25 de diciembre. Tíscar no da abasto entre las llamadas, los
recados y la comida de Navidad, que se le quema. "Sí, nos vemos allí,
hasta ahora". Trajina con el abrigo puesto, preparada para salir de
casa en breve. Cuando tiene todo listo, abre la puerta de la calle y
camina hasta la madrileña Verónica, 11.
"Tenemos montada la marimorena",
dice. Y efectivamente, del edificio de la comunidad de San Egidio entra y sale
gente sin interrupción. Las neveras de plástico se acumulan en el portal y
obstaculizan el paso. Todos se saludan y parlotean. Cerca de las 13.30, los
voluntarios de esta asociación, dedicada a prestar ayuda a personas en
riesgo de pobreza, van saliendo y trasladan el guirigay y toda la comida a
varios lugares: unos, a la iglesia donde está el Jesús
de Medinaceli, otros a un restaurante en la calle Embajadores.
"En cada sitio comeremos mil
personas", explica Tíscar, coordinadora del servicio,
rodeada de voluntarios que le preguntan, afanosos, todo tipo de dudas.
"Normalmente prestamos asistencia todos los miércoles a las personas que
vienen a nuestros comedores, pero el día de Navidad es especial, y se merecen
una comida", afirma. Para muchos de ellos, la tercera parte, según
calcula, serán los únicos alimentos que ingieran hasta el día siguiente.
La escena se vuelve a repetir el 31
de diciembre por
la noche, el 1 de enero... No es
posible publicar imágenes de la escena, por respeto a la privacidad de las
personas a las que se atiende. Los voluntarios reparten en cada mesa refrescos,
bandejas de canapés, bocadillos, embutidos... También algún instrumento
navideño. "Se rifan las panderetas", comenta Toño, uno de los
miembros más jóvenes de la asociación.
La lacra del paro
El 71% de las personas atendidas en Cáritas está
en paro y su horizonte vital es pesimista: casi el 60% prevé que irá a
peor. Si en 2005 el número de personas que atendía esta
asociación era de poco más de 400.000, en2008, con España ya
entrada en crisis económica, se elevó hasta las600.000. 2012 cerró con más
de 1.200.000 personas registradas
en el servicio deacogida.
De las necesidades primarias, la alimentación es lo más demandado con diferencia. El
89% de los atendidos por Cáritas acuden para tomar una comida, de los que un
tercio carece de ingresos de cualquier tipo. El siguiente problema a resolver
por las ONGs es la vivienda. Estas dos
necesidades suelen ir parejas, pero desde 2008 se ha registrado un repunte de
un 10% en la atención en temas relacionados con la vivienda de inmigrantes y
personas solas y sin hogar.
Tíscar subraya la alta cifra de personas que
atienden por la simple necesidad de compañía que tienen. "La soledad es un problema muy extendido, y muy
dañino cuando se une a la falta de ingresos", dice. Además de las mil
personas acogidas en los comedores, un centenar de ancianos y personas solas
almuerzan o cenan estas fechas en compañía de voluntarios.
La cena de Navidad, a 1 euro
Tanto desde las ONGs como desde las
instituciones se tratan de paliar estas situaciones. Incluso la alcaldesa
de Madrid, Manuela Carmena, se
sumó en Nochebuena a las buenas causas y congregó en
Nochebuena en el Palacio de Cibeles a 200 personas sin techo en una cena. Pese
a todo, no son pocos quienes aplacan fugazmente el hambre con pocos recursos.
Una empleada de un establecimiento que la
norteamericana McDonald'stiene en
Madrid asegura que, aunque no puede dar cifras exactas, el número de clientes
los días de Nochebuena o de Año Nuevo es "un poco menor al de un día
entre semana". Según relata, mientras los trabajadores del restaurante de
comida rápida celebran entre ellos las fiestas, se pueden ver familias, la
mayoría, de inmigrantes, sentados a las mesas.
"Al principio te choca, porque tú estás trabajando un
día muy poco apetecible y piensas "qué mala suerte he tenido". Luego
ves que en realidad eres afortunada por tener un trabajo y no estar cenando una hamburguesa
de un euro el mismo día de Navidad", dice esta camarera.
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