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3 de junio de 2016

Multinacionales - Demasiado poderosas como para seguir mirando para otro lado y no hacer nada

Multinacionales - Demasiado poderosas como para seguir mirando para otro lado y no hacer nada



Las multinacionales

Se denomina empresas multinacionales a aquéllas empresas que no sólo operan y tienen presencia en su país de origen, sino que también se encuentran en otros países. Están en más de una nación(multi-nacional). 


Aunque el concepto lingüístico es sencillo, la dinámica y el funcionamiento de este tipo de empresas es muy complejo y merece ser analizado.
Las multinacionales expanden operaciones como la producción o la administración alrededor del mundo, y movilizan plantas industriales de un país a otro. Tienen una visión global de la economía y de su ámbito de trabajo. 
Operan para todo el mundo, y sus clientes son los mercados, países, empresas, organizaciones, de todo el planeta. Al ser multinacionales, conciben al mundo entero como su mercado potencial, y sobre él actúan y se mueven.
El término multinacional ha de ser entendido como descripción del ámbito de actuación, no de la naturaleza de la compañía. Una empresa multinacional no es una empresa cuyo origen esté en muchas naciones, sino que opera y actúa en un gran número de ellas. 
Por ejemplo The Coca-Cola Company es una empresa de Estados Unidos (es una empresa nacional estadounidense) que está presente en todo el mundo (es una empresa multinacional a nivel global). 
The Coca-Cola Company es una empresa estadounidense, no una empresa multinacional, en tanto en cuanto no es una empresa de varias naciones. 
Debido a la posibilidad de caer en un error, algunos autores prefieren referirse a este tipo de corporaciones que operan en varios países como empresas transnacionales.

La globalización va de la mano de las multinacionales

Las multinacionales son los principales agentes del proceso de globalización. Junto a su expansión por el mundo se difunde la economía, la política e incluso la cultura.
Las multinacionales expanden la economía por el planeta porque trasladan sus actividades (económicas) a otros países, de forma que la inversión, los beneficios o las pérdidas afectan no sólo al país de origen de la empresa, sino también a los nuevos países en los que la empresa se ha instalado. 
Toyota (multinacional japonesa), cuando se instala en Tailandia, afecta a la economía de Japón pero también a la de Tailandia.
Por otro lado, las multinacionales difunden las políticas porque, en el fondo, la política va estrechamente ligada a la economía. 
Los gobiernos de los países se preocupan por la economía, y no hay mayor entidad económica que una gran multinacional. 
La voluntad de las empresas se ve muchas veces plasmada en las políticas que adoptan los Estados y los organismos internacionales.
Finalmente, las multinacionales también propulsan la difusión de la cultura por todo el mundo. 
Casi siempre son multinacionales occidentales, así que es la cultura occidental la que triunfa en su expansión global. 
Por ejemplo, cuando una empresa como Adidas (multinacional alemana) llega hasta Indonesia, los jóvenes indonesios comienzan a vestir como los alemanes. 
Así, la forma de vestir, la música que se escucha, los refrescos que se beben y las películas que se ven son las mismas en todo el mundo, porque han llegado a todos los países gracias a las empresas multinacionales, que han extendido sus productos por todo el planeta. Este fenómeno es lo que se puede llamar ‘globalización cultural’.
Así pues, dentro del proceso de globalización, podemos distinguir varios tipos:
-Globalización económica. 
La globalización se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales en una economía de mercado mundial, donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria, cobrando mayor importancia el papel de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales, junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.
-Globalización política. 
Este tipo de globalización consiste en la creciente integración de las distintas políticas nacionales en una única política mundial. 
A través de organismos internacionales, y bajo la constante presión de las empresas multinacionales, las decisiones políticas de importancia mundial están siendo fomentadas y extendidas por todo el planeta para que afecten a todos los países del mundo. 
Aunque no sólo son políticas económicas, también se han ‘globalizado’ políticas medioambientales (ONGs) , políticas de defensa (OTAN), políticas de cultura (UNESCO), políticas sociales (ONU)…
-Globalización cultural. 
En la que las prendas, música, modas, formas de actuar, pensamiento, etc. adquieren dimensiones y presencia globales. 
Las tendencias occidentales se difunden por todo el mundo, y se adoptan en países como Brasil, Egipto, Malasia, Bolivia o la India. 
Hoy en día se pueden ver camisetas de fútbol de equipos europeos en cualquier país del mundo, así como zapatillas de Nike o películas de Hollywood.
En estos tres tipos de globalización están muy presentes las empresas multinacionales. 
De hecho, son ellas quienes ayudan a que cualquier aspecto de la vida cotidiana (política, cultura, economía…) adquiera dimensiones globales. 
Las multinacionales están siendo el principal conducto por el cual la globalización se está desarrollando y, a su vez, ésta está promoviendo el rápido desarrollo de las empresas multinacionales (es decir, que las empresas se transnacionalicen o que las que ya han acometido ese proceso crezcan aun más, fusionándose con otras o ampliando sus mercados). 
Así pues, globalización y multinacionales van de la mano y se autoalimentan, reforzándose mutuamente.
Pero, si la globalización fomenta el crecimiento de las multinacionales, cabe preguntarse hasta dónde puede llegar el tamaño de estas empresas. 
Adam Smith decía que el tamaño de las empresas estaba relacionado con el tamaño del mercado. 
Siguiendo esta hipótesis se puede decir que la globalización, ampliando los mercados para las empresas, por un lado, y aumentando la competencia, por otro, crea unas enormes oportunidades para el desarrollo de las empresas y de los países donde están ubicadas.
José Luis Sampedro decía que la tan celebrada globalización no era mas que un proceso en el que se transfería el poder de los Estados a las multinacionales. 
Efectivamente, con el proceso de globalización son las empresas y no los gobiernos y los Estados los que toman la iniciativa y el protagonismo en la economía mundial, si bien es cierto que estos últimos tienen todavía en sus manos los instrumentos de regulación para asegurar un mundo más competitivo y más justo (económica y socialmente). 
En el fondo, la globalización consiste en que el poder pase desde la política a la economía.
VER ARTÍCULO: La globalización

