parte de la experiencia evolutiva del Ser Supremo. Nunca más aparece como personalidad; es como si su identidad nunca hubiera sido. En el caso de una personalidad que albergue a un Ajustador, los valores espirituales experienciales sobreviven en la realidad del Ajustador que sigue existiendo.


(37.3) 2:3.5 En toda contienda en el universo entre niveles actuales de la realidad, la personalidad de nivel más elevado terminará por triunfar sobre la personalidad de nivel inferior. Este resultado inevitable de la controversia en el universo es inherente al hecho de que la divinidad de calidad iguala el grado de realidad o actualidad de cualquier criatura volitiva. El mal no diluido, el error completo, el pecado voluntario y la iniquidad sin mitigantes son intrínseca y automáticamente suicidas. Tales actitudes de irrealidad cósmica pueden sobrevivir en el universo tan sólo por la misericordia-tolerancia transitoria que se aplica hasta tanto se cumpla la acción de los mecanismos determinantes de justicia y halladores de equidad de los tribunales pertinentes del universo.


(37.4) 2:3.6 El gobierno de los Hijos Creadores en los universos locales es uno de creación y espiritualización. Estos Hijos se dedican a la ejecución efectiva del plan del Paraíso de progresiva ascensión de los mortales, a la rehabilitación de los rebeldes y pensadores errados, pero cuando tales esfuerzos amorosos son final y definitivamente rechazados, el decreto final de disolución lo ejecutan las fuerzas que actúan bajo la jurisdicción de los Ancianos de los Días.
4. La Misericordia Divina


(38.1) 2:4.1 La misericordia es simplemente justicia atemperada por esa sabiduría que proviene de la perfección del conocimiento y del pleno reconocimiento de la debilidad natural y las limitaciones ambientales de las criaturas finitas. «Nuestro Dios es en extremo compasivo, benigno, paciente y abundante en misericordia». Por tanto «cualquiera que invocare el nombre del Señor será salvado», «porque él perdona abundantemente». «La misericordia del Señor es de eternidad a eternidad»; sí, «su misericordia perdura por siempre». «Yo soy el Señor que imparte benevolencia, juicio y rectitud en la tierra, porque en estas cosas me deleito». «No aflijo voluntariamente ni apesadumbro a los hijos de los hombres», porque yo soy «el Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo».


(38.2) 2:4.2 Dios es intrínsecamente generoso, naturalmente compasivo, y sempiternamente misericordioso. Y no es necesario jamás que se ejerza ninguna influencia sobre el Padre para suscitar su benevolencia. La necesidad de la criatura es en sí suficiente para asegurar el pleno caudal de su tierna misericordia y de su gracia salvadora. Puesto que Dios conoce todo acerca de sus hijos, es fácil para él perdonar. Cuanto mejor comprenda el hombre a su semejante, tanto más fácil le será perdonarlo, e incluso amarlo.


(38.3) 2:4.3 Sólo el discernimiento de la sabiduría infinita permite a un Dios recto ministrar justicia y misericordia al mismo tiempo y en cualquier situación en el universo. El Padre celestial nunca es perturbado por actitudes conflictivas hacia sus hijos universales; Dios nunca es víctima de antagonismos de actitud. La omnisciencia de Dios dirige infaliblemente su libre voluntad en la elección de esa conducta universal que satisfaga perfecta, simultánea e igualmente las demandas de todos sus atributos divinos y las cualidades infinitas de su naturaleza eterna.


(38.4) 2:4.4 La misericordia es el vástago natural e inevitable de la bondad y el amor. La naturaleza bondadosa de un Padre amante no podría de ningún modo rehusar el prudente ministerio de la misericordia a cada miembro de cada grupo de sus hijos universales. La justicia eterna y la divina misericordia juntas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad.


(38.5) 2:4.5 La misericordia divina representa una técnica equitativa de ajuste entre los niveles universales de perfección e imperfección. La misericordia es la justicia de la Suprema-cía adaptada a las situaciones de lo finito evolutivo, la rectitud de la eternidad modificada para satisfacer a los más altos intereses y al bienestar universal de los hijos del tiempo. La misericordia no es una contravención de la justicia, sino más bien una interpretación comprensiva de las exigencias de justicia suprema tal como se la aplica equitativamente a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos. La misericordia es la justicia de la Trinidad del Paraíso sabia y amorosamente enviada a las múltiples inteligencias de las creaciones del tiempo y el espacio tal como son formuladas por la divina sabiduría y determinada por la mente omnicognoscente y la voluntad libre y soberana del Padre Universal y de todos sus Creadores asociados.
5. El Amor de Dios


(38.6) 2:5.1 «Dios es amor»; por lo tanto su actitud personal única hacia los asuntos del universo es siempre una reacción de afecto divino. El Padre nos ama lo suficiente para otorgarnos su vida. «Hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos».


(39.1) 2:5.2 Es erróneo pensar de Dios que sea engatusado a amar a sus hijos por los sacrificios de sus Hijos o la intercesión de sus criaturas subordinadas, «porque el Padre mismo os ama». En respuesta a este afecto paterno Dios envía a los maravillosos Ajustadores para que habiten la mente de los hombres. El amor de Dios es universal; «Todo el que quiera puede acercarse». Él querría «que todos los hombres se salvaran al llegar a la posesión del conocimiento de la verdad». «No desea que ninguno perezca».


(39.2) 2:5.3 Los Creadores son los primeros que intentan salvar al hombre de los desastrosos resultados de su tonta transgresión de las leyes divinas. El amor de Dios es por naturaleza un afecto paternal; por consiguiente a veces «nos disciplina por nuestro propio bien, para que podamos ser partícipes de su santidad». Incluso durante vuestras pruebas más duras, recordad que «en todas nuestras aflicciones él se aflige con nosotros».


(39.3) 2:5.4 Dios es divinamente generoso con los pecadores. Cuando los rebeldes retornan a la rectitud, se los recibe misericordiosamente, «porque nuestro Dios perdonará abundantemente». «Yo soy aquél que borra vuestras transgresiones por mi propio bien, y no recordaré vuestros pecados». «He aquí el gran amor que el Padre nos dona para que se nos llame hijos de Dios».


(39.4) 2:5.5 Después de todo, la mayor prueba de la bondad de Dios y la razón suprema para amarle es el don del Padre que mora en ti: el Ajustador que tan pacientemente aguarda la hora en que ambos os volváis eternamente uno. Aunque no puedes encontrar a Dios mediante la búsqueda, si te sometes a la dirección del espíritu residente, serás guiado infaliblemente, paso a paso, vida tras vida, universo tras universo, y edad tras edad, hasta encontrarte finalmente en la presencia de la personalidad del Padre Universal del Paraíso.


(39.5) 2:5.6 ¡Cuán irrazonable es que no adoréis a Dios, porque las limitaciones de la naturaleza humana y los impedimentos de vuestra creación material no os permiten verle! Entre vosotros y Dios hay una gran distancia (espacio físico) que debe ser atravesada. También hay una enorme diferencia espiritual que salvar; pero a pesar de todo lo que física y espiritualmente os separa de la presencia personal y paradisiaca de Dios, deteneos y ponderad el hecho solemne de que Dios vive dentro de vosotros; que él, a su manera ya ha salvado tal diferencia. Ha enviado de sí mismo, su espíritu, para que viva en vosotros y bregue con vosotros en pos de vuestra carrera universal eterna.


(39.6) 2:5.7 Me parece fácil y agradable adorar a quien es tan grande y al mismo tiempo tan afectuosamente dedicado al ministerio de elevar a sus criaturas humildes. Amo naturalmente a quien es tan poderoso en la creación y en su control, y sin embargo tan perfecto en la bondad y tan fiel en la amante benevolencia que constantemente nos envuelve. Pienso que amaría a Dios del mismo modo si no fuera tan grande y poderoso, puesto que es tan bueno y misericordioso. Todos nosotros amamos al Padre más por su naturaleza que en reconocimiento de sus asombrosos atributos.


(39.7) 2:5.8 Cuando observo a los Hijos Creadores y sus administradores subordinados luchando tan valientemente con las múltiples dificultades del tiempo inherentes a la evolución de los universos del espacio, descubro que abrigo por esos gobernantes menores de los universos un afecto grande y profundo. Después de todo, pienso que todos nosotros, incluso los mortales de los dominios locales, amamos al Padre Universal y a todos los demás seres, divinos o humanos, porque discernimos que estas personalidades nos aman sinceramente. La experiencia de amar es en buena parte una respuesta directa a la experiencia de ser amado. Sabiendo que Dios me ama, debo seguir amándole por sobre todas las cosas, aunque él se despojara de todos sus atributos de supremacía, ultimidad y absolutez.


(40.1) 2:5.9 El amor del Padre está con nosotros ahora y a través del círculo sin fin de las edades eternas. Al ponderar sobre la naturaleza amante de Dios, sólo hay una reacción razonable y natural de la personalidad: amar cada vez más a vuestro Hacedor; otorgar a Dios un afecto análogo al de un niño para con su padre terrenal; porque como un padre, un verdadero padre, un padre sincero, ama a sus hijos, así ama el Padre Universal y por siempre procura el bienestar de sus hijos e hijas creados.


(40.2) 2:5.10 Pero el amor de Dios es un afecto paterno inteligente y previsor. El amor divino funciona en asociación unificada con la divina sabiduría y con todas las otras características infinitas de la naturaleza perfecta del Padre Universal. Dios es amor, pero el amor no es Dios. La mayor manifestación del amor divino para con los seres mortales es la dádiva de los Ajustadores del Pensamiento, pero vuestra mayor revelación del amor del Padre se ve en la vida de otorgamiento de su Hijo Micael que vivió en la tierra el ideal de la vida espiritual. Es el Ajustador residente quien individualiza el amor de Dios para cada alma humana.


(40.3) 2:5.11 A veces casi me angustia verme obligado a describir el afecto divino del Padre celestial por sus hijos universales mediante el empleo del símbolo verbal humano amor. Este término, si bien connota el concepto más elevado de las relaciones mortales de respeto y devoción del hombre, ¡frecuentemente define tantas relaciones humanas completamente innobles e inmerecedoras de ser expresadas por una palabra que se usa también para indicar el afecto incomparable del Dios viviente por sus criaturas universales! ¡Qué pena que yo no pueda hacer uso de un término excelso y exclusivo que transmita a la mente del hombre la verdadera naturaleza y el significado exquisitamente bello del afecto divino del Padre del Paraíso!


(40.4) 2:5.12 Cuando el hombre pierde de vista el amor de un Dios personal, el reino de Dios se convierte meramente en el reino del bien. Pese a la unidad infinita de la naturaleza divina, el amor es la característica dominante de todas las relaciones personales de Dios con sus criaturas.
6. La Bondad de Dios


(40.5) 2:6.1 En el universo físico podemos ver la belleza divina, en el mundo intelectual podemos discernir la verdad eterna, pero la bondad de Dios se encuentra solamente en el mundo espiritual de la experiencia religiosa personal. En su verdadera esencia, la religión es fe y confianza en la bondad de Dios. Dios podría ser grande y absoluto, e incluso inteligente y personal de algún modo, en la filosofía; pero en religión Dios debe ser también moral; debe ser bueno. El hombre podría temer a un Dios grande, pero sólo en un Dios bueno puede confiar, y sólo a un Dios bueno puede amar. La bondad de Dios es parte de la personalidad de Dios, y su plena revelación aparece tan sólo en la experiencia religiosa personal de los hijos creyentes de Dios.


(40.6) 2:6.2 La religión implica que el supermundo de la naturaleza espiritual conoce las necesidades fundamentales del mundo humano y responde a ellas. La religión evolutiva puede llegar a ser ética, pero sólo la religión revelada puede hacerse verdadera y espiritualmente moral. El antiguo concepto de que Dios es una Deidad dominada por una moralidad augusta fue elevado por Jesús a ese nivel afectuoso y conmovedor de íntima moralidad familiar de la relación padre-hijo, de la cual no hay ninguna más tierna y bella en toda experiencia mortal.


(41.1) 2:6.3 La «abundancia de la bondad de Dios conduce al hombre descarriado al arrepentimiento». «Toda buena dádiva y toda dádiva perfecta baja del Padre de las luces». «Dios es bueno; es el refugio eterno del alma de los hombres». «El Señor Dios es misericordioso y benévolo. Es paciente y abundante en bondad y verdad». «¡Probad y ved que el Señor es bueno! Bendito el hombre que en él confía». «El Señor es misericordioso y lleno de compasión. Es el Dios de la salvación». «Sana al acongojado y cura las heridas del alma. Es el benefactor todopoderoso del hombre».


(41.2) 2:6.4 El concepto de Dios como rey-juez, aunque fomentó un elevado nivel moral y dio origen a un pueblo respetuoso de la ley como grupo, abandonaba al creyente individual en una triste posición de inseguridad respecto a su situación en el tiempo y en la eternidad. Los profetas hebreos más recientes proclamaron que Dios era el Padre de Israel; Jesús reveló a Dios como el Padre de todos los seres humanos. El entero concepto mortal de Dios está trascendentemente iluminado por la vida de Jesús. El altruismo es inherente en el amor paterno. Dios no ama como si fuera un padre, sino como un padre. Él es el Padre en el Paraíso de todas las personalidades del universo.


(41.3) 2:6.5 La rectitud implica que Dios es la fuente de la ley moral del universo. La verdad muestra a Dios como revelador, como maestro. Pero el amor da y anhela afecto, busca comunión comprensiva tal como la que existe entre padre e hijo. La rectitud puede ser el pensamiento divino, pero el amor es la actitud del padre. La suposición errónea de que la rectitud de Dios era irreconciliable con el amor altruista del Padre celestial, presuponía una falta de unidad en la naturaleza de la Deidad y condujo directamente a la elaboración de la doctrina de la expiación, que es un asalto filosófico a la unidad y al libre albedrío de Dios.


(41.4) 2:6.6 El amoroso Padre celestial, cuyo espíritu mora en sus hijos de la tierra, no es una personalidad dividida —una de justicia y otra de misericordia— ni tampoco se necesita de un mediador para asegurar el favor del Padre o su perdón. La rectitud divina no está dominada por una estricta justicia retributiva; Dios el padre trasciende a Dios el juez.


(41.5) 2:6.7 Dios no se vuelve nunca iracundo, vengativo ni airado. Es verdad que la prudencia refrena a menudo su amor, así como la justicia condiciona su misericordia rechazada. Su amor por la rectitud no puede evitar manifestarse por igual como odio por el pecado. El Padre no es una personalidad contradictoria; la unidad divina es perfecta. En la Trinidad del Paraíso existe unidad absoluta pese a las eternas identidades de los coordinados de Dios.


(41.6) 2:6.8 Dios ama al pecador y odia el pecado: esta declaración es filosóficamente cierta, pero Dios es una personalidad trascendente, y las personas tan sólo pueden amar y odiar a otras personas. El pecado no es una persona. Dios ama al pecador porque es una realidad de personalidad (potencialmente eterna), mientras que hacia el pecado Dios no asume ninguna actitud personal, porque el pecado no es una realidad espiritual; no es personal; por lo tanto sólo la justicia de Dios toma conocimiento de su existencia. El amor de Dios salva al pecador; la ley de Dios destruye el pecado. Esta actitud de la naturaleza divina aparentemente cambiaría si el pecador se identificara final y plenamente con el pecado, así como esta misma mente mortal puede identificarse plenamente con el Ajustador espiritual residente. Ese mortal identificado con el pecado se volvería entonces completamente carente de espiritualidad en su naturaleza (y por tanto personalmente irreal) y experimentaría eventual extinción del ser. La irrealidad, incluso el hecho de que la naturaleza de las criaturas es incompleta, no puede existir eternamente en un universo progresivamente real y crecientemente espiritual.


(42.1) 2:6.9 Frente al mundo de la personalidad, Dios se descubre como persona amante; frente al mundo espiritual, es amor personal; en la experiencia religiosa, es ambas cosas. El amor identifica la voluntad volitiva de Dios. La bondad de Dios descansa en el fondo del libre albedrío divino: la tendencia universal al amor, a mostrar misericordia, a manifestar paciencia y a ministrar el perdón.
7. La Verdad y la Belleza Divinas


(42.2) 2:7.1 Todo conocimiento finito y toda comprensión de la criatura son relativos. La información y la inteligencia, aunque procedan de altas fuentes, son tan sólo relativamente completos, localmente precisos, y personalmente verdaderos.


(42.3) 2:7.2 Los hechos físicos son relativamente uniformes, pero la verdad es un factor viviente y flexible en la filosofía del universo. Las personalidades en evolución son sólo parcialmente sabias y relativamente veraces en sus comunicaciones. Pueden estar seguras solamente hasta donde se extiende su experiencia personal. Aquello que al parecer puede ser completamente cierto en un lugar, puede ser tan sólo relativamente cierto en otro segmento de la creación.


(42.4) 2:7.3 La verdad divina, la verdad final, es uniforme y universal, pero la historia de las cosas espirituales, tal como la relatan numerosos individuos procedentes de distintas esferas, puede variar a veces en sus detalles debido a esta relatividad en la totalidad del conocimiento y en la plenitud de la experiencia personal así como en la longevidad y grado de esa experiencia. Mientras que las leyes y decretos, los pensamientos y actitudes de la Primera Gran Fuente y Centro son eterna, infinita y universalmente ciertos; al mismo tiempo, su aplicación y ajuste en cada universo, sistema, mundo e inteligencia creada, están de acuerdo con los planes y técnicas de los Hijos Creadores según funcionan en sus respectivos universos, así como también están en armonía con los planes y procedimientos locales del Espíritu Infinito y de todas las demás personalidades celestiales asociadas.


(42.5) 2:7.4 La falsa ciencia del materialismo sentenciaría al hombre mortal a convertirse en un paria del universo. Ese conocimiento parcial es potencialmente malo; es conocimiento compuesto del bien y del mal. La verdad es bella porque es pletórica y simétrica. Cuando el hombre busca la verdad, aspira a la realidad divina.


(42.6) 2:7.5 Los filósofos cometen su más grave error cuando son llevados en la falacia de la abstracción, a la práctica de enfocar la atención sobre un aspecto de la realidad y luego declarar que tal aspecto aislado es la verdad total. El filósofo sabio buscará siempre el diseño creador que está detrás de todos los fenómenos universales y que les es preexistente. El pensamiento creador precede invariablemente a la acción creadora.


(42.7) 2:7.6 La autoconciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad, su calidad espiritual, no sólo en la consistencia filosófica de sus conceptos, sino más certera y seguramente por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad siempre presente. La felicidad resulta del reconocimiento de la verdad porque puede ser actuada; puede ser vivida. El desencanto y la pena se producen por el error porque, no siendo éste una realidad, no se puede lograr en la experiencia. La verdad divina se conoce mejor por su sabor espiritual.


(42.8) 2:7.7 La eterna búsqueda es de unificación, de coherencia divina. El vasto universo físico se hace coherente en la Isla del Paraíso; el universo intelectual se hace coherente en el Dios de la mente, el Actor Conjunto; el universo espiritual es coherente en la personalidad del Hijo Eterno. Pero el mortal aislado en el tiempo y el espacio se hace coherente con Dios el Padre mediante la relación directa entre el Ajustador del Pensamiento residente y el Padre Universal. El Ajustador del hombre es un fragmento de Dios y procura sempiternamente la unificación divina; es coherente con la Deidad Paradisiaca de la Primera Fuente y Centro y en ella.


(43.1) 2:7.8 El discernimiento de la belleza suprema es el descubrimiento e integración de la realidad: el discernimiento de la bondad divina en la verdad eterna, que es la belleza última. Incluso el encanto del arte humano consiste en la armonía de su unidad.


(43.2) 2:7.9 El gran error de la religión hebrea fue que no supo asociar la bondad de Dios con las verdades reales de la ciencia y la atractiva belleza del arte. Según avanzaba la civilización, y puesto que la religión insistía en seguir el imprudente camino de destacar con exceso la bondad de Dios excluyendo a la vez, relativamente, la verdad y desatendiendo la belleza, se desarrolló una creciente tendencia en ciertos tipos de hombres de apartarse del concepto abstracto y disociado de la bondad aislada. La moralidad aislada y exagerada de la religión moderna, que no consigue retener la devoción y la lealtad de muchos hombres del siglo veinte, se rehabilitaría si, además de sus mandatos morales, prestara igual consideración a las verdades de la ciencia, la filosofía y la experiencia espiritual, y a las bellezas de la creación física, al encanto del arte intelectual y a la magnificencia de una auténtica realización del carácter.


(43.3) 2:7.10 El desafío religioso de esta era pertenece a aquellos hombres y mujeres visionarios, progresistas y con discernimiento espiritual que se atrevan a construir una nueva y atrayente filosofía de la vida a partir de los ampliados y exquisitamente integrados conceptos modernos de verdad cósmica, belleza universal y bondad divina. Tal visión nueva y recta de la moralidad atraerá todo lo que es bueno en la mente del hombre y estimulará todo lo mejor del alma humana. La verdad, la belleza y la bondad son realidades divinas, y a medida que el hombre asciende la escala de vivir espiritualmente, estas cualidades supremas del Eterno se hacen cada vez más coordinadas y unificadas en Dios, que es amor.


(43.4) 2:7.11 Toda verdad —material, filosófica, o espiritual— es a la vez bella y buena. Toda auténtica belleza —arte material o simetría espiritual— es a la vez verdadera y buena. Toda bondad genuina —ya sea moralidad personal, equidad social o ministerio divino— es igualmente verdadera y bella. La salud, la cordura, y la felicidad son integraciones de la verdad, la belleza y la bondad según se mezclan en la experiencia humana. Tales niveles de vida eficaz se producen mediante la unificación de los sistemas de energía, los sistemas de ideas, y los sistemas de espíritu.


(43.5) 2:7.12 La verdad es coherente, la belleza, atractiva, la bondad, estabilizadora. Y cuando estos valores de lo que es real se coordinan en la experiencia de personalidad, el resultado es un orden elevado de amor condicionado por la sabiduría y capacitado por la lealtad. El propósito real de toda educación en el universo consiste en realizar una mejor coordinación del hijo aislado de los mundos con las realidades más grandes de su experiencia en expansión. La realidad es finita en el nivel humano, infinita y eterna en los niveles superiores y divinos.




(43.6) 2:7.13 [Presentado por un Consejero Divino que actúa por mandato de los Ancianos de los Días en Uversa]
Documento 3
Los Atributos de Dios


(44.1) 3:0.1 DIOS está presente en todas partes; el Padre Universal rige el círculo de la eternidad. Pero él gobierna en los universos locales en las personas de sus Hijos Creadores Paradisiacos, del mismo modo que concede la vida a través de estos Hijos. «Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en sus Hijos». Estos Hijos Creadores de Dios son su expresión personal en los sectores del tiempo y para los hijos de los planetas giratorios de los universos del espacio en evolución.


(44.2) 3:0.2 Las órdenes menores de inteligencias creadas pueden claramente discernir a los Hijos de Dios altamente personalizados, y de este modo ellos compensan la invisibilidad del Padre infinito quien a causa de su infinitud es menos discernible. Los Hijos Creadores Paradisiacos del Padre Universal son la revelación de un ser de otro modo invisible, invisible debido a la absolutez y la infinidad inherentes en el círculo de la eternidad y en las personalidades de las Deidades del Paraíso.


(44.3) 3:0.3 La facultad de crear no es en rigor un atributo de Dios; es más bien el agregado de su naturaleza actuante. Y esta función universal creadora se manifiesta eternamente según está condicionada y controlada por todos los atributos coordinados de la realidad infinita y divina de la Primera Fuente y Centro. Sinceramente dudamos de si se puede considerar que alguna de las características de la naturaleza divina anteceda a las otras, pero si tal fuera el caso, entonces la naturaleza creadora de la Deidad tendría precedente sobre todas las otras naturalezas, actividades y atributos. Y la autoría creadora de la Deidad culmina en la verdad universal de la Paternidad de Dios.
1. La Ubicuidad de Dios


(44.4) 3:1.1 La capacidad del Padre Universal de estar presente al mismo tiempo en todas partes, constituye su omnipresencia. Sólo Dios puede estar en dos lugares, en innumerables lugares, al mismo tiempo. Dios está simultáneamente presente «en el cielo de las alturas y abajo en la tierra»; como exclamó el salmista: «¿Adónde me esconderé de tu espíritu? o ¿a dónde huiré de tu presencia?»


(44.5) 3:1.2 «‘Yo soy un Dios próximo y remoto', dice el Señor, ‘¿no lleno acaso el cielo y la tierra?'» El Padre Universal está siempre presente en todas partes y en todos los corazones de su vasta creación. Él es «la plenitud del que todo lo llena en todos», y «quien todo obra en todos» y además, el concepto de su personalidad es tal que «el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de los universos) no pueden contenerlo». Es literalmente cierto que Dios es todo y está en todo. Pero incluso eso no es el todo de Dios. El Infinito sólo puede revelarse plenamente en el infinito; la causa nunca puede ser plenamente comprendida por un análisis de los efectos; el Dios viviente es inmensurablemente más grande que la suma total de la creación que ha venido a ser como resultado de los actos creadores de su ilimitado libre albedrío. Dios se revela a través del cosmos, pero el cosmos no puede jamás contener o comprender la totalidad de la infinidad de Dios.


(45.1) 3:1.3 La presencia del Padre ronda incesantemente el universo maestro. «Se encamina desde el fin del cielo, y su circuito es hasta sus confines; y no hay nada que se oculte de su luz».


(45.2) 3:1.4 No sólo existe la criatura en Dios, sino que Dios también vive en la criatura. «Sabemos que en él moramos porque vive en nosotros; nos ha dado su espíritu. El don del Padre del Paraíso es el compañero inseparable del hombre». «Es el Dios siempre presente y que lo abarca todo». «El espíritu del Padre sempiterno se oculta en la mente de todos los hijos mortales». «El hombre sale a buscar un amigo y ese mismo amigo vive dentro de su propio corazón». «El verdadero Dios no está lejos; es parte de nosotros; su espíritu habla desde dentro de nosotros». «El Padre vive en el hijo. Dios está siempre con nosotros. Es el espíritu guiador del destino eterno».


(45.3) 3:1.5 En verdad de las razas humanas se ha dicho, «sois de Dios» porque «el que mora en amor mora en Dios, y Dios en él». Incluso al obrar mal vosotros atormentáis al don residente de Dios, porque el Ajustador del Pensamiento debe sufrir las consecuencias de los malos pensamientos con la mente humana que lo aprisiona.


(45.4) 3:1.6 La omnipresencia de Dios es en realidad una parte de su naturaleza infinita; el espacio no constituye una barrera para la Deidad. Dios está, en perfección y sin limitaciones, discerniblemente presente solamente en el Paraíso y en el universo central. Por lo tanto su presencia no se puede observar en las creaciones que circundan a Havona, porque Dios ha limitado su presencia directa y actual en reconocimiento de la soberanía y las prerrogativas divinas de los creadores y gobernantes coordinados de los universos del tiempo y el espacio. Por lo tanto el concepto de la presencia divina debe acomodar una amplia gama de modos y canales de manifestación que contenga los circuitos de presencia del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito, y de la Isla del Paraíso. Y no siempre es posible distinguir entre la presencia del Padre Universal y las acciones de sus eternos coordinados y agencias, ya que ellos cumplen de manera tan perfecta todos los requisitos infinitos de su inmutable propósito. Pero no sucede así con el circuito de la personalidad y los Ajustadores; aquí Dios actúa de manera singular, directa y exclusiva.


(45.5) 3:1.7 El Controlador Universal está potencialmente presente en los circuitos de la grave-dad de la Isla del Paraíso en todas partes del universo todo el tiempo, en el mismo grado, de acuerdo con la masa, en respuesta a las demandas físicas de esta presencia, y debido a la naturaleza intrínseca de toda la creación que causa que todas las cosas se adhieran y residan en él. Asimismo la Primera Fuente y Centro está potencialmente presente en el Absoluto No Cualificado, el depositario de los universos del futuro eterno aún no creados. Así pues, Dios penetra potencialmente los universos físicos del pasado, presente y futuro. Él es la base primordial de la coherencia de la así llamada creación material. Este potencial no espiritual de la Deidad se hace actual aquí y allá en todo el nivel de existencias físicas por la inexplicable intrusión de alguna de sus agencias exclusivas en la escena de la acción universal.


(45.6) 3:1.8 Dios tiene presencia de mente, y ésa está correlacionada con la mente absoluta del Creador Conjunto, el Espíritu Infinito, pero en las creaciones finitas se le discierne mejor en que la mente cósmica de los Espíritus Rectores del Paraíso funciona ubicuamente. Así como la Primera Fuente y Centro está potencialmente presente en los circuitos de mente del Actor Conjunto, también está potencialmente presente en las tensiones del Absoluto Universal. Pero la mente del orden humano es una dádiva de las Hijas del Actor Conjunto, las Ministras Divinas de los universos en evolución.


(46.1) 3:1.9 El espíritu omnipresente del Padre Universal está coordinado con la función de la presencia universal del espíritu del Hijo Eterno y el sempiterno potencial divino del Absoluto de Deidad. Pero ni la actividad espiritual del Hijo Eterno y sus Hijos Paradisiacos ni los otorgamientos de la mente del Espíritu Infinito parecen excluir la acción directa de los Ajustadores del Pensamiento, los fragmentos de Dios que residen en los corazones de sus hijos criaturas.


(46.2) 3:1.10 Respecto a la presencia de Dios en un planeta, sistema, constelación o universo, o el grado de tal presencia en cualquier unidad creacional, es una medida del grado de la presencia en evolución del Ser Supremo: está determinada por el reconocimiento global de Dios y la lealtad a él de parte de la vasta organización universal, que se extiende hasta los sistemas y planetas mismos. Por esto mismo, a veces, con la esperanza de conservar y salvaguardar estas fases de la valiosa presencia de Dios, que algunos planetas (e incluso sistemas) ahogados en la tiniebla espiritual, se someten en cierto sentido a una cuarentena, o parcialmente se aíslan del intercambio con las unidades más grandes de la creación. Y todo esto, tal como funciona en Urantia, es una reacción de defensa espiritual de la mayoría de los mundos para salvarse a sí mismos, dentro de lo posible, de sufrir las consecuencias aislantes de las acciones alienantes de una minoría testaruda, malvada y rebelde.


(46.3) 3:1.11 Si bien el Padre incluye paternalmente en los circuitos a todos sus hijos —a todas las personalidades—, su influencia sobre ellos está limitada por la lejanía de su origen de la Segunda y Tercera Personas de la Deidad y aumenta a medida que el logro del destino de ellos se acerca a estos niveles. Elhecho de la presencia de Dios en las mentes de las criaturas está determinado por si están o no habitados por fragmentos del Padre, tales como los Monitores Misteriosos, pero su presencia efectiva está determinada por el grado de cooperación concedido a estos Ajustadores por la mente en la cual residen.



(46.4) 3:1.12 Las fluctuaciones de la presencia del Padre no se deben a la mutabilidad de Dios. El Padre no se retira en reclusión porque haya sido desairado; su afecto no se enajena debido a la mala acción de la criatura. Más bien, sus hijos, habiendo sido dotados con el poder de elección (respecto de él), en el ejercicio de esa elección, determinan directamente el grado y limitaciones de la influencia divina del Padre en sus propios corazones y almas. El Padre se ha entregado libremente a nosotros sin límite y sin favor. No muestra preferencia de personas, planetas, sistemas o universos. En los sectores del tiempo, sólo confiere honores diferenciales a las personalidades paradisiacas de Dios el Séptuplo, los creadores coordinados de los universos finitos.
2. El Poder Infinito de Dios


(46.5) 3:2.1 Todos los universos saben que «el Señor Dios Todopoderoso reina». Los asuntos de este mundo y de otros mundos están divinamente supervisados. «Él obra según su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra». Es eternamente cierto, «no hay poder sino el de Dios».


(46.6) 3:2.2 Dentro de los límites de lo que es consecuente con la naturaleza divina, es literalmente cierto que «con Dios todas las cosas son posibles». El lento y prolongado proceso de pueblos, planetas y universos está bajo el perfecto control de los creadores y administradores universales y se desarrolla de acuerdo con el eterno propósito del Padre Universal, procediendo en armonía y orden y en conformidad con el omnisapiente plan de Dios. Sólo existe un único legislador. Él sostiene los mundos en el espacio y hace girar los universos en torno al infinito círculo del circuito eterno.


(47.1) 3:2.3 De todos los atributos divinos, su omnipotencia, especialmente tal como prevalece en el universo material, es la mejor comprendida. Visto como un fenómeno no espiritual, Dios es energía. Esta declaración de un hecho físico se basa en la incomprensible verdad de que la Primera Fuente y Centro es la causa fundamental de los fenómenos físicos universales de todo el espacio. De esta actividad divina se deriva toda la energía física y otras manifestaciones materiales. La luz, es decir, la luz sin calor, es otra de las manifestaciones no espirituales de las deidades. Y hay aún otra forma de energía no espiritual que hasta ahora es virtualmente desconocida en Urantia, pues aún no se le ha distinguido.


(47.2) 3:2.4 Dios controla todo el poder; él ha abierto «un camino para el relámpago»; ha ordenado los circuitos de toda la energía. Él ha decretado el momento y la forma de las manifestaciones de todas las formas de la energía y la materia. Y contiene todas estas cosas eternamente en su control sempiterno: en el control gravitacional que se centra en el bajo Paraíso. La luz y la energía del Dios eterno giran por siempre en torno a su majestuoso circuito de la procesión infinita pero ordenada de las huestes estelares que componen el universo de los universos. Toda la creación gira eternamente alrededor del centro de la Personalidad Paradisiaca de todas las cosas y todos los seres.


(47.3) 3:2.5 La omnipotencia del Padre pertenece a la dominación ubicua del nivel absoluto, en donde las tres energías, material, mental y espiritual, son indistinguibles en estrecha proximidad a él: la Fuente de todas las cosas. La mente de la criatura, no siendo ni monota ni espíritu del Paraíso, no responde directamente al Padre Universal. Dios se ajusta a la mente imperfecta de los mortales de Urantia a través de los Ajustadores del Pensamiento.


(47.4) 3:2.6 El Padre Universal no es una fuerza transitoria, un poder cambiante, ni una energía fluctuante. El poder y la sabiduría del Padre son completamente adecuados para enfrentar todas y cada una de las exigencias del universo. Según se producen las emergencias de la experiencia humana, él las ha previsto todas, y por lo tanto no reacciona a los asuntos del universo de manera indiferente sino más bien de acuerdo con los dictados de la sabiduría eterna y en consonancia con los mandatos del juicio infinito. A pesar de su apariencia, el poder de Dios no funciona en el universo como una fuerza ciega.


(47.5) 3:2.7 A veces surgen situaciones en las cuales parece que se han tomado medidas de emergencia, que se han suspendido las leyes naturales, que se han reconocido inadaptaciones, y que se está haciendo un esfuerzo para rectificar la situación; pero esto no es así. Estos conceptos de Dios se originan en el limitado alcance de vuestro punto de vista, en la finitud de vuestra comprensión, y en la esfera circunscrita de vuestro examen; tal malentendido de Dios se debe a la profunda ignorancia en que os halláis respecto a la existencia de las leyes superiores del reino, la magnitud del carácter del Padre, la infinidad de sus atributos, y el hecho de su libre albedrío.


(47.6) 3:2.8 Las criaturas planetarias habitadas por el espíritu de Dios, esparcidas aquí y allá por todos los universos del espacio, son tan casi infinitas en número y orden, sus intelectos son tan diversos, sus mentes son tan limitadas y a veces tan torpes, su visión es tan reducida y localizada, que es casi imposible formular generalizaciones sobre la ley que expresen adecuadamente los atributos infinitos del Padre y al mismo tiempo sean en alguna medida comprensibles para estas inteligencias creadas. Por consiguiente, para vosotros las criaturas, muchos de los actos del Creador todopoderoso parecen arbitrarios, indiferentes y con frecuencia, insensibles y crueles. Pero nuevamente os aseguro que no es verdad. Todas las acciones de Dios responden a un propósito son inteligentes, sabias, generosas y eternamente atentas al mejor bien, no siempre de un ser específico, una raza determinada, un planeta específico, o incluso de un universo determinado; pero sí para el bienestar y mejor bien de todos, desde los más bajos hasta los más altos. En las edades del tiempo a veces puede parecer que el bienestar de la parte difiere del bienestar del todo; en el círculo de la eternidad tales diferencias aparentes no existen.


(48.1) 3:2.9 Somos todos parte de la familia de Dios, y por lo tanto a veces debemos participar de la disciplina de la familia. Muchas de las acciones de Dios que tanto nos perturban y confunden son el resultado de las decisiones y dictámenes finales de la omnisapiencia, que facultan al Actor Conjunto a ejecutar la elección de la voluntad infalible de la mente infinita, a hacer cumplir las decisiones de la personalidad de perfección, cuyo examen, visión, y solicitud abarcan el bienestar más elevado y eterno de toda su vasta y extendida creación.


(48.2) 3:2.10 Ocurre pues que vuestro punto de vista, aislado, seccional, finito, burdo y altamente materialista, y las limitaciones inherentes a la naturaleza de vuestro ser constituyen tal impedimento que sois incapaces de ver, comprender o conocer la sabiduría y bondad de muchos de los actos divinos que os parecen cargados de una crueldad tan aplastante y caracterizados por la indiferencia tan extrema para el consuelo y bienestar, la felicidad planetaria y la prosperidad personal de vuestros semejantes. Es a causa de las limitaciones de la visión humana, es debido a vuestro entendimiento restringido y a vuestra comprensión finita, que equivocáis los motivos de Dios y pervertís sus propósitos. Pero muchas cosas ocurren en los mundos evolutivos que no corresponden a las acciones personales del Padre Universal.


(48.3) 3:2.11 La omnipotencia divina está perfectamente coordinada con los otros atributos de la personalidad de Dios. Ordinariamente, el poder de Dios sólo está limitado en su manifestación espiritual en el universo por tres condiciones o situaciones:


(48.4) 3:2.12 1. Por la naturaleza de Dios, especialmente su amor infinito, por la verdad, la belleza y la bondad.


(48.5) 3:2.13 2. Por la voluntad de Dios, su ministerio de misericordia y la relación paternal con las personalidades del universo.


(48.6) 3:2.14 3. Por la ley de Dios, por la rectitud y justicia de la eterna Trinidad del Paraíso.




(48.7) 3:2.15 Dios es ilimitado en poder, divino en naturaleza, final en voluntad, infinito en atributos, eterno en sabiduría, y absoluto en realidad. Pero todas estas características del Padre Universal están unificadas en la Deidad y universalmente expresadas en la Trinidad del Paraíso y en los divinos Hijos de la Trinidad. Por lo demás, fuera del Paraíso y del universo central de Havona, todo lo que pertenece a Dios está limitado por la presencia evolutiva del Supremo, condicionado por la presencia eventuante del Último, y coordinado por los tres absolutos existenciales: el Absoluto de Deidad, el Absoluto Universal y el Absoluto No Cualificado. Y la presencia de Dios está así limitada porque tal es la voluntad de Dios.
3. El Conocimiento Universal de Dios


(48.8) 3:3.1 «Dios sabe todas las cosas». La mente divina está consciente de y familiarizada con el pensamiento de toda la creación. Su conocimiento de los acontecimientos es universal y perfecto. Las entidades divinas que proceden de él son parte de él; aquél que «equilibra las nubes» es también «perfecto en conocimiento». «Los ojos del Señor están en todas partes». Vuestro gran maestro dijo refiriéndose al gorrión insignificante, «ni uno de ellos caerá a la tierra sin que mi Padre lo sepa», y también «hasta los cabellos de vuestra cabellera están numerados». «Él cuenta el número de las estrellas; y las llama a todas por su nombre».


(49.1) 3:3.2 El Padre Universal es la única personalidad en todo el universo que realmente conoce el número de las estrellas y los planetas del espacio. Todos los mundos de todos los universos están constantemente en el ámbito de la conciencia de Dios. Dice él también: «Con seguridad he visto la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus pesares». Porque «el Señor mira desde el cielo; contempla a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su habitación mira a todos los habitantes de la tierra». Cada hijo creado puede decir en verdad: «El conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, saldré como el oro». «Dios conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos; el comprende nuestros pensamientos desde lejos y conoce todos nuestros caminos». «Todas las cosas están desnudas y se abren ante los ojos de aquél con quien tenemos que ver». Y debería ser consuelo auténtico para todo ser humano comprender que «él conoce vuestro cuerpo; y recuerda que sois polvo». Jesús, al hablar del Dios viviente, dijo: «Vuestro Padre sabe qué necesitáis aun antes de que vosotros se lo pidáis».


(49.2) 3:3.3 Dios posee un poder ilimitado para saber todas las cosas; su conciencia es universal. Su circuito personal incluye a todas las personalidades, y su conocimiento hasta de las criaturas inferiores es complementado indirectamente mediante la serie descendente de Hijos divinos y directamente a través de los Ajustadores del Pensamiento. Además, el Espíritu Infinito está presente constantemente en todas partes.


(49.3) 3:3.4 No estamos completamente seguros de si Dios elige o no conocer de antemano los sucesos pecaminosos. Pero aunque Dios preconozca las acciones de libre albedrío de sus hijos, tal preconocimiento no abroga en lo más mínimo la libertad de ellos. Una cosa es segura: A Dios no le sorprende nada.



(49.4) 3:3.5 La omnipotencia no implica el poder de hacer lo no factible, la acción que no sea divina; tampoco implica la omnisciencia el conocimiento de lo que no puede conocerse. Pero la mente finita difícilmente puede comprender tales declaraciones. Es muy poco propable que la criatura pueda entender el alcance y las limitaciones de la voluntad del Creador.
4. La Ilimitabilidad de Dios


(49.5) 3:4.1 La sucesiva investidura de sí mismo a los universos a medida que éstos son hechos existentes no disminuye de ningún modo el potencial de poder ni la reserva de sabiduría que siguen residiendo y reposando en la personalidad central de la Deidad. En potencial de fuerza, sabiduría y amor, el Padre no ha menguado nunca su posesión ni se ha despojado de atributo alguno de su gloriosa personalidad como resultado de su dádiva ilimitada de sí mismo a los Hijos Paradisiacos, a sus creaciones subordinadas, y a las múltiples criaturas de estas creaciones.


(49.6) 3:4.2 La creación de cada universo nuevo exige un nuevo ajuste de la gravedad; pero incluso si la creación continuará indefinida y eternamente, incluso hasta el infinito, de manera que finalmente la creación material existiese sin limitaciones, aun así el poder de control y coordinación que reside en la Isla del Paraíso equivaldría al dominio, control y coordinación de tal universo infinito, y sería adecuado para él. Posteriormente a esta concesión de fuerza y poder ilimitados sobre un universo sin límites, el Infinito aún estaría sobrecargado con el mismo grado de fuerza y energía; el Absoluto No Cualificado no sufriría ningún menoscabo; Dios seguiría poseyendo el mismo potencial infinito, como si no se hubiesen vertido fuerza, energía y poder para dotar a universo tras universo.


(50.1) 3:4.3 Lo mismo ocurre respecto a la sabiduría: el hecho de que la mente se distribuya tan libremente para el pensamiento de los dominios de ningún modo empobrece en lo más mínimo la fuente central de la sabiduría divina. A medida que se multiplican los universos, y los seres de los dominios aumentan en número hasta los límites de la comprensión, aunque la mente continúe sin fin prodigándose estos seres de elevada o inferior condición, la personalidad central de Dios seguirá no obstante abarcando la misma mente eterna, infinita y omnisapiente.


(50.2) 3:4.4 El hecho de que él envíe espíritus mensajeros procedentes de sí mismo para que habiten en los hombres y las mujeres de vuestro mundo y de otros mundos, no disminuye en modo alguno su capacidad de funcionar como personalidad de espíritu divina y todopoderosa; y no existe límite ninguno al grado o número de estos Monitores espirituales que él pueda y desee enviar. Este don de sí mismo a sus criaturas crea una ilimitada, casi inconcebible posibilidad futura de existencias progresivas y sucesivas para estos mortales divinamente dotados. Y esta pródiga distribución de sí mismo en forma de estas entidades espirituales ministradoras de ninguna manera disminuye la sabiduría y la perfección de verdad y conocimiento que reposan en la persona del Padre todoprudente, omnisapiente y omnipotente.


(50.3) 3:4.5 Para los mortales del tiempo hay un futuro, pero Dios habita la eternidad. Aunque provengo de muy cerca de la morada misma de la Deidad, no puedo presumir de hablar con perfección de entendimiento respecto a la infinidad de muchos de los atributos divinos. Tan sólo la infinidad de mente puede comprender plenamente la infinidad de existencia y la eternidad de acción.


(50.4) 3:4.6 El hombre mortal no puede de ninguna manera conocer la infinitud del Padre celestial. La mente finita no puede pensar a través de semejante verdad o hecho absoluto. Pero este mismo ser humano finito puede realmente sentir — literalmente experimentar— el impacto pleno y no disminuido de ese AMOR infinito del Padre. En verdad se puede experimentar ese amor, aunque la calidad de la experiencia es ilimitada, la cantidad de tal experiencia está estrictamente limitada por la capacidad humana de receptividad espiritual y por la capacidad asociada de devolverle el amor al Padre.



(50.5) 3:4.7 La apreciación finita de cualidades infinitas trasciende con mucho las capacidades lógicamente limitadas de la criatura, debido al hecho de que el hombre mortal está hecho a imagen de Dios —vive dentro de él un fragmento de la infinidad. Por consiguiente el más próximo y más querido acceso a Dios es a través del amor, porque Dios es amor. Y toda la tan singular relación es una experiencia real en la sociología cósmica, la relación Creador-criatura; el afecto de Padre a hijo.
5. La Ley Suprema del Padre


(50.6) 3:5.1 En su contacto con las creaciones post-Havona, el Padre Universal no ejerce su infinito poder y su autoridad final por transmisión directa, sino más bien a través de sus Hijos y las personalidades subordinadas de éstos. Y Dios hace todo esto por su libre voluntad. Todos y cada uno de los poderes delegados, si surgiera la ocasión y si fuese la elección de la mente divina, pueden ser ejercidos directamente; pero, como norma, tal acción sólo tiene lugar como resultado del fracaso de la personalidad delegada en cumplir la encomienda divina. En tales ocasiones y frente a tal incumplimiento y dentro de los límites de la reserva del poder y potencial divinos, el Padre actúa independientemente y de acuerdo con los mandatos de su propia elección; y esa elección es siempre de infalible perfección e infinita sabiduría.


(51.1) 3:5.2 El Padre gobierna a través de sus Hijos; descendiendo a través de la organización del universo, existe una cadena ininterrumpida de gobernantes que remata en los Príncipes Planetarios, quienes dirigen los destinos de las esferas evolutivas de los vastos dominios del Padre. No es mera expresión poética la que exclama: «Del Señor es la tierra y su plenitud». «El hace y deshace monarcas». «Los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».


(51.2) 3:5.3 En los asuntos del corazón de los hombres puede que el Padre Universal no siempre obtenga lo que quiere; pero en la conducta y destino de un planeta el plan divino prevalece; el propósito eterno de la sabiduría y el amor triunfa.


(51.3) 3:5.4 Jesús dijo: «Mi Padre, que me los otorgó, es el más grande de todos; y nadie podrá arrebatarlos de la mano de mi Padre». Al vislumbrar las múltiples obras de Dios y contemplar la inmensidad asombrosa de la creación casi ilimitada de Dios, podéis vacilar en vuestro concepto de su primacía, pero no debéis vacilar en aceptarle como firme y sempiternamente entronizado en el centro paradisiaco de todas las cosas y como Padre benéfico de todos los seres inteligentes. No hay sino «un Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en todo», «y él es antes de todas las cosas, y en él radican todas las cosas».


(51.4) 3:5.5 Las incertidumbres de la vida y las vicisitudes de la existencia no contradicen de ningún modo el concepto de la soberanía universal de Dios. Toda vida de la criatura evolutiva está acechada por ciertas inevitabilidades. Considerad lo siguiente:


(51.5) 3:5.6 1. ¿Es el valor — la fuerza de carácter— deseable? Si es así, el hombre debe criarse en un ambiente que requiera el enfrentamiento con dificultades y la reacción a los desencantos.


(51.6) 3:5.7 2. ¿Es el altruismo — el servicio a los semejantes— deseable? Entonces la experiencia de vida debe proporcionarnos el encuentro con situaciones de desigualdad social.


(51.7) 3:5.8 3. ¿Es la esperanza — la magnitud de la confianza— deseable? Entonces la existencia humana debe enfrentarse constantemente con inseguridades e incertidumbres recurrentes.


(51.8) 3:5.9 4. ¿Es la fe — la suprema afirmación del pensamiento humano— deseable? Entonces la mente del hombre debe hallarse en esa dificultad problemática donde siempre sabe menos de lo que puede creer.


(51.9) 3:5.10 5. ¿Es el amor a la verdad y la disposición de ir dondequiera éste conduzca, deseable? Entonces el hombre debe crecer en un mundo donde el error está presente y la falsedad es siempre posible.


(51.10) 3:5.11 6. ¿Es el idealismo — el concepto que más se acerca a lo divino— deseable? Entonces el hombre debe luchar en un ambiente de bondad y belleza relativas, en un ambiente que estimule el anhelo incontenible de cosas mejores.


(51.11) 3:5.12 7. ¿Es la lealtad — la devoción al deber más alto— deseable? Entonces el hombre debe proceder rodeado por las posibilidades de traición y deserción. El valor de la devoción al deber consiste en el peligro implícito de incumplimiento.


(51.12) 3:5.13 8. ¿Es la falta de egoísmo — el espíritu de olvido de sí mismo— deseable? Entonces el hombre mortal debe vivir cara a cara con el incesante clamor de un yo inescapable que exige reconocimiento y honor. El hombre no puede elegir dinámicamente la vida divina si no existe una vida del yo a la que renunciar. El hombre no podría nunca aferrarse a la salvación en la rectitud si no hubiera ningún mal potencial que exalte y diferencie el bien por contraste.


(51.13) 3:5.14 9. ¿Es el placer — la satisfacción de la felicidad— deseable? Entonces el hombre debe vivir en un mundo en el que la alternativa del dolor y la probabilidad del sufrimiento son posibilidades experienciales siempre presentes.


(52.1) 3:5.15 En todo el universo, cada unidad se considera una parte del todo. La supervivencia de la parte depende de la cooperación con el plan y el propósito del todo, el deseo sincero y la disposición perfecta de hacer la divina voluntad del Padre. El único mundo evolutivo sin error (la posibilidad de un juicio necio) sería un mundo sin inteligencia libre. En el universo de Havona hay mil millones de mundos perfectos con sus habitantes perfectos, pero el hombre evolutivo debe ser falible si ha de ser libre. La inteligencia libre e inexperta no puede de ninguna manera, al principio, ser uniformemente sabia. La posibilidad de un juicio erróneo (el mal) se convierte en pecado sólo cuando la voluntad humana apoya conscientemente y adopta a sabiendas un juicio deliberadamente inmoral.


(52.2) 3:5.16 La plena apreciación de la verdad, de la belleza y de la bondad es inherente a la perfección del universo divino. Los habitantes de los mundos de Havona no requieren el potencial de niveles relativos de valor como estímulo para su elección; tales seres perfectos pueden identificar y elegir el bien en ausencia de toda situación moral contrastante y que obliga a pensar. Pero todos esos seres perfectos son, en naturaleza moral y estado espiritual, lo que son por virtud del hecho de su existencia. Han ganado un avance experiencial solamente dentro de su estado inherente. El hombre mortal incluso gana la situación de candidato a la ascensión por su propia fe y esperanza. Todo lo divino que la mente humana alcanza a comprender y el alma humana adquiere es un logro experiencial; es una realidad de la experiencia personal y por lo tanto es una posesión única en contraste con la bondad y rectitud inherentes a las personalidades de Havona que no yerran.



(52.3) 3:5.17 Las criaturas de Havona son naturalmente valientes, pero no son valerosas en el sentido humano. De modo innato son dulces y consideradas, difícilmente altruistas a la manera humana. Aguardan ellas un futuro agradable, no con la esperanza de la manera exquisita como confian los mortales en las esferas evolutivas inciertas. Tienen fe en la estabilidad del universo, pero son completamente ajenos a la fe salvadora por la cual el hombre mortal asciende desde su condición animal hasta las puertas del Paraíso. Aman la verdad, pero nada saben de sus cualidades redentoras para el alma. Son idealistas, pero así nacieron; son completamente ignorantes del éxtasis de llegar a serlo por una elección vivificante. Son leales, pero nunca han experimentado la emoción de la devoción sincera e inteligente al deber frente a la tentación del incumplimiento. Son altruistas, pero no ganaron esos niveles de experiencia mediante la magnífica conquista de un yo beligerante. Disfrutan del placer, pero no comprenden la dulzura del placer al huir de la pena potencial.
6. La Primacía del Padre


(52.4) 3:6.1 Con altruismo divino y consumada generosidad, el Padre Universal se despoja de autoridad y delega poder, pero sigue siendo fundamental; su mano descansa sobre la palanca poderosa de las circunstancias de los dominios universales; se ha reservado todas las decisiones finales y esgrime infaliblemente el cetro todopoderoso del veto de su eterno propósito con autoridad indiscutible sobre el bienestar y destino de la vasta creación, virante y siempre girante.


(52.5) 3:6.2 La soberanía de Dios es ilimitada; es el acto fundamental de toda creación. El universo no era inevitable. El universo no es un accidente, ni existe por sí mismo. El universo es una obra de creación y por lo tanto está completamente sujeto a la voluntad del Creador. La voluntad de Dios es verdad divina, amor viviente; por consiguiente las creaciones en vías de perfeccionamiento de los universos evolutivos se caracterizan por la bondad —acercamiento a la divinidad; y maldad potencial — alejamiento de la divinidad.


(53.1) 3:6.3 Toda filosofía religiosa, tarde o temprano, llega al concepto de la ley unificada del universo, de un solo Dios. Las causas del universo no pueden ser más bajas que los efectos del universo. La fuente del caudal de la vida universal y de la mente cósmica debe estar por encima del nivel de su manifestación. No se puede explicar coherentemente a la mente humana en términos de las órdenes más bajas de existencia. Sólo puede comprenderse completamente la mente del hombre, mediante el reconocimiento de la realidad de órdenes superiores de pensamiento y voluntad deliberada. El hombre como ser moral es inexplicable a menos que se reconozca la realidad del Padre Universal.


(53.2) 3:6.4 El filósofo mecanicista profesa rechazar la idea de una voluntad universal y soberana, esa misma voluntad soberana cuya actividad en la elaboración de las leyes universales él reverencia tan profundamente. ¡Qué homenaje inconsciente rinde el mecanicista al Creador de la ley cuando concibe que tales leyes actúan y se explican por sí solas!


(53.3) 3:6.5 Es gran error humanizar a Dios, excepto en el concepto del Ajustador del Pensamiento residente, pero aun eso no es tan tonto como lo demecanizar completamente la idea de la Primera Fuente y Centro.


(53.4) 3:6.6 ¿Sufre el Padre del Paraíso? Yo no lo sé. Los Hijos Creadores ciertamente pueden sufrir y a veces sufren, como sufren los mortales. El Hijo Eterno y el Espíritu Infinito sufren en un sentido modificado. Pienso que el Padre Universal sufre, pero no puedo entender cómo; acaso mediante el circuito de la personalidad o a través de la individualidad de los Ajustadores del Pensamiento y otros dones de su naturaleza eterna. Él ha dicho de las razas mortales: «En todas vuestras aflicciones yo soy afligido». Él incuestionablemente experimenta una comprensión paternal y compasiva; puede realmente sufrir; pero la naturaleza de ello no la entiendo.


(53.5) 3:6.7 El Gobernante eterno e infinito del universo de los universos es poder, forma, energía, proceso, modelo original, principio, presencia y realidad idealizada. Pero es más; es personal; ejerce una voluntad soberana, experimenta autoconciencia de su divinidad, ejecuta los mandatos de una mente creadora, persigue la satisfacción de la realización de un propósito eterno, y manifiesta amor y afecto Paterno por sus hijos universales. Se pueden comprender mejor todos estos rasgos personales del Padre observándolos tal como fueron revelados en la vida encarnada de Micael, vuestro Hijo Creador, mientras permaneció encarnado en Urantia.


(53.6) 3:6.8 Dios el Padre ama a los hombres; Dios el Hijo sirve a los hombres; Dios el Espíritu inspira a los hijos del universo a la aventura siempre ascendente de encontrar a Dios el Padre por los caminos ordenados por Dios los Hijos a través del ministerio de la gracia de Dios el Espíritu.



(53.7) 3:6.9 [Siendo el Consejero Divino asignado a la presentación de la revelación del Padre Universal, he continuado con esta declaración de los atributos de la Deidad.]
Documento 4
La Relación de Dios con el Universo



(54.1) 4:0.1 EL PADRE Universal tiene un propósito eterno relacionado con los fenómenos materiales, intelectuales y espirituales del universo de los universos, el cual lleva a cabo durante todo el tiempo. Dios creó los universos por su libre y soberana voluntad, y los creó de acuerdo con su propósito omnisapiente y eterno. Es dudoso que cualquiera, excepto las Deidades del Paraíso y sus más altos asociados conozcan gran cosa acerca del eterno propósito de Dios. Incluso los ciudadanos excelsos del Paraíso tienen opiniones muy variadas sobre la naturaleza del propósito eterno de las Deidades.


(54.2) 4:0.2 Es fácil deducir que el propósito de la creación del perfecto universo central de Havona fue puramente la satisfacción de la naturaleza divina. Havona puede servir como el modelo original de creación para todos los demás universos y como la escuela final para los peregrinos del tiempo en su camino al Paraíso; sin embargo, esta creación tan excelsa debe existir fundamentalmente para el placer y la satisfacción de los Creadores perfectos e infinitos.


(54.3) 4:0.3 El asombroso plan de perfeccionar a los mortales evolutivos y, una vez que alcanzan el Paraíso y los Cuerpos de la Finalidad, el proporcionar capacitación ulterior para alguna tarea futura no revelada, parece ser, al actualmente, una de las ocupaciones principales de los siete superuniversos y sus muchas subdivisiones; pero este proyecto ascensional para la espiritualización y capacitación de los mortales del tiempo y del espacio no es en modo alguno la ocupación exclusiva de las inteligencias del universo. Existen, ciertamente, muchas otras tareas fascinantes que ocupan el tiempo y canalizan las energías de las huestes celestiales.
1. La Actitud Universal del Padre


(54.4) 4:1.1 Por muchas épocas los habitantes de Urantia han interpretado erróneamente la providencia de Dios. Hay una providencia divina trabajando en vuestro mundo, pero no se trata del ministerio infantil, arbitrario y material que muchos mortales han concebido. La providencia de Dios consiste en las actividades entrelazadas de los seres celestiales y de los espíritus divinos que, de acuerdo con las leyes cósmicas, laboran incesantemente por el honor de Dios y para el desarrollo espiritual de sus hijos en el universo.


(54.5) 4:1.2 ¿No podéis vosotros acaso desarrollar vuestro concepto sobre el trato de Dios con el hombre hasta el punto de reconocer que la consigna del universo es progreso? A través de prolongadas edades la raza humana ha luchado para llegar a su estado actual. A lo largo de todos estos milenios la Providencia ha estado laborando en el plan de la evolución progresiva. Estas dos ideas no son opuestas en la práctica, sino tan sólo en los conceptos erróneos del hombre. La providencia divina no se enlista jamás en oposición al verdadero progreso humano, tanto temporal como espiritual. La providencia está siempre de acuerdo con la naturaleza inmutable y perfecta del supremo Legislador.


