Mis amados:
Hablemos de la perfección del amor. A través de la acción de sus libres albedríos y sus razones individuales, cada ser humano, determina su propio destino espiritual, de acuerdo con su elección de participar o no, en un proceso de crecimiento autónomo.
Todos los días, se alinean con el plan de los Creadores para sus vidas, y se esfuerzan por convertir a sus almas, en verdaderos maestros de la misma. Al buscar la perfección, están dispuestos a cambiar la personalidad humana, por la esencia divina de sus almas. Se esfuerzan por ser auténticos, puros y verdaderos, dotados de dignidad, y buscando constantemente, estar alineados con la voluntad Divina.
Su amor por el Creador, está por encima, de todas las cosas en la Tierra. Se dedican a la realización de su ideal más elevado, que es la encarnación, de la esencia divina. Se someten a todas las disciplinas espirituales necesarias, para descubrir su yo divino. Buscan encarnar esta cualidad en sí mismos, para cumplir el propósito de sus almas, de regresar a su origen, y alcanzar el estado de perfección del que proviene. Es un estado de sabiduría cumplida, asimilada a una humanidad verdadera y perfecta. Un ser humano perfecto, domina toda su naturaleza, mediante el poder trascendente, en la transmutación de los deseos inferiores, y el desarrollo posterior de las virtudes espirituales en su carácter.
En este largo camino, todo el conocimiento y entendimiento, es una parte integral de él. Este proceso de pulido, es una tarea honorable, que solo se puede realizar, en el cuerpo humano, y hace que estén en paz, con todos los que los rodean. Sus puntos positivos y negativos, en la consciencia individual, los alienta a tener en cuenta, que siempre, hay cosas que pueden mejorar por sí mismas. También son conscientes, de que estas mejoras en sí mismas, no son requisito previo para su estado actual de felicidad y satisfacción.
Para lograr este objetivo de perfección, todos los seres, deben emprender la purificación ética y espiritual a sus vidas. El objetivo de cada ser, es alcanzar un estado espiritual, de perfección completa. La perfección, es un estado del corazón, que necesita realizarse, estando en armonía con uno mismo, y con el universo. Es un estado de aprendizaje, donde se aceptan, tal como son. Es constante evolución, cambio perpetuo, ir en la dirección que deseen.
La perfección, les permite relajarse, en los niveles más profundos, del ser espiritual. Pueden lograr más paz, satisfacción y felicidad, cuando abandonan sus expectativas, para lograr la perfección en sí mismos, y en los demás. El dejar ir, es una forma superior de felicidad, inseparable de la perfección moral.
La perfección, ocurre, cuando logran cultivar, la totalidad de todas las cualidades divinas. Es entonces cuando se unen con el Creador y experimentan libertad absoluta. La relación fundamental de un ser humano, es con Dios. Al comprenderla, se dan cuenta, de su propósito: amarlo y servirlo. Entienden que todo, sirve a la voluntad del Creador.
En la vida infinita del universo, todo es perfecto, y, sin embargo, la vida, cambia constantemente. No hay principio ni final, solo un ciclo constante de sustancia y experiencia, que se renueva.Cuando hay alineación con el Creador, comprenden la perfección. Vienen todas las respuestas, todas las soluciones, y todas las creaciones. Cada momento, es un nuevo comienzo: salen de lo viejo, y abrazan lo nuevo, aquí y ahora. Lo que necesitan, se les revela en el momento adecuado, en el espacio y en el lugar correcto, guiados y protegidos por Dios. Sus viajes, son una serie de pasos hacia el éxito.
Una vez alcanzado, aprovechan al máximo, el potencial para el cual fueron creados. Que tu divina perfección, se desarrolle en gracia y felicidad. YO SOY, el Arcángel Gabriel, a través de Marlene Swetlishoff