Multinacionales con demasiado poder

Ya lo adelantó J.K Galbraith en El nuevo estado industrial (1967), cuando dijo que las grandes corporaciones se convertirían en la unidad económica estratégica de mayor significado y entidad en el mundo. 
Se ha cumplido. Hemos llegado a un punto en la historia en el que encontramos empresas cuyo tamaño las hace más fuertes económicamente que incluso países enteros. 
Por ejemplo ExxonMobil tiene más dinero que Malasia, Perú o Ucrania.
Este poder económico conlleva a un aumento del poder de decisión, mediante la presión a la política. 
Aunque no sea de forma directa, muchas veces las multinacionales de sectores estratégicos controlan la política en todos los niveles geográficos: local, nacional, regional y mundial. 
Los casos más conocidos son los de las multinacionales petroleras, del gas, financieras, informáticas… etc. Grandes empresas que controlan sectores muy importantes para el desarrollo de la vida de las personas y de los países.
INTERESANTE: Análisis sobre Gazprom, la multinacional rusa líder del sector del gas a nivel mundial. Una empresa muy criticada por su excesiva influencia en la política de Rusia y de varios estados del Este de Europa, a los que ha llegado a doblegar cortándoles el suministro de gas.
En el siguiente ranking se combinan países y empresas, de forma que, comparando producto interior bruto (PIB) e ingresos (revenues)
La propia Gazprom, por ejemplo, tiene más dinero que Bangladesh o Irak. 
Esta lista está elaborada con datos de 2011, y no deja de ser sorprendente que entonces, de las 100 mayores economías del mundo, 60 fueran países y 40 empresas.
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Los procesos de fusión y las alianzas entre grandes empresas les permiten alcanzar un enorme tamaño, a la vez que crecen su poder e influencia en la economía mundial. Mediante estas prácticas han conseguido formarse grandes corporaciones que superan el volumen económico de muchos países y, por lo tanto, tienen más poder de decisión a nivel internacional.
En su libro El mercado y la globalización (2002), José Luis Sampedro habla así de las empresas multinacionales: 
“La técnica moderna, con actividades que exigen instalaciones industriales muy costosas y complicadas, junto con las ventajas económicas de la producción en gran escala, entre otras, fomentan y a veces imponen la creación de grandes empresas, con las cuales es muy difícil lanzarse a competir. 
Con frecuencia las encontramos dominando los mercados dentro y fuera del país (empresas multinacionales o transnacionales) y aliándose con otras afines o complementarias o absorbiendo empresas rivales. 
Gracias a sus excepcionales medios técnicos y financieros dominantes consiguen créditos y concesiones públicas privilegiadas, influyendo en países cuyos gobiernos tienen menos poder que ellas mismas y presionando incluso a las autoridades de las naciones más fuertes.”
Además de ser más poderosas e influyentes que naciones enteras, el poder de las grandes empresas mundiales está concentrado en manos de unas pocas. 
Un interesante estudio sobre la red global que forman las empresas multinacionales realizado en 2011 ponía de manifiesto que apenas 140 empresas controlan el 40% del valor de todas las multinacionales del mundo. 
La mayor parte de estas multinacionales poderosas son entidades financieras y bancarias.
INTERESANTE: The Network of Global Corporate Control (Vitali S, Glattfelder JB, Battiston S, 2011)
Arrojando más datos sobre la mesa, puede no sorprendernos que actualmente las empresas multinacionales controlen dos terceras partes del comercio mundial de bienes y servicios. 
Es decir, que el comercio exterior lo realizan mayoritariamente empresas, no países. 
De este comercio que realizan las multinacionales, alrededor de un tercio se realiza entre establecimientos de una misma multinacional, es un comercio intraempresa, pero que atraviesa fronteras.
Este exceso de poder por parte de entidades de carácter privado, no sujetas a regulación por parte de organismos públicos, pone de manifiesto que las multinacionales se mueven por el mundo controlando la economía (y en ocasiones la política) sin ser realmente entidades democráticas ni con objetivos sociales. 
¿Es oportuno que estos gigantes económicos que se alimentan de dinero decidan el destino de un mundo formado por personas físicas y humanas?
Porque el poder de las multinacionales traspasa la dimensión económica y abarca también la política, el medio ambiente, los ámbitos sociales y militares… etc. 
El hecho de tener objetivos puramente económicos no implica estar al margen de todo lo demás. 
Muchas veces se han de manejar bien la política y la sociedad para conseguir esos ansiados números positivos con muchos ceros en las cuentas de la empresa.
Por eso mismo, para asegurar sus ganancias y aprovechando su posición de fuerza, las grandes empresas multinacionales ejercen una enorme presión sobre la política mundial. 
Como dice Laurent Carroué para LeMonde Diplomatique: “Desde hace décadas y en un marco cada vez más liberal, las multinacionales occidentales han presionado ampliamente, en su propio beneficio, sobre las reglas organizativas de la gobernanza económica mundial a escala a la vez nacionales, continentales y mundiales por medio de un incesante lobbying, en particular en el FMI, la OMC, el Banco Mundial o la OCDE.”
MÁS INFORMACIÓN: 
El poder de las multinacionales (Arturo Van den Eynde)

Denuncia contra el poder de las multinacionales

El presidente chileno Salvador Allende, en una intervención en la Asamblea General de la ONU en 1972, denunció el poder que habían adquirido algunas empresas multinacionales y la falta de control sobre éstas, que ponía en peligro la autoridad de los propios estados. Estas fueron sus palabras:
“Estamos frente a un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones transnacionales y los estados. 
Éstos  son interferidos en sus decisiones fundamentales (políticas, económicas, militares), por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. 
En una palabra: es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada. 
Las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan.”

