PEDIDO DE AYUDA AL GRUPO DE ÁNGELES GUERREROS
Saludos:
Soy el Arcángel Miguel, con un mensaje de Luz para todo el Grupo de Ángeles Guerreros que deseen ayudar a definir el futuro de la humanidad en la Tierra.
Recientemente, nuestro Divino Creador, me ha pedido que emprendiera la Misión de encontrar un contacto adecuado en la Tierra, que me ayude a cumplir el papel de traer Paz.
Todos notamos su dedicación y devoción a la Comunidad de la Luz, y a su constante esfuerzo para lograr el resultado final de la Paz en la Tierra, que también es digno de mención.
Sus batallas personales con la oscuridad han influido en muchos, y ahora nos gustaría llevarlos al siguiente nivel.
Muchos de ustedes ya se dan cuenta de los Potenciales Divinos de su Poder innato, les pedimos que los utilicen para influir en los resultados del actual enfrentamiento en el planeta de la Luz y la oscuridad.
Nuestra primera tarea será apaciguar la región de Oriente Medio porque, una vez más, están surgiendo amenazas de guerra.
Muchos de ustedes están entrando en su Poder y comprenden que Roma no se construyó en un día, ni la Tierra cambiará de la noche a la mañana.
Les pedimos que, en sus meditaciones de esta semana, se concentren en la Paz para Medio Oriente.
Les agradezco con el mayor afecto de mi corazón, por todo lo que están haciendo en este ahora por este mundo, Soy el Arcángel Miguel, a través de Sharon Stewart.
MAESTRO SANHIA
¿EL ODIO, ES LO OPUESTO AL AMOR?
Saludos:
Una pregunta común en este mundo dual, esta ilusión de opuestos, es preguntarse si el odio, es lo opuesto al Amor.
Esa es una muy buena pregunta.
La respuesta, es que el Amor, no tiene opuesto, porque no es parte de la ilusión.
El Amor es Absoluto, es Verdad, es Divino.
El Amor es la Verdadera Naturaleza de Dios, y tu Verdadera Naturaleza.
Entonces, tal vez te preguntes: ¿entonces que es el odio, cuando se siente muy diferente al Amor?
Ciertamente, parecen opuestos.
Sí, tienes razón en eso, aunque debes tener en cuenta que, cuando los Seres humanos, hablan de amor, no suelen estar hablando de Amor Divino, que podríamos llamar Amor Santo.
El Amor Santo, es Incondicional.
No es algo que se pueda ganar, ni perder.
No hay nada que puedas hacer, para cambiar el Amor Incondicional de Dios.
Tampoco hay nada que puedas hacer, para ganarte ese Amor, porque ya lo tienes.
Pero en términos humanos, el Amor, tiene muchas condiciones.
Identificaremos este Amor condicional, como Amor especial.
Tiene un opuesto, que podemos llamar, odio especial.
El odio, sí, es absolutamente, parte de la ilusión.
No hay concepto de odio en la Divinidad, no existe.
Se podría decir que el amor especial, y el odio especial, son los lados opuestos de la misma moneda, cara y cruz, bueno y malo.
Son parte del mundo del juicio, y la separación.
Expliquémoslo así: en esta creencia, tienes que estás separado de Dios, que Dios te ha repudiado, te ha expulsado, está enojado contigo.
Esta, es una absoluta falsedad, que no es más que tus propias proyecciones, de culpa y juicio.
No hay dolor que pueda igualar, al de sentir plenamente, la separación imaginada de Dios.
Al no querer afrontar esto, no asumes la responsabilidad de esta separación, entonces, proyectas ese dolor.
Cuando lo proyectas sobre otro, ahora, ese otro, tiene la culpa de tu dolor e incomodidad.
Eso se llama odio especial.
Podría ser alguien, cualquiera, a quien veas como tu enemigo.
Tal vez, culpes a tu madre, o a tu padre, por tu dolor, y tus problemas.
Quizás sea tu ex, quien arruinó tu vida.
Es, a través de este tipo de proyecciones, que haces a alguien detestable para ti.
A veces, esta proyección, no es tan personal, se transforma en un político, una raza, un país, o una religión.
Lo que estás diciendo es: Dios, castígalos, mándalos al infierno, mira como estoy sufriendo por culpa de ellos, yo en esto, soy la víctima inocente.
Esta creación de enemigos, y odio especial, es un juego del ego.
Te libera de asumir la responsabilidad, y mirar tu propia creación ilusoria, con todo su dolor y sufrimiento.
Permite que te escondas de la culpa, por haberte separado de Dios, aunque eso nunca pasó, y hasta la culpa es ilusoria, por supuesto.
Todo eso puede sonar confuso, y lo es.
Hay un doble vínculo.
Te sientes culpable por algo que nunca hiciste, pero no puedes deshacerte de esta culpa, porque te niegas siquiera a mirarla, o admitir que existe.
¿Cómo puedes perdonarte, por algo que nunca hiciste, si te niegas a enfrentar el hecho, de que crees que lo hiciste?
Tu ego, te convence de que la salida, es encontrar a otros a quienes culpar.
Esta artimaña, está destinada al fracaso, porque tampoco ellos, tienen la culpa.
No hay nadie a quien culpar, porque nunca sucedió nada.
Por eso, el perdón, es crucial.
No puedes perdonarte a ti mismo, y culpar a los demás al mismo tiempo.
Perdónalos a ellos, y a ti mismo.
Nadie tiene la culpa.
Nunca hubo una separación de Dios.
Dios ama a todos incondicionalmente.
Por otro lado, como no quieres pasar por la vida simplemente, odiando a todo el mundo, creas lo que llamaremos ‘Amor especial’.
