¿Llegará un tiempo en que las escuelas iniciáticas sean dirigidas por verdaderos iluminados?
Las personas iluminadas son aquellas que ha logrado desarrollar su máximo potencial como seres encarnados, colocando su conciencia en un punto intermedio entre la materia y el espíritu, entre lo de afuera y lo de adentro, entre lo de arriba y lo de abajo, en un espacio donde es posible la conciliación de los opuestos.
Esta posición estratégica nos permite reconocernos como “seres de dos mundos”, habitantes de dos espacios que parecen ser antagónicos pero que pueden ser conectados (“iluminados”) a través de la conciencia.
Aunque existen miles de testimonios acerca del proceso de iluminación, no es fácil encontrar seres iluminados.
Muchos de ellos nos han transmitido su conocimiento a través de “mapas”, describiendo en ellos con más o menos precisión los caminos de la tierra del Espíritu.
Por esta razón, las escuelas iniciáticas son una especie de club de “amnésicos anónimos”, hombres y mujeres que han olvidado su naturaleza esencial y que encuentran un método de entrenamiento eficaz que les permite recuperar la memoria, en compañía de Hermanos que hablan el mismo idioma.
Sin embargo, y vale la pena aclararlo, las escuelas no están formadas por iluminados que ya han llegado a la cima sino por peregrinos en tránsito, personas que vuelcan sus esfuerzos cotidianamente para hallar su propio camino desde la oscuridad a la luz. no-dualidad
¿Llegará un tiempo en que las escuelas iniciáticas sean dirigidas por verdaderos iluminados? Supongo que sí, pero no puedo estar seguro.
Hay frase bastante conocida en el ámbito espiritual: “Cuando uno está preparado, aparece el Maestro”,
Tenemos que entender que el único Maestro que vale la pena es el Maestro Interno y que todos los maestros externos son válidos en la medida que nos ayuden a reconocer a ese Maestro. Que todas las personas, acontecimientos y eventos externos llegan a nosotros a cubrir necesidades del Alma.
Algunas personas se pasan toda su vida esperando a “su” Maestro perfecto desaprovechando una a una las oportunidades que se le van presentando y protagonizando una historia tan triste como la de la loca que pasó toda su vida esperando a su amado del muelle de San Blas.
Debemos reconocer que aprendemos de todos y que, a veces, la enseñanza llega a nosotros a través del canal más inesperado: nuestro hijo, nuestra mascota e incluso un jefe exigente.
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