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15 de septiembre de 2020

ESTOS SON LOS ESTUDIOS CLÍNICOS REALIZADOS CON EL DIÓXIDO DE CLORO QUE LOS ORGANISMOS SANITARIOS INTERNACIONALES Y NACIONALES “OLVIDAN” MENCIONAR

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En función de la evidencia científica disponible, ninguno de los protocolos disponibles en internet sobre el uso del CDS está intoxicando a la población que lo consume.

Cada vez que la OMS, la FDA, la EMA o las españolas OMC e INT sacan un comunicado para denunciar que el dióxido de cloro es perjudicial para la salud, que es tóxico y tiene efectos secundarios, no lo demuestran con dato alguno, con estudio científico ninguno, se limitan a decir que hay tantos casos o a describir alguno en concreto. Pues bien, al margen de otras valoraciones, el médico Alberto Martínez Ramos y el licenciado en ciencias políticas Jorge Gaupp Berghausen han elaborado un informe que sería bueno que estos organismos revisaran para que todos nos pusiéramos al día.
En función de la evidencia científica disponible, ninguno de los protocolos disponibles en internet sobre el uso del CDS está intoxicando a la población que lo consume.
Otro estudio in vitro publicado en 2016 en la coreana Journal of Applied Biological Chemistry habla de un potencial anticancerígeno del dióxido de cloro aplicado en cinco tipos de células humanas con cáncer de mama y cáncer colorrectal…
Los protocolos actuales de uso de CDS (y también del llamado “MMS”) evitan concentrar todo en una sola dosis diaria, la reparten en varias tomas diarias ya que la alta volatilidad de ambos elementos los vuelve poco efectivos, al parecer, más allá de una hora después de ser administrados.
La mayoría de estudios sobre el dióxido de cloro (al margen de su poder como desinfectante en superficies) se centran en la seguridad o toxicidad de su consumo, y unos pocos se refieren a su eficacia terapéutica. A continuación trataremos ambas cosas, priorizando siempre los datos basados en estudios científicos indexados y revisados por pares.
En primer lugar, respecto a la seguridad del dióxido de cloro en solución (CDS), prácticamente todos los medios de comunicación que últimamente advierten de su peligro lo hacen en base a algún testimonio anecdótico (no científico) y a comunicados de la FDA (Food and Drug Administration, EEUU) que advierten contra el peligro de tomar dióxido de cloro, pero que no especifica la cantidad o concentración que resulta peligrosa ni cita estudio alguno. Lo mismo ocurre con la Agencia Española del Medicamento. Por supuesto, como con cualquier sustancia, ingerir dióxido de cloro (ClO2) en cantidades o concentraciones demasiado elevadas es peligroso. Decir que tomar un compuesto químico es tóxico, sin explicar a qué dosis, es como no decir nada.
Pero hay otras agencias del gobierno estadounidense que sí han especificado las cantidades seguras de CDS en informes basados en los estudios científicos disponibles. La EPA (Environmental Protection Agency) analiza la seguridad de la ingestión oral de dióxido de cloro en este informe (pág. 2). Se basa en 25 ensayos clínicos en roedores, monos y humanos realizados hasta el año 2000, y determina que la cantidad a la cual es seguro exponerse al dióxido de cloro por vía oral (denominada “NOAEL”) es de 3 mg por kilo de peso corporal al día. El Departamento de Salud de EE.UU. publicaba en 2004 cifras similares en este informe (pág. 12). Es decir, suponiendo un peso de 60 kg, la cantidad diaria que la EPA considera segura para consumo oral es de 180 mg de dióxido de cloro al día. La cantidad máxima alcanzada por los protocolos recomendados es un máximo de 20 ml de solución de dióxido de cloro (CDS) al día. Esta solución, a una concentración de 3.000 ppm (0,3%), hace un total de 60 mg de dióxido de cloro al día, en 8 tomas. Es decir, 1 mg por kg de peso al día para una persona de 60 kg, o tres veces menos que la dosis considerada totalmente segura por la EPA (3 mg/kg/día). Estudios más recientes en animales apuntan a que las cantidades seguras de ClO2 pueden ser incluso más altas. De modo que, en función de la evidencia científica disponible, ninguno de los protocolos disponibles en internet sobre el uso del CDS está intoxicando a la población que lo consume.
¿Está, entonces, tomándose una dosis tan baja que es como no tomar nada? Tampoco es el caso. Es sabido que el dióxido de cloro se usa para potabilizar el agua en muchos países, pues es una alternativa más saludable que los derivados de cloro más habituales. La concentración, en estos casos, no suele ser más alta de 0,3 mg. por litro de agua. Es decir, quien beba agua del grifo saneada con dióxido de cloro no llegará a tomar mucho más de 1 mg. de ClO2 en solución al día, 60 veces menos de lo que están recomendando los protocolos para tratar enfermedades.
