La
pasión por la política le viene de pequeño, ya que creció en una familia de
tradición 'psuquera' y con sólo 15 años se unió ya a Jóvenes de Izquierda
Verde. Urtasun asegura que donde puede tener una contribución más importante
para la izquierda catalana en estos momentos es en Bruselas y de momento no
prevé ningún otro escenario. En clave nacional, no oculta ser federalista
y está convencido de que todos los partidos volverán tarde o temprano a la idea
del derecho a decidir.
En 1997 con sólo 15 años te afiliaste a Jóvenes
de Izquierda Verde. ¿Siempre has tenido claro que querías dedicarte a la
política?
Me
afilié cuando tenía 15 años; era poco después de que el PP ganara las
elecciones y, como mucha gente, fue un poco reacción a la victoria del PP del
momento. Es verdad que también he mamado mucha política en casa, porque vengo
de familia 'psuquera' [del PSUC] de toda la vida y siempre he crecido en un
ambiente muy politizado. No entré solo: lo hice con algunos amigos, que entramos
a militar en lo que entonces era Jóvenes con Iniciativa, justo cuando Joan
Herrera fue elegido coordinador nacional de las juventudes.
En 2004 das el salto a Europa y ya vas en la primera
lista de Raül Romeva en las europeas. ¿Qué te empujó a ir a Europa? Dentro de
ICV ¿es la posición que siempre habías querido ocupar, la de eurodiputado?
Sí.
El Parlamento Europeo siempre me ha gustado mucho, pero ha cambiado mucho
también. Cuando empecé a trabajar con Raül [Romeva] en 2004, estaba en un
momento en que la Unión Europea todavía era un espacio de esperanza, de
ensanchamiento de derechos, un momento en el que se desarrollaba mucha
legislación, por ejemplo, ambiental. Había un ambiente muy diferente, un
ambiente positivo, y ha cambiado mucho con relación a lo que es ahora la Unión
Europea. Pero sí desde el inicio tuve claro que era un ámbito que me
interesaba, entre otras cosas, porque la concentración de poder hacia Bruselas
era cada vez más creciente y esto ya en 2004 lo veíamos de una manera muy
clara. Mi vinculación con Europa tiene que ver con mi trabajo con Raúl, que fue
muy importante, pero también con mi participación en el asociacionismo juvenil
a nivel europeo, donde también estuve muy implicado.
Tengo plaza en el cuerpo diplomático. Cuando
me retire de la política, me reincorporaré
En 2010 iniciaste la carrera diplomática. Háblanos de
tu experiencia. ¿Qué hiciste, por ejemplo, cuando colaboraste con el
Ministerio de Exteriores del Gobierno español en la época de Zapatero?
En
2007 me presenté a las municipales y no salí de concejal aunque todo el mundo
pensaba que sacaríamos un buen resultado. Entonces hice una reflexión más
personal de decir "no puedo pretender vivir de la política siempre"
porque la política no puede ser profesionalizada: debe ser una etapa de tu
vida y luego tú tienes que tener un recorrido profesional propio que te permita
reincorporarse.
Muchos
políticos viven con la angustia de que, cómo han hecho política toda
su vida no saben qué hacer después y acaba siendo un problema. No quería
que me pasara y decidí sacarme una oposición al Ministerio de Asuntos
Exteriores. Lo decidí porque era la época en que Moratinos era ministro de
Exteriores y se sacaron muchas plazas a concurso. Había cierta voluntad de renovar
el cuerpo diplomático español, que es un cuerpo muy antiguo y conservador. Me
saqué la oposición en 2010, pero la verdad es que ejercí poco porque en 2013 ya
empecé la campaña para las europeas. Principalmente, hacía temas de protección
consular en Madrid y luego fui un tiempo a la secretaría de la Unión por el
Mediterráneo en Barcelona, que fue mi última responsabilidad en Exteriores
antes de dar el salto a la política. Yo tengo plaza en el cuerpo diplomático,
así que, cuando me retire de la política, me reincorporaré a mi plaza.
¿No es el mundo de la diplomacia, especialmente la
española, elitista?
Todas
lo son. En este tipo de oposiciones, como en el caso de los jueces, el acceso
no es democrático, España tiene un sistema de oposiciones que sólo es
memorístico, mientras que en otros países tú puedes acceder a la diplomacia a
través de una carrera profesional propia. España tiene un sistema que te obliga
a dedicar años de tu vida a prepararte, y quién puede estar en casa un tiempo
estudiando es quien se lo puede permitir y tiene recursos para hacerlo. Yo
lo hice trabajando, pero también es cierto que sin el apoyo familiar no lo
hubiera podido conseguir. También hay que decir que hasta hace algunos años incluso
había cierto corporativismo familiar al cuerpo diplomático español: había
grandes familias y apellidos. De mi promoción, por ejemplo, casi ninguno tiene
familiares en el cuerpo diplomático, y eso es positivo.
