Ficha la entrada por la mañana y su salida por la tarde. Pero en realidad no hace nada. Sólo acude al centro a fichar y a negociar las vacaciones.
Uno de los jefes de unidad del Archivo General y Fotográfico de la Diputación de Valencia se llama Carles Recio, y su sueldo es cercano a los 50.000 euros. Cada día laborable ficha su entrada a las 07:30 y su salida a partir de las 15:30. Nada de esto sería raro si no fuera por un importante 'detalle': Carles Recio no desempeña absolutamente ninguna función, no trabaja, ni siquiera permanece en su puesto de trabajo durante su horario laboral.
¿Cómo es esto posible? Tal como el diario 'El Mundo' explica en su nota al repecto, este caso "se puede simplificar como el de un funcionario para el que se creó un cargo 'a dedo' y nunca lo ejerció ni trabajó en las funciones encomendadas pese a que siempre ha recibido un sueldo por ellas". En la Relación de Puestos de Trabajo del Archivo consta efectivamente Carlos Recio como jefe de la Unidad Bibliográfica, pero es el único rastro de su vínculo con la institución. No aparece su nombre en ninguna edición ni publicación del centro.
"Otra evidencia de que el servicio de Archivo provincial no cuenta en su plantilla con Recio es que en el directorio de trabajadores de la página web del fondo de documental no aparece mención alguna de este funcionario. En el directorio se justifican todas y cada una de las funciones de los empleos: desde la dirección, pasando por los archiveros, técnicos, administrativos y responsables de sala y depósitos, hasta los becarios", informa 'El Mundo'.
Excusas vagas
Ese mismo diario llamó varias veces al centro dónde trabaja Carles Recio y preguntó por él. Los empleados allí presentes le confirmaron que "este trabajador no está nunca en su lugar de trabajo ni tiene ningún tipo de relación con el resto de empleados porque sólo acude al centro para negociar las vacaciones". Más tarde lograron contactar con el propio Carles Recio. En otro artículo, detallan las respuestas que obtuvieron de él, casi todas crípticas y evasivas. El funcionario que cobra sin trabajar se explicó diciendo: "yo sólo he hecho lo que me han pedido que haga". Cuando se le pregunta a qué ha dedicado todos estos años hace vagas referencias a que está "desarrollando proyectos fuera" y limita estas explicaciones a señalar que "cuando llegue el momento y el lugar justificará todo lo que ha hecho en la Diputación".
Según su propia explicación, no aporta documentación ni datos concretos sobre su supuesta tarea durante los últimos 10 años "por cuestiones de confidencialidad". Finalmente, hace una especie de promesa que parece contener un matiz amenazador: "Algún día contaré por qué me mandaron al Archivo" describe el funcionario en, lo que parece ser una alusión directa a una situación que se vivió en 2006, cuando el entonces presidente de la Diputación, Fernando Giner, le destituyó del cargo de Jefe de Publicaciones y lo envió al Archivo como represalia por un conflicto anterior.
Parece que, al fin y al cabo, no ha salido tan perjudicado. Cobrar 50.000 sin tener que trabajar no parece precisamente un castigo muy duro. En cualquier caso constituye un ejemplo de una situación que podría ser más habitual de lo que pensamos. Ese tipo de funcionario nombrado 'a dedo' (por el llamado 'sistema de libre designación'), que figura nominalmente y cobra sus sueldo sin desempeñar ninguna función, constituye una forma de corrupción pública que se ha detectado últimamente en España con cierta frecuencia y ha sido objeto de numerosas polémicas.
RT
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