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17 de febrero de 2018

Yuan, despacio pero seguro




Hedelberto López Blanch
Rebelión



Varios especialistas y economistas indican que en el transcurso de unos años el dólar dejará de ser la moneda de reserva principal en el mundo debido al auge que ha ido tomando la moneda china: el renminbi o yuan. 
Otros, por el contrario, estiman que ese control financiero y económico que mantiene Estados Unidos con el billete verde sobre muchos países del mundo perdurará por largos años.
Si hacemos un análisis profundo acerca de lo que ha ocurrido en la última década podemos llegar a la conclusión de que el yuan se está convirtiendo en un fuerte contrincante, y hasta en una medida de protección contra la omnipotente política de Washington que ha utilizado su moneda en el sistema de divisas global para dominar a otros Estados.
Recordemos que tras los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, el sistema monetario se basó en las reservas de oro almacenadas en bancos nacionales lo que limitaba los préstamos, una prebenda entregada a Washington que poseía el 70 % de las reservas de oro del mundo, (excluyendo a la ex Unión Soviética) lo cual posibilitó que el dólar se estableciera como moneda de reserva en el orbe.
El crecimiento económico de Alemania y Japón por los años 70 del siglo pasado, debilitaron el billete verde y en 1973, la administración de Richard Nixon, separó el dólar de sus reservas de oro y se inició desde entonces una abundante impresión de su moneda sin que ésta tenga respaldo real con las riquezas del país emisor.
Otro golpe maestro fue que ese mismo año Washington logró que Arabia Saudita aceptara el pagó en dólares por el petróleo que exportaba y que invirtiera los beneficios en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense. A la par, Washington protegería a Riad de cualquier hipotética agresión.
Dos años más tarde, los entonces 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordaron vender su crudo únicamente en dólares mientras los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa moneda, con el fin de comprar el combustible. Así nació el llamado petrodólar.
Al poder controlar el sistema financiero mundial, Washington abusó del poder y empezó a aplicar el dólar para desestabilizar a otros países.
El imperio del dólar se acentuó mundialmente pero a la par creció la deuda externa de Washington que hoy sobrepasa los 22 billones de dólares y para mantener sus enormes importaciones, necesita la llegada diaria de miles de millones de dólares procedentes de China, (mayor acreedor de títulos del Tesoro público de Estados Unidos) las monarquías árabes, Japón y Corea del Sur. Pekín se ha ido deslindando de la compra de bonos del Tesoro.
El intento de Libia e Irak por liberarse del dólar exacerbó la ira de Estados Unidos que los destruyó y hasta provocó la muerte de sus líderes Muammar Gadafi y Saddam Hussein, respectivamente.
Pero China, Rusia e Irán no son países pequeños y aislados como los anteriores y le será difícil a Washington realizar las mismas operaciones desestabilizadoras.
China y Rusia han estado acumulando gran cantidad de oro como reservas en sus arcas. Pekín lanzó contratos de futuros de petróleo en yuanes con su posible conversión en oro. La aparición de un nuevo contrato de futuros en yuanes permitirá a los exportadores como Rusia e Irán evitar el uso del dólar.
Moscú y Pekín hace más de un año acordaron ignorar el dólar en la medida de lo posible y comerciar directamente con sus respectivas monedas nacionales. Japón también comercia muchos productos en renminbi, mientras Irán vende su petróleo en euros o en la moneda china.
Venezuela, tras sufrir durante años ataques económicos y financieros procedentes de Estados Unidos, tomó la decisión soberana e independiente de vender sus producciones en monedas distintas al dólar.
Qatar fue el primero en vender gas y petróleo en Oriente Medio en yuanes. En la actualidad suman más de 30 las naciones que abrieron sus Bancos a negociaciones con el renminbi.
El Banco Federal Alemán mediante un acuerdo con el Banco Popular Chino, convirtió a Frankfurt en el principal centro financiero de Europa en obtener el derecho a liquidar y arreglar pagos en yuanes. O sea, permiten que los euros sean directamente convertibles a la divisa china sin necesidad de llevarlas a dólares.
Un paso fundamental para la internacionalización del yuan ocurrió en diciembre de 2016 cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo incluyó en la lista de monedas de reserva.
El significativo comercio ruso-chino se realiza por el sistema Pago Versus Pago (PVP), creado hace meses por el Banco Popular asiático que posibilita a los dos países evitar pagos recíprocos en dólares.
Ahora Pekín anunció que planea introducir el sistema PVP para todos las naciones que deseen adoptarlo dentro de la iniciativa de Una franja una ruta, (conocida además como Ruta de la Seda) abierta a Europa, África y Latinoamérica.
Todas esas iniciativas hacen temblar a la administración norteamericana que ve cómo el sistema financiero internacional esta comenzando a dar un vuelco que para muchos es ya indetenible.
Una aclaración necesaria: China y Rusia no desean destruir al dólar lo cual no sería provechoso para nadie, sino lo que intentan es buscar una moneda de reserva alternativa para que muchas naciones del mundo puedan preservar su soberanía económica la cual desde hace décadas resulta constantemente atacada por la hegemonía del billete verde y las políticas agresivas de las distintas administraciones estadounidenses.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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