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7 de julio de 2016

¿Son necesarios los partidos políticos tal como los conocemos?

La oportunidad de Oro


 ¿Son necesarios los partidos políticos tal como los conocemos?
Remontar el vuelo no es fácil después del trompazo que se está llevado la sociedad civil al desinflarse el globo del Estado del bienestar. Los movimientos sociales, aun sabiendo lo que pretenden, no son capaces de articular concreciones, es mucha la dificultad al partir del cero más absoluto. Es necesario un embrión para que surja nueva vida. Este texto es una aportación en pos de este embrión, que al desarrollarse de alas para remontar otra vez el vuelo. Se trata de una variante conceptual de las redes sociales, tan al uso, que con los instrumentos a disposición se puede plantear la democracia totalmente al revés de cómo se ha aplicado hasta ahora. El principio es invariable: la democracia solo se puede alterar, modificar, o transformar en más democracia. En este principio se sustenta Community.
Este esbozo de idea precisa, inexorablemente, de tú aportación que con entusiasmo y ingenio le proporcione la forma. Dicho eso entremos en cuestión, digamos que es un prototipo que no pretende ningún anhelo ortodoxo, tan sólo aspira a poner de manifiesto que algo se puede hacer, para cuanto menos frenar el gran deterioro disimulado del basamento ético de las instituciones del Estado que llevan a la sociedad civil a la ruina por la persistencia de políticos y poderosos de poner el carro delante del caballo. El poder económico y financiero por delante de la ciudadanía y el sentido común. Los gobiernos de toda índole, por activa o por pasiva, permitieron que el poder de los bancos y las multinacionales se desarrollara a sus anchas sin limitación ni tasa alguna. A todo ello se añadieron las incomprensibles triquiñuelas del sistema capitalista que llegó a la perfección de la codicia entronizado por el sistema monetarista del dólar. La amalgama, cuando eclosiona succionando parasitariamente la savia del sistema democrático. Las artimañas del capitalismo se sustentaron en la ignorancia y la falta de información. De ahí viene el repertorio de despropósitos que, durante la larga representación teatral, se vuelca implacablemente sobre la ciudadanía y lleva todo al traste.
Veamos en síntesis el asunto que nos trae. Hasta ahora, unos que llamaremos “políticos” fundaban, refundaban o daban continuidad a una asociación que llamaremos “partido”. A través de sus ideas políticas concurren a unas elecciones con un propósito de actuación que llamaremos “programa”. No hace falta extenderse demasiado en lo que todo el mundo conoce, tan sólo es una referencia de que unos pocos acaparan todo el poder y se monta un circo con la apariencia de que los ciudadanos al votar han delegado su voluntad en aquellos que se van a partir el pecho por los demás. La auténtica democracia está en las antípodas de la que se ha aplicado, a través de los espabilados, que nos hicieron creer que es representativa y que todo lo hacen por nuestro bien.
¿No sería más democrático que las propuestas las elaborara el pueblo, de forma consensuada, y los partidos políticos se vieran obligados a escoger entre ese abanico de proposiciones, aquellas que más sintonicen con su ideario y formaran con ellas su “programa”? Cien años atrás no era posible, hoy no hace falta extenderse en ello cuando las comunicaciones han avanzado en un desarrollo tecnológico que deja la papeleta de voto como un asunto medieval. Entremos en materia aunque todo se aguante con pinzas. Community sería un foro donde se debatirían 100 propuestas para un Mundo Mejor. El invento no tiene mayor pretensión que crear un foro con la intención de que los jóvenes, y no tan jóvenes, todos los electores, que pululan por Internet se interesen por la política y entre todos poder dar forma a 100 propuestas que regeneraran la vida política, las relaciones laborales, la fiscalidad, el medio ambiente y todo en general que sirviera para construir un mundo más justo y equitativo.
Puede haber múltiples variantes, pero para empezar una: Se trata que cada uno, de forma individual o colectiva formule una propuesta que se estructura bajo unos parámetros. La propuesta tiene que ser clara y concisa y no superar las ciento cincuenta palabras. A cada propuesta se le asignaba automáticamente un número y asociado a este, un texto que argumenta y sostiene la propuesta en menos de dos folios. Las propuestas se individualizaban y cada individuo que la suscribe una tiene que buscar entre los que acuden al foro los apoyos necesarios para superar el trámite de la fase preparatoria. Son necesarios cien individuos (es a título de ejemplo la cantidad puede ser la que se acuerde) que apoyen la propuesta, que a veces necesitará de correcciones o ampliaciones que se añadían en letra cursiva al texto inicial para poder acceder al Hall de la Fama donde se incluían las 100 mejores propuestas subdivididas en capítulos (Enseñanza, Justicia, Medio Ambiente, ..).
