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6 de abril de 2021

beneficios de la Respiración Pranayama, estan los siguientes:

 Federación Galáctica - Andrómeda:

Entre los beneficios de la Respiración Pranayama, estan los siguientes:

*Aumenta la capacidad pulmonar y permite que los pulmones obtengan el aire necesario en menor cantidad de respiraciones.

*Desarrolla la resistencia física y evita que las personas se cansen rápidamente con el mínimo esfuerzo.

*Estimula la calma y la paz mental. Una persona que respira de manera consciente tiene un cuerpo libre de tensiones.

*Permite recuperar rápidamente el ritmo cardíaco y respiratorio después del ejercicio.

*La respiración consciente permite calmar de manera casi inmediata un episodio de ansiedad.

*Ayuda a controlar los nervios, miedos, bloqueos y limitaciones, pues propicia mayor claridad mental.

*Combate el insomnio, mejora la digestión y oxigena la piel.

*Pocas personas saben que entre los beneficios de las técnicas de respiración en el yoga se encuentra su poder para perder peso, pues mientras más nivel de oxígeno haya en la sangre mayor cantidad de grasa se quema.

*La respiración profunda y consciente es la clave para una buena meditación. Si te cuesta meditar puede que no estés respirando correctamente.

*Es la base de la unión entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Sin una respiración correcta la práctica del yoga es imperfecta.

*Permite que los pensamientos se centren únicamente en la realización correcta de las asanas, el equilibrio y el ritmo de la práctica.

*Oxigena todo el cuerpo, lo cual estimula la circulación sanguínea y combate los dolores de cabeza.

*Hace que la piel sea más bella.

*Masajea suavemente el corazón.

*Los riñones están tonificados.

¿Sabes activar tu campo energético? Tu salud te lo agradecerá

Los seres humanos somos una "carga energética" conectada a un campo mayor, al que algunos denominan Campo de Punto Cero, del que se adquiere conciencia mediante la activación del chi.

La energía cada vez será más fuerte y concentrada si practicas a diario estos ejercicios, aunque sea solo cinco minutos. Céntrate en lo que sientes en las manos.

*El círculo: pon las manos en paralelo, con las palmas enfrentadas, a unos 20 cm y con los dedos ligeramente separados. Deja una mano fija y mueve muy despacio la otra en círculos. Prueba luego con la otra mano.

*El reloj: coloca la palma de una mano mirando hacia el techo, con los dedos separados. Sobre ella, a unos 20 cm, sitúa la otra palma y gírala en el sentido de un reloj. Prueba en el otro sentido y con la otra mano.

*El círculo pegajoso: vuelve al círculo, deja una palma fija y haz círculos lentos con la otra. Detén el movimiento y estira hacia fuera 1 o 2 cm, como si tuvieras chicle entre las manos y quisieras despegar una de ellas.

*El chi sobre el cuerpo: una vez que has sentido la energía entre las manos (como un imán), proyecta una palma sobre la cara, haz dos círculos y separa la palma de la cara con lentitud. Notarás que algo de la cara se despega de ella.

*Hazlo a otra persona: haz círculos sobre cualquier zona de su cuerpo. Notarás los límites de su campo energético cuando sientas con las manos una sutilísima oposión a tu mano, varios centímetros por encima de su cuerpo.




🧠 Meterse en cerebro ajeno 🧠

En estas líneas me planteo responder a una simple pregunta: ¿se podrá, mediante tecnología que afecte al cerebro, manipular la mente de las personas, inocular en estas ideas o recuerdos que nunca han vivido? Y añado otra: ¿será posible esto sin que lo sepan los individuos? 

