Por Guadi Calvo.
El mundo ha sido sacudido en los últimos tres días con una serie de atentados realizados por el terrorismo wahabita, que casi han pasado desapercibidos por la gran prensa del mundo.
Quizás porque los muertos hayan sido fundamentalmente pobres, ciudadanos del tercer mundo, y en su gran mayoría musulmanes.
Si en vez de El Cairo, Estambul, Mogadiscio, Adén, y en la pequeña ciudad de Madagali, en el noreste de Nigeria, la misma cadena ¿casual? de atentados se hubiera llevado a cabo en ciudades equivalentes de Europa y Estados Unidos, el mundo entero estaría marchando a la guerra, contra quien no se sabe, pero a la guerra seguro.
El sábado 10, en el sector europeo de la ciudad turca de Estambul, un coche bomba estalló en las cercanías de estadio del club de fútbol Besiktas, dejando por lo menos cuarenta muertos y 155 heridos, tras un doble atentado.
Una hora y media, después de terminado el encuentro entre el Besiktas y el Bursaspor, cuando todavía quedaban en el estadio algunos periodistas y jugadores de ambos planteles, mientras la mayoría de los espectadores ya habían abandonado el lugar, según la información dada por el propio Ministro del Interior, Soliman Soylu, un coche bomba estalló en proximidades de una camioneta de las fuerzas especiales de la policía.
Unos segundos después, un suicida se hizo explotar frente a un grupo de policías en las cercanías del parque de Maçka.
Este sector en las proximidades de la plaza de Taksim, es el centro de la diversión nocturna en los fines de semana.
Según las primeras conjeturas, el atentado habría apuntado directamente a los policías encargados de la seguridad del encuentro deportivo ya que 27 de los muertos son policías.
Hasta ahora los grupos wahabitas que operan en Turquía, como Estado Islámico, ni las organizaciones político militares kurdas, como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) o los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) han reivindicado el ataque.
A lo largo de año, diferentes grupos armados han realizado atentados similares en Turquía.
Pero sin duda el más activo ha sido Estado Islámico (EI) que ha realizado ya tres ataque en Estambul, capital económica del país, además de otras importantes ciudades.
Tras los cambios de dirección respecto al terrorismo del presidente Recep Tayyip Erdogan, gran aliado de estos grupos en la guerra siria, hasta hace algunos meses, el Daesh, procura ahora golpearlo en su propia geografía.
Este último viernes la seguridad turca había realizado una gigantesca operación contra el crimen organizado, grupos armados y células todavía activas del “frustrado” golpe del mes de julio, con razias sincrónicas en todo el país en las que participaron más de unos 40 mil agentes.
En la capital de egipcia, un explosivo instalado en la puerta de una iglesia de San Pedro, contigua a la catedral de San Marcos, residencia del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta, la principal confesión cristiana del país, en la mañana de este domingo 11, el estallido de un explosivo dejó al menos 30 muertos.
El ataque se produjo durante la celebración de la principal misa semanal, cuando la iglesia se encontraba abarrotada de fieles.
El atentado ha sido el más cruento de los últimos años contra la minoría cristina que representa cerca de 10% de la población egipcia.
El explosivo construido a base de TNT, había sido escondido en la entrada principal del templo sobre la populosa calle Ramses, en el barrio de Abasiya.
Hasta el momento, ningún grupo terrorista de los muchos que operan en Egipto se adjudicó el hecho.
Este ataque se produce apenas 48 horas después del sucedido en las Pirámides de Guiza, al oeste de El Cairo, donde otro explosivo produjo la muerte de 6 policías e hirió a otros 7, de un puesto de control en la avenida al-Haram que lleva al enclave turístico-arqueológico.
El ataque también apunta a golpear en la economía egipcia, ya que el turismo es el sector que más divisas produce y las Pirámides es el lugar, no solo más visitado de Egipto, sino del mundo.
El ataque contra el puesto policial fue reivindicado por un, hasta hace pocos meses, ignoto grupo llamado Movimiento de los Brazos de Egipto-Hasm (Determinación).
Esta organización ha producido diferentes atentados con explosivos siempre focalizados contra las fuerzas de seguridad o funcionarios estatales.
Desde el derrocamiento del wahabí Mohamed Morsi, en julio de 2013, en Egipto se ha profundizado una ola de violencia, por parte de diferentes grupos de inspiración wahabita, que ha generado miles de muertos.
Estos confusos grupos de organizaciones, tienden a cambiar de nombre según la acción y el lugar donde la produzcan, pero como ha pasado en Siria o Irak, se cree que responden todos a una organización madre, muy cercana a los Hermanos Musulmanes, movimiento del ex presidente Morsi, que por cuestiones de seguridad optan por sin número de nombres de fantasía.
El grupo más notorio es Wilaya Sinai (provincia del Sinaí), que abandonó su denominación original Ansar Bait al Maqdis, (Seguidores de la casa de al-Quds (Jerusalén)) después de haber realizado su bay’ah (juramento de lealtad) al Califa Ibrahim, líder de Estado Islámico en 2014.
Los principales acciones de Wilaya Sinai, los ha perpetrado en la península del Sinaí y sin duda la más cruenta y espectacular ha sido el derribo del avión ruso que provocó la muerte de 225 personas, en su mayoría turistas rusos, en noviembre de 2015.
