Un altre gran article del catedràtic madrileny Ramon Cotarelo.
No pudiendo valerse del ejército, como siempre ha hecho, el nacionalismo español ha decidido emplear todos sus demás recursos en contra de Cataluña. Todos y en toda su potencia porque intuye que esta última confrontación es decisiva. Si el 21D gana de nuevo el independentismo y lo hace holgadamente, España habrá entrado en la historia como recuerdo.
El gobierno ha forzado la intervención de la UE a su favor según sus corruptas costumbres, sobornando indirectamente a sus mandatarios con premios “Princesa de Asturias, doctorados Honoris Causa en sumisas Universidades y gestos similares. Y aún así, solo ha conseguido titubeantes apoyos y el incondicional del desacreditado Juncker
Ha sacado al Rey en dos ocasiones con gesto torvo y verbo amenazador. No les ha importado profundizar en el desprestigio de la Corona ligándola a un argumento de parte, de imposición y falta de diálogo, gracias al enésimo Borbón que, como todos, es incapaz de distinguir entre reinar y apoyar una dictadura o apoyarse en ella.
Del empleo que ha hecho de la policía y la guardia civil (un cuerpo militar) innecesario decir nada. Tienen Cataluña bajo ocupación de las fuerzas de represión y están dispuestos a emplearlas sin límite, como ya demostraron con la barbarie del 1 de octubre.
Han convertido la justicia y los tribunales en un frente judicial beligerante que se ha plegado a procedimientos de persecución no solamente ideológicos e inquisitoriales sino inmorales. Esa actividad judicial, orientada por un grupo de pedantes de extrema derecha a las órdenes de la vicepresidenta del gobierno, lleva su odio al catalanismo al extremo de querer arruinar a las personas acusadas mediante medidas confiscatorias propias de regímenes tiránicos. Y eso por parte de un gobierno cuyo partido se ha financiado ilegalmente y sus jefes (Rajoy y la tal vicepresidenta) se han beneficiado personalmente de ello.
Los medios de comunicación audiovisuales e impresos están todos al servicio del gobierno central, en un alarde de manipulación, censura y ocultación de la realidad, gracias a la financiación pública (publicidad institucional) administrada con criterios partidistas. No son medios de comunicación, sino centros de propaganda del partido del gobierno para mentir y criminalizar el catalanismo. La población solo puede informarse a través de algunos medios digitales y las redes sociales.
Tienen a todos los partidos políticos del arco parlamentario, excepción hecha de los nacionalistas “periféricos”, a su servicio. Todos dispuestos a dar una pátina de legalidad a la arbitrariedad y la tiranía de un gobierno que rige el país –no solo Cataluña- al margen y en contra de la Constitución que dice defender, por la vía de la dictadura “constitucional” del art. 155. El apoyo del PP y de C’s viene de forma natural de su condición de extrema derecha; el del PSOE, de sus condición de derecha socialdemócrata, con el empujón de una exigencia del Rey a la que Sánchez se ha sometido; la de Podemos, de su propia incompetencia.
El gobierno mismo se emplea a fondo en la política de intimidación, abuso y arbitrariedad en Cataluña, desmantelando sus instituciones de autogobierno, ahogándolas económicamente, sometiendo a persecución judicial a cientos de cargos públicos y amparando y tolerando la actividad de bandas fascistas/franquistas (en las cuales aparecen agentes policiales de paisano) para sembrar la inseguridad y el miedo en las calles catalanas. Su presidente, el hombre de los sobresueldos, el responsable político (y quizá penal) de la mafia de la Gürtel se permite amenazar al conjunto del independentismo y a la mayoría de la población catalana. Y también insultar a la población del Estado, al afirmar que los políticos que mienten debieran ser inhabilitados siendo así que él no ha hecho otra cosa que mentir desde que está en política y también, supuestamente, de delinquir ya en el gobierno.
El presidente de los sobresueldos dice no tener un “Plan B” para el caso de perder las elecciones del 21D, cosa muy probable pues no parece que la caja B, que sí tiene, le llegue para derrotar limpiamente al independentismo. Aspira a que le dé para hacerlo suciamente (recurriendo al pucherazo en el recuento de votos).pero no está seguro y por eso vuelve a mentir diciendo que no tiene plan B. Claro que lo tiene: aplicación indefinida de la dictadura del 155 hasta que el bloque españolista gane las elecciones, si la UE le deja.
