"Como los intocables de Elliot Ness, intachable a nuestros ojos". La jefa de Gabinete de Jaume Matas utilizó esta frase para definir a Rodrigo de Santos (Burgos, 1965), el exconcejal del PP que medró en la política balear con un perfil público asentado en dos pilares: su mano dura contra la corrupción y sus fuertes convicciones religiosas. Su carrera se truncó tras una condena por gastar dinero público en prostíbulos masculinos y otra por abusos sexuales a menores. En ambos casos usó su adicción a la cocaína para tratar de explicar su comportamiento.
Este abogado y funcionario llegó a Palma de Mallorca en los años 90. Era amigo personal de Ana Pastor, que entonces dirigía la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE) y que le envió como delegado a Baleares. Desde su puesto como funcionario dio el salto a la política. Fue teniente de alcalde y concejal de Urbanismo en Palma entre los años 2003 y 2007.
En la época de los grandes pelotazos urbanísticos se labró un perfil de incorruptible. "En el contexto balear, en el que se hablaba de comisiones y demás, De Santos era un poco como el que se enfrentaba con todos",
dijo María Umbert, exjefa de Gabinete de Jaume Matas. En uno de los múltiples procesos por corrupción contra el expresidente balear, Umbert recordó que De Santos nunca fue sospechoso de nada.
Junto a su imagen de mano dura contra la corrupción, Rodrigo De Santos se esforzó también en sacar a relucir en público sus profundas convicciones religiosas. Con el PP en plena batalla contra el matrimonio homosexual aprobado por el Gobierno de Zapatero, el político balear siguió el camino de otros cargos públicos populares y anunció que no casaría a parejas homosexuales. "Éste es un debate que no interesa a nadie y sólo beneficia a Rodríguez Zapatero", dijo durante un pleno del Ayuntamiento de Palma.
De Santos hacía así gala de su perfil ultracatólico. Casado y padre de familia numerosa -tiene cinco hijos-, es miembro del Camino Neocatecumenal, el movimiento conocido como 'los kikos' que es visto con recelo en algunos sectores de la Iglesia. Su fundador, Kiko Argüello, ha logrado miles se seguidores durante las últimas décadas con
formas innovadoras y un discurso extremista: "Matan a los ancianos con eutanasias y hay homosexuales por todas partes". Varias páginas web recogen testimonios de antiguos integrantes de este movimiento que lo definen como una secta.
50.000 euros públicos en prostíbulos y cocaína
Con su prometedora carrera en pleno despegue -además de concejal, coordinó la campaña electoral de Matas de 2003-, De Santos vio cómo Anticorrupción acababa con su esfuerzo por triunfar en política. La Fiscalía le acusó a comienzos de 2008 de gastarse 50.000 euros de dinero público en prostíbulos gays y cocaína. Utilizó la tarjeta de crédito de la Empresa Municipal de Obras Públicas (EMOP) dejando rastro de todo.
De Santos, incapaz de luchar contra las evidencias de la investigación, achacó su comportamiento al consumo de drogas. Pidió perdón a los ciudadanos de Baleares y devolvió todo el dinero malversado. Con su carrera política arruinada y mientras avanzaba la investigación, se trasladó a Madrid para rehacer su vida acompañado de su familia. Se dedicó entonces a disculparse con colaboradores y amigos a través de SMS que incluían pasajes de la Biblia.
"Mi principal apoyo es espiritual. No puede ser casual. El día que saltó todo esto fue el 13 de marzo, San Rodrigo. El día de mi cumpleaños, 4 de mayo, la Ascensión del Señor; y hoy, en vísperas de Pentecostés leo: 'Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu' (Ga 5,16)", es el SMS que recoge
una noticia de El Mundo fechada en abril de 2008. Un mes después, era detenido acusado de abuso sexual a menores.
En octubre de 2009 De Santos fue condenado por este caso a 13 años de cárcel, 11 menos que los que reclamaba la Fiscalía. La sentencia consideró probado que abusó de dos menores a los que había conocido en ceremonias del Camino Neocatecumenal. Se ganó la confianza de los padres -una familia de migrantes latinoamericanos a los que acogía y tutelaba- y les invitó en varias ocasiones a pasar una noche en su casa con sus hijos. Los jueces describen con detalle cómo se las arreglaba para colarse en su habitación y abusar de ellos.
La pena fue menor de la que pedía la Fiscalía porque los jueces le absolvieron del delito de corrupción de menores. No le condenaron por ir con otro menor, de 16 años e hijo de un matrimonio amigo, a comprar hachís primero y a contratar los servicios de una prostituta después. El menor mantuvo relaciones sexuales con ella mientras De Santos observaba desde fuera. Además, el alcoholismo y la drogadicción atenuaron su pena.
Pero a Rodrigo de Santos aún le esperaba una reducción mayor de la condena de cárcel, en este caso
gracias al Tribunal Supremo. En una sentencia redactada por el magistrado Adolfo Prego, la Sala Segunda de lo Penal dejó la pena del exconcejal en cinco años, porque aunque rechazó casi todos sus argumentos contra la condena inicial, planteó dudas sobre si uno de los menores dio o no su consentimiento para mantener relaciones sexuales con De Santos.
El Supremo dice que uno de los menores no se opuso
Según la primera condena, De Santos entró en la habitación del menor, le practicó una felación y luego se sentó "a horcajadas sobre él" para que este "le penetrara analmente". El magistrado que redactó la sentencia dice que no hay constancia de que el menor estuviese dormido "ni que se viera sorprendido por un acto iniciado sin su consentimiento".
Prego también escribió que el menor "tenía ya 14 años" y el tipo de abuso solo resta relevancia al consentimiento cuando de trata de menores de 13. "No se trata tampoco de una persona privada de sentido o de cuyo trastorno mental se abusare", dice el juez, que no ve tampoco que se produjera entre De Santos y el menor "una situación de superioridad manifiesta que coartase la libertad de la víctima". La consecuencia de esa interpretación es que De Santos fue absuelto del delito más grave de abuso sexual.
Además, el Supremo también le libró de otra acusación por haber intentado tocar la entrepierna al menor en otra ocasión. La falta de consentimiento no era "evidente" hasta que el menor le apartó la mano, y como el exconcejal no lo intentó de nuevo, la Sala también retiró ese cargo por abuso. Le libró además de la condena contra la salud pública, porque entendió que el hachís que De Santos compró al menor al que luego pagó una prostituta era para consumo propio.
El expolítico salió de la cárcel en 2014 gracias a un tercer grado, al que accedió tras conseguir un contrato de trabajo en una explotación ganadera de su familia. Con todos los casos de corrupción de Baleares ya bajo investigación, De Santos se ganó un hueco en los titulares como arrepentido. En su condición de testigo, aseguró que el PP balear
se había financiado ilegalmente y desgranó cómo Matas había amañado el concurso del Hospital de Son Espases para llevarse una comisión a cambio del contrato.
A principios de 2015 compareció en una comisión parlamentaria que investigaba el caso Son Espases. Allí
dijo sentirse emocionado y honrado por poder expresarse en el parlamento después de una condena por corrupción y otra por abuso de menores: "Desde el punto de vista personal, debo hacerlo y desde mi responsabilidad añadida por los hechos que cometí de los cuales estoy muy arrepentido y pido una vez más perdón".