Acusar a los contrarios de sodomitas siempre fue una práctica rentable, especialmente en la Edad Media.
Aún así, existen muchas evidencias históricas sobre Papas que practicaron sexo con otros hombres y algunas se apoyan en fuentes más creíbles que otras.
En todo caso resulta llamativo que desde finales del siglo XVI y hasta el siglo XX esos rumores desaparecieron totalmente y la vida sexual de los papas de esos años, si la hubo, se mantuvo en completo secreto.
Repasamos aquí, en dos partes, un listado de los Papas que tuvieron relaciones homosexuales más o menos probadas.
Es uno de los papas con peor reputación en la historia de la Iglesia.
Accedió al puesto siendo muy joven, con unos 18 años (el momento del nacimiento no está claro), y gracias a las buenas relaciones políticas de su familia. Su mal carácter y su comportamiento como príncipe más que como guía espiritual le granjearon muchos enemigos.
Según los cronistas de la época, convirtió el Palacio Laterano en un burdel masculino y se daba a todo tipo de orgías con hombres.
Benedicto IX (1033-1045; 1047-1048)
Considerado por muchos el primer papa homosexual de la historia.
Muy en la línea del anterior, accedió al pontificado por influencias políticas siendo muy joven y su comportamiento al frente de la Iglesia fue tan escandaloso e inmoral que San Pedro Damián lo describiría como un “demonio disfrazado de hombre” que “se regodeaba en la inmoralidad”.
Fue depuesto dos veces, en 1045 y en 1048. La primera vez volvió a tomar la Silla de Pedro por las armas.
De Benedicto también se dice que organizaba orgías gays en el Palacio Laterano, que volvió a convertir en un burdel.
Pero no todos los papas supuestamente gays fueron una desgracia para la Iglesia.
Pablo II se caracterizó por su apoyo a las artes y a los intelectuales clericales, pero también por su gusto por llevar jóvenes pajes a su cama, según estudiosos como James Saslow, que llegan a afirmar que el Papa murió de un ataque mientras estaba siendo sodomizado por un paje.
La explicación oficial fue que falleció atragantado comiendo melón.
Al parecer fue un papa muy dado a los adornos y joyas y también muy sentimental y pronto a las lágrimas, lo que le ganó el sobrenombre de Nuestra Señora de la Pena.
El sucesor de Pablo II compartía su gusto por los jóvenes pajes y, según las crónicas de la época, repartía los cargos de importancia a sus amantes, jóvenes que llamaban la atención por su aspecto físico.
Entre ellos destacó Giovanni Sclafenato, al que hizo cardenal por su “ingenuidad, lealtad y sus otros atributos de cuerpo y mente”, según se hizo constar en su epitafio.
El historiador de la época Stefano Infessura lo pinta como un amante de los chicos y los sodomitas. Otros historiadores atribuyen estos rumores a propaganda protestante y anticatólica.
El primero de los Borgia, de origen español, es otro de los papas controvertidos de la historia de la Iglesia.
Es notorio que tuvo ocho hijos, entre ellos la famosa Lucrecia Borgia, con distintas mujeres, pero muchas crónicas de la época lo pintan como bisexual.
En todo caso llevó un estilo de vida desenfrenado y se caracterizó por su ansia de poder.
Conocido como el Papa Guerrero por su política militar, que le granjeó muchos enemigos. Sus adversarios siempre le acusaron de sodomita.
Destacan las crónicas de historiadores de la época como Girolamo Priuli o Marino Sanudo.
Al parecer su amante, Francesco Alidosi, fue nombrado cardenal.
Muchos historiadores consideran que los rumores son infundados y que fueron propagados a conciencia por los protestantes para denunciar la decadencia de la Iglesia Católica.
Aunque tomó parte como cardenal en las aventuras militares de su predecesor (luchando por su familia, los Médici, en Florencia), una vez en el Papado se distinguió por su apoyo a las artes y las ciencias y por las reformas que realizó en Roma.
Historiadores de la época como Francesco Guicciardini y Paolo Giovio resaltaron sus gustos homosexuales y su “amor impropio” por sus chambelanes.
Destaca la relación con el joven de 17 años Marcantonio Flaminio, futuro destacado poeta renacentista, al que dio la mejor educación y al que su padre, al parecer sospechando lo que pasaba, acabó obligando a volver a Bolonia y a renunciar a la carrera en la Iglesia que el Papa le ofrecía.
El corto papado de Julio III estuvo marcado por su relación con Innocenzo del Monte, un joven que el entonces cardenal había encontrado pidiendo en las calles de Parma cuando era solo un adolescente y que tras el nombramiento de Julio como papa fue designado cardenal y pasó a ocupar el principal cargo dentro del Vaticano después del propio Pontífice.
Otros cardenales, como Reginald Pole y Giovanni Caraza, advirtieron al Papa, sin éxito, de los escandalosos rumores que corrían por Roma. El propio embajador de Venecia relató que Innocenzo dormía en la misma cama que el Pontífice “como si fuera su propio hijo o nieto”.
Algunos quisieron ver en este trato de favor que el joven era, de hecho, hijo bastardo del Papa.
Tras la muerte de Julio III fue retirado del Vaticano.
Cuando Pablo VI ascendió al papado en 1963 ya tenía una larga carrera de trabajo en el Vaticano.
Los primeros rumores sobre su homosexualidad vienen de su época como arzobispo de Milán, cargo al que accedió en 1954.
Fue en esa época cuando comenzó una relación con un actor con el que la policía lo habría sorprendido una noche en la ciudad, según el relato de uno de los chambelanes de honor durante su pontificado, Franco Bellegrandi.
Estos testimonios se inscriben en la corriente más conservadora y anti-gay de la Iglesia, como el grupo Tradición y Acción.
Bellegrandi critica en un libro que Pablo VI continuó admitiendo a este actor en sus aposentos y que permitió la entrada en el Vaticano de otros clérigos gays, que sustituyeron a figuras de renombre en la Iglesia y que a su vez pusieron en puestos estratégicos a sus amantes.
Al parecer el Papa recibió varios chantajes para que no se revelaran estos hechos. Particularmente destacó la denuncia del escritor francés y activista gay Roger Peyrefitte, que criticó la doble moral de Pablo VI tras una encíclica en la que ensalzaba el sexo entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio y sin usar métodos anticonceptivos como el único legítimo ante Dios.
Los escándalos y rumores sobre el Lobby Gay en el Vaticano, que también han salpicado a Benedicto XVI y a Francisco, tienen su origen en este papado.