Cuando vemos a niños que no se adaptan a su entorno y que su pensamiento y sabiduría distan totalmente del resto de chicos, es posible que él o ella posea un alma vieja. Un fenómeno que, aunque suena increíble, se repite más de lo que creemos.
Cuando somos pequeños, cada una de nuestras emociones se encuentra a flor de piel y no sabemos controlarlas. Por esa razón, los niños pueden ser muy «crueles» o «muy bondadosos», porque esa es su forma de ser.
No tienen un filtro para sus acciones, pues las emociones, su imaginación y su ingenuidad son el motor que los mueve ¿Pero qué pasa cuando un niño no es así?
En ocasiones hemos sido testigos de niños que se quedan apartados del resto del grupo en las escuelas. Que se muestran pensativos y sus ojos reflejan una preocupación digna de un adulto.
Su comportamiento y la manera de entender las cosas, es sorpresivamente consciente y eso, en ocasiones, nos sorprende y lo vemos como algo «malo». Un niño debería ser un niño y no actuar de esa manera.
Sin embargo, lo que no sabemos, es que ese pequeño podría tener una misión en la Tierra; los niños con almas viejas han tenido muchas explicaciones a lo largo de los años, desde reencarnaciones, niños prodigios e, incluso, llamándolos niños índigo.
Pero en su mayoría, los expertos los describen como almas que tienen como propósito expandir su sabiduría y conocimientos al mundo.
Cómo saber que un niño es un alma vieja
Durante años de análisis y estudios, se han podido determinar ciertas características que distinguen a las almas viejas en nuevas generaciones de niños. Entre ellas destacan:
Emiten un aura diferente
No necesitamos ser expertos para percibir cuando un chico es diferente al resto. Irradia una sensación distinta, como si no «pertenecieran» a este lugar, o al menos no irradia la misma sensación que el resto de niños de su edad.
Son muy pensativos y muchas ocasiones están dentro de su propio mundo.
A diferencia de otros chicos, ellos no son tan expresivos y en ocasiones, no lo son nada. Las actividades físicas no le llaman mucho la atención, por otro lado, prefieren enfocarse en su pensamiento y el mundo que ellos mismos pueden crear en su imaginación.
Son sumamente curiosos
Debido a que tienen una sabiduría que se desarrolla a una velocidad fuera de este mundo, muestran una curiosidad por las cosas, en ocasiones, superiores a la de los adultos.
Su sed de conocimientos los lleva a hacer todo tipo de preguntas; en ocasiones incómodas, pero sin ninguna mala intención.
Si no es a través de preguntas, lo harán a través de la lectura. Por eso las almas viejas en cuerpos de niños normalmente solicitan libros y no juguetes.
Son sumamente responsables
Cuando adquieren algo más de edad, muestran una responsabilidad inusual en chicos de su generación. Esto se aprecia en el cuidado de sus cosas y como, en ocasiones, argumentan a los adultos que no deberían hacer «algo» que los perjudique, como fumar, por ejemplo.
Prefieren compartir con personas mayores
Es posible que sea unas de las características más representativas; a pesar de que pueden compartir con niños de su edad, se aburren rápidamente. Ocurre lo contrario cuando se relacionan con adultos.
Muestran interés en temas adultos, asimilándolos rápidamente y dando sus opiniones. Por esa razón se les puede encontrar siempre interesados en platicar con sus profesores o los adultos de la familia.
No pueden conectar con grupos de su edad
Como mencionamos arriba, otros niños conectan rápidamente con chicos de su edad. En cambio, las almas viejas no. Pueden compartir con ellos, pero se aburrirán rápidamente.
Normalmente esto ocasiona que otros pequeños los rechacen al verlos diferentes, dando paso al bullying.
Son solitarios
Al no poder relacionarse efectivamente con el resto de niños, muchas veces prefieren evitarse todos los problemas de integración y se conforman con su propia compañía.
En muchas ocasiones son obligados a compartir con el resto de niños sin que la persona se detenga un segundo a escuchar su argumentación, cosa que también podría generar rechazo del resto de chicos.
Su temperamento podría ser un problema
El temperamento de los niños con almas viejas podría ser una ventaja, como una desventaja. Por su sabiduría, se dará cuenta de cosas que otros niños no y eso podría expresarlo, ya sea mediante su creatividad o, por el contrario, a través de la frustración.
En la escuela podría sobresalir a través de su creatividad, ya sea con buenas calificaciones o demostrando una vena artística. O por el contrario, podría traerle problemas al quejarse de los fallos de la educación que está recibiendo.
¿Cuál es la misión de las almas viejas en las nuevas generaciones de niños?
Se dice que las almas viejas son aquellas que han estado cientos, o miles de años en este mundo, absorbiendo la sabiduría de un ciclo de reencarnación constante.
Solamente un reducido grupo de personas son conscientes de que son un alma vieja gracias a sus dones únicos; la curiosidad, su madurez con ciertos temas, la capacidad de asimilar y analizar las situaciones que le rodea, su pensamiento filosófico y maduro, su curiosidad.
Pero, sobre todo, la capacidad de moverse hacia diferentes estados que sobrepasan la consciencia humana.
Muchas personas se dan cuentan de que se diferencian del resto cuando ya han crecido y, en ocasiones, cuando llega un punto en su vida donde la reflexión y la introspectiva es lo único que lo alivia.
La razón de este suceso es que sus dones fueron reprimidos durante muchos años por su ambiente, obligándolo a ser «igual al resto» sin dejarlos desarrollar sus dones únicos.
Es por esa razón que una de las grandes misiones de los niños con almas viejas es la de ayudar a otros iguales a ellos a comprender por qué son así y cuál es su propósito en la vida.
Pero su misión principal, aunque no está del todo clara, es la de dar expandir su sabiduría por el mundo. Mostrar al resto de personas que es lo que hacemos mal y donde debemos mejorar para nuestro propio beneficio y para el mundo que nos rodea.
En ocasiones nos hemos topado con pequeños que nos sorprenden al demostrar una forma de hablar fluida, coherente y dando argumentos a la conversación dignos de una persona de mucha más edad. Aunque sea una simple característica, debemos aprovechar esos minutos y absorber todo lo que podamos aprender de él, pues es posible que estemos ante un alma vieja dentro de un niño de esta generación.
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