Decepcionados con Occidente, algunos países de Europa del Este se han entregado a la nostalgia por los viejos tiempos soviéticos y han vuelto sus ojos hacia Moscú, escribe el periódico austriaco Die Presse.

"Para explicar la nueva rusofilia en el este de Europa hay muchas razones que difieren de un país a otro. 
En Moldavia, se explica principalmente por la insatisfacción con el corrupto y dividido Gobierno prooccidental y el recuerdo de los 'buenos viejos tiempos soviéticos'. 
La pobreza y el estancamiento económico han rebajado las esperanzas de un futuro mejor europeo y, en algunos casos, las han ahogado totalmente", destaca el autor del artículo.
Precisamente por eso, en Chisinau, la capital de Moldavia, triunfó Igor Dodon que, según Die Presse, cuenta con el apoyo del líder ruso Vladímir Putin. 
El presidente electo moldavo ya ha anunciado el inicio de las negociaciones con Moscú para establecer una asociación estratégica.
En Bulgaria, Rumen Radev, un excomandante de la Fuerza Aérea del país, se impuso en las últimas elecciones y abogó por unas "relaciones pragmáticas con Rusia". 
Bulgaria también siente nostalgia por Rusia, dado el incumplimiento de las promesas europeas. Además, la candidata gubernamental Tsetska Tsacheva fue eclipsada totalmente por el decidido expiloto.
Existen dos factores cruciales que Moldavia y Bulgaria tienen en cuenta a la hora de determinar su política exterior: la energía y el comercio. Las sanciones de la UE contra Moscú perjudican a la región, y los países pobres del Este están sufriendo más que el 'rico' Occidente.
Por otra parte, estos países son mucho más dependientes del gas natural ruso, particularmente Bulgaria. 
Durante mucho tiempo, Sofía estuvo interesada en el proyecto South Stream, que implicaba la construcción de un gasoducto para Europa Suroriental que rodearía a Ucrania para que Rusia pudiera 'estrangular' a Kiev en términos de política energética. 
El proyecto sufrió fortísimas presiones por parte de EEUU y la UE, que lo condujeron al fracaso.
Mientras los países de la región soportaban las presiones de Occidente para hacer fracasar la conexión gasística directa, Alemania disfrutaba del gas ruso sin que este tuviera que pasar por Ucrania. 
Esta situación generó frustración en la zona, que consideró que este comportamiento era hipócrita.
Mientras tanto, Rusia ya tiene un nuevo proyecto llamado Turkish Stream, que prevé transferir gas a Turquía y a Grecia evitando Bulgaria, probablemente por la 'alianza' de Sofía con Bruselas y Washington. Una situación altamente desfavorable para Bulgaria que podría revertirse si decide mejorar sus relaciones con Rusia.
Entre los líderes mundiales que apoyan a Putin está también el primer ministro de Hungría, Viktor Orban. 
Pero el apoyo a Moscú no se limitaría a Hungría, y el presidente ruso también podría contar con un fuerte respaldo en Serbia y en la parte serbia de Bosnia y Herzegovina, concluye el autor de la publicación.