Multinacionales occidentales 

y multinacionales emergentes

Los países desarrollados controlan el 81% de las empresas y el 83% de las ventas de las 500 multinacionales más grandes del mundo. 
Aun así, el crecimiento de los grandes países emergentes y la crisis estructural de los países desarrollados están provocando un nuevo orden económico mundial, notablemente más multipolar. 
En este “nuevo orden” están apareciendo grandes empresas que podemos denominar “multinacionales emergentes”, como los países de los que proceden.
Laurent Carroué, geógrafo y director de investigación del Instituto Francés de Geopolítica de París-VIII, recuerda que:
“Entre 2006 y 2010, el número de empresas de los países del Sur pasó de 61 a 94 (+54%), en particular a causa de la escalada de China, cuyas multinacionales aumentaron de 20 a 46. En cambio, el capitalismo anglosajón sufrió de lleno la crisis: Estados Unidos ha retrocedido de 170 a 139 unidades, y el Reino Unido de 38 a 29. 
La brasileña Vale, la india Tata, la rusa Gazprom, las chinas CNPC, Sinochem y CNOO en el sector energético, Lenovo en el informático o China Minmetals, aceleran sus inversiones en Rusia y en Asia Central, en África o en Latinoamérica.” (fuente: LeMonde Diplomatique)
Se están multiplicando los flujos y los acuerdos políticos y económicos Sur-Sur, aumentando así el comercio y la actividad económica entre países que hace un par de décadas estaban al margen de la economía mundial. 
Los números y el volumen de estos movimientos está llegando a superar al de los flujos económicos que se dan en Occidente, con grandes potencias como Brasil, China o India encabezando el crecimiento del Sur.
La sintonía política de este nuevo ‘bloque’ de países hace que las grandes empresas de dichos países encuentren grandes oportunidades de negocio y beneficios mucho mayores que en socios tradicionales de Europa, Norteamérica o Japón. 
La crisis económica y financiera de Occidente y el auge de los países emergentes fomenta que sean empresas multinacionales de países en desarrollo las que amenazan con arrebatar el poder a las grandes empresas occidentales.
Pero estas buenas noticias para las naciones emergentes traen consigo una serie de inconvenientes para las poblaciones de estos países en desarrollo: explotación laboral, daños al medio ambiente, más poder que los débiles gobiernos nacionales… 
Además, “la creciente movilidad mundial de las grandes empresas hace difícil que los países en desarrollo, carentes de mecanismos de supervisión, puedan responsabilizar a esas compañías por violaciones a los derechos humanos y ambientales” recuerda Daniel Mittler, de Amigos de la Tierra.
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Las multinacionales también tienen problemas

