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14 de noviembre de 2019

Bienvenidos al engaño, ¿pero, a quien se lo vas a cinfiar

por Kingsley L. Dennis
09 Septiembre 2019
del Sitio Web KingsleyDennis



 
Información extraída de

Engaño
Nombre
acción y efecto de engañar falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre.


Cuando una nación
se queda sin anclaje a la realidad,
se retira a un mundo mágico...Chris Hedges



Seamos honestos:
no vivimos dentro de una representación fiel del "mundo real".
Asumimos que nuestras percepciones - lo que vemos, oímos y tocamos - son descripciones exactas del mundo que nos rodea.

Pero no lo son; más bien, son representaciones filtradas que se han procesado a través nuestro. Nunca podemos percibir el mundo de un modo directo, de la misma manera que no podemos mirarnos la cara directamente.

El mundo que percibimos "ahí fuera" es una proyección de los inputs que hemos recibido; es la mejor estimación que puede hacer nuestro cerebro a partir de los datos disponibles.

Y puesto que el cerebro de la mayoría de la gente funciona de una manera similar, la proyección final sobre la pantalla de la película de la vida es más o menos semejante.

Digo más o menos, porque si alguien ha,
...la realidad que se experimenta es un tanto diferente.

La percepción directa de lo Real, dicen los místicos, deja a la persona sin duda alguna de la veracidad de la realidad: la certeza es absoluta.

La alternativa - nuestro estado habitual de percepción - se basa en una simulación interna que nuestro aparato físico (nuestro cuerpo) ha interpretado para nosotros. Eso significa que técnicamente la vida tal como la conocemos es una simulación o un simulacro: una imagen o representación de alguien o algo.

Y no soy el único que lo dice:
también los científicos están captando la noción de que la realidad es solo una representación.
Donald D. Hoffman, un profesor de ciencia cognitiva de la Universidad de California, en Irvine, ha dedicado las tres últimas décadas a estudiar,
  • la percepción
  • la inteligencia artificial
  • la teoría evolutiva de juegos
  • el cerebro humano
¿Y su conclusión...?

Él dice que el mundo que se nos presenta mediante nuestras percepciones no tiene parecido alguno con la realidad.

Según el Profesor Hoffman, lo que llamamos realidad objetiva es simplemente una colección de puntos de vista. Nadie, afirma, puede evaluar el mismo objeto en idéntica situación y obtener los mismos resultados.

Pero esto no debería sorprendernos puesto que durante la mayor parte de los últimos cien años ya hemos dispuesto de las teorías de la mecánica quántica merodeando a nuestro alrededor.

Hemos tenido tiempo suficiente para acostumbrarnos a la idea de que las partículas que constituyen nuestra realidad física carecen de existencia independiente del observador.

Vivimos en una realidad condicionada por el observador.
Se trata, sencillamente, de que la mayor parte del tiempo nuestras observaciones parecen corresponder, más o menos, a eso que conocemos como vida.
Como expresó notoriamente el físico John Wheeler,
"Por muy útil que sea en circunstancias ordinarias decir que el mundo existe "ahí afuera", independientemente de nosotros, ese punto de vista ya no se puede mantener". [1]
El cerebro filtra la mayoría de los inputs con la finalidad de mantenernos cuerdos; lo que finalmente nos transmite son nada más y nada menos que "crudas representaciones" que permiten nuestra supervivencia general.

Seamos prácticos:
¿cómo podríamos arreglárnoslas con el mundo si todo lo que percibiésemos fuesen las vibraciones energéticas subyacentes?
Necesitamos vivir en un "mundo decodificado"...

Pero mientras que antaño esta decodificación no se cuestionaba, ahora nos damos cuenta de que las cosas no son tan simples. Y esto es lo que yo llamo el "problema del palimpsesto".

La palabra palimpsesto hace referencia a un pergamino, o a un manuscrito, que se usa varias veces, borrando en cada ocasión la información previa.

En lugar de tirar pergaminos valiosos nuestros ancestros solían reutilizarlos borrando lo escrito anteriormente, de manera muy similar a lo que hacíamos cuando éramos niños con nuestros cuadernos.

No obstante, a menudo asoman restos de los escritos previos u originales.

¿Recordáis esas situaciones de las películas de espías en las que el agente secreto encuentra un trozo de papel que contiene cierta información que se había estregado exhaustivamente?

Por lo general el astuto detective saca un lápiz, lo frota sobre las letras incrustadas y borradas y el mensaje aparece.

Esto es el palimpsesto, en el cual tenemos información que se coloca capa sobre capa de rondas precedentes de información. Y eso es, exactamente, lo que veo que está sucediendo actualmente.

Nuestras sociedades, especialmente las culturas modernas orientadas por los medios de comunicación, están creando capa a capa representaciones sustitutivas de la realidad.

