El comportamiento y las emociones

Tus emociones tienen una gran influencia sobre tu comportamiento. 

La impulsividad es por tanto algo que deberás gestionar en tu caso. 

Parece que tienes tendencia a actuar más bien espontáneamente frente a determinadas situaciones y esto no siempre te beneficia, incluso aunque en algunos momentos sí lo haga. 

Debido a esta tendencia que tienes a reaccionar (o a inquietarte) rápidamente ante determinadas situaciones, tus pensamientos no siempre son todo lo claros que deberían respecto a lo que vives realmente. 

Grosso modo, en lo referente tanto a los pequeños placeres como a los pequeños disgustos de la vida, debes esforzarte por reflexionar un poco más antes de actuar (o preocuparte). 

Tienes por tanto un aprendizaje por delante, ya que tendrás que discernir los contextos y situaciones que podrían serte claramente más favorables. 

Todas las situaciones no requieren una reacción inmediata por tu parte, así que tendrás que habituarte a tomar cierta distancia ante diversas agresiones o tentaciones (grandes y pequeñas) que vives a diario, ya que algunas no son ni tan urgentes ni tan amenazantes como parecen. Incluso si eres de buena voluntad, probablemente tus intervenciones no estén siempre justificadas, lo que indica que te agotas psicológicamente por cosas que no valen realmente la pena. Debes moderarte y ser más racional contigo mismo. 

Aprende a guardar tus fuerzas (internas/mentales), ya que sin duda puedes ser mucho más feliz en tu entorno de lo que eres actualmente. 

Para ti, la «sabiduría universal» es un fin que alcanzar, así que la impulsividad es un reto que deberás aprender a superar. 

Por lo tanto, si crees que eres una persona a la que se le pide demasiado, no te equivocas. Por consiguiente, si lo divino te pide tanto, seguro que con toda humildad ocupas un lugar muy especial en el otro mundo.