***
En cuanto a la eficacia terapéutica, además de los estudios en los que se utiliza el ClO2 como tratamiento tópico en la piel o como colutorio en mucosa oral, contamos con este estudio indexado de 2019 in vitro, que muestra la capacidad antiviral del dióxido de cloro en células de cerdo infectadas con PRRSV (virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino). El estudio observó que el dióxido de cloro inhibe la replicación del virus, además de degradar sus proteínas y su genoma, sin dañar a la célula. De hecho, el estudio observó incluso cómo el ClO2 hacía disminuir la inflamación de las citoquinas celulares que había provocado el virus. Asimismo, el abstract de este otro estudio in vitro publicado en 2016 en la coreana Journal of Applied Biological Chemistry habla de un potencial anticancerígeno del dióxido de cloro aplicado en cinco tipos de células humanas con cáncer de mama y cáncer colorrectal, por su relación con la producción de ROS (reactive oxygen species).
¿Se está iniciando ya algún tipo de ensayo? Actualmente, que sepamos, se están realizando dos ensayos in vivo con dióxido de cloro (uno aplicado a embriones de pollo para el tratamiento de coronavirus aviar y otro a ratas) en la Universidad Autónoma de Querétaro a cargo de la catedrática Karina Acevedo, según reporta aquí (min. 1:14:56) esta doctora en ecología molecular por la Universidad de Cambridge. Por otra parte, el departamento de La Paz (Bolivia) se dio el pasado 9 de septiembre 45 días hábiles para realizar ensayos clínicos contra el COVID-19 a través de esta ley.
¿Cómo es posible que el dióxido de cloro en solución no nos haga daño? Aún no contamos con explicaciones bioquímicas concluyentes, solamente hay hipótesis basadas en los primeros experimentos en laboratorio. Por ejemplo, este ensayo in vitro publicado en la revista científica Plos One apunta a que el dióxido de cloro es un potente agente oxidante capaz de acabar en segundos con organismos pequeños (bacterias y virus, entre otros), mientras que le lleva mucho más tiempo y requiere de mayores cantidades para poder dañar las células humanas o animales, que son más grandes y por lo tanto poseen más cantidad de antioxidantes con los que defenderse del poder oxidativo del ClO2. En este artículo de Physiology International Journal se puede encontrar una explicación más detallada de esta hipótesis. 
Respecto a la eficacia del CDS en humanos mediante ensayos clínicos, aún no contamos con un estudio controlado y aleatorizado. Pero sí están apareciendo cada vez más casos clínicos documentados de curaciones de COVID-19 con ClO2 por vía oral e intravenosa. Por ejemplo, los que muestra aquí (min. 1:04:45) el Dr. Manuel Aparicio, aquí la Dra. Rita Denegri (min. 3:08) o aquí el Dr. Sandro Moncada (min. 1:24:23). O este estudio precario con 104 pacientes en Guayaquil (por su diseño es más una compilación de casos clínicos que un ensayo clínico), que reporta una rápida reducción de la sintomatología de COVID-19 en los primeros cuatro días de la administración oral e intravenosa de CDS. También existe este estudio respecto al uso terapéutico del CDS en animales, según el cual aumentó la longevidad de un grupo de abejas que bebieron agua con 10 ppm (partes por millón) y 100 ppm de dióxido de cloro, frente a las que bebieron agua con 0, 1, 1.000 y 10.000 ppm.