A más de 2500 kilómetros de distancia del Cairo, este último viernes 9 dos niñas, de entre 8 y 10 años, fueron obligadas a actuar de bombas humanas, en un mercado de la ciudad de Madagali, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria. En el hecho murieron 30 personas, mientras que cerca de 120 resultaron heridas.
Las autoridades nigerianas han responsabilizado al grupo Boko Haram, quien en marzo de 2015 juró lealtad a Estad Islámico, y que desde 2009 viene produciendo innumerable cantidad de ataques los que han producido ya más de 20 mil muertos y dos millones de desplazados. Sus ataques no solo se producen en Nigeria, sino también en países vecinos como Camerún y Níger.
Este último viernes, Boko Haram implementó una táctica frecuente, que es la de utilizar niñas, para no despertar sospechas a la hora de mezclarse entre la gente y detonarlas a control remoto. Aunque hasta el momento la organización wahabita, dirigida por el extravagante Abubakar Shekau, varias veces dado por muerto por el ejército y el periodismo.
En las dos bandas del golfo
Somalia y Yemen se encuentran separadas por el sensible golfo de Adén, la puerta del el estrecho de Bab al-Mandab, o de Las Lamentaciones, uno de los lugares críticos del mundo, ya que por allí en procura del Canal de Suez pasa el 4.6% de la producción mundial de petróleo y derivados.
Sabemos que Yemen, el país más pobre del mundo árabe, desde marzo de 2015, soporta el ataque de Arabia Saudita, el país más rico del mundo árabe, una guerra que ya ha producido cerca de 10 mil muertos yemeníes.
Más allá de que Estados Unidos y sus aliados europeos, han dejado hacer al régimen saudita, ya que es el mayor comprador de las armas que ellos producen, el pueblo yemení, de mayoría chiita, no solo soporta los ataques de Riad, sino también de Estado Islámico y de Ansar al-Sharia, el al-Qaeda para la Península Arábiga (Aqap).
Este último sábado Estado Islámico atacó, por medio de un suicida, el cuartel al-Sauladau, en la provincia meridional de Adén, en un momento en agentes y soldados esperaban su turno para cobrar su salario, después de tres meses de atraso.
El atentado dejó 36 muertos, todos soldados leales al presidente Abdo Rabo Mansur Hadi, (sunita) apoyado por Riad, y enfrentado a la guerrilla houtie (chiita).
El cuartel de al-Sauladau, está ubicado al-Arish, en las cercanías del aeropuerto de Adén, la principal ciudad del sur del país y capital provisional del Gobierno de Hadi. Ya que la capital Sanná, está en manos de los houties desde hace más de dos años.
Este ataque contra una posición pro saudí, por parte de Estado Islámico, habla a las claras del estado de descomposición de las relaciones entre el califa Ibrahim y la casa reinante saudita, quien ha decidido quitar su apoyo frente a la debacle que el Daesh a punto de sufrir en Siria y de la que Riad, al igual que Qatar, pretende ahora desligarse.
Del otro lado del golfo de Adén, en Mogadiscio, capital de Somalia, por lo menos 29 personas murieron este domingo 11, tras el atentado con coche bomba, realizado por el grupo al-Shabaab, vincula a al-Qaeda global, en el estacionamiento del puerto de la capital.
Las autoridades creen que el número de muertos pueda incrementarse en las próximas horas, ya que muchos de los más de 50 heridos, lo estaban de suma gravedad.
Abdiasis Abu Musab el portavoz de al-Shabaab, confirmó la autoría del ataque, dirigido a un grupo de hombres de las fuerzas de seguridad acantonados en las cercanías del puerto.
Este fue el segundo ataque del grupo wahabita en el fin de semana, ya que el sábado atacó un control de seguridad en las proximidades de Mogadiscio, cuando un camión cargado de explosivos, que presuntamente iba preparado para el ataque del puerto, fue obligado a detenerse en el retén militar, donde habrían muerto cerca de doce personas.
En la carretera entre Nairobi y Haivasha en Kenia, a 80 kilómetros de la capital, 40 personas murieron y otras 30 resultaron heridas tras la explosión de un camión cisterna.
Según fuentes oficiales, el conductor del camión habría perdido el control del vehículo, por lo que embistió varios autos antes de estallar.
La explosión alcanzó a otros 12 automóviles, entre ellos un minibús lleno de pasajeros, Los rescatistas creen que el número de víctimas pueda aumentar.
Si bien este último hecho no se presume, hasta ahora, que pueda ser un atentado hay que tener en cuenta que Kenia, país limítrofe de Somalia, ha sufrido a manos de al-Shabbab, múltiples ataque que han provocado desde 2013 más de 500.
Si bien no se puede afirmar y mucho menos comprobar que los múltiples ataques del wahabismo en este fin de semana, hayan sido coordinados, es una clara muestra del poder de estas organizaciones que Estados Unidos y Europa, dejaron crecer con el fin de ser utilizadas contra sus enemigos en la región.
Hoy como animales heridos se baten en una lenta retirada, una retirada que podría demorarse muchos años y vaya a saber Dios, dejando todavía cuantos más muertos.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook:
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