Hace un año y medio que eres eurodiputado por ICV.
¿Qué balance haces de la labor de las instituciones europeas?
La
Comisión Europea (CE) actual tiene una agenda y un programa de trabajo
profundamente conservador. Además, es una CE que ha nacido muy tocada por el
escándalo fiscal de Luxemburgo, el 'LuxLeaks', un escándalo que la UE está
investigando pero que ha perseguido a Juncker desde el inicio [Jean-Claude
Juncker es el presidente de la CE y ha sido primer ministro de Luxemburgo
durante casi 20 años]. Desde la Comisión contra el fraude fiscal que creamos en
el Parlamento para investigar, y de la que soy miembro, hemos exigido una serie
de documentos que no nos han dado. El segundo problema que nosotros tenemos es
el del TTIP [nombre con el que se conoce el Tratado Transatlántico el
Comercio y la Inversión], que la Comisión Europea quiere sacar adelante.
Además, han iniciado una campaña de venta del producto para toda la Unión
Europea y la opinión pública cada vez está más en contra del tratado.
Tenemos más capacidad de acogida de
refugiados. Este año “han entrado en la UE unos 500.000 para una población de
350 millones
Aparte del TTIP, también estás tratando de temas como
la crisis de los refugiados, un aspecto donde precisamente Europa no está
cumpliendo mucho las expectativas de sus ciudadanos.
Sobre
el tema de los refugiados hay que decir que la responsabilidad principal no es
tanto de la Comisión como los Estados miembros, que no están teniendo una
política de acogida como deberían tener. Debemos tener en cuenta que la UE y
sus estados miembros tienen muchísima capacidad de acogida: este año han
entrado un poco más de medio millón de refugiados por una población (la de la
UE) de unos 350 millones. En el Líbano hay 2 millones de refugiados por una
población que son 5 millones; por tanto, en proporción es ridículo. No hay, sin
embargo, una voluntad real de política de solidaridad hacia los refugiados.
La
CE ha intentado apretar a los Estados miembros, pero los estados siempre han
frenado: ahora tenemos una propuesta de reubicar un global de 160.000 personas
y hasta ahora sólo se han hecho 147. El principal problema es que muchos
gobiernos tienen secuestradas sus agendas políticas por la emergencia de
partidos de extrema derecha; pasa de una manera muy clara en Alemania con la
AFD, en Francia con el Frente Nacional, en el Reino Unido con el UKIP ... Los
gobiernos democráticos, en lugar de confrontar lo que es un discurso xenófobo,
están como atemorizados.
No
es el tema de los refugiados un tema que pone en duda, una vez más, el proyecto
europeo porque evidencia los intereses individuales de los estados y la
dificultad para dar una respuesta europea?
Hay
de todo. España es un caso paradigmático de Estado que no quería acoger
refugiados, se opuso en el mes de junio que hubiera una operación de
salvamento marítimo y se negaba a aceptar las cuotas que proponía la Comisión
Europea, que al final las ha aceptado muy presionada.
En
otros temas, sin embargo, la CE está teniendo una actitud que está poniendo en
riesgo el proyecto europeo. También hay que decir que la Comisión la forman un
equipo de comisarios propuestos por los Estados miembros y España ha colocado a
Arias Cañete.
Al Parlamento
Europeo cada vez se la ha querido marginar más. La 'troika', por ejemplo, ha
sido una institución que ha actuado absolutamente al margen del control
democrático del Parlamento Europeo, y que los representantes que la gente vota
no tengan capacidad de controlar lo que hacen las instituciones es un grave
problema democrático.
La 'troika' debería ser desmantelada. Lo
dice una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE
¿Es posible luchar contra la 'troika'?
La
'troika' -la CE, el FMI y el BCE-, si todo va bien, será desmantelada porque
hay una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que impide al
Banco Central Europeo participar. Esto es una buena noticia por qué el BCE
formaba parte de las negociaciones de los rescates y por el otro lado actuaba
con sus mecanismos de política monetaria forzando los Estados miembros a
aceptar los términos que le imponía la misma 'troika'. Es muy difícil hacer
frente a un entramado de este estilo; lo que ha pasado en Grecia ha sido muy
sintomático, ya que hemos estado ante un Gobierno que quería cambiar las cosas
y al que se le ha acabado haciendo un chantaje: el BCE puso la banca griega al
límite deliberadamente, lo que provocó el corralito, y amenazó con cortar el
grifo si Grecia no aceptaba las condiciones. Debemos ser conscientes de que,
para desmantelar esta estructura, sólo seremos capaces de hacerlo si como
izquierda somos capaces de tejer un auténtico movimiento europeo para hacer
frente. Un Estado solo o un partido solo no saldrá.