En este estadio los impulsores de una propuesta competirán con otros, unas veces con argumentación a su favor y otras con pactos que establecían apoyos para situar en un ranking de las 10 mejores. En el fondo, de lo que se trata es de establecer prioridades de actuación sobre las propuestas que interesen al colectivo, quedando rezagadas aquellas que carecen del favor popular. Con este formato y con reglas adicionales, que sobre la marcha se pueden ir introduciendo, se puede llegar a  un acalorado debate de lo que más puede interesar al país, propuesto por aquellos a los que se les acusa de no interesarse por nada concreto que no fuera la protesta sistemática o el desinterés generalizado.
Un ejemplo de propuesta puede ser la siguiente, que desmonta a la estructura del Estado los paraísos fiscales al proponer un registro público de los ingresos (no lo que se declara sino lo que se ingresa en las arcas del Erario público) de las grandes empresas.
“Propuesta 1247ª IMPUESTOS CLAROS, ESTABLES, COMPRENSIBLES Y EQUITATIVOS,- Los impuestos habrán de configurarse de modo claro y sistemático, haciéndolos comprensibles para el común de los ciudadanos. Las tarifas deben ser estables en el tiempo. Se modificara el Impuesto de Sociedades para que la base sobre la que tributa coincida con el beneficio contable real de las empresas. Se potenciará el seguimiento fiscal de las grandes empresas y se expondrá un registro público entre los resultados obtenidos y la cuantía que realmente ha ingresado como impuesto la Hacienda Pública. El Congreso de los Diputados modificara la ley fiscal que tiende al camino fácil de los impuestos indirectos donde pobres y ricos pagan la misma tasa. La Administración fiscal debe poner todos los medios de atención y consulta para que los contribuyentes cumplan sus obligaciones sin la necesidad de recurrir a asesores o especialistas”.
Tan sólo una propuesta de este asunto puede dar lugar a miles de entradas de internautas que aportan información vinculante de las grandes empresas que prácticamente, por las exenciones fiscales, no pagan un euro sobre unos beneficios descomunales. También habra aquellos que con un salario de subsistencia reciban de Hacienda una liquidación complementaria que aún le rapiñaba el sueldo de un mes. Todo esto te lo podías encontrar en un lugar del foro llamado el Buzón de las Verdades donde podías colgar la prueba documental de tu verdad.
Otro ejemplo de propuesta puede ser esta:
“Propuesta 912ª CRECIMIENTO CERO EN COMBUSTIBLES FOSILES.- El Gobierno elaborará un nuevo y definitivo Plan Estratégico con un compromiso de crecimiento cero en la utilización de combustibles de origen fósil como el petróleo, el carbón y el gas natural. Las nuevas demandas deberán atenderse con energías alternativas. El Gobierno obligará a las petroleras que en los puntos de servicio los usuarios puedan disponer de carburante de combustión limpia como pueden ser los biocarburantes y el biodiesel”.
Esta propuesta puede llegar hasta lo más alto después que sus impulsores tuvieran que batallar lo suyo y finalmente unir esfuerzos con otro grupo que añadió en letra cursiva su predicamento.
La democracia en los últimos cien años ha evolucionado por la autopista de la comunicación por la que viajaban los elegidos, los electores continúan caminando por el camino de las piedras. Desde el invento de la televisión y la transmisión en masa de consignas, mensajes y mentiras de la propaganda política que prometía lo que hiciera falta para cumplir lo que les diera la gana se ha instaurado como una democracia al uso y costumbre. Los partidos políticos gastan más tiempo durante la campaña electoral en descalificar al adversario que en establecer un programa de gobierno. El contrato que habían suscrito con los electores de desarrollar el programa político que habían mencionado de soslayo se diluye entre tanta bronca y queda en agua de borrajas. En nada, al final de la legislatura nadie les pedía cuentas y todo se reduce a más propaganda y más descalificaciones de los adversarios en una cada vez más costosa campaña electoral.
