Translate

5 de julio de 2016

Los ordenadores de los bancos están trucados. Explicación con ejemplos reales


Los ordenadores de los bancos están trucados.Mi paso como síndico por el mundillo de las quiebras y suspensiones de pagos me había permitido ver gran cantidad y variedad de balances contables y documentación de soporte. En alguna de estas sociedades, que habían ido de mal en peor, se podía apreciar unos gastos financieros desproporcionados. Los bancos les zurraban de lo lindo cuando sus cuentas se situaban en números rojos, lo que ocurría un día sí y el otro también. Revisando los cargos que enviaba el banco, a simple vista, todo parecía correcto, El tipo de interés que se aplicaba estaba dentro del máximo autorizado por el Banco de España. No obstante, empecé a sospechar que algo raro ocurría en estas liquidaciones y las fui guardando para en su momento tratar de llegar al fondo de esta sospecha. Antes de empezar a publicar La Banca ya teníamos en mente trabajar este asunto que nos llevó unas cuantas semanas. Valió la pena, detectamos que existían importantes discrepancias aritméticas entre las liquidaciones que cursaban las entidades financieras a sus clientes, donde se reflejaban cálculos incorrectos. Detectamos una multitud de irregularidades en la mayor parte de las entidades. El volumen de error, y el hecho de que los cálculos aritméticos fueran realizados a base de potentes equipos informáticos de los centros de cálculo de las entidades, permitía descartar una equivocación humana o un simple redondeo para explicar esta situación: todo apuntaba a una manipulación de los programas informáticos. La estimación, a groso modo, que hicimos podía suponer el fraude de miles de millones (de las antiguas pesetas) a los clientes.
Vamos a ver, aunque someramente, en qué consistía el fraude. Anticipo que estos encopetados señores de los bancos se saben todas las mangancias, no hay quien los detenga. El mangoneo empezó en 1990 cuando el Banco de España dejo constancia del imperativo legal de reflejar en las operaciones bancarias el interés real. Se partía del concepto de defender a los clientes de unas prácticas distorsionadas al publicitar unas condiciones que en apariencia eran ventajosas, como un interés nominal bajo, pero en la realidad era sustancialmente más elevado. Toda una picaresca impropia de entidades que su mayor patrimonio debería de ser la confianza. Para soslayar esta situación y dar garantía a los clientes de las entidades financieras de que conocieran el interés real de las operaciones, el Banco de España instauró la TAE (Tasa Anual de Equivalencia). Este dato porcentual venía a simplificar la información transmitida al cliente.
Si en una operación determinada la entidad financiera aplicaba conceptos adicionales de repercusión de gastos, anticipación de cobro de intereses, comisiones y cosas por el estilo, la TAE recogía todos estos conceptos y garantizaba en un solo dato el coste porcentual de la operación. En definitiva, el cliente tenía, de una forma clara y concisa, un referente del coste que asume. Pero esta claridad y trasparencia no convenía a los bancos que entendieron que la TAE era un corsé que les impedía campar a sus anchas aplicando el tipo de interés que les venía en gana. Solución: En lugar de recoger la obligatoriedad de expresar el coste o rendimiento efectivo en los documentos de liquidación de operaciones activas o pasivas alteraron los sistemas informáticos al sustituir los datos reales por otros prefijados con el fin de engañar al cliente. Un robo en toda regla. El tipo de interés aplicado se iba por las nubes pero en el documento de liquidación aparecía otro mucho más bajo. En definitiva, los mangantes tenían los ordenadores trucados con el fin de que el cliente no se asustara que le habían aplicado unos intereses del 40, del 80 o del 400% informando en los documentos de otros muy distintos, ya prefijados, que se adecuaban a la franja autorizada por el Banco de España.
