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6 de abril de 2016

SIÓN no quiere un ejercito europeo




El Estado Islámico trata de impedir la creación de un Ejército europeo que frene el yihadismo




 Los servicios de inteligencia europeos relacionan los terribles atentados de Bruselas con el anuncio hace dos semanas del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de que hay que crear un Ejército común europeo para defender los intereses de la UE. El Estado Islámico y las organizaciones yihadistas tratan de obtener ventaja tanto de la debilidad militar de Europa como de las crecientes divergencias entre los países miembros de la OTAN ante el control que Estados Unidos ejerce sobre la Alianza Atlántica. El Ejército europeo combatiría el yihadismo en los territorios próximos al viejo continente donde busca implantarse, como en Libia.
Por Enrique_MONTÁNCHEZ:
 La ola de atentados del 22 de marzo en Bruselas, sede de las instituciones de la UE, ha sido interpretada por los servicios de inteligencia europeos como la respuesta del terrorismo yihadista al anuncio, el pasado 8 de marzo, del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de que había llegado el momento de crear el Ejército común europeo para defender los intereses de la UE. El Estado Islámico se aprovecha de la debilidad militar de Europa y de las divergencias que en los últimos tiempos han aflorado entre los países miembros de la OTAN sobre su dependencia de Estados Unidos.




El Estado Islámico siembra el terror en Europa para impedir que un Ejército europeo les combata en Libia, nuevo territorio yihadista

El pensamiento estratégico europeo se encuentra dividido entre atlantistas y nacionalistas. Los primeros consideran que Europa necesita a Estados Unidos para defenderse, como se ha constatado en las dos guerras mundiales del pasado siglo, y que la OTAN es el instrumento que mejor garantiza la defensa del viejo continente. Por el contrario, los nacionalistas (también llamados “gaullistas” en referencia al presidente francés Charles de Gaulle, que en 1959 sacó a Francia del mando militar de la OTAN hasta su reincorporación en 1995 con el presidente Jacques Chirac) consideran que el control de Estados Unidos sobre la OTAN es perjudicial para los intereses europeos, máxime cuando el imperio norteamericano defiende su propia agenda global.




Pugna entre atlantistas y nacionalistas
Los nacionalistas defienden que la seguridad europea estaría mejor defendida por un poder militar netamente europeo, sin interferencias de Estados Unidos. La realidad es que los países europeos gastan al año 250.000 millones de euros en sus fuerzas armadas y, como señalan los expertos, esta apabullante cantidad no garantiza contar con ejércitos eficientes ni con sistemas de armamento unificados, lo que encarece su mantenimiento.
A Washington le ha irritado el anuncio de Jean-Claude Juncker y el apoyo inmediato de Alemania, cada vez más alejada de Estados Unidos. La canciller Angela Merkel se opuso a las sanciones económicas impulsadas por el Departamento de Estado norteamericano contra Rusia por la adhesión de Crimea, mostró su rechazo a una intervención militar en Ucrania y últimamente los informes del servicio de inteligencia germano, BND, no consideran que la Rusia de Putin constituya una amenaza para Europa. Todo ello a pesar del clima de nueva Guerra Fría fomentado por los “halcones” del Pentágono, con el mando supremo de la OTAN, general Philip Breedlove, a la cabeza, relevado de su puesto hace pocas semanas por el presidente Obama.
División en la OTAN
Este es el mar de fondo político y militar que ha aprovechado el terrorista Estado Islámico para llevar a cabo los terribles atentados contra el aeropuerto y el metro de Bruselas. Los servicios de inteligencia europeos interpretan el ataque a la ciudad-sede de las instituciones europeas como el intento del Estado Islámico, dirigido por el autoproclamado califa Abu Bakr al-Baghadi, de enviar este mensaje: si se pone en pie un Ejército europeo que vaya a combatirles en los territorios donde tratan de asentarse, sembrarán el terror en el viejo continente.
Los “comandantes” islamistas saben que su principal enemigo no es, en estos momentos, una OTAN con divisiones internas y en la que Washington no parece imponer el liderazgo de antaño. Pero, a medio plazo, sí lo puede ser un Ejército europeo que, para defender las fronteras exteriores del viejo continente, frene en seco la progresión del Estado Islámico y a Al Qaeda en el Magreb en Libia, norte de África y el Sahel.



El Estado Islámico ya controla 300 kilómetros de costa libia y ha llegado hasta el Sahel, asegura un preocupado García-Margallo
En este sentido son esclarecedoras las palabras del ministro de Asuntos Exteriores en funciones, García-Margallo, en Antena 3 TV sobre los atentados de Bruselas, quien con semblante preocupado afirmaba que, tras ser desplazado de Siria e Irak, el Estado Islámico se ha instalado en Libia, ocupa ya 300 kilómetros de su costa mediterránea y por el sur del país ha logrado enlazar con Al Qaeda en el Magreb Islámico y Boko Haram, lo que por su cercanía constituye un peligro para Europa. Y concluía que el próximo frente de combate es Libia.
Europa, en su peor encrucijada
No es el momento de quedarse petrificados ante el terror yihadista y ceder a su chantaje. Los citados medios de inteligencia europeos señalan a mil21.es que Europa se encuentra en su peor encrucijada desde el término de la Segunda Guerra Mundial hace 70 años. En la Guerra Fría se logró un equilibrio nuclear entre las dos superpotencias, pero el continente nunca se vio envuelto en un clima de terror que hiciera desconfiar a millones de europeos al salir de casa, viajar en transporte público, realizar sus compras en lugares concurridos o disfrutar del ocio en un bar.
Las tres preguntas del nuevo escenario
Ahora el escenario estratégico implica ir a combatir a los yihadistas en los territorios donde tratan de asentarse y desde los que nos amenazan. Un planteamiento de pura y dura supervivencia, que implica sacrificios humanos y materiales. Primero París, después Bruselas... el Estado Islámico ha amenazado con atacar Roma, capital donde reside el Papa, jefe los “cruzados infieles”, y Al-Andalus después. Los políticos europeos se hacen las siguientes preguntas en estas horas, apuntan los medios cercanos a los servicios de inteligencia:
1 - ¿Estará Europa a la altura de las circunstancias históricas y logrará, finalmente, dotarse de un Ejército común europeo?
2 - Si esto no ocurre, ¿será capaz Europa de negociar unas relaciones de igualdad con Estados Unidos para hacer de la OTAN un instrumento eficaz de lucha contra el terrorismo?
3 - ¿El acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y Rusia que ha hecho posible el alto el fuego en Siria, facilitará la formación de un eje OTAN-Rusia-China con el objetivo común de acabar con el yihadismo, como ya se propugna en las principales cancillerías europeas?




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