Creas a los que están de acuerdo contigo.
Simpatizan con su victimización, y están de acuerdo con todos tus juicios.
La amistad, muchas veces, se basa en enemigos comunes.
Pero puede llegar mucho más lejos.
Cuando no crees que eres una buena persona, o que eres adorable, creas a estas personas, para que vengan y te digan, lo maravilloso que eres.
Esto surge especialmente, en el amor romántico especial.
Aquí, dos personas, acuerdan sostenerse en un pedestal.
Al final, el Amor especial no puede funcionar, porque se crea a partir del miedo.
No importa cuánto pueda decir tu pareja, que eres adorable, en el fondo, estás seguro de que no lo eres.
No puedes confiar plenamente en su amor, porque no crees merecerlo.
Esto significa, que tampoco confías plenamente en tu pareja.
Y eso, es sólo el comienzo.
El Amor especial, siempre es condicional.
Amas al otro, por cómo te hace sentir, así que quieres que siempre, te siga haciendo sentir así.
El cambio, es algo peligroso.
Las palabras de extorsión, siempre están ahí: si me amaras, lo harías.
Cada uno, quiere algo del otro.
Al principio, suena maravilloso, luego, lentamente, te das cuenta, al menos en un nivel subconsciente, que eres codependiente.
Sin ellos, que te amen como deseas ser amado, no eres feliz.
Esa dependencia, se convierte lentamente, en resentimiento.
Lo que solías amar de tu pareja, ahora, te vuelve loco.
Lo que solía ser lindo, ahora es irritante.
Te rebelas contra la codependencia.
Tener que ser de cierta manera, para mantener el Amor del otro, te convierte en un prisionero.
No puedes ser quién eres, en el AHORA.
Ese es el Amor especial, que gradualmente, puede convertirse en odio especial.
Es posible que dos personas, se aferren al Amor especial, a través de juicios comunes, enemigos comunes, y amigos comunes, pero esto, es a costa de negar su yo divino, siendo incapaces, de ver la culpabilidad propia, o de su pareja.
Cuando uno se siente culpable, solo puede haber relaciones especiales.
El propósito de las relaciones, es proyectar la culpa, a través de un amor especial, o un odio especial.
En última instancia, todas las relaciones especiales, te mantienen atrapado en el círculo.
La salida de este círculo vicioso, siempre está en el perdón.
Puedes comenzar perdonando, a aquellos por quienes sientes un odio especial.
Solo puedes hacer esto, aceptando que todo esto es una ilusión, que no han hecho nada, que no hay nada que perdonar.
Esta ilusión, es toda tu creación.
Simplemente están cumpliendo tus órdenes.
Para aquellos a quienes sientes un amor especial, déjalos en libertad.
Mira tus expectativas:
¿Qué quieres de ellos?
¿Cuál es su parte del acuerdo, que te permite seguir amándolos?
Nuevamente, enfócate en el perdón.
Lleva todo esto al Espíritu.
Es un hecho que, como Ser humano, tendrás tanto Amor especial, como odio especial.
Esto es parte de tu escenario de vida.
Si no tuvieras esas relaciones, no estarías en un cuerpo.
Si siempre vieras a cada Ser humano, a través de los ojos incondicionalmente amorosos de Dios, sin pedirles nada, sin juzgarlos, viendo su Divinidad, también te estarías considerando Divino.
Recuerda no juzgarte, por tener relaciones especiales.
Son necesarias para tu despertar.
Nótalas y tráelas al Espíritu.
Tu intención, debe ser siempre, reemplazar la relación especial, con una relación santa.
La relación santa, es aquella en la que has perdonado completamente al otro, por lo que ha hecho, o en realidad, por lo que no ha hecho.
Es saber que todo en el mundo es ilusión, y que la Verdad de ellos es Divina.
Esto no significa, que debas lanzarte a los lobos, rodeándote de aquellos, que más desafían tu capacidad de sentir Amor.
El Espíritu, te traerá las lecciones que necesitas aprender.
Incluso puedes aprender estas lecciones, si solo permites que tus recuerdos, entren en tu mente, buscando dónde permanece, el Amor, o el odio especial.
No importa si la especialidad se siente menor, el Amor es especial o santo.
Eso sería como decirle a Dios: no te odio, pero no eres mi Dios favorito.
No hay término medio.
Existe el Amor Absoluto, Incondicional de Dios, y hay especialidades.
Esto puede parecer una brecha enorme, y es probable que te preguntes cómo cruzarla.
Probablemente no será en un gran salto.
Solo se trata de cambiar la voz estridente del ego, por la voz suave y tranquila del Espíritu.
Empieza notando cuando una relación, se expresa como Amor, o como odio especial.
Éste, es el paso más importante.
Tu ego te ha convencido, de que hay gente buena, y gente mala.
Es importante notar, que estás jugando ese juego.
Luego lleva toda esta experiencia al Espíritu.
Desde allí se construirá el perdón, que es una obra exclusiva de él.
No hay personas especiales, ni especialmente buenas, ni especialmente malas.
Solo hay Hijos Divinos de Dios, dormidos, y en proceso de despertar.
De nuevo, tu trabajo es simple.
Fíjate cuando piensas que alguien es especial, ya sea que lo experimentes como un Amor especial, o un odio especial.
Tráelo al Espíritu, y pide ayuda, para convertir la especialidad en santidad.
No puede haber mayor compensación para ti, que intercambiar Amor especial por Amor Santo, y experimentar el Amor Pleno de Dios.
Dios te bendiga, Maestro Shania, a través de Ulla Lindgren.