(55.1) 4:1.3 «Dios es fiel» y «todos sus mandamientos son justos». «Su fidelidad se establece en los mismos cielos». «Para siempre, Oh Señor, tu palabra se ha establecido en los cielos. Tu fidelidad es para todas las generaciones; tú has cimentado la tierra, y permanece». «Él es un Creador fiel».


(55.2) 4:1.4 No hay límites a las fuerzas y personalidades que el Padre puede utilizar para mantener su propósito y sostener a sus criaturas. «El Dios eterno es nuestro refugio, y abajo están sus brazos sempiternos». «El que habita en el lugar secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso». «Mirad, el que nos guarda no se adormecerá ni se dormirá». «Sabemos que todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios», «porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones».


(55.3) 4:1.5 Dios sostiene «todas las cosas por la palabra de su poder». Y cuando nacen nuevos mundos, «envía a sus Hijos y son creados». Dios no sólo crea, sino que «los preserva a todos». Dios constantemente sostiene todas las cosas materiales y a todos los seres espirituales. Los universos son eternamente estables. Existe estabilidad en medio de una inestabilidad aparente. Existe un orden y una seguridad subyacentes en medio de los solevantamientos de la energía y los cataclismos físicos de los dominios estelares.


(55.4) 4:1.6 El Padre Universal no se ha retirado de la administración de los universos; él no es una Deidad inactiva. Si Dios dejara de ser el sustentador presente de toda la creación, habría inmediatamente un colapso universal. Excepto Dios, no habría tal cosa como la realidad. En este mismo momento, así como durante las remotas eras del pasado y en el futuro eterno, Dios sigue sustentando. El alcance divino se extiende alrededor del círculo de la eternidad. Al universo no se le da cuerda como un reloj que anda por tiempo determinado y luego cesa de funcionar; todas las cosas están siendo constantemente renovadas. El Padre incesantemente derrama energía, luz y vida. La obra de Dios es tan literal como espiritual. «Él extiende el norte sobre el espacio vacío y suspende la tierra sobre la nada».


(55.5) 4:1.7 Un ser de mi orden puede descubrir la armonía última y detectar una coordinación profunda y vasta en los asuntos rutinarios de la administración universal. Muchas cosas que aparecen desconectadas y fortuitas al pensamiento mortal, se muestran ordenadas y constructivas a mi comprensión. Pero ocurren en el universo muchas cosas que yo no comprendo plenamente. Durante mucho tiempo he estudiado y tengo cierto conocimiento, sobre las fuerzas, energías, mentes, morontias, espíritus y personalidades reconocidas de los universos locales y de los superuniversos. Tengo una comprensión general de cómo operan esas agencias y personalidades y estoy íntimamente familiarizado con los mecanismos de las inteligencias espirituales acreditadas del gran universo. A pesar de mi conocimiento de los fenómenos de los universos, me veo constantemente confrontado por reacciones cósmicas que no puedo desentrañar plenamente. De continuo me encuentro con conspiraciones aparentemente fortuitas de la interasociación de fuerzas, energías, intelectos y espíritus que no puedo explicar de manera satisfactoria.


(55.6) 4:1.8 Soy enteramente competente para describir y analizar el mecanismo de todos los fenómenos que resultan directamente del funcionamiento del Padre Universal, del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito, y, en gran medida, de la Isla del Paraíso. Lo que suscita mi perplejidad es el encontrarme con lo que parece ser el desempeño de sus coordinados misteriosos, los tres Absolutos de potencialidad. Estos Absolutos parecen suplantar la materia, trascender la mente, y sobrevenir al espíritu. Me siento continuamente confundido y a menudo perplejo por mi incapacidad para comprender estas transacciones complejas que atribuyo a la presencia y actuación del Absoluto No Cualificado, el Absoluto de Deidad, y el Absoluto Universal.


(56.1) 4:1.9 Estos Absolutos deben ser las presencias no plenamente reveladas en el amplio universo que, en los fenómenos de la potencia del espacio y en la función de otros superúltimos, hacen imposible para los físicos, para los filósofos e incluso para los religiosos predecir con certeza cómo los primordiales de fuerza, concepto y espíritu responderán a las exigencias hechas en una situación compleja de realidad que incluya ajustes supremos y valores últimos.


(56.2) 4:1.10 Hay también una unidad orgánica en los universos del tiempo y el espacio que parecería respaldar el entero tejido de los acontecimientos cósmicos. Esta presencia viviente del Ser Supremo evolutivo, esta Inmanencia del Incompleto Proyectado se manifiesta inexplicablemente de cuando en cuando por lo que parece ser una asombrosa y fortuita coordinación de acontecimientos en el universo aparentemente desconectados. Ésta debe ser la función de la Providencia —el dominio del Ser Supremo y del Actor Conjunto.


(56.3) 4:1.11 Me inclino a creer que es precisamente este extendido control, generalmente irreconocible, de la coordinación y la interasociación de todas las fases y formas de la actividad universal que hace que una mezcla tan abigarrada y aparentemente tan confusa de fenómenos físicos, mentales, morales y espirituales funcione tan inequívocamente para la gloria de Dios y para el bien de hombres y ángeles.



(56.4) 4:1.12 Pero en el sentido más amplio los aparentes «accidentes» del cosmos son indudablemente parte del drama finito de la aventura espacio-temporal del Infinito en su manipulación eterna de los Absolutos.
2. Dios y la Naturaleza


(56.5) 4:2.1 La naturaleza es, en un sentido limitado, el hábito físico de Dios. La conducta, o acción de Dios se cualifica y se modifica provisionalmente por los planes experimentales y los modelos evolutivos de un universo local, una constelación, un sistema, o un planeta. Dios actúa de acuerdo con una ley bien definida, invariable e inmutable a lo largo y a lo ancho del vasto universo maestro; pero modifica sus esquemas de acción a fin de contribuir a la conducta coordinada y equilibrada de cada universo, constelación, sistema, planeta y personalidad de acuerdo a los objetos, propósitos y planes locales de los proyectos finitos de desarrollo evolutivo.


(56.6) 4:2.2 Por consiguiente, la naturaleza, tal como la entiende el hombre mortal, comprende los cimientos subyacentes y el antecedente fundamental de una Deidad incambiable y sus leyes inmutables, modificadas, fluctuantes, y experimentando trastornos causados por el mecanismo de los planes, propósitos, normas y condiciones locales que el universo, la constelación, el sistema y las fuerzas y personalidades planetarias locales han inaugurado y están llevando a cabo. Por ejemplo: así como se han decretado las leyes de Dios en Nebadon, éstas son modificadas por los planes establecidos por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo de este universo local; además, por los errores, incumplimientos e insurrecciones de algunos seres residentes en vuestro planeta y pertenecientes a vuestro inmediato sistema planetario de Satania también han influido en la operación de estas leyes.


(56.7) 4:2.3 La naturaleza es la resultante espacio-temporal de dos factores cósmicos: primero, la inmutabilidad, perfección y rectitud de la Deidad Paradisiaca, y segundo, los planes experimentales, los errores de ejecución, los errores de rebeldía, el desarrollo incompleto, y la imperfección de la sabiduría de las criaturas extraparadisiacas, desde las más elevadas hasta las más bajas. La naturaleza por lo tanto trae un hilo de perfección uniforme, invariable, majestuoso y maravilloso, desde el círculo de la eternidad; pero en cada universo, en cada planeta y en cada vida individual, esta naturaleza es modificada, cualificada y acaso desfigurada por las acciones, los errores, y las deslealtades de las criaturas de los sistemas y universos evolutivos; y por consiguiente la naturaleza debe ser siempre de ánimo cambiante y aparentemente caprichoso, aunque de fondo estable, y debe variar de acuerdo con los procedimientos operativos en un universo local.


(57.1) 4:2.4 La naturaleza es la perfección del Paraíso dividida por la índole incompleta, la maldad y el pecado de los universos inconclusos. Este cociente expresa pues lo perfecto y lo parcial, lo eterno y lo temporal. La evolución continuada modifica la naturaleza al aumentar el contenido de perfección paradisiaca y al disminuir el contenido del mal, el error y la desarmonía de la realidad relativa.


(57.2) 4:2.5 Dios no está personalmente presente en la naturaleza ni en cualesquiera de las fuerzas de la naturaleza, porque el fenómeno de la naturaleza es la sobreimposición de las imperfecciones de la evolución progresiva y, a veces, de las consecuencias de rebeliones insurreccionales sobre los cimientos paradisiacos de la ley universal de Dios. Tal como aparece en un mundo como Urantia, la naturaleza no puede ser nunca la expresión adecuada ni la representación verdadera ni el fiel retrato de un Dios omnisapiente e infinito.


(57.3) 4:2.6 La naturaleza, en vuestro mundo, es una cualificación de las leyes de la perfección por los planes evolutivos del universo local. ¡Qué farsa adorar la naturaleza porque en un sentido limitado, cualificado, está penetrada por Dios; por ser una fase del poder universal y por lo tanto divino! La naturaleza también es una manifestación inconclusa e incompleta de las elaboraciones imperfectas del desarrollo, crecimiento y progreso de un experimento universal de evolución cósmica.


(57.4) 4:2.7 Los defectos aparentes del mundo natural no son indicios de ningún defecto correspondiente en el carácter de Dios. Más bien las imperfecciones que se observan son meramente las inevitables y momentáneas interrupciones en la proyección de una película infinita. Son estas mismas interrupciones-defectos de la continuidad-perfección las que permiten que la mente finita del hombre material obtenga una visión fugaz de la realidad divina en el tiempo y en el espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad parecen defectuosas en la mente evolutiva del hombre, sólo porque el hombre mortal persiste en visualizar los fenómenos de la naturaleza a través de los ojos naturales, por medio de la visión humana sin la ayuda de mota morontiana ni de la revelación, su sustituto compensatorio en los mundos del tiempo.


(57.5) 4:2.8 Y la naturaleza está desfigurada, su hermoso rostro marcado, sus rasgos marchitos por la rebelión, la mala conducta, los malos pensamientos de miríadas de criaturas que son parte de la naturaleza, pero que han contribuido a su desfiguración en el tiempo. No, la naturaleza no es Dios. La naturaleza no es objeto de adoración.
3. El Carácter Invariable de Dios


(57.6) 4:3.1 Por largo tiempo ha creído el hombre que Dios es semejante a él. Dios no es celoso, no lo ha sido nunca ni lo será jamás del hombre ni de ningún otro ser del universo de los universos. Sabiendo que el Hijo Creador pretendía que el hombre fuese la obra maestra de la creación planetaria, el soberano de la tierra entera, el verle dominado por sus pasiones más bajas, el espectáculo de su sumisión ante ídolos de madera, de piedra y de oro, y su ambición egoísta, estas sórdidas escenas mueven a Dios y a sus Hijos a ser celosos por el hombre, pero nunca de él.


(57.7) 4:3.2 El Dios eterno es incapaz de cólera ni de ira en el sentido de estas emociones humanas y tal como el hombre entiende esas reacciones. Estos sentimientos son bajos y despreciables, indignos de ser llamados humanos, mucho menos divinos; y tales actitudes son absolutamente ajenas a la naturaleza perfecta y al carácter misericordioso del Padre Universal.


(58.1) 4:3.3 Gran, muy gran, parte de la dificultad que tienen los mortales de Urantia para comprender a Dios se debe a las vastas consecuencias de la rebelión de Lucifer y a la traición de Caligastia. En los mundos no segregados por el pecado, las razas evolutivas son capaces de formular ideas mucho mejores sobre el Padre Universal; sufren menos confusión, distorsión y perversión de concepto.


(58.2) 4:3.4 Dios no se arrepiente de nada de lo que ha hecho, de lo que hace o de lo que hará. Él es omnisapiente a la vez que omnipotente. La sabiduría del hombre nace de las pruebas y los errores de la experiencia humana; la sabiduría de Dios consiste en la perfección no cualificada de su infinito discernimiento universal, y este preconocimiento divino dirige eficazmente la libre voluntad creadora.


(58.3) 4:3.5 El Padre Universal nunca hace nada que cause posteriormente dolor o arrepentimiento, pero las criaturas volitivas planeadas y hechas por sus personalidades creadoras en los universos remotos, a veces, por su infortunada elección, producen emociones de pesar divino en las personalidades de sus padres Creadores. Pero aunque el Padre nunca comete errores, ni abriga arrepentimientos, ni experimenta dolor, es un ser con afecto de padre y su corazón indudablemente se acongoja cuando sus hijos no consiguen alcanzar los niveles espirituales que son capaces de lograr con la ayuda que tan libremente se les ha brindado mediante los planes de desarrollo espiritual y la política de ascensión de los mortales de los universos.


(58.4) 4:3.6 La bondad infinita del Padre está fuera de la comprensión de la mente finita del tiempo; de aquí que siempre deba proveerse un contraste comparativo con el mal (no el pecado) para demostrar efectivamente todas las fases de la bondad relativa. El imperfecto discernimiento mortal puede entender la perfección de la bondad divina, solamente por su contrastante asociación con la imperfección relativa en las relaciones del tiempo y la materia en los movimientos del espacio.



(58.5) 4:3.7 El carácter de Dios es infinitamente superhumano; por lo tanto, dicha naturaleza de divinidad debe personalizarse, como lo hace en los Hijos divinos, antes de que pueda ser comprendida siquiera por la fe en la mente finita del hombre.
4. La Comprensión de Dios


(58.6) 4:4.1 Dios es el único ser estacionario, autocontenido e inmutable en la totalidad del universo de los universos, que no tiene exterior, más allá, pasado ni futuro. Dios es energía con propósito (espíritu creador) y voluntad absoluta, y estos atributos son autoexistentes y universales.


(58.7) 4:4.2 Puesto que Dios es autoexistente, es absolutamente independiente. La identidad misma de Dios es opuesta al cambio. «Yo, el Señor, no cambio». Dios es inmutable; pero hasta que vosotros no hayáis alcanzado el estado paradisiaco, no podréis siquiera comenzar a comprender cómo Dios puede pasar de la simplicidad a la complejidad, de la identidad a la variación, de la inmovilidad al movimiento, de la infinidad a la finitud, de lo divino a lo humano, y de la unidad a la dualidad y a la triunidad. Así pues, Dios puede modificar las manifestaciones de su absolutez porque la inmutabilidad divina no implica inmovilidad; Dios tiene voluntad: él es la voluntad.


(58.8) 4:4.3 Dios es el ser de autodeterminación absoluta; no hay límites a sus reacciones en el universo salvo aquéllas que son impuestas por él mismo, y las acciones de su libre albedrío están condicionadas solamente por las cualidades divinas y los atributos perfectos que caracterizan intrínsecamente su naturaleza eterna. Por lo tanto, Dios se relaciona con el universo como el ser de bondad final y de voluntad libre de infinita creatividad.


(58.9) 4:4.4 El Padre-Absoluto es el creador del universo central y perfecto, y el Padre de todos los otros Creadores. Dios comparte con el hombre y otros seres la personalidad la bondad y otras numerosas características; pero la infinidad de voluntad es suya sola. Dios está limitado en sus actos creadores sólo por los sentimientos de su naturaleza eterna y por los dictados de su infinita sabiduría. Dios personalmente elige sólo lo que es infinitamente perfecto, de aquí la perfección excelsa del universo central; y aun que los Hijos Creadores comparten plenamente su divinidad, incluso fases de su absolutez, no están completamente limitados por esa finalidad de sabiduría que dirige la voluntad infinita del Padre. En consecuencia, en la orden de filiación Micael, la libre voluntad creativa se hace todavía más activa, completamente divina y casi última, si no absoluta. El Padre es infinito y eterno, pero negar la posibilidad de su autolimitación volitiva llevaría a la negación del concepto mismo de su absolutez volicional.


(59.1) 4:4.5 La absolutez de Dios penetra los siete niveles de la realidad universal. Y la totalidad de esta naturaleza absoluta está sujeta a la relación del Creador con su familia de criaturas en el universo. La precisión puede caracterizar la justicia trinitaria en el universo de los universos, pero en todas sus vastas relaciones de familia con las criaturas del tiempo, el Dios de los universos es gobernado por el sentimiento divino. En primer y último término —eternamente— el Dios infinito es un Padre. De todos los títulos posibles por los cuales podría ser conocido con propiedad, he sido instruido a describir al Dios de toda la creación como el Padre Universal.


(59.2) 4:4.6 En Dios el Padre las acciones de su libre voluntad no están regidas por el poder, ni están orientadas solamente por el intelecto; la personalidad divina está definida como consistente en espíritu y manifestándose a los universos como amor. Por tanto, en todas sus relaciones personales con las personalidades de las criaturas de los universos, la Primera Fuente y Centro es siempre y permanentemente un Padre amante. Dios es un Padre en la más elevada acepción del término. Está eternamente motivado por el perfecto idealismo del amor divino, y esa tierna naturaleza encuentra su expresión más robusta y su satisfacción más grande en amar y ser amado.


(59.3) 4:4.7 En la ciencia, Dios es la Primera Causa; en la religión, el Padre universal y amante; en la filosofía, el único ser que existe por sí mismo, que no depende de ningún otro ser para existir, sino que magnánimamente les confiere realidad de existencia a todas las cosas y todos los otros seres. Pero hace falta la revelación para mostrar que la Primera Causa de la ciencia y la Unidad autoexistente de la filosofía son el Dios de la religión, pleno de misericordia y bondad y comprometido a realizar la eterna supervivencia de sus hijos en la tierra.


(59.4) 4:4.8 Anhelamos el concepto del Infinito, pero adoramos la experiencia-idea de Dios, nuestra capacidad de percibir en cualquier momento y lugar los factores de personalidad y divinidad de nuestro concepto más elevado de la Deidad.


(59.5) 4:4.9 La conciencia de una vida humana victoriosa en la tierra nace de esa fe de la criatura que se atreve a desafiar cada recurrente episodio de la existencia cuando se enfrenta con el pavoroso espectáculo de las limitaciones humanas, con la firme declaración: aunque yo no pueda hacer esto, en mí vive alguien que puede y que lo hará, una parte del Padre-Absoluto del universo de los universos. Y ésa es «la victoria que sobrecoge al mundo, aun vuestra fe».
5. Las Ideas Erróneas Sobre Dios


(59.6) 4:5.1 La tradición religiosa es el registro imperfectamente preservado de las experiencias de los hombres de pasadas edades que conocían a Dios, pero tales registros no son confiables como guías para la vida religiosa ni como fuentes de verdadera información acerca del Padre Universal. Invariablemente se han alterado estas creencias antiguas por el hecho de que el hombre primitivo era un fabricante de mitos.


(60.1) 4:5.2 Una de las fuentes principales de confusión en Urantia respecto a la naturaleza de Dios proviene de que vuestros libros sagrados no fueron capaces de distinguir claramente entre las personalidades de la Trinidad del Paraíso y entre la Deidad Paradisiaca y los creadores y administradores del universo local. Durante las pasadas dispensaciones de comprensión parcial, vuestros sacerdotes y profetas fueron incapaces de distinguir entre los Príncipes Planetarios, los Soberanos de Sistemas, los Padres de Constelaciones, los Hijos Creadores, los Gobernantes de los Superuniversos, el Ser Supremo, y el Padre Universal. Muchos de los mensajes de personalidades subordinadas, tales como los Portadores de Vida y varias órdenes de ángeles, aparecen en vuestros registros como procedentes de Dios mismo. El pensamiento religioso en Urantia aún confunde las personalidades asociadas de la Deidad con el propio Padre Universal, de manera que se incluyen todos bajo un solo apelativo.


(60.2) 4:5.3 El pueblo de Urantia sigue padeciendo la influencia de los conceptos primitivos de Dios. Los dioses desencadenados en la tormenta; que hacen temblar la tierra en su cólera, y destruyen a los hombres en su ira; que manifiestan su descontento con carestías e inundaciones —éstos son los dioses de la religión primitiva; no son los Dioses que viven y rigen los universos. Estos conceptos son una reliquia de los tiempos en que los hombres suponían que el universo estaba sujeto a los caprichos y al dominio de estos dioses imaginarios. Pero el hombre mortal está comenzando a darse cuenta que vive en un dominio de relativa ley y orden en lo concerniente a las directrices administrativas y a la conducta de los Creadores Supremos y de los Controladores Supremos.


(60.3) 4:5.4 La idea bárbara de apaciguar a un Dios airado, de propiciar a un Señor ofendido, de ganar el favor de la Deidad mediante sacrificios y penitencias e incluso por el derramamiento de sangre, representa una religión completamente pueril y primitiva, una filosofía indigna de una época esclarecida de ciencia y verdad. Tales creencias son absolutamente repulsivas a los seres celestiales y a los mandatarios divinos que sirven y reinan en los universos. Es una afrenta a Dios creer, sostener o enseñar que debe derramarse sangre inocente a fin de ganar su favor o conjurar la ficticia ira divina.


(60.4) 4:5.5 Los hebreos creían que «sin derramamiento de sangre no había remisión de los pecados». No se habían liberado de la idea antigua y pagana de que los Dioses no se pueden apaciguar sino por el espectáculo de la sangre, aunque Moisés hizo un avance notable al prohibir los sacrificios humanos y sustituirlos, en la mente primitiva de los beduinos infantiles que lo seguían, por el sacrificio ceremonial de animales.


(60.5) 4:5.6 El otorgamiento de un Hijo Paradisiaco a vuestro mundo era inherente a la situación de clausura de una era planetaria; era inescapable, y no fue hecho necesario para ganar el favor de Dios. Esta encarnación resultaba ser también el último acto personal de un Hijo Creador en la larga aventura de obtener la soberanía experiencial de su universo. ¡Qué distorsión del carácter infinito de Dios! esta doctrina de que su corazón paterno en toda su austera frialdad y dureza permanecía tan indiferente ante los infortunios y penas de sus criaturas, que sus tiernas misericordias no se derramaron sino cuando vio a su Hijo inocente sangrante y moribundo en la cruz de el Calvario! La relación de Dios con el universo


(60.6) 4:5.7 Pero los habitantes de Urantia han de llegar a liberarse de estos antiguos errores y de estas supersticiones paganas respecto de la naturaleza del Padre Universal. La revelación de la verdad acerca de Dios está comenzando a aparecer, y la raza humana está destinada a conocer al Padre Universal en toda esa belleza de carácter y hermosura de atributos que tan magistralmente describió el Hijo Creador que residió en Urantia como el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.




(61.1) 4:5.8 [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
Documento 5
La Relación de Dios con el Individuo



(62.1) 5:0.1 SI LA mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan grande y majestuoso como el Padre Universal puede descender de su morada eterna en perfección infinita para fraternizar con cada criatura humana, entonces tal intelecto finito debe hallar la certidumbre de la comunión divina en la verdad del hecho de que un fragmento real del Dios viviente reside en el intelecto de cada mortal urantiano de mente normal y moralmente consciente. Los Ajustadores del Pensamiento residentes son parte de la Deidad eterna del Padre Paradisiaco. El hombre no necesita ir más allá de su propia experiencia interior de contemplación del alma de esta presencia de realidad espiritual para encontrar a Dios e intentar la comunión con él.



(62.2) 5:0.2 Dios ha distribuido la infinidad de su naturaleza eterna por todas las realidades existenciales de sus seis coordinados absolutos, pero él puede, en cualquier momento, establecer un contacto personal directo con cualquier parte o fase o género de creación mediante la agencia de sus fragmentos prepersonales. Y el Dios eterno también se ha reservado la prerrogativa de otorgar personalidad a los Creadores divinos y a las criaturas vivientes del universo de los universos, mientras se reserva también la prerrogativa de mantener contacto directo y paternal con todos estos seres personales a través del circuito de la personalidad.
1. El Acercamiento a Dios


(62.3) 5:1.1 La incapacidad de la criatura finita de llegar al Padre infinito está implícita, no en el retraimiento del Padre, sino en la finitud y limitaciones materiales de los seres creados. La magnitud de la diferencia espiritual entre la más alta personalidad de existencia universal y los grupos más bajos de inteligencias creadas, es inconcebible. Si fuera posible transportar instantáneamente las inteligencias más bajas ante la presencia del Padre mismo, no sabrían reconocer que están allí. Serían tan insensibles a la presencia del Padre Universal allí como lo son donde se encuentran ahora. El hombre mortal ha de recorrer un camino largo, muy largo, antes de que pueda de manera coherente y dentro de los dominios de lo posible solicitar salvoconducto a la presencia paradisiaca del Padre Universal. Espiritualmente, el hombre debe pasar por muchas traslaciones antes de que pueda alcanzar un plano que le permita la visión espiritual, que lo capacitará para ver por lo menos a uno de los Siete Espíritus Rectores.


(62.4) 5:1.2 Nuestro Padre no está oculto, ni se encuentra arbitrariamente en reclusión. Él ha movilizado los recursos de la sabiduría divina en un esfuerzo sin fin para revelarse a los hijos de sus dominios universales. Hay una infinita grandeza y una generosidad inefable relacionadas con la majestad de su amor, que lo lleva a anhelar la asociación con todos los seres creados que puedan comprenderlo, amarlo o acercarse a él; y son, por consiguiente, las limitaciones inherentes a ti, inseparables de tu personalidad finita y de tu existencia material, las que determinan el tiempo y el lugar y las circunstancias en que puedes alcanzar la meta del viaje de ascensión mortal y gozar de la presencia del Padre en el centro de todas las cosas.


(63.1) 5:1.3 Aunque el acercamiento a la presencia del Padre en el Paraíso debe esperar a que alcancéis los más altos niveles finitos de progresión espiritual, debéis regocijaros en el reconocimiento de la posibilidad siempre presente de una comunión inmediata con el espíritu otorgado por el Padre y tan íntimamente asociado con vuestra alma y con vuestro ser espiritualizante.


(63.2) 5:1.4 Los mortales de los dominios del tiempo y el espacio pueden diferir grandemente en capacidades innatas y en dotes intelectuales, pueden contar con ambientes excepcionalmente favorables al avance social y al progreso moral, o bien pueden sufrir de la carencia de casi toda ayuda humana a la cultura y a los supuestos avances en las artes de la civilización; pero las posibilidades del progreso espiritual en la carrera de la ascensión son iguales para todos; es posible alcanzar niveles crecientes de discernimiento espiritual y de significados cósmicos independientemente de todas las diferencias sociomorales de los ambientes materiales diversificados en los mundos evolutivos.


(63.3) 5:1.5 Por mucho que los mortales de Urantia puedan diferir en sus oportunidades y dotes intelectuales, sociales, económicas e incluso morales, no olvidéis que su dote espiritual es uniforme y única. Todos ellos disfrutan de la misma presencia divina de la dádiva del Padre, y todos cuentan con el idéntico privilegio de poder procurar una íntima comunión personal con el espíritu residente de origen divino, a la vez que todos pueden igualmente elegir aceptar la uniforme dirección espiritual de estos Monitores Misteriosos.


(63.4) 5:1.6 Si el hombre mortal está sincera y espiritualmente motivado y consagrado sin reservas al hacer la voluntad del Padre, entonces, puesto que está tan certera y efectivamente dotado por el Ajustador divino que mora en él, no puede dejar de materializarse en la experiencia de ese individuo la conciencia sublime de conocer a Dios y la excelsa certidumbre de sobrevivir para el propósito de encontrar a Dios mediante la experiencia progresiva de hacerse cada vez más semejante a él.


(63.5) 5:1.7 El hombre está espiritualmente habitado por un Ajustador del Pensamiento sobreviviente. Si la mente de un hombre está sincera y espiritualmente motivada, si tal alma humana desea conocer a Dios y hacerse como él, si honestamente desea hacer la voluntad del Padre, no hay influencia negativa alguna de carencia mortal ni fuerza positiva de posible interferencia que pueda prevenir la ascensión certera de dicha alma divinamente motivada, hasta las puertas del Paraíso.


(63.6) 5:1.8 El Padre desea que todas sus criaturas estén en comunión personal con él. Él tiene un lugar en el Paraíso para recibir a todos los que por su estado de supervivencia y naturaleza espiritual hacen posible tal logro. Por lo tanto, asentad en vuestra filosofía ahora y para siempre: para cada uno de vosotros y para todos nosotros, Dios es accesible, el Padre es alcanzable, el camino está abierto; las fuerzas del amor divino y los medios y arbitrios de la administración divina se entrelazan para facilitar el avance de todas las inteligencias merecedoras de todos los universos hasta la presencia en el Paraíso del Padre Universal.


(63.7) 5:1.9 El hecho de que llegar hasta Dios conlleva un tiempo inmenso no hace menos real la presencia y personalidad del Infinito. Vuestra ascensión es una parte del circuito de los siete superuniversos, y aunque gires alrededor por veces incontables, puedes esperar, en espíritu y en estado, estar siempre avanzando hacia el centro. Puedes confiar en que serás trasladado de esfera a esfera, desde los circuitos exteriores hasta el centro interior, y algún día, no dudes, te encontrarás ante la presencia divina y central y le verás, figurativamente hablando, cara a cara. Es cuestión de alcanzar los niveles espirituales reales y literales; y a estos niveles espirituales puede llegar cualquier ser en que haya residido un Monitor Misterioso, y que posteriormente se haya fusionado eternamente con este Ajustador del Pensamiento.


(64.1) 5:1.10 El Padre no se oculta espiritualmente, pero muchas de sus criaturas se han ocultado en las brumas de sus propias decisiones obstinadas y por ahora se han distanciado de la comunión con su espíritu y el espíritu de su Hijo por haber elegido sus propios caminos perversos y por permitirse la arrogancia de sus mentes intolerantes y de sus naturalezas no espirituales.


(64.2) 5:1.11 El hombre mortal puede acercarse a Dios y puede abandonar repetidamente la voluntad divina mientras conserve la facultad de elegir. La sentencia del hombre no está sellada hasta cuando haya perdido la facultad de elegir la voluntad del Padre. El corazón del Padre no se cierra jamás a las necesidades y solicitudes de sus hijos. Son sus vástagos los que cierran sus corazones para siempre al poder de atracción del Padre cuando finalmente y para siempre pierden el deseo de hacer su divina voluntad: conocerle y ser semejante a él. Del mismo modo, el eterno destino del hombre está asegurado cuando la fusión con el Ajustador proclama al universo que ese ascendiente ha hecho la elección definitiva e irrevocable de vivir la voluntad del Padre.


(64.3) 5:1.12 El gran Dios hace contacto directo con la mente del hombre mortal y le otorga una parte de su ser infinito, eterno e incomprensible para que viva y habite dentro de él. Dios se ha embarcado en la aventura eterna con el hombre. Si cedéis a las fuerzas espirituales que moran dentro y en torno a vosotros no podréis dejar de alcanzar el alto destino establecido por un Dios amoroso como meta universal para sus criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del espacio.
2. La Presencia de Dios


(64.4) 5:2.1 La presencia física del Infinito es la realidad del universo material. La presencia mental de la Deidad debe determinarse por la profundidad de la experiencia intelectual individual y por el nivel de la personalidad evolutiva. La presencia espiritual de la Divinidad necesariamente debe ser diferencial en el universo. La determina la capacidad espiritual de receptividad y el grado de consagración de la voluntad de la criatura al cumplimiento de la voluntad divina.


(64.5) 5:2.2 Dios vive en cada uno de sus hijos nacidos del espíritu. Los Hijos Paradisiacos siempre tienen acceso a la presencia de Dios, «la mano derecha del Padre», y todas sus personalidades criaturas tienen acceso al «seno del Padre». Esto se refiere al circuito de la personalidad, donde quiera, cuando quiera y como quiera se le contacte, o de otro modo presupone un contacto personal y autoconsciente y una comunión con el Padre Universal, ya sea en la morada central o en cualquier otro sitio designado, como por ejemplo en una de las siete esferas sagradas del Paraíso.


(64.6) 5:2.3 Sin embargo, la presencia divina no se puede descubrir en cualquier parte en la naturaleza o incluso en las vidas de los mortales que conocen a Dios tan plena y certeramente como en vuestro intento de comunión con el Monitor Misterioso residente, el Ajustador paradisiaco del Pensamiento. ¡Qué error soñar en un Dios remoto en los cielos cuando el espíritu del Padre Universal vive dentro de vuestra mente!


(64.7) 5:2.4 Es debido a este fragmento de Dios que reside en ti que puedes esperar, según progresas en armonía con la dirección espiritual del Ajustador, discernir más plenamente la presencia y el poder transformador de esas otras influencias espirituales que te rodean y sobrecogen pero que no funcionan como parte integrante de ti. El hecho de que no tienes intelectualmente conciencia de un contacto estrecho e íntimo con el Ajustador residente no refuta en lo más mínimo tan elevada experiencia. La prueba de la fraternidad con el Ajustador divino consiste totalmente en la naturaleza y grado de los frutos del espíritu que rinden en la experiencia vital del creyente. «Por sus frutos los conoceréis».


(65.1) 5:2.5 Es en extremo difícil para la mente material y escasamente espiritualizada del hombre mortal experimentar una conciencia marcada de las actividades espirituales de entidades divinas como los Ajustadores Paradisiacos. A medida que el alma, creación conjunta de la mente y del Ajustador, se hace cada vez más existente, también evoluciona una nueva fase de la conciencia del alma que es capaz de experimentar la presencia, y de reconocer la conducción espiritual y otras actividades supermateriales, de los Monitores Misteriosos.


(65.2) 5:2.6 La entera experiencia de comunión con el Ajustador implica un estado moral, una motivación mental, y una experiencia espiritual. La realización de tal logro se limita principalmente, aunque no exclusivamente, a los dominios de la conciencia del alma, pero las pruebas se producen y abundan en la manifestación de los frutos del espíritu en la vida de todos los que se ponen en contacto con ese espíritu interior.
3. La Verdadera Adoración


(65.3) 5:3.1 Aunque las Deidades del Paraíso, desde el punto de vista universal, son como una, en sus relaciones espirituales con seres como los que habitan Urantia son también tres personas distintas y separadas. Hay una diferencia entre los Dioses en lo que se refiere a las peticiones personales, la comunión y otras relaciones íntimas. En el sentido más elevado, adoramos al Padre Universal y sólo a él. Ciertamente, podemos adorar y adoramos al Padre según se manifiesta en sus Hijos Creadores, pero es el Padre, di-recta o indirectamente, a quien adoramos y rendimos culto.


(65.4) 5:3.2 Las súplicas de toda clase pertenecen al dominio del Hijo Eterno y a la organización espiritual del Hijo. Las oraciones, todas las comunicaciones formales, todo excepto la adoración y el culto del Padre Universal, son asuntos que conciernen al universo local; ordinariamente no salen fuera del ámbito de jurisdicción del Hijo Creador. Pero la adoración indudablemente entra en circuito y es enviada a la persona del Creador por el circuito de la personalidad del Padre. Creemos además que tal registro del homenaje de una criatura en quien habita un Ajustador se facilita por la presencia del espíritu del Padre. Existe cantidad enorme de pruebas que confirman dicha creencia, y yo sé que todos los tipos de fragmentos del Padre tienen facultades para registrar aceptablemente la adoración sincera de sus súbditos en la presencia del Padre Universal. Los Ajustadores indudablemente utilizan también canales directos prepersonales de comunicación con Dios, a la vez que también pueden utilizar los circuitos de gravedad del espíritu del Hijo Eterno.


(65.5) 5:3.3 La adoración es por su propio motivo; la oración incorpora un elemento de autointerés o interés en la criatura; ésa es la gran diferencia entre adoración y oración. No hay absolutamente ninguna autodemanda ni ningún otro elemento de interés personal en el culto verdadero; simplemente adoramos a Dios por lo que entendemos que es él. La adoración no pide nada ni espera nada en favor del que adora. No adoramos al Padre porque podamos derivar algo de tal veneración; rendimos devoción y nos dedicamos a la adoración como reacción espontánea y natural al reconocimiento de la incomparable personalidad del Padre y a causa de su naturaleza amante y de sus adorables atributos.


(65.6) 5:3.4 En el momento en que se introduce el elemento del autointerés en la adoración, en ese instante la devoción se traduce de adoración a oración y debería ser dirigida más propiamente a la persona del Hijo Eterno o del Hijo Creador. Pero en la experiencia religiosa práctica no existe ninguna razón por la cual la oración no deba dirigirse a Dios el Padre como parte de la adoración verdadera.


(66.1) 5:3.5 Cuando tratáis los asuntos prácticos de vuestra vida diaria, estáis en las manos de las personalidades espirituales que provienen de la Tercera Fuente y Centro; estáis cooperando con las agencias del Actor Conjunto. Así pues: vosotros adoráis a Dios; oráis y os comunicáis con el Hijo; y resolvéis los detalles de vuestra estadía terrestre en conexión con las inteligencias del Espíritu Infinito que opera en vuestro mundo y en todo vuestro universo.


(66.2) 5:3.6 Los Hijos Creadores o Soberanos que presiden los destinos del universo local están en el lugar del Padre Universal y del Hijo Eterno del Paraíso. Estos Hijos de los Universos reciben, en el nombre del Padre, la adoración del culto y prestan oído a las súplicas de sus súbditos peticionarios en cada una de las creaciones respectivas. Para los hijos de un universo local un Hijo Micael es, para todos los fines y propósitos prácticos, Dios. Es la personificación del Padre Universal y del Hijo Eterno en el universo local. El Espíritu Infinito mantiene contacto personal con los hijos de estos reinos a través de los Espíritus del Universo, las asociadas administrativas y creativas de los Hijos Creadores del Paraíso.


(66.3) 5:3.7 La adoración sincera connota la movilización de todos los poderes de la personalidad humana bajo la dominación del alma evolutiva y sujeto a la dirección divina del Ajustador del Pensamiento asociado. La mente de limitaciones materiales jamás puede llegar a estar altamente consciente del significado real de la adoración verdadera. La comprensión que el hombre tiene de la realidad de la experiencia del culto está principalmente determinada por el estado de desarrollo de su alma inmortal evolutiva. El crecimiento espiritual del alma tiene lugar de manera totalmente independiente de la autoconciencia intelectual.


(66.4) 5:3.8 La experiencia de la adoración consiste en el sublime intento del Ajustador asociado para comunicar al Padre divino los anhelos inefables y las aspiraciones inexpresables del alma humana: la creación conjunta de la mente mortal que busca a Dios y del Ajustador inmortal que lo revela. La adoración es, por lo tanto, el acto de consentimiento de la mente material al intento de su ser espiritualizante, bajo la dirección del espíritu asociado, de comunicarse con Dios como hijo de fe del Padre Universal. La mente mortal consciente en adorar; el alma inmortal anhela e inicia la adoración; la presencia del Ajustador divino dirige tal culto en nombre de la mente mortal y del alma inmortal evolutiva. El culto verdadero, en último análisis, se convierte en una experiencia llevada a cabo en cuatro niveles cósmicos: el intelectual, el morontial, el espiritual y el personal: la conciencia de la mente, el alma y el espíritu, y su unificación en la personalidad.
4. Dios en la Religión


(66.5) 5:4.1 La moralidad de las religiones de evolución impulsa a los hombres hacia adelante en la búsqueda de Dios, por el poder motivado por el temor. Las religiones de revelación atraen a los hombres a buscar a un Dios de amor porque anhelan hacerse semejantes a él. Pero la religión no es meramente un sentimiento pasivo de «absoluta dependencia» y «certidumbre de supervivencia»; es una experiencia viviente y dinámica de logro de la divinidad, basada en el servicio de la humanidad.


(66.6) 5:4.2 El grande e inmediato servicio de la verdadera religión es el establecimiento de una unidad perdurable en la experiencia humana, de una paz duradera y de una confianza profunda. En el hombre primitivo, hasta el politeísmo es una unificación relativa del concepto evolutivo de la Deidad; el politeísmo es monoteísmo en proceso de formación. Tarde o temprano, Dios está destinado a ser comprendido como realidad de los valores, substancia de los significados y vida de la verdad.


(67.1) 5:4.3 La relación de Dios con el individuo Dios no es sólo el determinador del destino; es el destino eterno del hombre. Todas las actividades humanas no religiosas procuran someter el universo al deformante servicio del yo; el individuo verdaderamente religioso intenta identificar el yo con el universo y luego dedicar las actividades de este yo unificado al servicio de la familia universal de sus semejantes, humanos y sobrehumanos.


(67.2) 5:4.4 Los dominios de la filosofía y el arte, están entre las actividades no religiosas y las actividades religiosas del ser humano. A través del arte y la filosofía el hombre de mente material es inducido a la contemplación de las realidades espirituales y los valores universales de significado eterno.


(67.3) 5:4.5 Todas las religiones enseñan la adoración de la Deidad y alguna doctrina de salvación humana. La religión budista promete salvación del sufrimiento, paz sin fin; la religión judía promete salvación de las dificultades, prosperidad basada en la rectitud; la religión griega prometía salvación de la falta de armonía, fealdad, mediante la realización de la belleza; el cristianismo promete salvación del pecado, santidad; el mahometismo ofrece liberación de las rigurosas normas morales del judaísmo y del cristianismo. La religión de Jesús es salvación del yo, liberación de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad.


(67.4) 5:4.6 Los hebreos basaban su religión en la bondad; los griegos, en la belleza; ambas religiones buscaban la verdad. Jesús reveló un Dios de amor, y el amor abarca la totalidad de la verdad, la belleza y la bondad.


(67.5) 5:4.7 Los zoroástricos tenían una religión moral; los hindúes, una religión de metafísica; los confucionistas, una religión de ética. Jesús vivió una religión de servicio. Todas estas religiones son valiosas en la medida en que son aproximaciones válidas a la religión de Jesús. La religión está destinada a convertirse en la realidad de la unificación espiritual de todo lo que es bueno, bello y verdadero en la experiencia humana.


(67.6) 5:4.8 La religión griega tenía una máxima «conócete a ti mismo»; los hebreos centraban su doctrina en «conoce a tu Dios»; los cristianos predican un evangelio que tiene por objeto el «conocimiento del Señor Jesucristo»; Jesús proclamó la buena nueva de que «conoce a Dios y conócete a ti mismo como un hijo de Dios». Estos conceptos diferentes del propósito de la religión determinan la actitud del individuo en distintas situaciones de la vida y prefiguran la profundidad del culto y naturaleza de los hábitos personales de oración. Se puede determinar el estado espiritual de cualquier religión por la naturaleza de sus oraciones.


(67.7) 5:4.9 El concepto de un Dios semihumano y celoso es una transición inevitable entre el politeísmo y el monoteísmo sublime. Un antropomorfismo exaltado es el nivel más alto de logro de una religión puramente evolutiva. El cristianismo ha elevado el concepto de antropomorfismo desde el ideal de lo humano hasta el concepto trascendente y divino de la persona del Cristo glorificado. Y éste es el antropomorfismo más elevado que el hombre puede concebir jamás.


(67.8) 5:4.10 El concepto cristiano de Dios es un intento de combinar tres enseñanzas separadas:


(67.9) 5:4.11 1. El concepto hebreo: Dios como vindicador de los valores morales, un Dios justo.
(67.10) 5:4.12 2. El concepto griego: Dios como unificador, un Dios de sabiduría.
(68.1) 5:4.13 3. El concepto de Jesús: Dios como amigo viviente, Padre amante, la presencia divina.


(68.2) 5:4.14 Debe por lo tanto ser evidente que la teología cristiana compuesta, encuentra gran dificultad en alcanzar consistencia. Esta dificultad se agrava aún más por el hecho de que las doctrinas del cristianismo primitivo generalmente se basaban en la experiencia religiosa de tres personas diferentes: Filo de Alejandría, Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso.


(68.3) 5:4.15 Al estudiar la vida religiosa de Jesús, visualizadle positivamente. No penséis tanto en su falta de pecado sino en su rectitud, su servicio amante. Jesús superó el amor pasivo comprendido en el concepto hebreo del Padre celestial por el afecto más alto y mucho más activo y amante de un Dios que es el Padre de todos los individuos, incluso de los descarriados.
5. La Conciencia de Dios


(68.4) 5:5.1 La moral tiene su origen en la razón de la autoconciencia; es superanimal pero completamente evolutiva. La evolución humana abarca en su desarrollo todas las dotes que anteceden a la dádiva de los Ajustadores y al esparcimiento del Espíritu de la Verdad. Pero el alcanzar niveles de moralidad no libera al hombre de las luchas re-ales de la vida mortal. El ambiente físico del hombre acarrea la batalla por la existencia; el entorno social demanda ajustes éticos; las situaciones morales exigen hacer elecciones en los dominios más elevados de la razón; la experiencia espiritual (el haber concebido a Dios) exige que el hombre lo encuentre y sinceramente intente parecerse a él.


(68.5) 5:5.2 La religión no se funda en los hechos de la ciencia, ni en las obligaciones de la sociedad, ni en las hipótesis de la filosofía, ni en los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un ámbito independiente de respuesta humana a las situaciones de la vida y aparece indefectiblemente en todas las etapas postmorales del desarrollo humano. La religión puede penetrar los cuatro niveles de comprensión de los valores y del disfrute de la fraternidad universal: el nivel físico o material de autopreservación; el nivel social o emocional de fraternidad; el nivel moral o de deber de la razón; el nivel espiritual de la conciencia de la fraternidad universal a través de la adoración divina.


(68.6) 5:5.3 El científico que investiga los hechos concibe a Dios como la Primera Causa, un Dios de fuerza. El artista emotivo ve a Dios como el ideal de la belleza, un Dios de la estética. El filósofo razonador a veces tiende a proponer un Dios de unidad universal, incluso una Deidad panteísta. El religioso de fe cree en un Dios que fomenta la supervivencia, el Padre que está en los cielos, el Dios de amor.


(68.7) 5:5.4 La conducta moral es siempre un antecedente de la religión evolucionada y aun forma parte de la religión revelada, pero no es nunca la totalidad de la experiencia religiosa. El servicio social es el resultado de un pensamiento moral y de un vivir religioso. La moralidad no conduce biológicamente a los más elevados niveles espirituales de la experiencia religiosa. La adoración de la belleza abstracta no es el culto a Dios; como tampoco lo es la exaltación de la naturaleza ni la reverencia de la unidad.


(68.8) 5:5.5 La religión evolutiva es la madre de la ciencia, el arte y la filosofía que elevaron al hombre al nivel de receptividad de la religión revelada, incluyendo la dádiva de los Ajustadores y la venida del Espíritu de la Verdad. El cuadro evolutivo de la existencia humana comienza y termina con la religión, aunque se trate de muy diferentes clases de religión, una evolutiva y biológica, la otra revelada y periódica. Así pues, aunque la religión es normal y natural para el hombre, es también optativa. El hombre no tiene que ser religioso contra su voluntad.


(69.1) 5:5.6 La experiencia religiosa, siendo esencialmente espiritual, no puede nunca ser plenamente comprendida por la mente material; de aquí la función de la teología, la psicología de la religión. La doctrina esencial de la comprensión humana de Dios crea una paradoja en el entendimiento finito. Es casi imposible para la lógica humana y para la razón finita armonizar el concepto de la inmanencia divina, Dios dentro de cada individuo y como parte de él, con la idea de la trascendencia del Dios, la dominación divina del universo de los universos. Estos dos conceptos esenciales de la Deidad deben unificarse en la comprensión por la fe del concepto de la trascendencia de un Dios personal y en la comprensión de la presencia interior de un fragmento de ese Dios, a fin de justificar el culto inteligente y validar la esperanza de la supervivencia de la personalidad. Las dificultades y paradojas de la religión son inherentes en el hecho de que las realidades de la religión están absolutamente más allá de la capacidad mortal de comprensión intelectual.


(69.2) 5:5.7 El hombre mortal obtiene tres grandes satisfacciones de la experiencia religiosa, incluso en los días de su estadía temporal en la tierra:


(69.3) 5:5.8 1. Intelectualmente adquiere la satisfacción de una conciencia humana más unificada.
(69.4) 5:5.9 2. Filosóficamente disfruta de la substanciación de sus ideales de valores morales.
(69.5) 5:5.10 3. Espiritualmente prospera en la experiencia de la compañía divina, en las satisfacciones espirituales de la verdadera adoración.


(69.6) 5:5.11 La conciencia de Dios, como la experimenta un mortal evolutivo de los reinos, debe constar de tres factores variables, tres niveles diferenciales de comprensión de la realidad. Primero está la conciencia intelectual: la comprensión de la idea de Dios. Luego le sigue la conciencia del alma: la comprensión del ideal de Dios. Finalmente surge la conciencia del espíritu: la comprensión de la realidad espiritual de Dios. Mediante la unificación de estos factores de comprensión divina, no importa cuán incompleta sea, la personalidad mortal en todo momento rebasa todos los niveles conscientes con una comprensión de la personalidad de Dios. En aquellos mortales que han alcanzado el Cuerpo de la Finalidad todo esto conducirá con el tiempo a la comprensión de la supremacía de Dios y puede posteriormente resultar en la comprensión de la ultimidad de Dios, una fase de la superconciencia absonita del Padre Paradisiaco.


(69.7) 5:5.12 La experiencia de la conciencia de Dios permanece idéntica de generación en generación, pero con los adelantos de cada época en conocimiento humano, el concepto filosófico y las definiciones teológicas de Dios deben cambiar. La experiencia de conocer a Dios, la conciencia religiosa, es una realidad universal, pero independientemente de cuán válida (real) sea la experiencia religiosa, debe estar dispuesta a someterse a la crítica inteligente y a una interpretación filosófica razonable; no debe tratar de ser una cosa separada de la totalidad de la experiencia humana.


(69.8) 5:5.13 La supervivencia eterna de la personalidad depende completamente de la elección de la mente mortal, cuyas decisiones determinan el potencial de supervivencia del alma inmortal. Cuando la mente cree en Dios y el alma conoce a Dios, y cuando, y con el Ajustador ayudante, todos ellosdesean a Dios, entonces la supervivencia es segura. Las limitaciones del intelecto, las restricciones de la educación, la carencia de cultura, el empobrecimiento del estado social, incluso la inferioridad de las normas morales humanas que resultan de la infortunada falta de ventajas de instrucción, cultura o posición social, no pueden invalidar la presencia del espíritu divino en tales individuos tan desafortunados y humanamente limitados, pero creyentes. La residencia del Monitor Misterioso constituye el comienzo y asegura la posibilidad del potencial de crecimiento y supervivencia del alma inmortal.


(70.1) 5:5.14 La capacidad de procrear de los padres mortales no se basa en su situación cultural, social, económica o de instrucción. La unión de los factores de los progenitores bajo condiciones naturales es más que suficiente para iniciar un vástago. Una mente humana que discierna el bien y el mal y que posea la capacidad de adorar a Dios, en unión con el Ajustador divino, es todo lo que se requiere en ese mortal para iniciar y fomentar la producción en su alma inmortal de las cualidades de supervivencia, si ese individuo espiritualmente dotado busca a Dios y sinceramente desea llegar a ser como él, y honestamente elige hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
6. El Dios de la Personalidad


(70.2) 5:6.1 El Padre Universal es el Dios de las personalidades. El dominio de la personalidad en el universo, desde la criatura mortal y material más inferior hasta los seres más elevados con dignidad de creador y condición divina, tiene su centro y circunferencia en el Padre Universal. Dios el Padre es el otorgador y el conservador de toda personalidad. Y el Padre Paradisiaco es asímismo el destino de todas las personalidades finitas que sinceramente eligen hacer la voluntad divina, los que aman a Dios y anhelan ser como él.


(70.3) 5:6.2 La personalidad es uno de los misterios no resueltos de los universos. Podemos formar conceptos apropiados de los factores que entran en la composición de las diversas órdenes y niveles de personalidades, pero no comprendemos plenamente la verdadera naturaleza de la personalidad misma. Percibimos claramente los numerosos factores que, cuando se combinan, constituyen el vehículo de la personalidad humana, pero no comprendemos plenamente la naturaleza y significación de tal personalidad finita.


(70.4) 5:6.3 La personalidad es potencial en todas las criaturas que poseen una dote de mente, desde un mínimo de autoconciencia hasta un máximo de conciencia de Dios. Pero la dote mental por sí sola no es personalidad, ni tampoco el espíritu ni la energía física. La personalidad es la cualidad y valor en la realidad cósmica exclusivamente otorgada por Dios el Padre a estos sistemas vivientes de energías asociadas y coordinadas de materia, mente y espíritu. La personalidad no es tampoco un logro progresivo. La personalidad puede ser material o espiritual, pero o hay personalidad o no hay personalidad. Lo que es distinto de personal no alcanza nunca el nivel de lo personal excepto por la acción directa del Padre del Paraíso.


(70.5) 5:6.4 El otorgamiento de la personalidad es la función exclusiva del Padre Universal, la personalización de los sistemas vivientes de energía que él otorga con los atributos de conciencia creadora relativa y con el correspondiente control en forma de libre albedrío. No hay personalidad aparte de Dios el Padre, y no existe personalidad ninguna sino por Dios el Padre. Los atributos fundamentales del yo humano, así como el núcleo en forma de Ajustador absoluto de la personalidad humana, son dones del Padre Universal, que actúa en su dominio exclusivamente personal del ministerio cósmico.


(70.6) 5:6.5 Los Ajustadores de estado prepersonal, habitan numerosos tipos de criaturas mortales, asegurando así que estos mismos seres puedan sobrevivir la muerte para personalizarse como criaturas morontiales, con la posibilidad de alcanzar el último logro espiritual. Porque, cuando un fragmento del espíritu del Dios eterno, la dádiva prepersonal del Padre personal, habita la mente de tal criatura dotada de personalidad, ciertamente esta personalidad finita posee el potencial de lo divino y lo eterno y aspira a un destino semejante al Último, aun a un intento de comprensión de lo Absoluto.


(71.1) 5:6.6 La capacidad para la personalidad divina es intrínseca en el Ajustador prepersonal; la capacidad para la personalidad humana existe potencialmente en la dote de la mente cósmica del ser humano. Pero la personalidad experiencial del hombre mortal no es observable como una realidad activa y funcional hasta después de que el vehículo de la vida material de la criatura mortal haya sido tocado por la divinidad liberadora del Padre Universal, siendo así lanzado a los mares de la experiencia como personalidad autoconsciente, autodeterminada (relativamente) y autocreadora. El yo material es verdadera e incualificablemente personal.


(71.2) 5:6.7 El yo material tiene personalidad e identidad, identidad temporal; el Ajustador espiritual prepersonal también tiene identidad, identidad eterna. Esta personalidad material y esta prepersonalidad espiritual son capaces de unir de tal manera sus atributos creadores para traer a la existencia la identidad superviviente del alma inmortal.


(71.3) 5:6.8 Así que habiendo proporcionado los medios para el crecimiento del alma inmortal y habiendo liberado al ser interior del hombre de las cadenas de la dependencia absoluta de la causación antecedente, el Padre se hace a un lado. Ahora bien, el hombre ya liberado de las cadenas de la respuesta a la causación, al menos en lo tocante al destino eterno, y habiéndose proporcionado los medios para el crecimiento del yo inmortal, del alma, la creación o la inhibición de la creación de este yo superviviente y eterno que es suyo por elección depende de la voluntad del hombre. Ningún otro ser, fuerza, creador, ni agencia en todo el vasto universo de los universos puede interferir en medida alguna en la absoluta soberanía del libre albedrío del ser mortal, tal como éste opera en el ámbito de la elección, en lo que se refiere al destino eterno de la personalidad del mortal que hace su elección. En lo que toca a la supervivencia eterna, Dios ha decretado la soberanía de la voluntad material y mortal, y ese decreto es absoluto.


(71.4) 5:6.9 El otorgamiento de personalidad a la criatura confiere una liberación relativa a partir de la respuesta esclavizada a la causación antecedente, y las personalidades de todos estos seres morales, evolutivos u otros, están centradas en la personalidad del Padre Universal. Ellos son atraídos siempre hacia su presencia en el Paraíso por esa afinidad del ser que constituye el vasto y universal círculo familiar y el circuito fraterno del Dios eterno. Existe un parentesco de espontaneidad divina en toda personalidad.


(71.5) 5:6.10 El circuito de personalidad del universo de los universos está centrado en la persona del Padre Universal, y el Padre Paradisiaco es personalmente consciente de todas las personalidades de todos los niveles de existencia autoconsciente y se mantiene en contacto personal con ellas. Y esta conciencia de personalidad de toda la creación existe independientemente de la misión de los Ajustadores del Pensamiento.


(71.6) 5:6.11 Tal como toda la gravedad está puesta en circuito en la Isla del Paraíso, y toda mente está puesta en circuito en el Actor Conjunto y todo espíritu en el Hijo Eterno, del mismo modo toda personalidad está puesta en circuito en la presencia personal del Padre Universal, y este circuito transmite infaliblemente la adoración de todas las personalidades a la Personalidad Original y Eterna.


(71.7) 5:6.12 Respecto de aquellas personalidades que no son habitadas por un Ajustador, también el Padre Universal les ha concedido la libertad de elección y tales personas están asimismo incluidas en el gran circuito del amor divino, el circuito de personalidad del Padre Universal. Dios concede elección soberana a todas las personalidades auténticas. No se puede forzar a ninguna criatura personal a emprender la aventura eterna; las puertas de la eternidad se abren tan sólo en respuesta a la libre elección de los hijos dotados de libre albedrío, del Dios de libre albedrío.


(72.1) 5:6.13 Y he aquí pues mis esfuerzos para presentar la relación del Dios viviente con los hijos del tiempo. Una vez que esté todo dicho y hecho, no puedo hacer nada más beneficioso que reiterar que Dios es vuestro Padre en el universo, y que todos vosotros sois sus hijos planetarios.




(72.2) 5:6.14 [Éste es el quinto y último documento de la serie en que un Consejero Divino de Uversa presenta la descripción del Padre Universal.]
Documento 6
El Hijo Eterno



(73.1) 6:0.1 EL Hijo Eterno es la expresión perfecta y final del «primer» concepto personal y absoluto del Padre Universal. Consecuentemente, en cualquier tiempo y circunstancia en que el Padre se expresa de manera personal y absoluta, lo hace a través de su Hijo Eterno, quien siempre ha sido, es y será siempre, el Verbo viviente y divino. Y este Hijo Eterno reside en el centro de todas las cosas, en asociación con el Padre Eterno y Universal y envolviendo inmediatamente su presencia personal.


(73.2) 6:0.2 Hablamos del «primer» pensamiento de Dios y aludimos a un origen temporal imposible del Hijo Eterno con el fin de ganar acceso a los canales de pensamiento del intelecto humano. Estas distorsiones de lenguaje representan nuestro esfuerzo por hacer contacto y llegar a un compromiso con las mentes de las criaturas mortales sujetas al tiempo. En un sentido de secuencia, el Padre Universal no pudo nunca haber tenido un primer pensamiento, ni el Hijo Eterno pudo nunca haber tenido principio. Pero se me ha instruido que describa las realidades de la eternidad a la mente de los mortales limitada por el tiempo mediante estos símbolos intelectuales y que designe las relaciones de la eternidad mediante estos conceptos temporales de secuencia.


(73.3) 6:0.3 El Hijo Eterno es la personalización espiritual del concepto universal e infinito de la realidad divina, del espíritu no cualificado, y de la personalidad absoluta del Padre del Paraíso. Por ello el Hijo constituye la revelación divina de la identidad creadora del Padre Universal. La personalidad perfecta del Hijo revela que el Padre es realmente el origen eterno y universal de todos los significados y valores de lo espiritual, lo volitivo, lo que tiene propósito, y lo personal.