Respecto al clorito sódico, componente original del dióxido de cloro, también hay varios estudios, resumidos aquí por la dra. Forcades (primeros 30 min.). Entre ellos, hay un ensayo clínico controlado y aleatorizado, realizado en varios hospitales de EE.UU. para el tratamiento de ELA con clorito sódico por vía endovenosa, que tuvo tres fases. En la primera fase se encontró un prometedor efecto antiinflamatorio en los pacientes tratados frente a los del grupo de control. La segunda fase confirmó este efecto, demostrando una reducción del 41% de la progresión de la enfermedad en aquellos pacientes con mayores niveles de neuroinflamación. En este caso se administró el clorito sódico (aquí llamado NP001) por vía endovenosa a 1 mg y 2 mg por kg corporal una vez al día, cantidades que fueron “seguras y bien toleradas”, excepto por cierto mareo momentáneo y dolor en el lugar de la inyección. Quizá sea este el resultado más relevante, pues es el estudio con humanos que suministra dosis agudas más altas sin observar daños. No hay un artículo con los resultados completos de la tercera fase (2B). Pero sí se sabe que, al igual que en la fase anterior, se administró una sola dosis diaria descansando 4 semanas por cada 3 días de tratamiento, sin que los investigadores sepan aún por qué no obtuvieron los resultados esperados para la neuroinflamación asociada al ELA. Como hipótesis, los protocolos actuales de uso de CDS (y también los protocolos del llamado “MMS”, o clorito de sodio al 25% activado con un ácido suave) evitan concentrar todo en una sola dosis diaria, sino que la reparten en varias tomas diarias (habitualmente 8), ya que la alta volatilidad de ambos elementos los vuelve poco efectivos, al parecer, más allá de una hora después de ser administrados. Tampoco se interrumpe el tratamiento cada 3 días, sino que se administra diariamente durante semanas. Es lo que ocurre, de hecho, en este caso clínico con un paciente de ELA en España, mostrando buenos resultados con dosis de 1ml. de CDS cada hora, en 8 a 12 tomas diarias durante 4 meses.
Entonces, si ya hay cierta evidencia preliminar de que podría funcionar, ¿cómo es que a ningún científico se le ha ocurrido patentarlo como medicamento? En realidad, aunque el ClO2 y el clorito sódico como tales no se pueden patentar, sí hay patentes de sus aplicaciones en diversas aplicaciones terapéuticas, aquí recogemos algunas: 
  • Patente sobre la utilización del dióxido de cloro para el tratamiento parenteral (vía intravenosa) de infecciones por el HIV sin perjudicar el cuerpo del paciente.
  • Patente sobre el uso de dióxido de cloro para la desinfección o esterilización esencialmente de componentes de la sangre (células sanguíneas, proteínas de la sangre, etc).
  • Patente sobre el uso de varias sustancias, incluido el clorito de sodio, para el tratamiento de asma alérgica, rinitis alérgica y dermatitis atópica.
  • Patente sobre el uso de una solución acuosa basada en dióxido de cloro para el tratamiento parenteral de enfermedades infecciosas.
  • Patente sobre el uso de una solución acuosa basada en dióxido de cloro para el tratamiento de inflamaciones internas agudas o crónicas y de los síntomas o condiciones clínicamente relevantes del organismo humano o animal causados por ellas.
  • Patente sobre el uso de dióxido de cloro disuelto en agua para el tratamiento tópico y sistémico de diversos tipos de intoxicaciones.
  • Patente que trata sobre el uso de dióxido de cloro para el control de un amplio espectro de enfermedades infecciosas en la acuicultura. Los animales acuáticos infectados con un patógeno son tratados por contacto con una cantidad terapéuticamente eficaz de dióxido de cloro.
En definitiva, entendemos que la ciencia avala la seguridad del CDS y del clorito sódico dentro de los márgenes expuestos, y que además comienza a mostrar signos prometedores de su eficacia a través de estudios en laboratorio y compilaciones de casos clínicos. Desde luego, tanta o más eficacia que muchos otros medicamentos que ya están aprobados para la COVID-19, como el Remdesivir. Por eso pedimos humildemente a los científicos que consideren investigar el CDS con fines terapéuticos. Les invitamos encarecidamente a que revisen la literatura científica al respecto y que no se contenten con la limitada información que hasta el momento nos están ofreciendo los medios de comunicación. Ojalá que este pequeño texto les sea de ayuda.
*Texto elaborado por Jorge Gaupp (politólogo por UCM, PhD por Princeton University) y Alberto Martínez Ramos (licenciado en medicina y especialista en pediatría vía MIR). Ninguno vendemos estas sustancias, por favor no se ponga en contacto con nosotros con este fin. Solamente queremos que se realicen investigaciones rigurosas sobre el CDS, tanto científicas como periodísticas.
**La seguridad y la toxicidad del dióxido de cloro suelen estimarse a partir de estudios realizados con clorito de sodio, y también se tiene en cuenta el metabolito que se produce a un máximo del 70% cuando el dióxido de cloro se descompone dentro del organismo humano (ion clorito, cuya fórmula es Cl02-, con una masa molecular igual a la del dióxido de cloro y una toxicidad similar, aunque la mayor parte termina reducida en el más inocuo cloruro sódico). Puesto que la masa molecular de este ion es menor que la del clorito sódico, la EPA determinó que la dosis segura de clorito de sodio es de 3,9 mg./kg./día, y estimó posteriormente que la de dióxido de cloro (y la de ion clorito) es de 3 mg./kg./día (véase aquí, págs. 34-35).

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