Community, es más democracia. Los ciudadanos elaboran las propuestas que entre la población se consensuan, es decir aquellas de exclusivo interés general. Los lobbys y los políticos quedan concernidos en un ámbito reducido de actuación. El voto dejaría de ser un acto de fe en que un grupúsculo de políticos profesionales se hartan de hacer promesas que ni tan siquiera piensan cumplir. La importancia suprema que se le otorga al político y el partido se resitúa. El “programa” lo confeccionan los ciudadanos. Los ciudadanos de derechas impulsaran propuestas conservadoras y los de izquierda tendrán un matiz progresista. El político y el partido tienen que escoger, entre las 100 propuestas, aquellas que sintonicen con su ideario y llevarlas a buen puerto por lo que el cumplimiento le suma puntos y lo contrario le resta. Llegado a un reiterativo inclumplimiento ya no se puede volver a presentar a las elecciones. Han perdido los puntos que les permitía conducir. El “político” continuará siendo político pero estará adosado al cumplimiento de un “programa”. Veríamos si entonces estarían más preocupados de las elecciones o de cumplir con su trabajo. Es evidente, que las 100 propuestas no se pueden convertir en la carta a los reyes magos y se tendría que establecer una fórmula que actuara como filtro y evaluara su coste para no entrar en una quimera que alejara a los ciudadanos de la realidad.
Veamos ahora que alternativas hay. El uso espurio de la democracia, está visto que, mantiene al ciudadano distanciado del poder. Se supone que el acto de votar le transforma como el auténtico soberano, pero lo es tan sólo por un instante. Cuando el elector vota realiza simultáneamente dos actos: uno instantáneo y otro espaciado en el tiempo. El acto instantáneo corresponde con la democracia electoral que cambia o confirma un gobierno. El espaciado en el tiempo corresponde con la democracia representativa que elige a unos representantes para que actúen en su nombre, en el ámbito del poder, durante un determinado periodo de tiempo. Es en esta delegación de voto donde la democracia al uso hace aguas. Los partidos políticos se desentienden de su compromiso con los electores y no hay nadie que les de el alto. Sus reducidas camarillas de la cúpula se hacen dueños de los votos que a su conveniencia trafican con el poder económico. No hace falta que me extienda en lo que ha llevado esta confraternización en la que millones de personas se ven desamparadas por un Estado – nación que ha ido menguando a favor de los señores del dinero.
Al día de hoy se puede estar plenamente convencido que esta clase de democracia ha llegado a su fin. Se debe de transformar para llenar de contenido los derechos de participación política. Community es tan solo una idea que pretende mejorar la calidad de nuestra democracia. La realidad de la calle nos demuestra que el descontrol económico y en consecuencia la falta de credibilidad en la clase política desestabiliza la única forma fiable de auto organizarse como es la democracia que a bien seguro que tiene mucho que mejorar.
No debe de ser fácil encontrar soluciones que no sean utópicas, el mundo está lleno de filósofos, pensadores, politólogos, y mentes privilegiadas que no han encontrado una pócima mágica de hacer más participativa la democracia. También puede ser porque nunca nos hemos visto en una situación como esta. Se podría decir que la necesidad obliga. Si nos preguntamos ¿Qué entendemos por democracia? Así de sopetón, lo primero que se nos viene a la cabeza entre varias respuestas, casi todas podían coincidir, que “Vivir en democracia es vivir y dejar vivir a los demás en paz y libertad”. También que los muchos defectos que nuestra democracia pudiera tener sólo podrían ser corregidos con una receta única: más democracia.
El sistema de referencia tradicional utilizado por los políticos de la antigüedad clásica definieron los tres tipos primarios de sociedades políticas: Monarquía, cuando el predicado de mandar, gobernar o detectar la soberanía lo posee uno. Aristocracia cuando la oligarquía la detectan algunos. Y la Republica también llamada Democracia, cuando se extiende a todos. La democracia no es unívoca, al menos en cuanto a los métodos o canales de desarrollo práctico. A efecto de obtener la autoorganización del pueblo hay tres modelos donde elegir. 1) Democracia asamblearia, que con esta definición está todo dicho. 2) Democracia orgánica: a través de órganos socialmente establecidos de la sociedad civil que pertenece el ciudadano. El individuo no pertenece por si mismo, sino a través de su familia, consejos de fábrica, municipios .. , a la sociedad política. 3) Democracia inorgánica: a través de partidos políticos, organismos instituidos para que el individuo pueda participar en la política común. Los partidos políticos son  insustituibles y el método inorgánico irremplazable.
Los diputados de un partido político elegidos por el pueblo tienen que acatar la disciplina de las consignas de la cúpula del partido que lleva, a lo que ya hemos dicho aquí, que las decisiones se toman entre una camarilla con intereses que no se pueden explicar y muchas veces presionada por el poder económico hace tambalear la democracia por una devoradora partitocracia con sus listas cerradas y bloqueadas. Es ahí donde radica el problema y nos tenemos que centrar en tratar de resolver esta vía de agua que acabará hundiendo el barco. Si la poliarquía, el gobierno de muchos, es pura entelequia las democracias que acogen en sus decisiones políticas las normas de la mayoría, y al equilibrio electoral de las mayorías minoritarias, cuya regla de oro es el respeto a las minorías y el reconocimiento de la posibilidad de que esas minorías puedan llegar a ser mayorías, es un cuento chino dadas las condiciones que imponen los grandes partidos con grandes campañas propagandísticas. El sistema, a los minoritarios los convierte en residuales.