(73.4) 6:0.4 En un esfuerzo para intentar capacitar la mente finita del tiempo a que forme un concepto secuencial de las relaciones de los seres eternos e infinitos de la Trinidad del Paraíso, utilizamos licencias de concepción tales como la de referirnos al «primer concepto personal, universal e infinito del Padre». Es imposible para mí transmitir a la mente humana una idea adecuada de las relaciones eternas de las Deidades; por lo tanto empleo términos que otorgan a la mente finita un embrión de idea de la relación de estos seres eternos en las edades subsiguientes del tiempo. Creemos que el Hijo surgió del Padre; se nos enseña que ambos son no cualificadamente eternos. Es aparente, por lo tanto, que ninguna criatura temporal puede llegar a comprender jamás plenamente este misterio de un Hijo que es derivado del Padre, y que sin embargo es coordinadamente eterno con el Padre mismo.
1. La Identidad del Hijo Eterno


(73.5) 6:1.1 El Hijo Eterno es el Hijo original y unigénito de Dios. Él es Dios el Hijo, la Segunda Persona de la Deidad y el creador asociado de todas las cosas. Tal como el Padre es la Primera Gran Fuente y Centro, así el Hijo Eterno es la Segunda Gran Fuente y Centro.


(74.1) 6:1.2 El Hijo Eterno es el centro espiritual y el administrador divino del gobierno espiritual del universo de los universos. El Padre Espiritual es en primer lugar un creador y luego un controlador; el Hijo Eterno es primero un cocreador y luego un administrador espiritual. «Dios es espíritu», y el Hijo es una revelación personal de ese espíritu. La Primera Fuente y Centro es el Absoluto Volitivo; la Segunda Fuente y Centro es el Absoluto de Personalidad.


(74.2) 6:1.3 El Padre Universal nunca funciona personalmente como creador excepto en conjunción con el Hijo o con la acción coordinada del Hijo. Si el escritor del Nuevo Testamento se hubiera referido al Hijo Eterno, habría proclamado la verdad cuando escribió: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho».


(74.3) 6:1.4 Cuando un Hijo del Hijo Eterno apareció en Urantia, los que fraternizaron con este ser divino en forma humana se refirieron a él como «Aquel que era desde el principio, a quien hemos oído, a quien hemos visto con nuestros ojos, a quien hemos contemplado, a quien han palpado nuestras manos, el Verbo de Vida». Y este Hijo otorgado verdaderamente provino del Padre, tal como provino el Hijo Original, como se sugiere en una de sus oraciones terrestres: «Y ahora, Padre mío, glorifícame con tu propio ser, con la gloria que tuve contigo antes de que este mundo fuese».


(74.4) 6:1.5 Al Hijo Eterno se le conoce por nombres diferentes en los distintos universos. En el universo central se le conoce como la Fuente Coordinada, el Cocreador, y el Absoluto Asociado. En Uversa, que es la sede central de este superuniverso, designamos al Hijo como el Centro Coordinado del Espíritu y como el Administrador Eterno del Espíritu. En Salvington, la sede central de vuestro universo local, este Hijo está inscrito como la Segunda Fuente Eterna y Centro. Los Melquisedek se refieren a él como el Hijo de Hijos. En vuestro mundo, pero no en vuestro sistema de esferas habitadas, este Hijo Original ha sido confundido con un Hijo Creador coordinado, Micael de Nebadon, que se otorgó a las razas mortales de Urantia.


(74.5) 6:1.6 Aunque todos los Hijos del Paraíso pueden ser llamados con toda propiedad Hijos de Dios, tenemos el hábito de reservar el nombre de «el Hijo Eterno» para este Hijo Original, la Segunda Fuente y Centro, cocreador con el Padre Universal del universo central de poder y perfección y cocreador de todos los demás Hijos divinos que surgen de las Deidades infinitas.
2. La Naturaleza del Hijo Eterno


(74.6) 6:2.1 El Hijo Eterno es tan inmutable e infinitamente digno de confianza como el Padre Universal. Es también tan espiritual como el Padre, un espíritu verdaderamente ilimitado como el Padre. Para vosotros los de origen humilde, el Hijo parecería ser más personal puesto que está un paso más próximo a vosotros en accesibilidad que el Padre Universal.


(74.7) 6:2.2 El Hijo Eterno es el Verbo Eterno de Dios. Es totalmente semejante al Padre; en efecto, el Hijo Eterno es Dios el Padre como se manifiesta personalmente al universo de los universos. Así fue y es y será por siempre cierto del Hijo Eterno y de todos los Hijos Creadores coordinados: «El que ha visto al Hijo, ha visto al Padre».


(74.8) 6:2.3 En su naturaleza, el Hijo es totalmente como el Padre del espíritu. Cuando adoramos al Padre Universal, en realidad estamos adorando al mismo tiempo a Dios el Hijo y a Dios el Espíritu. Dios el Hijo es tan divinamente real y eterno en su naturaleza como Dios el Padre.


(75.1) 6:2.4 El Hijo no sólo posee toda la rectitud infinita y trascendente del Padre sino que el Hijo refleja también toda la santidad de carácter del Padre. El Hijo comparte la perfección del Padre y comparte en forma conjunta la responsabilidad de ayudar a todas las criaturas de imperfección en sus esfuerzos espirituales por alcanzar la perfección divina.


(75.2) 6:2.5 El Hijo Eterno posee todo el carácter de divinidad y los atributos de espiritualidad del Padre. El Hijo es la plenitud de la absolutez de Dios en personalidad y espíritu, y estas cualidades el Hijo las revela en su manejo personal del gobierno espiritual del universo de los universos.


(75.3) 6:2.6 Dios es, en realidad, un espíritu universal; Dios es espíritu; y esta naturaleza espiritual del Padre se centra y personaliza en la Deidad del Hijo Eterno. En el Hijo todas las características espirituales al parecer se han ampliado grandemente por su diferenciación de la universalidad de la Primera Fuente y Centro. Y tal como el Padre comparte su naturaleza espiritual con el Hijo, así también ambos comparten plenamente y sin reservas el espíritu divino con el Actor Conjunto, el Espíritu Infinito.


(75.4) 6:2.7 En el amor a la verdad y en la creación de la belleza, el Padre y el Hijo son iguales excepto que el Hijo parece dedicarse más a la realización de la belleza exclusivamente espiritual de los valores universales.


(75.5) 6:2.8 En la bondad divina yo no discierno ninguna diferencia entre el Padre y el Hijo. El Padre ama a los hijos de su universo como un padre; el Hijo Eterno contempla a todas las criaturas tanto como padre y como hermano.
3. El Ministerio del Amor del Padre


(75.6) 6:3.1 El Hijo participa de la justicia y la rectitud de la Trinidad, pero estas características de divinidad están veladas por la personalización infinita del amor y la misericordia del Padre; el Hijo es la revelación del amor divino a los universos. Tal como Dios es amor, así el Hijo es misericordia. El Hijo no puede amar más que el Padre, pero puede mostrar misericordia a las criaturas de otra manera más, porque no sólo es un creador primordial como el Padre, sino que es también el Hijo Eterno del mismo Padre, participando así de la experiencia de filiación de todos los otros hijos del Padre Universal.


(75.7) 6:3.2 El Hijo Eterno es el gran ministro de la misericordia a toda la creación. La misericordia es la esencia del carácter espiritual del Hijo. Los mandatos del Hijo Eterno, tal como salen de los circuitos espirituales de la Segunda Fuente y Centro, son afinados en las notas de la misericordia.


(75.8) 6:3.3 Para entender el amor del Hijo Eterno, debéis percibir primero su origen divino, el Padre, que es amor, y luego contemplar el despliegue de este afecto infinito en el vastísimo ministerio del Espíritu Infinito y sus huestes casi ilimitadas de personalidades ministradoras.


(75.9) 6:3.4 El ministerio del Hijo Eterno está dedicado a la revelación del Dios de amor ante el universo de los universos. Este Hijo divino no se ocupa de la innoble tarea de tratar de persuadir a su Padre indulgente a que ame a sus criaturas inferiores y sea misericordioso con los seres descarriados temporales. ¡Cuán erróneo imaginar al Hijo Eterno apelando ante el Padre Universal para que sea misericordioso para con sus criaturas inferiores en los mundos materiales del espacio! Tales conceptos de Dios son groseros y grotescos. Más bien deberíais daros cuenta de que todas las ministraciones misericordiosas de los Hijos de Dios son una revelación directa del corazón de amor universal e infinita compasión del Padre. El amor del Padre es el origen real y eterno de la misericordia del Hijo.


(75.10) 6:3.5 Dios es amor, el Hijo es misericordia. La misericordia es amor aplicado, es el amor del Padre en acción en la persona de su Hijo Eterno. El amor de este Hijo Universal es asímismo universal. Si pensamos en el concepto de amor como se lo entiende en un planeta con sexos, podemos decir que el amor de Dios es más comparable al amor de un padre, mientras que el amor del Hijo Eterno se asemeja más al afecto de una madre. Ciertamente crudas son estas simples ilustraciones, pero las empleo con la esperanza de transmitir a la mente humana la idea de que existe una diferencia, no en contenido divino sino en calidad y técnicas de expresión, entre el amor del Padre y el amor del Hijo.
4. Los Atributos del Hijo Eterno


(76.1) 6:4.1 El Hijo Eterno motiva el nivel espiritual de la realidad cósmica; el poder espiritual del Hijo es absoluto en relación con todas las actualidades del universo. Él ejerce un perfecto control sobre la interasociación de toda la energía espiritual indiferenciada y sobre toda la realidad espiritual actualizada mediante su captación absoluta de la gravedad del espíritu. Todo el espíritu puro y no fragmentado y todos los seres y valores espirituales responden al infinito poder de atracción del Hijo original del Paraíso. Y si el futuro eterno hubiera de presenciar la aparición de un universo ilimitado, la gravedad del espíritu y el poder espiritual del Hijo Original resultarían totalmente adecuados para el control espiritual y la efectiva administración de esa creación sin límites.


(76.2) 6:4.2 El Hijo es omnipotente solamente en el dominio espiritual. En la economía eterna de la administración del universo, no se encuentran jamás repeticiones derrochadoras e innecesarias de una función; las Deidades no son dadas a la duplicación inútil del ministerio universal.


(76.3) 6:4.3 La omnipresencia del Hijo Original constituye la unidad espiritual del universo de los universos. La cohesión espiritual de toda creación se basa en la presencia ubicua y activa del espíritu divino del Hijo Eterno. Al concebir la presencia espiritual del Padre, nos resulta difícil diferenciarla en nuestro pensamiento de la presencia espiritual del Hijo Eterno. El espíritu del Padre reside eternamente en el espíritu del Hijo.


(76.4) 6:4.4 El Padre debe ser espiritualmente omnipresente, pero tal omnipresencia parece ser inseparable de las actividades espirituales ubicuas del Hijo Eterno. Creemos, sin embargo, que en todas las situaciones en que ocurra la presencia de naturaleza espiritualmente dual del Padre-Hijo, el espíritu del Hijo es coordinado con el espíritu del Padre.


(76.5) 6:4.5 En su contacto con la personalidad, el Padre actúa en el circuito de la personalidad. En su contacto personal y detectable con la creación espiritual, aparece en los fragmentos de la totalidad de su Deidad, y estos fragmentos del Padre tienen una función solitaria, única y exclusiva en cualquier momento y lugar en que aparezcan en los universos. En todas las situaciones de este tipo el espíritu del Hijo se encuentra coordinado con la función espiritual de la presencia fragmentada del Padre Universal.


(76.6) 6:4.6 Espiritualmente el Hijo Eterno es omnipresente. El espíritu del Hijo Eterno está ciertamente con vosotros y en torno a vosotros, pero no dentro de vosotros ni como parte de vosotros como lo es el Monitor Misterioso. El fragmento residente del Padre ajusta la mente humana a actitudes progresivamente divinas, de modo que esa mente ascendente responde cada vez más al poder de atracción espiritual del circuito todopoderoso de gravedad-espíritu de la Segunda Fuente y Centro.


(76.7) 6:4.7 El Hijo Original es universal y espiritualmente autoconsciente. En sabiduría, el Hijo es completamente igual al Padre. En los dominios del conocimiento, de la omniciencia, no podemos distinguir entre las Fuentes Primera y Segunda; al igual que el Padre, el Hijo lo sabe todo; ningún acontecimiento universal le sorprende jamás; él comprende el fin desde el comienzo.


(77.1) 6:4.8 El Padre y el Hijo conocen realmente el número y el paradero de todos los espíritus y seres espiritualizados en el universo de los universos. No sólo el Hijo conoce todas las cosas por virtud de su propio espíritu omnipresente, sino que el Hijo, al igual que el Padre y el Actor Conjunto, es plenamente conocedor de la vasta información que proviene por la reflectividad del Ser Supremo, cuya información está en todo momento al corriente de todas las cosas que acontecen en todos los mundos de los siete superuniversos. Y hay otros modos en que el Hijo del Paraíso es omnisciente.


(77.2) 6:4.9 El Hijo Eterno, como personalidad espiritual amante, misericordiosa y ministradora, es total e infinitamente igual al Padre Universal, mientras que en todos esos contactos personales misericordiosos y amorosos con los seres ascendentes de los reinos más bajos, el Hijo Eterno es tan generoso y considerado, tan paciente y magnánimo, como lo son sus Hijos Paradisiacos en los universos locales, quienes tan frecuentemente se otorgan a los mundos evolutivos del tiempo.


(77.3) 6:4.10 Es innecesario explayarse aún más sobre los atributos del Hijo Eterno. Basta con tener en cuenta las excepciones apuntadas aquí, y estudiar los atributos espirituales de Dios el Padre para entender y evaluar correctamente los atributos de Dios el Hijo.
5. Las Limitaciones del Hijo Eterno


(77.4) 6:5.1 El Hijo Eterno no funciona personalmente en los dominios físicos, ni tampoco funciona, excepto a través del Actor Conjunto, en los niveles del ministerio de la mente a los seres creados. Pero estas condiciones no limitan en modo alguno al Hijo Eterno en el pleno y libre ejercicio de todos los atributos divinos de omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia espirituales.


(77.5) 6:5.2 El Hijo Eterno no invade personalmente las potencialidades del espíritu inherentes a la infinidad del Absoluto de Deidad, pero a medida que estos potenciales se hacen actualidad, caen dentro del dominio todopoderoso del circuito de gravedad espiritual del Hijo.


(77.6) 6:5.3 La personalidad es el don exclusivo del Padre Universal. El Hijo Eterno deriva la personalidad del Padre, pero sin el Padre no otorga personalidad. El Hijo da origen a vastas huestes de espíritus, pero tales derivaciones no son personalidades. Cuando el Hijo crea personalidad, lo hace en conjunción con el Padre o con el Creador Con-junto, quien puede actuar por el Padre en tales relaciones. El Hijo Eterno es pues un cocreador de personalidades, pero no otorga personalidad a ningún ser; de sí mismo, y por sí solo, nunca crea seres personales. Sin embargo, esta limitación de acción no priva al Hijo de su capacidad de crear cualquiera y todos los tipos de realidad distinta de la realidad personal.


(77.7) 6:5.4 El Hijo Eterno está limitado en la transmisión de las prerrogativas de creador. El Padre, al eternizar al Hijo Original, le otorgó el poder y el privilegio de unirse posteriormente con el Padre en el acto divino de producir Hijos adicionales que poseyeran atributos creadores, y esto han hecho y lo están haciendo. Pero una vez que han producido estos Hijos coordinados, las prerrogativas de creación al parecer dejan de ser transmisibles. El Hijo Eterno transmite poderes creativos sólo a la personalización primera o directa. Por lo tanto, cuando el Padre y el Hijo se unen para personalizar un Hijo Creador, logran su propósito; pero el Hijo Creador que viene a existir de este modo jamás puede transmitir ni delegar las prerrogativas de creación a las diversas órdenes de Hijos que pueda crear posteriormente, pese a que, en los Hijos más altos del universo local, aparece un reflejo muy limitado de los atributos creativos de un Hijo Creador.


(78.1) 6:5.5 El Hijo Eterno, como ser infinito y exclusivamente personal, no puede fragmentar su naturaleza, no puede distribuir y otorgar porciones individualizadas de su ser a otras entidades o personas como lo hacen el Padre Universal y el Espíritu Infinito. Pero el Hijo puede otorgarse y se otorga como espíritu ilimitado para bañar toda la creación e incesantemente atraer hacia sí todas las personalidades y realidades espirituales.


(78.2) 6:5.6 Recordad siempre que el Hijo Eterno es la representación personal del Padre espiritual para toda la creación. El Hijo es personal y nada más que personal en el sentido de la Deidad; tal personalidad divina y absoluta no puede desintegrarse ni fragmentarse. Dios el Padre y Dios el Espíritu son verdaderamente personales, pero son también todo lo demás, además de ser tales personalidades de la Deidad.


(78.3) 6:5.7 Aunque el Hijo Eterno no puede participar personalmente en el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento, en el pasado eterno participó en concilio con el Padre Universal, aprobando el plan y prometiendo cooperación interminable, cuando el Padre, al proyectar la dádiva de los Ajustadores del Pensamiento, propuso al Hijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra propia imagen». Y así como el fragmento espiritual del Padre habita en ti, la presencia espiritual del Hijo te envuelve, a la vez que ambos laboran eternamente como uno solo para tu avance espiritual.
6. La Mente del Espíritu


(78.4) 6:6.1 El Hijo Eterno es espíritu y tiene mente, pero no una mente ni un espíritu que la mente mortal pueda comprender. El hombre mortal percibe la mente en los niveles finito, cósmico, material y personal. El hombre también observa los fenómenos mentales en organismos vivientes que funcionan en el nivel subpersonal (animal), pero le resulta difícil comprender la naturaleza de la mente cuando se asocia con seres supermateriales o cuando es parte de personalidades exclusivamente espirituales. Sin embargo, la mente debe definirse de manera distinta cuando se refiere al nivel espiritual de la existencia, y cuando se la usa para denotar funciones espirituales de la inteligencia. El tipo de mente que se alía directamente con el espíritu no es comparable ni con la mente que coordina espíritu y materia ni con la mente que sólo se alía con la materia.


(78.5) 6:6.2 El espíritu está siempre consciente, tiene mente y posee varias fases de identidad. Sin mente de alguna fase, no habría conciencia espiritual alguna en la fraternidad de los seres espirituales. El equivalente de la mente, la capacidad de conocer y ser conocido, es natural de la Deidad. La Deidad puede ser personal, prepersonal, superpersonal, o impersonal; pero la Deidad no existe nunca sin mente, es decir, nunca carece por lo menos de la capacidad de comunicarse con entidades, seres o personalidades semejantes.


(78.6) 6:6.3 La mente del Hijo Eterno es como la del Padre, pero distinta de cualquier otra mente del universo, y con la mente del Padre es antepasada con relación a las mentes diversas y vastas del Actor Conjunto. La mente del Padre y el Hijo, ese intelecto que es ancestral de la mente absoluta de la Tercera Fuente y Centro, tal vez sea mejor ilustrada en la premente del Ajustador del Pensamiento, porque, aunque estos fragmentos del Padre están completamente fuera de los circuitos de la mente del Actor Conjunto, tienen alguna forma de premente; conocen y son conocidos; disfrutan el equivalente del pensamiento humano.


(78.7) 6:6.4 El Hijo Eterno es completamente espiritual; el hombre es casi completamente material; por tanto gran parte de lo que pertenece a la personalidad espiritual del Hijo Eterno, a sus siete esferas espirituales que rodean el Paraíso y a la naturaleza de las creaciones impersonales del Hijo del Paraíso, tendrá que esperar hasta que alcancéis el estado espiritual, después de vuestra ascensión morontial del universo local de Nebadon. Luego, según paséis a través del superuniverso y prosigáis hacia Havona, se esclarecerán muchos de estos misterios ocultos por el espíritu en la medida en que comencéis a ser dotados de la «mente del espíritu»: el discernimiento espiritual.
7. La Personalidad del Hijo Eterno


(79.1) 6:7.1 El Hijo Eterno es esa personalidad infinita de cuyas ataduras de personalidad no cualificada el Padre Universal escapó mediante la técnica de la trinidización, y por virtud de la cual ha seguido desde entonces otorgándose en interminable profusión sobre su universo en expansión sempiterna de Creadores y criaturas. El Hijo es personalidad absoluta; Dios es personalidad paterna: la fuente de la personalidad, el otorgador de personalidad, la causa de la personalidad. Cada ser personal deriva la personalidad del Padre Universal así como el Hijo Original eternamente deriva su personalidad del Padre del Paraíso.


(79.2) 6:7.2 La personalidad del Hijo del Paraíso es absoluta y puramente espiritual, y esta personalidad absoluta es también el modelo original divino y eterno, primero, del otorgamiento de personalidad que efectúa el Padre al Actor Conjunto, y, posteriormente, del otorgamiento de personalidad a las miríadas de sus criaturas de un vasto universo.


(79.3) 6:7.3 El Hijo Eterno es verdaderamente un ministro misericordioso, un espíritu divino, un poder espiritual, y una personalidad real. El Hijo es la naturaleza espiritual y personal de Dios hecha manifiesta a los universos: la suma y substancia de la Primera Fuente y Centro, despojado de todo lo que no es personal, de lo extradivino, no espiritual, y puramente potencial. Pero es imposible transmitir a la mente humana una imagen verbal de la belleza y magnitud de la excelsa personalidad del Hijo Eterno. Todo lo que tiende a ocultar al Padre Universal opera con casi igual influencia para prevenir el reconocimiento conceptual del Hijo Eterno. Vosotros debéis esperar vuestro logro del Paraíso, y entonces comprenderéis por qué fui incapaz de describir el carácter de esta personalidad absoluta para la comprensión de la mente finita.
8. La Comprensión del Hijo Eterno


(79.4) 6:8.1 En cuanto a identidad, naturaleza y otros atributos de la personalidad, el Hijo Eterno es el equivalente pleno, el complemento perfecto y la eterna contraparte del Padre Universal. En el mismo sentido que Dios es el Padre Universal, el Hijo es la Madre Universal, y todos nosotros, altos y bajos, constituimos su familia universal.


(79.5) 6:8.2 Para apreciar el carácter del Hijo, debéis estudiar la revelación del carácter divino del Padre; ellos son por siempre e inseparablemente uno. Como personalidades divinas son virtualmente indistinguibles uno del otro por las órdenes más bajas de la inteligencia; si bien no es tan difícil reconocerlos separadamente para los que tienen su origen en los actos creadores de las Deidades mismas. Los seres nacidos en el universo central y en el Paraíso distinguen al Padre y al Hijo no sólo como una unidad personal de control universal sino también como dos personalidades separadas que funcionan en ámbitos definidos de la administración del universo.


(79.6) 6:8.3 Como personas, vosotros podéis concebir al Padre Universal y al Hijo Eterno como individuos separados, porque ellos en verdad lo son; pero en la administración de los universos están tan entrelazados e interrelacionados que no siempre es posible distinguirlos. Cuando, en los asuntos de los universos, el Padre y el Hijo se encuentran en interasociaciones confusas, no siempre es beneficioso intentar segregar sus operaciones; recordad simplemente que Dios es el pensamiento iniciador y que el Hijo es el verbo expresivo. En cada universo local esta inseparabilidad se personaliza en la divinidad del Hijo Creador, que representa al Padre y al Hijo ante las criaturas de diez millones de mundos habitados.


(80.1) 6:8.4 El Hijo Eterno es infinito, pero es accesible a través de las personas de sus Hijos Paradisiacos y mediante el paciente ministerio del Espíritu Infinito. Sin el servicio de autootorgamiento de los Hijos Paradisiacos y el amante ministerio de las criaturas del Espíritu Infinito, los seres de origen material difícilmente podrían esperar alcanzar al Hijo Eterno. Y es igualmente cierto que, con la ayuda y dirección de estas agencias celestiales, el mortal con conciencia de Dios alcanzará ciertamente el Paraíso y algún día llegará ante la presencia personal de este majestuoso Hijo de Hijos.


(80.2) 6:8.5 Aunque el Hijo Eterno es el modelo original de la consecución de la personalidad mortal, encontraréis más fácil entender la realidad del Padre y del Espíritu, porque el Padre es el verdadero otorgador de vuestra personalidad humana y el Espíritu Infinito es el origen absoluto de vuestra mente mortal. Pero según ascendáis la senda paradisiaca de progresión espiritual, la personalidad del Hijo Eterno se os hará cada vez más real, y la realidad de su mente infinitamente espiritual se hará más discernible para vuestra mente progresivamente espiritualizada.


(80.3) 6:8.6 Nunca podrá el concepto de Hijo Eterno resplandecer en vuestra mente material ni en la mente morontial subsiguiente; sino hasta cuando os espiritualicéis y comencéis vuestra ascensión espiritual, entonces la comprensión de la personalidad del Hijo Eterno comenzará a igualar la claridad de vuestro concepto de la personalidad del Hijo Creador originado en el Paraíso, quien, en persona y como persona, una vez se encarnó y vivió en Urantia como un hombre entre los hombres.


(80.4) 6:8.7 A través de vuestra experiencia en el universo local, el Hijo Creador, cuya personalidad es comprensible para el hombre, debe compensar vuestra incapacidad de entender la plena significación del más exclusivamente espiritual, pero sin embargo personal, del Hijo Eterno del Paraíso. A medida que progreséis a través de Orvonton y Havona, según dejéis atrás el cuadro vívido y las profundas memorias del Hijo Creador de vuestro universo local, el tránsito de esta experiencia material y morontial será compensado por los conceptos en constante ampliación y la comprensión cada vez más intensa del Hijo Eterno del Paraíso, cuya realidad y cercanía aumentarán cada vez más a medida que progreséis hacia el Paraíso.


(80.5) 6:8.8 El Hijo Eterno es una personalidad grandiosa y gloriosa. Aunque rebasa las facultades de la mente mortal y material entender la realidad de la personalidad de tal ser infinito, no dudéis, él es una persona. Yo sé de qué hablo. Son casi innumerables las veces que me he encontrado ante la presencia divina de este Hijo Eterno y luego he salido al universo para ejecutar su misericordioso mandato.




(80.6) 6:8.9 [Redactado por un Consejero Divino asignado a la formulación de esta declaración que describe al Hijo Eterno del Paraíso.]
Documento 7
La Relación del Hijo Eterno con el Universo



(81.1) 7:0.1 EL Hijo Original se ocupa constantemente de la ejecución de los aspectos espirituales del eterno propósito del Padre en su desarrollo progresivo de los fenómenos de los universos evolutivos con sus múltiples grupos de seres vivientes. Nosotros no comprendemos plenamente este plan eterno; pero el Hijo Paradisiaco indudablemente lo entiende.


(81.2) 7:0.2 El Hijo es semejante al Padre en cuanto procura otorgar todo lo posible de sí mismo a sus Hijos coordinados y a los Hijos subordinados de éstos. El Hijo participa también de la naturaleza autodistributiva del Padre en la entrega de sí mismo sin restricciones al Espíritu Infinito, el ejecutivo asociado de ellos.


(81.3) 7:0.3 Como el sustentador de las realidades espirituales, la Segunda Fuente y Centro es el eterno contrapeso de la Isla del Paraíso, que tan espléndidamente sostiene todas las cosas materiales. Así, la Primera Fuente y Centro se revela eternamente en la belleza material de los exquisitos modelos originales de la Isla central y en los valores espirituales de la excelsa personalidad del Hijo Eterno.


(81.4) 7:0.4 El Hijo Eterno es el sustentador auténtico de la vasta creación de realidades del espíritu y seres espirituales. El mundo espiritual es el hábito, la conducta personal, del Hijo y las realidades impersonales de naturaleza espiritual responden siempre a la voluntad y el propósito de la personalidad perfecta del Hijo Absoluto.


(81.5) 7:0.5 Sin embargo, el Hijo no es personalmente responsable de la conducta de todas las personalidades espirituales. La voluntad de la criatura personal es relativamente libre y por consiguiente determina las acciones de tales seres volitivos. Por lo tanto, el mundo espiritual del libre albedrío no es siempre verdaderamente representativo del carácter del Hijo Eterno, así como la naturaleza en Urantia no revela verdaderamente la perfección e inmutabilidad del Paraíso y la Deidad. Pero independientemente de lo que pueda caracterizar la libre acción de un hombre o de un ángel, el dominio eterno del control universal de la gravedad sobre todas las realidades espirituales que tiene el Hijo sigue siendo absoluto.
1. El Circuito de la Gravedad-Espíritu


(81.6) 7:1.1 Todo lo enseñado sobre la inmanencia de Dios, su omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia, es igualmente cierto del Hijo en los dominios espirituales. La universal y pura gravedad del espíritu de toda la creación, este circuito exclusivamente espiritual, conduce directamente de vuelta a la persona de la Segunda Fuente y Centro en el Paraíso. Él preside el control y el funcionamiento de ese dominio espiritual, inequívoco y eterno, de todos los verdaderos valores espirituales. De este modo el Hijo Eterno ejerce absoluta soberanía espiritual. Él literalmente sostiene todas las realidades espirituales y todos los valores espiritualizados, por así decirlo, en la palma de su mano. El control de la gravedad espiritual universal es soberanía espiritual universal.


(82.1) 7:1.2 Este control gravitatorio de las cosas espirituales funciona independientemente del tiempo y el espacio; por lo tanto la energía espiritual no disminuye en la transmisión. La gravedad espiritual no sufre nunca retrasos temporales ni disminuciones de espacio. No decrece de acuerdo con el cuadrado de la distancia de su transmisión; no se retrasan los circuitos de poder espiritual pura por la masa de la creación material. Y esta trascendencia del tiempo y del espacio por las energías del espíritu puro es inherente a la absolutez del Hijo; no es debida a la interposición de las fuerzas de antigravedad de la Tercera Fuente y Centro.


(82.2) 7:1.3 Las realidades del espíritu responden al poder de atracción del centro de gravedad espiritual en conformidad con su valor cualitativo, su grado actual de naturaleza espiritual. La substancia espiritual (calidad) responde a la gravedad del espíritu como la energía organizada de la materia física (cantidad) responde a la gravedad física. Los valores espirituales y las fuerzas espirituales son reales. Desde el punto de vista de la personalidad, el espíritu es el alma de la creación; la materia es el cuerpo físico intangible.


(82.3) 7:1.4 Las reacciones y fluctuaciones de la gravedad espiritual son siempre fieles al contenido de los valores espirituales, el estado espiritual cualitativo de un individuo o de un mundo. Este poder de atracción responde instantáneamente a los valores interespirituales e intraespirituales de cualquier situación universal o condición planetaria. Cada vez que una realidad espiritual se actualiza en los universos, este cambio necesita del inmediato e instantáneo reajuste de la gravedad espiritual. Ese nuevo espíritu es realmente una parte de la Segunda Fuente y Centro; y con tanta certidumbre como el hombre mortal se convierte en un ser espiritualizado, llegará al Hijo espiritual, el centro y fuente de la gravedad espiritual.


(82.4) 7:1.5 El poder de atracción espiritual del Hijo es inherente en menor grado en muchas órdenes paradisiacas de filiación. Porque sí existen, dentro del circuito absoluto de gravedad del espíritu, esos sistemas locales de atracción espiritual que funcionan en las unidades más bajas de la creación. Tales enfocamientos subabsolutos de la grave-dad espiritual son parte de la divinidad de las personalidades Creadoras del tiempo y del espacio y se correlacionan con el sobrecontrol experiencial emergente del Ser Supremo.


(82.5) 7:1.6 La atracción de la gravedad-espíritu y la respuesta a ello funciona no sólo en el universo como un todo, sino incluso entre individuos y grupos de individuos. Existe una cohesión espiritual entre las personalidades espirituales y espiritualizadas de cualquier mundo, raza, nación, o grupo creyente de personas. Hay una atracción di-recta de naturaleza espiritual entre personas de mentalidad espiritual dotadas de gustos y anhelos semejantes. El términoespíritus afines no es totalmente una figura retórica.


(82.6) 7:1.7 Al igual que la gravedad material del Paraíso, la gravedad espiritual del Hijo eterno es absoluta. El pecado y la rebelión pueden interferir con el funcionamiento de los circuitos de los universos locales, pero nada puede suspender la gravedad espiritual del Hijo Eterno. La rebelión de Lucifer produjo muchos cambios en vuestro sistema de mundos habitados y en Urantia, pero no observamos que la cuarentena espiritual resultante en vuestro planeta haya afectado en lo más mínimo la presencia y función ni del espíritu omnipresente del Hijo Eterno ni del circuito de gravedad espiritual asociado.


(82.7) 7:1.8 Todas las reacciones del circuito de gravedad espiritual del gran universo son pronosticables. Reconocemos todas las acciones y reacciones del espíritu omnipresente del Hijo Eterno y encontramos que son confiables. Según leyes bien conocidas, podemos medir y medimos la gravedad espiritual exactamente como intenta el hombre computar las funciones de la gravedad física finita. Hay una respuesta invariable del espíritu del Hijo a todas las cosas, seres y personas espirituales, y esta respuesta siempre está de acuerdo con el grado de actualidad (el grado cualitativo de realidad) de todos esos valores espirituales.


(83.1) 7:1.9 Pero junto con esta función tan confiable y pronosticable de la presencia espiritual del Hijo Eterno, se encuentran fenómenos cuyas reacciones no son tan pronosticables. Estos fenómenos indican probablemente la acción coordinada del Absoluto de Deidad en los dominios de las potenciales espirituales emergentes. Sabemos que la presencia espiritual del Hijo Eterno es la influencia de una personalidad majestuosa e infinita, pero difícilmente consideramos como personales las reacciones asociadas con las actuaciones conjeturadas del Absoluto de Deidad.


(83.2) 7:1.10 Contemplado desde el punto de vista de la personalidad y por personas, el Hijo Eterno y el Absoluto de Deidad parecen relacionarse de la siguiente manera: el Hijo Eterno domina en el ámbito de los valores espirituales actuales, mientras que el Absoluto de Deidad parece ocupar el vasto dominio de los valores espirituales potenciales. Todo el valor actual de naturaleza espiritual encuentra cabida en el control de la gravedad del Hijo Eterno, pero si es potencial, entonces aparentemente corresponde a la presencia del Absoluto de Deidad.


(83.3) 7:1.11 El espíritu parece emerger de las potenciales del Absoluto de Deidad; y el espíritu evolutivo encuentra correlación en la atracción experiencial e incompleta del Supremo y el Último. El espíritu termina por encontrar su destino final en la atracción absoluta de la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Éste parece ser el ciclo del espíritu experiencial, pero el espíritu existencial es inherente a la infinidad de la Segunda Fuente y Centro.
2. La Administración del Hijo Eterno


(83.4) 7:2.1 En el Paraíso, la presencia y actividad personal del Hijo Original en el sentido espiritual es profunda y absoluta. Cuando salimos del Paraíso hacia afuera, a través de Havona, y nos adentramos en los dominios de los siete superuniversos, detectamos cada vez menos la actividad personal del Hijo Eterno. En los universos post-Havona la presencia del Hijo Eterno es personalizada en los Hijos Paradisiacos, condicionada por las realidades experienciales del Supremo y del Último, y coordinada con el potencial ilimitado de espíritu del Absoluto de Deidad.


(83.5) 7:2.2 En el universo central, la actividad personal del Hijo Original se discierne en la exquisita armonía espiritual de la creación eterna. Havona es tan maravillosamente perfecto que la condición espiritual y los estados de energía de este universo modelo están en equilibrio perfecto y perpetuo.


(83.6) 7:2.3 En los superuniversos, el Hijo no está personalmente presente ni reside en ellos; en estas creaciones mantiene sólo una representación superpersonal. Estas manifestaciones del espíritu del Hijo no son personales; no están en el circuito de la personalidad del Padre Universal. No conocemos ningún término mejor para designarlos que el de superpersonalidades; y son seres finitos; no son ni absonitos ni absolutos.


(83.7) 7:2.4 La administración del Hijo Eterno en los superuniversos, siendo exclusivamente espiritual y superpersonal, no es discernible por parte de las criaturas con personalidad. No obstante, el impulso espiritual omnipresente de la influencia personal del Hijo se encuentra en todas las fases de las actividades de todos los sectores de los dominios de los Ancianos de los Días. En los universos locales, sin embargo, observamos que el Hijo Eterno está personalmente presente en las personas de los Hijos Paradisiacos. Aquí el Hijo infinito funciona de manera espiritual y creadora en las personas del cuerpo majestuoso de los Hijos Creadores coordinados.
3. La Relación del Hijo Eterno con el Individuo


(84.1) 7:3.1 En la ascensión del universo local, los mortales del tiempo consideran al Hijo Creador como el representante personal del Hijo Eterno, pero cuando comienzan el régimen de capacitación del ascenso del superuniverso, los peregrinos del tiempo detectan cada vez más la excelsa presencia del espíritu inspirador del Hijo Eterno, y pueden beneficiarse por la absorción de este ministerio de energización espiritual. En Havona, los ascendentes adquieren aún mayor conciencia de la amorosa aceptación del espíritu omnipresente del Hijo Original. En ninguna etapa de toda la ascensión del mortal el espíritu del Hijo Eterno habita la mente ni el alma del peregrino del tiempo, pero su acción benéfica está siempre cercana y siempre atenta al bienestar y seguridad espirituales de los hijos del tiempo en avance.


(84.2) 7:3.2 La atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno constituye el secreto inherente de la ascensión al Paraíso de las almas humanas supervivientes. La atracción infalible de la gravedad espiritual del Hijo Eterno mantiene todos los valores genuinos del espíritu y todos los individuos sinceramente espiritualizados. La mente mortal, por ejemplo, inicia su carrera como mecanismo material y finalmente ingresa al Cuerpo de Finalistas como existencia espiritual casi perfeccionada, estando cada vez menos sujeta a la gravedad material y correspondientemente cada vez más sensible a la atracción hacia adentro de la gravedad espiritual durante esta entera experiencia. El circuito de la gravedad espiritual literalmente arrastra el alma del hombre hacia el Paraíso.


(84.3) 7:3.3 El circuito de gravedad espiritual es el canal básico para transmitir las oraciones sinceras del corazón humano creyente desde el nivel de la conciencia humana hasta la verdadera conciencia de la Deidad. Aquello que representa verdadero valor espiritual en vuestras peticiones será aprehendido por el circuito universal de la gravedad espiritual y pasará inmediata y simultáneamente a todas las personalidades divinas competentes, y cada una de ellas se ocupará de aquello que pertenece a su especialidad personal. Por lo tanto, en vuestra experiencia religiosa práctica, es inmaterial si, al dirigir vuestras súplicas, visualizáis al Hijo Creador de vuestro universo local o al Hijo Eterno en el centro de todas las cosas.


(84.4) 7:3.4 La operación discriminadora del circuito de gravedad espiritual podría compararse tal vez a las funciones de los circuitos del sistema nervioso en el cuerpo humano material: las sensaciones viajan hacia adentro por las sendas neurales; algunas se detienen y responden a los centros automáticos espinales inferiores; otras siguen hasta los centros menos automáticos, pero condicionados por el hábito del cerebro inferior, mientras que los mensajes más importantes y vitales atraviesan velozmente estos centros subordinados y se registran inmediatamente en los niveles más altos de la conciencia humana.


(84.5) 7:3.5 Pero ¡cuánto más perfecta es la magnífica técnica del mundo espiritual! Si algo que se origina en vuestra conciencia contiene un valor espiritual supremo, una vez que lo hayáis expresado, ningún poder en el universo podrá impedir su veloz llegada directa a la Personalidad del Espíritu Absoluto de toda la creación.


(84.6) 7:3.6 Por el contrario, si vuestras súplicas son puramente materiales y totalmente egocéntricas, no existe ningún plan por el cual tales oraciones indignas puedan encontrar cabida en el circuito espiritual del Hijo Eterno. El contenido de cada petición que no sea «dictada por el espíritu» no puede encontrar lugar en el circuito espiritual universal; esas peticiones, puramente egoístas y materiales, perecen; no ascienden a los circuitos de los verdaderos valores espirituales. Tales palabras son como «metal que resuena y címbalo que retiñe».


(85.1) 7:3.7 Es el pensamiento motivante, el contenido espiritual, el que valida la súplica del mortal. Las palabras carecen de valor.
4. Los Planes de Perfección Divina


(85.2) 7:4.1 El Hijo Eterno está en enlace sempiterno con el Padre en la prosecución triunfal del plan divino de progreso: el plan universal para la creación, evolución, ascensión, y perfección de las criaturas volitivas. Y, en fidelidad divina, el Hijo es el eterno igual al Padre.


(85.3) 7:4.2 El Padre y su Hijo son como uno en la formulación y prosecución de este gigantesco plan de logro para elevar los seres materiales del tiempo a la perfección de la eternidad. Este proyecto para la elevación espiritual de las almas ascendentes del espacio es una creación conjunta del Padre y del Hijo, quienes, con la cooperación del Espíritu Infinito, están empeñados en la ejecución asociativa de su propósito divino.


(85.4) 7:4.3 Este plan divino de logro de la perfección comprende tres empresas únicas, aunque maravillosamente correlacionadas, de aventura universal:


(85.5) 7:4.4 1. El plan de logro progresivo. Éste es el plan de ascensión evolutiva, proyectado por el Padre Universal, un programa aceptado sin reservas por el Hijo Eterno cuando convino con el propósito del Padre: «Hagamos a las criaturas mortales a nuestra propia imagen». Esta disposición para el mejoramiento de las criaturas del tiempo incluye la dádiva del Padre de los Ajustadores del Pensamiento y el otorgamiento de las prerrogativas de la personalidad a las criaturas materiales.


(85.6) 7:4.5 2. El plan del autootorgamiento. El plan universal subsiguiente es la gran empresa del Hijo Eterno y sus Hijos coordinados de revelar al Padre. Ésta es la propuesta del Hijo Eterno y consiste en su otorgamiento de los Hijos de Dios a las creaciones evolutivas; allí se personalizan y actualizan, para encarnar y hacer real el amor del Padre y la misericordia del Hijo para con las criaturas de todos los universos. Inherente al plan de autootorgamiento, y como rasgo provisional de esta ministración de amor, los Hijos Paradisiacos actúan como rehabilitadores de aquello que la voluntad desviada de las criaturas ha puesto en peligro espiritual. En cualquier momento o lugar donde ocurra un retraso en el funcionamiento del plan de logro, si una rebelión, por ejemplo, afecta o complica esta empresa, entonces las disposiciones de emergencia del plan de autootorgamiento entran en vigencia inmediatamente. Los Hijos Paradisiacos se han comprometido a actuar como rescatadores, están listos para penetrar en los dominios mismos de la rebelión y restaurar el estado espiritual de las esferas. Y este servicio heroico fue el que realizó en Urantia un Hijo Creador coordinado, en relación con su carrera de autootorgamiento experiencial para adquirir la soberanía.


(85.7) 7:4.6 3. El plan del ministerio de la misericordia. Una vez que fueron formulados y proclamados el plan de logro y el plan de autootorgamiento, el Espíritu Infinito, solo y de sí mismo, proyectó y puso en marcha la empresa extraordinaria y universal del ministerio de la misericordia. Éste es el servicio tan esencial para la operación práctica y eficaz tanto de las empresas de logro como del autootorgamiento, y todas las personalidades espirituales de la Tercera Fuente y Centro comparten el espíritu del ministerio de la misericordia, que es tanto parte de la naturaleza de la Tercera Persona de la Deidad. El Espíritu Infinito funciona verdadera y literalmente como el ejecutivo asociado del Padre y el Hijo, no sólo en la creación, sino también en la administración.


(86.1) 7:4.7 El Hijo Eterno es el fideicomisario personal, el custodio divino, del plan universal del Padre para la ascensión de las criaturas. Habiendo promulgado el mandato universal, «Sed perfectos, así como yo soy perfecto», el Padre confió la ejecución de esta formidable empresa al Hijo Eterno; y el Hijo Eterno comparte la realización de esta empresa excelsa con su coordinado divino, el Espíritu Infinito. Así pues, las Deidades cooperan efectivamente en la obra de creación, control, evolución, revelación y ministración y, si es necesario, restauración y rehabilitación.
5. El Espíritu de Autootorgamiento


(86.2) 7:5.1 El Hijo Eterno se unió sin reservas al Padre Universal en la transmisión de ese extraordinario precepto para toda la creación: «Sed perfectos, así como vuestro Padre en Havona es perfecto», y desde entonces esa invitación-mandato ha motivado todos los planes de supervivencia y los proyectos de autootorgamiento del Hijo Eterno y de su vasta familia de Hijos coordinados y asociados. Y en estos autootorgamientos los Hijos de Dios han llegado a ser «el camino, la verdad y la vida» para todas las criaturas evolutivas.


(86.3) 7:5.2 El Hijo Eterno no puede entrar en contacto directo con los seres humanos como lo hace el Padre a través del don de los Ajustadores del Pensamiento prepersonales, pero el Hijo Eterno se va acercando a las personalidades creadas mediante una serie de peldaños descendentes de filiación divina hasta llegar ante la presencia del hombre y, a veces, como hombre él mismo.


(86.4) 7:5.3 La naturaleza puramente personal del Hijo Eterno es incapaz de fragmentación. El Hijo Eterno ministra como una influencia espiritual o como una persona, nunca de otro modo. Es imposible para el Hijo hacerse parte de la experiencia de la criatura en el sentido en que el Padre-Ajustador participa en ella, pero el Hijo Eterno mediante la técnica del autootorgamiento compensa esta limitación. Lo que la experiencia de las entidades fragmentadas significa para el Padre Universal, las experiencias de encarnación de los Hijos Paradisiacos significan para el Hijo Eterno.


(86.5) 7:5.4 El Hijo Eterno no viene al hombre mortal como la voluntad divina, el Ajustador del Pensamiento que mora en la mente humana, en cambio el Hijo Eterno vino al hombre mortal de Urantia cuando la personalidad divina de su hijo, Micael de Nebadon, se encarnó en la naturaleza humana de Jesús de Nazaret. Para compartir la experiencia de las personalidades creadas, los Hijos de Dios Paradisiacos deben asumir la naturaleza misma de tales criaturas y encarnar sus personalidades divinas en las criaturas mismas. La encarnación, el secreto de Sonarinton, es la técnica del Hijo para librarse de las cadenas globales del absolutismo de la personalidad.


(86.6) 7:5.5 Hace muchísimo tiempo que el Hijo Eterno se otorgó en cada uno de los circuitos de la creación central en pos del esclarecimiento y avance de todos los habitantes y peregrinos de Havona, incluyendo los peregrinos ascendentes del tiempo. No actuó en ninguna de esas siete entregas ni como ascendente ni como habitante de Havona, sino que existía como él mismo. Su experiencia fue única: no fue con un ser humano ni como tal o como otro peregrino, sino en alguna forma asociativa en el sentido superpersonal.


(86.7) 7:5.6 Tampoco pasó a través de la zona de reposo que media entre el circuito interior de Havona y los bordes del Paraíso. No es posible para él, un ser absoluto, suspender la conciencia de la personalidad, porque en él concurren todas las líneas de la gravedad espiritual. Y durante las épocas de estos otorgamientos, no disminuyó la luminosidad espiritual en su nicho en el Paraíso central, ni tampoco flaqueó el control del Hijo de la gravedad espiritual universal.


(87.1) 7:5.7 Los autootorgamientos del Hijo Eterno en Havona no caben en el ámbito de la imaginación humana; fueron trascendentales. Él contribuyó entonces y posteriormente a la experiencia de todo Havona; pero no sabemos si enriqueció la supuesta capacidad experiencial de su propia naturaleza existencial. Eso caería dentro del misterio de autootorgamiento de los Hijos Paradisiacos. Creemos, sin embargo, que todo lo que el Hijo adquirió en estas misiones de autootorgamiento, lo ha retenido desde siempre y para siempre, si bien no sabemos lo qué es.


(87.2) 7:5.8 Aunque nos resulte difícil comprender los autootorgamientos de la Segunda Persona de la Deidad, comprendemos bien el autootorgamiento en Havona de un Hijo del Hijo Eterno, que literalmente atravesó los circuitos del universo central y realmente compartió las experiencias que constituyen la preparación del ser ascendente para alcanzar la Deidad. Éste fue el Micael original, el Hijo Creador primogénito, quien pasó a través de las experiencias de vida de los peregrinos ascendentes, de circuito en circuito, atravesando personalmente con ellos una etapa de cada círculo en los tiempos de Grandfanda, el primero de todos los mortales en llegar a Havona.


(87.3) 7:5.9 Aparte de cualquier otra cosa que revelara este Micael original, él hizo real el autootorgamiento trascendente del Hijo Materno Original a las criaturas de Havona. Tan real, que por siempre cada peregrino del tiempo que se esfuerza en la aventura de pasar los circuitos de Havona, se siente alentado y fortalecido por el conocimiento certero de que el Hijo Eterno de Dios abdicó siete veces el poder y la gloria del Paraíso, para participar en las experiencias de los peregrinos del tiempo y el espacio, en los siete circuitos de logro progresivo de Havona.


(87.4) 7:5.10 El Hijo Eterno es la inspiración ejemplar para todos los Hijos de Dios en sus ministraciones de autootorgamiento a través de los universos del tiempo y el espacio. Los Hijos Creadores coordinados y los Hijos Magisteriales asociados, junto con otras órdenes no reveladas de filiación, comparten esta maravillosa voluntad de otorgarse a las variadas órdenes de vida de las criaturas y como criaturas ellas mismas. Por lo tanto, en espíritu y debido al parentesco de naturaleza así como al hecho de origen, se hace verdad que en los autootorgamientos de cada Hijo de Dios en los mundos del espacio, a través de ellos y por ellos, el Hijo Eterno se ha entregado a sí mismo a las criaturas volitivas inteligentes de los universos.


(87.5) 7:5.11 En espíritu y naturaleza, si no en todos sus atributos, cada Hijo Paradisiaco es un retrato divinamente perfecto del Hijo Original. Es literalmente cierto que quien haya visto a un Hijo Paradisiaco, ha visto al Hijo Eterno de Dios.
6. Los Hijos de Dios Paradisiacos


(87.6) 7:6.1 El hecho de que no se tenga conocimiento de los múltiples Hijos de Dios, es fuente de gran confusión en Urantia. Y persiste esta ignorancia a pesar de declaraciones tales como el acta de un cónclave de estas divinas personalidades: «Cuando los Hijos de Dios proclamaron el regocijo, y todas las Estrellas Matutinas cantaron en coro». Cada milenio de tiempo normal del sector, las varias órdenes de los Hijos divinos se congregan para sus cónclaves periódicos.


(87.7) 7:6.2 El Hijo Eterno es la fuente personal de los adorables atributos de misericordia y servicio que tan abundantemente caracterizan a todas las órdenes descendentes de los Hijos de Dios, según funcionan a través de toda la creación. El Hijo Eterno transmite indefectiblemente, toda la naturaleza divina, si no toda la infinidad de atributos, a los Hijos Paradisiacos que salen de la Isla eterna para revelar su carácter divino al universo de los universos.


(88.1) 7:6.3 El Hijo Original y Eterno es el primer vástago-persona del «primer» pensamiento completo e infinito del Padre Universal. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno proyectan conjuntamente un pensamiento personal nuevo, original, idéntico, único y absoluto, en ese mismo instante esa idea creadora se personaliza perfecta y finalmente en el ser y personalidad de un nuevo y original Hijo Creador. En naturaleza espiritual, sabiduría divina y poder creador coordinado, estos Hijos Creadores son potencialmente iguales a Dios el Padre y Dios el Hijo.


(88.2) 7:6.4 Los Hijos Creadores salen del Paraíso a los universos del tiempo y, con la cooperación de las agencias controladoras y creadoras de la Tercera Fuente y Centro, completan la organización de los universos locales en evolución progresiva. Estos Hijos no se ocupan ni se preocupan de los controles centrales y universales de la materia, la mente y el espíritu. De aquí que estén limitados en sus actos creadores por la preexistencia, la prioridad y la primacía de la Primera Fuente y Centro y sus coordinados Absolutos. Estos Hijos pueden solamente administrar lo que ellos traen a la existencia. La administración absoluta es inherente en la prioridad de la existencia y es inseparable de la eternidad de la presencia. El Padre permanece primordial en los universos.


(88.3) 7:6.5 Así como los Hijos Creadores son personalizados por el Padre y el Hijo, los Hijos Magisteriales son personalizados por el Hijo y el Espíritu. Éstos son los Hijos que, en las experiencias de encarnación en la criatura, ganan el derecho de servir como jueces de la supervivencia en las creaciones del tiempo y el espacio.


(88.4) 7:6.6 El Padre, el Hijo, y el Espíritu también se unen para personalizar a los versátiles Hijos Instructores Trinitarios, que recorren el gran universo como maestros excelsos de todas las personalidades, tanto humanas como divinas. Y hay muchas otras órdenes de filiación paradisiaca que no han sido presentadas a la atención de los mortales de Urantia.


(88.5) 7:6.7 Entre el Hijo Maternal Original y estas huestes de Hijos Paradisiacos dispersas por toda la creación, hay un canal de comunicación directo y exclusivo, un canal cuya función es inherente a la calidad del parentesco espiritual que los une con vínculos de asociación espiritual casi absoluta. Este circuito interfilial es totalmente diferente del circuito universal de la gravedad espiritual, que también se centra en la persona de la Segunda Fuente y Centro. Todos los Hijos de Dios que se originan en las personas de las Deidades Paradisiacas están en comunicación constante y directa con el Hijo Maternal Eterno. Tal comunicación es instantánea; e independiente del tiempo, aunque algunas veces está condicionada por el espacio.


(88.6) 7:6.8 El Hijo Eterno no sólo tiene en todo momento un conocimiento perfecto en lo que respecta a la condición, los pensamientos y las múltiples actividades de todas las órdenes de filiación paradisiaca, sino que también tiene perfección de conocimiento en todo momento respecto a todas las cosas de valor espiritual que existen en los corazones de todas las criaturas en la creación primaria y central de la eternidad y en las creaciones secundarias del tiempo de los Hijos Creadores coordinados.
7. La Revelación Suprema del Padre


(88.7) 7:7.1 El Hijo Eterno es una revelación completa, exclusiva, universal y final del espíritu y la personalidad del Padre Universal. Todo conocimiento y toda información acerca del Padre debe provenir del Hijo Eterno y de sus Hijos Paradisiacos. El Hijo Eterno procede de la eternidad y es totalmente y sin cualificación espiritual uno con el Padre. En personalidad divina ellos son coordinados; en naturaleza espiritual son iguales; en divinidad son idénticos.


(89.2) 7:7.2 El carácter de Dios no se podría mejorar intrínsecamente de modo alguno en la persona del Hijo, porque el Padre divino es infinitamente perfecto, pero ese carácter y esa personalidad se amplían, librándose de lo no personal y no espiritual, para su revelación a los seres criaturas. La Primera Fuente y Centro es mucho más que una personalidad, pero todas las cualidades espirituales de la personalidad paterna de la Primera Fuente y Centro están espiritualmente presentes en la personalidad absoluta del Hijo Eterno.


(89.3) 7:7.3 El Hijo primordial y sus Hijos están empeñados en hacer una revelación universal de la naturaleza espiritual y personal del Padre a toda la creación. En el universo central, en los superuniversos, en los universos locales, o en los planetas habitados, es un Hijo Paradisiaco quien revela el Padre Universal a los hombres y a los ángeles. El Hijo Eterno y sus Hijos revelan la avenida por la que la criatura tiene acceso al Padre Universal. E incluso nosotros, los de origen superior entendemos al Padre mucho más plenamente según estudiamos la revelación de su carácter y personalidad en el Hijo Eterno y en los Hijos del Hijo Eterno.


(89.4) 7:7.4 El Padre desciende a vosotros, como personalidad, sólo a través de los Hijos divinos del Hijo Eterno. Y vosotros llegáis al Padre por ese mismo camino viviente; ascendéis al Padre gracias a la guía de este grupo de Hijos divinos. Esto es verdad pese a que vuestra personalidad misma sea una dádiva directa del Padre Universal.


(89.5) 7:7.5 En todas estas extensas actividades de la vasta administración espiritual del Hijo Eterno, no olvidéis que el Hijo es una persona tan auténtica y real como lo es el Padre. En efecto, para los seres de la antigua orden humana, será más fácil acercarse al Hijo Eterno que al Padre Universal. En el progreso de los peregrinos del tiempo a través de los circuitos de Havona, vosotros podréis alcanzar al Hijo mucho antes de que estéis preparados para discernir al Padre.


(89.6) 7:7.6 Aprenderéis más acerca del carácter y la naturaleza misericordiosa del Hijo Eterno según meditéis sobre la revelación de estos atributos divinos, efectuada en amoroso servicio por vuestro propio Hijo Creador, quien cierta vez fuera Hijo del Hombre en la tierra, ahora soberano exaltado de vuestro universo local: el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.




(89.6) 7:7.7 [Redactado por un Consejero Divino asignado para formular esta declaración en que se describe al Hijo Eterno Paradisiaco.]
Documento 8
El Espíritu Infinito


(90.1) 8:0.1 ALLÁ por la eternidad, cuando el «primer» pensamiento infinito y absoluto del Padre Universal encuentra en el Hijo Eterno un verbo tan perfecto y adecuado para su expresión divina, se manifiesta el deseo supremo tanto del Dios-pensamiento como del Dios-palabra de un agente universal e infinito de expresión mutua y acción combinada.


(90.2) 8:0.2 En los albores de la eternidad, tanto el Padre como el Hijo se hacen infinitamente conocedores de su mutua interdependencia, su eterna y absoluta singularidad, y por lo tanto celebran un pacto infinito y sempiterno de asociación divina. Este pacto sin fin se celebra para la realización de sus conceptos unidos a través del entero círculo de la eternidad; y a partir de este acontecimiento eterno el Padre y el Hijo permanecen en esta unión divina.


(90.3) 8:0.3 Nos encontramos ahora frente a frente con el origen en la eternidad del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad. En el instante mismo en que Dios el Padre y Dios el Hijo conciben conjuntamente una acción idéntica e infinita —la ejecución de un plan de pensamiento absoluto— en ese mismo momento, el Espíritu Infinito entra a existir, ya en su completa totalidad.


(90.4) 8:0.4 Al mencionar así el orden del origen de las Deidades, lo hago únicamente para permitiros pensar en su relación. En la realidad los tres son existentes desde la eternidad; son existenciales. No tienen ni principio ni fin en el tiempo; son coordinados, supremos, últimos, absolutos e infinitos. Son, siempre han sido y siempre serán tres personas claramente individualizadas pero eternamente asociadas: Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu.
1. El Dios de Acción


(90.5) 8:1.1 En la eternidad del pasado, por la personalización del Espíritu Infinito el ciclo de la personalidad divina se torna perfecto y completo. El Dios de Acción existe, y el vasto escenario del espacio está pronto para el estupendo drama de la creación —la aventura universal— el panorama divino de las edades eternas.


(90.6) 8:1.2 El primer acto del Espíritu Infinito es la inspección y el reconocimiento de sus padres divinos, el Padre-Padre y el Hijo-Madre. Él, el Espíritu, se identifica incondicionalmente con ambos. Es plenamente conocedor de sus personalidades separadas y atributos infinitos así como de su naturaleza combinada y su función unida. Luego, voluntariamente, con disposición trascendente y espontaneidad inspiradora, la Tercera Persona de la Deidad, a pesar de su igualdad con la Primera y la Segunda Personas, promete eterna lealtad a Dios el Padre y reconoce dependencia sempiterna de Dios el Hijo.


(90.7) 8:1.3 Inherente a la naturaleza de esta transacción y en reconocimiento mutuo de la independencia de personalidad de cada uno y de la unión ejecutiva de los tres, se establece el ciclo de la eternidad. La Trinidad del Paraíso es existente. El escenario del espacio universal está listo para el panorama múltiple e infinito del despliegue creador del propósito del Padre Universal a través de la personalidad del Hijo Eterno y por la ejecución del Dios de Acción, la agencia ejecutiva para las actuaciones de la realidad de la sociedad creadora Padre-Hijo.


