Tenemos tan presente aquello del alma gemela, del suave e imperceptible hilo afectivo que nos une con ese otro ser destinado para ser nuestra compañía y que se irá encogiendo poco a poco hasta volvernos a juntar en una hermosa historia de amor.
Hemos escuchado tantas veces que nada es casualidad, que todo se da por algún secreto motivo que irá preparando el terreno para regresarnos a los brazos del ser amado.
Lo hemos escuchado tantas veces que terminamos dejando de lado seres maravillosos que llegan a nuestra vida, sólo porque creemos vibrar en negativo, que algo nos dice que no es nuestra tan esperada alma gemela.
Puede ocurrir que pasen las primaveras, que se acaben las hojas de los calendarios y sigamos esperando a alguien que quizás ya pasó.
El éxito de las relaciones afectivas no está en esperar a la persona perfecta, está en hacer perfecta a la persona que está junto a nosotros, eso no implica cambiar a nadie porque intentar cambiar a alguien a nuestra imagen y semejanza es faltarle al respeto.
Hacer perfecta a la persona que está ahora en nuestras vidas es respetar y aceptar su forma de ser, de ver la vida, es amar a esa persona con aquellas cosas que nos enamoran y aquellas que en ocasiones nos disgustan, porque eso es amar, es diversidad, es equilibrio, es libertad, es aceptar sin cortar alas, sin poner muros, sin anclar al suelo
No se trata de encontrar el amor perfecto, es simplemente hacer perfecto el encuentro con ese ser que a lo mejor no cumple el estándar de alma gemela, pero que nos trae amor, aprendizajes y puntos de opinión opuestos
No mates tu tiempo queriendo cambiar a alguien, mejor ama a ese alguien con cada imperfección, a lo mejor a quien tienes a tu lado ahora es tu alma gemela.
Sólo cierra los ojos físicos y abre los ojos del corazón
Que así sea
Patricia Rodríguez
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