Frente a todo esto, el independentismo ha dado un paso de gigante con la internacionalización del conflicto y ha ganado la batalla de la imagen moral y la legitimidad con el exilio de medio govern y la prisión del otro medio, después de que el pueblo de Cataluña ofreciera un ejemplo único de civismo y dignidad el pasado 1 de octubre. Sería imperdonable, incomprensible, literalmente canallesco, que todo esto se perdiera por enfrentamientos internos, ambiciones y rencillas personales en el bloque independentista.
Lo sabemos todas. Al margen de las cuestiones tácticas de las listas, más o menos comprensibles, el objetivo estratégico solo puede ser uno y concitar la unidad sin fisuras del bloque independentista, incluso durante la campaña electoral impuesta por el nacionalismo español. La libertad de los presos políticos y la libertad de Cataluña, que son lo mismo, solo puede alcanzarse si los partidos independentistas hablan con una sola voz, como hizo el pueblo al que representan el 1/10, auténtica fecha de nacimiento de la República Catalana.
Nuevo golpe de Trump a la ONU: Estados Unidos abandona el pacto mundial de la ONU sobre migración y refugiados.
EEUU abandona el Pacto Mundial de la ONU sobre Migración y Refugiados
La Administración Trump prosigue con su política de desvinculación de organizaciones y pactos de Naciones Unidas, así como de acuerdos firmados en su día por su predecesor, Barack Obama
Estados Unidos ha anunciado esta pasada noche su retirada del Pacto Mundial de la ONU sobre Migración y Refugiados, una decisión tomada en último término por el presidente, Donald Trump, alentado por uno de sus más próximos asesores, el ultranacionalista Stephen Miller, frente al escepticismo del Departamento de Estado y la única oposición de la persona que finalmente tuvo que declarar la salida de la organización: la embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley.
“Estamos orgullosos de nuestra herencia de inmigrantes y nuestro liderazgo moral al brindar apoyo a las poblaciones de migrantes y refugiados en todo el mundo”, según declaró ayer Haley. “Pero nuestras decisiones sobre las políticas de inmigración deben ser tomados por los estadounidenses y solo por los estadounidenses. Nosotros decidiremos la mejor forma de controlar nuestras fronteras y quien recibirá autorización para entrar en nuestro país”, remachó.
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Estados Unidos termina así su vinculación con un pacto basado en la declaración de Nueva York de 2016, al que se unió el entonces presidente Barack Obama, y por la que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), debía proponer a la Asamblea General en 2018 un plan de acción para movimientos de inmigrantes y refugiados.
El pacto también delineó un plan para un tratado internacional, o “compacto”, que sería rematado por la Asamblea General de la ONU a finales de 2018
La declaración incluía también un conjunto de compromisos diseñados para garantizar la protección de los Derechos Humanos de los migrantes, mejorar la cooperación internacional en materia de seguridad fronteriza y disuadir a los gobiernos de detener a niños inmigrantes. El pacto también delineó un plan para un tratado internacional, o “compacto”, que sería rematado por la Asamblea General de la ONU a finales de 2018.
“Muchas disposiciones de la Declaración son incompatibles con la política de EEUU sobre inmigración y refugiados, así como con los principios de la administración Trump”, según el documento de retirada, confirmado por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Trump tomó la decisión el viernes
Trump se decantó por la retirada hace dos días, convencido por Miller, por su jefe de Gabinete y punta de lanza del Departamento de Seguridad Interior en materia de inmigración durante los primeros meses de su administración, John Kelly, así como por el fiscal general, Jeff Sessions.
El Departamento de Estado se opuso en principio a la decisión pero acabó cambiando de opinión, según fuentes de ‘Foreign Policy’ próximas al desarrollo de las conversaciones, informa Europa Press.
La Administración Trump prosigue con su política de desvinculación de organizaciones y pactos de Naciones Unidas
La de Haley fue la única voz abiertamente disidente hasta el final, argumentando que Estados Unidos tendría una mejor oportunidad de influir en el resultado de las conversaciones a este respecto que comenzarán mañana en Puerto Vallarta (México), si participaba en el proceso. El presidente acabó desautorizándola.
Así las cosas, la Administración Trump prosigue con su política de desvinculación de organizaciones y pactos de Naciones Unidas, así como de acuerdos firmados en su día por su predecesor, Barack Obama, entre ellos del Acuerdo de París sobre el clima y, en octubre, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Fuente: Actuall