(91.1) 8:1.4 El Dios de Acción actúa y las bóvedas muertas del espacio están en movimiento. Mil millones de esferas perfectas vienen a existir en un instante. Anteriormente a este momento hipotético en la eternidad, las energías del espacio intrínsecas al Paraíso existen y son potencialmente operativas, pero no tienen ninguna actualidad de ser; ni tampoco puede medirse la gravedad física excepto por la reacción de las realidades materiales a su incesante atracción. No hay ningún universo material en este (supuesto) momento eternamente distante, pero en el mismo instante en que se materializan mil millones de mundos, se evidencia gravedad suficiente y adecuada para mantenerlos dentro de la atracción sempiterna del Paraíso.


(91.2) 8:1.5 Ahora cruza como un relámpago a través de la creación de los Dioses la segunda forma de la energía, y este espíritu eflúvico es instantáneamente aprehendido por la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Así pues, el universo doblemente abrazado por la gravedad es acariciado por la energía del infinito y sumergido en el espíritu de la divinidad. De este modo se prepara el terreno de la vida para la conciencia de la mente que se manifiesta en los circuitos asociados de la inteligencia del Espíritu Infinito.


(91.3) 8:1.6 Sobre estas simientes de existencia potencial, difundidas a lo largo y a lo ancho de la creación central de los Dioses, el Padre actúa, y aparece la personalidad de la criatura. Luego la presencia de las Deidades del Paraíso llena todo el espacio organizado y comienza efectivamente a atraer todas las cosas y seres hacia el Paraíso.


(91.4) 8:1.7 El Espíritu Infinito se eternaliza concurrentemente con el nacimiento de los mundos de Havona, este universo central que es creado por él y con él y en él en obediencia a los conceptos combinados y las voluntades unidas del Padre y el Hijo. La Tercera Persona se deifica por este mismo acto de creación conjunta, convirtiéndose así por siempre en el Creador Conjunto.


(91.5) 8:1.8 Éstos son los tiempos magnos y asombrosos de la expansión creadora del Padre y del Hijo por medio de la acción y en la acción de su asociado conjunto y ejecutivo exclusivo, la Tercera Fuente y Centro. No existe ningún registro de estos tiempos agitados. Contamos tan sólo con las escasas revelaciones del Espíritu Infinito para substanciar estas poderosas transacciones, y él meramente verifica el hecho de que el universo central y todo lo que a él pertenece se eternizaron simultáneamente con su logro de personalidad y existencia consciente.


(91.6) 8:1.9 Brevemente, el Espíritu Infinito atestigua que, puesto que él es eterno, así también el universo central es eterno. Y éste es el punto de partida tradicional de la historia del universo de universos. No se sabe nada en absoluto, y no existen archivos, respecto a acontecimientos o transacciones anteriores a esta formidable erupción de energía creativa y de sabiduría administrativa que cristalizó el vasto universo que existe, y que tan exquisitamente funciona en el centro de todas las cosas. Más allá de este acontecimiento se encuentran las inescrutables transacciones de la eternidad y las profundidades del infinito: misterio absoluto.


(91.7) 8:1.10 Así pues, describimos el origen secuencial de la Tercera Fuente y Centro como una condescendencia interpretativa a la mente, de las criaturas mortales, sujetas al tiempo y condicionadas al espacio. La mente del hombre necesita tener un punto de partida para la visualización de la historia del universo, y se me ha instruido que proporcione esta técnica de acceso al concepto histórico de la eternidad. En la mente material, la lógica demanda una Primera Causa; por lo tanto postulamos al Padre Universal como Primera Fuente y Centro Absoluto de toda la creación, y al mismo tiempo instruimos a todas las mentes de criatura que el Hijo y el Espíritu son coeternos con el Padre en todas las fases de la historia universal y en todos los dominios de la actividad creadora. Lo hacemos sin dejar de respetar en ningún sentido la realidad y eternidad de la Isla del Paraíso y de los Absolutos No Cualificado, Universal y de Deidad.


(92.1) 8:1.11 Es bastante con que la mente material de los hijos del tiempo alcance a concebir al Padre en la eternidad. Sabemos que un niño se relaciona mejor con la realidad si comprende primero las relaciones del núcleo padre-hijo y luego ensancha este concepto hasta abarcar la familia como un todo. Posteriormente, la mente en formación del niño podrá ajustarse al concepto de las relaciones familiares, las relaciones de la comunidad, la raza y el mundo, y luego a las del universo, el superuniverso, aun el universo de universos.
2. La Naturaleza del Espíritu Infinito


(92.2) 8:2.1 El Creador Conjunto pertenece a la eternidad y es total y no cualificadamente uno con el Padre Universal y con el Hijo Eterno. El Espíritu Infinito refleja en perfección, no sólo la naturaleza del Padre del Paraíso, sino también la del Hijo Original.


(92.3) 8:2.2 A la Tercera Fuente y Centro se le conoce por numerosos títulos: el Espíritu Universal, el Guía Supremo, el Creador Conjunto, el Ejecutivo Divino, la Mente Infinita, el Espíritu de los Espíritus, el Espíritu Materno del Paraíso, el Actor Conjunto, el Coordinador Final, el Espíritu Onmipresente, la Inteligencia Absoluta, la Acción Divina; y en Urantia algunas veces se le confunde con la mente cósmica.


(92.4) 8:2.3 Es del todo apropiado denominar a la Tercera Persona de la Deidad como Espíritu Infinito, porque Dios es espíritu. Pero las criaturas materiales que tienden al error de considerar la materia como realidad básica, y la mente, junto con el espíritu, como postulados enraizados en la materia, comprenderían mejor la Tercera Fuente y Centro si se le llamara la Realidad Infinita, el Organizador Universal, o el Coordinador de la Personalidad.


(92.5) 8:2.4 El Espíritu Infinito, como revelación universal de la divinidad, es inescrutable y totalmente fuera del alcance de la comprensión humana. Para percibir la absolutez del Espíritu basta con contemplar la infinidad del Padre Universal y asombrarse de la eternidad del Hijo Original.


(92.6) 8:2.5 Hay ciertamente un misterio en la persona del Espíritu Infinito, pero no tanto como en el Padre y el Hijo. De todos los aspectos de la naturaleza del Padre, el Creador Conjunto es el que revela su infinidad de la manera más espectacular. Aun si el universo maestro finalmente se expandiera a la infinidad, la presencia espiritual, el control de la energía y el potencial intelectual del Actor Conjunto serían adecuados para afrontar las demandas de semejante creación ilimitada.


(92.7) 8:2.6 Aunque comparte en todo sentido la perfección, la rectitud y el amor del Padre Universal, el Espíritu Infinito manifiesta una inclinación hacia los atributos de misericordia del Hijo Eterno, convirtiéndose así en el ministro de la misericordia de las Deidades del Paraíso para el gran universo. Por siempre jamás —universal y eternamente— el Espíritu es un ministro de misericordia, porque, así como los Hijos divinos revelan el amor de Dios, así el Espíritu divino representa la misericordia de Dios.


(93.1) 8:2.7 No es posible que el Espíritu pudiera tener más bondad que el Padre, puesto que toda bondad se origina en el Padre, pero en las acciones del Espíritu podemos comprender mejor tal bondad. La fidelidad del Padre y la constancia del Hijo se hacen muy reales para los seres espirituales y las criaturas materiales de las esferas por el ministerio amoroso y el servicio incesante de las personalidades del Espíritu Infinito.


(93.2) 8:2.8 El Creador Conjunto hereda toda la belleza de pensamiento y el carácter veraz del Padre. Mas estos sublimes rasgos de la divinidad se coordinan en los niveles casi supremos de la mente cósmica en subordinación a la sabiduría eterna e infinita de la mente incondicionada e ilimitada de la Tercera Fuente y Centro.
3. La Relación del Espíritu con el Padre y el Hijo


(93.3) 8:3.1 Tal como el Hijo Eterno es la expresión verbal del «primer» pensamiento absoluto e infinito del Padre Universal, así el Actor Conjunto es la perfecta ejecución del «primer» concepto o plan creador completo para la acción combinada de la sociedad de personalidades Padre-Hijo, con unión absoluta de pensamiento y palabra. La Tercera Fuente y Centro se eterniza concurrentemente con la creación central o de decreto, y sólo esta creación central tiene existencia eterna entre los universos.


(93.4) 8:3.2 Desde la personalización de la Tercera Fuente, la Primera Fuente ya no participa personalmente en la creación del universo. El Padre Universal delega todo lo posible a su Hijo Eterno; asímismo el Hijo Eterno otorga toda la autoridad y poder posibles al Creador Conjunto.


(93.5) 8:3.3 El Hijo Eterno y el Creador Conjunto han planeado e ideado, como socios y a través de sus personalidades coordinadas, todos los universos que han surgido con posterioridad a Havona. En todas las creaciones subsecuentes el Espíritu mantiene con el Hijo la misma relación personal que el Hijo mantiene con el Padre en la creación central primaria.


(93.6) 8:3.4 Un Hijo Creador del Hijo Eterno y un Espíritu Creador del Espíritu Infinito os crearon, a vosotros y a vuestro universo; y mientras el Padre sostiene fielmente lo que han organizado, incumbe a este Hijo Universal y a este Espíritu Universal fomentar y sostener su obra así como ministrar a las criaturas hechas por ellos.


(93.7) 8:3.5 El Espíritu Infinito es el agente eficaz del Padre quien ama a todos y del Hijo todomisericordioso, para la ejecución de su proyecto conjunto de atraer hacia ellos a todas las almas amantes de la verdad en todos los mundos del tiempo y del espacio. En el mismo instante en que el Hijo Eterno aceptó el plan de su Padre para que las criaturas de los universos alcanzaran la perfección, en el momento en que el proyecto de ascensión se convirtió en un plan de Padre-Hijo, en ese instante el Espíritu Infinito se volvió el administrador asociado del Padre y del Hijo para la ejecución de su propósito unido y eterno. Y al hacerlo así el Espíritu Infinito ofrece al Padre y al Hijo todos sus recursos de presencia divina y de personalidades espirituales; él ha dedicado todo al formidable plan de elevar las criaturas volitivas supervivientes a las alturas divinas de la perfección del Paraíso.


(93.8) 8:3.6 El Espíritu Infinito es una revelación completa, exclusiva y universal del Padre Universal y de su Hijo Eterno. Todo conocimiento de la sociedad Padre-Hijo debe obtenerse a través del Espíritu Infinito, el representante conjunto de la divina unión de la palabra y el pensamiento.


(93.9) 8:3.7 El Hijo Eterno es la única vía de acceso al Padre Universal, y el Espíritu Infinito es el único medio de alcanzar al Hijo Eterno. Los seres ascendentes del tiempo sólo pueden descubrir al Hijo mediante el paciente ministerio del Espíritu.


(94.1) 8:3.8 En el centro de todas las cosas el Espíritu Infinito es la primera de las Deidades del Paraíso que los peregrinos ascendentes llegan a alcanzar. La Tercera Persona envuelve a la Segunda y la Primera personas y por lo tanto siempre debe ser reconocida primero por todos los que son candidatos a presentarse ante el Hijo y su Padre.


(94.2) 8:3.9 Y de muchas otras maneras el Espíritu igualmente representa y sirve al Padre y a su Hijo.
4. El Espíritu del Ministerio Divino


(94.3) 8:4.1 Paralelamente al universo físico donde la gravedad del Paraíso mantiene todas las cosas juntas, existe el universo espiritual en el que la palabra del Hijo interpreta el pensamiento de Dios y, cuando «se hace carne», demuestra la amante misericordia de la naturaleza combinada de los Creadores asociados. Pero en toda esta creación material y espiritual, y a través de ella, hay un vasto escenario en el cual el Espíritu Infinito y su progenie espiritual manifiestan la misericordia, la paciencia y el afecto sempiterno combinados de los padres divinos hacia los hijos inteligentes de su concepción y creación cooperativas. El ministerio sempiterno para la mente es la esencia del carácter divino del Espíritu. La entera descendencia del Creador Conjunto participa de este deseo de ministrar, de este impulso divino a servir.


(94.4) 8:4.2 Dios es amor, el Hijo es misericordia, el Espíritu es ministerio —el ministerio del amor divino y de la misericordia sin fin para toda la creación inteligente. El Espíritu es la personificación del amor del Padre y de la misericordia del Hijo; en él están ellos eternamente unidos para el servicio universal. El Espíritu es amor aplicado a la creación de criaturas, el amor combinado del Padre y el Hijo.


(94.5) 8:4.3 En Urantia el Espíritu Infinito es conocido como una influencia omnipresente, una presencia universal, pero en Havona vosotros le conoceréis como una presencia personal de auténtico servicio. Aquí el ministerio del Espíritu Paradisiaco es el modelo ejemplar e inspirador de cada uno de sus Espíritus coordinados y personalidades subordinadas que ministran a los seres creados en los mundos del tiempo y del espacio. En este universo divino el Espíritu Infinito participó plenamente en las siete apariciones trascendentales del Hijo Eterno; asímismo participó con el Hijo Micael original en las siete encarnaciones en los circuitos de Havona, llegando a ser por ello el ministro espiritual compasivo y comprensivo para todos los peregrinos del tiempo que atraviesan estos círculos perfectos en las alturas.


(94.6) 8:4.4 Cuando un Hijo Creador de Dios acepta la responsabilidad de crear un proyecto de universo local, las personalidades del Espíritu Infinito se comprometen a ser los ministros incansables de este Hijo Micael en su misión de aventura creadora. Especialmente en las personas de las Hijas Creativas, los Espíritus Maternos del universo local, encontramos al Espíritu Infinito dedicado a la labor de fomentar la ascensión de las criaturas materiales a niveles de logro espiritual cada vez más altos. Todo este trabajo de ministerio para las criaturas se lleva a cabo en perfecta armonía con los propósitos, y en íntima asociación con las personalidades, de los Hijos Creadores de estos universos locales.


(94.7) 8:4.5 Así como los Hijos de Dios emprenden la gigantesca tarea de revelar la personalidad amante del Padre al universo, el Espíritu Infinito se dedica al interminable ministerio de revelar el amor combinado del Padre y del Hijo a las mentes individuales de los hijos de cada universo. En estas creaciones locales el Espíritu no desciende a las razas materiales en semejanza de la carne mortal como lo hacen algunos de los Hijos de Dios, sino que el Espíritu Infinito y sus Espíritus coordinados descienden, sometiéndose alegremente a una serie sorprendente de atenuaciones de la divinidad, hasta aparecer como ángeles para estar a vuestro lado y guiaros por las sendas más bajas de la existencia terrenal.


(95.1) 8:4.6 Por esta misma serie decreciente el Espíritu Infinito realmente, y como persona, se acerca bastante a todos los seres de las esferas de origen animal. Y todo esto el Espíritu lo hace sin invalidar en lo más mínimo su existencia como Tercera Persona de la Deidad en el centro de todas las cosas.


(95.2) 8:4.7 El Creador Conjunto es verdadera y eternamente la gran personalidad ministradora, el ministro de la misericordia universal. Para comprender el ministerio del Espíritu, ponderad la verdad de que él es el retrato combinado del amor infinito del Padre y la eterna misericordia del Hijo. Sin embargo, el ministerio del Espíritu no está restringido solamente a la representación del Hijo Eterno y del Padre Universal. El Espíritu Infinito posee también el poder de ministrar a las criaturas del reino en su propio nombre y derecho; la Tercera Persona es de dignidad divina y otorga también en su propio nombre el ministerio universal de la misericordia.


(95.3) 8:4.8 A medida que el hombre aprende más sobre el servicio amoroso e incansable de las órdenes menores de los seres de la familia de este Espíritu Infinito, tanto más admirará y adorará la naturaleza trascendente y el carácter sin igual de esta Acción combinada del Padre Universal y el Hijo Eterno. Verdaderamente es este Espíritu «los ojos del Señor que siempre están sobre los justos» y «los divinos oídos que siempre están abiertos a sus oraciones».
5. La Presencia de Dios


(95.4) 8:5.1 El atributo más notable del Espíritu Infinito es la omnipresencia. A través de todo el universo de los universos está siempre presente este espíritu que todo lo impregna, y que es tan afín a la presencia de una mente universal y divina. Tanto la Segunda Persona como la Tercera Persona de la Deidad están representadas en todos los mundos por sus espíritus omnipresentes.


(95.5) 8:5.2 El Padre es infinito y por tanto limitado sólo por la volición. En el otorgamiento de los Ajustadores y en la vinculación de personalidad con los circuitos, el Padre actúa solo, pero en el contacto de las fuerzas espirituales con los seres inteligentes, utiliza los espíritus y personalidades del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Él, de su propia voluntad, está espiritualmente presente igualmente con el Hijo o con el Actor Conjunto; está presente con el Hijo y enel Espíritu. El Padre con toda seguridad está presente en todas partes, y discernimos su presencia por cualquiera y mediante cualquiera y todas estas fuerzas, influencias y presencias diversas pero asociadas.


(95.6) 8:5.3 En vuestras escrituras sagradas el término Espíritu de Dios parece usarse indistintamente para designar tanto al Espíritu Infinito en el Paraíso como al Espíritu Creador de vuestro universo local. El Espíritu Santo es el circuito espiritual de esta Hija Creadora del Espíritu Infinito del Paraíso. El Espíritu Santo es un circuito inherente para cada universo local y está confinado al reino espiritual de esa creación; pero el Espíritu Infinito es omnipresente.


(95.7) 8:5.4 Existen muchas influencias espirituales, y todas son como una. Incluso la labor de los Ajustadores del Pensamiento, aunque independiente de todas las otras influencias, coincide invariablemente con el ministerio espiritual de las influencias combinadas del Espíritu Infinito y la del Espíritu Materno del universo local. Según operan estas presencias espirituales en la vida de los urantianos, no pueden ser discriminadas. En vuestras mentes y sobre vuestras almas funcionan como un espíritu, no obstante sus diversos orígenes. Y según se experimenta esta ministración espiritual unida, se convierte para vosotros en la influencia del Supremo, «quien siempre puede libraros de flaquezas y presentaros intachables ante vuestro Padre en las alturas».


(96.1) 8:5.5 Recordad siempre que el Espíritu Infinito es el Actor Conjunto; tanto el Padre como el Hijo operan en él y a través de él; él está presente no sólo como él mismo sino también como el Padre y como el Hijo y como el Padre-Hijo. En reconocimiento de esto y por muchas razones adicionales, a la presencia del Espíritu Infinito se la llama a menudo «el espíritu de Dios».


(96.2) 8:5.6 Sería lógico también referirse al enlace de todo ministerio espiritual como el espíritu de Dios, porque tal enlace es verdaderamente la unión de los espíritus de Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu, y Dios el Séptuplo —e incluso el espíritu de Dios el Supremo.
6. La Personalidad del Espíritu Infinito


(96.3) 8:6.1 No dejéis que los amplios dones y la vasta distribución de la Tercera Fuente y Centro nublen u os distraigan del hecho de su personalidad. El Espíritu Infinito es una presencia universal, una acción eterna, un poder cósmico, una influencia santa, y una mente universal; es todas estas cosas e infinitamente más, pero es también una personalidad verdadera y divina.


(96.4) 8:6.2 El Espíritu Infinito es una personalidad completa y perfecta, el divino equivalente y coordinado del Padre Universal y del Hijo Eterno. El Creador Conjunto es tan real y visible para las inteligencias más elevadas de los universos como lo son el Padre y el Hijo; y aún más así, porque es el Espíritu a quien todos los ascendentes deben alcanzar antes de que puedan a través del Hijo, tener acceso al Padre.


(96.5) 8:6.3 El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, es poseedor de todos los atributos que vosotros asociáis con la personalidad. El Espíritu está dotado de mente absoluta: «El Espíritu descubre todas las cosas, aun las cosas profundas de Dios». El Espíritu está dotado, no sólo de mente, sino también de voluntad. En el otorgamiento de sus dones se ha registrado: «Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere».


(96.6) 8:6.4 «El amor del Espíritu» es real, como también lo son sus pesares; por tanto «no aflijáis al Espíritu de Dios». Sea que contemplemos al Espíritu Infinito como Deidad del Paraíso o como Espíritu Creador del universo local, hallamos que el Creador Conjunto no es sólo la Tercera Fuente y Centro sino también una persona divina. Esta personalidad divina también reacciona como persona ante el universo. El Espíritu os habla: «El que tenga oídos, que escuche lo que dice el Espíritu». «El Espíritu mismo intercede por vosotros». El Espíritu ejerce una influencia directa y personal sobre los seres creados, «porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios».


(96.7) 8:6.5 Aunque contemplemos el fenómeno del ministerio del Espíritu Infinito en los mundos remotos del universo de los universos, aunque concibamos a esta misma Deidad coordinadora actuando en indecibles legiones de los múltiples seres y a través de los mismos que provienen de la Tercera Fuente y Centro, aunque reconozcamos la omnipresencia del Espíritu, sin embargo, seguimos afirmando que esta misma Tercera Fuente y Centro es una persona, el Creador Conjunto de todas las cosas y de todos los seres y de todos los universos.


(96.8) 8:6.6 En la administración de los universos, el Padre, el Hijo y el Espíritu están perfecta y eternamente interasociados. Aunque cada uno está consagrado al ministerio personal para toda la creación, los tres se entrelazan divina y absolutamente en un servicio de creación y control que por siempre los hace uno.


(97.1) 8:6.7 En la persona del Espíritu Infinito, el Padre y el Hijo están mutuamente presentes, siempre y en perfección no cualificada, porque el Espíritu es semejante al Padre y semejante al Hijo, y semejante también al Padre y al Hijo ya que ellos dos son eternamente uno.



(97.2) 8:6.8 [Presentado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y obra del Espíritu Infinito.]


Documento 9


La Relación del Espíritu Infinito con el Universo



(98.1) 9:0.1 UNA cosa extraña ocurrió cuando, ante la presencia del Paraíso, el Padre Universal y el Hijo Eterno se unieron para personalizarse. Nada en esta situación de eternidad presagiaba que el Actor Conjunto se personalizaría como una espiritualidad ilimitada coordinada con la mente absoluta y dotada de singulares prerrogativas para la manipulación de la energía. Su aparición, completa la liberación del Padre de los vínculos de la perfección centralizada y de las cadenas del absolutismo de la personalidad. Y esta liberación se revela en el sorprendente poder del Creador Conjunto para crear seres bien adaptados al servicio como espíritus ministradores, incluso para las criaturas materiales de los universos posteriormente en evolución.


(98.2) 9:0.2 El Padre es infinito en amor y volición, en pensamiento y propósito espiritual; es el sustentador universal. El Hijo es infinito en sabiduría y verdad, en expresión e interpretación espiritual; es el revelador universal. El Paraíso es infinito en potencial para la dotación de fuerza y en capacidad para dominar la energía; es el estabilizador universal. El Actor Conjunto posee prerrogativas únicas de síntesis, capacidad infinita para coordinar todas las energías existentes en el universo, todos los espíritus universales existentes, y todos los intelectos universales verdaderos; la Tercera Fuente y Centro es el unificador universal de las múltiples energías y diversas creaciones que han aparecido como consecuencia del plan divino y del eterno propósito del Padre Universal.


(98.3) 9:0.3 El Espíritu Infinito, el Creador Conjunto, es un ministro universal y divino. El Espíritu incesantemente ministra la misericordia del Hijo y el amor del Padre, en armonía con la justicia estable, invariable y recta de la Trinidad del Paraíso. Su influencia y personalidades siempre están cerca de vosotros; realmente os conocen y verdaderamente os comprenden.


(98.4) 9:0.4 A través de los universos, las agencias del Actor Conjunto manipulan incesantemente las fuerzas y energías de todo el espacio. Al igual que la Primera Fuente y Centro, la Tercera responde tanto a lo material como a lo espiritual. El Actor Con-junto es la revelación de la unidad de Dios, en quien todas las cosas consisten: objetos, significados y valores; energías, mentes y espíritus.


(98.5) 9:0.5 El Espíritu Infinito penetra todo el espacio; habita el círculo de la eternidad; y el Espíritu, al igual que el Padre y el Hijo, es perfecto e inmutable: absoluto.


1. Los Atributos de la Tercera Fuente y Centro


(98.6) 9:1.1 La Tercera Fuente y Centro se le conoce por muchos nombres, todos indicativos de relación y en reconocimiento de función: como Dios el Espíritu, es la personalidad coordinada y el igual divino de Dios el Hijo y Dios el Padre. Como el Espíritu Infinito, es una influencia espiritual omnipresente. Como el Manipulador Universal, es el antepasado de las criaturas que controlan el poder y el activador de las fuerzas cósmicas del espacio. Como el Actor Conjunto, es el representante mancomunado y el ejecutivo de la sociedad del Padre-Hijo. Como la Mente Absoluta, es la fuente de la dotación intelectual en todos los universos. Como el Dios de Acción, es el antepasado aparente del movimiento, el cambio y la relación.


(98.7) 9:1.2 Algunos de los atributos de la Tercera Fuente y Centro se derivan del Padre, algunos del Hijo, en tanto que otros, no se observa que estén presentes, activa y personalmente, ni en el Padre ni en el Hijo —atributos que difícilmente pueden explicarse excepto mediante la hipótesis de que la sociedad Padre-Hijo que eterniza a la Tercera Fuente y Centro funciona uniformemente en consonancia con y en reconocimiento del hecho eterno de que el Paraíso es absoluto. El Creador Conjunto incorpora la plenitud de los conceptos infinitos y combinados de la Primera y Segunda Personas de la Deidad.


(98.8) 9:1.3 Cuando imaginéis al Padre como creador original y al Hijo como administrador espiritual, debéis pensar en la Tercera Fuente y Centro como coordinador universal, un ministro de cooperación ilimitada. El Actor Conjunto es el correlacionador de toda realidad actual; es el depositario divino del pensamiento del Padre y de la palabra del Hijo, y en acción es eternamente respetuoso de la absolutez material de la Isla central. La Trinidad del Paraíso ha establecido el orden universal del progreso, y la providencia de Dios está bajo el dominio del Creador Conjunto y del Ser Supremo en evolución. Ninguna realidad actual o en vías de actualización puede escapar a la relación final con la Tercera Fuente y Centro.


(98.9) 9:1.4 El Padre Universal preside los dominios de la preenergía, el preespíritu y la personalidad; el Hijo Eterno domina las esferas de las actividades espirituales; la presencia de la Isla del Paraíso unifica el dominio de la energía física y el poder materializador; el Actor Conjunto opera no sólo como un espíritu infinito que representa al Hijo, sino también como manipulador universal de las fuerzas y energías del Paraíso, trayendo de este modo a la existencia la mente universal y absoluta. El Actor Conjunto funciona en todo el gran universo como una personalidad positiva y bien diferenciada, especialmente en las esferas más altas de los valores espirituales, las relaciones de la energía física, y los verdaderos significados intelectuales. Funciona específicamente en cualquier lugar y ocasión en que la energía y el espíritu se asocian e interactúan; domina todas las reacciones con la mente, ejerce un gran poder en el mundo espiritual y una poderosa influencia sobre la energía y la materia. Siempre, la Tercera Fuente expresa la naturaleza de la Primera Fuente y Centro.


(98.10) 9:1.5 La Tercera Fuente y Centro comparte perfectamente y sin condiciones la omnipresencia de la Primera Fuente y Centro, siendo llamado a veces el Espíritu Omnipresente. De manera peculiar y muy personal, el Dios de la mente participa de la omnisciencia del Padre Universal y su Hijo Eterno; el conocimiento del Espíritu es profundo y completo. El Creador Conjunto manifiesta ciertas fases de la omnipotencia del Padre Universal, pero sólo es realmente omnipotente en el dominio de la mente. La Tercera Persona de la Deidad es el centro intelectual y el administrador universal de los ámbitos de la mente; en ellos él es absoluto: su soberanía es no cualificada.


(98.11) 9:1.6 El Actor Conjunto parece estar motivado por la sociedad Padre-Hijo, pero todas sus acciones parecen reconocer la relación Padre-Paraíso. A veces y en ciertas funciones parece compensar el desarrollo incompleto de las Deidades experienciales: Dios el Supremo y Dios el Último.


(100.1) 9:1.7 Y aquí se encuentra un misterio infinito: que el Infinito reveló simultáneamente su infinidad en el Hijo y como Paraíso, y que luego surge a la existencia un ser igual a Dios en divinidad, que refleja la naturaleza espiritual del Hijo, y capaz de activar el modelo original del Paraíso, un ser provisionalmente subordinado en soberanía, pero, al parecer, de muchas maneras el más versátil en la acción. Esta aparente superioridad en la acción se revela en un atributo de la Tercera Fuente y Centro que es superior aun a la gravedad física, la manifestación universal de la Isla del Paraíso.


(100.2) 9:1.8 Además de este supercontrol de la energía y las cosas físicas, el Espíritu Infinito está espléndidamente dotado con esos atributos de paciencia, misericordia y amor que se revelan tan exquisitamente en su ministerio espiritual. El Espíritu es sumamente competente para ministrar el amor y envolver la justicia en misericordia. Dios el Espíritu posee toda la bondad excelsa y el afecto misericordioso del Hijo Original y Eterno. El universo de vuestro origen está siendo forjado entre el yunque de la justicia y el martillo del sufrimiento; pero los que esgrimen el martillo son los hijos de la misericordia, la progenie espiritual del Espíritu Infinito.


2. El Espíritu Omnipresente


(100.3) 9:2.1 Dios es espíritu en un sentido triple: es espíritu; en su Hijo aparece como espíritu sin cualificación; en el Actor Conjunto, como espíritu aliado con la mente. Además de estas realidades espirituales, creemos discernir niveles de fenómenos espirituales experienciales: los espíritus del Ser Supremo, la Deidad Última, y el Absoluto de Deidad.


(100.4) 9:2.2 El Espíritu Infinito es tanto un complemento del Hijo Eterno como el Hijo es un complemento del Padre Universal. El Hijo Eterno es una personalización espiritualizada del Padre; el Espíritu Infinito es una espiritualización personalizada del Hijo Eterno y del Padre Universal.


(100.5) 9:2.3 Hay muchas líneas no obstaculadas de fuerza espiritual y fuentes de poder super-material que vinculan a la población de Urantia directamente con las Deidades del Paraíso. Existe la conexión directa de los Ajustadores del Pensamiento con el Padre Universal, la vasta influencia del impulso de la gravedad espiritual del Hijo Eterno, y la presencia espiritual del Creador Conjunto. Hay una diferencia de función entre el espíritu del Hijo y el espíritu del Espíritu. La Tercera Persona puede funcionar en su ministerio espiritual como mente y espíritu o como espíritu solo.


(100.6) 9:2.4 Además de estas presencias paradisiacas, los urantianos se benefician por las influencias y actividades espirituales del universo local y del superuniverso, con su serie casi interminable de personalidades amantes que por siempre conducen hacia arriba y hacia adentro al veraz de propósito y al honesto de corazón, hacia los ideales de divinidad y el objetivo de la perfección suprema.


(100.7) 9:2.5 Conocemos la presencia del espíritu universal del Hijo Eterno y podemos reconocerla inequívocamente. Aun el hombre mortal puede conocer la presencia del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, porque las criaturas materiales pueden experimentar realmente la beneficencia de esta influencia divina que funciona como el Espíritu Santo del universo local, vertido sobre las razas de la humanidad. Los seres humanos también pueden, en alguna medida, llegar a tener conciencia del Ajustador, la presencia impersonal de Padre Universal. Todos estos espíritus divinos que laboran por la elevación y espiritualización del hombre actúan al unísono y en cooperación perfecta. Son como uno en la operación espiritual de los planes de ascensión y logro de la perfección de los mortales.


3. El Manipulador Universal


(101.1) 9:3.1 La Isla del Paraíso es la fuente y la substancia de la gravedad física; y eso debería ser suficiente para informaros de que la gravedad es una de las cosas más reales y eternamente confiables en todo el universo físico de universos. No se puede modificar ni anular la gravedad excepto por las fuerzas y energías promovidas conjuntamente por el Padre y el Hijo, que han sido confiadas a la persona de la Tercera Fuente y Centro, con la cual están asociadas funcionalmente.


(101.2) 9:3.2 El Espíritu Infinito posee un poder único y asombroso: la antigravedad. Este poder no está funcionalmente (de manera observable) presente ni en el Padre ni en el Hijo. Esta capacidad para resistir la atracción de la gravedad material, inherente a la Tercera Fuente, se revela en las reacciones personales del Actor Conjunto a ciertas fases de las relaciones universales. Este atributo singular es transmisible a algunas de las más altas personalidades del Espíritu Infinito.


(101.3) 9:3.3 La antigravedad puede anular la gravedad dentro de un marco local; lo hace ejerciendo una presencia equivalente de fuerza. Opera sólo con referencia a la gravedad material, y no es la acción de la mente. El fenómeno de resistencia a la gravedad de un giroscopio es una ilustración clara delefecto de la antigravedad, pero no sirve para ilustrar la causa de la antigravedad.


(101.4) 9:3.4 Aun más, el Actor Conjunto despliega poderes que pueden trascender la fuerza y neutralizar la energía. Tales poderes operan aminorando la velocidad de la energía hasta el punto de la materialización y mediante otras técnicas desconocidas por vosotros.


(101.5) 9:3.5 El Creador Conjunto no es energía ni la fuente de la energía, ni el destino de la energía; es el manipulador de la energía. El Creador Conjunto es acción: movimiento, cambio, modificación, coordinación, estabilización y equilibrio. Las energías sujetas al control directo o indirecto del Paraíso por naturaleza responden a los actos de la Tercera Fuente y Centro y de sus múltiples agencias.


(101.6) 9:3.6 El universo de los universos es penetrado por las criaturas de la Tercera Fuente y Centro que controlan el poder; tales como controladores físicos, directores del poder, centros de poder, y otros representantes del Dios de Acción que tienen que ver con la regulación y la estabilización de las energías físicas. Todas estas criaturas singulares de funciones físicas, poseen atributos variables de control de poder, tales como la antigravedad, que utilizan en sus esfuerzos por establecer el equilibrio físico de la materia y las energías del gran universo.


(101.7) 9:3.7 Todas estas actividades materiales del Dios de Acción parecen relacionar su función con la Isla del Paraíso, y verdaderamente las agencias de poder toman en consideración el carácter absoluto de la Isla eterna, e incluso dependen de ésta. Pero el Actor Conjunto no actúa para el Paraíso ni en reacción al mismo. Actúa, personalmente, para el Padre y para el Hijo. El Paraíso no es una persona. Las acciones de la Tercera Fuente y Centro no personales, impersonales y de otro modo fuera de lo personal son todos actos volitivos del Actor Conjunto mismo; no son reflejos, derivaciones, ni repercusiones de nada ni de nadie.


(101.8) 9:3.8 El Paraíso es el modelo original de infinidad; el Dios de Acción es el activador de ese modelo. El Paraíso es el punto de apoyo material de infinidad; las agencias de la Tercera Fuente y Centro son las palancas de la inteligencia que motivan el nivel material e introducen espontaneidad en el mecanismo de la creación física.


4. La Mente Absoluta


(102.1) 9:4.1 Existe una naturaleza intelectual de la Tercera Fuente y Centro que es distinta de sus atributos físicos y espirituales. Tal naturaleza es difícilmente contactable, pero sí es asociable —de manera intelectual aunque no personalmente. Es distinguible de los atributos físicos y del carácter espiritual de la Tercera Persona en los niveles de función mental, pero para el discernimiento de las personalidades, esta naturaleza nunca funciona independientemente de manifestaciones físicas o espirituales.


(102.2) 9:4.2 La mente absoluta es la mente de la Tercera Persona; es inseparable de la personalidad de Dios el Espíritu. La mente, en los seres funcionales, no está separada ni de la energía ni del espíritu, ni de ambos. La mente no es inherente a la energía; la energía es receptiva y responde a la mente; la mente puede sobreimponerse a la energía, pero la conciencia no es inherente en el nivel puramente material. La mente no tiene que ser agregada al espíritu puro, porque el espíritu es naturalmente consciente e identificante. El espíritu es siempre inteligente, posee mentalidad en alguna medida. Puede ser esa mente o aquella, puede ser premente o supermente, incluso mente espiritual, pero hace el equivalente del pensamiento y el conocimiento. El discernimiento del espíritu trasciende, supera y teóricamente antedata la conciencia de la mente.


(102.3) 9:4.3 El Creador Conjunto es absoluto tan sólo en el dominio de la mente, en los ámbitos de la inteligencia universal. La mente de la Tercera Fuente y Centro es infinita; trasciende completamente los circuitos mentales activos y funcionales del universo de los universos. La dote de mente de los siete superuniversos se deriva de los Siete Espíritus Rectores, las personalidades primarias del Creador Conjunto. Estos Espíritus Rectores distribuyen la mente en el gran universo como mente cósmica, y vuestro universo local está infiltrado por la variante nebadónica del tipo orvontónico de mente cósmica.


(102.4) 9:4.4 La mente infinita ignora el tiempo, la mente última trasciende el tiempo, la mente cósmica está condicionada por el tiempo. Y así ocurre con el espacio: la Mente Infinita es independiente del espacio, pero según se desciende de los niveles infinitos hasta los niveles de los ayudantes de la mente, el intelecto debe tomar en cuenta cada vez más el hecho y las limitaciones del espacio.


(102.5) 9:4.5 La fuerza cósmica responde a la mente así como la mente cósmica responde al espíritu. El espíritu es propósito divino, y la mente espiritual es propósito divino en acción. La energía es objeto, la mente es significado, el espíritu es valor. Aun en el tiempo y en el espacio, la mente establece esas relaciones relativas entre la energía y el espíritu que son indicativas de parentesco mutuo en la eternidad.


(102.6) 9:4.6 La mente trasmuta los valores del espíritu en significados del intelecto; la volición tiene el poder de fructificar los significados de la mente a los dominios material y espiritual. El ascenso al Paraíso comprende un crecimiento relativo y diferencial en espíritu, mente y energía, siendo la personalidad el unificador de esos componentes de la individualidad experiencial.


5. El Ministerio de la Mente


(102.7) 9:5.1 La Tercera Fuente y Centro es infinita en mente. Si el universo creciera hasta la infinidad, aún su potencial de mente sería adecuado para dotar a un número ilimitado de criaturas con mentes apropiadas y otros prerrequisitos del intelecto.


(102.8) 9:5.2 En el campo de la mente creada la Tercera Persona, con sus asociados coordinados y subordinados, gobierna en supremacía. Los dominios de la mente de la criatura se originan exclusivamente de la Tercera Fuente y Centro: él es quien otorga la mente. Aun los fragmentos del Padre encuentran imposible habitar la mente de los hombres antes de que el camino haya sido preparado adecuadamente para ellos por la acción mental y la función espiritual del Espíritu Infinito.


(103.1) 9:5.3 El rasgo distintivo de la mente es de que puede ser otorgada a una amplia variedad de vida. A través de sus creadores y criaturas asociadas, la Tercera Fuente y Centro ministra todas las mentes en todas las esferas. Ministra a intelectos humanos y subhumanos a través de los ayudantes de la mente de los universos locales y, a través de la agencia de los controladores físicos; ministra incluso las entidades más inferiores no experienciales de los tipos más primitivos de cosas vivas. La dirección de la mente siempre es un ministerio de personalidades de mente-espíritu o de mente-energía.


(103.2) 9:5.4 Puesto que la Tercera Persona de la Deidad es el origen de la mente, es natural que a las criaturas volitivas evolutivas les resulte más fácil formar conceptos comprensibles del Espíritu Infinito que del Hijo Eterno o del Padre Universal. La realidad del Creador Conjunto se revela imperfectamente en la existencia misma de la mente humana. El Creador Conjunto es el antepasado de la mente cósmica, y la mente del hombre es un circuito individualizado, una porción impersonal, de esa mente cósmica tal como una Hija Creadora de la Tercera Fuente y Centro la otorga en un universo local.


(103.3) 9:5.5 Pero el hecho de que la Tercera Persona sea el origen de la mente, no significa que podamos inferir que todos los fenómenos de la mente son divinos. El intelecto humano está enraizado en el origen material de las razas animales. La inteligencia universal no es una revelación verdadera de Dios que es mente, así como la naturaleza física no es una verdadera revelación de la belleza y armonía del Paraíso. La perfección está en la naturaleza, pero la naturaleza no es perfecta. El Creador Con-junto es el origen de la mente, pero la mente no es el Creador Conjunto.


(103.4) 9:5.6 La mente, en Urantia, es un avenimiento entre la esencia de perfección del pensamiento y la mentalidad evolutiva de vuestra naturaleza inmadura humana. El plan para vuestra evolución intelectual es, ciertamente, de perfección sublime, pero vosotros mucho distáis de esa meta divina mientras funcionáis en el tabernáculo de la carne. La mente es verdaderamente de origen divino, y tiene un destino divino, pero vuestras mentes mortales no han alcanzado aún la dignidad divina.


(103.5) 9:5.7 Muy frecuentemente, demasiado frequentemente desfiguráis vuestras mentes con la insinceridad y las marchitáis con la maldad; las sometéis a los temores animales y las distorsionáis con ansiedades inútiles. Por lo tanto, aunque la fuente de la mente sea divina, la mente tal como la conocéis en vuestro mundo de ascensión, difícilmente puede llegar a ser objeto de gran admiración, y mucho menos de adoración o culto. La contemplación del inmaduro e inactivo intelecto humano debería llevar tan sólo a reacciones de humildad.


6. El Circuito de Gravedad Mental


(103.6) 9:6.1 La Tercera Fuente y Centro, la inteligencia universal, está personalmente consciente de cada mente, de cada intelecto, en toda la creación, y mantiene un contacto personal y perfecto con todas estas criaturas físicas, morontiales y espirituales dotadas de mente en la vastedad de los universos. El circuito absoluto de gravedad mental que se centra en la Tercera Fuente y Centro vincula todas estas actividades de la mente que son una parte de la conciencia personal del Espíritu Infinito.


(103.7) 9:6.2 Así como el Padre atrae toda personalidad hacia él, y el Hijo atrae toda la realidad espiritual, así ejerce el Actor Conjunto un poder de atracción sobre todas las mentes; domina y controla no cualificadamente el circuito universal de la mente. Todos los valores intelectuales verdaderos y genuinos, todos los pensamientos divinos y las ideas perfectas, son infaliblemente atraídos al circuito absoluto de la mente.


(104.1) 9:6.3 La gravedad mental puede operar independientemente de la gravedad material o espiritual, pero en cualquier sitio y ocasión en que estas últimas hacen efecto, la gravedad mental es siempre funcional. Cuando las tres se asocian, la gravedad de la personalidad puede abrazar a la criatura material —física o morontial, finita o absonita. Pero independiente de esto, la dotación de mente aun en seres impersonales los capacita para pensar y los inviste de conciencia pese a la ausencia total de personalidad.


(104.2) 9:6.4 La individualidad de la dignidad personal, humana o divina, inmortal o potencialmente inmortal, no se origina en ningún espíritu, mente o materia; es la dádiva del Padre Universal. Tampoco es la interacción de la gravedad espiritual, mental y material un prerrequisito para la aparición de la gravedad de personalidad. El circuito del Padre puede abrazar a un ser de mente material que no responda a la gravedad espiritual o puede incluir a un ser de mente espiritual que no responda a la gravedad material. La operación de la gravedad de la personalidad es siempre un acto volitivo del Padre Universal.


(104.3) 9:6.5 Aunque la mente es asociada con la energía en los seres puramente materiales, y asociada con el espíritu en las personalidades puramente espirituales, innumerables órdenes de personalidad, incluyendo a los humanos, poseen mentes que están asociadas tanto con la energía como con el espíritu. Los aspectos espirituales de la mente de las criaturas responden infaliblemente a la influencia de la gravedad espiritual del Hijo Eterno; los rasgos materiales responden al impulso de la gravedad del universo material.


(104.4) 9:6.6 Cuando la mente cósmica no está asociada ni con la energía ni con el espíritu, tam-poco está sujeta a las demandas de la gravedad de los circuitos materiales o espirituales. La mente pura sólo se sujeta al dominio de la gravedad del Actor Con-junto. La mente pura es bastante afín a la mente infinita, y la mente infinita (la coordenada teórica de los absolutos de espíritu y energía) es aparentemente una ley en sí misma.


(104.5) 9:6.7 Cuanto mayor sea la divergencia entre espíritu y energía, tanto mayor será la función observable de la mente; cuanto menor sea la diversidad entre energía y espíritu, tanto menor será la función observable de la mente. Al parecer, la función máxima de la mente cósmica está en los universos temporales del espacio. Aquí la mente parece funcionar en una zona intermedia entre la energía y el espíritu, pero esto no es cierto respecto de los niveles más elevados de la mente; en el Paraíso, la energía y el espíritu son esencialmente uno.


(104.6) 9:6.8 El circuito de gravedad mental es confiable; emana de la Tercera Persona de la Deidad en el Paraíso, pero no toda función observable de la mente es previsible. Paralela a este circuito de la mente se evidencia en todas partes de toda la creación conocida una presencia poco comprendida cuya función no es previsible. Creemos que esta imprevisibilidad es en parte atribuible a la función del Absoluto Universal. No sabemos en qué consiste esta función; sólo podemos conjeturar lo que la activa; y en cuanto a su relación con las criaturas, solamente podemos especular.


(104.7) 9:6.9 Ciertas fases de la imprevisibilidad de la mente finita pueden deberse al estado incompleto del Ser Supremo, y hay una vasta zona de actividades en donde el Actor Conjunto y el Absoluto Universal puedan posiblemente ser tangentes. Se desconoce mucho acerca de la mente, pero estamos seguros de esto: el Espíritu Infinito es la expresión perfecta de la mente del Creador para todas las criaturas; el Ser Supremo es la expresión en evolución de la mente de todas las criaturas para su Creador.


7. La Reflectividad del Universo


(105.1) 9:7.1 El Actor Conjunto puede coordinar todos los niveles de la actualidad universal de tal manera que hace posible el reconocimiento simultáneo de lo mental, lo material y lo espiritual. Éste es el fenómeno de la reflectividad universal, ese poder singular e inexplicable de ver, oír, sentir y saber todas las cosas según ocurren en todas partes de un superuniverso, y enfocar, mediante la reflectividad toda esta información y conocimiento en cualquier punto deseado. La acción de la reflectividad se muestra a la perfección en cada uno de los mundos sede central de los siete superuniversos. Opera también a través de todos los sectores de los superuniversos y dentro de los límites de los universos locales. La reflectividad queda enfocada finalmente en el Paraíso.


(105.2) 9:7.2 El fenómeno de la reflectividad, como se observa en los hechos asombrosos de las personalidades reflectivas estacionadas en los mundos que gobiernan los superuniversos representa la más compleja interasociación de todas las fases de la existencia que se encuentran en la creación entera. Las líneas del espíritu pueden remontarse al Hijo, la energía física, al Paraíso, y la mente a la Tercera Fuente; pero en el fenómeno extraordinario de la reflectividad del universo se produce una unificación excepcional y singular de los tres, asociados como para permitir que los soberanos del universo sepan acerca de situaciones remotas instantáneamente, simultáneamente con su acontecimiento.


(105.3) 9:7.3 Comprendemos mucho de la técnica de la reflectividad, pero hay muchas fases que verdaderamente nos desconciertan. Sabemos que el Actor Conjunto es el centro universal del circuito de la mente, que es el antepasado de la mente cósmica, y que la mente cósmica funciona bajo el dominio de la gravedad mental absoluta de la Tercera Fuente y Centro. Sabemos además que los circuitos de la mente cósmica influyen en los niveles intelectuales de toda existencia conocida; contienen los informes universales del espacio, al igual que se enfocan certeramente en los Siete Espíritus Rectores y convergen en la Tercera Fuente y Centro.


(105.4) 9:7.4 La relación entre la mente cósmica finita y la mente absoluta divina parece estar evolucionando en la mente experiencial del Supremo. Se nos ha enseñado que, en los albores del tiempo el Espíritu Infinito, otorgó esta mente experiencial al Supremo y conjeturamos que ciertos rasgos del fenómeno de la reflectividad pueden explicarse tan sólo postulando la actividad de la Mente Suprema. Si el Supremo no se ocupa de la reflectividad, no podemos explicar las intrincadas transacciones y las operaciones infalibles de esta conciencia del cosmos.


(105.5) 9:7.5 La reflectividad parece ser omniciencia dentro de los límites de lo finito experiencial y puede representar la aparición de la presencia-conciencia del Ser Supremo. Si esta suposición es cierta, entonces la utilización de la reflectividad en cualquiera de sus fases equivale a un contacto parcial con la conciencia del Supremo.


8. Las Personalidades del Espíritu Infinito


(105.6) 9:8.1 El Espíritu Infinito posee plena facultad para trasmitir muchos de sus poderes y prerrogativas a sus personalidades y agencias coordinadas y subordinadas.


(105.7) 9:8.2 El primer acto creador de Deidad del Espíritu Infinito, funcionando aparte de la Trinidad pero en alguna asociación no revelada con el Padre y el Hijo, se personalizó en la existencia de los Siete Espíritus Rectores del Paraíso, los distribuidores del Espíritu Infinito a los universos.


(106.1) 9:8.3 No hay ningún representante directo de la Tercera Fuente y Centro en los centros de gobierno de un superuniverso. Cada una de estas siete creaciones depende de uno de los Siete Espíritus Rectores del Paraíso, que actúa a través de los siete Espíritus Reflectivos ubicados en la capital del superuniverso.


(106.2) 9:8.4 El siguiente y continuado acto creador del Espíritu Infinito se revela, de tiempo en tiempo, en la producción de los Espíritus Creativos. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno se hacen padres de un Hijo Creador, el Espíritu Infinito se convierte en el progenitor de un Espíritu Creativo de un universo local que se vuelve el más íntimo asociado de ese Hijo Creador en toda experiencia universal subsiguiente.


(106.3) 9:8.5 Así como es necesario distinguir entre el Hijo Eterno y los Hijos Creadores, del mismo modo hay que diferenciar entre el Espíritu Infinito y los Espíritus Creativos, los coordinados universales de los Hijos Creadores. Lo que el Espíritu Infinito es para toda la creación, un Espíritu Creativo es para un universo local.


(106.4) 9:8.6 La Tercera Fuente y Centro está representada en el gran universo por un vasto conjunto de espíritus ministradores, mensajeros, maestros, adjudicadores, ayudantes y consejeros, así como también supervisores de ciertos circuitos de naturaleza física, morontial y espiritual. No todos estos seres son personalidades en el sentido estricto del término. La personalidad de la variedad de criaturas finitas se caracteriza por:


(106.5) 9:8.7 1. Autoconciencia subjetiva.
(106.6) 9:8.8 2. Respuesta objetiva al circuito de personalidad del Padre.


(106.7) 9:8.9 Hay personalidades creadoras y personalidades criaturas, y además de estos dos tipos fundamentales hay personalidades de la Tercera Fuente y Centro, seres que son personales para el Espíritu Infinito, pero que no son no cualificadamente personales para los seres criaturas. Estas personalidades de la Tercera Fuente no forman parte del circuito de personalidad del Padre. La personalidad de la Primera Fuente y la personalidad de la Tercera Fuente se pueden poner en contacto mutuamente; es posible ponerse en contacto con toda personalidad.


(106.8) 9:8.10 El Padre otorga personalidad por su libre albedrío personal. Sólo podemos conjeturar por qué lo hace, y no sabemos cómo lo hace. Tampoco sabemos por qué la Tercera Fuente otorga personalidad no-Padre pero el Espíritu Infinito lo hace en su propio nombre, en conjunción creativa con el Hijo Eterno y de numerosos modos desconocidos para vosotros. El Espíritu Infinito también puede actuar para el Padre en el otorgamiento de personalidad de la Primera Fuente.


(106.9) 9:8.11 Existen numerosos tipos de personalidades de la Tercera Fuente. El Espíritu Infinito otorga personalidad de la Tercera Fuente a numerosos grupos que no están incluidos en el circuito de personalidad del Padre, tales como ciertos directores de poder. Asímismo el Espíritu Infinito trata como personalidades a numerosos grupos de seres, tales como los Espíritus Creativos, que componen una clase por sí mismos en sus relaciones con las criaturas encircuitadas del Padre.


(106.10) 9:8.12 Tanto las personalidades de la Primera Fuente como las de la Tercera Fuente están dotadas con todo y aun más de lo que el hombre asocia con el concepto de personalidad; tienen mentes que abarcan la memoria, la razón, el juicio, la imaginación creadora, la asociación de ideas, la decisión, la elección, y numerosas facultades intelectuales adicionales totalmente desconocidas para los mortales. Con pocas excepciones, las órdenes reveladas a vosotros poseen forma e individualidad definidas; son seres reales. Una mayoría de ellos son visibles para todas las órdenes de existencia espiritual.


(107.1) 9:8.13 Aun vosotros podréis ver a vuestros asociados espirituales de las órdenes más bajas tan pronto como seáis liberados de la visión limitada de vuestros actuales ojos materiales y hayáis sido dotados de una forma morontial con su mayor sensibilidad por la realidad de las cosas espirituales.


(107.2) 9:8.14 La familia funcional de la Tercera Fuente y Centro, tal como se revela en estos documentos, se divide en tres grandes grupos:


(107.3) 9:8.15 I. Los Espíritus Supremos. Un grupo de origen compuesto que incluye, entre otras, las siguientes órdenes:


(107.4) 9:8.16 1. Los Siete Espíritus Rectores del Paraíso.
(107.5) 9:8.17 2. Los Espíritus Reflectivos de los Superuniversos.
(107.6) 9:8.18 3. Los Espíritus Creativos de los Universos Locales.


(107.7) 9:8.19 II. Los Directores del Poder. Un grupo de criaturas y agencias de control que funciona en todo el espacio organizado.


(107.8) 9:8.20 III. Las Personalidades del Espíritu Infinito. Esta designación no implica necesariamente que estos seres tengan personalidades de la Tercera Fuente, aunque algunos de ellos son únicos entre las criaturas volitivas. Usualmente se agrupan en tres clasificaciones principales:


(107.9) 9:8.21 1. Las Personalidades más Elevadas del Espíritu Infinito.
(107.10) 9:8.22 2. Las Huestes de Mensajeros del Espacio.
(107.11) 9:8.23 3. Los Espíritus Ministradores del Tiempo.


(107.12) 9:8.24 Estos grupos sirven en el Paraíso, en el universo central o residencial, en los superuniversos, e incluyen órdenes que funcionan en los universos locales, incluso en las constelaciones, sistemas y planetas.


(107.13) 9:8.25 Las personalidades espirituales de la vasta familia del Espíritu Divino e Infinito, están por siempre dedicadas al servicio del ministerio del amor de Dios y de la misericordia del Hijo para con todas las criaturas inteligentes de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Estos seres espirituales constituyen la escala viviente por la cual el hombre mortal puede ascender del caos a la gloria.




(107.14) 9:8.26 [Revelado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y obra del Espíritu Infinito.]
Documento 10
La Trinidad del Paraíso



(108.1) 10:0.1 LA Trinidad Paradisiaca de las Deidades eternas permite que el Padre pueda escapar del absolutismo de la personalidad. La Trinidad asocia perfectamente la expresión ilimitada de la infinita voluntad personal de Dios con la absolutez de la Deidad. El Hijo Eterno y los diversos Hijos de origen divino, juntamente con el Actor Conjunto y sus hijos universales, eficazmente liberan al Padre de las limitaciones, por otra parte inherentes, en primacía, perfección, inmutabilidad, eternidad, universalidad, absolutez e infinidad.


(108.2) 10:0.2 La Trinidad del Paraíso permite efectivamente la plena expresión y la revelación perfecta de la naturaleza eterna de la Deidad. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad ofrecen de la misma manera una plena y perfecta revelación de la justicia divina. La Trinidad es unidad de la Deidad, y esta unidad descansa eternamente sobre los cimientos absolutos de la singularidad divina de las tres personalidades originales coordinadas y coexistentes, Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu.


(108.3) 10:0.3 A partir de la situación presente en el círculo de la eternidad, mirando hacia atrás hacia el pasado infinito, podemos descubrir una sola inevitabilidad inescapable en los asuntos del universo, y ésa es la Trinidad del Paraíso. Yo creo que la Trinidad era inevitable. Según veo el pasado, el presente y el futuro del tiempo, considero que no hay nada más en todo el universo de universos que fuera inevitable. El universo maestro actual, visto en retrospectiva o en perspectiva, es impensable sin la Trinidad. Ya con la Trinidad del Paraíso, podemos postular modos alternativos e incluso múltiples de hacer todas las cosas, pero sin la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu somos incapaces de concebir de qué manera pudo el Infinito lograr una personalización triple y coordinada frente a la absoluta singularidad de la Deidad. Ningún otro concepto de la creación llega a la altura de las normas de lo completo y lo absoluto de la Trinidad, inherentes en la unidad de la Deidad combinada con la plenitud de liberación volitiva inherente en la personalización triple de la Deidad.
1. La Autodistribución de la Primera Fuente y Centro


(108.4) 10:1.1 Parecería que el Padre, allá por la eternidad, inauguró una política de profunda autodistribución. Hay en la naturaleza altruista, amante y amable del Padre Universal algo inherente que lo hace reservarse el ejercicio exclusivo tan sólo de aquellos poderes y autoridad que al parecer encuentra imposible delegar o conceder.


(108.5) 10:1.2 El Padre Universal siempre se ha despojado de las partes de sí mismo que son otorgables a otro Creador o criatura. Ha delegado en sus Hijos divinos y en sus inteligencias asociadas todo poder y toda autoridad que pudiera ser delegada. Transfirió realmente a sus Hijos Soberanos, en los respectivos universos, toda prerrogativa de autoridad administrativa que fuera transferible. En los asuntos de un universo local, ha hecho a cada Hijo Creador Soberano tan perfecto, competente y con tanta autoridad como el Hijo Eterno es en el universo original central. Entregó, en realidad donó, con la dignidad y santidad de la posesión personal, todo de sí mismo y de sus atributos, todo lo que podía despojar, de toda forma, en todas las edades, en todos los lugares, y a todas las personas, y en todos los universos, excepto el de su morada central.


(109.1) 10:1.3 La personalidad divina no es egocéntrica; la autodistribución y el compartir de la personalidad caracterizan la identidad divina con libre albedrío. Las criaturas anhelan la asociación con otras criaturas personales; los Creadores se sienten motivados a compartir su divinidad con sus hijos universales; la personalidad del Infinito se revela como el Padre Universal, que comparte la realidad de su ser y la igualdad del yo con dos personalidades coordinadas: el Hijo Eterno y el Actor Conjunto.


(109.2) 10:1.4 Para conocer a la personalidad y los atributos divinos del Padre dependeremos para siempre de las revelaciones del Hijo Eterno, porque cuando se efectuó el acto conjunto de la creación, cuando la Tercera Persona de la Deidad surgió a la existencia de la personalidad y cumplió con los conceptos combinados de sus padres divinos, el Padre dejó de existir como la personalidad no cualificada. Con la aparición del Actor Conjunto y la materialización del núcleo central de la creación, tuvieron lugar ciertos cambios eternos. Dios se dio como personalidad absoluta a su Hijo Eterno. Así, otorga el Padre la «personalidad de infinidad» a su Hijo unigénito, mientras que ambos otorgan la «personalidad conjunta» de su unión eterna al Espíritu Infinito.


(109.3) 10:1.5 Por estas y otras razones más allá del concepto de la mente finita, es extremadamente difícil para la criatura humana comprender la infinita personalidad paterna de Dios, excepto como es universalmente revelada en el Hijo Eterno y, con el Hijo, es universalmente activa en el Espíritu Infinito.


