Malos tiempos corren para la tranquilidad política. Hacer previsiones de futuro siempre es arriesgado, pero en momentos como el que nos está tocando vivir en España, mucho más. Tras la celebración de las elecciones generales pasadas, el mapa político se ha complicado. El régimen de bipartidismo con alternancia en el poder de los dos grandes, se ha terminado. Quienes criticaban esta situación, ahora critican el cuatripartidismo surgido el 20D y claman por la gobernabilidad, que a su entender se hace imposible. Lo cierto es que la gobernabilidad se ha hecho insufrible con la política de Rajoy.
Lo que está ocurriendo en España es algo normal en los países de arraigo democrático. En España todavía no estamos acostumbrados y es porque el Sistema no tiene aún recorrido. El modelo surgido en la Transición, tras la dictadura, no se diseñó para un juego multipartidista, como el que ahora ha surgido por la voluntad popular, cansada de que los gobernantes sean los de siempre desde hace cuarenta años y más.
El futuro a corto plazo, se presenta incierto. Los pactos posibles entre las formaciones políticas se hacen difíciles, por las llamadas «líneas rojas» que los líderes se han marcado a priori de forma imprudente. No es cuestión de que los partidos pierdan sus señas de identidad, principios y valores. Muchos de ellos, ni se acuerdan cuales fueron. La cuestión catalana y la unidad de España están presentes en el debate político como hacía tiempo no ocurría. Demuestra, que Catalunya es un tema sin cerrar y lo peor de todo, sin que se busque en común una solución. Que conste que no soy partidario de Artur Mas ni lo que representa ni el modelo político, económico y social que desarrolla su política. Ahora nos enteramos de que la CUP no va a investir a Mas y fuerza nuevas elecciones. Más incertidumbre a la ya existente. Soy partidario de un referéndum, como la mejor forma democrática para conocer el deseo y la voluntad de la ciudadanía catalana. Preguntar no ofende y mucho menos participar.
Los dirigentes del Partido Popular, se sienten desazonados lanzando consignas y falsos argumentos. Si el PP no gobierna España se desestabiliza dicen y claman por el gran pacto con el PSOE y Ciudadanos, para mantenerse en el poder. Cuando el PP insiste tanto, es porque solo les beneficia a ellos. Si lo que el PSOE o Ciudadanos persiguen es defender sus postulados, con el PP no lo van a conseguir nunca. Cavarían su propia tumba política. Qué cada palo aguante su vela y el PP tiene que apechugar con su nefasta política, que no ha traído estabilidad, sino un modelo de empleo precario, que está sirviendo para consolidar la miseria generalizada y vaciar las arcas del Estado. El PP dice que pretende el bienestar general, pero no es cierto, no son dignos de crédito.
El Sistema español es parlamentario, por lo que defender que debe gobernar el partido más votado, es relativo a lo que hayan conseguido el resto de formaciones. Lo tengo dicho: El PP ha ganado perdiendo, el PSOE ha perdido ganando, Ciudadanos gana pero menos y Podemos gana todo. Lamentablemente, Izquierda Unida, que es la formación con más ideología acumulada de izquierdas en su programa, ahora está repensándose su futuro, manteniendo su anticapitalismo, feminismo y ecologismo.
El PP ha conseguido 7.215.752 votos siendo el partido más votado, pero el resto de las fuerzas con representación parlamentaria ha conseguido 16.910.508; y la izquierda ha sacado cerca de un millón de votos más que la derecha. Está claro que la mayoría ha respaldado las propuestas de cambio de político. Como el sistema electoral no es equitativo, al premiar escandalosamente a los partidos más votados, la suma de escaños, aplicando la teoría de los conjuntos, hace todavía más incierta la situación: (123+90+40) la preferida por Rajoy o su alternativa por la derecha pura (123+40). A Fernández Vara le gusta (90+69+40). Algunos preferimos el de la izquierda (90+69+2)+9. Puestos a formar conjuntos, podría formarse el que representa (350+0), fórmula total, para un gobierno de todos.
