“El mundo es peor desde que no está la URSS. Es más inseguro, más desigual”
La Navidad de 1991 dejó un regalo inesperado en el árbol de la Casa Blanca.
Tras seis años al frente de la URSS, Mijaíl Gorbachov dimitió de su puesto de presidente soviético ante la mirada atónita del mundo. Se derrumbaba así el Estado socialista más duradero de la historia.
Para los miembros de los Partidos Comunistas que proliferaban de Saigón hasta La Habana, la noticia significó un golpe durísimo.
Gabriel Mazzarovich, periodista uruguayo y militante comunista desde su juventud, preso por la dictadura militar uruguaya a los 16 años, contó cómo se vivieron desde el comunismo latinoamericano los últimos años de la Unión Soviética.
Mazzarovich recordó los primeros años del gobierno de Gorbachov como una etapa de “mucha esperanza y alegría”. “En Uruguay recién salíamos de la dictadura (1973-1985), y al mismo tiempo sabíamos que en la Unión Soviética había cosas que venían mal.
Por eso Gorbachov y la Perestroika fueron al principio un aire fresco”, dijo el periodista. “Luego eso se fue transformando en otra cosa y terminó en la capitulación y la entrega total”, se lamentó.
“Creo que la pérdida absoluta de referencias que tuvo Gorbachov y la dirección que él encabezó los hizo entregarse. Fue una decisión personal de ellos”, opinó Mazzarovich.
Para señalar la pérdida que significó la caída soviética, el uruguayo hizo hincapié en el papel que había tenido Moscú en las luchas por la descolonización y contra el fascismo:
“Fue un faro de muchísima solidaridad: su labor acogiendo los niños españoles que podrían haber sido asesinados por el franquismo, curando a los vietnamitas, ayudando a los cubanos, a nosotros, a los salvadoreños, a los chilenos, a los argentinos, a todos los que en algún momento peleamos contra la reacción”.
Valoró que la desaparición de la URSS dejó importantes enseñanzas. Sostuvo que cualquier alternativa al capitalismo tiene que asegurar mayor libertad en todos los planos de la vida humana.
“Nadie le puede dar recetas a otro. Quienes intentaron darle recetas a otros pueblos, al final terminaron demostrando que su propia receta tenía graves fallas”, consideró.
Mazzarovich cree que el país de los soviets, pese a sus defectos, actuaba como un dique de contención a las ambiciones de Occidente y a la represión en el Tercer Mundo.
“Los más ricos acumularon mucho más a partir de que no tuvieron ese dique”, aseveró.
En su opinión, la pérdida del equilibrio bipolar, que significó la preeminencia absoluta de los Estados Unidos y de una Unión Europea neoliberal, fue nefasta para el mundo.
“Llevó a la devastación social y ecológica de estos últimos 25 años.
No hay grandes guerras abiertas, pero sí 60 guerras de baja intensidad, que matan a miles de personas por año”.
“Pero los adversarios festejaron muy rápido” matizó.
“El que capituló fue Gorbachov, los demás no lo hicimos. El no podía decidir por nosotros. Nunca pudo decidir por nosotros.
No podía decidir cuando luchábamos y menos podía decidir cuando dejábamos de luchar. La prueba está en que la lucha de los pueblos continúa”,concluyó.
sputnik
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