(109.4) 10:1.6 Puesto que los Hijos de Dios Paradisiacos visitan los mundos evolutivos y a veces aun habitan en ellos en semejanza de carne mortal, y puesto que estos autootorgamientos hacen posible para el hombre mortal conocer realmente algo de la naturaleza y carácter de la personalidad divina, deben las criaturas de las esferas planetarias poner atención a estos autootorgamientos de los Hijos Paradisiacos, para obtener información fidedigna y confiable respecto del Padre, el Hijo y el Espíritu.
2. La Personalización de la Deidad


(109.5) 10:2.1 Mediante la técnica de la trinidización el Padre se despoja de esa personalidad espiritual no cualificada que es el Hijo, pero al hacerlo, se constituye en el Padre de este mismo Hijo, y por ello se inviste de ilimitada capacidad de ser el Padre divino de todos los tipos de criaturas de voluntad inteligente posteriormente creadas, eventuadas, o de otro modo personalizadas. Como l a personalidad absoluta y no cualificada, el Padre puede funcionar solamente como el Hijo y con el Hijo, pero como Padre personal continúa otorgando personalidad a las diversas huestes de los diferentes niveles de criaturas volitivas inteligentes, y por siempre mantiene relaciones personales de asociación amante con esa vasta familia de hijos universales.


(109.6) 10:2.2 Después de que el Padre ha otorgado a la personalidad de su Hijo la plenitud de sí mismo, y cuando se completa y se perfecciona este acto de autodotación, del poder y naturaleza infinitos que de este modo existen en la unión del Padre y el Hijo, los socios eternos conjuntamente otorgan aquellas cualidades y atributos que constituyen otro ser más como ellos; y esta personalidad conjunta, el Espíritu Infinito, completa la personalización existencial de la Deidad.


(110.1) 10:2.3 El Hijo es indispensable para la paternidad de Dios. El Espíritu es indispensable para la fraternidad de la Segunda y Tercera Personas. Tres personas son un grupo social mínimo, pero ésta es la menos importante de todas las muchas razones para creer en la inevitabilidad del Actor Conjunto.


(110.2) 10:2.4 La Primera Fuente y Centro es la personalidad padre infinita, la fuente ilimitada de personalidad. El Hijo Eterno es la personalidad absoluta no cualificada, ese ser divino que está en todo el tiempo y la eternidad como la revelación perfecta de la naturaleza personal de Dios. El Espíritu Infinito es lapersonalidad conjunta, la única inimitable consecuencia personal de la unión sempiterna del Padre y el Hijo.


(110.3) 10:2.5 La personalidad de la Primera Fuente y Centro es la personalidad de infinidad menos la personalidad absoluta del Hijo Eterno. La personalidad de la Tercera Fuente y Centro es la consecuencia superaditiva de la unión de la personalidad liberada del Padre y la personalidad absoluta del Hijo.


(110.4) 10:2.6 El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son personas únicas; ninguno es un duplicado; cada uno es original; todos están unidos.


(110.5) 10:2.7 Sólo el Hijo Eterno experimenta la plenitud de la divina relación de personalidad, consciente tanto de su filiación con el Padre como de su paternidad del Espíritu y de la igualdad divina con el Padre antecesor y con el Espíritu asociado. El Padre conoce la experiencia de tener un Hijo que es su igual, pero el Padre no conoce de ningún antecedente ancestral. El Hijo Eterno tiene la experiencia de la filiación, reconocimiento del ancestro de personalidad, y al mismo tiempo el Hijo está consciente de ser un padre conjunto del Espíritu Infinito. El Espíritu Infinito está consciente del doble ancestro de su personalidad, pero no es progenitor de una personalidad coordinada de la Deidad. Con el Espíritu, se completa el ciclo existencial de la personalización de la Deidad; las personalidades primarias de la Tercera Fuente y Centro son experienciales y son siete en número.


(110.6) 10:2.8 Yo tengo origen en la Trinidad del Paraíso. Conozco la Trinidad como Deidad unificada; conozco también que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen y actúan en sus capacidades personales definidas. Sé positivamente que no sólo actúan de manera personal y colectiva, sino que también coordinan sus acciones en varias asociaciones, de modo que al final funcionan en siete capacidades diferentes singulares y plurales. Y puesto que estas siete asociaciones agotan las posibilidades de tales combinaciones divinas, es inevitable que las realidades del universo aparezcan en siete variaciones de valores, significados y de personalidad.
3. Las Tres Personas de la Deidad


(110.7) 10:3.1 A pesar de que existe una sola Deidad, hay tres personalizaciones positivas y divinas de la Deidad. Respecto a la dotación del hombre con los Ajustadores divinos, el Padre dijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra imagen». Repetidas veces, en las escrituras urantianas existen referencias a los actos y acciones de la Deidad plural, mostrando el reconocimiento de la existencia y operación de las tres Fuentes y Centros.


(110.8) 10:3.2 Nos enseñan que el Hijo y el Espíritu tienen relaciones idénticas con el Padre en la asociación de la Trinidad. En la eternidad y como Deidades indudablemente lo hacen, pero en el tiempo y como personalidades ciertamente revelan relaciones de una naturaleza muy variada. Contemplando los universos desde el Paraíso, estas relaciones parecen muy similares, pero cuando se las visualiza desde los dominios del espacio, aparecen considerablemente diferentes.


(111.1) 10:3.3 Los Hijos divinos son ciertamente el «Verbo de Dios», pero los hijos del Espíritu son verdaderamente la «Acción de Dios». Dios habla a través del Hijo y, con el Hijo, actúa a través del Espíritu Infinito, mientras en todas las actividades del universo el Hijo y el Espíritu son exquisitamente fraternos, laborando como dos hermanos iguales, con admiración y amor por un Padre común, honrado y divinamente respetado.


(111.2) 10:3.4 El Padre, el Hijo y el Espíritu son ciertamente iguales en naturaleza, coordinados en ser, pero hay diferencias inequívocas en sus actuaciones universales, y cuando actúan solos, cada persona de la deidad está aparentemente limitada en su absolutez.


(111.3) 10:3.5 El Padre Universal, antes de despojarse voluntariamente de la personalidad, los poderes y los atributos que constituyen el Hijo y el Espíritu, parece haber sido (filosóficamente considerado) una Deidad no cualificada, absoluta e infinita. Pero esa teórica Primera Fuente y Centro sin un Hijo no podía ser considerado, en ningún sentido de la palabra, el Padre Universal; la paternidad no es real sin filiación. Además, el Padre, para haber sido absoluto en un sentido total, en algún momento eternamente distante, debe haber existido a solas. Pero nunca tuvo tal existencia solitaria; el Hijo y el Espíritu son ambos coeternos con el Padre. La Primera Fuente y Centro siempre ha sido, y siempre será el Padre eterno del Hijo Original y, con el Hijo, el eterno progenitor del Espíritu Infinito.


(111.4) 10:3.6 Observamos que el Padre se ha despojado de todas las manifestaciones directas de su absolutez excepto la paternidad absoluta y la volición absoluta. No sabemos si la volición es un atributo inalienable del Padre; sólo podemos observar que no se despojó de la volición. Tal infinidad de voluntad debe haber sido eternamente inherente a la Primera Fuente y Centro.


(111.5) 10:3.7 Al otorgarle personalidad absoluta al Hijo Eterno, el Padre Universal evade las cadenas del absolutismo de la personalidad, pero al hacerlo así da un paso que hace por siempre imposible para él actuar por sí solo como el absoluto de la personalidad. Y con la personalización final de la Deidad coexistente —el Actor Conjunto— sobreviene la crítica interdependencia trinitaria de las tres personalidades divinas respecto a la totalidad de la función de la Deidad en absoluto.


(111.6) 10:3.8 Dios es el Absoluto-Padre de todas las personalidades del universo de universos. El Padre es personalmente absoluto en libertad de acción, pero en los universos del tiempo y el espacio, ya hechos, en proceso de hacerse, y aún por hacerse, el Padre no es discerniblemente absoluto como Deidad total, salvo en la Trinidad del Paraíso.


(111.7) 10:3.9 La Primera Fuente y Centro funciona fuera de Havona, en los universos fenoménicos, de la manera siguiente:


(111.8) 10:3.10 1. Como creador, a través de los Hijos Creadores, sus nietos.
(111.9) 10:3.11 2. Como controlador, a través del centro de gravedad del Paraíso.
(111.10) 10:3.12 3. Como espíritu, a través del Hijo Eterno.
(111.11) 10:3.13 4. Como mente, a través del Creador Conjunto.
(111.12) 10:3.14 5. Como Padre, mantiene contacto paterno con todas las criaturas a través del circuito de personalidad.
(111.13) 10:3.15 6. Como persona, actúa directamente en toda la creación por medio de sus fragmentos exclusivos —en el hombre mortal, por los Ajustadores del Pensamiento.
(111.14) 10:3.16 7. Como Deidad total, funciona tan sólo en la Trinidad del Paraíso.


(112.1) 10:3.17 Todas estas renuncias y delegaciones de jurisdicción del Padre Universal son completamente voluntarias y autoimpuestas. El Padre todopoderoso asume intencionalmente estas limitaciones de la autoridad universal.


(112.2) 10:3.18 El Hijo Eterno parece funcionar como uno con el Padre en todos los aspectos espirituales, excepto en los otorgamientos de los fragmentos de Dios y en otras actividades prepersonales. Tampoco está el Hijo estrechamente identificado con las actividades intelectuales de las criaturas materiales ni con las actividades energiales de los universos materiales. Como absoluto el Hijo funciona como persona solamente en el dominio del universo espiritual.


(112.3) 10:3.19 El Espíritu Infinito es asombrosamente universal e increíblemente versátil en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el espíritu. El Actor Conjunto representa la asociación Padre-Hijo, pero funciona también como él mismo. No está directamente relacionado con la gravedad física, la gravedad espiritual, o el circuito de personalidad, pero participa más o menos en todas las otras actividades del universo. Aunque aparentemente depende de tres controles existenciales y absolutos de la gravedad, el Espíritu Infinito parece ejercer tres supercontroles. Esta triple dote la emplea de muchas maneras para trascender y aparentemente para neutralizar las manifestaciones de fuerzas y energías primarias, hasta las fronteras superúltimas de la absolutez. En ciertas situaciones estos supercontroles trascienden absolutamente hasta las manifestaciones primarias de la realidad cósmica.
4. La Unión Trinitaria de la Deidad


(112.4) 10:4.1 De todas las asociaciones absolutas, la Trinidad del Paraíso (la primera triunidad) es única como asociación exclusiva de Deidad personal. Dios funciona como Dios sólo en relación a Dios y a los que pueden conocer a Dios, pero como Deidad absoluta sólo en la Trinidad del Paraíso y en relación con la totalidad del universo.


(112.5) 10:4.2 La Deidad eterna está perfectamente unificada; sin embargo, hay tres personas perfectamente individualizadas de la Deidad. La Trinidad del Paraíso hace posible la expresión simultánea de toda la diversidad de rasgos del carácter y poderes infinitos de la Primera Fuente y Centro y sus eternos coordinados y de toda la unidad divina de las funciones universales de la Deidad indivisa.


(112.6) 10:4.3 La Trinidad es una asociación de personas infinitas que funcionan en una capacidad no personal, pero no en contravención de la personalidad. La ilustración es burda, pero un padre, un hijo y un nieto podrían formar una entidad corporativa que sería no personal, y sin embargo estaría sujeta a sus voluntades personales.


(112.7) 10:4.4 La Trinidad del Paraíso es real. Existe como la unión en la Deidad del Padre, el Hijo y el Espíritu; sin embargo, el Padre, el Hijo, o el Espíritu, o cualesquiera dos de ellos, pueden funcionar en relación con esta misma Trinidad del Paraíso. El Padre, el Hijo, y el Espíritu pueden colaborar de una manera no trinitaria, pero no como tres Deidades. Como personas pueden colaborar como les plazca, pero ésa no es la Trinidad.


(112.8) 10:4.5 Recordad siempre que lo que hace el Espíritu Infinito es función del Actor Con-junto. Tanto el Padre como el Hijo están funcionando en él, y a través de él y como él. Pero sería inútil intentar dilucidar el misterio de la Trinidad: tres como uno y en uno, y uno como dos y actuando para dos.


(112.9) 10:4.6 La Trinidad está tan relacionada con los asuntos del universo total que debe ser tomada en cuenta en nuestros intentos de explicar la totalidad de cualquier evento cósmico o relación de personalidad aislados. La Trinidad funciona en todos los niveles del cosmos, y el hombre mortal está limitado al nivel de lo finito; por consiguiente el hombre debe contentarse con un concepto finito de la Trinidad como Trinidad.


(113.1) 10:4.7 Como mortal en la carne debes contemplar la Trinidad de acuerdo con tu esclarecimiento individual y en armonía con las reacciones de tu mente y de tu alma. Puedes saber muy poco del carácter absoluto de la Trinidad, pero según asciendas hacia el Paraíso, te asombrarás muchas veces de las revelaciones sucesivas y de los descubrimientos inesperados de la supremacía y ultimidad —si no de la absolutez— de la Trinidad.
5. Las Funciones de la Trinidad


(113.2) 10:5.1 Las deidades personales tienen atributos, pero no se puede consistentemente hablar de que la Trinidad tiene atributos. Esta asociación de seres divinos puede considerarse con mayor propiedad como que tiene funciones, tales como la administración de la justicia, las actitudes de totalidad, la acción coordinada, y el sobrecontrol cósmico. Estas funciones son activamente supremas, últimas y (dentro de los límites de la Deidad) absolutas hasta donde interesa a todas las realidades vivientes de valor de la personalidad.


(113.3) 10:5.2 Las funciones de la Trinidad del Paraíso no son simplemente la suma de la aparente dote de divinidad del Padre más aquellos atributos especializados que son únicos en la existencia personal del Hijo y el Espíritu. La asociación en la Trinidad de las tres Deidades del Paraíso da por resultado la evolución, eventuación y deidización de nuevos significados, valores, facultades y capacidades para la revelación, la acción y la administración universales. Las asociaciones vivientes, las familias humanas, los grupos sociales, o la Trinidad del Paraíso no crecen por mera adición aritmética. La potencialidad del grupo excede siempre en mucho la simple suma de los atributos de los componentes individuales.


(113.4) 10:5.3 La Trinidad mantiene una actitud única como Trinidad hacia todo el universo del pasado, presente y futuro. Y se pueden considerar de la mejor manera las funciones de la Trinidad en relación con las actitudes de la Trinidad hacia el universo. Tales actitudes son simultáneas y pueden ser múltiples respecto de cualquier situación o acontecimiento aislado:


(113.5) 10:5.4 1. Actitud hacia lo finito. La autolimitación máxima de la Trinidad es su actitud hacia lo finito. La Trinidad no es persona, ni es el Ser Supremo una personalización exclusiva de la Trinidad, pero el Supremo es el que más se acerca a una focalización del poder y personalidad de la Trinidad comprensible por criaturas finitas. De ahí que a veces se habla de la Trinidad en relación con lo finito como la Trinidad de Supremacía.


(113.6) 10:5.5 2. Actitud hacia lo absonito. La Trinidad del Paraíso respeta aquellos niveles de existencia que son más que finitos pero menos que absolutos, y esta relación se denomina a veces la Trinidad de Ultimidad. Ni el Último ni el Supremo son totalmente representativos de la Trinidad del Paraíso, pero en un sentido cualificado y a sus respectivos niveles, cada uno parece representar la Trinidad durante las eras prepersonales de desarrollo del poder experiencial.


(113.7) 10:5.6 3. La actitud absoluta de la Trinidad del Paraíso está en relación con las existencias absolutas y culmina en la acción de la Deidad total.


(113.8) 10:5.7 La Trinidad Infinita conlleva la acción coordinada de todas las relaciones de triunidad de la Primera Fuente y Centro —tanto no deificada como deificada— y en consecuencia es muy difícil para las personalidades de captarla. En la contemplación de la Trinidad como infinita, no olvidéis las siete triunidades; así podrán evitarse ciertas dificultades de comprensión, y ciertas paradojas se resuelven parcialmente.


(114.1) 10:5.8 Pero yo no domino un idioma que me permita transmitir a la mente humana limitada la plena verdad y la significación eterna de la Trinidad del Paraíso y la naturaleza de la interasociación interminable de los tres seres de perfección infinita.
6. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad


(114.2) 10:6.1 Toda ley se origina en la Primera Fuente y Centro; él es la ley. La administración de la ley espiritual es inherente en la Segunda Fuente y Centro. La revelación de la ley, la promulgación e interpretación de los estatutos divinos, es la función de la Tercera Fuente y Centro. La aplicación de la ley, la justicia, cae dentro de la provincia de la Trinidad del Paraíso y es llevada a cabo por ciertos Hijos de la Trinidad.


(114.3) 10:6.2 La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. La justicia no es la actitud del Padre, el Hijo o el Espíritu. La justicia es la actitud trinitaria de estas tres personalidades de amor, misericordia y servicio. Ninguna de las Deidades del Paraíso atiende la administración de justicia. La justicia no es nunca una actitud personal; es siempre una función plural.


(114.4) 10:6.3 La prueba, la base de la equidad (la justicia en armonía con la misericordia), es suministrada por las personalidades de la Tercera Fuente y Centro, el representante conjunto del Padre y del Hijo en todos los dominios y para la mente de todos de los seres inteligentes de toda la creación.


(114.5) 10:6.4 El juicio, la aplicación final de la justicia de acuerdo con las pruebas sometidas por las personalidades del Espíritu Infinito, es la obra de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, seres que comparten la naturaleza trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu unidos.


(114.6) 10:6.5 Este grupo de Hijos de la Trinidad comprende las siguientes personalidades:


(114.7) 10:6.6 1. Secretos Trinidizados de la Supremacía.
(114.8) 10:6.7 2. Eternos de los Días.
(114.9) 10:6.8 3. Ancianos de los Días.
(114.10) 10:6.9 4. Perfecciones de los Días.
(114.11) 10:6.10 5. Recientes de los Días.
(114.12) 10:6.11 6. Uniones de los Días.
(114.13) 10:6.12 7. Fieles de los Días.
(114.14) 10:6.13 8. Perfeccionadores de la Sabiduría.
(114.15) 10:6.14 9. Consejeros Divinos.
(114.16) 10:6.15 10. Censores Universales.


(114.17) 10:6.16 Nosotros somos los hijos de las tres Deidades del Paraíso que funcionan como la Trinidad, porque yo tengo la suerte de pertenecer a la décima orden de este grupo, los Censores Universales. Estas órdenes no representan la actitud de la Trinidad en un sentido universal; representan esta actitud colectiva de la Deidad solamente en los dominios del juicio ejecutivo: la justicia. La Trinidad los concibió específicamente para la obra precisa a la cual se los asigna, y representan a la Trinidad tan sólo en esas funciones para las cuales se personalizaron.


(115.1) 10:6.17 Los Ancianos de los Días y sus asociados de origen trinitario, imparten el juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo central tales funciones existen solamente en teoría; allí la equidad es patente en la perfección, y la perfección de Havona excluye todas las posibilidades de desarmonía.


(115.2) 10:6.18 La justicia es el pensamiento colectivo de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; la precisión caracteriza la operación de la ley; el juicio divino es el alma de la equidad, siempre conformándose a la justicia de la Trinidad, siempre cumpliendo el amor divino de Dios. Cuando se los percibe plenamente y se los comprende completamente, la justicia recta de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal son coincidentes. Pero el hombre no posee esa plena comprensión de la justicia divina. Así pues en la Trinidad, tal como el hombre la visualizaría, las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu se ajustan al ministerio coordinado del amor y la ley en los universos experienciales del tiempo.
7. El Supercontrol de la Supremacía


(115.3) 10:7.1 La Primera, Segunda y Tercera personas de la Deidad son iguales entre sí, y son una. «El Señor nuestro Dios es un solo Dios». Hay perfección de propósito y unidad de ejecución en la Trinidad divina de Deidades eternas. El Padre, el Hijo y el Actor Conjunto son en verdad y en divinidad uno. En verdad se ha escrito: «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay ningún Dios».


(115.4) 10:7.2 Según aparecen las cosas a los mortales en el nivel finito, la Trinidad del Paraíso, al igual que el Ser Supremo, se ocupa solamente del total: planeta total, universo total, superuniverso total, gran universo total. Esta actitud de totalidad existe porque la Trinidad es el total de la Deidad y también por muchas otras razones.


(115.5) 10:7.3 El Ser Supremo es algo menos y algo distinto de la Trinidad que funciona en los universos finitos; pero dentro de ciertos límites y durante la era presente de poder y personalización incompletos, esta Deidad evolutiva parece reflejar la actitud de la Trinidad de Supremacía. El Padre, el Hijo y el Espíritu no funcionan personalmente con el Ser Supremo, pero durante la presente era universal colaboran con él en calidad de Trinidad. Entendemos que tienen una relación similar con el Último. A menudo conjeturamos sobre cuál será la relación personal entre las Deidades del Paraíso y Dios el Supremo cuando haya finalmente evolucionado, pero realmente no lo sabemos.


(115.6) 10:7.4 Encontramos que el supercontrol de la Supremacía no es totalmente previsible. Además, esta imprevisibilidad parece caracterizarse por un desarrollo incompleto, indudablemente una señal del estado incompleto del Supremo y de lo inacabado de la reacción finita a la Trinidad del Paraíso.


(115.7) 10:7.5 La mente mortal puede pensar inmediatamente en mil y una cosas —catástrofes físicas, accidentes espantosos, desastres horribles, enfermedades dolorosas, y calamidades mundiales— y preguntarse si tales visitaciones están correlacionadas con las maniobras desconocidas de este probable funcionamiento del Ser Supremo. Francamente, no lo sabemos; no estamos realmente seguros. Pero sí observamos que, según pasa el tiempo, todas estas situaciones difíciles y más o menos misteriosas re-sultan siempre en el bienestar y progreso de los universos. Puede ser que la función del Supremo y el supercontrol de la Trinidad entrelazan todas las circunstancias de la existencia y las inexplicables vicisitudes de la vida en un modelo significativo de alto valor.


(116.1) 10:7.6 Como hijo de Dios puedes discernir la actitud personal del amor en todos los actos de Dios el Padre. Pero no siempre podrás comprender cuántos de los actos universales de la Trinidad del Paraíso redundan en bien de los individuos mortales en los mundos evolutivos del espacio. En el progreso de la eternidad los actos de la Trinidad se revelarán como completamente significativos y considerados, pero no siempre aparecen así a las criaturas del tiempo.
8. La Trinidad Allende lo Finito


(116.2) 10:8.1 Muchas verdades y hechos que pertenecen a la Trinidad del Paraíso sólo pueden ser comprendidas, aunque sea parcialmente, mediante el reconocimiento de una función que trasciende lo finito.


(116.3) 10:8.2 No sería aconsejable hablar de las funciones de la Trinidad de Ultimidad, pero puede revelarse que Dios el Último es la manifestación trinitaria comprendida por los Trascendentales. Nos inclinamos a creer que la unificación del universo maestro es la acción eventuadora del Último y probablemente es reflectiva de algunas, pero no de todas las fases del supercontrol absonito de la Trinidad del Paraíso. El Último es una manifestación cualificada de la Trinidad en relación con lo absonito sólo en el sentido en que el Supremo de este modo representa parcialmente a la Trinidad en relación con lo finito.


(116.4) 10:8.3 El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son, en cierto sentido, las personalidades constituyentes de la Deidad total. Su unión en la Trinidad del Paraíso y la función absoluta de la Trinidad equivalen a las funciones de la Deidad total. Tal conclusión de la Deidad trasciende tanto lo finito como lo absonito.


(116.5) 10:8.4 Si bien, ninguna de las personas de las Deidades del Paraíso llena realmente todo el potencial de la Deidad, colectivamente las tres lo hacen. Tres personas infinitas parece ser el mínimo de seres que se requieren para activar el potencial prepersonal y existencial de la Deidad total: el Absoluto de Deidad.


(116.6) 10:8.5 Conocemos al Padre Universal, al Hijo Eterno, y al Espíritu Infinito como personas, pero no conozco personalmente al Absoluto de Deidad. Amo y adoro a Dios el Padre; respeto y honro al Absoluto de Deidad.


(116.7) 10:8.6 Una vez estuve en un universo donde cierto grupo de seres enseñaba que los finalistas, en la eternidad, habían de llegar a ser finalmente los hijos del Absoluto de Deidad. Pero no estoy dispuesto a aceptar esa solución del misterio que envuelve el futuro de los finalistas.


(116.8) 10:8.7 El Cuerpo de los Finalistas incluye, entre otros, a aquellos mortales del tiempo y el espacio que han alcanzado la perfección en todo lo que se refiere a la voluntad de Dios. Como criaturas y dentro de los límites de la capacidad de la criatura conocen plena y verdaderamente a Dios. Habiendo encontrado así a Dios como Padre de todas las criaturas, estos finalistas deben comenzar en algún momento la búsqueda del Padre superfinito. Pero esta búsqueda conlleva una comprensión de la naturaleza absonita de los atributos y del carácter últimos del Padre del Paraíso. La eternidad revelará si alcanzar tal cosa es posible, pero estamos convencidos, aun si los finalistas logran esta ultimidad de la divinidad, éstos serán probablemente incapaces de alcanzar los niveles superúltimos de la Deidad absoluta.


(116.9) 10:8.8 Puede ser posible que los finalistas alcancen parcialmente el Absoluto de Deidad, pero incluso si lo hicieran, aun en la eternidad de eternidades el problema del Absoluto Universal continuaría intrigando, desconcertando, confundiendo y desafiando a los finalistas ascendentes y progresivos, porque percibimos que la insondabilidad de las relaciones cósmicas del Absoluto Universal tenderá a crecer en proporción según los universos materiales y su administración espiritual continúen expandiéndose.


(117.1) 10:8.9 Sólo la infinidad puede revelar al Padre-Infinito.




(117.2) 10:8.10 [Patrocinado por un Censor Universal, que actúa por mandato de los Ancianos de los Días de Uversa.]
Documento 11
La Isla Eterna del Paraíso



(118.1) 11:0.1 EL Paraíso es el centro eterno del universo de los universos y la morada del Padre Universal, del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito, y de sus divinos coordinados y asociados. Esta Isla central es el cuerpo más gigantesco organizado de realidad cósmica en todo el universo maestro. El Paraíso es una esfera material así como también una morada espiritual. Toda la creación inteligente del Padre Universal reside en moradas materiales; por lo tanto, el centro del control absoluto debe ser también material, literal. Nuevamente debe reiterarse que las cosas y los seres espirituales son reales.


(118.2) 11:0.2 La belleza material del Paraíso consiste en la magnificencia de su perfección física; la grandiosidad de la Isla de Dios se exhibe en las estupendas realizaciones intelectuales y en el desarrollo de la mente de sus habitantes; la gloria de la Isla central se muestra en la dote infinita de personalidad espiritual divina: la luz de la vida. Pero las profundidades de la belleza espiritual y las maravillas de este conjunto magnífico están totalmente más allá de la comprensión de la mente finita de las criaturas materiales. La gloria y el esplendor espiritual de la morada divina son imposibles de comprender para los mortales. Y el Paraíso existe desde la eternidad; no hay archivos ni tradiciones respecto al origen de esta Isla nuclear de Luz y de Vida.
1. La Morada Divina


(118.3) 11:1.1 El Paraíso sirve muchos propósitos en la administración de los reinos universales, pero para los seres criaturas existe fundamentalmente como morada de la Deidad. La presencia personal del Padre Universal reside en el centro mismo de la superficie superior de esta morada de las Deidades la cual es casi circular, pero no esférica. Esta presencia paradisiaca del Padre Universal está inmediatamente rodeada por la presencia personal del Hijo Eterno, mientras que ambos están envueltos en la gloria inenarrable del Espíritu Infinito.


(118.4) 11:1.2 Dios habita, ha habitado y habitará por siempre en esta misma morada central y eterna. Siempre lo hemos hallado allí y siempre allí lo hallaremos. El Padre Universal está cósmicamente enfocado, espiritualmente personalizado, y geográficamente reside en este centro del universo de los universos.


(118.5) 11:1.3 Todos sabemos el camino directo a seguir para encontrar al Padre Universal. Vosotros no podéis comprender mucho acerca de la morada divina debido a lo remota que está de vosotros y a la inmensidad del espacio que os separa de ella, pero los que pueden comprender el significado de estas distancias enormes conocen la ubicación y morada de Dios tan certera y literalmente como vosotros conocéis la ubicación de Nueva York, Londres, Roma o Singapur, ciudades definitiva y geográficamente situadas en Urantia. Si fueras un navegante hábil, equipado de nave, mapas y brújula, podrías encontrar fácilmente estas ciudades. Asímismo, si tuvieras el tiempo, los medios de viaje y estuvieras calificado espiritualmente, y contaras con la guía necesaria, podrías pilotear de universo en universo y de circuito en circuito, viajando siempre hacia el interior a través de los dominios estelares, hasta que por fin te hallarías ante el resplandor central de la gloria espiritual del Padre Universal. Provistos de todo lo necesario para el viaje, es tan posible encontrar la presencia personal de Dios en el centro de todas las cosas como lo sería encontrar ciudades distantes en tu propio planeta. El hecho de que tú no hayas visitado estos sitios no refuta en modo alguno su realidad ni su existencia auténtica. Que tan pocas de las criaturas del universo hayan encontrado a Dios en el Paraíso en modo alguno refuta tampoco la realidad de su existencia ni de su persona espiritual en el centro de todas las cosas.


(119.1) 11:1.4 El Padre ha de ser hallado siempre en esta ubicación central. Si se mudara, se desencadenaría el pandemonio universal, porque en él convergen en este centro residencial las líneas universales de la gravedad desde los confines de la creación. Si remontamos el circuito de la personalidad a través de los universos o seguimos las personalidades ascendentes mientras viajan hacia el interior de la creación donde está el Padre; si trazamos las líneas de la gravedad material hasta el Paraíso bajo, o seguimos los ciclos pulsantes de la fuerza cósmica; si trazamos las líneas de la gravedad espiritual hasta el Hijo Eterno o seguimos la procesión de los Hijos Paradisiacos de Dios que se dirige hacia el centro; si descubrimos los circuitos mentales o seguimos los billones de billones de seres celestiales que surgen del Espíritu Infinito, mediante cualquiera de estas observaciones o por todas ellas se nos conducirá directamente hasta la presencia del Padre, en su morada central. Aquí, Dios está personal, literal y realmente presente, y desde su ser infinito fluyen los caudales de las corrientes de la vida, la energía y la personalidad para todos los universos.
2. La Naturaleza de la Isla Eterna


(119.2) 11:2.1 Puesto que estáis comenzando a vislumbrar la enormidad del universo material discernible incluso desde vuestra ubicación astronómica, vuestra posición espacial en los sistemas estelares, debería ser evidente para vosotros que un universo material tan extraordinario ha de contar con una capital adecuada y digna, un centro de gobierno a la altura de la dignidad e infinitud del Soberano universal de toda esa vasta creación de reinos materiales y seres vivientes.


(119.3) 11:2.2 El Paraíso difiere en su forma de los cuerpos espaciales habitados: no es esférico. Es definidamente elipsoide, siendo un sexto más largo en su diámetro norte-sur que en su diámetro este-oeste. La Isla central es esencialmente plana, y la distancia desde la superficie superior hasta la superficie inferior es un décimo del diámetro este-oeste.


(119.4) 11:2.3 Estas diferencias en dimensiones, consideradas juntamente con su estado estacionario y la mayor presión exterior de fuerza-energía en el extremo norte de la Isla, permiten establecer dirección absoluta en el universo maestro.


(119.5) 11:2.4 La Isla central se divide geográficamente en tres ámbitos de actividad:


(119.6) 11:2.5 1. El Paraíso superior.
(119.7) 11:2.6 2. El Paraíso periférico.
(119.8) 11:2.7 3. El Paraíso bajo.


(119.9) 11:2.8 La superficie del Paraíso ocupada por las actividades de personalidad se define como la zona superior, y la superficie opuesta, como la zona baja. La periferia del Paraíso provee actividades que no son estrictamente ni personales ni no personales. La Trinidad parece dominar el plano personal o superior, el Absoluto No Cualificado, el plano inferior o impersonal. Casi no concebimos al Absoluto No Cualificado como una persona, pero consideramos que la presencia funcional en el espacio de este Absoluto se halla enfocado en el Paraíso bajo.


(120.1) 11:2.9 La Isla eterna está compuesta de una sola forma de materialización —sistemas estacionarios de realidad. Esta substancia literal del Paraíso es una organización homogénea de potencia espacial que no se encuentra en ninguna otra parte del vasto universo de los universos. Ha recibido muchos nombres en diferentes universos, y los Melquisedek de Nebadon desde hace mucho tiempo la han denominado como absolutum. Este material del Paraíso no está ni muerto ni vivo; es la expresión original no espiritual de la Primera Fuente y Centro; es Paraíso, y el Paraíso no tiene duplicado.


(120.2) 11:2.10 Nos parece que la Primera Fuente y Centro ha concentrado todo el potencial absoluto para la realidad cósmica en el Paraíso como parte de su técnica de autoliberación de las limitaciones de la infinidad, como medio para posibilitar la creación subinfinita, incluso espacio-temporal. Pero de ello no se desprende que el Paraíso esté limitado por el tiempo y el espacio tan sólo porque el universo de los universos revela estas cualidades. El Paraíso existe sin tiempo y no tiene ubicación en el espacio.


(120.3) 11:2.11 A grandes rasgos: el espacio al parecer se origina apenas debajo del Paraíso bajo; y el tiempo, apenas encima del Paraíso superior. El tiempo, tal como vosotros lo entendéis, no es un rasgo de la existencia en el Paraíso, aunque los habitantes de la Isla Central están plenamente conscientes de la secuencia de eventos sin tiempo. El movimiento no es inherente al Paraíso; es volitivo. Pero el concepto de distancia, incluso distancia absoluta, tiene gran significado en cuanto se lo pueda aplicar a ubicaciones relativas en el Paraíso. El Paraíso no es espacial; por lo tanto sus áreas son absolutas y por consiguiente útiles de muchas maneras más allá del concepto de la mente mortal.
3. El Paraíso Superior


(120.4) 11:3.1 En el Paraíso superior hay tres grandes esferas de actividad, la p resencia de la Deidad, la Esfera Santísima, y el Area Santa La vasta región que rodea inmediatamente la presencia de las Deidades se reserva como la Esfera Santísima para las funciones de adoración, trinidización y elevado logro espiritual. No hay estructuras materiales ni creaciones puramente intelectuales en esta zona; no podrían existir allí. Es inútil para mí intentar describir para la mente humana, la naturaleza divina y la esplendorosa magnitud de la Esfera santísima del Paraíso. Este dominio es completamente espiritual, y vosotros sois casi completamente materiales. Una realidad puramente espiritual es, para un ser puramente material, aparentemente inexistente.


(120.5) 11:3.2 Aunque no hayan materializaciones físicas en el área santísima, hay abundantes recuerdos de vuestros días materiales en los sectores de la Tierra Santa y los hay aún más en las áreas históricas reminiscentes del Paraíso periférico.


(120.6) 11:3.3 El Area Santa, la región exterior o residencial, está dividida en siete zonas concéntricas. Al Paraíso se le llama a veces «la Casa del Padre» puesto que es su morada eterna, y estas siete zonas se denominan frecuentemente «las mansiones paradisiacas del Padre». La zona interior o primera está ocupada por los ciudadanos del Paraíso y los nativos de Havona que a la sazón moran en el Paraíso. La zona siguiente, o segunda, es la zona residencial de los nativos de los siete superuniversos del tiempo y el espacio. Esta segunda zona está en parte subdividida en siete inmensas divisiones, el hogar en el Paraíso de los seres espirituales y las criaturas ascendentes que provienen de los universos de progresión evolutiva. Cada uno de estos sectores está exclusivamente dedicado al bienestar y progreso de las personalidades de un solo superuniverso, pero estas instalaciones trascienden de manera casi infinita los requisitos actuales de los siete superuniversos.


(121.1) 11:3.4 Cada uno de los siete sectores del Paraíso está subdividido en unidades residenciales adecuadas para albergar el centro de gobierno de mil millones de grupos glorificados de trabajo. Mil de estas unidades constituyen una división. Cien mil divisiones, una congregación. Diez millones de congregaciones constituyen una asamblea. Mil millones de asambleas componen una gran unidad. Y esta serie ascendente continúa a través de la segunda gran unidad, la tercera, y así sucesivamente hasta la séptima gran unidad. Siete de las grandes unidades componen las unidades rectoras, y siete unidades rectoras constituyen una unidad superior; y de este modo, en agrupaciones de siete, las series ascendentes se expanden a través de las unidades superiores, supersuperiores, celestiales y supercelestiales, hasta las unidades supremas. Pero incluso esto no llega a ocupar todo el espacio disponible. Este asombroso número de residencias en el Paraíso, un número que rebasa vuestra capacidad de concebirlo, ocupa mucho menos de un uno por ciento del área asignada de la Tierra Santa. Aún hay lugar de sobra para los que están en camino hacia adentro, e incluso para los que no comenzarán la ascensión al Paraíso sino hasta los tiempos del futuro eterno.
4. Paraíso Periférico


(121.2) 11:4.1 La Isla central termina abruptamente en la periferia, pero su extensión es tan enorme que su ángulo terminal es relativamente indiscernible dentro de un área circunscrita. La superficie periférica del Paraíso está ocupada, en parte, por los campos de desembarco y de envío de distintos grupos de personalidades espirituales. Puesto que las zonas no ocupadas del espacio casi infringen en la periferia, todos los transportes de personalidad destinados al Paraíso aterrizan en estas regiones. Ni el Paraíso superior ni el bajo son accesibles para los supernafines de trasporte ni otros tipos de viajeros del espacio.


(121.3) 11:4.2 Los Siete Espíritus Rectores tienen su sede personal de poder y autoridad en las siete esferas del Espíritu, que giran alrededor del Paraíso en el espacio entre los orbes resplandecientes del Hijo y el circuito interno de los mundos de Havona, pero mantienen sedes centrales de la focalización de la fuerza en la periferia del Paraíso. Aquí, las presencias de los Siete Directores Supremos del Poder que giran lentamente, indican la ubicación de las siete estaciones de transmisión para ciertas energías del Paraíso que salen a los siete superuniversos.


(121.4) 11:4.3 Aquí en el Paraíso periférico están las enormes áreas de exhibición histórica y profética asignadas a los Hijos Creadores, dedicadas a los universos locales del tiempo y el espacio. Hay tan sólo siete billones de estas reservaciones históricas ya establecidas o en reserva, pero estas instalaciones, en suma, ocupan solamente alrededor de un cuatro por ciento de esa porción del área periférica así asignada. Inferimos que estas vastas reservas pertenecen a creaciones que, alguna vez han de situarse más allá de las fronteras de los siete superuniversos habitados que se conocen ahora.


(121.5) 11:4.4 Esa porción del Paraíso que se ha designado para el uso de los universos existentes está ocupada sólo de uno a cuatro por ciento, en tanto el área asignada a estas actividades es por lo menos un millón de veces mayor de lo que se requiere para ese objeto. El Paraíso es suficientemente grande para dar cabida a las actividades de una creación casi infinita.


(121.6) 11:4.5 Pero un intento ulterior de divulgaros las glorias del Paraíso sería inútil. Debéis esperar, y ascender mientras esperáis, porque verdaderamente «el ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni ha entrado en la mente del hombre mortal, lo que el Padre Universal ha preparado para los que sobreviven la vida en la carne de los mundos del tiempo y el espacio».
5. El Paraíso Bajo


(122.1) 11:5.1 En cuanto al Paraíso bajo, sabemos tan sólo lo que se ha revelado; las personalidades no habitan allí. Nada tiene que ver con los asuntos de las inteligencias espirituales, ni tampoco funciona allí el Absoluto de Deidad. Se nos informa de que todos los circuitos de la energía física y la fuerza cósmica tienen su origen en el Paraíso bajo, y que éste está constituido de la siguiente manera:


(122.2) 11:5.2 1. Directamente debajo de la ubicación de la Trinidad, en la porción central del Paraíso bajo, se encuentra la desconocida y no revelada Zona de la Infinidad.
(122.3) 11:5.3 2. Esta Zona está inmediatamente rodeada por un área innominada.
(122.4) 11:5.4 3. En los límites exteriores de la superficie inferior hay una región que tiene que ver principalmente con la potencia del espacio y la fuerza-energía. Las actividades de este vasto centro elíptico de fuerza no son identificables con las funciones conocidas de cualquier triunidad, pero la carga primordial de fuerza del espacio parece estar enfocada en esta zona. Este centro consta de tres zonas elípticas concéntricas: la más interior es el punto focal de las actividades de fuerza-energía del Paraíso mismo; la más exterior puede identificarse posiblemente con las funciones del Absoluto No Cualificado; pero no estamos seguros respecto a las funciones espaciales de la zona intermedia.


(122.5) 11:5.5 La zona interior de este centro de fuerza parece actuar como un corazón gigantesco cuyas pulsaciones dirigen las corrientes hacia los límites más exteriores del espacio físico. Dirige y modifica las energías de fuerza pero no podemos decir que las impulsa. La realidad de presión-presencia de esta fuerza primaria es definidamente mayor en el extremo norte del centro del Paraíso que en las regiones del sur; ésta es una diferencia que es registrada con uniformidad. La fuerza matriz del espacio parece fluir hacia dentro en el sur y hacia fuera en el norte mediante la operación de un sistema circulatorio desconocido que se ocupa de la difusión de esta forma básica de fuerza-energía. De vez en cuando también se observan diferencias en las presiones este-oeste. Las fuerzas que emanan de esta zona no responden a la gravedad física observable, pero siempre obedecen a la gravedad del Paraíso.


(122.6) 11:5.6 La zona intermedia del centro de fuerza rodea directamente esta área. Esta zona intermedia parece ser estática excepto que se expande y contrae a través de tres ciclos de actividad. La menor de estas pulsaciones es en dirección este-oeste, la siguiente, en sentido norte-sur, mientras que la fluctuación más grande se halla en todas direcciones, una expansión y contracción generalizada. La función de esta área intermedia nunca ha sido verdaderamente identificada, pero debe tener algo que ver con los ajustes recíprocos entre las zonas interior y exterior del centro de fuerza. Muchos creen que la zona intermedia es el mecanismo de control del espacio intermedio o zonas quietas que separan los sucesivos niveles espaciales del universo maestro, pero no hay prueba o revelación que lo confirme. Esta inferencia se deriva del conocimiento de que esta área intermedia se relaciona de alguna manera con el funcionamiento de los mecanismos del espacio no ocupado del universo maestro.


(122.7) 11:5.7 La zona exterior es la más grande y más activa de los tres cinturones concéntricos y elípticos del potencial espacial no identificado. Esta área es el sitio de actividades inimaginadas, el punto central del circuito de emanaciones que van hacia el espacio en todas direcciones hasta los límites más exteriores de los siete superuniversos y más allá hasta extenderse a los dominios enormes e incomprensibles de todo el espacio exterior. Esta presencia espacial es enteramente impersonal a pesar de que de alguna manera no revelada parece responder indirectamente a la voluntad y mandatos de las Deidades infinitas cuando actúan como Trinidad. Se cree que éste sea el punto de enfoque central, el centro paradisiaco de la presencia espacial del Absoluto No Cualificado.


(123.1) 11:5.8 Todas las formas de fuerza y todas las fases de la energía parecen encontrarse en circuitos; circulan por el universo y regresan por rutas definidas. Pero con las emanaciones de la zona activada del Absoluto No Cualificado parece que la dirección fuera hacia afuera o hacia adentro, pero nunca en ambas direcciones simultáneamente. Esta zona exterior pulsa en ciclos de edades de proporciones gigantescas. Durante poco más de mil millones de años de Urantia, la fuerza espacial sale de este centro; luego, durante un período de tiempo semejante retornará. Y las manifestaciones de la fuerza espacial de este centro son universales; se extienden por todas partes del espacio ocupable.


(123.2) 11:5.9 Toda fuerza física, energía y materia son uno. Toda la fuerza-energía provino originalmente del Paraíso bajo y finalmente después de completar su circuito espacial retornará allí. Pero no todas las organizaciones de material y de energía del universo de los universos vinieron del Paraíso bajo en sus estados fenomenales presentes; el espacio es el seno de varias formas de energía y de premateria. Aunque la zona exterior del centro de fuerza en el Paraíso es la fuente de las energías espaciales, el espacio no se origina allí. El espacio no es fuerza, ni energía ni poder. Tampoco explican las pulsaciones de esta zona la respiración del espacio, pero las fases de entrada y de salida de esta zona están sincronizadas con los ciclos de expansión-contracción de dos mil millones de años del espacio.
6. La Respiración del Espacio


(123.3) 11:6.1 No conocemos el mecanismo mismo de la respiración espacial; meramente observamos que el entero espacio se contrae y se expande alternativamente. Esta respiración afecta tanto la extensión horizontal del espacio ocupado como las extensiones verticales del espacio desocupado que existen en los vastos depósitos de espacio por encima y por debajo del Paraíso. Para intentar imaginar el perfil de volumen de estas reservas espaciales, podríais pensar en un reloj de arena.


(123.4) 11:6.2 Cuando los universos de la extensión horizontal del espacio ocupado se expanden, los depósitos de la extensión vertical del espacio no ocupado se contraen, y viceversa. Hay una confluencia de espacio ocupado y no ocupado justo debajo del Paraíso bajo. Ambos tipos de espacio confluyen allí a través de los canales que regulan y trasmutan, donde se operan cambios que hacen no ocupable el espacio ocupable, y viceversa, en los ciclos de contracción y expansión del cosmos.


(123.5) 11:6.3 Espacio «desocupado» significa: no ocupado por aquellas fuerzas, energías, poderes y presencias que se sabe existen en el espacio ocupado. No sabemos si el espacio vertical (depósito) esté destinado siempre a funcionar como el contrapeso del espacio horizontal (universo); no sabemos si hay una intención creadora respecto del espacio desocupado; realmente sabemos muy poco acerca de los depósitos del espacio, meramente que existen, y que parecen contrabalancear los ciclos espaciales de expansión-contracción del universo de los universos.


(123.6) 11:6.4 Los ciclos de respiración del espacio duran en cada fase por poco más de mil millones de años urantianos. Durante una fase los universos se expanden; durante la siguiente, se contraen. El espacio ocupado se está aproximando ahora a un punto medio de la fase de expansión, en tanto el espacio desocupado se aproxima al punto medio de la fase de contracción, y se nos ha informado de que los límites extremos de ambas extensiones espaciales están ahora, en teoría, aproximadamente equidistantes del Paraíso. Los depósitos de espacio desocupado se extienden ahora en sentido vertical por encima del Paraíso superior y por debajo del Paraíso bajo tanto como el espacio ocupado del universo se extiende horizontalmente hacia fuera desde el Paraíso periférico hasta el cuarto nivel del espacio exterior e incluso más allá.


(124.1) 11:6.5 Durante mil millones de años del tiempo urantiano, los depósitos de espacio se contraen mientras que el universo maestro y las actividades de fuerza de todo el espacio horizontal se expanden. Por lo tanto, hacen falta un poco más de dos mil millones de años de Urantia para concluir el ciclo completo de expansión-contracción.
7. Las Funciones Espaciales del Paraíso


(124.2) 11:7.1 El espacio no existe en ninguna de las superficies del Paraíso. Si uno «mirara» directamente hacia arriba desde la superficie superior del Paraíso, no «vería» nada sino espacio desocupado que entra o que sale, y que en este momento entra. El espacio no toca el Paraíso; sólo las zonas quiescentes del espacio intermedio entran en contacto con la Isla central.


(124.3) 11:7.2 El Paraíso es realmente el núcleo inmóvil de las zonas relativamente quiescentes que existen entre el espacio ocupado y el espacio desocupado. Geográficamente estas zonas parecen ser una extensión relativa del Paraíso, pero probablemente tengan algún movimiento. Sabemos muy poco acerca de ellas, pero observamos que estas zonas de reducida moción espacial separan el espacio ocupado del espacio desocupado. Zonas similares existieron antaño entre los niveles del espacio ocupado, pero ahora son menos quiescentes.


(124.4) 11:7.3 Un corte vertical del espacio total se asemejaría ligeramente a una cruz maltesa, donde los brazos horizontales representan el espacio ocupado (universo) y los brazos verticales representan el espacio desocupado (depósito). Las áreas entre los cuatro brazos los separarían en forma semejante a como las zonas del espacio intermedio separan el espacio ocupado del desocupado. Estas zonas quietas del espacio intermedio se van agrandando cada vez más a medida que aumenta la distancia del Paraíso y finalmente abarcan las fronteras de todo el espacio y encierran completamente tanto los depósitos espaciales como toda la extensión horizontal del espacio ocupado.


(124.5) 11:7.4 El espacio no es ni una condición subabsoluta dentro del Absoluto No Cualificado, ni la presencia de éste, ni tampoco es una función del Último. Es una dádiva del Paraíso, y se cree que el espacio del gran universo y el de todas las regiones exteriores realmente se impregna de la ancestral potencia espacial del Absoluto No Cualificado. Desde un acceso cercano al Paraíso periférico, este espacio ocupado se extiende horizontalmente hacia afuera a través del cuarto nivel espacial y más allá de la periferia del universo maestro, pero no sabemos cuánto más.


(124.6) 11:7.5 Si imagináis un plano en forma de V, finito pero inconcebiblemente grande, ubicado en ángulo recto respecto de las superficies superior e inferior del Paraíso, con la punta casi tangente al Paraíso Periférico, y luego imaginad ese plano en revolución elíptica alrededor del Paraíso, su revolución esbozaría aproximadamente el volumen del espacio ocupado.


(124.7) 11:7.6 Hay un límite superior y un límite inferior del espacio horizontal con referencia a cualquier lugar dado en los universos. Si uno pudiera moverse lo bastante lejos en ángulo recto respecto del plano de Orvonton, ya sea hacia arriba o hacia abajo, podría uno encontrar finalmente el límite superior o inferior del espacio ocupado. Dentro de las dimensiones conocidas del universo maestro estos límites se separan cada vez más del Paraíso; el espacio se espesa, y se espesa un poco más rápidamente que el plano de la creación, los universos.


(125.1) 11:7.7 Las zonas relativamente quietas entre los niveles del espacio, tal como la que se-para a los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior, son enormes regiones elípticas de actividades espaciales quiescentes. Estas zonas separan las vastas galaxias que giran velozmente alrededor del Paraíso en ordenada procesión. Vosotros podéis concebir el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una vasta procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, limitadas hacia arriba y hacia abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio y limitadas en los márgenes interior y exterior por zonas de espacio relativamente quietas.


(125.2) 11:7.8 Un nivel espacial funciona pues como una región elíptica de movimiento rodeada por todas partes por la inmovilidad relativa. Tales relaciones de movimiento y reposo constituyen una senda espacial curva de menor resistencia a la moción, senda universalmente seguida por la fuerza cósmica y la energía emergente mientras giran eternamente alrededor de la Isla del Paraíso.


(125.3) 11:7.9 Esta zonificación alternada del universo maestro, asociada con el flujo alternado de las galaxias, en el sentido de las manecillas del reloj y en sentido contrario, es un factor en la estabilización de la gravedad física, concebido para prevenir el aumento de la presión de la gravedad hasta el punto de producirse actividades disruptivas o de dispersión. Este mecanismo ejerce influencia antigravitacional y actúa como un freno sobre velocidades que de otro modo serían peligrosas.
8. La Gravedad del Paraíso


(125.4) 11:8.1 La atracción inescapable de la gravedad mantiene eficazmente aferrados a todos los mundos de todos los universos de todo el espacio. La gravedad es la atracción todopoderosa de la presencia física del Paraíso. La gravedad es la cuerda omnipotente en la cual están ensartadas las fulgurantes estrellas, los soles llameantes y las esferas rodantes que constituyen el ornamento físico universal del Dios eterno, quien es todas las cosas, llena todas las cosas, y en quien radican todas las cosas.


(125.5) 11:8.2 El centro y foco de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos oscuros de gravedad que rodean Havona y equilibrada por los depósitos de espacio inferior y superior. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso bajo invariable e infaliblemente responden a la atracción de la gravedad central que opera en los circuitos interminables de los niveles espaciales elípticos del universo maestro. Toda forma conocida de la realidad cósmica tiene la inclinación de las edades, el giro del círculo, el arco de oscilación de la gran elipse.


(125.6) 11:8.3 El espacio no responde a la gravedad, pero actúa como un equilibrador de la gravedad. Sin el amortiguador del espacio, la acción explosiva sacudiría los cuerpos espaciales circundantes. El espacio ocupado también ejerce una influencia antigravitacional sobre la gravedad física o lineal; el espacio puede realmente neutralizar la acción de la gravedad aunque no puede diferirla. La gravedad absoluta es la gravedad del Paraíso. La gravedad local o lineal pertenece a la etapa eléctrica de la energía o la materia; opera dentro del universo central, los superuniversos y los universos exteriores, dondequiera que haya tenido lugar una adecuada materialización.


(125.7) 11:8.4 Las numerosas formas de la fuerza cósmica, de la energía física, del poder universal, y las diversas materializaciones revelan tres etapas generales, de respuesta a la gravedad del Paraíso, aunque no perfectamente delineadas:


(126.1) 11:8.5 1. Etapas pregravitacionales (fuerza). Éste es el primer paso en la individualización de la potencia espacial en las formas de fuerza cósmica preenergéticas. Este estado es análogo al concepto de la carga de fuerza primordial del espacio, a veces llamada energía pura o segregata.


(126.2) 11:8.6 2. Etapas gravitacionales (energía). Esta modificación de la carga de fuerza del espacio se produce por la acción de los organizadores paradisiacos de fuerza. Señala la aparición de los sistemas de energía que responden a la atracción de la gravedad del Paraíso. Esta energía emergente es originalmente neutral, pero después de metamorfosis ulteriores mostrará las así llamadas cualidades positivas y negativas. Designamos estas etapasultimata.


(126.3) 11:8.7 3. Etapas postgravitacionales (poder del universo o poder universal). En esta etapa, la energía-materia revela una respuesta al control de la gravedad lineal. En el universo central estos sistemas físicos son organizaciones triples conocidas como triata. Son ellos los sistemas maternos de superpoder de las creaciones del tiempo y del espacio. Los sistemas físicos de los superuniversos son movilizados por los Directores del Poder Universal y sus asociados. Estas organizaciones materiales son duales en su constitución y se conocen como gravita. Los cuerpos oscuros de gravedad que rodean Havona no son ni triata ni gravita, y su poder de atracción revela ambas for-mas de gravedad física, la lineal y la absoluta.


(126.4) 11:8.8 La potencia del espacio no está sujeta a las interacciones de ninguna forma de gravitación. Esta dote original del Paraíso no es un auténtico nivel de realidad, pero es ancestral a todas las realidades funcionales no espirituales relativas —todas las manifestaciones de fuerza-energía y la organización de poder y materia. La potencia espacial es un término difícil de definir. No significa aquello que es ancestral al espacio; su significado debe transmitir la idea de las potencias y potenciales existentes dentro del espacio. Podría concebirse burdamente como incluyendo a todas esas influencias y potenciales absolutos que emanan del Paraíso y constituyen la presencia espacial del Absoluto No Cualificado.


(126.5) 11:8.9 El Paraíso es la fuente absoluta y el punto focal eterno de toda energía-materia en el universo de los universos. El Absoluto No Cualificado es el revelador, regulador, y depositario de aquello que tiene al Paraíso como su fuente y origen. La presencia universal del Absoluto No Cualificado parece ser equivalente al concepto de infinidad potencial de extensión de la gravedad, una tensión elástica de la presencia del Paraíso. Este concepto nos ayuda a comprender el hecho de que todas las cosas son atraídas hacia el Paraíso. La ilustración es cruda, pero sin embargo útil. También explica por qué la gravedad siempre prefiere actuar en el plano perpendicular de la masa, un fenómeno indicativo de las dimensiones diferenciales del Paraíso y las creaciones que lo rodean.
9. La Singularidad del Paraíso


(126.6) 11:9.1 El Paraíso es único en el sentido de que es el dominio del origen primordial y la meta final de destino de todas las personalidades espirituales. Aunque es cierto que no todos los seres espirituales inferiores de los universos locales están de inmediato destinados al Paraíso, el Paraíso no deja de ser la meta anhelada por todas las personalidades supermateriales.


(126.7) 11:9.2 El Paraíso es el centro geográfico de la infinidad; no es parte de la creación universal, ni siquiera parte real del eterno universo de Havona. Comúnmente nos referimos a la Isla central como perteneciente al universo divino, pero realmente no es así. El Paraíso es una existencia eterna y exclusiva.


(127.1) 11:9.3 En la eternidad del pasado, cuando el Padre Universal dio expresión infinita de su yo espiritual en el ser del Hijo Eterno, simultáneamente reveló la infinidad potencial de su yo no personal como Paraíso. Un Paraíso no personal y no espiritual parece haber sido la repercusión inevitable de la voluntad y acción del Padre que eternizó el Hijo Original. De este modo el Padre proyectó la realidad en dos fases —la personal y la no personal, la espiritual y la no espiritual. La tensión entre ellas, frente a la voluntad de acción del Padre y el Hijo, dio existencia al Actor Conjunto y al universo central de mundos materiales y seres espirituales.


(127.2) 11:9.4 Cuando la realidad se diferencia entre lo personal y lo no personal (el Hijo Eterno y el Paraíso), no es apropiado llamar «Deidad» a aquello que es no personal, a menos que esté cualificado de alguna manera. Las repercusiones materiales y de energía de los hechos de la Deidad difícilmente podrían ser llamadas Deidad. La Deidad puede causar muchas cosas que no son Deidad, el Paraíso no es Deidad; tampoco es consciente en el sentido en que el hombre mortal podría llegar a comprender tal término.


(127.3) 11:9.5 El Paraíso no es ancestral de ningún ser o entidad viviente; no es un creador. La personalidad y las relaciones de mente-espíritu sontransmisibles, pero el modelo original no es. Los modelos nunca son reflejos; son duplicaciones —reproducciones. El Paraíso es el absoluto de los modelos originales; Havona es un muestrario de estos potenciales en la realidad.


(127.4) 11:9.6 La residencia de Dios es central y eterna, gloriosa e ideal. Su hogar es el hermoso modelo para todos los mundos centros de gobierno del universo; el universo central de su morada inmediata es el modelo para todos los universos en sus ideales, su organización y su último destino.


(127.5) 11:9.7 El Paraíso es el centro de gobierno universal de todas las actividades de personalidad y el origen-centro de todas las manifestaciones de fuerza-espacio y energía. Todo lo que ha sido, es ahora, y aún va a ser, ha venido, viene ahora o vendrá de esta morada central de los Dioses eternos. El Paraíso es el Centro de toda la creación, la fuente de todas las energías, y el lugar de origen primordial de todas las personalidades.


(127.6) 11:9.8 Después de todo, para los mortales, la cosa más importante acerca del Paraíso eterno es el hecho de que esta morada perfecta del Padre Universal es el destino real y remoto de las almas inmortales de los hijos mortales y materiales de Dios, las criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Cada mortal que conoce a Dios y que ha abrazado la carrera de hacer la voluntad del Padre, ya se ha embarcado en la larga, la larguísima senda hacia el Paraíso en la búsqueda de la divinidad y logro de la perfección. Y cuando un ser de origen animal llega a la presencia del Dios del Paraíso, como ya lo han hecho muchos, en número incontable, habiendo ascendido de las esferas humildes del espacio, ese logro representa la realidad de una transformación espiritual que llega a tocar los límites de la supremacía.




(127.7) 11:9.9 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para este trabajo por los Ancianos de los Días en Uversa.]

