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Muchas personas tenemos a nuestro alrededor, muchos tipos de relaciones y a su vez muchos tipos de cariños y maneras de amar… De las cuales, aun siendo infinitas, tienen en común que cuando realmente se sienten, son demostradas.
Algunas veces justificamos en esas “maneras de amar” gestos que hablan de lo contrario: egoísmo, desinterés, conveniencia, necesidad de control, anulación, etc, pero la realidad es que muchas de las cosas que intentamos no ver o no darle importancia, no tienen que ver con el amor, al menos no hacia nosotros.
El amor se siente en el ambiente, se expresa, se demuestra así sea de la manera más sublime, pero siempre en cada manifestación hay algo que procura nuestro bien, nuestra sonrisa o esa sensación de cuidado y protección.
Quien ama buscará la manera de beneficiar a través de su amor, o en su defecto de no afectar de manera negativa. En ningún momento generará situaciones en donde se proyecte que el concepto que tiene de quien ama es pobre, es mezquino, sino que por lo contrario lo posicionará a la altura de su amor.
La admiración y el respeto son compañeras fieles del amor, cuando las decepciones hacen estragos en la imagen que se tiene de quien se ama, por lo general la relación tiende a mermar, surgen los inconvenientes, las frustraciones y las demostraciones de cariño se ven afectadas.
Se debe siempre mirar a través de los ojos del corazón, para poder alimentar de manera oportuna la relación. No se deben tomar las cosas personales, ni asumir que la otra persona está haciendo las cosas para molestarnos, se debe ser tolerante y constructivo al momento de analizar e interactuar, siempre pensando en lo que queremos a futuro, sin dejarnos llevar por los impulsos de determinados momentos.
El amor debe alimentarse y cultivarse y eso requiere de una madurez emocional que nos permita tomar acciones, inclusive cuando no estamos muy dispuestos en un momento determinado, pero es justo en los momentos donde las ganas bajan, que se debe invertir con mayor atención en la relación que queremos construir.
Cuando dejamos que los detalles mueran, cuando se olvida el beso matutino, el mensaje de buen provecho, cuando un sencillo hola sustituye el abrazo de bienvenida que se solía dar, cuando ya no se hace el sacrificio de ver esa película de acción o de drama, solo por complacer o sencillamente se dejan de dar esas pequeñas cosas que alimentan de a poco la relación y ésta va muriendo de hambre.
El amor no debe nunca darse por sentado, debe manifestarse de todas las maneras posibles y así garantizar que tendremos la relación que estamos cultivando.
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