Pero, aunque son poderosas y controlan el destino del mundo, las empresas multinacionales tienen que enfrentarse a algunos problemas. 
En este S.XXI las grandes empresas se encuentran con resistencias como la opinión pública, la acción de las ONG, o el ascenso de los países emergentes. 
En estos tres casos, las multinacionales tienen que buscar estrategias para sobreponerse de las críticas, denuncias y peticiones de cambio.
Los países emergentes se perfilan como enemigos de las multinacionales occidentales en escenarios como el de la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde las economías en desarrollo esperan tomar el mando
Los objetivos de los gobiernos de los países emergentes choca frontalmente con los de las grandes multinacionales.
La OMC, aunque lleva unos años viviendo un problema de relevancia internacional (ha perdido el estatus y la importancia que tuvo en otros tiempos), es mucho más “democrática” que otras instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial. 
En la OMC se sigue el principio de “un país, un voto”. Así, los países del Sur se han podido oponer a las lógicas económicas que querrían imponer las potencias occidentales.
Este enfrentamiento entre los países occidentales y los países del Sur ha llevado a que las negociaciones para liberalizar el comercio mundial, conocidas como la Ronda de Doha (que comenzaron en 2001) estén estancadas desde hace casi un lustro, lo que ha erosionado considerablemente la credibilidad de la entidad, acabando con la paciencia de los países occidentales y evidenciando que, por primera vez en la historia, el destino de la economía y el comercio mundial depende de los países en desarrollo.
Otros de los frentes con los que las multinacionales tienen que combatir son la opinión pública, los movimientos sociales y las ONG. Estos factores de “presión moral” actúan como vigilantes y correctores de la actividad empresarial.
La acción de las ONG ayuda a que las multinacionales recuerden que no son todopoderosas y que están sometidas a poderes que (en un principio) están por encima de ellas: poder político, poder judicial, poder social… 
Se puede decir que las ONG se encargan de supervisar que los empresarios se guían por unos códigos éticos y morales a la hora de realizar sus movimientos empresariales y de que, por supuesto, se respeten los Derechos Humanos y Ambientales.
Ante un delito medioambiental o una injusticia laboral, siempre están ahí las ONG para denunciar a las grandes multinacionales y defender los derechos de los trabajadores y para recordar lo importante que es cuidar el medio ambiente. 
En cierta manera, sin la acción de muchas ONG las empresas podrían pasearse por el mundo sin barreras morales para hacer cualquier tipo de actividad de cualquier forma. Y, en muchos casos, eso es precisamente lo que ocurre con las multinacionales.
Finalmente, la opinión pública determina la forma de proceder de las multinacionales. Si bien es cierto que muchas de ellas esperan a que estalle un escándalo para corregir malas prácticas, cuando esto ocurre no dudan en limpiar su imagen aplicando nuevas políticas. 
Por ejemplo, fue sonado el caso de la empresa Foxconn, el mayor fabricante de componentes electrónicos del mundo, que sobreexplotaba a 300.000 trabajadores en la ciudad china de Shenzhen para la fabricación de teléfonos móviles para Apple, Sony y Nokia. 