Documento 12

El Universo de los Universos


(128.1) 12:0.1 LA inmensidad de la vasta creación del Padre Universal está totalmente más allá del entendimiento de la imaginación finita; la enormidad del universo maestro asombra incluso la noción de los seres de mi orden. Pero es posible enseñar mucho a la mente mortal sobre el plan y la disposición de los universos; podéis conocer algo de su organización física y de su maravillosa administración; podéis aprender mucho acerca de los diversos grupos de seres inteligentes que habitan los siete superuniversos del tiempo y el universo central de la eternidad.
(128.2) 12:0.2 En principio, es decir, en potencial eterno, concebimos la creación material como infinita porque el Padre Universal es realmente infinito, pero según estudiamos y observamos la totalidad de la creación material, sabemos que en todo momento específico en el tiempo es limitada, aunque para vuestras mentes finitas es comparativamente ilimitada, virtualmente sin fronteras.
(128.3) 12:0.3 Estamos convencidos, por el estudio de las leyes físicas y la observación de los dominios estelares, que el Creador infinito no se ha manifestado aún en la finalidad de la expresión cósmica, que gran parte del potencial cósmico del Infinito sigue siendo autocontenido y no revelado. El universo maestro puede parecer casi infinito a los ojos de los seres creados; pero dista de estar terminado; aún existen límites físicos a la creación material, y la revelación experiencial del eterno propósito sigue su curso.

1. Los Niveles Espaciales del Universo Maestro

(128.4) 12:1.1 El universo de universos no es un plano infinito, un cubo sin fronteras ni un círculo ilimitado; ciertamente tiene dimensiones. Las leyes de la organización y la administración físicas prueban concluyentemente que el entero vasto agregado de fuerza-energía y materia funciona en último término como una unidad espacial, como un todo organizado y coordinado. La conducta observable de la creación material constituye prueba de un universo físico claramente delimitado. La prueba final de un universo tanto circular como delimitado está en el hecho, bien conocido por nosotros, de que todas las formas de energía básica giran siempre alrededor de la senda curva de los niveles espaciales del universo maestro, obedeciendo a la atracción incesante y absoluta de la gravedad del Paraíso.
(128.5) 12:1.2 Los sucesivos niveles espaciales del universo maestro constituyen las divisiones principales del espacio ocupado —creación total, organizada y parcialmente habitada, o aún para ser organizada y habitada. Concebimos que, si el universo maestro no fuera una serie de niveles espaciales elípticos de reducida resistencia al movimiento, alternándose con zonas de relativo reposo, algunas de las energías cósmicas serían despedidas observablemente en una línea de tiro infinita, en línea recta hacia un espacio sin senderos; pero no observamos jamás dicha conducta de la fuerza, la energía o la materia; éstas siempre rotan, siempre giran por las rutas de los grandes circuitos espaciales.
(129.1) 12:1.3 Partiendo del Paraíso a través de la extensión horizontal del espacio ocupado, el universo maestro existe en seis elipses concéntricas, los niveles espaciales que rodean la Isla central son:
(129.2) 12:1.4 1. El universo central —Havona.
(129.3) 12:1.5 2. Los siete superuniversos.
(129.4) 12:1.6 3. El primer nivel del espacio exterior.
(129.5) 12:1.7 4. El segundo nivel del espacio exterior.
(129.6) 12:1.8 5. El tercer nivel del espacio exterior.
(129.7) 12:1.9 6. El cuarto o el más extremo nivel del espacio.
(129.8) 12:1.10 Havona, el universo central, no es una creación del tiempo; es una existencia eterna. Este universo sin principio ni fin consta de mil millones de esferas de perfección sublime y está rodeado por los enormes cuerpos oscuros de gravedad. En el centro de Havona está la estacionaria y absolutamente establilizada Isla del Paraíso, rodeada por sus veintiún satélites. Debido a las enormes masas de cuerpos oscuros de gravedad que la rodean en el límite del universo central, el contenido de masa de esta creación central es muchísimo mayor que la totalidad de masa conocida de los siete sectores del gran universo.
(129.9) 12:1.11 El sistema Paraíso-Havona, el eterno universo que rodea la Isla eterna, constituye el núcleo perfecto y eterno del universo maestro; los siete superuniversos y todas las regiones del espacio exterior giran en órbitas establecidas alrededor del gigantesco agregado central de los satélites del Paraíso y de las esferas de Havona.
(129.10) 12:1.12 Los siete superuniversos no son organizaciones físicas primarias; en ningún lugar dividen sus fronteras una familia nebular, ni tampoco cruzan ellas un universo local, una unidad creativa principal. Cada superuniverso es simplemente una agrupación geográfica en el espacio de aproximadamente una séptima parte de la creación organizada post-Havona y parcialmente habitada, y cada uno es aproximadamente equivalente a los otros en el número de universos locales que comprende y en el espacio que le corresponde. Nebadon, vuestro universo local, es una de las creaciones más nuevas en Orvonton, el séptimo superuniverso.
(129.11) 12:1.13 El gran universo es la actual creación organizada y habitada. Consiste en los siete superuniversos, con un potencial evolucionario total de alrededor de siete billones de planetas habitados, sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo aproximado no toma en cuenta las esferas arquitectónicas administrativas, ni tampoco incluye los grupos exteriores de universos no organizados. La actual frontera irregular del gran universo, su periferia desigual y no acabada, juntamente con el estado enormemente inestable del entero plan astronómico, sugieren a nuestros astrónomos que aun los siete superuniversos todavía no están completos. A medida que procedemos desde adentro, desde el centro divino hacia afuera en cualquier dirección, llegamos finalmente a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y es cerca de esta frontera exterior, en un rincón remoto de tan espléndida creación, que vuestro universo local tiene su existencia pletórica.
(129.12) 12:1.14 Los niveles del espacio exterior. Lejos en el espacio, a una distancia enorme de los siete superuniversos habitados, se están acumulando vastos e increíblemente maravillosos circuitos de fuerza y energías en vías de materialización. Entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de la actividad de fuerza, hay una zona espacial de relativa calma, que varía en anchura pero con un promedio de aproximadamente cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar— niebla cósmica. Nuestros estudiosos de estos fenómenos están en duda en cuanto a la condición exacta de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea los siete superuniversos. Pero alrededor de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo presente, observamos los comienzos de una zona de increíble acción energética que aumenta en volumen e intensidad por más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizantes están ubicadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea toda la creación conocida, organizada y habitada.
(130.1) 12:1.15 Actividades aún más grandes están teniendo lugar más allá de estas regiones, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de la parte más exterior de los fenómenos en el primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian indudablemente la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro.
(130.2) 12:1.16 El universo central es la creación de la eternidad; los siete superuniversos son las creaciones del tiempo; los cuatro niveles del espacio exterior están destinados indudablemente a eventuar-evolucionar la ultimidad de la creación. También están los que dicen que el Infinito no puede alcanzar jamás plena expresión sino en la infinidad; y por lo tanto postulan una creación adicional y no revelada mas allá del cuarto nivel espacial exterior, un universo posible de infinidad, sin fin y en constante expansión. En teoría no sabemos cómo limitar la infinidad del Creador ni la infinidad potencial de la creación, pero tal como existe y es administrada, consideramos que el universo maestro tiene limitaciones, siendo definitivamente delimitado y contenido en sus fronteras exteriores por el espacio abierto.

2. Los Dominios del Absoluto No Cualificado

(130.3) 12:2.1 Cuando los astrónomos de Urantia escudriñan los misterios del espacio exterior a través de sus telescopios cada vez más poderosos y contemplan la sorprendente evolución de universos físicos casi incontables, deberían darse cuenta de que están contemplando la obra poderosa de los planes inescrutables de los Arquitectos del Universo Maestro. Es verdad que poseemos pruebas que sugieren la presencia de ciertas influencias de la personalidad paradisiaca aquí y allá a través de las vastas manifestaciones de energía que caracterizan ahora a estas regiones exteriores, pero desde un punto de vista más amplio las regiones espaciales que se extienden más allá de los límites exteriores de los siete superuniversos se reconocen generalmente como constituyendo los dominios del Absoluto No Cualificado.
(130.4) 12:2.2 Aunque a simple vista el ser humano tan sólo puede ver dos o tres nebulosas más allá de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios literalmente revelan millones y millones de estos universos físicos en proceso de formación. La mayoría de los dominios estelares visualmente expuestos a la investigación de vuestros telescopios modernos están en Orvonton, pero mediante la técnica fotográfica, los telescopios más poderosos penetran mucho más allá de las fronteras del gran universo, hasta los dominios del espacio exterior, allí donde incontables universos están en proceso de organización. También existen otros millones de universos fuera del alcance de vuestros instrumentos presentes.
(130.5) 12:2.3 En un futuro no lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada sorprendida de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en los tramos remotos del espacio exterior. Al mismo tiempo, estos telescopios más poderosos revelarán que muchos universos aislados que anteriormente se creía que estaban en el espacio exterior, son en realidad parte del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos aún están creciendo; la periferia de cada uno de ellos se está expandiendo gradualmente; nuevas nebulosas se están estabilizando y organizando constantemente; y algunas de las nebulosas que los astrónomos de Urantia consideran extragalácticas están en realidad junto a la frontera de Orvonton y viajan con nosotros.
(131.1) 12:2.4 Los astrónomos uversanos observan que el gran universo está rodeado por los antepasados de una serie de conjuntos estelares o planetarios que rodean completamente la presente creación habitada como anillos concéntricos de múltiples universos exteriores. Los físicos de Uversa calculan que la energía y la materia de estas regiones exteriores no cartografiadas equivalen ya a muchas veces la totalidad de la masa material y la carga de energía de los siete superuniversos. Se nos informa que la metamorfosis de la fuerza cósmica en estos niveles del espacio exterior es función de los organizadores de la fuerza del Paraíso. Sabemos también que estas fuerzas son ancestrales a aquellas energías físicas que presentemente activan el gran universo. Los directores de poder de Orvonton, sin embargo, no tienen nada que ver con estos dominios ultrarremotos, ni tampoco están los movimientos de la energía que allí ocurren discerniblemente conectados con los circuitos de poder de las creaciones organizadas y habitadas.
(131.2) 12:2.5 Poco sabemos sobre la significación de estos extraordinarios fenómenos del espacio exterior. Una mayor creación del futuro está en proceso de formación. Podemos observar su inmensidad, discernir su extensión y percibir sus dimensiones majestuosas, pero por lo demás conocemos poco más de lo que conocen los astrónomos de Urantia acerca de estos ámbitos. A nuestro entender, en este anillo exterior de nebulosas, soles y planetas no existen seres materiales del orden de los humanos, ni ángeles ni otras criaturas espirituales. Este dominio distante está más allá de la jurisdicción y administración de los gobiernos de los superuniversos.
(131.3) 12:2.6 En todo Orvonton se cree que se está gestando un nuevo tipo de creación, un orden de universos destinados a convertirse en el escenario de las actividades futuras de los Cuerpos de los Finalistas ahora en formación, y si nuestras conjeturas son correctas, entonces el futuro interminable deparará para todos vosotros los mismos maravillosos espectáculos que el pasado interminable reservara a vuestros mayores y antepasados.

3. La Gravedad Universal

(131.4) 12:3.1 Todas las formas de fuerza-energía —material, mental o espiritual— están igualmente sujetas a aquellas atracciones, a aquellas presencias universales, que llamamos gravedad. La personalidad también responde a la gravedad: al circuito exclusivo del Padre; pero aunque este circuito es exclusivo del Padre, no está excluido él de los otros circuitos; el Padre Universal es infinito y actúa sobre todos los cuatro circuitos de la gravedad absoluta en el universo maestro:
(131.5) 12:3.2 1. La gravedad de personalidad del Padre Universal.
(131.6) 12:3.3 2. La gravedad espiritual del Hijo Eterno.
(131.7) 12:3.4 3. La gravedad mental del Actor Conjunto.
(131.8) 12:3.5 4. La gravedad cósmica de la Isla del Paraíso.
(131.9) 12:3.6 Estos cuatro circuitos no están relacionados con el centro de fuerza del Paraíso bajo; no son ni circuitos de fuerza, ni de energía, ni de poder. Son circuitos absolutos de presencia y, como Dios, son independientes del tiempo y el espacio.
(132.1) 12:3.7 Respecto a ésto es interesante notar ciertas observaciones realizadas en recientes milenios en Uversa por el cuerpo de investigadores de la gravedad. Este grupo de expertos ha llegado a las siguientes conclusiones respecto a los diferentes sistemas de gravedad del universo maestro:
(132.2) 12:3.8 1. Gravedad física. Habiendo formulado un cálculo de la suma total de la capacidad de gravedad física del gran universo, han efectuado una laborioso cotejo de estos resultados con el cálculo total de la presencia de la gravedad absoluta que funciona presentemente. Estos cálculos indican que la acción total de la gravedad en el gran universo es una porción muy pequeña de la atracción de gravedad estimada del Paraíso, computada en base a la respuesta gravitacional de las unidades físicas básicas de la materia del universo. Estos investigadores llegan a la pasmosa conclusión de que el universo central y los siete superuniversos que lo rodean están presentemente haciendo uso de aproximadamente un cinco por ciento de la función activa de la atracción de la gravedad absoluta del Paraíso. En otras palabras: en este momento, alrededor del noventa y cinco por ciento de la acción de la gravedad cósmica activa de la Isla del Paraíso, computada sobre la base de esta teoría de totalidad, está dedicada a controlar sistemas materiales mas allá de las fronteras de los actuales universos organizados. Todos estos cálculos se refieren a la gravedad absoluta; la gravedad lineal es un fenómeno interactivo que se puede computar sólo si se conoce la verdadera gravedad del Paraíso.
(132.3) 12:3.9 2. Gravedad espiritual. Mediante igual técnica de cómputo y cálculo comparativos, estos investigadores han explorado la capacidad actual de reacción de la gravedad espiritual y, con la cooperación de los Mensajeros Solitarios y de otras personalidades espirituales, han llegado al total de la gravedad espiritual activa de la Segunda Fuente y Centro. Es ilustrativo el mencionar que encuentran aproximadamente el mismo valor para la presencia real y funcional de la gravedad del espíritu en el gran universo que postulan para el presente total de la gravedad activa espiritual. Dicho de otro modo: en este momento, prácticamente toda la gravedad espiritual del Hijo Eterno, computada sobre la base de esta teoría de totalidad, puede ser observada funcionando en el gran universo. Si estos descubrimientos son confiables, podemos concluir que los universos que ahora evolucionan en el espacio exterior son en este momento, completamente no espirituales. Y si esto es cierto, explicaría satisfactoriamente por qué los seres dotados de espíritu poseen tan poca o ninguna información acerca de estas vastas manifestaciones de energía, aparte de conocer el hecho de su existencia física.
(132.4) 12:3.10 3. Gravedad mental. Basándose en los mismos principios de computación comparativa, estos expertos han acometido el problema de la presencia y reacción de la gravedad mental. La unidad mental de estimación fue el resultado del promedio de tres tipos de mentalidad material y tres tipos de mentalidad espiritual, aunque el tipo de mente de los directores de poder y sus asociados resultó ser un factor perturbador para los fines de llegar a una unidad básica para el cálculo de la gravedad mental. Poco había que impidiera el cálculo de la capacidad presente de la Tercera Fuente y Centro para la función de la gravedad mental de acuerdo con esta teoría de la totalidad. Aunque en este caso los hallazgos no son tan definitivos como en los cálculos de la gravedad física y espiritual, ellos son, si se los considera comparativamente, muy instructivos e incluso fascinantes. Estos investigadores deducen que alrededor del ochenta y cinco por ciento de la respuesta de la gravedad mental a la atracción intelectual del Actor Conjunto se origina en el gran universo existente. Esto sugeriría la posibilidad de que haya participación de actividades mentales relacionadas con las actividades físicas observables actualmente en progreso en todos los dominios del espacio exterior. Si bien este cálculo probablemente dista de ser preciso, concuerda, en principio, con nuestra creencia de que organizadores de la fuerza inteligentes dirigen actualmente la evolución del universo en los niveles espaciales más allá de los actuales límites exteriores del gran universo. Sea cual fuere la naturaleza de esta inteligencia postulada, al parecer no responde a la gravedad del espíritu.
(133.1) 12:3.11 Pero todos estos cómputos son, en el mejor de los casos, cálculos basados en leyes presuntas; los consideramos relativamente confiables. Aunque hubiera unos pocos seres espirituales en el espacio exterior, su presencia colectiva no influiría marcadamente sobre estos cálculos que conllevan dimensiones tan enormes.
(133.2) 12:3.12 La Gravedad de personalidad no es calculable. Reconocemos el circuito, pero no podemos medir ni cualitativa ni cuantitivamente las realidades que responden a ella.

4. El Espacio y el Movimiento

(133.3) 12:4.1 Todas las unidades de la energía cósmica están en revolución primaria, mientras giran alrededor de la órbita universal, ocupadas en ejecutar su misión. Los universos del espacio y los sistemas y mundos que los componen son esferas girantes, que se mueven a lo largo de los circuitos interminables de los niveles espaciales del universo maestro. Absolutamente nada es estacionario en todo el universo maestro, excepto el centro mismo de Havona, la Isla eterna del Paraíso, el centro de la gravedad.
(133.4) 12:4.2 El Absoluto No Cualificado está funcionalmente limitado al espacio, pero no estamos tan seguros sobre la relación de este Absoluto con el movimiento. ¿Es el movimiento inherente al mismo? No lo sabemos. Sabemos que el movimiento no es inherente al espacio; incluso los movimientos delespacio no son innatos. Pero no estamos tan seguros acerca de la relación del No Cualificado con el movimiento. ¿Quién, o qué, es realmente responsable de las gigantescas actividades de transmutaciones de fuerza-energía presentemente en progreso más allá de los límites de los siete superuniversos presentes? Respecto al origen del movimiento tenemos las siguientes opiniones:
(133.5) 12:4.3 1. Pensamos que el Actor Conjunto da inicio al movimiento en el espacio.
(133.6) 12:4.4 2. Si el Actor Conjunto produce los movimientos del espacio, no podemos probarlo.
(133.7) 12:4.5 3. El Absoluto Universal no origina el movimiento inicial, pero sí equilibra y controla todas las tensiones originadas por el movimiento.
(133.8) 12:4.6 En el espacio exterior, parece que los organizadores de la fuerza son los responsables de la producción de las gigantescas ruedas universales que se encuentran ahora en proceso de evolución estelar, pero su capacidad para funcionar de este modo debe haber sido posibilitada mediante una modificación de la presencia espacial del Absoluto No Cualificado.
(133.9) 12:4.7 El espacio desde el punto de vista humano es nada —es negativo; existe sólo en la medida en que se relaciona con algo positivo y no espacial. El espacio es, sin embargo, real. Contiene y condiciona el movimiento. Incluso se mueve. A grandes rasgos los movimientos del espacio se pueden clasificar de la siguiente manera:
(133.10) 12:4.8 1. Movimiento primario: respiración espacial, el movimiento del espacio mismo.
(133.11) 12:4.9 2. Movimiento secundario: las oscilaciones direccionales alternativas de los sucesivos niveles espaciales.
(133.12) 12:4.10 3. Movimientos relativos: relativos en el sentido de que no se los evalúa tomando como base el Paraíso. Los movimientos primario y secundario son absolutos, movimiento en relación con el Paraíso inmóvil.
(133.13) 12:4.11 4. Movimiento compensatorio o correlativo destinado a coordinar todos los otros movimientos.
(134.1) 12:4.12 La relación presente de vuestro sol y sus planetas asociados, aunque revela muchos movimientos relativos y absolutos en el espacio, tiende a dar la impresión a los observadores astronómicos que estáis relativamente estacionarios en el espacio y que los conjuntos y sucesiones estelares circundantes vuelan hacia afuera a velocidades cada vez mayores a medida que calculáis hacia afuera en el espacio. Pero tal no es el caso. Vosotros no reconocéis la presente expansión uniforme hacia afuera de las creaciones físicas de todo el espacio ocupado. Vuestra propia creación local (Nebadon) participa de este movimiento de expansión universal hacia afuera. Los siete superuniversos participan en los ciclos de respiración espacial de dos mil millones de años, juntamente con las regiones exteriores del universo maestro.
(134.2) 12:4.13 Cuando los universos se expanden y se contraen, las masas materiales en el espacio ocupado se mueven alternativamente a favor y en contra de la atracción de la gravedad del Paraíso. El trabajo realizado en el movimiento de la masa de energía material de la creación es trabajo espacial,pero no trabajo de poder-energía.
(134.3) 12:4.14 Aunque vuestros estimados espectroscópicos de las velocidades astronómicas son bastante confiables cuando se aplican a los dominios estelares pertenecientes a vuestro superuniverso y a sus superuniversos asociados, tales cómputos con referencia a los dominios del espacio exterior carecen completamente de crédito. Las líneas espectrales se desplazan de lo normal hacia el violeta por una estrella que se aproxima; asimismo esas líneas son desplazadas hacia el rojo por una estrella que se aleja. Muchas influencias se interponen dando la impresión de que la velocidad recesional de los universos exteriores aumenta en la proporción de más de ciento sesenta kilómetros por segundo por cada millón de años-luz que aumente en distancia. Con este método de cómputo, y cuando haya telescopios más poderosos, parecerá que estos sistemas remotísimos se están alejando de esta parte del universo a la increíble velocidad de aproximadamente cincuenta mil kilómetros por segundo. Pero esta aparente velocidad de recesión no es real; resulta de numerosos factores de error que incluyen los ángulos de observación y otras distorsiones espacio-temporales.
(134.4) 12:4.15 Pero la más grande de las distorsiones surge porque los vastos universos del espacio exterior en los reinos próximos a los dominios de los siete superuniversos parecen estar girando en dirección opuesta a la del gran universo. Es decir, estas miríadas de nebulosas y sus soles y esferas acompañantes están presentemente girando en el sentido de las manecillas del reloj alrededor de la creación central. Los siete superuniversos giran alrededor del Paraíso en dirección opuesta a las manecillas del reloj. Parece que el segundo universo exterior de galaxias, al igual que los siete superuniversos, gira en dirección contraria a las manecillas del reloj alrededor del Paraíso. Y los observadores astronómicos de Uversa piensan que detectan pruebas de movimientos revolutivos en un tercer cinturón exterior de remotísimo espacio que está comenzando a mostrar tendencias direccionales en el sentido de las manecillas del reloj.
(134.5) 12:4.16 Es probable que estas direcciones alternadas de las sucesivas procesiones espaciales de los universos tengan algo que ver con la técnica de la gravedad interior del universo maestro del Absoluto Universal, que consiste en una coordinación de las fuerzas y una compensación de las tensiones espaciales. El movimiento, así como el espacio, es un complemento o equilibrante de la gravedad.

5. El Espacio y el Tiempo

(134.6) 12:5.1 Al igual que el espacio, el tiempo es una dádiva del Paraíso, pero no en el mismo sentido, sino tan sólo indirectamente. El tiempo se produce por virtud del movimiento y porque la mente está intrínsecamente consciente de lo secuencial. Desde un punto de vista práctico, el movimiento es esencial al tiempo, pero no existe una unidad de tiempo universal basada en el movimiento, excepto que el día estándar del Paraíso-Havona se considera arbitrariamente universal. La totalidad de la respiración espacial destruye su valor local como fuente del tiempo.
(135.1) 12:5.2 El espacio no es infinito, aunque se origina en el Paraíso; ni absoluto, porque está penetrado por el Absoluto No Cualificado. No conocemos los límites absolutos del espacio, pero sí sabemos que el absoluto del tiempo es la eternidad.
(135.2) 12:5.3 El tiempo y el espacio son inseparables tan sólo en las creaciones espacio-temporales, los siete superuniversos. El espacio no temporal (espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente no temporal es el área del Paraíso. El tiempo no espacial (tiempo sin espacio) existe en la mente correspondiente al nivel funcional del Paraíso.
(135.3) 12:5.4 Las zonas intermedias del espacio relativamente inmóviles que lindan con el Paraíso y separan el espacio ocupado del no ocupado son las zonas de transición del tiempo a la eternidad, de aquí la necesidad de que los peregrinos al Paraíso estén inconscientes durante este tránsito cuando éste culmina con la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al Paraíso sin ser adormecidos para este cruce, pero seguirán siendo criaturas del tiempo.
(135.4) 12:5.5 Las relaciones con el tiempo no existen sin movimiento en el espacio, pero sí existe la conciencia del tiempo. El concepto de lo secuencial puede llevar a la conciencia el concepto del tiempo aun en ausencia de movimiento. La mente del hombre está menos sujeta al tiempo que al espacio, debido a la naturaleza intrínseca de la mente. Aun durante los tiempos de la vida terrestre en la carne, a pesar de que la mente del hombre está rígidamente sujeta al espacio, la imaginación humana creadora está comparativamente libre del tiempo. Pero el tiempo mismo no es, genéticamente, una cualidad de la mente.
(135.5) 12:5.6 Existen tres niveles diferentes de conocimiento del tiempo:
(135.6) 12:5.7 1. Tiempo percibido por la mente: conciencia de secuencia, movimiento, y sentido de duración.
(135.7) 12:5.8 2. Tiempo percibido por el espíritu: discernimiento del movimiento hacia Dios y conciencia del movimiento de ascensión hacia niveles de divinidad en aumento.
(135.8) 12:5.9 3. La personalidad crea un singular sentido del tiempo mediante el discernimiento de la Realidad, más una conciencia de presencia y la noción de duración.
(135.9) 12:5.10 Los no espirituales animales sólo conocen el pasado y viven en el presente. El hombre habitado por el espíritu tiene poderes de previsión (discernimiento); puede visualizar el futuro. Sólo las actitudes progresistas y que miran hacia adelante son personalmente reales. La ética estática y la moral tradicional son tan sólo levemente superanimales. Tampoco es el estoicismo un grado elevado de autorrealización. La ética y la moral se hacen verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresistas, llenas de vida de la realidad universal.
(135.10) 12:5.11 La personalidad humana no es meramente un fenómeno colateral de los acontecimientos del tiempo y el espacio; la personalidad humana también puede actuar como causa cósmica de tales acontecimientos.

6. El Supercontrol Universal

(135.11) 12:6.1 El universo no es estático. La estabilidad no es el resultado de la inercia sino más bien el producto de energías equilibradas, de mentes en cooperación, de morontias coordinadas, de supercontrol espiritual, y de unificación de la personalidad. La estabilidad es totalmente y siempre proporcional a la divinidad.
(135.12) 12:6.2 En el control físico del universo maestro, el Padre Universal ejerce prioridad y primacía a través de la Isla del Paraíso; Dios es absoluto en la administración espiritual del cosmos en la persona del Hijo Eterno. Respecto a los dominios de la mente, el Padre y el Hijo funcionan en forma coordinada en el Actor Conjunto.
(136.1) 12:6.3 La Tercera Fuente y Centro ayuda al mantenimiento del equilibrio y la coordinación de las energías y organizaciones físicas y espirituales combinadas mediante la absolutez de su control de la mente cósmica y el ejercicio de sus complementos inherentes y universales de gravedad física y espiritual. Cuandoquiera y dondequiera que ocurra un enlace entre lo material y lo espiritual, ese fenómeno mental es un acto del Espíritu Infinito. Sólo la mente puede interasociar las fuerzas y energías físicas del nivel material con los poderes y seres espirituales del nivel del espíritu.
(136.2) 12:6.4 En toda vuestra contemplación de los fenómenos universales, aseguraos de tomar en consideración la interrelación de las energías físicas, intelectuales y espirituales, y tened en cuenta los fenómenos inesperados correspondientes a su unificación por la personalidad y los fenómenos imprevisibles resultantes de las acciones y reacciones de la Deidad experiencial y de los Absolutos.
(136.3) 12:6.5 El universo es altamente pronosticable sólo en el sentido cuantitativo o de medición de la gravedad; ni siquiera las fuerzas físicas fundamentales responden a la gravedad lineal, ni tampoco lo hacen los más elevados significados mentales ni los verdaderos valores espirituales de las realidades universales últimas. Cualitativamente, el universo no es altamente pronosticable en lo que respecta a nuevas asociaciones de fuerzas, sean éstas físicas, mentales o espirituales, aunque muchas de tales combinaciones de energías o fuerzas se hacen parcialmente previsibles cuando se las somete a una observación crítica. Cuando la materia, la mente y el espíritu se unifican por medio de la personalidad de la criatura, no podemos predecir plenamente las decisiones de un ser con tanto libre albedrío.
(136.4) 12:6.6 Todas las fases de fuerza primordial, espíritu incipiente, y otras ultimidades no personales parecen reaccionar de acuerdo con ciertas leyes relativamente estables pero desconocidas, y se caracterizan por una latitud de actuación y una flexibilidad de respuesta que resultan a menudo desconcertantes cuando se las encuentra en los fenómenos de una situación específica y aislada. ¿Cuál es la explicación de esta imprevisible libertad de reacción revelada por estas realidades universales emergentes? Estos desconocidos e insondables sucesos imprevistos —ya pertenezcan al comportamiento de una unidad primordial de fuerza, la reacción de un nivel mental no identificado, o el fenómeno de un vasto preuniverso en vías de creación en los dominios del espacio exterior— probablemente revelan las actividades del Último y las presencia-actuaciones de los Absolutos, que preceden la función de todos los Creadores universales.
(136.5) 12:6.7 No sabemos realmente, pero suponemos que versatilidad tan sorprendente y coordinación tan profunda significan la presencia y actuación de los Absolutos, y que tal diversidad de respuesta frente a una causación aparentemente uniforme revela la reacción de los Absolutos, no sólo a la causación inmediata y situacional, sino también a todas las demás causaciones en el entero universo maestro.
(136.6) 12:6.8 Los individuos tienen sus guardianes del destino; los planetas, sistemas, constelaciones, universos y superuniversos cuentan cada uno con sus respectivos soberanos que laboran por el bien de sus dominios. Havona e incluso el gran universo son vigilados por aquellos a quienes se ha confiado tan alta responsabilidad. Pero ¿quién fomenta y atiende las necesidades fundamentales del universo maestro como un todo, desde el Paraíso hasta el cuarto y más exterior de los niveles espaciales? Existencialmente tal sobreprotección probablemente es atribuible a la Trinidad del Paraíso, pero desde el punto de vista experiencial, la aparición de los universos post-Havona depende de:
(136.7) 12:6.9 1. Los Absolutos en potencial.
(136.8) 12:6.10 2. El Último en dirección.
(137.1) 12:6.11 3. El Supremo en coordinación evolutiva.
(137.2) 12:6.12 4. Los Arquitectos del Universo Maestro en administración, antes de la aparición de los soberanos específicos.
(137.3) 12:6.13 El Absoluto No Cualificado penetra todo el espacio. No tenemos completamente claro el estado exacto del Absoluto de Deidad y el Absoluto Universal, pero sabemos que este último funciona dondequiera que funcionan el Absoluto de Deidad y el Absoluto No Cualificado. El Absoluto de Deidad puede estar universalmente presente, pero difícilmente presente en el espacio. El Último está, o alguna vez estará, presente en el espacio hasta las fronteras exteriores del cuarto nivel espacial. Dudamos que el Último tenga jamás una presencia espacial más allá de la periferia del universo maestro, pero dentro de estos límites el Último integra progresivamente la organización creativa de los potenciales de los tres Absolutos.

7. La Parte y el Todo

(137.4) 12:7.1 Una ley inexorable e impersonal que es equivalente a la función de una providencia cósmica, opera a través de todo el tiempo y el espacio y respecto a toda realidad cualquiera sea su naturaleza. La misericordia caracteriza la actitud del amor de Dios por el individuo; la imparcialidad motiva la actitud de Dios hacia la totalidad. La voluntad de Dios no prevalece necesariamente en la parte —el corazón de una personalidad determinada— pero su voluntad realmente gobierna la totalidad, el universo de los universos.
(137.5) 12:7.2 En todas sus transacciones con todos sus seres es cierto que las leyes de Dios no son intrínsecamente arbitrarias. Para ti, con tu visión limitada y tu punto de vista finito, las acciones de Dios a menudo han de parecer arbitrarias y dictatoriales. Las leyes de Dios son meramente las costumbres de Dios, su modo de hacer repetidamente las cosas; y él siempre hace todas las cosas bien. Observas que Dios hace la misma cosa del mismo modo, y repetidas veces, sencillamente porque es la mejor manera de hacer esa cosa particular en una circunstancia dada; y la mejor manera es la manera correcta, y por lo tanto la sabiduría infinita siempre lo ordena de esa manera precisa y perfecta. Debes recordar también que la naturaleza no es acción exclusiva de la Deidad; existen otras influencias en esos fenómenos que el hombre llama naturaleza.
(137.6) 12:7.3 Es repugnante a la naturaleza divina tolerar cualquier tipo de deterioro o aun permitir en momento alguno la realización de un acto puramente personal de una manera inferior. Debe aclararse, sin embargo, que si, en la divinidad de cualquier situación, en lo extremo de cualquier circunstancia, en cualquier caso donde el curso de la sabiduría suprema pudiera indicar la demanda de una conducta diferente —si la demanda de perfección pudiera por cualquier razón dictar otro método de reacción, uno mejor, entonces y allí mismo el Dios omnisapiente funcionaría de esa manera mejor y más adecuada. Eso sería la expresión de una ley superior, no la revocación de una ley inferior.
(137.7) 12:7.4 Dios no es esclavo de sus hábitos, de la cronicidad de la repetición de sus propias acciones voluntarias. No hay conflicto entre las leyes del Infinito; todas ellas son perfecciones de naturaleza infalible; todas son actos incuestionables expresivos de decisiones sin defectos. La ley es la reacción inmutable de una mente infinita, perfecta y divina. Las acciones de Dios son todas volitivas no obstante esta aparente uniformidad. En Dios «no hay variabilidad ni sombra de cambio». Pero todo esto que puede decirse verdaderamente del Padre Universal no puede decirse con igual certeza de todas sus inteligencias subordinadas o de sus criaturas evolutivas.
(137.8) 12:7.5 Porque Dios es inmutable, por tanto podéis vosotros confiar, en todas las circunstancias ordinarias, que hará lo mismo, de la misma manera idéntica y ordinaria. Dios es la garantía de la estabilidad para todas las cosas y seres creados. Él es Dios; por lo tanto no cambia.
(138.1) 12:7.6 Toda esta inmutabilidad de conducta y uniformidad de acción es personal, consciente y altamente volitiva, porque el gran Dios no es el esclavo indefenso de su propia perfección e infinidad. Dios no es una fuerza ciega y automática; no es un poder sujeto a una ley esclavizante. Dios no es ni una ecuación matemática ni una fórmula química. Es una personalidad libre y primordial. Es el Padre Universal, un ser sobrecargado de personalidad y la fuente universal de toda personalidad de las criaturas.
(138.2) 12:7.7 La voluntad de Dios no prevalece uniformemente en el corazón del mortal material que busca a Dios, pero si el marco temporal se extiende más allá del momento de abarcar la totalidad de la primera vida, entonces la voluntad de Dios se hace cada vez más discernible en los frutos del espíritu que se producen en la vida de los hijos de Dios guiados por el espíritu. Y si la vida humana se amplía ulteriormente para incluir la experiencia morontial, se observa que la voluntad divina resplandece con fulgor cada vez mayor en los actos espiritualizados de esas criaturas del tiempo que han comenzado a gozar las delicias divinas de experimentar la relación de la personalidad del hombre con la personalidad del Padre Universal.
(138.3) 12:7.8 La Paternidad de Dios y la fraternidad del hombre presentan una paradoja de la parte y el todo en el nivel de la personalidad. Dios ama a cadaindividuo como hijo individual de la familia celeste. Sin embargo Dios así ama a todos los individuos; no tiene preferidos, y la universalidad de su amor produce una relación de totalidad, la fraternidad universal.
(138.4) 12:7.9 El amor del Padre individualiza absolutamente cada personalidad como un hijo único del Padre Universal, un hijo sin duplicado en el infinito, una criatura volitiva irremplazable en toda la eternidad. El amor del Padre glorifica a cada hijo de Dios, iluminando a cada miembro de la familia celestial, perfilando agudamente la naturaleza única de cada ser personal frente a los niveles impersonales que se hallan fuera del círculo fraterno del Padre de todos. El amor de Dios retrata vivamente el valor trascendente de cada criatura volitiva, inequívocamente revela el altísimo valor que el Padre Universal ha colocado sobre todos y cada uno de sus hijos, desde la más elevada personalidad creadora de estado paradisiaco hasta la personalidad más inferior de dignidad volitiva entre las tribus de los hombres salvajes en los albores de las especies humanas, en algún mundo evolutivo del tiempo y el espacio.
(138.5) 12:7.10 El amor mismo de Dios por el individuo crea la familia divina de todos los individuos, la fraternidad universal de los hijos del libre albedrío del Padre del Paraíso. Y esta fraternidad, siendo universal, es una relación de totalidad. La fraternidad, cuando es universal, no revela la relación con unindividual, sino la relación con los todos. La fraternidad es una realidad de lo total y por lo tanto revela cualidades de la totalidad, en contradicción con las cualidades de la parte.
(138.6) 12:7.11 La fraternidad constituye un hecho de relación entre todas las personalidades en la existencia universal. Ninguna persona puede evadir los beneficios o las sanciones que puedan sobrevenirle como resultado de una relación con otras personas. La parte se beneficia o sufre en relación con el todo. El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres; el error o el mal de cada hombre aumenta las tribulaciones de todos los hombres. Según se mueve la parte, así se mueve el todo. Según es el progreso de la totalidad, así el progreso de la parte. Las velocidades relativas de la parte y el todo determinan si la parte se atrasa por la inercia del todo o si adelanta por el impulso de la fraternidad cósmica.
(139.1) 12:7.12 Es un misterio que Dios sea un ser altamente personal y autoconsciente con un centro de gobierno residencial y, al mismo tiempo, esté presente personalmente en un universo tan vasto y en contacto personal con un número de seres casi infinito. Que tal fenómeno sea un misterio que rebasa la comprensión humana no debe disminuir en lo más mínimo vuestra fe. No dejéis que la magnitud de la infinitud, la inmensidad de la eternidad y la grandeza y gloria del carácter incomparable de Dios os sobrecojan, os hagan vacilar u os desalienten; porque el Padre no está muy lejos de ninguno de vosotros; habita dentro de vosotros, y en él todos nosotros literalmente nos movemos, realmente vivimos, y verdaderamente tenemos nuestro ser.
(139.2) 12:7.13 Aunque el Padre del Paraíso funciona a través de sus creadores divinos y sus hijos criaturas, disfruta también del contacto interior más íntimo con vosotros, un contacto tan sublime, tan altamente personal, que aún está más allá de mi comprensión: esa misteriosa comunión del fragmento del Padre con el alma humana y con la mente mortal en la cual mora realmente. Si sabéis lo que hacéis con estos dones de Dios, por ello mismo sabéis que el Padre está en estrecha relación, no sólo con sus asociados divinos, sino también con sus hijos mortales evolutivos del tiempo. El Padre ciertamente mora en el Paraíso, pero su divina presencia también mora en la mente de los hombres.
(139.3) 12:7.14 Aunque sea derramado el espíritu de un Hijo sobre toda carne, aunque un Hijo morara cierta vez entre vosotros en semejanza de carne mortal, aunque los serafines personalmente os guarden y guíen, ¿cómo puede ninguno de estos seres divinos de los Centros Segundo y Tercero esperar jamás acercarse tanto a vosotros o comprenderos tan plenamente como el Padre, quien ha dado una parte de sí mismo para que esté en vosotros, para que sea vuestro ser verdadero, divino e incluso eterno?

8. La Materia, la Mente y el Espíritu

(139.4) 12:8.1 «Dios es espíritu», pero no lo es el Paraíso. El universo material es siempre la arena en donde tienen lugar todas las actividades espirituales; los seres espirituales y los ascendentes espirituales viven y trabajan en las esferas físicas de la realidad material.
(139.5) 12:8.2 El otorgamiento de la fuerza cósmica, el dominio de la gravedad cósmica, es la función de la Isla del Paraíso. Toda la fuerza-energía original procede del Paraíso, y la materia para la formación de incalculables universos circula ahora por todo el universo maestro en la forma de una presencia de supergravedad que constituye la carga de fuerza del espacio ocupado.
(139.6) 12:8.3 Cualesquiera que sean las transformaciones de la fuerza en los universos remotos, habiendo salido del Paraíso, viaja sujeta a la infinita, eterna e infalible atracción de la Isla Eterna, girando por siempre, obediente e inherentemente, alrededor de las sendas espaciales eternas de los universos. La energía física es la única realidad que es fiel y constante en su obediencia a la ley universal. Sólo en los reinos de volición de la criatura ha habido desviaciones de las sendas divinas y de los planes originales. El poder y la energía son las pruebas universales de la estabilidad, la constancia y la eternidad de la Isla central del Paraíso.
(139.7) 12:8.4 El otorgamiento del espíritu y la espiritualización de las personalidades, el dominio de la gravedad espiritual, es el ámbito del Hijo Eterno. Y esta gravedad espiritual del Hijo, que constantemente atrae todas las realidades espirituales hacia él, es tan real y absoluta como la atracción material todopoderosa de la Isla del Paraíso. Pero el hombre de mente material está naturalmente mucho más familiarizado con las manifestaciones materiales de naturaleza física que con las poderosas operaciones igualmente reales de naturaleza espiritual que tan sólo se disciernen mediante el discernimiento espiritual del alma.
(140.1) 12:8.5 A medida que la mente de cualquier personalidad del universo se hace más espiritual —más semejante a Dios— responde menos a la gravedad material. La realidad, medida por la respuesta a la gravedad física, es la antítesis de la realidad determinada por la calidad del contenido espiritual. La acción física-gravitacional es un determinador cuantitativo de la energía no espiritual; la acción espíritugravitacional es la medida cualitativa de la energía viviente de la divinidad.
(140.2) 12:8.6 Lo que el Paraíso es para la creación física, y lo que el Hijo Eterno es para el universo espiritual, el Actor Conjunto es para los ámbitos de la mente: el universo inteligente de seres y personalidades materiales, morontiales y espirituales.
(140.3) 12:8.7 El Actor Conjunto reacciona tanto a las realidades materiales como a las espirituales y por lo tanto, de manera inherente, se convierte en el ministro universal de todos los seres inteligentes, los seres que pueden representar una unión de las fases materiales y espirituales de la creación. La dotación de la inteligencia, el ministerio a lo material y lo espiritual en el fenómeno de la mente, es el dominio exclusivo del Actor Conjunto, quien así se vuelve el socio de la mente espiritual, la esencia de la mente morontial y la sustancia de la mente material de las criaturas evolutivas del tiempo.
(140.4) 12:8.8 La mente es la técnica por medio de la cual las realidades espirituales se hacen experienciales para las criaturas con personalidad. Y en último análisis, las posibilidades unificadoras incluso de la mente humana, la capacidad de coordinar cosas, ideas y valores, es supermaterial.
(140.5) 12:8.9 Aunque difícilmente sea posible para la mente mortal comprender los siete niveles de la realidad cósmica relativa, el intelecto humano debería poder entender gran parte del significado de tres niveles funcionales de la realidad finita:
(140.6) 12:8.10 1. Materia. Energía organizada que está sujeta a la gravedad lineal excepto en cuanto es modificada por el movimiento y condicionada por la mente.
(140.7) 12:8.11 2. Mente. Conciencia organizada que no está totalmente sujeta a la gravedad material, y que se llega a ser verdaderamente liberada cuando es modificada por el espíritu.
(140.8) 12:8.12 3. Espíritu. La realidad personal más alta. El verdadero espíritu no está sujeto a la gravedad física, pero finalmente se convierte en la influencia motivadora de todos los sistemas de energía evolutiva de la dignidad de la personalidad.
(140.9) 12:8.13 La meta de la existencia de todas las personalidades es el espíritu; las manifestaciones materiales son relativas, y la mente cósmica interviene entre estos opuestos universales. La dotación de la mente y la ministración del espíritu son obra de las personas asociadas de la Deidad: el Espíritu Infinito y el Hijo Eterno. La realidad total de la Deidad no es mente sino espíritu-mente —mente-espíritu unificado por la personalidad. No obstante, los absolutos tanto del espíritu como el objeto convergen en la persona del Padre Universal.
(140.10) 12:8.14 En el Paraíso, las tres energías, física, mental y espiritual, se hallan coordinadas. En el cosmos evolutivo, la energía-materia es dominante excepto en la personalidad, donde el espíritu, a través de la mediación de la mente, lucha por imponerse. El espíritu es la realidad fundamental de la experiencia de la personalidad de todas las criaturas, porque Dios es espíritu. El espíritu es inmutable, y por lo tanto, en todas las relaciones personales, trasciende tanto la mente como la materia, que son variables experienciales de logro progresivo.
(140.11) 12:8.15 En la evolución cósmica, la materia es la sombra filosófica proyectada por la mente en presencia de la luminosidad espiritual del esclarecimiento divino, pero esto no invalida la realidad de la materia-energía. La mente, la materia y el espíritu son igualmente reales, pero no son de igual valor para la personalidad en el logro de la divinidad. La conciencia de la divinidad es una experiencia espiritual progresiva.
(141.1) 12:8.16 Cuanto más brillante sea el resplandor de la personalidad espiritualizada (el Padre en el universo, el fragmento de personalidad espiritual potencial en la criatura individual) tanto más grande será la sombra proyectada por la mente interviniendo sobre su investidura material. En el tiempo, el cuerpo del hombre es tan real como la mente o el espíritu, pero en la muerte, tanto la mente (identidad) como el espíritu sobreviven, mientras que el cuerpo no sobrevive. Una realidad cósmica puede no existir en la experiencia de personalidad. Y así, vuestra figura retórica griega —lo material como sombra de la substancia espiritual más real— tiene un significado filosófico.

9. Las Realidades Personales

(141.2) 12:9.1 El espíritu es la realidad personal básica de los universos, y la personalidad es básica para toda experiencia progresiva con la realidad espiritual. Cada fase de la experiencia de la personalidad en cada nivel sucesivo de progresión universal abunda en pistas para el descubrimiento de fascinantes realidades personales. El verdadero destino del hombre consiste en la creación de metas nuevas y espirituales y luego responder a los atractivos cósmicos de tales metas excelsas de valor no material.
(141.3) 12:9.2 El amor es el secreto de la asociación beneficiosa entre las personalidades. No es posible conocer realmente a una persona como resultado de un solo encuentro. No es posible conocer apreciativamente la música a través de la deducción matemática, aunque la música sea una forma de ritmo matemático. El número asignado a un abonado al sistema de teléfonos no identifica de ninguna manera la personalidad de ese abonado ni significa nada respecto de su carácter.
(141.4) 12:9.3 La matemática, ciencia material, es indispensable para la discusión inteligente de los aspectos materiales del universo, pero tal conocimiento no es necesariamente parte de la comprensión más elevada de la verdad ni de la apreciación personal de las realidades espirituales. No sólo en los ámbitos de la vida, sino también en el mundo de la energía física, la suma de dos o más cosas es muy a menudo algo más que o diferente de las consecuencias previsibles de la adición de tales uniones. La entera ciencia de las matemáticas, el completo dominio de la filosofía, lo más elevado de la física o la química, no pueden predecir ni conocer que la unión de dos átomos gaseosos de hidrógeno con un átomo gaseoso de oxígeno daría lugar a una substancia nueva y cualitativamente superaditiva: el agua líquida. El conocimiento comprensivo de este fenómeno singular físicoquímico debería por sí solo haber prevenido el desarrollo de la filosofía materialista y de la cosmología mecanicista.
(141.5) 12:9.4 El análisis técnico no revela lo que una persona o una cosa puedan hacer. Por ejemplo: el agua se usa eficazmente para extinguir el fuego. Que el agua apaga el fuego es un hecho de la experiencia cotidiana, pero tal propiedad no se dedujo jamás del análisis del agua. El análisis determina que el agua está compuesta de hidrógeno y oxígeno; un estudio ulterior de estos elementos revelaría que el oxígeno es el verdadero sostén de la combustión y que el hidrógeno mismo arde libremente.
(141.6) 12:9.5 Vuestra religión se está tornando real, porque está brotando de la esclavitud del temor y de la servidumbre de la superstición. Vuestra filosofía lucha por emanciparse del dogma y de la tradición. Vuestra ciencia está empeñada en una contienda a través de las edades entre la verdad y el error, mientras lucha por liberarse de la servidumbre de la abstracción, la esclavitud de las matemáticas y la relativa ceguera del materialismo mecanicista.
(142.1) 12:9.6 El hombre mortal tiene un núcleo espiritual. La mente es un sistema de energía personal que existe alrededor de un núcleo espiritual divino y que funciona en un ambiente material. Tal relación vital de mente personal y espíritu constituye la potencialidad universal de la personalidad eterna. Los problemas graves, la desilusión permanente, las derrotas estrepitosas, o la muerte inescapable sólo ocurren cuando los autoconceptos tienen la arrogancia de desplazar totalmente el poder dominante del núcleo espiritual central, destruyendo así el esquema cósmico de la identidad de la personalidad.

(142.2) 12:9.7 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría que actúa por mandato de los Ancianos de los Días.]

Documento 13

Las Esferas Sagradas del Paraíso


(143.1) 13:0.1 ENTRE la Isla central del Paraíso y el límite más interior de los circuitos planetarios de Havona, se encuentran situados en el espacio tres circuitos menores de esferas especiales. El circuito más interno consiste en las siete esferas secretas del Padre Universal; el segundo grupo está compuesto de los siete mundos luminosos del Hijo Eterno; en el más externo están las siete inmensas esferas del Espíritu Infinito, los mundos de la sede ejecutiva de los Siete Espíritus Rectores.
(143.2) 13:0.2 Estos tres circuitos de siete mundos del Padre, del Hijo y del Espíritu son esferas de insuperable grandeza y gloria inimaginable. Incluso su construcción física o material es de un orden no revelado a vosotros. Cada circuito es de distintos materiales, y cada mundo de cada circuito es diferente, exceptuando los siete mundos del Hijo, los que son de igual constitución física. Las veintiuna esferas son enormes, y cada grupo de siete es eternizado de diferente manera. Hasta donde sabemos estas esferas siempre han sido así; como el Paraíso, son eternas. No existe ni registro ni tradición de su origen.
(143.3) 13:0.3 Las siete esferas secretas del Padre Universal, que giran alrededor del Paraíso en estrecha proximidad a la Isla eterna, son altamente reflexivas de la luminosidad espiritual del fulgor central de las Deidades eternas, vertiendo esta luz de gloria divina por todo el Paraíso e incluso sobre los siete círculos de Havona.
(143.4) 13:0.4 En los siete mundos sagrados del Hijo Eterno parecen originarse las energías impersonales de la luminosidad espiritual. Ningún ser personal puede habitar en ninguno de estos siete reinos fulgurantes. Con gloria espiritual iluminan todo el Paraíso y Havona, y dirigen pura luminosidad espiritual a los siete superuniversos. Asímismo, estas esferas brillantes del segundo circuito emiten su luz (luz sin calor) al Paraíso y a los siete circuitos con sus mil millones de mundos del universo central.
(143.5) 13:0.5 Los Siete Espíritus Rectores, que presiden los destinos de los siete superuniversos, ocupan los siete mundos del Espíritu Infinito enviando iluminación espiritual de la Tercera Persona de la Deidad a estas creaciones del tiempo y el espacio. Y todo Havona, aunque no la Isla del Paraíso, se baña en estas influencias espiritualizantes.
(143.6) 13:0.6 Aunque los mundos del Padre son esferas de estado último para todas las personalidades dotadas por el Padre, ésta no es su función exclusiva. Muchos seres y entidades distintas a las personales habitan estos mundos. Cada mundo en el circuito del Padre y en el circuito del Espíritu tiene un tipo definido de ciudadanía permanente, pero pensamos que tipos uniformes de seres distintos a los personales habitan los mundos del Hijo. Se encuentran fragmentos del Padre entre los nativos de Divinington; las demás órdenes de ciudadanía permanente no os son reveladas.
(143.7) 13:0.7 Los veintiún satélites del Paraíso sirven para muchos propósitos, tanto en el universo central como en los superuniversos, los cuales no son revelados en estas narraciones. Tan poco es lo que podéis comprender de la vida de estas esferas que no podéis esperar alcanzar una visión uniforme de ellas, ni en cuanto a su naturaleza ni a su función; hay allí millares de actividades que no os son reveladas. Estas veintiuna esferas abarcan laspotencialidades de la función del universo maestro. Estos documentos tan sólo proporcionan un rápido vistazo de ciertas actividades circunscritas pertenecientes a la presente era universal del gran universo; más bien, de uno de los siete sectores del gran universo.

1. Los Siete Mundos Sagrados del Padre

(144.1) 13:1.1 El circuito de las esferas de vida sagrada del Padre contiene los únicos secretos inherentes a la personalidad en el universo de los universos. Estos satélites del Paraíso, el más interior de los tres circuitos, son los únicos dominios prohibidos en lo que se refiere a la personalidad en el universo central. El Paraíso inferior y los mundos del Hijo están igualmente cerrados a las personalidades, pero ninguno de estos dominios se ocupa directamente de la personalidad.
(144.2) 13:1.2 La orden más alta de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, los Secretos Trinidizados de Supremacía dirigen los mundos del Paraíso del Padre. Poco puedo decir de estos mundos; de sus múltiples actividades puedo decir menos aún. Tal información atañe tan sólo a aquellos seres que en ellos funcionan y de ellos salen. Y aunque conozco un poco seis de estos mundos especiales, nunca he puesto pie en Divinington; ese mundo me está completamente prohibido.
(144.3) 13:1.3 Una de las razones del secreto de estos mundos es que cada una de estas esferas sagradas disfruta de una representación especializada, o manifestación, de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso; no una personalidad, sino una presencia única de la Divinidad que sólo se puede apreciar y comprender por esos grupos particulares de inteligencias que residen en esa esfera específica, o que pueden ser admitidos en ella. Los Secretos Trinidizados de Supremacía son los agentes personales de estas presencias especializadas e impersonales de la Divinidad, y los Secretos de Supremacía son seres altamente personales, espléndidamente dotados y maravillosamente adaptados a su excelsa y exigente labor.
(144.4) 13:1.4 1. DIVININGTON. Este mundo es, en un sentido único, el «seno del Padre», la esfera de comunión personal del Padre Universal, y en él existe una manifestación especial de su divinidad. Divinington es el punto de reunión en el Paraíso de los Ajustadores del Pensamiento, pero es también el hogar de numerosas otras entidades, personalidades y seres que se originan en el Padre Universal. Muchas personalidades además del Hijo Eterno se originan directamente por los actos solitarios del Padre Universal. Sólo los fragmentos del Padre y aquellas personalidades y otros seres que se originan directa y exclusivamente en el Padre Universal fraternizan y funcionan en esta morada.
(144.5) 13:1.5 Los secretos de Divinington incluyen el secreto del otorgamiento y de la misión de los Ajustadores del Pensamiento. Su naturaleza, origen, y la técnica de su contacto con las criaturas más bajas de los mundos evolutivos es un secreto de esta esfera del Paraíso. Estas asombrosas transacciones no tienen nada que ver personalmente con el resto de nosotros, por lo tanto las Deidades consideran apropiado ocultar de nuestra plena comprensión ciertos rasgos de este gran y divino ministerio. Hasta el grado de nuestro contacto con esta fase de la actividad divina, se nos permite pleno conocimiento de estas transacciones, pero respecto a los íntimos detalles de este gran otorgamiento no se nos informa plenamente.
(145.1) 13:1.6 Esta esfera también contiene los secretos de la naturaleza, propósito y actividades de todas las otras formas de los fragmentos del Padre, de los Mensajeros de Grave-dad, y de huestes de otros seres no revelados a vosotros. Es muy probable que esas verdades de Divinington que se me ocultan, si fuesen reveladas, no harían sino confundirme y dificultar mi trabajo actual, y además, tal vez estén más allá de la capacidad conceptual de mi orden de seres.
(145.2) 13:1.7 2. SONARINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo», el mundo personal de recibimiento del Hijo Eterno. Es la sede central en el Paraíso para los Hijos de Dios descendentes y ascendentes en el momento en que son plenamente acreditados y finalmente aprobados. Este mundo es el hogar paradisiaco para todos los Hijos del Hijo Eterno y de sus Hijos coordinados y asociados. Hay numerosas órdenes de filiación divina asociados a esta morada excelsa que no han sido reveladas a los mortales, puesto que ellos nada tienen que ver con el esquema de ascensión de la progresión espiritual humana a través de los universos y hacia el Paraíso.
(145.3) 13:1.8 Los secretos de Sonarington incluyen el secreto de la encarnación de los Hijos divinos. Cuando un Hijo de Dios se hace Hijo del Hombre, naciendo literalmente de una mujer, como ocurrió en vuestro mundo hace mil novecientos años, es un misterio del universo. Eso está ocurriendo en todas partes de los universos, y es un secreto de filiación divina de Sonarington. Los Ajustadores son un misterio de Dios el Padre. La encarnación de los Hijos divinos es un misterio de Dios el Hijo; es un secreto encerrado en el séptimo sector de Sonarington, un reino en el que nadie penetra salvo los que han pasado personalmente a través de esta experiencia única. Os han informado tan sólo de aquellas fases de la encarnación que tienen que ver con vuestra carrera de ascensión. Existen muchas otras fases del misterio de la encarnación de los Hijos del Paraíso de tipos no revelados, en misiones de servicio universal que no se os ha revelado. Y aún existen otros misterios de Sonarington.
(145.4) 13:1.9 3. SPIRITINGTON. Este mundo es el «seno del Espíritu», el hogar en el Paraíso de los seres elevados que representan exclusivamente el Espíritu Infinito. Aquí se congregan los Siete Espíritus Rectores y algunos de sus vástagos de todos los universos. En esta morada celestial también pueden encontrarse numerosas órdenes no reveladas de personalidades espirituales, seres asignados a las múltiples actividades universales que no se relacionan con los planes de elevación de las criaturas mortales del tiempo a los niveles paradisiacos de eternidad.
(145.5) 13:1.10 Los secretos de Spiritington comprenden los misterios impenetrables de la reflectividad. Os hablamos del fenómeno vasto y universal de la reflectividad, más particularmente tal como opera en los mundos sede central de los siete superuniversos, pero no nos explicamos este fenómeno, porque no lo entendemos plenamente. Comprendemos bastante, pero muchos detalles básicos son aún misteriosos para nosotros. La reflectividad es un secreto de Dios el Espíritu. Se os ha instruido respecto de las funciones de reflectividad en relación con el proyecto de ascensión de la supervivencia mortal, y efectivamente funciona de este modo; pero la reflectividad es también un rasgo indispensable de la operación normal de numerosas otras fases de trabajo universal. Esta dote del Espíritu Infinito se utiliza también en otros canales además de aquellos dedicados a hacer acopio de datos y diseminar información. Y hay otros secretos de Spiritington.
(145.6) 13:1.11 4. VICEGERINGTON. Este planeta es el «seno del Padre y del Hijo» y es la esfera secreta de ciertos seres no revelados que se originan en los actos del Padre y el Hijo. Éste es también el hogar en el Paraíso de muchos seres glorificados de ancestro complejo, aquellos cuyo origen es complicado debido a las múltiples y diversas técnicas que operan en los siete superuniversos. Muchos grupos de seres se reúnen en este mundo cuya identidad no se ha revelado a los mortales de Urantia.
(146.1) 13:1.12 Los secretos de Vicegerington incluyen los secretos de trinidización, y la trinidización constituye el secreto de la autorización para representar la Trinidad, para actuar como vicegerentes de los Dioses. La autorización para representar la Trinidad corresponde sólo a aquellos seres, revelados y no revelados, que son trinidizados, creados, eventuados, o eternizados por cualesquiera combinación de dos de la Trinidad del Paraíso o de los tres juntos. Las personalidades que surgen a la existencia mediante los actos de trinidización de ciertos tipos de criaturas glorificadas no representan sino la potencialidad conceptual movilizada en esa trinidización, si bien tales criaturas pueden ascender la senda del abrazo de la Deidad, abierta a todos los de su clase.
(146.2) 13:1.13 Los seres no trinidizados no comprenden plenamente la técnica de la trinidización aplicada por dos o tres Creadores o por ciertas criaturas. Vosotros no comprenderéis nunca plenamente tal fenómeno a menos que, en el futuro remoto de vuestra carrera glorificada, intentéis esta aventura y triunféis, porque de otro modo estos secretos de Vicegerington siempre os serán prohibidos. Pero para mí, un ser elevado de origen trinitario, todos los sectores de Vicegerington están abiertos. Comprendo plenamente, tanto como plena y sagradamente protejo, el secreto de mi origen y destino.
(146.3) 13:1.14 Existen aún otras formas y fases de trinidización que no han sido puestas en conocimiento de los pueblos de Urantia, y estas experiencias, en sus aspectos personales, están debidamente protegidas en el sector secreto de Vicegerington.
(146.4) 13:1.15 5. SOLITARINGTON. Este mundo es el «seno del Padre y el Espíritu» y el punto de reunión de una magnífica hueste de seres no revelados que se originan en los actos conjuntos del Padre Universal y el Espíritu Infinito, seres que comparten los rasgos del Padre además de su herencia del Espíritu.
(146.5) 13:1.16 Ésta es también el hogar de los Mensajeros Solitarios y de otras personalidades de las órdenes superangélicas. Vosotros conocéis a muy pocos de estos seres; hay vastísimas órdenes no reveladas en Urantia. El hecho de que ellos se encuentren domiciliados en el quinto mundo, no indica necesariamente que el Padre haya tenido que ver con la creación de los Mensajeros Solitarios o sus asociados superangélicos, pero en esta era universal él tiene que ver con su función. Durante la presente era universal ésta es también la esfera de acuerdo con su estado de los Directores del Poder Universal.
(146.6) 13:1.17 Existen numerosas órdenes adicionales de personalidades espirituales, seres desconocidos para el hombre mortal, que consideran a Solitaringtón su esfera de hogar paradisiaco. Debe recordarse que todas las divisiones y niveles de actividades universales están tan plenamente surtidas de ministros espirituales como lo está el ámbito ocupado en ayudar al hombre mortal a ascender a su divino destino paradisiaco.
(146.7) 13:1.18 Los secretos de Solitaringtón. Además de ciertos secretos de trinidización, este mundo encierra los secretos de la relación personal del Espíritu Infinito con algunos de los vástagos más elevados de la Tercera Fuente y Centro. En Solitarington se guardan los misterios de la íntima asociación de numerosas órdenes no reveladas con los espíritus del Padre, del Hijo y del Espíritu, con el triple espíritu de la Trinidad, y con los espíritus del Supremo, el Último y el Supremo-Último.
(146.8) 13:1.19 6. SERAFINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo y del Espíritu», y ésta es el hogar de la vasta hueste de seres no revelados creados por el Hijo y el Espíritu. Es también la esfera de destino de todas las órdenes ministradoras de las huestes angélicas, incluyendo a los supernafines, los seconafines y los serafines. También sirven en el universo central y los universos más lejanos muchas órdenes de espíritus magníficos que no son «espíritus ministradores para aquellos que serán herederos de la salvación». Todos estos trabajadores espirituales en todos los niveles y dominios de las actividades universales consideran Serafington su hogar en el Paraíso.
(147.1) 13:1.20 Los secretos de Serafington comprenden un triple misterio, uno sólo de los cuales puedo mencionar: el misterio del transporte seráfico. La capacidad de varias órdenes de serafines y de seres espirituales aliados de envolver dentro de sus formas espirituales todas las órdenes de personalidades no materiales y transportarlas en largos viajes interplanetarios, es un secreto encerrado en los sectores sagrados de Serafington. Los serafines del transporte entienden este misterio, pero ellos no lo comunican al resto de nosotros, o tal vez no pueden. Los otros misterios de Serafington pertenecen a las experiencias personales de tipos de espíritus servidores hasta ahora no revelados a los mortales. Nos cohibimos de hablar de los secretos de esos seres estrechamente relacionados porque vosotros casi podríais comprender tales órdenes de existencia tan cercanas, y equivaldría a una traición de nuestra responsabilidad presentar nuestro conocimiento de tal fenómeno, por parcial que sea.
(147.2) 13:1.21 7. ASCENDINGTON. Este mundo singular es «el seno del Padre, del Hijo y del Espíritu», el punto de reunión de las criaturas ascendentes del espacio, la esfera de recepción de los peregrinos del tiempo que están atravesando el universo de Havona en su camino al Paraíso. Ascendington es en realidad la morada en el Paraíso de las almas ascendentes del tiempo y del espacio hasta que alcanzan el estado de Paraíso. Durante la estadía en Havona, vosotros los mortales pasaréis la mayor parte de vuestras «vacaciones» en Ascendington. Durante vuestra vida en Havona, Ascendington será para vosotros lo que los directores de reversión fueron durante la ascensión en el universo local y en el superuniverso. Aquí os ocuparéis de millares de actividades que escapan a la imaginación mortal. Y al igual que en todos los adelantos anteriores en el ascenso hacia Dios, vuestro yo humano entrará aquí en una nueva relación con vuestro yo divino.
(147.3) 13:1.22 Los secretos de Ascendington incluyen el misterio de edificación gradual y certera en la mente mortal y material de una contraparte de carácter e identidad espiritual y potencialmente inmortal. Este fenómeno constituye uno de los misterios más perplejantes de los universos: la evolución de un alma inmortal en la mente de una criatura mortal y material.
(147.4) 13:1.23 Jamás comprenderéis plenamente esta misteriosa transacción hasta que lleguéis a Ascendington. Precisamente por eso Ascendington todo se abrirá ante vuestros ojos maravillados. Un séptimo de Ascendington me está prohibido —ese sector que se ocupa de este mismo secreto que es (o será) posesión y experiencia exclusiva de vuestro tipo de seres. Esta experiencia pertenece a vuestra orden humana de existencia. Mi orden de personalidad no tiene relaciones directas con estas transacciones. Por lo tanto, su conocimiento me está prohibido pero finalmente será revelado a vosotros. Pero aun después de que os sea revelado, por alguna razón seguirá siendo siempre vuestro secreto. Vosotros no nos lo revelaréis, ni tampoco lo revelaréis a ninguna otra orden de seres. Sabemos de la fusión eterna de un Ajustador divino y un alma inmortal de origen humano, pero los finalistas ascendentes conocen esta misma experiencia como una realidad absoluta.