Para incertidumbre la que se presenta en la Administración de Justicia. Tenemos a los jueces y fiscales, revisando hasta 650.000 causas penales pendientes, ante el riesgo de prescripción a los 6 meses, prorrogables a 18 si son complejas. La reforma del proceso penal entró en vigor a 14 días de las elecciones generales y con el Gobierno en funciones. No es creíble que la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que afecta a los casos pendientes en todos los juzgados y tribunales, sea para agilizar la justicia, más bien parece que es de punto final. Todos los órganos de consulta, asociaciones de jueces y fiscales y expertos, emitieron informes contrarios a la Ley, pero el Gobierno de Rajoy siguió adelante sin tener en cuenta ninguna de las observaciones. Lo vamos a ver: casos de los complicados por corrupción política y económica quedarán prescritos o sobreseídos, habrán delitos que no puedan perseguirse, aumentando con ello la criminalidad y los delincuentes en libertad duradera.
En este mismo ámbito, el 2016 va a ser un año entretenido. Los ERE en Andalucía, las múltiples causas abiertas de la familia Pujol, el caso Gürtel, la Púnica, el caso Palau y el caso estrella, cuyo juicio comienza el 11 de enero. El caso Nóos, tiene un plus añadido, al estar acusados miembros de la familia real. La hija y hermana de rey, Cristina de Borbón, se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel como presunta colaboradora de dos delitos fiscales, y su marido a una petición de 19 años y seis meses por parte de la Fiscalía, y 26 años por Manos Limpias como presunto autor de los mismos delitos que su mujer, además de tráfico de influencias, malversación, prevaricación, fraude, estafa, falsedad y blanqueo de capitales, por usar el Instituto Nóos para saquear fondos de las instituciones públicas de Baleares, Valencia y Madrid. Conocemos que el socio de Urdangarín, Diego Torres, ha presentado infinidad de correos que, de ser ciertos, implican al Rey y a gente de su entorno. De todas formas, la monarquía queda tocada.
En economía, mi amigo Alejandro Inurrieta, considera que las perspectivas económicas para 2016 no son muy halagüeñas, «pese al optimismo irracional e inconsciente que emana de las fuentes oficiales» y que cala en parte de la población engañada, lanzada a consumir, pensando que lo peor ha pasado. Ojo al dato: España podría caer de nuevo en una recesión. Junto a los problemas internacionales que nos afectan directamente, como el petróleo o el frenazo de China, hay cuestiones internas que amenazan vinculadas a la acción de gobierno. La deuda pública ha superado el billón de euros (1,056 billones de euros, un 4% más que el año anterior), que representa el 98,8% del PIB. El agujero en la Seguridad Social de 16.000 millones de euros es preocupante, porque además crea incertidumbre en la caja única. El Fondo de Reserva está en la ruina, por la fuerte caída de los salarios y de horas trabajadas. Las previsiones dicen que España creará menos empleo que en 2015 y la temporalidad como tendencia. Rajoy con su política nada ha estabilizado y todo queda en la incertidumbre.
Panorama electoral a la vista, Si cuando finalicen los plazos establecidos por la ley electoral, no se ha llegado a acuerdo alguno —y es probable que esto ocurra—, habrá que convocar nuevas elecciones generales. En Catalunya seguro, tras el no coherente de la CUP a Mas. Están pendientes, por que les toca, las elecciones en Galicia y Euskadi. Las consecuencias sobre la participación o la abstención, el apoyo que consigan unos y otros, o cual va a ser el papel de los nuevos líderes que surgirán seguro con las nuevas elecciones, forman parte de otro capítulo, de esta misma historia. Todo parece que el PP y Podemos podrían salir reforzados en unos nuevos comicios, en detrimento del PSOE y Ciudadanos. Desde luego, si Podemos se presentara con IU, se podrían por delante del PSOE. Las nuevas elecciones en Catalunya, favorecerá a los soberanistas. Vamos a vivir momentos apasionantes. No desfallezcan; la democracia también es esto.
La incertidumbre y la inestabilidad vienen por la política llevada a cabo por el gobierno, no por los resultados electorales o los posibles pactos de investidura o de gobierno. Ante tanta previsión incierta y datos calamitosos, es mi deseo que este año 2016 termine con el mayor bienestar para todos, que será la prueba de que la incertidumbre se haya tornado en certeza, en una sociedad, igualitaria y solidaria.