En ocasiones, las nuevas capas se simplifican en exceso - hipernormalizan - con el fin de representar un mundo básico de "nosotros contra ellos".

Pero el resultado es el mismo:
nuestro sentido de la realidad se ve anegado por esas descripciones y representaciones de capa sobre capa.
Lo que antaño era solo parcialmente real (nuestra realidad influida por el observador) ahora se convierte en algo cada vez más alejado de la realidad debido a que nuestras culturas se saturan de contenidos superficiales creados por los principales medios de comunicación, la política, y demás canales similares de propaganda.

Y todo esto forma parte del simulacro, de la sustitución insatisfactoria:
capa sobre capa de interpretaciones proyectadas de lo que es "real" nos llevan al "problema del palimpsesto".
De una u otra manera, se mire como se mire, la vida es una simulación de algo, que a su vez es una simulación de alguna otra cosa.

Otra manera de llamarlo es la "sopa de la sopa"...

He aquí una historia de las hazañas del famoso Nasrudín que lo explica:
Un familiar de Nasrudín vino a verle desde el pueblo y le trajo un pato.

Nasrudín agradecido, hizo cocinar el ave y la compartió con su invitado. Al poco llegó otro visitante. Tal y como dijo, era un amigo, "del hombre que le había regalado el pato".

Nasrudín también lo alimentó. Esto sucedió repetidas veces.

La casa de Nasrudín se convirtió en una especie de restaurante para forasteros visitantes. Cada uno de ellos era amigo más o menos lejano del donante del pato.

Nasrudín terminó por sentirse exasperado.

Un día alguien llamó a la puerta y apareció un desconocido que dijo:
"Soy amigo del amigo del amigo del hombre que te trajo el pato del pueblo".

"Entra", dijo Nasrudín.
Se sentaron a la mesa y Nasrudín pidió a su mujer que trajera la sopa.

Cuando el huésped la probó, le pareció que no era más que agua tibia.
 "¿Qué clase de sopa es esta?" le preguntó al Mulá.

"Esta", dijo Nasrudín, "es la sopa de la sopa de la sopa de pato". [2]
La principal función de la simulación es hacer que lo real desaparezca al mismo tiempo que esconde el hecho de su desaparición.

El evento no ocurrió nunca. Este es el verdadero arte de los principales medios de comunicación, por ejemplo, y es un truco de magia sumamente estructurado.

La gran literatura mística de todo el mundo ha hablado acerca de nuestra realidad como si fuese, de una u otra manera, una ilusión:
como algo no real.
Cierto, pero algunas cosas nos parecen muy reales:
nos lastiman, padecemos dolores (a veces horrendos, inhumanos) y también sufrimos además de amar y experimentar alegría.
Pero pese a ello se nos dice que es una ilusión porque solo es una copia de una verdad más grande.

Como diría Platón,
es una sombra de la forma pura original.
Puede que Shakespeare lo expresase mejor cuando en Como gustéis decía:
"Todo el mundo es un escenario,

Y todos los hombres y mujeres meros actores;

Tienen sus salidas y entradas;

Y un hombre durante su vida interpreta muchos papeles".
Y ahora esa representación ilusoria se lleva hasta el extremo; a su ilógico "final lógico".
Bienvenidos a la simulación que actualmente ha sustituido nuestras vidas modernas.

Bienvenidos a la representación de la percepción.

Bienvenidos al engaño...


Un engaño seductor
El historiador Yuval Noah Harari afirma que según las matemáticas,
"puesto que solo existe un mundo real, en tanto que el numero de mundos virtuales potenciales es infinito, la probabilidad de que uno habite el único mundo real es casi cero". [3]
Ya se ha hablado mucho acerca de si estamos viviendo en una simulación por ordenador.

Este debate fue provocado en gran medida por el ensayo original del filósofo Nick Bostrom "Are You Living in a Computer Simulation?" (2003). [4]

Bostrom argumentaba que la evolución de la humanidad inevitablemente conducirá a un estado post-humano en el cual nuestros descendientes tendrán un inmenso poder tecnológico, a menos que antes de eso se destruyan a sí mismos.

Y si alcanzan este estadio avanzado tendrán capacidad tecnológica para crear simulaciones complejas de sus ancestros (¡es decir de nosotros!) en las cuales todo parezca real; incluso la consciencia de los "personajes" de la simulación se percibirá como real. Estos descendientes post-humanos serán capaces de crear tantas simulaciones como deseen, lo que nos lleva a la teoría científica de las dimensiones múltiples.

Y si pueden crear tantos universos simulados como deseen, en tal caso, por supuesto, crearán muchísimos más "personajes simulados" que el número real de antepasados.

