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8 de octubre de 2018

Las altas dosis de vitamina C destruyen las células cancerosas


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Los expertos en salud natural han sostenido durante mucho tiempo que la vitamina C puede combatir el cáncer, si se administra en dosis suficientemente grandes. Pero a veces es difícil lograr la alta concentración en sangre que es necesaria para que sea eficaz.
Ahora, una nueva forma de vitamina C está corrigiendo ese problema frustrante y está demostrando ser un cambio de juego. Se ha encontrado que la vitamina C liposomal crea niveles en la sangre que son de 100 a 500 veces más altos que los niveles observados con la ingestión oral convencional, estableciendo el escenario para que la vitamina combata agresivamente el cáncer.

Los estudios celulares y animales muestran resultados impresionantes con la vitamina C

Una investigación reciente realizada en la Universidad de Iowa confirma que la vitamina C mata selectivamente las células cancerosas, mientras que las células normales no se dañan. En un estudio, la vitamina C redujo las mutaciones causantes de cáncer en ratones; en otro, se encontró que mataba hasta el 50 por ciento de las células de linfoma humano.
En un estudio conjunto realizado por las principales instituciones médicas que incluyeron Harvard Medical School y Tufts Medical Center, los investigadores encontraron que las dosis altas de vitamina C impedían el crecimiento de dos tipos diferentes de células de cáncer colorrectal mutantes, tanto en tubos de ensayo como en animales.

Problema resuelto: estudios anteriores utilizaron dosis insuficientes

En el pasado, los investigadores de los Institutos Nacionales de la Salud y de la Clínica Mayo desestimaron la vitamina C como un posible tratamiento contra el cáncer, sosteniendo que es imposible lograr concentraciones de vitamina C en la sangre que matan el cáncer mediante la administración oral. Sin embargo, en muchos estudios, los investigadores simplemente no proporcionaron cantidades suficientemente grandes de vitamina C, lo que llevó a "resultados no concluyentes".
Hubo una notable excepción a esta visión pesimista de las habilidades de la vitamina C. En una revisión de 2008 publicada en Puerto Rico Health Sciences Journal, los investigadores examinaron los resultados de estudios que utilizaron dosis extremadamente altas de vitamina C intravenosa y llegaron a una conclusión diferente.
Los autores notaron que la eficacia de la terapia con vitamina C no podía juzgarse cuando se administraban dosis orales, pero afirmaron que la vitamina C "puede ser efectiva contra los tumores cuando se administra por vía intravenosa".
Uno esperaría que un hallazgo tan alentador, que involucra una forma barata, segura y natural de tratar el cáncer, sea pregonado desde los tejados. Sin embargo, este no fue el caso.
Aunque los autores solicitaron con urgencia un nuevo examen de la capacidad de la vitamina C para tratar el cáncer, el artículo recibió poca atención y, en un momento dado, se agotó o no estuvo disponible para el público, lo que llevó a algunos defensores de la vitamina C a especular que estaba siendo suprimido deliberadamente.

La vitamina C utiliza nuevos mecanismos de acción para atacar el cáncer.

La vitamina C es un poderoso antioxidante que reduce el daño de los radicales libres y combate la inflamación que está fuertemente asociada con el desarrollo del cáncer.
Pero también tiene otras armas que combaten el cáncer en su arsenal.
Un porcentaje de vitamina C se metaboliza en un nuevo compuesto, el DHA, que puede pasar a través de las membranas de las células cancerosas, de una manera que se ha comparado con la de un caballo de Troya. Cuando las células cancerosas intentan "volver a poner el genio en la botella" y convertir el DHA en vitamina C, se agotan en el intento y finalmente mueren de estrés oxidativo.
Curiosamente, las células de cáncer colorrectal parecen ser particularmente susceptibles a este efecto.
Además, un nuevo estudio publicado el mes pasado en Redox Biology mostró que la vitamina C genera peróxido de hidrógeno en el tejido conectivo, destruyendo así las células tumorales y convirtiéndolas inofensivas en agua, mientras que las células normales no se ven afectadas.

La vitamina C liposomal ofrece conveniencia y dosificación efectiva.

La formulación habitual consiste en 1,000 mg de vitamina C encapsulada en lecitina, un fosfolípido. La lecitina crea una burbuja que protege a la vitamina de las enzimas digestivas que de otro modo lo descompondrían.
La vitamina C liposomal se desliza fácilmente a través del sistema digestivo, es absorbida por los intestinos y luego se transporta al hígado para su liberación al torrente sanguíneo. Esta ruta ayuda a eliminar el malestar gástrico, las molestias y el desperdicio de las tabletas de vitamina C convencionales, al tiempo que mantiene altas las concentraciones en la sangre.
Los fosfolípidos ofrecen una gran cantidad de beneficios, que incluyen reducir el colesterol LDL dañino, aumentar el HDL beneficioso, mejorar el flujo sanguíneo y la circulación, eliminar la placa de las arterias, reducir la adherencia de las células sanguíneas para reducir la posibilidad de un derrame cerebral, promover la reparación y función hepática y mejorar la memoria. La lista sigue y sigue.
Si está interesado en suplementar con vitamina C liposomal, los expertos en salud natural recomiendan optar por una fórmula que contenga fosfatidilcolina, con los liposomas de menos de 300 nanómetros de diámetro.
Este nuevo y emocionante desarrollo promete poner la vitamina C a la vanguardia de los posibles remedios naturales contra el cáncer, donde corresponde

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