La extensión de la humanidad a lo largo de la historia ha demostrado ser poderosa. La luz ha logrado así explorar y llegar a todos los rincones de la tierra gracias a la locura y posesión de los seres humanos. Se presentan muchas interrogantes sobre este punto, atendiendo principalmente a una cuestión.
¿Por qué siguen aquí? ¿En dónde podemos encontrar la razón fundamental de su prevalencia?
No ha sido tarea sencilla. Sus corazones esbeltos, susceptibles y abiertos a las sensaciones presentes en la realidad terrenal los ha convertido en seres verdaderamente apasionados a la tierra misma. No es posible encontrar una razón más precisa que esa.
El orgullo humano, una de las principales características catastróficas que ha logrado representar a tales criaturas, ha logrado formar parte de una de las principales razones de esta prevalencia. Su presencia se ha convertido en un punto clave para ellos, quienes se han permitido legitimarse como los seres dueños de su propio planeta. Así, el comportamiento del humano ha logrado interferir en el proceso de creación y de proliferación de las buenas vibras de la tierra.
Es importante, querido hermano, que esta situación sea tomada en cuenta y por lo tanto, descartada lo más pronto posible.
Ante tal situación, la llamada ha sido realizada
Es importante que abras tu corazón para permitir que las fuerzas se interioricen en ti. No permitas, ni por un segundo, que la conciencia que te permitirá acceder a lo divino se cierre para siempre. Permítete ser uno con la vida misma y al mismo tiempo con la conciencia de entenderte como un ser integral y de luz. El trabajo no ha sido logrado por muchos, de hecho, pocos habrían abierto sus puertas.
La apertura es indispensable para todos aquellos que deseen conocer al ser divino. Este, es quien representa al poder supremo, es quien responder en aras de valores como la libertad y la inmortalidad. Se trata de uno de los ejemplares más importantes de la vida misma, quien nos permite acceder a él a través de nuestras puertas abiertas.
Nos importa entonces hacernos cada vez más de todos los integrantes de esta acción en medidas cada vez más altas. De esta manera lograremos formar parte de una sola instancia al respecto de todos los que han decidido formar parte de la causa misma. Así, estaremos garantizándonos nuestro encuentro con las instancias divinas.
A pesar de que no es una tarea fácil, tanto hombres como mujeres han logrado desplazarse hacia la denominada gran revelación. Aquí encontraremos una serie de milagros que no son milagros, pues forman parte de la realidad misma para quienes han logrado acceder a esta instancia. Aquí el tiempo no representa un límite, como lo es en el caso de quienes, habitando en la tierra, se han dejado cegar por todos los códigos que atrapan a los dichosos de sus placeres temporales.
Que todos aquellos sentimientos producidos por esta clase de códigos salgan lo más ponto de ti. Hazte pues de todas las instancias que necesites para formar parte de la eternidad. No dejemos que la vista se nos nuble ante tanto, pasando a formar parte de un tiempo muy corto, repleto de territorialidad innecesaria.
El tiempo es corto, las oportunidades son pocas y la disponibilidad es poco flexible. Por esta razón nos conviene ser lo más rápidos y precisos posibles. Claro que, no debemos apresurarnos en el proceso. Debemos ser firmes y constantes en todos y cada uno de nuestros procesos, pues solo así sabremos cuándo llegaría el momento de pasar al nuevo plano, de abrirnos hacia lo divino y permitirnos hacer de nuestra vida algo verdaderamente eterno.
No será nada sencillo entenderlo, pero tendremos toda la vida para cuestionar todos los factores que sean necesarios para así llegar a las escalas más altas de nuestras armoniosas almas repletas hoy por hoy de vibras poco nutritivas. El proceso está cerca, la disposición dependerá de nosotros y de más nadie.
AUTORA: Lurdes Sarmiento redactora en la gran familia de hermandadblanca.org
TRADUCCIÓN: Lurdes Sarmiento
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