2. Las Relaciónes en los Mundos del Padre

(147.5) 13:2.1 Estos mundos hogares de las diversas órdenes de seres espirituales son esferas portentosas y maravillosas, y son comparables al Paraíso en su belleza incomparable y su espléndida gloria. Son mundos de congregación, esferas de reunión, que sirven como dirección cósmica permanente. Como finalistas os domiciliaréis en el Paraíso, pero Ascendington será vuestra dirección en todos los tiempos, aun cuando lleguéis a entrar en servicio en el espacio exterior. A través de toda la eternidad consideraréis Ascendington como vuestro hogar, con sus recuerdos sentimentales y memorias evocativas. Cuando lleguéis a ser seres espirituales de la séptima etapa, posiblemente renunciaréis a vuestro estado residencial en el Paraíso.
(148.1) 13:2.2 Si los universos exteriores están en proceso de creación, si han de ser habitados por criaturas temporales de ascensión potencial, deducimos que estos hijos del futuro también estarán destinados a considerar Ascendington su mundo hogar en el Paraíso.
(148.2) 13:2.3 Ascendington es la única esfera sagrada que estará abierta sin reservas a tu inspección al llegar tú al Paraíso. Vicegerington es la única esfera sagrada que está totalmente y sin reservas abierta a mi escrutinio. Aunque sus secretos tienen que ver con mi origen, en esta era universal no considero a Vicegerington mi hogar. Los seres de origen trinitario y los seres trinidizados no son la misma cosa.
(148.3) 13:2.4 Los seres de origen trinitario no comparten plenamente los mundos del Padre; tienen su hogar en la Isla del Paraíso, en estrecha proximidad a la Esfera Santísima. A menudo aparecen en Ascendington, «el seno del Padre, el Hijo y el Espíritu» donde fraternizan con sus hermanos que proceden de los mundos más bajos del espacio.
(148.4) 13:2.5 Podríais suponer que los Hijos Creadores, siendo de origen en el Padre y el Hijo, consideraran a Vicegerington su casa, pero tal no es el caso en esta era universal de la función de Dios el Séptuplo. Y hay muchos problemas similares que os dejarán perplejos, porque encontraréis sin duda alguna muchas dificultades al intentar comprender estas cosas que están tan cerca del Paraíso. Tampoco podréis aplicar el razonamiento a estas cuestiones; es tan poco lo que sabéis. Y si conocierais más acerca de los mundos del Padre, simplemente encontraríais más dificultades hasta que sepáis todo sobre ellos. El sitio en cualquiera de estos mundos secretos se adquiere mediante el servicio así como también por la naturaleza de origen, y las sucesivas eras universales pueden redistribuir y ciertamente redistribuyen algunas de estas agrupaciones de personalidad.
(148.5) 13:2.6 Los mundos del circuito interior son realmente mundos de fraternidad o de estado más que verdaderas esferas de residencia. Los mortales alcanzarán algún estado en cada uno de los mundos del Padre, salvo en uno. Por ejemplo: cuando vosotros los mortales llegáis a Havona, se os concede el permiso para visitar Ascendington, donde se os acoge cálidamente, pero no se os permite visitar los otros seis mundos sagrados. Posteriormente a vuestro paso por el régimen del Paraíso y después de vuestra admisión al Cuerpo de los Finalistas, se os concede el permiso para ir a Sonarington puesto que sois hijos de Dios a la vez que seres ascendentes: y aún sois más. Pero siempre quedará un séptimo de Sonarington, el sector de los secretos de encarnación de los Hijos divinos, que no estará abierto a vuestro escrutinio. Jamás serán esos secretos revelados a los hijos ascendentes de Dios.
(148.6) 13:2.7 Finalmente tendrás pleno acceso a Ascendigtón y acceso relativo a las otras esferas del Padre, excepto Divinington. Más incluso cuando se te conceda permiso para llegar a las otras cinco esferas secretas, cuando te hayas convertido en finalista, no se te permitirá visitar todos los sectores de esos mundos. Tampoco se te permitirá arribar a las costas de Divinington, el «seno del Padre» aunque con seguridad estarás repetidamente «a la diestra del Padre». Nunca a través de toda la eternidad surgirá la necesidad de tu presencia en el mundo de los Ajustadores del Pensamiento.
(149.1) 13:2.8 Estos mundos de reunión de la vida espiritual son terreno prohibido hasta el extremo de que se nos pide que no intentemos penetrar aquellas fases de estas esferas que están completamente fuera del ámbito de nuestra experiencia. Vosotros podéis haceros perfecto como creatura asi como el Padre Universal es perfecto como deidad, pero no podéis conocer todos los secretos experienciales de todas las demás órdenes de personalidades del universo. Cuando el Creador tiene un secreto de personalidad experiencial con su criatura, el Creador guarda el secreto en eterna confidencia.
(149.2) 13:2.9 Todos estos secretos son supuestamente conocidos por el cuerpo colectivo de los Secretos Trinidizados de Supremacía. Estos seres son conocidos plenamente sólo por sus agrupaciones de mundos especiales; son poco comprendidos por otras órdenes. Una vez que alcancéis el Paraíso, conoceréis y ardientemente amaréis a los diez Secretos de Supremacía que dirigen Ascendington. Con excepción de Divinington, también obtendréis una comprensión parcial de los Secretos de Supremacía de los otros mundos del Padre, aunque no tan perfectamente como en Ascendington.
(149.3) 13:2.10 Los Secretos Trinidizados de Supremacía, como su nombre mismo sugiere, se relacionan con el Supremo; asimismo se relacionan con el Último y con el futuro Supremo-Último. Estos secretos de Supremacía son los secretos del Supremo y también los secretos del Último, incluso los secretos del Supremo-Último.

3. Los Mundos Sagrados del Hijo Eterno

(149.4) 13:3.1 Las siete esferas luminosas del Hijo Eterno son los mundos de las siete fases de la existencia del espíritu-puro. Estas orbes resplandecientes son la fuente de la triple luz del Paraíso y de Havona, estando su influencia confinada, en gran medida pero no del todo, al universo central.
(149.5) 13:3.2 La personalidad no está presente en estos satélites del Paraíso; por lo tanto, poco de lo relacionado con estas moradas de puro espíritu puede presentarse a la personalidad mortal y material. Se nos enseña que estos mundos rebosan con la vida que no es personal de los seres del Hijo Eterno. Deducimos que se están congregando estas entidades para ministrar en los proyectados nuevos universos del espacio exterior. Los filósofos del Paraíso sostienen que cada ciclo del Paraíso, aproximadamente dos mil millones de años de tiempo de Urantia, se presencia la creación de reservas adicionales de estas órdenes en los mundos secretos del Hijo Eterno.
(149.6) 13:3.3 Por lo que yo sé, ninguna personalidad ha estado jamás en ninguna de estas esferas del Hijo Eterno. En toda mi larga experiencia dentro y fuera del Paraíso, jamás se me ha asignado a visitar uno de estos mundos. Ni siquiera las personalidades co-creadas del Hijo Eterno van a estos mundos. Inferimos que se admiten a estos mundos espirituales todos los tipos de espíritus impersonales, independientemente de su origen. Como yo soy persona y tengo forma espiritual, cualquiera de estos mundos indudablemente me parecería vacío y desierto, aunque se me permitiese visitarlo. Las elevadas personalidades espirituales no son dadas a la gratificación de una curiosidad sin un fin determinado, o pura aventura inútil. Hay en todo momento demasiadas aventuras fascinantes y llenas de propósitos como para permitir el desarrollo de intereses en proyectos inútiles o irreales.

4. Los Mundos del Espíritu Infinito

(149.7) 13:4.1 Entre el circuito interior de Havona y las esferas resplandecientes del Hijo Eterno giran los siete orbes del Espíritu Infinito, mundos habitados por los vástagos del Espíritu Infinito, los hijos trinidizados de personalidades creadas y glorificadas, y otros tipos de seres no revelados que se ocupan de la administración eficaz de las muchas empresas de los varios ámbitos de las actividades universales.
(150.1) 13:4.2 Los Siete Espíritus Rectores son los representantes supremos y últimos del Espíritu Infinito. Ellos mantienen sus estaciones personales, sus focos de poder, en la periferia del Paraíso, pero se dirigen desde estas siete esferas ejecutivas especiales del Espíritu Infinito todas las operaciones que se relacionan con su administración y dirección del gran universo. Los Siete Espíritus Rectores son, en realidad, la rueda compensadora de mente-espíritu del universo de los universos, un poder de ubicación central que todo lo abarca, todo lo comprende y todo lo coordina.
(150.2) 13:4.3 Desde estas siete esferas especiales los Espíritus Rectores operan para equilibrar y estabilizar los circuitos de la mente cósmica del gran universo. También tienen que ver con la actitud espiritual diferencial y la presencia de las Deidades en todo el gran universo. Las reacciones físicas son uniformes, invariables y siempre instantáneas y automáticas. Pero la presencia experiencial espiritual está de acuerdo con las condiciones implícitas o los estados de receptividad espiritual inherente de cada mente de los reinos.
(150.3) 13:4.4 La autoridad, la presencia y la función físicas son invariables en todos los universos, por pequeños o grandes que sean. El factor determinante de diferencias en la presencia o reacción espiritual, es el diferencial variable en su reconocimiento y recepción por parte de las criaturas volitivas. Aunque la presencia espiritual de la Deidad absoluta y existencial no es influida en modo alguno por las actitudes de leal-tad o deslealtad por parte de los seres creados, al mismo tiempo es cierto que la presencia funcional de la Deidad subabsoluta y experiencial es directa y claramente influida por las decisiones, elecciones y actitudes volitivas de estas criaturas finitas — por la lealtad y devoción de los seres, planetas, sistemas, constelaciones, o universos individuales. Pero esta presencia espiritual de la divinidad no es caprichosa ni arbitraria; su variante experiencial es inherente a la dote del libre albedrío de las criaturas personales.
(150.4) 13:4.5 El factor determinante del diferencial de la presencia espiritual existe en vuestro corazón y mente y consiste en la manera de vuestra elección, en las decisiones de vuestra mente y en la determinación de vuestra voluntad. Este diferencial es inherente a las reacciones de libre albedrío de los seres personales inteligentes, seres a quienes el Padre Universal ha ordenado ejercer esta libertad de elección. Las Deidades son siempre fieles a las oscilaciones del péndulo de sus espíritus en la satisfacción y cumplimiento de las condiciones y demandas de este diferencial de elección de la criatura, ya otorgando más de su presencia en respuesta a un sincero deseo de la criatura, ya retirándose de la escena cuando las criaturas deciden adversamente en el ejercicio de su libertad de elección de otorgación divina. De este modo, el espíritu de la divinidad se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas de los reinos.
(150.5) 13:4.6 Las moradas ejecutivas de los Siete Espíritus Rectores son, en realidad, las sedes centrales en el Paraíso de los siete superuniversos y sus segmentos correlativos en el espacio exterior. Cada Espíritu Rector preside un superuniverso, y cada uno de estos siete mundos se asigna exclusivamente a uno de los Espíritus Rectores. No existe literalmente ninguna fase de la administración subparadisiaca de los siete superuniversos que no esté contemplada en estos mundos ejecutivos. Ellos no son tan exclusivos como las esferas del Padre o las del Hijo, y aunque el estado de residente está limitado a los seres nativos y a los que trabajan allí, estos siete planetas administrativos están siempre abiertos a todos los seres que deseen visitarlos, y que puedan disponer de los necesarios medios de transporte.
(151.1) 13:4.7 Para mí, estos mundos ejecutivos son los sitios más interesantes y fascinantes fuera del Paraíso. En ningún otro lugar del vasto universo puede uno observar actividades tan variadas, en las que participan tantas órdenes diferentes de seres vivientes, que tienen que ver con operaciones en tantos niveles distintos, ocupaciones que son a la vez materiales, intelectuales y espirituales. Cuando se me concede un período de licencia de mis funciones, si por casualidad me encuentro en el Paraíso o en Havona, generalmente acudo a uno de estos mundos activos de los Siete Espíritus Rectores, para inspirar allí mi mente con espectáculos de empresa, devoción, lealtad, sabiduría y eficacia. En ninguna otra parte puedo yo observar tan sorprendente interasociación de actividades de la personalidad en los siete niveles de la realidad universal. Y siempre me estimula observar las actividades de aquellos que saben hacer tan bien su trabajo, y que tan plenamente disfrutan haciéndolo.

(151.2) 13:4.8 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para este trabajo por los Ancianos de los Días en Uversa.]

Documento 14

El Universo Central y Divino


(152.1) 14:0.1 EL universo perfecto y divino ocupa el centro de toda la creación; es el núcleo eterno alrededor del cual giran las vastas creaciones del tiempo y el espacio. El Paraíso es la gigantesca Isla nuclear de estabilidad absoluta que reposa inmóvil en el corazón mismo del magnífico universo eterno. Esta familia planetaria central se llama Havona y está muy distante del universo local de Nebadon. Es de dimensiones enormes y de una masa casi increíble, y consta de mil millones de esferas de belleza inimaginable y de majestuosa grandeza, pero la verdadera magnitud de esta vasta creación excede totalmente la comprensión de la mente humana.
(152.2) 14:0.2 Esta es la única colección consolidada, perfecta y establecida de mundos. Éste es un universo completamente creado y perfecto; no es un desarrollo evolutivo. Éste es el núcleo eterno de perfección, en torno al cual gira esa procesión infinita de universos que constituyen el formidable experimento evolutivo, la audaz aventura de los Hijos Creadores de Dios, que aspiran a duplicar en el tiempo y a reproducir en el espacio el modelo original del universo, el ideal divino de lo completo, de la finalidad suprema, de la realidad última y de la perfección eterna.

1. El Sistema Paraíso-Havona

(152.3) 14:1.1 Desde la periferia del Paraíso hasta los límites interiores de los siete superuniversos se encuentran las siguientes siete condiciones y movimientos del espacio:
(152.4) 14:1.2 1. Las zonas quietas del espacio medio que lindan con el Paraíso.
(152.5) 14:1.3 2. El movimiento procesional en el sentido de las manecillas del reloj de los tres circuitos del Paraíso y los siete de Havona.
(152.6) 14:1.4 3. La zona espacial semi-quieta que separa los circuitos de Havona de los cuerpos oscuros de gravedad del universo central.
(152.7) 14:1.5 4. El cinturón interior de los cuerpos oscuros de gravedad que se mueven en sentido opuesto al de las manecillas del reloj.
(152.8) 14:1.6 5. La segunda zona espacial única que divide las dos sendas espaciales de los cuerpos oscuros de gravedad.
(152.9) 14:1.7 6. El cinturón exterior de los cuerpos oscuros de gravedad, que giran en el sentido de las manecillas del reloj alrededor del Paraíso.
(152.10) 14:1.8 7. Una tercera zona espacial —una zona semi-quieta— que separa el cinturón exterior de los cuerpos oscuros de gravedad de los circuitos más interiores de los siete superuniversos.
(152.11) 14:1.9 Los mil millones de mundos de Havona están dispuestos en siete circuitos concéntricos que rodean directamente los tres circuitos de satélites del Paraíso. Hay más de treinta y cinco millones de mundos en el circuito más interior de Havona y más de doscientos cuarenta y cinco millones en el más exterior, con cantidades proporcionales entre ambos. Cada circuito difiere, pero todos están perfectamente equilibrados y exquisitamente organizados, y cada uno está saturado por una representación especializada del Espíritu Infinito, uno de los Siete Espíritus de los Circuitos. Además de otras funciones, este Espíritu impersonal coordina la conducta de los asuntos celestiales en todas partes de cada uno de los circuitos.
(153.1) 14:1.10 Los circuitos planetarios de Havona no están sobrepuestos; sus mundos se suceden en una procesión lineal ordenada. El universo central gira alrededor de la Isla estacionaria del Paraíso en un vasto plano, que consta de diez unidades concéntricas estabilizadas: los tres circuitos de las esferas del Paraíso y los siete circuitos de los mundos de Havona. Desde el punto de vista físico, los circuitos de Havona y del Paraíso constituyen un solo sistema; su separación responde al reconocimiento de la segregación funcional y administrativa.
(153.2) 14:1.11 En el Paraíso no se computa el tiempo; la secuencia de los acontecimientos sucesivos está implícita en el concepto de aquéllos que son oriundos de la Isla central. Pero el tiempo es propio de los circuitos de Havona y de numerosos de los seres de origen así celestial como terrestre que habitan en ellos. Cada mundo de Havona tiene su propio tiempo local, determinado por su circuito. Todos los mundos de un circuito dado tienen años de la misma longitud, puesto que giran uniformemente alrededor del Paraíso, y la duración de estos años planetarios decrece según se va del circuito más exterior al más interior.
(153.3) 14:1.12 Además del tiempo del circuito de Havona, existe el día estándar y otras designaciones temporales del Paraíso-Havona, determinadas por los siete satélites del Espíritu Infinito del Paraíso, y que de allí proceden. El día estándar del Paraíso-Havona se basa en el tiempo requerido por las moradas planetarias del primer circuito de Havona, el más interior, para completar una revolución alrededor de la Isla del Paraíso; y aunque su velocidad es enorme, debido a su ubicación entre los cuerpos oscuros de gravedad y el gigantesco Paraíso, les lleva casi mil años a estas esferas completar su circuito. Vosotros habéis leído inadvertidamente la verdad, cuando vuestros ojos se posaron sobre la frase «un día es como mil años para con Dios, no más que una vigilia en la noche». Un día del Paraíso-Havona dura tan sólo siete minutos, tres y un octavo de segundos menos que mil años del presente calendario bisiesto de Urantia.
(153.4) 14:1.13 Este día del Paraíso-Havona es la medida estándar de tiempo de los siete superuniversos, aunque cada uno mantiene sus propios patrones internos del tiempo.
(153.5) 14:1.14 En la periferia de este vasto universo central, allá lejos, más allá del séptimo cinturón de los mundos de Havona, gira un increíble número de oscuros cuerpos de gravedad enormes. Estas numerosas masas oscuras son totalmente distintas de otros cuerpos espaciales en muchos aspectos; aun en cuanto a su forma son muy diferentes. Estos cuerpos oscuros de gravedad no reflejan ni absorben la luz; no reaccionan a la luz de la energía física, y rodean y envuelven tan completamente a Havona como para ocultarla de la vista de incluso los universos habitados cercanos del tiempo y el espacio.
(153.6) 14:1.15 El gran cinturón de cuerpos oscuros se divide en dos circuitos elípticos iguales por una intrusión espacial única. El cinturón interior gira en sentido contrario a las manecillas del reloj; el exterior, en el sentido de las manecillas. Estas direcciones alternadas de movimiento, combinadas con la extraordinaria masa de los cuerpos oscuros, equilibran tan eficazmente las líneas de la gravedad de Havona como para convertir el universo central en una creación físicamente equilibrada y perfectamente estabilizada.
(153.7) 14:1.16 La procesión interior de los cuerpos oscuros de gravedad tiene una disposición tubular, consistente de tres conjuntos circulares. Una sección transversal de este circuito mostraría tres círculos concéntricos de densidad aproximadamente igual. El círculo exterior de los cuerpos oscuros de enorme gravedad está dispuesto perpendicularmente, siendo diez mil veces más alto que el circuito interior. El diámetro vertical del circuito exterior es cincuenta mil veces el del diámetro transversal.
(154.1) 14:1.17 El espacio intermedio que existe entre estos dos circuitos de los cuerpos de grave-dad es único puesto que no se encuentra nada que se le asemeje en ninguna otra parte del vasto universo. Esta zona se caracteriza por enormes movimientos en onda en sentido vertical y está llena de gran actividad energética de orden desconocido.
(154.2) 14:1.18 En nuestra opinión, nada igual a los cuerpos oscuros de gravedad del universo central caracterizará la evolución futura de los niveles del espacio exterior; consideramos estas procesiones alternadas de maravillosos cuerpos que equilibran la gravedad, como únicos en el universo maestro.

2. La Constitución de Havona

(154.3) 14:2.1 Los seres espirituales no habitan en el espacio nebuloso; no moran mundos etéreos; están domiciliados en esferas reales de naturaleza material, mundos tan reales como aquellos en los que viven los mortales. Los mundos de Havona son reales y literales, aunque su substancia literal difiere de la organización material de los planetas de los siete superuniversos.
(154.4) 14:2.2 Las realidades físicas de Havona representan un orden de organización de la energía radicalmente diferente de cualquier otro prevaleciente en los universos evolutivos del espacio. Las energías de Havona son triples; las unidades de energía-materia del superuniverso contienen una doble carga de energía, aunque existe una forma de energía en fases negativa y positiva. La creación del universo central es triple (Trinidad); la creación de un universo local (directamente) es doble, un Hijo Creador y un Espíritu Materno Creativo.
(154.5) 14:2.3 El material de Havona consiste en la organización de exactamente mil elementos químicos básicos y la función balanceada de las siete formas de la energía de Havona. Cada una de estas energías básicas manifiesta siete fases de excitación, de manera que los nativos de Havona responden a cuarenta y nueve estímulos sensoriales diferentes. En otras palabras, visto desde un punto de vista puramente físico, los nativos del universo central poseen cuarenta y nueve formas especializadas de sensación. Los sentidos morontiales son setenta, y las más elevadas órdenes espirituales de reacción varían según las diferentes clases de seres, de setenta a doscientos diez.
(154.6) 14:2.4 Ninguno de los seres físicos del universo central sería visible a los urantianos. Tampoco suscitaría ninguno de los estímulos físicos de esos mundos remotos reacción alguna en vuestros sentidos rudimentarios. Si un mortal urantiano pudiera ser trasladado a Havona, sería allí sordo, ciego, y totalmente carente de toda otra reacción sensorial; tan sólo podría funcionar como un ser de autoconciencia limitada, privado de todo estímulo ambiental y de toda reacción al medio.
(154.7) 14:2.5 Hay numerosos fenómenos físicos y reacciones espirituales que ocurren en la creación central que son desconocidos en mundos del tipo de Urantia. La organización básica de una creación triple es completamente distinta de la constitución doble de los universos creados del tiempo y del espacio.
(154.8) 14:2.6 Toda ley natural está coordinada sobre una base enteramente diferente a los sistemas duales de energía de las creaciones en evolución. Se organiza todo el universo central de acuerdo con el sistema triple de control perfecto y simétrico. A través de todo el sistema Paraíso-Havona se mantiene un perfecto equilibrio entre todas las realidades cósmicas y todas las fuerzas espirituales. El Paraíso, con un control absoluto de la creación material, regula y mantiene perfectamente las energías físicas de este universo central; el Hijo Eterno, como parte de este control espiritual que todo lo abarca, sostiene de la manera más perfecta el estado espiritual de todos aquellos que habitan en Havona. En el Paraíso, nada es experimental, y el sistema Paraíso-Havona es una unidad de perfección creadora.
(155.1) 14:2.7 La gravedad universal espiritual del Hijo Eterno es sorprendentemente activa en todo el universo central. Todos los valores de espíritu y todas las personalidades espirituales se atraen incesantemente hacia adentro, hacia la morada de los Dioses. Este impulso hacia Dios es intenso e inescapable. En el universo central, la meta de alcanzar a Dios es más fuerte, no porque la gravedad espiritual sea más fuerte que en los universos más remotos, sino porque esos seres que han llegado a Havona están más plenamente espiritualizados y por lo tanto responden más a la acción siempre presente de la atracción universal de la gravedad espiritual del Hijo Eterno.
(155.2) 14:2.8 Asímismo, el Espíritu Infinito atrae todos los valores intelectuales hacia el Paraíso. En todo el universo central la gravedad mental del Espíritu Infinito funciona en enlace con la gravedad espiritual del Hijo Eterno, y éstos juntos constituyen el impulso combinado de las almas ascendentes de encontrar a Dios, alcanzar la Deidad, lograr el Paraíso y conocer al Padre.
(155.3) 14:2.9 Havona es un universo espiritualmente perfecto y físicamente estable. El control y la estabilidad equilibrada del universo central parecen ser perfectos. Todo lo físico o espiritual es perfectamente pronosticable, pero los fenómenos de la mente y la volición personal no lo son. Inferimos que se puede considerar imposible que ocurra el pecado, pero lo inferimos en base a que las criaturas de libre albedrío nativas de Havona no han sido nunca culpables de transgredir la voluntad de la Deidad. A través de toda la eternidad, estos seres excelsos han sido uniformemente leales a los Eternos de los Días. Tampoco ha aparecido el pecado en ninguna criatura que haya ingresado a Havona como peregrino. No ha habido nunca un caso de mala conducta por parte de ninguna criatura de ningún grupo de personalidades creadas en el universo central de Havona, o admitidas a él.Tan perfectos y tan divinos son los métodos y medios de selección en los universos del tiempo, que nunca ha ocurrido un error en los registros de Havona; no se han cometido jamás equivocaciones; ningún alma ascendente jamás se ha admitido prematuramente en el universo central.

3. Los Mundos de Havona

(155.4) 14:3.1 No existe ningún gobierno del universo central. Havona es tan exquisitamente perfecto que no se necesita ningún sistema intelectual de gobierno. No existen tribunales regularmente constituidos, ni hay asambleas legislativas; Havona requiere tan sólo dirección administrativa. Aquí puede observarse la altura de los ideales del verdadero auto-gobierno.
(155.5) 14:3.2 No hace falta gobierno entre inteligencias tan perfectas y cuasiperfectas. No tienen ninguna necesidad de que se las reglamente, porque son seres de perfección innata entremezclados con criaturas evolutivas que han pasado mucho antes el escrutinio de los tribunales supremos de los superuniversos.
(155.6) 14:3.3 La administración de Havona no es automática, pero es maravillosamente perfecta y divinamente eficiente. Es principalmente planetaria y pertenece al Eterno de los Días residente, estando cada esfera de Havona dirigida por una de estas personalidades de origen trinitario. Los Eternos de los Días no son creadores, pero son administradores perfectos. Enseñan con suprema pericia y dirigen a sus hijos planetarios con perfección de sabiduría que linda con lo absoluto.
(156.1) 14:3.4 Los mil millones de esferas del universo central constituyen los mundos de capacitación de las elevadas personalidades nativas del Paraíso y de Havona y además sirven como terrenos finales de prueba de las criaturas ascendentes provenientes de los mundos evolucionarios del tiempo. En la ejecución del gran plan del Padre Universal para la ascensión de la criatura, los peregrinos del tiempo aterrizan en los mundos receptores del circuito exterior o séptimo, y después de una capacitación cada vez mayor y ampliación de la experiencia, avanzan progresivamente hacia adentro, de planeta en planeta y de círculo en círculo, hasta que alcanzan finalmente las Deidades y logran la residencia en el Paraíso.
(156.2) 14:3.5 Actualmente, aunque las esferas de los siete circuitos se mantienen en toda su excelsa gloria, tan sólo se utiliza aproximadamente el uno por ciento de toda la capacidad planetaria en la obra de promover el plan universal de la ascensión mortal del Padre. Alrededor de un décimo del uno por ciento del área de estos mundos enormes está dedicada a la vida y actividades de los Cuerpos de Finalistas, seres eternamente establecidos en la luz y vida que a menudo habitan y ministran en los mundos de Havona. Estos seres exaltados tienen su residencia personal en el Paraíso.
(156.3) 14:3.6 La construcción planetaria de las esferas de Havona es enteramente diferente de los mundos y sistemas evolutivos del espacio. En ninguna otra parte en todo el gran universo es conveniente utilizar esferas tan enormes como mundos habitados. La constitución física triata, combinada con el efecto equilibrante de los inmensos cuerpos oscuros de gravedad, posibilita igualar de manera perfecta las fuerzas físicas y equilibrar exquisitamente las varias atracciones de esta creación formidable. La antigravedad también se emplea en la organización de las funciones materiales y las actividades espirituales en estos mundos enormes.
(156.4) 14:3.7 La arquitectura, la iluminación y la calefacción, así como el embellecimiento biológico y artístico, de las esferas de Havona están absolutamente más allá de todo esfuerzo posible de la imaginación humana. No es mucho lo que se os puede decir acerca de Havona; para comprender su belleza y grandeza, debéis verla. Pero hay verdaderos ríos y lagos en estos mundos perfectos.
(156.5) 14:3.8 Espiritualmente estos mundos están idealmente establecidos, y se adaptan perfectamente a su propósito de alojar a numerosas órdenes de seres distintos que funcionan en el universo central. En estos mundos hermosos tienen lugar muchas actividades cuya comprensión está más allá de la capacidad humana.

4. Las Criaturas del Universo Central

(156.6) 14:4.1 Hay siete formas básicas de cosas y seres vivientes en los mundos de Havona, y cada una de estas formas básicas existe en tres fases distintas. Cada una de estas tres fases se divide en setenta divisiones principales, y cada división principal se compone de mil divisiones menores, que a su vez se subdividen, y así sucesivamente. Estos grupos básicos de vida pueden clasificarse como:
(156.7) 14:4.2 1. Material.
(156.8) 14:4.3 2. Morontial.
(156.9) 14:4.4 3. Espiritual.
(156.10) 14:4.5 4. Absonito.
(156.11) 14:4.6 5. Último.
(156.12) 14:4.7 6. Coabsoluto.
(156.13) 14:4.8 7. Absoluto.
(157.1) 14:4.9 La descomposición y la muerte no son parte del ciclo de vida en los mundos de Havona. En el universo central, las cosas vivientes más bajas sufren la transmutación de la materialización. Cambian de forma y manifestación, pero no se resuelven en un proceso de descomposición y muerte celular.
(157.2) 14:4.10 Los nativos de Havona son todos los vástagos de la Trinidad del Paraíso. No tienen progenitores, y no se reproducen. No podemos describir la creación de estos ciudadanos del universo central, de los seres que no fueron creados. La entera historia de la creación de Havona es un intento de poner en términos espacio-temporales un hecho de eternidad que no tiene ninguna relación con el tiempo ni con el espacio tal como el hombre mortal los entiende. Pero debemos conceder a la filosofía humana un punto de origen; aun personalidades que están muy por encima del nivel humano requieren un concepto de «principio». Sin embargo, el sistema Paraíso-Havona es eterno.
(157.3) 14:4.11 Los nativos de Havona viven en los mil millones de esferas del universo central en el mismo sentido en que otras órdenes de ciudadanía permanente habitan en sus respectivas esferas de natividad. Tal como la orden material de filiación vive en la economía material-intelectual y espiritual de mil millones de sistemas locales dentro de un superuniverso, del mismo modo, en un sentido más amplio, viven y funcionan los nativos de Havona en los mil millones de mundos del universo central. Acaso podríais considerar a estos habitantes de Havona como criaturas materiales en el sentido en que la palabra «material» se pueda ampliar para describir las realidades físicas del universo divino.
(157.4) 14:4.12 Existe una vida que es peculiar de Havona y que posee significación en sí y de sí misma. Los habitantes de Havona sirven de muchas maneras a los descendientes del Paraíso y a los ascendentes de los superuniversos, pero también viven existencias que son únicas en el universo central y tienen un significado relativo independientemente del Paraíso o de los superuniversos.
(157.5) 14:4.13 Así como la adoración de los hijos de fe en los mundos evolutivos sirve para satisfacción del amor del Padre Universal, del mismo modo la exaltada adoración de las criaturas de Havona sacia los perfectos ideales de belleza y verdad divinas. Así como el hombre mortal trata por hacer la voluntad de Dios, estos seres del universo central viven para gratificar los ideales de la Trinidad del Paraíso. En su naturaleza misma ellos son la voluntad de Dios. El hombre se regocija en la bondad de Dios, los habitantes de Havona gozan de la divina belleza, mientras que ambos disfrutáis el ministerio de la libertad de la verdad viviente.
(157.6) 14:4.14 Los havonales tienen destinos optativos tanto presentes como futuros no revelados. Mas existe una progresión de criaturas nativas que es peculiar al universo central, una progresión que no incluye ni el ascenso al Paraíso ni la penetración en los superuniversos. Esta progresión a un estado más elevado en Havona puede sugerirse de la siguiente manera:
(157.7) 14:4.15 1. Progreso experiencial hacia fuera, desde el primero hasta el séptimo circuito.
(157.8) 14:4.16 2. Progreso hacia dentro desde el séptimo hacia el primer circuito.
(157.9) 14:4.17 3. Progreso intracircuitorio —progresión dentro de los mundos de un circuito dado.
(157.10) 14:4.18 Además de los nativos de Havona, los habitantes del universo central incluyen numerosas clases de seres que son modelos originales para varias agrupaciones universales: asesores, directores y maestros de su tipo y para su tipo en toda la creación. Todos los seres en todos los universos se moldean según alguna orden de ser que es un modelo original, y que vive en uno de los mil millones de mundos de Havona. Incluso los mortales del tiempo tienen sus objetivos e ideales de existencia de la criatura en los circuitos exteriores de estas esferas de modelo original en lo alto.
(157.11) 14:4.19 Luego existen esos seres que han alcanzado al Padre Universal, y que tienen el derecho de ir y venir, que están asignados aquí y allá en los universos, en misiones de servicio especial. Y en cada mundo de Havona se encontrarán los candidatos para el logro, los que físicamente han llegado al universo central, pero no han logrado aún ese desarrollo espiritual que les permitirá solicitar la residencia en el Paraíso.
(158.1) 14:4.20 Una hueste de personalidades representan el Espíritu Infinito en los mundos de Havona, seres de gracia y gloria, que administran los detalles de los intrincados asuntos intelectuales y espirituales del universo central. En estos mundos de perfección divina realizan la obra indígena para la conducta normal de esta vasta creación y, además, llevan a cabo las múltiples tareas de enseñanza, capacitación y ministerio para con el enorme número de criaturas ascendentes que han trepado a la gloria desde los oscuros mundos del espacio.
(158.2) 14:4.21 Existen numerosos grupos de seres nativos del sistema Paraíso-Havona que no están en modo alguno asociados directamente con el plan de ascensión de logro de la perfección de la criatura; por lo tanto, se los ha omitido de las clasificaciones de personalidad presentadas a las razas mortales. Se presentan aquí sólo los grupos principales de seres sobrehumanos y aquellas órdenes directamente conectadas con vuestra experiencia de supervivencia.
(158.3) 14:4.22 En Havona pulula la vida de seres inteligentes de todas las fases, que allí buscan avanzar desde los circuitos más bajos hasta los más altos en sus esfuerzos por alcanzar niveles más elevados de comprensión de la divinidad y una apreciación más amplia de los significados supremos, de los valores últimos y de la realidad absoluta.

5. La Vida en Havona

(158.4) 14:5.1 En Urantia pasáis por una prueba breve e intensa durante vuestra vida inicial de existencia material. En los mundos de estancia y a través de vuestro sistema, constelación y universo local, atravesáis las fases morontiales de la ascensión. En los mundos de capacitación del superuniverso pasáis por las verdaderas etapas espirituales de progresión y sois preparados para el tránsito final a Havona. En los siete circuitos de Havona vuestro logro es intelectual, espiritual y experiencial. Existe una tarea definida que debe cumplirse en cada uno de los mundos de cada uno de estos circuitos.
(158.5) 14:5.2 La vida en los mundos divinos del universo central es tan rica y tan plena, tan completa y tan colmada, que trasciende completamente el concepto humano de todo aquello que puede experimentar un ser creado. Las actividades sociales y económicas de esta creación eterna son completamente distintas de las ocupaciones de las criaturas materiales que viven en mundos evolutivos como Urantia. Incluso la técnica del pensamiento en Havona es diferente del proceso de pensamiento en Urantia.
(158.6) 14:5.3 Las reglamentaciones del universo central son adecuada e inherentemente naturales; las reglas de conducta no son arbitrarias. En cada requisito de Havona se divulga la razón de la rectitud y el reinado de la justicia. Y estos dos factores, combinados, equivalen a lo que en Urantia se denomina equidad. Cuando lleguéis a Havona, disfrutaréis haciendo con naturalidad las cosas del modo en que deben hacerse.
(158.7) 14:5.4 Cuando los seres inteligentes alcanzan por primera vez el universo central, son recibidos y hospedados en el mundo piloto del séptimo circuito de Havona. A medida que los recién llegados progresan espiritualmente y adquieren comprensión de la identidad del Espíritu Rector de su superuniverso, son transferidos al sexto círculo (es sobre este modelo en el universo central que se han designado los círculos de progreso de la mente humana). Una vez que los seres ascendentes han alcanzado una comprensión de la Supremacía y están por lo tanto preparados para la aventura de la Deidad, se trasladan al quinto circuito; y después del logro del Espíritu Infinito, son transferidos al cuarto. Después del logro del Hijo Eterno, se les traslada al tercero; y cuando han reconocido al Padre Universal, proceden al segundo circuito de mundos, donde se familiarizan más con las huestes del Paraíso. La llegada al primer circuito de Havona significa la aceptación de los candidatos del tiempo para el servicio del Paraíso. Indefinidamente, según la longitud y naturaleza de la ascensión de la criatura, permanecen en el círculo interior del logro espiritual progresivo. Desde este círculo interior, los peregrinos ascendentes proseguirán hacia adentro, hasta obtener la residencia en el Paraíso y la admisión en el Cuerpo de Finalistas.
(159.1) 14:5.5 Durante tu estadía en Havona como peregrino de ascenso, se te permitirá visitar libremente los mundos del circuito de tu asignación. También se te permitirá regresar a los planetas de aquellos circuitos que hayas atravesado previamente. Todo esto es posible para los que moran en los círculos de Havona sin necesidad de ser ensupernafinados. Los peregrinos del tiempo pueden equiparse para atravesar el espacio «alcanzado», pero han de depender de la técnica establecida para franquear el espacio «inalcanzado»; un peregrino no puede salir de Havona ni ir más allá de su circuito asignado sin ayuda de un supernafín de transporte.
(159.2) 14:5.6 Hay una originalidad refrescante en esta vasta creación central. Aparte de la organización física de la materia y de la constitución fundamental de las órdenes básicas de seres inteligentes y otras cosas vivientes, no hay nada en común entre los mundos de Havona. Cada uno de estos planetas es una creación original, única y exclusiva; cada planeta es un producto incomparable, espléndido y perfecto. Y esta diversidad de la individualidad se extiende a todas las características de los aspectos físicos, intelectuales y espirituales de la existencia planetaria. Cada uno de estos mil millones de esferas de perfección se ha desarrollado y embellecido de acuerdo con los planes del Eterno de los Días residente, y es precisamente por esto por que no hay dos que sean iguales.
(159.3) 14:5.7 El tónico de la aventura, el estímulo de la curiosidad, no desaparecerán de tu carrera hasta que no hayas atravesado el último de los circuitos de Havona y visitado el último de los mundos de Havona. Y entonces, el impulso, el ímpetu de la eternidad hacia adelante, reemplazará a su predecesor, la atracción de la aventura del tiempo.
(159.4) 14:5.8 La monotonía es indicio de inmadurez de la imaginación creadora y de inactividad de la coordinación intelectual con la dote espiritual. Cuando un mortal ascendente comienza la exploración de estos mundos celestiales, ya ha alcanzado la madurez emocional, intelectual y social, si no la espiritual.
(159.5) 14:5.9 No sólo encontrarás cambios inimaginados que te confrontarán según avances en Havona de circuito en circuito, sino que tu asombro será inefable según progreses de planeta en planeta dentro de cada circuito. Cada uno de estos mil millones de mundos de estudio es una verdadera universidad de sorpresas. El asombro continuo, la maravilla interminable, es la experiencia de los que atraviesan estos circuitos y visitan estas gigantescas esferas. La monotonía no es parte de la carrera en Havona.
(159.6) 14:5.10 El amor por la aventura, la curiosidad y el pavor a la monotonía —esas características inherentes a la naturaleza humana en evolución— no se pusieron allí tan sólo para irritarte y perturbarte durante tu breve estadía en la tierra, sino más bien para sugerirte que la muerte es tan sólo el comienzo de una interminable carrera de aventura, una vida sempiterna de anticipación, un viaje eterno de descubrimiento.
(160.1) 14:5.11 La curiosidad —el espíritu de investigación, el instinto de descubrimiento, el impulso a la exploración— es parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. Estos impulsos naturales no te fueron dados meramente para que tengas que frustrarlos y reprimirlos. Ciertamente, estos impulsos ambiciosos con frecuencia deben ser frenados durante tu corta vida en la tierra, a menudo la desilusión debe ser experimentada, pero han de ser plenamente realizados y gloriosamente gratificados durante las largas edades por venir.

6. El Propósito del Universo Central

(160.2) 14:6.1 La gama de las actividades de Havona de siete circuitos es enorme. En general, pueden describirse como:
(160.3) 14:6.2 1. Havonales.
(160.4) 14:6.3 2. Paradisiacas.
(160.5) 14:6.4 3. Ascendente-finitas —evolucionales Suprema-Últimas.
(160.6) 14:6.5 Muchas actividades superfinitas tienen lugar en Havona de la actual era universal, incluyendo indecibles diversidades de fases absonitas y otras de las funciones de la mente y el espíritu. Es posible que el universo central sirva muchos fines que no me han sido revelados, ya que funciona de numerosos modos que están más allá de la comprensión de la mente creada. No obstante, intentaré describir cómo sirve esta creación perfecta a las necesidades y contribuye a las satisfacciones de siete órdenes de inteligencia universal.
(160.7) 14:6.6 1. El Padre Universal — la Primera Fuente y Centro. Dios el Padre deriva suprema satisfacción paterna de la perfección de la creación central. Disfruta la experiencia de la saciedad del amor en niveles próximos a la igualdad. El Creador perfecto está divinamente complacido con la adoración de la criatura perfecta.
(160.8) 14:6.7 Havona proporciona al Padre el logro de la suprema gratificación. La realización de la perfección en Havona compensa el retraso espacio-temporal del impulso eterno de expansión infinita.
(160.9) 14:6.8 El Padre disfruta de la reciprocación que hace Havona de la belleza divina. Satisface a la mente divina ofrecer un modelo original perfecto de armonía exquisita para todos los universos en evolución.
(160.10) 14:6.9 Nuestro Padre contempla el universo central con perfecto placer porque es una digna revelación de la realidad espiritual para todas las personalidades del universo de los universos.
(160.11) 14:6.10 El Dios de los universos considera favorablemente a Havona y al Paraíso, como el eterno núcleo de poder para toda expansión universal subsecuente en el tiempo y en el espacio.
(160.12) 14:6.11 El Padre eterno contempla con infinita satisfacción la creación de Havona como objetivo digno y atractivo para los candidatos temporales de la ascensión, sus nietos mortales del espacio que alcanzan el eterno hogar de su Padre-Creador. Y Dios se complace en el universo Paraíso-Havona, como el hogar eterno de la Deidad y la familia divina.
(160.13) 14:6.12 2. El Hijo Eterno — la Segunda Fuente y Centro. Para el Hijo Eterno la formidable creación central ofrece una prueba eterna de la eficacia de la asociación de la familia divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu. Es el cimiento espiritual y material para la confianza absoluta en el Padre Universal.
(160.14) 14:6.13 Havona proporciona al Hijo Eterno una base casi ilimitada para la realización en constante expansión del poder espiritual. El universo central proporcionó al Hijo Eterno el campo de acción en el cual pudo demostrar con seguridad el espíritu y la técnica del ministerio del autootorgamiento para instrucción de sus Hijos asociados Paradisiacos.
(161.1) 14:6.14 Havona constituye los cimientos de realidad para el control de la gravedad espiritual ejercido por el Hijo Eterno en el universo de los universos. Este universo proporciona al Hijo la gratificación del anhelo paterno, la reproducción espiritual.
(161.2) 14:6.15 Los mundos de Havona y sus habitantes perfectos constituyen la demostración primera y finalmente eterna de que el Hijo es el Verbo del Padre. De este modo se gratifica perfectamente la conciencia del Hijo como complemento infinito del Padre.
(161.3) 14:6.16 Y este universo ofrece la oportunidad de llevar a cabo la reciprocación de la fraternidad de igualdad entre el Padre Universal y el Hijo Eterno, y esto constituye la prueba sempiterna de la personalidad infinita de cada uno.
(161.4) 14:6.17 3. El Espíritu Infinito — la Tercera Fuente y Centro. El universo de Havona proporciona al Espíritu Infinito la prueba de que él es el Actor Conjunto, el representante infinito de Padre-Hijo unificados. En Havona el Espíritu Infinito deriva la satisfacción combinada de funcionar como actividad creadora disfrutando a la vez de la satisfacción de la coexistencia absoluta con este logro divino.
(161.5) 14:6.18 En Havona el Espíritu Infinito halló el campo de acción en el cual pudo demostrar la capacidad y la voluntad de servir como ministro potencial de la misericordia. En esta creación perfecta el Espíritu pudo ensayarse para la aventura de ministerio en los universos evolutivos.
(161.6) 14:6.19 Esta creación perfecta proporcionó al Espíritu Infinito la oportunidad de participar en la administración del universo con ambos progenitores divinos —para administrar un universo como vástago Creador-asociado, preparándose así para la administración conjunta de los universos locales como Espíritus Creativos asociados de los Hijos Creadores.
(161.7) 14:6.20 Los mundos de Havona son el laboratorio mental de los creadores de la mente cósmica y los ministros de la mente de todas las criaturas que existen. La mente es diferente en cada mundo de Havona y sirve como modelo original para todos los intelectos de las criaturas espirituales y materiales.
(161.8) 14:6.21 Estos mundos perfectos son las escuelas superiores de la mente para todos los seres destinados a la sociedad del Paraíso. Proporcionaron abundante oportunidad para que el Espíritu ensayara la técnica del ministerio de la mente en personalidades confiables y asesoras.
(161.9) 14:6.22 Havona es una compensación para el Espíritu Infinito por su labor vasta y altruista en los universos del espacio. Havona es el hogar y el retiro perfectos para el infatigable Ministro de la Mente del tiempo y el espacio.
(161.10) 14:6.23 4. El Ser Supremo — la unificación evolutiva de la Deidad experiencial. La creación de Havona es la prueba eterna y perfecta de la realidad espiritual del Ser Supremo. Esta creación perfecta es una revelación de la naturaleza espiritual perfecta y simétrica de Dios el Supremo antes de los comienzos de la síntesis de poder-personalidad de las reflexiones finitas de las Deidades del Paraíso en los universos experienciales del tiempo y el espacio.
(161.11) 14:6.24 En Havona las potencialidades de poder del Todopoderoso se unifican con la naturaleza espiritual del Supremo. Esta creación central es una ejemplificación de la futura unidad eterna del Supremo.
(161.12) 14:6.25 Havona es un modelo original perfecto del potencial de la universalidad del Supremo. Este universo es un cuadro acabado de la perfección futura del Supremo y sugiere el potencial del Último.
(162.1) 14:6.26 Havona exhibe una finalidad de valores espirituales que existe como criaturas vivientes volitivas de autocontrol supremo y perfecto; una mente que existe últimamente como equivalente del espíritu; una realidad y unidad de inteligencia con potencial ilimitado.
(162.2) 14:6.27 5. Los Hijos Creadores Coordinados. Havona es el campo de capacitación en el que se preparan los Micaeles del Paraíso para sus subsecuentes aventuras de creación de universos. Esta creación perfecta y divina es un modelo para cada Hijo Creador, que se esfuerza por hacer que su propio universo alcance finalmente estos niveles de perfección del Paraíso-Havona.
(162.3) 14:6.28 Un Hijo Creador utiliza las criaturas de Havona como posibilidades de modelos de personalidad para sus propios hijos mortales y seres espirituales. Los Micaeles y otros Hijos Paradisiacos consideran el Paraíso y Havona como el destino divino de los hijos del tiempo.
(162.4) 14:6.29 Los Hijos Creadores saben que la creación central es la fuente verdadera de ese indispensable sobrecontrol universal que estabiliza y unifica sus universos locales. Saben que la presencia personal de la influencia omnipresente del Supremo y del Último está en Havona.
(162.5) 14:6.30 Havona y el Paraíso son la fuente del poder creador de un Hijo Micael. Aquí moran los seres que cooperan con él en la creación de un universo. Del Paraíso proceden los Espíritus Maternos de los Universos, los cocreadores de los universos locales.
(162.6) 14:6.31 Los Hijos Paradisiacos consideran la creación central como la patria de sus divinos padres: su hogar. Es el lugar al que se complacen en regresar de tanto en tanto.
(162.7) 14:6.32 6. Las Hijas Ministradoras Coordinadas. Los Espíritus Maternos de los Universos, cocreadores de los universos locales, obtienen su capacitación prepersonal en los mundos de Havona, en asociación estrecha con los Espíritus de los Circuitos. En el universo central, las Hijas-Espíritus de los universos locales fueron debidamente instruidas en los métodos de cooperación con los Hijos del Paraíso, siempre sujetos a la voluntad del Padre.
(162.8) 14:6.33 En los mundos de Havona el Espíritu y las Hijas del Espíritu encuentran los modelos de mente para todos sus grupos de inteligencias espirituales y materiales, y este universo central es el destino futuro de aquellas criaturas que un Espíritu Materno Universal patrocina juntamente con un Hijo Creador asociado.
(162.9) 14:6.34 El Creador Materno del Universo se acuerda del Paraíso y Havona como el lugar de su origen y la sede del Espíritu Materno Infinito, la morada de la presencia de personalidad de la Mente Infinita.
(162.10) 14:6.35 Desde este universo central también procede el otorgamiento de las prerrogativas personales de creación que una Ministra Divina Universal utiliza como complemento de un Hijo Creador en el trabajo de crear criaturas volitivas vivientes.
(162.11) 14:6.36 Y finalmente, puesto que estos Espíritus Hijas del Espíritu Materno Infinito probablemente no regresen jamás a su hogar en el Paraíso, derivan gran satisfacción del fenómeno universal de reflectividad asociado con el Ser Supremo en Havona y personalizado en Majeston en el Paraíso.
(162.12) 14:6.37 7. Los Mortales Evolutivos de la Carrera Ascendente. Havona es el hogar del modelo original de personalidad de todos los tipos mortales y el hogar de todas las personalidades sobrehumanas de asociación mortal que no son nativas de las creaciones del tiempo.
(162.13) 14:6.38 Estos mundos proveen el estímulo para todos los impulsos humanos hacia el logro de los verdaderos valores espirituales en los más altos niveles concebibles de la realidad. Havona es el objetivo preparadisiaco de capacitación para todos los mortales ascendentes. Aquí los mortales alcanzan la Deidad preparadisiaca —el Ser Supremo. Havona se alza ante todas las criaturas volitivas como la compuerta del Paraíso y del logro de Dios.
(163.1) 14:6.39 El Paraíso es el hogar, y Havona el taller y el campo deportivo de los finalistas, y todo mortal que conozca a Dios anhela ser finalista.
(163.2) 14:6.40 El universo central no es solamente el destino establecido del hombre, sino que es también el punto de partida de la carrera eterna de los finalistas según emprendan alguna vez la aventura universal no revelada en la experiencia de explorar la infinidad del Padre Universal.
(163.3) 14:6.41 Incuestionablemente, Havona seguirá funcionando con significación absonita aun en futuras edades universales que tal vez presencien el espectáculo de los peregrinos del espacio que intentan encontrar a Dios en niveles superfinitos. Havona tiene la capacidad de servir como universo de capacitación para seres absonitos. Probablemente será la escuela superior cuando funcionen los siete superuniversos como escuela inter-media para los graduados de la escuela primaria del espacio exterior. Tendemos a opinar que las potencialidades de Havona eterna son realmente ilimitadas, que el universo central tiene capacidad eterna para servir como universo de capacitación experiencial para todos los tipos de seres creados pasados, presentes y futuros.

(163.4) 14:6.42 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para este trabajo por los Ancianos de los Días en Uversa.]

Los Siete Superuniversos


(164.1) 15:0.1 EN CUANTO se refiere al Padre Universal —como Padre— los universos son virtualmente inexistentes; trata con personalidades; es el Padre de las personalidades. En cuanto se refiere al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito —como socios creadores— los universos están localizados y son individuales bajo el gobierno conjunto de los Hijos Creadores y de los Espíritus Creativos Maternos. En cuanto se refiere a la Trinidad del Paraíso, fuera de Havona existen tan sólo siete universos habitados, los siete superuniversos que tienen su jurisdicción en el círculo del primer nivel espacial post-Havona. Los siete Espíritus Rectores irradian su influencia hacia afuera desde la Isla central, constituyendo así la vasta creación de una rueda gigantesca, siendo su núcleo central la Isla eterna del Paraíso, los siete rayos, las radiaciones de los Siete Espíritus Rectores, el perímetro las regiones exteriores del gran universo.
(164.2) 15:0.2 Al comienzo de la materialización de la creación universal se formuló el esquema séptuple de la organización y gobierno superuniversales. La primera creación post-Havona fue dividida en siete segmentos estupendos, y se diseñaron y se construyeron los mundos sede central de estos gobiernos superuniversales. El actual esquema de administración ha existido desde cerca de la eternidad, y los gobernantes de estos siete superuniversos se llaman justamente los Ancianos de los Días.
(164.3) 15:0.3 Del vasto cuerpo de conocimiento que se refiere a los superuniversos, tan sólo puedo deciros muy poco, pero existe en todos estos reinos una técnica operante de control inteligente tanto de las fuerzas físicas como de las espirituales, y las presencias de la gravedad universal funcionan en poder majestuoso y armonía perfecta. Es importante que os forméis primero una idea adecuada de la constitución física y organización material de los ámbitos superuniversales, porque así estaréis mejor preparados para aferrar el significado de la maravillosa organización proporcionada para su gobierno espiritual y para el avance intelectual de las criaturas volitivas que moran en las miríadas de planetas habitados esparcidos aquí y allí en todos los siete superuniversos.