Para responder a estos candentes interrogantes, hay que comenzar diciendo que el cerebro es una máquina increíblemente compleja. Es el responsable de todo nuestro comportamiento, desde las emociones hasta las decisiones que tomamos, pasando por nuestros razonamientos, nuestro lenguaje o la memoria de cualquier acontecimiento. Todo está en el cerebro. Basten unas cifras para comprender dicha complejidad. Las estimaciones más recientes indican que hay unos ochenta mil millones de neuronas en el cerebro humano, a lo que hay que añadir que cada una de esas neuronas está conectada con otras miles, en caminos normalmente recíprocos, de ida y vuelta. En el año 2005 se hizo una simulación del trabajo de un cerebro humano  en una supercomputadora con veintisiete procesadores. Dicha simulación consideró una cantidad equivalente de neuronas, pero no de sus conexiones. En otras palabras, lo que se simuló era parecido al cerebro de un bebé, en el que las conexiones no son aún tan abundantes como en el de un adulto. La prueba pretendía recrear solo un segundo de actividad de un cerebro de tales características; pues bien, la simulación necesitó... ¡cincuenta días!



Es posible «escribir» en el cerebro humano, con lo que nos adentramos en un terreno mucho más delicado desde el punto de vista ético. Dado que la actividad de las neuronas es eléctrica, y que la comunicación entre las mismas es química, cualquiera de estas dos opciones nos puede permitir alterar la actividad de un cerebro. Las drogas o los psicofármacos son modos conocidos de alterar la química del cerebro, con los consiguientes (y bien conocidos) cambios en nuestra mente. El efecto del alcohol sobre nuestra forma de pensar, de percibir o de razonar es un ejemplo muy común y mundano que la mayoría de la gente puede conocer. Pero también se puede entender que la alteración que se produce en el cerebro no es la de generar ideas o pensamientos específicos, sino la de modular estos, afectar a los que tenemos, y llegar a conclusiones, decisiones o ideas que, si bien pueden ser específicas, lo son únicamente como consecuencia indirecta de los efectos de una sustancia.


Para intervenir en la electricidad de un cerebro tenemos dos opciones: o lo hacemos sin introducir nada físico en el cerebro, sin ser invasivos, o introducimos tecnología en el mismo, sean electrodos, chips o dispositivos similares que puedan generar descargas eléctricas controladas. 

En cuanto a la primera opción, es la estimulación magnética transcraneal (EMT), la aplicación de un pulso magnético de gran intensidad en un punto concreto de la superficie del cerebro. Estas se resumen en la activación o desactivación de algunas partes de los intrincados circuitos que subyacen a nuestra actividad mental, por lo que su especificidad no es mucha y suele resumirse en alteraciones en los tiempos para conseguir un objetivo, o en decantar la balanza hacia una u otra de entre varias posibilidades. Algo parecido a lo que haría una sustancia química, pero con un poco más de precisión respecto al lugar donde producimos la intervención. Puede ser que desarrollos futuros de esta técnica permitan la estimulación de multitud de puntos cerebrales, ya que, por el momento, solo se puede intervenir en uno solo cada vez. De esta manera, hasta es factible que se pueda revertir la lectura de imágenes e inocular las que queramos en el cerebro de una persona.

También será inevitable que el individuo tenga conocimiento de la intervención si optamos por la segunda opción, la de introducir tecnología en el interior de su cerebro. Esto ya está al alcance de nuestra mano, pero su efecto, una vez más, es simplemente modulador. Este tipo de intervenciones se realiza ahora mediante electrodos, normalmente bastante grandes en comparación con el tamaño de las neuronas, de manera que se estimula no una, sino un gran conjunto de ellas en una misma región cerebral, y todas simultáneamente.

Esto se consigue mediante la estimulación directa de partes de la amígdala, un núcleo cerebral profundo que rige en gran medida nuestras emociones. Por medio de electrodos integrados en chips, se pueden administrar pequeñas descargas eléctricas a la amígdala en función de los patrones de actividad observados y, gracias a algoritmos basados en IA, aplicar dicha estimulación de manera precisa en su intensidad y en cuanto al momento y duración.

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