La ciencia y la espiritualidad siempre estuvieron en desacuerdo, hasta que la física cuántica comenzó a probar lo que las enseñanzas espirituales habían estado diciendo durante milenios; todo es energía, vibración y frecuencia.
Aquellos que controlan el mundo sabían lo que estaban haciendo cuando cambiaron la frecuencia de la música, sabían que la humanidad se volvería desconectada, disonante, dividida y desconectada.
Dios, (Director General de Orquesta), creó la sinfonía perfecta de la vida; una sinfonía maravillosa, monumental y mágica donde todo y todos juegan un papel en perfecta armonía, unidad y frecuencia, hasta que la frecuencia de la humanidad cambió.
Ahora estamos desafinando, sin sincronizar, en la frecuencia equivocada. En desacuerdo con la naturaleza, con la vida y entre ellos.
Es hora de cambiar nuestra melodía, de recalibrar y elevar nuestra frecuencia para que coincida con la frecuencia divina del universo, para que podamos tocar la melodía que debíamos tocar, en perfecta simbiosis con la naturaleza, con el cosmos, con el amor, con la luz, con Dios. .
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