Tan escandaloso era el fraude denunciado como evidente se publicaba en las páginas de La Banca. Se mostraba, con todo lujo de detalles, la manipulación informática aplicada en aquellas liquidaciones que durante tiempo fui recopilando. Parecía mentira un titular de esta índole: Los ordenadores de los bancos están trucados, tanto es así que la Fiscalía Anticorrupción le puso el ojo encima. Me citaron a declarar, y aporte la documentación, original, y todos los cálculos realizados con una calculadora científica; y ante sus ojos, aleatoriamente, se repitieron las comprobaciones. Abrieron, dada la evidencia, un expediente. Resultaba un fraude, un delito ya que existía ánimo de lucro. Se estimaba que podía ascender a una cifra descomunal. Esto ocurría en mayo de 1998. Nos encaminamos sobre otros asuntos pero nunca dejamos de lado el engaño del fraude de los ordenadores.
Unos meses después, en febrero de 1999 volvimos sobre el mismo tema, pero en esta ocasión con algo más concreto. Nos pudimos hacer con la respuesta que el BBV daba por escrito a uno de sus clientes que le había solicitado la concreción, en forma de fórmula matemática, sobre el tipo de interés que aparecía en los documentos de liquidación. Por aquellos misterios de las grandes corporaciones bancarias respondieron a la petición colocándose la soga en el cuello. Así y todo, el BBV tenía sibilinamente estructurado el engaño; si alguno de sus clientes le solicitaba información sobre el cálculo que realiza, tenía una respuesta de apariencia convincente. Para un cliente –como son la inmensa mayoría- no avezado en el tecnicismo de las operaciones financieras, la respuesta dada por el BBV iría a misa. El banco advertía en su escrito que los importes liquidados “se corresponden exactamente con los pactados con Vds. en el contrato de apertura de dicha cuenta corriente” y efectivamente así es. Es más, el BBV también hacía hincapié “que son los mismos que figuran publicados por este banco en la Tabla de Condiciones y Gastos repercutibles a Clientes ante el Banco de España”, lo que era rigurosamente cierto.
Veamos donde está el truco, pues haberlo hay. Me anticipo: la fórmula matemática empleada por el BBV dan siempre el mismo resultado. Manda huevos. Analizado el método de cálculo, a través de la fórmula del BBV, se llega a la convicción de que son un fraude, ya que dan siempre el mismo resultado con independencia de los parámetros introducidos en la operación. Con esta simulación de que todo es correcto, se disuade al cliente que reclama, pero se confirma la intención de engaño por parte del BBV. El banco pretende justificar la apropiación de un dinero que no es suyo a través de la mentira y la confusión por lo que incurría en un delito, ya que existía intención. ¿Delito cometido por un banco?, ¿Eso puede existir? Evidencias no faltaban, el BBV cobraba a sus clientes casi un 100% más de lo permitido utilizando el engaño. Se necesita una cara muy dura como para inventarse una fórmula que plagia a la oficial de Banco de España para robar descaradamente un porrón de millones a los clientes.
Veamos ahora que pasó con el expediente abierto por la Fiscalía Anticorrupción sobre esta mangancia acreditada por un montón de bancos. Todo acabó en Julio de 2000 al recibir un escrito notificando el archivo de las actuaciones. Lacónicamente decía así: “Una vez analizada y valorada la documentación aportada y practicadas las diligencias pertinentes, no ha quedado acreditada la relevancia penal de los hechos, habiéndose acordado el archivo de la misma”. Dicho de otra manera: que los bancos roben, sibilinamente, no es cosa nostra. Según la Fiscalía Anticorrupción la mangancia de alta alcurnia no es delito, pues champagne para todos. No te llames a engaño: Apropiarse de los ajeno, si es un banco, no es delito.
Fuente:  Investiga que algo queda

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se admiten comentarios con datos personales como teléfonos, direcciones o publicidad encubierta

Entrada destacada

PROYECTO EVACUACIÓN MUNDIAL POR EL COMANDO ASHTAR

SOY IBA OLODUMARE, CONOCIDO POR VOSOTROS COMO VUESTRO DIOS  Os digo hijos míos que el final de estos tiempos se aproximan.  Ningú...