1. El Nivel Espacial Superuniversal

(164.4) 15:1.1 Dentro de la gama limitada de los registros, las observaciones y los recuerdos de las generaciones de un millón o de mil millones de vuestros cortos años, para todos los fines prácticos, Urantia y el universo a que pertenecen están experimentando la aventura de un prolongado lanzamiento desconocido a un espacio nuevo; pero de acuerdo con los registros de Uversa, según observaciones más antiguas, en armonía con la experiencia y los cálculos más amplios de nuestra orden, y como resultado de las conclusiones basadas en estos y otros hallazgos, sabemos que los universos forman parte de una procesión ordenada, bien comprendida y perfectamente controlada, que gira en magnitud majestuosa alrededor de la Primera Gran Fuente y Centro y su universo residencial.
(165.1) 15:1.2 Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos atraviesan una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y otros mundos del tiempo no se sumergen, sin mapas ni brújulas, en un espacio desconocido. El universo local al cual pertenece vuestro sistema sigue un curso definido y bien comprendido, en sentido contrario a las manecillas del reloj, alrededor del vasto giro que rodea el universo central. Este camino cósmico está bien trazado y los observadores estelares del superuniverso lo conocen tan bien como los astrónomos urantianos conocen las órbitas de los planetas que constituyen vuestro sistema solar.
(165.2) 15:1.3 Urantia está ubicada en un universo local y en un superuniverso no completamente organizado; vuestro universo local está en proximidad inmediata de numerosas creaciones físicas parcialmente completas. Vosotros pertenecéis a uno de los universos relativamente recientes. Pero actualmente no os lanzáis en forma descontrolada en el espacio no trazado ni osciláis ciegamente en regiones desconocidas. Estáis siguiendo un camino ordenado y predeterminado del nivel espacial superuniversal. Actualmente estáis pasando a través del mismo lugar que vuestro sistema planetario, o sus predecesores, atravesaron edades atrás; y algún día en el futuro remoto vuestro sistema o sus sucesores, nuevamente atravesará el espacio idéntico a través del cual estáis ahora viajando tan rápidamente.
(165.3) 15:1.4 En esta edad y según se considera la dirección en Urantia, el superuniverso número uno gira casi en dirección norte, aproximadamente en posición opuesta, hacia el este, a la residencia paradisiaca de las Grandes Fuentes y Centros y del universo central de Havona. Esta posición, con la que le corresponde en el oeste, representa el acercamiento físico más cercano de las esferas del tiempo a la Isla eterna. El superuniverso número dos está en el norte, preparándose para girar hacia el oeste, mientras que el número tres en estos momentos ocupa el segmento más septentrional del gran camino espacial, habiendo ya doblado la curva que conduce a la vía hacia el sur. El número cuatro está en un vuelo comparativamente recto hacia el sur, con las regiones de avanzada a punto de situarse en oposición a los Grandes Centros. El número cinco prácticamente ha abandonado su posición frente al Centro de los Centros, siguiendo un curso directo hacia el sur antes de girar hacia el este; el número seis ocupa la mayor parte de la curva meridional, el segmento que vuestro superuniverso casi ha franqueado.
(165.4) 15:1.5 Vuestro universo local de Nebadon pertenece a Orvonton, el séptimo superuniverso que gira entre los superuniversos uno y seis, habiendo doblado desde no hace mucho (según calculamos el tiempo) la curva meridional del nivel espacial superuniversal. Ahora el sistema solar al que pertenece Urantia ha pasado unos cuantos miles de millones de años atrás la oscilación alrededor de la curva meridional, de manera que en este momento vosotros estáis avanzando más allá de la curva meridional y desplazándoos rápidamente a través del camino largo y comparativamente recto del norte. Durante edades incontables Orvonton seguirá este curso septentrional casi directo.
(165.5) 15:1.6 Urantia pertenece a un sistema que está bien afuera hacia los límites de vuestro universo local; y vuestro universo local está actualmente atravesando la periferia de Orvonton. Más allá de vosotros aún hay otros, pero vosotros estáis muy alejados en el espacio de aquellos sistemas físicos que oscilan alrededor del gran círculo en proximidad comparativa a la Gran Fuente y Centro.

2. La Organización de los Superuniversos

(165.6) 15:2.1 Tan sólo el Padre Universal conoce la ubicación y el número actual de los mundos habitados en el espacio; los llama a todos por su nombre y su número. Yo tan sólo puedo daros el número aproximado de planetas habitados o habitables, porque algunos universos locales tienen más mundos adecuados para la vida inteligente que otros. Tampoco están ya organizados todos los universos locales proyectados. Por lo tanto los cálculos que os ofrezco son únicamente para el propósito de daros una idea de la inmensidad de la creación material.
(166.1) 15:2.2 Hay siete superuniversos en el gran universo, y están constituidos aproximadamente como sigue:
(166.2) 15:2.3 1. El sistema. La unidad básica del supergobierno consiste en aproximadamente mil mundos habitados o habitables. Los soles llameantes, los mundos fríos, los planetas demasiado cercanos a los soles calientes, y otras esferas que no son adecuados para que lo habiten criaturas, no se han incluido en este grupo. Estos mil mundos adaptados para mantener la vida se denominan un sistema, pero en los sistemas más jóvenes tan sólo un número comparativamente pequeño de estos mundos puede estar habitado. Cada planeta habitado está dirigido por un Príncipe Planetario, y cada sistema local tiene una esfera arquitectónica como su sede central y está gobernada por un Soberano del Sistema.
(166.3) 15:2.4 2. La constelación. Cien sistemas (unos 100.000. planetas habitables) forman una constelación. Cada constelación tiene una esfera sede central arquitectónica y es presidida por tres Hijos Vorondadek, los Altísimos. Cada constelación también tiene un Fiel de los Días como observador, el embajador de la Trinidad del Paraíso.
(166.4) 15:2.5 3. El universo local. Cien constelaciones (unos 10.000.000 de planetas habitables) constituyen un universo local. Cada universo local tiene un magnífico mundo sede central arquitectónico y lo gobierna uno de los Hijos Creadores coordinados de Dios de la orden de Micael. Cada universo está bendecido por la presencia de un Unión de los Días, el representante de la Trinidad del Paraíso.
(166.5) 15:2.6 4. El sector menor. Cien universos locales (aproximadamente 1.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un sector menor del gobierno superuniversal; posee un maravilloso mundo sede central, desde el cual sus gobernantes, los Recientes de los Días, administran los asuntos del sector menor. En cada sede central de un sector menor hay tres Recientes de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad.
(166.6) 15:2.7 5. El sector mayor. Cien sectores menores (alrededor de 100.000.000.000 de mundos habitables) constituyen un sector mayor. Cada sector mayor posee una extraordinaria sede central y es presidido por tres Perfecciones de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad.
(166.7) 15:2.8 6. El superuniverso. Diez sectores mayores (aproximadamente 1.000.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un superuniverso. Cada superuniverso tiene un mundo sede central enorme y glorioso y está gobernado por tres Ancianos de los Días.
(166.8) 15:2.9 7. El Gran Universo. Siete superuniversos constituyen el actual gran universo organizado, que consiste en aproximadamente siete billones de mundos habitables además de las esferas arquitectónicas y de los mil millones de esferas habitadas de Havona. Los superuniversos son gobernados y administrados indirecta y reflectiva mente desde el Paraíso por los Siete Espíritus Rectores. Los mil millones de mundos de Havona son administrados directamente por los Eternos de los Días, habiendo una de estas Personalidades Supremas de la Trinidad para cada una de estas esferas perfectas.
(167.1) 15:2.10 Excluyendo las esferas del Paraíso-Havona, el plan de la organización universal provee las siguientes unidades:
(167.2) 15:2.11 Superuniversos. . . . . . . . . . . . 7
(167.3) 15:2.12 Sectores mayores. . . . . . . . . . .70
(167.4) 15:2.13 Sectores menores. . . . . . . . . 7.000
(167.5) 15:2.14 Universos locales . . . . . . . 700.000
(167.6) 15:2.15 Constelaciones. . . . . . . .70.000.000
(167.7) 15:2.16 Sistemas locales . . . . 7.000.000.000
(167.8) 15:2.17 Planetas habitables . 7.000.000.000.000
(167.9) 15:2.18 Cada uno de los siete superuniversos está constituido, aproximadamente, como sigue:
(167.10) 15:2.19 Un sistema comprende, aproximadamente. . . . . . . . 1.000 mundos
(167.11) 15:2.20 Una constelación (100 sistemas) . . . . . . 100.000 mundos
(167.12) 15:2.21 Un universo (100 constelaciones) . . . . . . . .10.000.000 de mundos
(167.13) 15:2.22 Un sector menor (100 universos). . . . . . . 1.000.000.000 de mundos
(167.14) 15:2.23 Un sector mayor (100 sectores menores) . . 100.000.000.000 de mundos
(167.15) 15:2.24 Un superuniverso (10 sectores mayores) . 1.000.000.000.000 de mundos
(167.16) 15:2.25 Todos estos cálculos son a lo sumo aproximaciones, porque nuevos sistemas están evolucionando constantemente, mientras que otras organizaciones pasan temporalmente fuera de la existencia material.

3. El Superuniverso de Orvonton

(167.17) 15:3.1 Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, el superuniverso de Orvonton. El vasto sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, en gran parte más allá de los límites de vuestro universo local. Esta gran agregación de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes estelares, espirales y otras nebulosas, juntamente con miríadas de planetas individuales, forma un grupo como un reloj circular alargado, de aproximadamente un séptimo de los universos habitados evolucionarios.
(167.18) 15:3.2 Desde la posición astronómica de Urantia, al mirar a través de un corte transversal de los sistemas cercanos a la gran Vía Láctea, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un vasto plano elongado, siendo la anchura mucho más grande que el espesor y la longitud mayor que la anchura.
(167.19) 15:3.3 La observación de la así llamada Vía Láctea revela el aumento comparativo de la densidad estelar en Orvonton cuando los cielos se observan en una dirección, mientras que a los lados la densidad disminuye; el número de estrellas y otras esferas disminuye al alejarse del plano principal de nuestro superuniverso material. Cuando el ángulo de observación es propicio, mirando a través del cuerpo principal de este reino de máxima densidad, estáis mirando hacia el universo residencial y el centro de todas las cosas.
(167.20) 15:3.4 Los astrónomos de Urantia han identificado aproximadamente ocho de las diez divisiones mayores de Orvonton. Es difícil reconocer separadamente las otras dos porque estáis obligados a visualizar estos fenómenos desde el interior. Si pudierais observar el superuniverso de Orvonton desde una ubicación vastamente distante en el espacio, inmediatamente reconoceríais los diez sectores principales de la séptima galaxia.
(168.1) 15:3.5 El centro de rotación de vuestro sector menor está ubicado lejos, en la enorme y densa nube estelar de Sagitario, alrededor de la cual vuestro universo local y sus creaciones asociadas giran, y desde los lados opuestos del vasto sistema subgaláctico Sagitario podéis observar dos grandes corrientes de nubes estelares que surgen en estupendas espirales estelares.
(168.2) 15:3.6 El núcleo del sistema físico al que pertenecen vuestro sol y sus planetas asociados es el centro de la entonces nebulosa Andrónover. Esta nebulosa espiral anterior fue ligeramente distorsionada por las interrupciones de la gravedad asociadas con los acontecimientos que se relacionaban con el nacimiento de vuestro sistema solar, y que se ocasionaron por el acercamiento peligroso de una nebulosa grande vecina. Este casi choque transformó Andrónover en una agregación bastante globular pero no destruyó totalmente la procesión de doble dirección de los soles y de sus grupos físicos asociados. Vuestro sistema solar ocupa actualmente una posición relativamente central en uno de los brazos de esta espiral distorsionada, ubicada cerca de un punto intermedio desde el centro hacia afuera hacia los límites de la corriente estelar.
(168.3) 15:3.7 El sector de Sagitario y todos los demás sectores y divisiones de Orvonton están rotando alrededor de Uversa, y parte de la confusión de los astrónomos urantianos surge de las ilusiones y distorsiones relativas producidas por los siguientes movimientos revolutivos múltiples:
(168.4) 15:3.8 1. La revolución de Urantia alrededor de su sol.
(168.5) 15:3.9 2. El circuito de vuestro sistema solar alrededor del núcleo de la nebulosa Andrónover anterior.
(168.6) 15:3.10 3. La rotación de la familia estelar Andrónover y los grupos asociados alrededor del centro compuesto de rotación y gravedad de la nube estelar de Nebadon.
(168.7) 15:3.11 4. La oscilación de la nube estelar local de Nebadon y de sus creaciones asociadas alrededor del centro Sagitario de su sector menor.
(168.8) 15:3.12 5. La rotación alrededor de su sector mayor de los cien sectores menores, incluyendo Sagitario.
(168.9) 15:3.13 6. El giro de los diez sectores mayores, el así llamado flujo estelar, alrededor de la sede central de Uversa en Orvonton.
(168.10) 15:3.14 7. El movimiento de Orvonton y de los seis superuniversos asociados alrededor del Paraíso y de Havona, la procesión en sentido contrario a las manecillas del reloj del nivel espacial superuniversal.
(168.11) 15:3.15 Estos movimientos múltiples son de distintas órdenes: los caminos espaciales de vuestro planeta y de vuestro sistema solar son genéticos, inherentes a su origen. El movimiento absoluto en sentido contrario a las manecillas del reloj de Orvonton también es genético, inherente a los planes arquitectónicos del universo maestro. Pero los movimientos intermedios son de origen compuesto, siendo derivados en parte de la segmentación constitutiva de la materia y energía en los superuniversos y en parte producido por la acción inteligente y con un gran propósito de los organizadores de la fuerza paradisiacos.
(168.12) 15:3.16 Los universos locales están en proximidad más estrecha a medida que se acercan a Havona; los circuitos son más grandes en número, y hay una mayor superposición, capa sobre capa. Pero más alejados del centro eterno hay cada vez menos sistemas, capas, circuitos y universos.

4. Las Nebulosas — Los Antepasados de los Universos

(169.1) 15:4.1 Aunque la creación y la organización de los universos corresponden por siempre al control de los Creadores infinitos y sus asociados, el entero fenómeno procede de acuerdo con una técnica ordenada y en conformidad con las leyes gravitatorias de la fuerza, energía y materia. Pero hay algo misterioso asociado con la carga de fuerza universal del espacio; nosotros comprendemos plenamente la organización de las creaciones materiales desde la etapa ultimatónica en adelante, pero no comprendemos plenamente el antepasado cósmico de los ultimatones. Confiamos en que estas fuerzas ancestrales tienen su origen en el Paraíso porque ellas oscilan por siempre a través del espacio ocupado en los contornos exactos y gigantescos del Paraíso. Aunque no responde a la gravedad del Paraíso, esta carga de fuerza del espacio, el antepasado de toda materialización, siempre responde a la presencia del Paraíso bajo, estando aparentemente dentro del circuito de entrada y salida del centro del Paraíso bajo.
(169.2) 15:4.2 Los organizadores de la fuerza paradisiacos transmutan la potencia espacial en fuerza primordial y evolucionan este potencial prematerial en manifestaciones primarias y secundarias de la energía de la realidad física. Cuando esta energía logra niveles donde responde a la gravedad, los directores de poder y sus asociados del régimen del superuniverso aparecen en la escena y comienzan sus manipulaciones interminables, diseñadas para establecer los múltiples circuitos de poder y los canales de energía de los universos del tiempo y del espacio. Así aparece la materia física en el espacio, y así se establece la escena para la inauguración de la organización del universo.
(169.3) 15:4.3 Esta segmentación de la energía es un fenómeno que jamás ha sido solucionado por los físicos de Nebadon. Su dificultad principal estriba en la inaccesibilidad relativa de los organizadores de la fuerza paradisiacos, ya que los directores vivientes del poder, aunque son competentes para ocuparse de la energía del espacio, no tienen el menor concepto del origen de las energías que manipulan tan inteligente y hábilmente.
(169.4) 15:4.4 Los organizadores de la fuerza paradisiacos son los originadores de las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los tremendos ciclones de fuerza que, una vez que se inician, no se pueden detener ni limitar jamás hasta que todas las fuerzas que todo lo saturan son movilizadas para la aparición final de las unidades ultimatónicas de la materia universal. Así entran a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas matrices de los soles de origen directo y de sus sistemas distintos. En el espacio exterior se pueden ver diez formas diferentes de nebulosas, fases de la evolución universal primaria, y estas vastas ruedas de energía tienen el mismo origen que tuvieron las de los siete superuniversos.
(169.5) 15:4.5 Las nebulosas varían grandemente en tamaño y en el número resultante y la masa agregada de sus vástagos estelares y planetarios. Al norte de los límites de Orvonton, pero todavía dentro del nivel espacial de este superuniverso, una nebulosa, que forma soles dentro del nivel espacial superuniversal, ya ha dado origen a aproximadamente cuarenta mil soles, y la rueda matriz sigue arrojando soles, la mayoría de los cuales son muchas veces más grandes que el vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están originando hasta cien millones de soles.
(169.6) 15:4.6 Las nebulosas no están directamente relacionadas con ninguna de las unidades administrativas, tales como los sectores menores o los universos locales, aunque algunos universos locales han sido organizados a partir de los productos de una sola nebulosa. Cada universo local comprende exactamente una cien milésima parte de la carga total de energía de un superuniverso sea cual fuere su relación con las nebulosas, porque la energía no la organizan las nebulosas —está distribuida universalmente.
(170.1) 15:4.7 No todas las nebulosas espirales se ocupan de producir soles. Algunas han retenido el control de muchos de sus vástagos estelares segregados, y su apariencia espiral resulta por el hecho de que sus soles salen del brazo nebular en formación estrecha pero retornan por diversos caminos, facilitando así la observación en cierto punto pero haciendo más difícil su visualización cuando están vastamente separados en sus diferentes caminos de retorno, mucho más alejados del brazo de la nebulosa. No existen en este momento muchas nebulosas formadoras de soles activas en Orvonton, aunque es muy activa Andrómeda, la que está fuera del superuniverso habitado. Esta nebulosa vastamente distante es visible a simple vista, y cuando la visualicéis, considerad que la luz que de ella contempláis abandonó aquellos distantes soles casi un millón de años atrás.
(170.2) 15:4.8 La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de vastos números de antiguas nebulosas espirales y de otras formas, muchas aún retienen su configuración original. Pero como resultado de las catástrofes interiores y de la atracción exterior, muchas de ellas han sufrido considerable distorsión y cambio de forma hasta el punto de que estas enormes agregaciones aparecen como gigantescas masas luminosas de soles flameantes, tales como la nube de Magallanes, el grupo estelar del tipo globular que predomina cerca de los límites exteriores de Orvonton.
(170.3) 15:4.9 Las vastas nubes estelares de Orvonton deben ser consideradas como agregaciones individuales de materia, comparables a las nebulosas separadas observables en las regiones espaciales fuera de la galaxia de la Vía Láctea. Muchas de las así llamadas nubes estelares del espacio, sin embargo, consisten únicamente en material gaseoso. El potencial de energía de estas nubes estelares gaseosas es increíblemente enorme, y parte de ésta es tomada por los soles cercanos y vuelta a enviar al espacio en forma de emanaciones solares.

5. El Origen de los Cuerpos Espaciales

(170.4) 15:5.1 La mayor parte de la masa contenida en los soles y planetas de un superuniverso se origina en las ruedas nebulosas; muy poco de la masa superuniversal está organizada por acción directa de los directores de poder (tal como en la construcción de las esferas arquitectónicas), aunque se origina una cantidad constantemente variable de materia en el espacio abierto.
(170.5) 15:5.2 En cuanto al origen, la mayoría de los soles, planetas y otras esferas se pueden clasificar dentro de los siguientes diez grupos:
(170.6) 15:5.3 1. Anillos concéntricos de contracción. No todas las nebulosas son espirales. Muchas inmensas nebulosas, en vez de partirse en un sistema estelar doble o evolucionar como espiral, se condensan por formación de anillos múltiples. Durante largos períodos tal nebulosa aparece como un enorme sol central, circundado por numerosas nubes gigantescas de formaciones de materia de apariencia anular que lo rodean.
(170.7) 15:5.4 2. Las estrellas remolinadas. Comprenden aquellos soles que son arrojados de las grandes ruedas matrices de gases altamente recalentados. No se arrojan como anillos sino en progresiones hacia la derecha y hacia la izquierda. Las estrellas remolinadas también se originan en nebulosas que no son espirales.
(170.8) 15:5.5 3. Planetas de explosión de la gravedad. Cuando nace un sol de una espiral o de una nebulosa en barras, frecuentemente es arrojado a una distancia considerable. Dicho sol es altamente gaseoso, posteriormente, después de haberse enfriado un poco y condensado, puede encontrarse por casualidad girando cerca de alguna masa enorme de energía, ya sea un sol gigantesco o una isla oscura del espacio; tal acercamiento puede no ser tan extremo como para ocasionar un choque, pero sí ser suficientemente estrecho como para permitir que la atracción de la gravedad del cuerpo más grande dé inicio a convulsiones mareomotrices en el más pequeño, iniciando así una serie de solevantamientos de marea que ocurren simultáneamente en los lados opuestos del sol convulsionando. En su máximo punto, estas erupciones explosivas producen una serie de agregaciones de materia de tamaño variado que pueden ser proyectadas más allá de la zona dominada por la gravedad del sol en erupción, estabilizándose así en órbitas propias alrededor de uno de los dos cuerpos que participan en este episodio. Más adelante, las agregaciones más grandes de mate-ria se unen y gradualmente atraen hacia ellas a los cuerpos más pequeños. De esta manera entran a la existencia muchos de los planetas sólidos de los sistemas menores. Vuestro propio sistema solar tuvo precisamente tal origen.
(171.1) 15:5.6 4. Hijas planetarias centrífugas. Los soles enormes, cuando se encuentran en ciertas etapas de desarrollo, y si su velocidad de revolución se acelera grandemente, comienzan a arrojar grandes cantidades de materia que posteriormente puede reunirse para formar pequeños mundos que continúan girando alrededor del sol progenitor.
(171.2) 15:5.7 5. Esferas con deficiencia de gravedad. Existe un límite crítico para el tamaño de las estrellas individuales. Cuando un sol alcanza ese límite, a menos que desacelere su velocidad de revolución, está destinado a partirse; ocurre la fisura del sol, y se origina una nueva estrella doble de esta variedad. Posteriormente se pueden formar numerosos planetas pequeños como producto colateral de esta gigantesca revolución.
(171.3) 15:5.8 6. Estrellas de contracción. En los sistemas más pequeños el planeta exterior más grande a veces atrae a sí mismo a los mundos vecinos, mientras que aquellos planetas cercanos al sol comienzan su lanzamiento terminal. En vuestro sistema solar, tal fin significaría que los cuatro planetas más interiores serían atraídos por el sol, mientras que el planeta más grande, Júpiter, se agrandaría considerablemente porque captaría a los mundos restantes. Tal fin de un sistema solar daría como resultado la producción de dos soles adyacentes desiguales, un tipo de formación de estrella doble. Dichas catástrofes son poco frecuentes excepto en los límites de las agregaciones estelares del superuniverso.
(171.4) 15:5.9 7. Esferas cumulativas. De la vasta cantidad de materia que circula en el espacio, se pueden acumular lentamente pequeños planetas. Estos crecen por agregado meteórico y por choques menores. En algunos sectores del espacio, las condiciones favorecen dicha forma de nacimiento planetario. Muchos de los mundos habitados han tenido dicho origen.
(171.5) 15:5.10 Algunas islas oscuras densas son el resultado directo del agregado de energía de transmutación en el espacio. Otro grupo de estas islas oscuras se ha originado por la acumulación de enormes cantidades de materia fría, meros fragmentos y meteoros, que circulan por el espacio. Dichas agregaciones de materia nunca han sido calientes y, excepto por su densidad, su composición es muy similar a la de Urantia.
(171.6) 15:5.11 8. Soles quemados. Algunas de las islas oscuras del espacio son soles aislados quemados, habiendo emitido toda su energía espacial disponible. Las unidades organizadas de la materia aproximan la condensación plena, una virtual consolidación completa; y se requieren edades tras edades para que dichas enormes masas de mate-ria altamente condensada se vuelvan a cargar en los circuitos del espacio y por lo tanto se preparen para nuevos ciclos de función universal después de un choque o de algún acontecimiento cósmico igualmente revivificador.
(171.7) 15:5.12 9. Esferas de impacto. En aquellas regiones de agrupaciones más densas, los choques no son raros. Tremendos cambios de energía y transmutaciones de materia acompañan dicho reajuste astronómico. Los choques que comprenden soles muertos son peculiarmente influyentes en la creación de amplias fluctuaciones de energía. Los desechos del impacto frecuentemente constituyen los núcleos materiales para la formación subsiguiente de cuerpos planetarios adaptados a la habitación mortal.
(172.1) 15:5.13 10. Mundos arquitectónicos. Éstos son los mundos que se construyen de acuerdo con planes y especificaciones para un propósito específico, tal como por ejemplo Salvington, la sede central de vuestro universo local, y Uversa, el asiento del gobierno de nuestro superuniverso.
(172.2) 15:5.14 Existen numerosas otras técnicas para evolucionar soles y segregar planetas, pero los procedimientos antedichos sugieren los métodos por los cuales la vasta mayoría de los sistemas estelares y de las familias planetarias surgen a la existencia. Intentar describir todas las distintas técnicas que corresponden a las metamorfosis estelares y a la evolución planetaria requeriría la narración de casi cien modos distintos de formación solar y de origen planetario. A medida que vuestros astrónomos estudian los cielos, observarán fenómenos que indican todos estos modos de evolución estelar, pero raramente detectarán pruebas de la formación de aquellos grupos pequeños, no luminosos, de materia que sirven como planetas habitados, las más importantes de las vastas creaciones materiales.

6. Las Esferas del Espacio

(172.3) 15:6.1 Sea cual fuere el origen, las distintas esferas del espacio se pueden clasificar en las siguentes divisiones principales:
(172.4) 15:6.2 1. Los soles: las estrellas del espacio.
(172.5) 15:6.3 2. Las islas oscuras del espacio.
(172.6) 15:6.4 3. Los cuerpos espaciales menores —cometas, meteoros y planetesimales.
(172.7) 15:6.5 4. Los planetas, incluyendo los mundos habitados.
(172.8) 15:6.6 5. Las esferas arquitectónicas —mundos hechos a medida.
(172.9) 15:6.7 Con la excepción de las esferas arquitectónicas, todos los cuerpos espaciales han tenido un origen evolucionario, evolucionario en el sentido de que no han sido traídos a la existencia por fíat de la Deidad, evolucionario en el sentido de que las acciones creadoras de Dios se han desarrollado mediante una técnica espacio-temporal a través de la operación de muchas de las inteligencias creadas y eventuadas por la Deidad.
(172.10) 15:6.8 Los soles. Éstas son las estrellas del espacio en sus distintas fases de existencia. Algunos son sistemas espaciales solitarios en evolución; otros son estrellas dobles, sistemas planetarios en contracción o en desaparición. Las estrellas del espacio existen en no menos de mil distintos estados y etapas. Vosotros estáis familiarizados con los soles que emiten luz acompañada de calor; pero también hay soles que brillan sin calor.
(172.11) 15:6.9 Los billones y billones de años que un sol ordinario continuará emitiendo calor y luz ilustran el vasto almacenamiento de energía que contiene cada unidad de materia. La energía real almacenada en estas partículas invisibles de materia física es casi inimaginable. Y esta energía se vuelve casi totalmente disponible en forma de luz cuando se la somete a la tremenda presión de calor y de las actividades asociadas de energía que prevalecen en el interior de los flameantes soles. Aun otras condiciones permiten a estos soles transformar y enviar mucha de la energía espacial que les llega por los circuitos establecidos del espacio. Muchas fases de la energía física y todas las formas de la materia son atraídas al dínamo solar, y posteriormente distribuidas por éste. De esta manera los soles sirven como aceleradores locales de la circulación de la energía, actuando como estaciones de control automático del poder.
(172.12) 15:6.10 El superuniverso de Orvonton está iluminado y calentado por más de diez billones de soles flameantes. Estos soles son estrellas observables en vuestro sistema astronómico. Más de dos billones están demasiado distantes y son demasiado pequeños como para ser vistos desde Urantia. Pero en el universo maestro existen tantos soles como vasos de agua hay en los océanos de vuestro mundo.
(173.1) 15:6.11 Las islas oscuras del espacio. Éstos son los soles muertos y otras agregaciones grandes de materia carentes de luz y calor. Las islas oscuras a veces son enormes en cuanto a su masa y ejercen una influencia poderosa en el equilibrio y en la manipulación de la energía en el universo. La densidad de algunas de estas grandes masas es casi increíble. Y esta gran concentración de masa permite que estas islas oscuras funcionen como poderosas ruedas de equilibrio, controlando eficazmente grandes sistemas vecinos. Mantienen el equilibrio gravitacionario del poder en muchas constelaciones; muchos sistemas físicos que de otro modo irían rápidamente hacia su destrucción en los soles vecinos son mantenidos certeramente dentro de la atracción de la gravedad de estas islas oscuras guardianas. Es por esta función por que podemos ubicarlas con precisión. Hemos medido la atracción de la gravedad de los cuerpos luminosos, y por lo tanto podemos calcular el tamaño y ubicación exacta de las islas oscuras del espacio que tan eficazmente funcionan para mantener en su curso un sistema determinado.
(173.2) 15:6.12 Cuerpos espaciales menores. Los meteoros y otras pequeñas partículas de materia que circulan y evolucionan en el espacio constituyen un enorme agregado de energía y sustancia material.
(173.3) 15:6.13 Muchos cometas son vástagos no controlados ni establecidos de las ruedas solares matrices, que gradualmente son traídos bajo el control del sol central gobernante. Los cometas también tienen otros orígenes numerosos. La cola de un cometa está dirigida en sentido contrario al cuerpo o sol que lo atrae debido a la reacción eléctrica de sus gases altamente expandidos y a la presión real de la luz y otras energías que emanan del sol. Este fenómeno constituye una de las pruebas positivas de la realidad de la luz y de sus energías asociadas; demuestra que la luz tiene peso. La luz es una sustancia real, no simplemente olas de éter hipotético.
(173.4) 15:6.14 Los planetas. Éstas son las agregaciones más grandes de materia que siguen una órbita alrededor de un sol o de algún otro cuerpo espacial; oscilan en su tamaño desde lo planetesimal hasta enormes esferas gaseosas, líquidas o sólidas. Los mundos fríos que se han agregado por la recolección de material espacial flotante, cuando están en relación apropiada con un sol cercano, son los planetas más ideales para cobijar a habitantes inteligentes. Los soles muertos no son, en general, adaptables a la vida; están generalmente demasiado lejos de un sol vivo flameante y además son generalmente demasiado masivos; la gravedad es tremenda a nivel de la superficie.
(173.5) 15:6.15 En vuestro superuniverso no existe un planeta frío en cuarenta que sea habitable por seres de vuestra orden. Y, naturalmente, los soles supercalentados y los mundos exteriores frígidos no son adecuados para cobijar una vida elevada. En vuestro sistema solar, en el presente existen sólo tres planetas que pueden cobijar la vida. Urantia, por su tamaño, densidad y ubicación, es en muchos respectos, ideal para la habitación humana.
(173.6) 15:6.16 Las leyes de la conducta de la energía física son básicamente universales, pero las influencias locales tienen mucho que ver con las condiciones físicas que prevalecen en los planetas individuales y en los sistemas locales. Una variedad casi infinita de criaturas y otras manifestaciones vivientes caracteriza los incontables mundos del espacio. Existen sin embargo ciertos puntos de similaridad en un grupo de mundos asociados de un sistema específico, mientras que también existe un modelo universal de vida inteligente. Hay relaciones físicas entre aquellos sistemas planetarios que pertenecen al mismo circuito físico, y que se siguen estrechamente unos a otros en la oscilación sin fin alrededor del círculo de los universos.

7. Las Esferas Arquitectónicas

(174.1) 15:7.1 Aunque cada gobierno superuniversal preside cerca del centro de los universos evolucionarios de su segmento espacial, éste ocupa un mundo hecho a medida y poblado por personalidades acreditadas. Estos mundos sede central son esferas arquitectónicas, cuerpos espaciales específicamente construidos para su propósito especial. Aunque comparten la luz de los soles cercanos, estas esferas están iluminadas y calentadas independientemente. Cada una tiene un sol que emite luz sin calor, como los satélites del Paraíso, y se calientan por la circulación de ciertas corrientes de energía cerca de la superficie de la esfera. Estos mundos de sede central pertenecen a uno de los sistemas más grandes situados cerca del centro astronómico de sus superuniversos respectivos.
(174.2) 15:7.2 El tiempo está estandarizado en las sedes de los superuniversos. El día estándar del superuniverso de Orvonton equivale a casi treinta días del tiempo de Urantia y el año de Orvonton equivale a cien días estándares. Este año de Uversa es estándar en el séptimo superuniverso, y corresponde a tres mil días menos veintidós minutos del tiempo de Urantia, alrededor de ocho y un quinto de vuestros años.
(174.3) 15:7.3 Los mundos sede central de los siete superuniversos comparten la naturaleza y grandeza del Paraíso, su modelo original central de perfección. En realidad, todos los mundos sede central son paradisiacos. Son, en efecto, moradas celestiales, y van aumentando en tamaño material, belleza morontial, y gloria espiritual desde Jerusem hasta la Isla central. Y todos los satélites de estos mundos sede central también son esferas arquitectónicas.
(174.4) 15:7.4 Los distintos mundos sede central gozan de toda fase de la creación material y espiritual. Todo tipo de ser material, morontial y espiritual está en su casa en estos mundos de encuentro de los universos. A medida que las criaturas mortales ascienden en el universo, pasando desde los mundos materiales a los mundos espirituales, no pierden jamás su apreciación de los niveles anteriores de existencia ni el disfrute de éstos.
(174.5) 15:7.5 Jerusem, la sede central de vuestro sistema local de Satania, tiene sus siete mundos de cultura de transición, cada uno de los cuales está dentro de un circuito de siete satélites, entre los que están los siete mundos de estancia de detención morontial, la primera residencia postmortal del hombre. La palabra cielo tal como a veces se la ha utilizado en Urantia, significa en ocasiones estos siete mundos de estancia, siendo el primer mundo de estancia denominado primer cielo, y así sucesivamente hasta el séptimo.
(174.6) 15:7.6 Edentia, la sede central de vuestra constelación de Norlatiadek, tiene sus setenta satélites de socialización cultural y capacitación, en los cuales los seres ascendentes se detienen después de completar el régimen de Jerusem de comprensión de la personalidad, unificación y realización.
(174.7) 15:7.7 Salvingtón, la capital de Nebadon, vuestro universo local, está rodeada de diez grupos universitarios de cuarenta y nueve esferas cada uno. Aquí el hombre es espiritualizado después de su socialización en la constelación.
(174.8) 15:7.8 Umenor el tercero, la sede central de Ensa, vuestro sector menor, está rodeada de siete esferas dedicadas a los estudios físicos más elevados de la vida ascendente.
(174.9) 15:7.9 Umayor el quinto, la sede central de Splandon, vuestro sector mayor, está rodeada de setenta esferas de capacitación avanzada intelectual del superuniverso.
(175.1) 15:7.10 Uversa, la sede central de Orvonton, vuestro superuniverso, está inmediatamente rodeada de siete altas universidades de capacitación espiritual avanzada para las criaturas volitivas ascendentes. Cada uno de estos siete grupos de esferas maravillosas consiste en setenta mundos especializados que contienen miles y miles de instituciones y organizaciones pletóricas dedicadas a la capacitación universal y a la cultura espiritual en las que nuevamente se educan y examinan los peregrinos del tiempo en preparación para su largo viaje a Havona. Los peregrinos del tiempo que llegan son recibidos siempre en estos mundos asociados, pero los graduados que parten siempre se envían a Havona directamente desde las orillas de Uversa.
(175.2) 15:7.11 Uversa es la sede central espiritual y administrativa de aproximadamente un billón de mundos habitados o habitables. La gloria, grandeza y perfección de la capital de Orvonton sobrepasa todas las maravillas de las creaciones del tiempo y del espacio.
(175.3) 15:7.12 Si todos los proyectados universos locales y sus partes componentes estuvieran establecidos, habría en los siete superuniversos ligeramente menos de quinientos mil millones de mundos arquitectónicos.

8. El Control y Regulación de la Energía

(175.4) 15:8.1 Las esferas sede central de los superuniversos están construidas de manera tal que puedan funcionar como reguladores eficientes del poder y de la energía para sus distintos sectores, sirviendo como puntos focales para la direccionización de la energía a sus universos locales componentes. Ellos ejercen una influencia poderosa sobre el equilibrio y el control de la energía física que circula a través del espacio organizado.
(175.5) 15:8.2 Los centros de poder superuniversales y los controladores físicos, entidades inteligentes vivientes y semivivientes constituidas para este propósito explícito realizan otras funciones de regulación. Estos centros y controladores del poder son de difícil comprensión; las órdenes más bajas no son volitivas, no poseen voluntad, no eligen, sus funciones son muy inteligentes pero aparentemente automáticas e inherentes a su organización altamente especializada. Los centros de poder y controladores físicos de los superuniversos toman la dirección y el control parcial de los treinta sistemas de energía que comprenden el dominio de la gravita. Los circuitos de la energía física administrados por los centros de poder de Uversa requieren un poco más de 968 millones de años para completar el circuito del superuniverso.
(175.6) 15:8.3 La energía en evolución tiene sustancia; tiene peso, aunque el peso es siempre relativo, dependiendo de la velocidad de revolución, la masa y la antigravedad. La masa en la materia tiende a retardar la velocidad en la energía; y la velocidad de la energía presente por doquier representa: la dote inicial de velocidad, menos el retardo por la masa que se encuentra en tránsito, más la función reguladora de los controladores de la energía viviente del superuniverso y la influencia física de los cuerpos cercanos altamente recalentados o altamente cargados.
(175.7) 15:8.4 El plan universal para el mantenimiento del equilibrio entre la materia y la energía necesita que se hagan y deshagan constantemente unidades materiales menores. Los Directores del Poder Universal tienen la habilidad de condensar y detener, o expandir y liberar, cantidades variables de energía.
(175.8) 15:8.5 Con una duración suficiente de la influencia retardadora, la gravedad finalmente convertiría toda la energía en materia si no fuese por dos factores: Primero, por las influencias antigravedad de los controladores de la energía, y segundo, porque la materia organizada tiende a desintegrarse bajo ciertas condiciones que se encuentran en las estrellas muy calientes y bajo ciertas condiciones peculiares en el espacio cerca de cuerpos fríos altamente energizados de materia condensada.
(176.1) 15:8.6 Cuando la masa se vuelve excesivamente agregada y amenaza un desequilibrio de la energía, para reabastecer los circuitos de poder físico, intervienen los controladores físicos a menos que la misma tendencia ulterior de la gravedad al supermaterializar la energía sea vencida por la presencia de un choque entre los gigantes muertos del espacio, disipando así completamente en un instante las agrupaciones cumulativas de gravedad. En estos episodios de choque, enormes masas de materia se convierten repentinamente en la más rara forma de energía, y la lucha por el equilibrio universal comienza de nuevo. Finalmente los sistemas físicos más grandes se estabilizan, se establecen físicamente, y giran dentro de circuitos establecidos y equilibrados de los superuniversos. Posteriormente a este acontecimiento en dichos sistemas establecidos ya no ocurrirán más choques ni otras catástrofes devastadoras.
(176.2) 15:8.7 Durante los períodos de exceso de energía hay disturbios del poder y fluctuaciones de calor acompañadas por manifestaciones eléctricas. Durante los tiempos de menor energía hay un aumento de las tendencias de la materia de agregarse, condensarse, y descontrolarse en los circuitos más delicadamente equilibrados, con ajustes resultantes de marea o choque que rápidamente reestablecen el equilibrio entre la energía circulante y la materia más literalmente estabilizada. Pronosticar y de otras maneras comprender dicha conducta posible de los soles flameantes y de las islas oscuras del espacio es una de las tareas de los observadores de las estrellas celestiales.
(176.3) 15:8.8 Somos capaces de reconocer la mayoría de las leyes que gobiernan el equilibrio universal y de predecir mucho de lo que pertenece a la estabilidad universal. Prácticamente, nuestros pronósticos son confiables, pero siempre nos enfrentamos con ciertas fuerzas que no responden plenamente a las leyes del control de la energía y de la conducta de la materia que nosotros conocemos. La previsibilidad de todos los fenómenos físicos se vuelve cada vez más difícil a medida que procedemos hacia afuera en los universos a partir del Paraíso. Al pasar más allá de los límites de la administración personal de los Gobernantes del Paraíso, nos enfrentamos con una incapacidad cada vez mayor para calcular, de acuerdo con los estándares establecidos y la experiencia adquirida, en relación con las observaciones que tienen que ver exclusivamente con los fenómenos físicos de los sistemas astronómicos cercanos. Aun en los reinos de los siete superuniversos estamos viviendo en el medio de acciones de fuerza y reacciones de energía que saturan todos nuestros ámbitos y se extienden en equilibrio unificado a través de todas las regiones del espacio exterior.
(176.4) 15:8.9 Cuanto más nos alejamos, tanto más certeramente encontramos esos fenómenos variables e imprevisibles que son tan infaliblemente característicos de la presencia y obra inimaginables de los Absolutos y de las Deidades experienciales. Y estos fenómenos han de ser indicativos de un supercontrol universal de todas las cosas.
(176.5) 15:8.10 Aparentemente el superuniverso de Orvonton está ahora descargándose; los universos exteriores parecen estar cargándose para actividades futuras sin paralelos. El universo central de Havona está eternamente estabilizado. La gravedad y la ausencia de calor (frío) organizan y mantienen la materia; el calor y la antigravedad desorganizan la materia y disipan la energía. Los directores de poder y los organizadores de la fuerza vivientes son el secreto del control especial y la dirección inteligente de la metamorfosis interminable del universo en formación, desintegración, y formación renovada. Las nebulosas pueden dispersarse, los soles quemarse, los sistemas desaparecer, los planetas perecer, pero los universos no se descargan.

9. Los Circuitos de los Superuniversos

(176.6) 15:9.1 Los circuitos universales del Paraíso verdaderamente saturan los ámbitos de los siete superuniversos. Estos circuitos de presencia son: la gravedad de personalidad del Padre Universal, la gravedad espiritual del Hijo Eterno, la gravedad mental del Actor Conjunto, y la gravedad material de la Isla eterna.
(177.1) 15:9.2 Además de los circuitos universales del Paraíso y además de las presenciaactuaciones de los Absolutos y de las Deidades experienciales, funcionan dentro del nivel espacial superuniversal sólo dos divisiones de circuito de energía o segregaciones de poder: los circuitos superuniversales y los circuitos de los universos locales.
(177.2) 15:9.3 Los circuitos superuniversales:
(177.3) 15:9.4 1. El circuito unificador de la inteligencia de uno de los Siete Espíritus Rectores del Paraíso. Dicho circuito de mente cósmica está limitado a un superuniverso.
(177.4) 15:9.5 2. El circuito de servicio reflexivo de los Siete Espíritus Reflexivos en cada superuniverso.
(177.5) 15:9.6 3. Los circuitos secretos de los Monitores Misteriosos, de alguna manera interasociados y dirigidos por Divinington hacia el Padre Universal en el Paraíso.
(177.6) 15:9.7 4. El circuito de intercomunicación del Hijo Eterno con sus Hijos Paradisiacos.
(177.7) 15:9.8 5. La presencia instantánea del Espíritu Infinito.
(177.8) 15:9.9 6. Las transmisiones del Paraíso, los informes espaciales de Havona.
(177.9) 15:9.10 7. Los circuitos de energía de los centros de poder y de los controladores físicos.
(177.10) 15:9.11 Los circuitos del universo local:
(177.11) 15:9.12 1. El espíritu de autootorgamiento de los Hijos Paradisiacos, el Consolador en los mundos de encarnación. El Espíritu de la Verdad, el espíritu de Micael en Urantia.
(177.12) 15:9.13 2. El circuito de las Ministras Divinas, los Espíritus Maternos del universo local, el Espíritu Santo de vuestro mundo.
(177.13) 15:9.14 3. El circuito del ministerio de la inteligencia de un universo local, que incluye la presencia diversamente funcional de los espíritus ayudantes de la mente.
(177.14) 15:9.15 Cuando se desarrolla en un universo local tal armonía espiritual que sus circuitos individuales y combinados se vuelven indistinguibles de aquellos del superuniverso, cuando prevalece tal identidad de función y singularidad de ministerio verdaderamente, entonces el universo local gira en los circuitos establecidos de luz y vida, volviéndose a la vez elegible para que se lo admita en la confederación espiritual de la unión perfeccionada de la supercreación. Los requisitos para la admisión en los con cilios de los Ancianos de los Días, o sea, para ser miembro en la confederación superuniversal, son:
(177.15) 15:9.16 1. Estabilidad física. Las estrellas y los planetas de un universo local deben estar en equilibrio; los períodos de metamorfosis estelar inmediata deben haber terminado. El universo debe proceder sobre pistas despejadas; su órbita debe estar certera y finalmente establecida.
(177.16) 15:9.17 2. Lealtad espiritual. Debe existir un estado de reconocimiento universal del Hijo Soberano de Dios que preside los asuntos de dicho universo local, y lealtad al mismo. Debe haber entrado a existir un estado de cooperación armoniosa entre los planetas, sistemas y constelaciones del entero universo local.
(177.17) 15:9.18 Vuestro universo local ni siquiera se considera como perteneciente al orden físico establecido del superuniverso, mucho menos capaz de ser miembro de la familia espiritual reconocida del supergobierno. Aunque Nebadon todavía no tiene representación en Uversa, nosotros, pertenecientes al gobierno superuniversal, somos enviados a sus mundos en misiones especiales de vez en cuando, así como yo he venido a Urantia directamente desde Uversa. Prestamos toda ayuda posible a vuestros directores y gobernantes en la solución de sus difíciles problemas; estamos deseosos de ver que vuestro universo se califique para la plena admisión en las creaciones asociadas de la familia superuniversal.

10. Los Gobernantes de los Superuniversos

(178.1) 15:10.1 Las sedes centrales de los superuniversos son los asientos del elevado gobierno espiritual de los ámbitos del tiempo y el espacio. La rama ejecutiva del supergobierno, que se origina en los Concilios de la Trinidad está dirigida por uno de los Siete Espíritus Rectores de supervisión suprema, seres que se sientan en asientos de autoridad paradisiaca y administran los superuniversos a través de los Siete Ejecutivos Supremos estacionados en los siete mundos especiales del Espíritu Infinito, los satélites más exteriores del Paraíso.
(178.2) 15:10.2 La sede central del superuniverso es la morada de los Espíritus Reflexivos y de los Auxiliares Reflexivos de Imagen. Desde esta posición intermedia, estos seres maravillosos conducen sus extraordinarias operaciones de reflexividad, ministrando así al universo central arriba y a los universos locales debajo.
(178.3) 15:10.3 Cada superuniverso está presidido por tres Ancianos de los Días, los ejecutivos jefes conjuntos del supergobierno. En su rama ejecutiva, el personal del gobierno superuniversal consiste en siete grupos diferentes:
(178.4) 15:10.4 1. Ancianos de los Días.
(178.5) 15:10.5 2. Perfeccionadores de la Sabiduría.
(178.6) 15:10.6 3. Consejeros Divinos.
(178.7) 15:10.7 4. Censores Universales.
(178.8) 15:10.8 5. Mensajeros Poderosos.
(178.9) 15:10.9 6. Aquellos Elevados en Autoridad.
(178.10) 15:10.10 7. Aquellos sin Nombre ni Número.
(178.11) 15:10.11 Los tres Ancianos de los Días son asistidos directamente por un cuerpo de mil millones de Perfeccionadores de la Sabiduría, con quienes están asociados tres mil millones de Consejeros Divinos. Mil millones de Censores Universales se asignan a cada administración superuniversal. Estos tres grupos son Personalidades Coordinadas de la Trinidad, y se originan divina y directamente en la Trinidad del Paraíso.
(178.12) 15:10.12 Las restantes tres órdenes, los Mensajeros Poderosos, Aquellos Elevados en Autoridad, y Aquellos sin Nombre ni Número, son mortales ascendentes glorificados. La primera de estas órdenes se elevó a través del régimen ascendente y pasó a través de Havona en los días de Grandfanda. Habiendo logrado el Paraíso, fueron admitidos al Cuerpo de la Finalidad, abrazados por la Trinidad del Paraíso, y posteriormente asignados al servicio excelso de los Ancianos de los Días. Como clase, estas tres órdenes se conocen como los Hijos Trinidizados de Logro, siendo de origen dual pero ahora al servicio de la Trinidad. De esta manera la rama ejecutiva del gobierno superuniversal fue ampliada para incluir a los hijos glorificados y perfeccionados de los mundos evolucionarios.
(178.13) 15:10.13 El concilio coordinado del superuniverso está compuesto de los siete grupos ejecutivos arriba nombrados y de los siguientes gobernantes de sectores y otros supervisores regionales:
(179.1) 15:10.14 1. Perfecciones de los Días —los gobernantes de los sectores mayores de un superuniverso.
(179.2) 15:10.15 2. Recientes de los Días —los directores de los sectores menores de un superuniverso.
(179.3) 15:10.16 3. Uniones de los Días —los consejeros del Paraíso para los gobernantes de los universos locales.
(179.4) 15:10.17 4. Fieles de los Días —los consejeros del Paraíso para los gobernantes Altísimos de los gobiernos de las constelaciones.
(179.5) 15:10.18 5. Los Hijos Instructores Trinitarios que al azar se encuentren asignados a la sede central de un superuniverso.
(179.6) 15:10.19 6. Los Eternos de los Días que puedan encontrarse presentes en la sede central superuniversal.
(179.7) 15:10.20 7. Los Siete Auxiliares Reflexivos de Imagen —los portavoces de los Siete Espíritus Reflexivos y, a través de ellos, representantes de los Siete Espíritus Rectores del Paraíso.
(179.8) 15:10.21 Los Auxiliares Reflexivos de Imagen también funcionan como representantes de numerosos grupos de seres que son influyentes en los gobiernos superuniversales, pero que por distintas razones no se encuentran al presente plenamente activos en sus capacidades individuales. Comprendidos dentro de este grupo se encuentran: la manifestación en evolución de la personalidad superuniversal del Ser Supremo, los Supervisores No Cualificados del Supremo, los Vicegerentes Cualificados del Último, los reflexivadores de enlace innominados de Majeston y los representantes espirituales superpersonales del Hijo Eterno.
(179.9) 15:10.22 En casi todo momento, es posible encontrar representantes de todos los grupos de seres creados en los mundos sede central de los superuniversos. La tarea rutinaria de ministerio de los superuniversos la realizan los poderosos seconafines y otros miembros de la vasta familia del Espíritu Infinito. En el trabajo de estos maravillosos centros de administración superuniversal, el control, el ministerio y el juicio ejecutivo, las inteligencias de cada esfera de la vida universal se combinan en servicio eficaz, administración sabia, ministerio amante y juicio justo.
(179.10) 15:10.23 Los superuniversos no mantienen ningún tipo de representación diplomática; están completamente aislados unos de los otros. Conocen de los asuntos mutuos sólo a través de la agencia distribuidora en el Paraíso, mantenido por los Siete Espíritus Rectores. Estos gobernantes trabajan en los concilios de sabiduría divina para el bienestar de sus propios superuniversos, a pesar de los acontecimientos que puedan estar ocurriendo en otras secciones de la creación universal. Este aislamiento de los superuniversos persistirá hasta el momento en que se logre su coordinación mediante una actualización más completa de la personalidad y soberanía del Ser Supremo experiencial ahora en evolución.

11. La Asamblea Deliberante

(179.11) 15:11.1 Es en mundos tales como Uversa donde los seres que representan la autocracia de la perfección y la democracia de la evolución se encuentran cara a cara. La rama ejecutiva del supergobierno se origina en los ámbitos de la perfección; la rama legislativa surge del florecimiento de los universos evolucionarios.
(179.12) 15:11.2 La asamblea deliberante del superuniverso está confinada al mundo sede central. Este concilio legislativo o asesor consiste en siete cámaras, y cada universo local admitido a los concilios superuniversales elige su representante nativo para cada una de ellas. Los concilios elevados de dichos universos locales eligen estos representantes entre los peregrinos ascendentes graduados de Orvonton que se encuentran en Uversa, acreditados para su transporte a Havona. El término promedio de servicio es alrededor de cien años de tiempo estándar superuniversal.
(180.1) 15:11.3 No he sabido nunca de una desavenencia entre los ejecutivos de Orvonton y la asamblea de Uversa. Jamás hasta ahora, en la historia de nuestro superuniverso, ha sancionado el cuerpo deliberante una recomendación que la división ejecutiva del supergobierno haya titubeado siquiera en ejecutar. Ha prevalecido siempre la más perfecta armonía y acuerdo de trabajo, todo lo cual atestigua al hecho de que los seres evolucionarios pueden verdaderamente lograr las alturas de la sabiduría perfeccionada que los califica para departir con las personalidades de origen perfecto y naturaleza divina. La presencia de las asambleas deliberantes en la sede central de los superuniversos revela la sabiduría, y antecede el triunfo último del entero vasto concepto evolucionario del Padre Universal y de su Hijo Eterno.

12. Los Tribunales Supremos

(180.2) 15:12.1 Cuando hablamos de las ramas ejecutiva y deliberante del gobierno de Uversa, podríais, por analogía con ciertas formas de gobierno civil urantiano, razonar que hemos de tener una tercera rama o rama judicial, y así es; pero no tiene personal separado. Nuestras cortes están constituidas como sigue: preside, según la naturaleza y gravedad del caso, un Anciano de los Días, un Perfeccionador de la Sabiduría, o un Consejero Divino. Las pruebas a favor o en contra de un individuo, planeta, sistema, constelación o universo son presentadas e interpretadas por los Censores. La defensa de los hijos del tiempo y de los planetas evolucionarios está a cargo de los Mensajeros Poderosos, los observadores oficiales del gobierno superuniversal ante los universos y sistemas locales. La actitud del gobierno más alto está descrita por Aquellos Elevados en Autoridad. Generalmente el veredicto es formulado por una comisión de número variable que consiste por igual en Aquellos Sin Nombre Ni Número y un grupo de personalidades comprensivas elegidas de la asamblea deliberante.
(180.3) 15:12.2 Las cortes de los Ancianos de los Días son los tribunales elevados de revisión para la adjudicación espiritual de todos los universos competentes. Los Hijos Soberanos de los universos locales son supremos en su propio dominio, están sujetos al supergobierno sólo en cuanto someten voluntariamente asuntos para asesoría o adjudicación por parte de los Ancianos de los Días, excepto en asuntos que comprenden la extinción de las criaturas volitivas. Los mandatos judiciales se originan en los universos locales, pero las sentencias que comprenden la extinción de una criatura volitiva siempre se formulan en la sede central del superuniverso y son ejecutadas allí. Los Hijos de los universos locales pueden decretar la sobrevivencia de un hombre mortal, pero sólo los Ancianos de los Días pueden sentarse en juicio ejecutivo de los asuntos de la vida y muerte eternas.
(180.4) 15:12.3 En todos los asuntos que no requieren proceso, presentación de pruebas, los Ancianos de los Días o sus asociados toman las decisiones, y estas decisiones son siempre unánimes. Aquí nos encontramos ante los concilios de la perfección. No hay desacuerdos ni opiniones minoritarias en los decretos de estos tribunales supremos y superlativos.
(180.5) 15:12.4 Con algunas pocas excepciones, los supergobiernos ejercen jurisdicción sobre todas las cosas y todos los seres de sus respectivos dominios. No hay apelación de las decisiones y decretos de las autoridades superuniversales puesto que éstas representan las opiniones conjuntas de los Ancianos de los Días y del Espíritu Rector que, desde el Paraíso, preside los destinos del superuniverso correspondiente.

13. Los Gobiernos de los Sectores

(181.1) 15:13.1 Un sector mayor comprende aproximadamente un décimo de un superuniverso y consiste en cien sectores menores, diez mil universos locales, alrededor de cien mil millones de mundos habitables. Tres Perfecciones de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad, administran a estos sectores mayores.
(181.2) 15:13.2 Las cortes de los Perfecciones de los Días están constituidas de forma muy semejante a aquellas de los Ancianos de los Días, excepto que ellos no se sientan en juicio espiritual de los reinos. El trabajo de estos gobiernos de sector mayor tiene que ver fundamentalmente con el estado intelectual de una vasta creación. Los sectores mayores arrestan, adjudican, dispensan y tabulan, para el objetivo de la información ante las cortes de los Ancianos de los Días, todos los asuntos de importancia superuniversal de naturaleza rutinaria y administrativa que no conciernen directamente la administración espiritual de los reinos o la operación de los planes de ascensión de los mortales formulados por los Gobernantes del Paraíso. El personal de un gobierno de sector mayor no difiere del de un superuniverso.
(181.3) 15:13.3 Así como los magníficos satélites de Uversa se ocupan de vuestra preparación espiritual final para ir a Havona, del mismo modo los setenta satélites de Umayor el quinto están dedicados a la capacitación y desarrollo intelectuales de vuestro superuniverso. Desde todo Orvonton, se congregan aquí los seres sabios que laboran incansablemente para preparar a los mortales del tiempo para su progreso ulterior hacia la carrera de la eternidad. La mayor parte de esta capacitación de los mortales ascendentes se realiza en los setenta mundos de estudio.
(181.4) 15:13.4 Los gobiernos del sector menor son presididos por tres Recientes de los Días. Su administración se ocupa principalmente del control físico, unificación, estabilización y coordinación rutinaria de la administración de los universos locales componentes. Cada sector menor comprende hasta cien universos locales, diez mil constelaciones, un millón de sistemas o alrededor de mil millones de mundos habitables.
(181.5) 15:13.5 Los mundos sede central del sector menor son el gran lugar de reunión de los Controladores Físicos Decanos. Estos mundos sede central están rodeados de siete esferas de instrucción que constituyen las escuelas de admisión del superuniverso y son los centros de capacitación para el conocimiento físico y administrativo relativo al universo de los universos.
(181.6) 15:13.6 Los administradores del gobierno del sector menor están bajo la jurisdicción inmediata de los gobernantes del sector mayor. Los Recientes de los Días reciben todos los informes de observaciones y coordinan todas las recomendaciones que son elevadas a un superuniverso desde los Uniones de los Días estacionados como observadores de la Trinidad y asesores en las esferas sede central de los universos locales y de los Fieles de los Días que similarmente están asignados a los concilios de los Altísimos en las sedes centrales de las constelaciones. Todos dichos informes son transmitidos a los Perfecciones de los Días en los sectores mayores, para que sean transmitidos posteriormente a las cortes de los Ancianos de los Días. Así el régimen de la Trinidad se extiende de las constelaciones de los universos locales hacia arriba hasta la sede central del superuniverso. Las sedes centrales del sistema local no tienen representantes de la Trinidad.


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