¿Te ves en Bruselas durante dos legislaturas, como
hizo Raül Romeva?
Es
lo que quiero y tengo ganas de hacer. Dos y sólo dos, dos son 10 años. Creo que
donde puedo tener una contribución más importante para la izquierda catalana en
estos momentos es en Bruselas. En política uno no debe tener claro dónde debe
estar o donde le gustaría estar, sino donde puede ser más útil. Yo creo que
donde soy útil es en Bruselas.
El coordinador nacional de ICV, Joan Herrera ya ha
anunciado que dejará de encabezar el partido en la próxima asamblea de los
ecosocialistas. Tu nombre suena entre los posibles sustitutos. ¿Aceptarías ser
el coordinador nacional de ICV?
Ahora mismo estoy en Bruselas y no preveo ningún otro
escenario que no sea seguir de eurodiputado, que es lo que tengo ganas de hacer
y lo que tengo en la cabeza.
Trabajaste bien cerca de Raül Romeva: ¿cómo has visto
su salto a Juntos por el Sí? Has hablado con él desde entonces?
Hace
meses que no tengo contacto con él. Siempre he tenido una buena relación y
respeto lo que es una decisión personal que evidentemente no comparto. Creo que
haber hecho de cabeza de lista de Artur Mas fue un gran error, y no sé si
él estuvo muy cómodo con todo esto.
Parece que la hoja de ruta que pueden
pactar la CUP y Juntos por Sí da por hecho que ya no hay referéndum
¿Qué lectura haces del resultado de las últimas
elecciones en Cataluña y del resultado de Cataluña Sí se Puede?
La
campaña tuvo una dinámica temporalizada entre el independentismo o el
antindependentismo, y nosotros como una especie de bloque en medio.
Esto
nos hizo la vida muy difícil en campaña. Nosotros en la cuestión de la dinámica
nacional aportamos un grado de racionalidad importante, y la racionalidad en
estos momentos pasa por decir que, si no hay un mandato democrático claro,
expresado en referéndum, no puede haber hoja de ruta nacional.
En
estos momentos nos encontramos en una situación en la que el PP no nos deja
hacer el referéndum y después parece que la hoja de ruta que podrían pactar la
CUP y Juntos por Sí da por hecho que ya no hay referéndum, que podemos seguir
para adelante.
La imagen de Cataluña Sí se Puede rechazando la
resolución independentista junto a Ciudadanos, el PSC y el PPC ¿no
os perjudica?
Nosotros
votamos no a la moción de Juntos por el Sí, pero no sólo votamos no a la moción
de ellos, sino que lo que hicimos fue votar sí a la nuestra. Los únicos que
presentaron una moción alternativa fuimos nosotros, una moción alternativa que
decía muchas cosas, entre ellas que el plan de rescate social fuera una de las
primeras cosas que se hicieran en esta legislatura, y seguir insistiendo en la
idea de que el referéndum era insustituible y que estaba por hacer. Yo creo que
nosotros lo que hacemos no es ubicarnos, como han dicho algunos, en el bloque
del inmovilismo, sino que lo que hicimos fue presentar un texto propio en el
que lo que queríamos era poner el referéndum en primer lugar, un referéndum que
no quieren ni el PP ni Ciudadanos ni el PSC, y un referéndum que parece que
Juntos por el Sí y la CUP ya han amortizado, y nosotros creemos que es un
error.
El
referéndum es el que da un gran consenso al catalanismo en estos momentos.
Nosotros habíamos conseguido una gran mayoría política a favor del derecho a
decidir, la mayoría del 9-N, incluso con el PSC, que durante mucho tiempo
estuvo defendiendo el derecho a decidir. Claro, ahora tenemos una fotografía
del Parlamento en el que se lleva adelante una hoja de ruta nacional no con una
gran mayoría, sino con dos fuerzas que representan el 48% de los votos. La
pregunta es: ¿esto tiene suficiente fuerza para salir adelante? Yo tengo
mis dudas. Yo creo que hay que volver a una gran mayoría para hacer avanzar el
país, y esto significa retomar la idea del referéndum, donde yo creo que tarde
o temprano volveremos. Todos los partidos volverán a la idea del referéndum,
porque se verá que todo lo demás es prácticamente imposible. Para que se nos
reconozca la voluntad de ser lo que queramos, necesitamos una legitimación
democrática vía referéndum que ahora no tenemos.