Por lo tanto, según Bostrom, dado que la probabilidad de que cualquiera de nosotros sea un personaje simulado es mucho mayor que la de que sea un ancestro real, puede concluirse que, casi con absoluta certeza, vivimos en una simulación....

Este fascinante rompecabezas filosófico, por enigmático que parezca, no es el objetivo de este libro.

El asunto al que nos enfrentamos, la representación social de la vida que parece más irreal que real, es un fenómeno cultural que nos afecta mucho más, personal e íntimamente.

En otras palabras, es la fascinación cultural de un estilo de vida que con cada nueva versión, como el palimpsesto, parece cada vez más alejado de lo "real" original. Y, mientras recorremos estos tiempos del bardo, esa sensación de "incertidumbre de lo real" se nos presenta cada vez más directamente ante los ojos.

En pocas palabras, lo que se ofrece es de lejos mucho más seductor y atractivo que nunca:
y ahí está el engaño...
De hecho es un engaño más insidioso que el modelo de "simulación por ordenador" porque al menos dicho modelo aspiraría a cierta consistencia interna; y en lo que a eso se refiere, lo que tenemos es un sucedáneo, una imitación insatisfactoria.

El simulacro social es una imitación o un sustituto que no nos complace. Trata de ofrecernos sucedáneos que disfrazan lo genuino y que perpetúan la ilusión de que lo que vemos y oímos que pasa en el mundo, es la verdad real.

Pero estas ilusiones son como pantomimas que satisfacen a quienes se sienten atraídos por la apariencia.
Y esta fachada se ha ido construyendo gradualmente a lo largo de mucho tiempo: es un proceso conocido como "desviación de uso".

Y ha llegado al estadio en el cual puede fascinarnos y seducirnos.
Pero puesto que es un simulacro, una copia, por naturaleza debe ser de peor calidad, como lo son todos los remedos.

No obstante, no vemos o percibimos esa inferioridad porque no se espera que lo hagamos. Esta "realidad maravillosa", que es un simulacro, se expande por todo el globo con la esperanza de que todos y cada uno queramos participar.

Una analogía de ello es la brillante escena de Huckleberry Finn de Mark Twain, en la que se cuenta,
cómo se las arregla Huckleberry para persuadir a sus amigos de que pintar (blanquear) la cerca blanca no es una tarea ingrata sino realmente un privilegio.

Sus amigos le hacen regalos a fin de conseguir su turno para pintar la cerca, y Huckleberry se recuesta sonriente.

Primero los embauca para que piensen que la tarea es una experiencia maravillosa; y luego para que la deseen y paguen por participar. El blanqueo de la cerca es nuestro encalado actual de lo real.
Y aquí, el peligro reside no solo en permitir que esto ocurra sino en que lo naturalicemos participando en ello.

 

El simulacro integral
El simulacro que ahora es el sistema, lo abarca todo:
todo lo que sabemos, o pensamos que sabemos, está dentro de él.
Y este substituto simulado intenta incluir todas las anomalías.

Un reflejo de ello se puede ver al final de la segunda parte de Matrix - Matrix Reloaded - en la que el arquitecto (un sosias de Freud) dice que la Matrix ha sido reprogramada para incorporar a su nuevo programa todas sus irregularidades.

Es decir, para mantener el programa en marcha se necesitan incluso las anomalías porque estas forman parte del propio programa.

Es una Matrix de realidad absolutamente incluyente que no tiene nada fuera de ella. En las películas de Matrix es posible desenchufarse de la matrix.

En nuestro caso, todavía no se ha descubierto una ruta de escape sencilla. No obstante, siempre ha habido métodos y técnicas para trascender más allá del simulacro que nos rodea.

En la terminología de la psicología humanista a esta forma de trascendencia se le ha llamado el camino de la "realización personal".

Y aún así solo tenemos la prerrogativa de "trabajar en nosotros mismos" una vez que hayamos conseguido cubrir otras necesidades más primarias que incluyen,
  • las fisiológicas de comida, agua y descanso
  • las de seguridad, abrigo y protección
  • las sociales de pertenencia, amor y relaciones
  • por último las de respeto y logro...
Solo cuando se cubren dichas necesidades estamos en la posición privilegiada para poder ocuparnos del logro de nuestro verdadero potencial: la autorrealización.

Y sin embargo el simulacro de sociedad y cultura realiza un trabajo excelente haciendo que nos ocupemos a lo largo de nuestras vidas de las necesidades inferiores, de manera que prácticamente nunca tengamos la oportunidad de lograr alguna forma de autorrealización.

El simulacro es muy bueno manteniéndonos ocupados, distraídos, y comprometidos con otras cosas. Nuestros sistemas sociales promueven, incluso con desvergüenza, aquellos aspectos que pueden parecer anomalías.

Por ejemplo,
los artistas musicales que se encolerizan oponiéndose a la sociedad, cantantes c

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