Este es el endemoniado asunto de la democracia inorgánica capitaneada por los partidos políticos que tienen como norte que todo es factible de modificar, de ahí la fábrica de leyes del legislativo, pero el sistema que los encumbra, protege y desarrolla se da por hecho que está en la cumbre y ha tocado el cielo en plena perfección. Ha llegado al no va más. El título de demócrata es la expresión de orgullo y pureza política más elevado. Aparentando demócrata lo demás se da por añadidura, y lo que no se dé, por desvío o error, será en todo caso disculpable. La condición de demócrata parece asegurar al que hace profesión de la garantía de persona en principio irreprochable en la vida pública. Cualquier insinuación de falta de democracia en el sistema es tachada al unísono y clasificada como antisistema y ya te puedes poner bajo tierra porque caen chuzos de punta. Así y todo, aquí nos vamos a exprimir la masa gris para encontrar el indicio hacía una solución.
Desde el invento de la televisión la política es mediática, nos hemos ido creyendo lo que nos decían los medios de comunicación al servicio de poder económico y de la clase política. Mientras se ha ido deteriorando la situación nos la han vendido como un sarampión pasajero, pero ahora que nos hemos estamos pegado el batacazo ya no hay forma de ocultar la influencia en nuestras vidas del poder económico. Ha estado agazapado detrás de las decisiones políticas suplantando la soberanía popular. Si la televisión fue el invento de los elegidos, Internet es el de los electores. Todo evoluciona y la democracia tiene que evolucionar también.
Imaginaros por un momento, que 100 Propuestas para un Mundo Mejor participan todos aquellos ciudadanos que tienen la capacidad legal de voto, no sería difícil mantener segura la identificación con la firma digital. Cada partido político podría incorporar a su propio programa aquellas propuestas del ranking que más se ajusten a su ideología. La condición para poder asumirlas es un contrato, el compromiso de pasar cuentas durante la legislatura conforme progresa en su materialización la propuesta incorporada. El resultado de su gestión acabada la legislatura lo determinara un Tribunal de Sabios, dependiendo de la reincidencia en el incumplimiento de las propuestas limitaría su participación en las contiendas electorales. No es aquí y ahora, el momento de debatir los pormenores de esta idea embrionaria pero si de introducir el concepto, como ya se ha dicho, de que la tecnología de comunicación actual no es la hace cien años. El acto instantáneo de democracia electoral que cambia o confirma un gobierno puede permanecer intacto, pero la delegación de voto espaciado en el tiempo de la democracia representativa se tiene que acabar tal como está configurado, dando paso a un control más efectivo. No es suficiente el control de la oposición al gobierno cuando unos y otros han perdido la confianza de una buena parte de la ciudadanía.
Hoy por hoy se parte de una ventaja, tiempo atrás se intuía que el capitalismo iba desbocado sin que nuestros gobernantes tuvieran un efectivo control al haber cedido el mando de la economía a poderosas organizaciones capitalistas que obsesionados por el beneficio inmediato han llevado todo al traste. Es evidente que no partimos de hipótesis sino de lamentables hechos reales, esta es nuestra ventaja. Todo esto no hubiera pasado si el sistema dispusiera de las instituciones de control efectivas. No podemos permitir que venga otra vez el lobo y se coma a placer todas las ovejas. Es del todo necesario introducir una democracia participativa y ejercer un equilibrio de poder para que el lobo no se indigeste de ovejas. No exigimos nada que no nos corresponda: vivir en paz. En teoría, la oposición tendría que controlar al Gobierno desde el Congreso de los Diputados, pero en realidad todos han ido a comer al mismo restaurante del señor capital que en base a una dieta hipocalórica en favores cada día los partidos políticos se han ido pareciendo más entre sí, en una clonación que los diferencia de la gente de la calle. Community puede ser una solución. La democracia representativa ha muerto, ella sola se mató, La democracia participativa puede tomar el relevo mientras el mundo continúa girando.
Sin mayor pretensión, esta idea embrionaria es una modesta aportación para despejar la inmensa bóveda de silencio levantada sobre nuestras cabezas por ese poder del dinero que todo lo invade, todo lo cubre y todo lo condiciona. No obstante, la declaración de independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1776 tenía como meta “la persecución de la felicidad …”. Se feliz. Pero ¿Podías hacer algo? ¿Hay por ahí algún informático? ¿Algún sabio de los ordenadores que pueda hacer un software y colgarlo en la red? Todo tuyo

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