Si Izquierda Unida, Equo y Podemos defienden
el derecho a decidir, es porque nosotros hemos estado insistiendo
Para que sea una opción creíble, ¿debe haber cambios
en España que permitan pensar que esta es una opción?
Cambios
en España y aliados en Europa, que esto es una matraca que desde ICV siempre
hemos dicho, que las vías unilaterales eran prácticamente imposibles y que
nosotros lo que necesitábamos era encontrar aliados para desbloquear el
conflicto, y esto significa trabajar con aliados en el Estado y la Unión
Europea. Los que hemos hecho más trabajo somos nosotros, porque, si Izquierda
Unida, Equo y ahora Podemos defienden el derecho a decidir, es porque nosotros
hemos estado insistiendo y trabajando con ellos. Si Pablo Iglesias, hace
poco sale de la Moncloa y lo primero que dice es "yo no me apunto a
este frente constitucionalista que tú estás montando, yo creo que
a Cataluña se le debe hacer una nueva oferta y yo creo que a Cataluña
se le debe permitir votar ", esto también se debe a que desde aquí ha
habido un trabajo. O si Ska Keller fue la única candidata a presidir la
Comisión a defender el derecho a decidir, es porque nosotros hemos estado
trabajando. Aquí una parte del soberanismo ha pensado que hacer trabajo de
buscar aliados en España y en Europa no era necesario, que se podía sacar una
hoja de ruta unilateral desde Cataluña y que era suficiente. Y Grecia muestra
un poco esto, en el sentido de decir: puede un pueblo pequeño afrontar todos
los poderes que tiene en contra sin aliados? No, yo creo que necesita aliados.
Hay mucha gente que te dice por los pasillos en Bruselas que no tiene
sentido que Escocia haya votado y que a Cataluña no se le permita. Si vas
a Bruselas y dices que has hecho unas elecciones que no eran un referéndum y
que con un 48% de los votos pretendes sacar adelante una hoja de ruta
independentista, esto ya no se entiende muy bien y genera confusión.
¿Qué piensas que está dispuesta a aceptar la Unión
Europea en este tema?
Nosotros
lo que tenemos que poner delante de los gobiernos europeos y la Comisión
Europea es la contradicción que supone que el pueblo escocés haya podido votar
y Cataluña no. Cuando le dices eso a un representante, no sabe qué contestar,
genera dificultades, intuyo que en la Comisión Europea se percibe que esto no
es razonable.
Genera
dificultades, pero la respuesta siempre suele ser que se trata de un asunto
interno.
Es
mucho más fácil para ellos decir que es un asunto interno si les cuentas que
tenemos un Parlamento que con un 48% está intentando sacar adelante un tema que
si dices "aquí no se deja hacer un referéndum aunque un 80% de la gente lo
está reclamando ". De hecho, cuando el foco era el derecho a decidir,
tuvimos alguna declaración, muy aislada, de algún responsable político de
Bruselas no directamente se había mostrado favorable pero sí había mostrado
comprensión hacia el tema. Y esto se ha acabado. De la Unión Europea, lo que
podemos esperar es defensa democrática. Lo que nos hace fuertes en Bruselas es
el referéndum.
Yo nunca me he escondido. Soy
federalista, y lo sigo defendiendo
En Cataluña el foco político está muy puesto en el
soberanismo. Hay sectores dentro de ICV más partidarios de una Cataluña
independiente que otros. ¿Cuál es tu posición respecto a la independencia de
Cataluña?
Somos
un partido que siempre ha intentado no dividirse por la cuestión nacional.
Nosotros dijimos que éramos un partido plural, donde teníamos una agenda
ecosocialista compartida con diferentes sensibilidades sociales. Yo nunca me he
escondido: soy federalista, lo he sido siempre y sigo defendiendo la idea de un
encaje federal de Cataluña dentro del Estado, pero comparte proyecto político
con mucha gente que defiende la independencia y estamos muy cómodos haciéndolo
juntos, y creo que es muy positivo, esto.
En una entrevista en Rac1 Herrera hablaba de
"nueva etapa" para ICV a partir de la primavera. ¿Qué cambios serían
buenos para el partido?
En
la asamblea que tenemos ahora en el mes de marzo tenemos que hacer balance de
una apuesta política muy importante que hemos hecho en este ciclo electoral,
que es la apuesta de las confluencias, de concurrir con la expresión de la
nueva política, con éxitos notables. Ahora mismo estamos gobernando en el
Ayuntamiento de Barcelona, con dos tenientes alcaldes de Iniciativa. Las
confluencias han sido positivas para nosotros y, por tanto, el futuro de ICV se
incluirá en el que nosotros diseñemos colectivamente dentro de una estrategia a
largo plazo de apuesta por las confluencias. Lo decidiremos colectivamente
en la asamblea, probablemente en febrero o marzo.
