El bazar de las caras torcidas
La elite gobernante simula que controla la polarización. El presidente Obama se enreda en una retórica estéril que no impresiona a nadie.
La corrupción, el engaño y la traición en las altas esferas son tan rampantes que la complicidad compartida se ha convertido en la señal de pertenencia. Los ciudadanos más activos niegan la legitimidad de todos los políticos y los rechazan considerando que son “todos corruptos”.
El sistema electoral es un gigantesco bazar de sonrisas torcidas, escandalosas necedades y promesas vacías... incumplidas antes de ser formuladas.
Si los tribunales, el proceso electoral y el Estado policial actúan como un triunvirato al que no puede acceder la vasta mayoría de la ciudadanía estadounidense, el pueblo apelará a otros procedimientos y otras voces para desafiar a la tiranía de la elite y cambiar la situación.
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