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30 de noviembre de 2015

El VIH más cerca de una curación




Tal vez si Freddie Mercury, el cantante y líder de la banda de rock Queen, para nombrar un ejemplo, hubiera resistido unos meses más, el sida no hubiera acabado con su vida aquel 20 de noviembre de 1991. Y es que en los meses y años siguientes se aprobaron fármacos eficaces contra el VIH, el virus causante de la enfermedad, que a mediados de los años noventa abrieron la vía a controlar la infección. Desde entonces, se han desarrollado nuevos tratamientos antirretrovirales, cada vez más eficientes y con menos efectos secundarios, y el sida ya no es, en la mayoría de los casos, una enfermedad mortal, sino crónica.
Ahora la lucha contra el VIH podría estar a punto de dar otro paso de gigante hacia la erradicación de esta pandemia, que según Onusida afecta a 37 millones de personas en todo el planeta. A mediados del 2016 dará comienzo el primer ensayo clínico de una nueva vacuna  terapéutica que imita la respuesta inmunitaria que presentan unas pocas personas capaces de inhibir el virus sin tomar medicación. Esta vacuna podría sentar las bases para una cura funcional de la enfermedad.
“Los próximos cinco años van a ser decisivos”, indica Bonaventura Clotet, al frente del Institut de Recerca de la Sida IrsiCaixa y jefe del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Universitario Germans Trias i Pujol. “Vamos a probar una vacuna terapéutica y a testar dos estrategias con las que pretendemos, por una parte, encontrar y sacar al virus de sus escondrijos en el organismo; y por otra, bloquear por completo su capacidad de infectar”, añade.
La vacuna a que se refiere Clotet, llamada HTI, ha sido diseñada en el marco del programa Hicavat por un equipo de investigadores de IrsiCaixa y es muy distinta a las que hasta el momento se habían probado sin éxito; aquellas buscaban estimular al sistema inmunitario para que reconociera al virus.
Pero “no se trata de que el organismo lo reconozca, porque ya lo hace y genera una respuesta inmunitaria contra él enorme. El problema es que el VIH muta muy rápido, por lo que cuando las defensas han aprendido a reconocer una variante del virus y la atacan, se encuentra que debe enfrentarse a otra nueva. Y así sucesivamente, hasta que el sistema inmunitario se agota”, explica Beatriz Mothe, del grupo de inmunidad celular y genética del huésped de IrsiCaixa.
Lo que ha hecho esta investigadora es buscar qué partes del virus se mantienen invariables a pesar de las mutaciones y ha diseñado una vacuna que enseña a los linfocitos T CD8, células de defensa del sistema inmunitario, a identificar eficazmente todas esas posibles variantes, para que así las destruyan.
“Durante muchos años hemos estudiado la respuesta de un pequeño porcentaje de pacientes que consigue, de forma natural, controlar la infección. Presentan algunas características genéticas protectoras, pero sobre todo son capaces de generar una respuesta inmunitaria muy fuerte y específica, distinta a la del resto de las personas infectadas. Eso nos dio la idea para hacer una vacuna que se dirija a atacar esas partes in­variables, que son el talón de Aquiles del virus”, afirma Mothe.
El ensayo clínico constará de tres fases. La primera dará comienzo “probablemente antes de verano”, durará entre 12 y 18 meses y en ella participarán unos 30 voluntarios sin VIH. El objetivo será comprobar la seguridad y la capacidad de HTI para inducir una respuesta inmunitaria.
Para la segunda fase se reclutarán cerca de 80 pacientes con VIH y en tratamiento antirretroviral, se les aplicará la vacuna y se les retirará el tratamiento. Se sabe que cuando una persona interrumpe la terapia, a las dos semanas aproximadamente el virus se reactiva y comienza a replicarse de nuevo. Es el llamado efecto rebote, que será justamente en lo que se centrarán los investiga­dores.
“Si observamos que en un gran número de pacientes se retrasa significativamente ese efecto rebote o incluso conseguimos que no reaparezca, sabremos que la vacuna funciona”, señala Mothe. La última fase implicaría un nuevo ensayo con un grupo mucho mayor de voluntarios para validar los resultados, que podría llevarse a cabo sobre el 2018-2019.
No obstante, para controlar la pandemia de VIH, la vacuna terapéutica no es suficiente. Cuando este retrovirus entra en el organismo, se cuela en un tipo de células del sistema inmunitario, llamadas linfocitos T CD4, y “consigue ensartarse en el ADN de la célula, la parte más íntima, por eso es tan difícil sacarlo de allí”, explica el investigador Icrea en IrsiCaixa Javier Martínez-Picado,. Entonces, comienza a replicarse y a infectar nuevas células.
La terapia actual que se aplica a las personas infectadas consigue mantener su carga viral (la concentración de virus en la sangre) indetectable. Sin embargo, algunos virus logran esconderse, se quedan en el genoma celular en estado latente y forman el reservorio viral. De manera que si la persona deja de tomar la medicación, ese VIH se activa y comienza a replicarse.
“Desde IrsiCaixa creemos que la vacuna terapéutica se deberá combinar con fármacos que consigan despertar al VIH y hacerlo salir de su escondite. Es esencial impactar el reservorio, sólo así podremos empezar a hablar de erradicación”, señala Clotet, quien añade que, además, investigan un tipo de anticuerpo, una nueva inmunoglobulina, con el que pretenden bloquear la capacidad de infección viral y destruir aún más el reservorio.
“En los próximos años vamos a poder comprobar si vamos por buen camino, si estas estrategias que estamos desarrollando funcionan. Nuestro objetivo es conseguir erradicar el virus, pero somos conscientes de que hacerlo al 100% será muy difícil. Como pasa en el cáncer, quizás quedará alguna célula dormida con virus, pero no hará falta tratamiento, por lo que se conseguirá una cura funcional”, concluye Mothe.


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