Aunque digas que ha sido positivo, los resultados en
las elecciones catalanas fueron peores que los que había llegado a alcanzar
ICV.
Depende,
tenemos que mirar todo el ciclo electoral. Nosotros tomamos las elecciones
municipales donde sacamos mejores resultados; de hecho, tenemos más alcaldes
que nunca, algunos presentados como Iniciativa, otros en confluencias.
Sí, pero hablamos de la confluencia Cataluña Sí se
Puede.
Yo
creo que las elecciones del 27 de septiembre son un mal indicador para medir el
éxito o no de las confluencias, porque eran unas elecciones en las que la
polarización en torno al tema nacional hizo muy difícil que la complejidad de
nuestro relato nacional pudiera tener un espacio. Pero esto se debió a la
polarización ya la instauración del plebiscito, pero no a que la confluencia no
funcionara bien. De hecho, nosotros hicimos una campaña que funcionó: los actos
estaban muy llenos. Veremos cómo van ahora las generales, en las que yo creo
que la dinámica es otra.
Yo hubiera preferido que Barcelona en
Común y Ada Colau se hubieran implicado también en las elecciones catalanas
¿Como ves que Barcelona en Común se una ahora a las
elecciones generales, pero no lo hiciera en las autonómicas?
Yo
creo que es muy positivo que se hayan implicado en las generales; es evidente
que yo hubiera preferido que se hubieran implicado también en las elecciones
catalanas, porque habríamos ganado mucha fuerza, con todo el impulso que supone
Barcelona en Común y Ada Colau. No pudo ser, será a las generales, y esto lleva
fortaleza y es positivo. Espero que la experiencia de las generales, si
funciona bien, ya tengamos una continuidad en las próximas citas electorales,
que no sabemos cuándo serán, tal vez en marzo como algunos dicen.
¿Qué análisis haces de que esta unidad de izquierdas
haya sido posible en Cataluña pero no haya funcionado de la misma manera en
Madrid o nivel estatal?
Hubiera
sido deseable que hubiera habido una confluencia en todo el Estado de todas las
fuerzas progresistas y de la izquierda alternativa; no ha sido posible en todas
partes, pero sí ha sido posible en muchos lugares. Tenemos un proceso de
confluencia en Valencia, en Galicia, en Cataluña ...; por tanto, se puede ver
el vaso medio vacío o medio lleno, ya mí me gusta intentar verlo medio lleno.
Ha sido muy importante poder incorporar todos los actores en la confluencia
catalana. Izquierda Unida al final, costó, pero lo conseguimos; ha sido un gran
éxito. Como mínimo, desde Cataluña la confluencia se ha hecho con todos los
actores que queríamos que estuvieran y esperamos que tenga continuidad, y si
puede ser un ejemplo para otros territorios del Estado, bienvenido sea.
Parece que unos han querido más protagonismo que los
demás.
Hemos
entrado en una grave crisis constitucional del Estado en la que el
bipartidismo se está hundiendo, y eso preocupa mucho el establishment español,
porque, cuando un sistema constitucional se hunde, esto pone en peligro
todo el sistema constitucional . Y debemos ser conscientes de que hay una gran
operación de reflotar lo que debería ser un nuevo consenso constitucional
conservador a partir de la emergencia de Ciudadanos, que ha sido una gran
apuesta del establishment español para sacarlo adelante .
Debemos
ser conscientes de que tenemos esto y que, si no construimos un gran puente de
la izquierda alternativa tanto en Cataluña como en el Estado, no seremos
capaces de confrontar esta operación que existe y que está en marcha. Esto
significa sumar todos. Y, si esta vez en algunos territorios no ha sido
posible, yo espero que lo sea la próxima vez. No voy a entrar en el tema de
Alberto Garzón y Pablo Iglesias porque es su dinámica en Madrid.
¿Será posible la próxima, si hay próxima?
Son
dinámicas que no sólo pertenecen a Garzón o a Iglesias, sino también a
Izquierda Unida y a Podemos como actores, pero prefiero no entrar, porque ya
está hecho y es una dinámica que no tiene que ver con nosotros. En todo caso,
aquí lo hemos conseguido entre todos.
Entrevista
publicada en elcritic.cat
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admiten comentarios con datos personales como teléfonos, direcciones o publicidad encubierta