Después del suicidio en masa de parte de los trabajadores, Foxconn aumentó el salario de sus empleados. Este terrible suceso conmocionó a la opinión pública y dio muy mala imagen a la empresa y a las multinacionales occidentales que subcontrataban sus servicios.
Otro caso famoso relacionado con las multinacionales y la opinión pública fue el de la petrolera inglesa BP en el Golfo de México. 
Sucedió el 10 de abril de 2010, cuando una explosión en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon hizo que ésta se hundiera. 
Murieron once trabajadores y se vertieron 779.000 toneladas de crudo, siendo el mayor vertido de petróleo de la historia.
Se formó un derrame petrolífero no controlado de 6.500 km2 de extensión, que amenazó a las costas de varios estados norteamericanos. 
La opinión pública señaló a la multinacional inglesa. 
El gobierno de Estados Unidos declaró a BP responsable del suceso y tuvo que costear todos los procesos de limpieza y la reparación de todos los daños. 
La empresa no lo dudó y se declaró culpable. No podía perder más prestigio.
De esta forma, vemos que las empresas multinacionales no son inmunes al poder político y social. 
Puede que no se guíen por códigos éticos o tengan una verdadera conciencia medioambiental o social, pero harán lo que sea para vender sus productos y mantener una buena imagen. Una empresa con mala imagen está destinada a fracasar. Las multinacionales no fracasan. Siempre ganan. 
Aunque a veces se equivocan, y arreglan el error como mejor saben hacerlo: con dinero. Mucho dinero.
INTERESANTE: 

Las grandes empresas se van a otro sitio

Las multinacionales, que se mueven por la búsqueda del máximo beneficio, se han dado cuenta de que una de las mejores formas de conseguir su objetivo es reducir los costes de producción. 
¿Cómo se pueden reducir esos costes? 
Trasladando la producción a otro lugar, donde sea más barato producir. Es sencillo.
VER ARTÍCULO: La deslocalización de las multinacionales
En el siguiente mapa podemos ver representado el fenómeno de la deslocalización, que consiste en trasladar ciertas actividades o procesos de una empresa a otras zonas, buscando una mayor rentabilidad para dichas tareas. 
Se pueden deslocalizar actividades que requieren de alta cualificación, como procesos informáticos, ingeniería o servicios avanzados, pero lo más normal es que se deslocalicen las tareas más sencillas y por las que se puede pagar un menor salario.
MUY INTERESANTE: ‘Bueno, bonito y barato’ Los inconvenientes de producir en países menos desarrollados
La dinámica más repetida en los procesos de deslocalización consiste en trasladar fábricas de empresas de los países occidentales a espacios de la periferia (Sudamérica, Sudeste Asiático, China, India, África…).
Deslocalizacion
El tema de la deslocalización se analiza en profundidad en el siguiente post: La deslocalización

Infografía sobre las grandes multinacionales

A continuación se presenta una interesante infografía realizada por la gente de TNI.org(Transnational Institute) en la que se muestran algunos datos y números interesantes, que ayudan a comprender el poder que las empresas multinacionales tienen en el mundo actual.
El primer dibujo que aparece deja muy clara una idea: el dinero va por un camino distinto al de las personas. 
Lo económico sigue una senda y lo social otra. 
En un mundo liderado por grandes multinacionales, ¿en qué dirección vamos?
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