Estos son avances de una película de terror que ya vimos hace diez años. Pese a que a principios de 2018 se hablaba de una economía estadounidense fuerte, con el desempleo a la baja y con índices accionarios en máximos históricos, se acumulan las señales de que la economía norteamericana está más cerca de una recesión que de un crecimiento vigoroso. Aquí algunas de las más importantes:
Caída de los precios del petróleo. El 20 de noviembre, el precio del barril WTI de petróleo cayó a 53.12 dólares por barril, mientras que el Brent está en 60.64 dólares. Estos niveles son los peores desde septiembre de 2015.
Como sabemos, cuando la economía crece, la demanda por energía (hidrocarburos) sube y el precio del barril de petróleo aumenta. Esta caída continua en el petróleo nos indica que la demanda va a la baja y puede haber un exceso de inventario, por lo que el barril se tiene que vender más barato.
Enfriamiento del mercado hipotecario. Una encuesta en EU reveló que solo el 13% de los estadounidenses planea comprar una casa el próximo año. Hace 12 meses era un 26% el que tenía intenciones de adquirir una vivienda. Esto causa que haya más casas deshabitadas porque los consumidores no ven buenas condiciones en su economía para asumir una deuda a largo plazo, como una hipoteca.
Al igual que en el petróleo, los inventarios de casas aumentan y, por ende, el precio de las casas baja. California, un mercado muy dinámico en bienes raíces, ve que los precios se deprimen a niveles de 2008, después de que estalló la burbuja de hipotecas.
Consumo menguante. Si las familias no cuentan con recursos para comprar una vivienda, el consumo en otros bienes también cae. Y los centros comerciales ya lo están resintiendo al grado de que los dueños de estos establecimientos están entregando las llaves de las propiedades a los bancos, debido a que no pueden pagar los créditos, según un reportaje de Bloomberg.
Después de que la icónica cadena de tiendas departamentales Sears se declarara en quiebra en EU en octubre pasado, otros establecimientos mercantiles podrían seguir su paso en los próximos meses, y eso significa menos locales ocupados en los centros comerciales hasta que cierran, y se vuelve un problema para los inversionistas que tienen su dinero en estos activos.
El problema de descoupación de los centros comerciales se agrava en el vecino del norte a causa del auge que viven Amazon y el comercio electrónico.
Inversionistas más nerviosos. Y, a propósito de inversores preocupados, una encuesta de Bank of America indica que 44% de los gestores de fondos esperan que el crecimiento mundial se desacelere en el próximo año. Esta es la peor perspectiva desde noviembre de 2008.
Además, como también comentamos aquí la semana pasada, el 54% anticipa una desaceleración del crecimiento chino en 2019, la previsión más pesimista en más de 2 años.
Empleos precarios y menor ahorro. Un estudio hecho por una ONG basada en Washington DC señaló que el 62% de los empleos en Estados Unidos tienen salarios que no pueden sustentar un estilo de vida de clase media, por lo que muchas personas tienen otra actividad económica para completar sus ingresos.
Por otra parte, la mayoría de los estadounidenses apenas tienen un colchón financiero. Según una encuesta reciente, el 58% de la población tiene menos de 1,000 dólares en ahorros.
El próximo ‘Lehman Brothers’. En 2008, este banco se declaró en quiebra y fue cuando se empezó a hablar en todo el mundo de crisis financiera. Esta vez, la próxima gran bancarrota puede no venir de un banco, sino de otro gigante emproblemado con las deudas. Hablamos de General Electric, una de las compañías emblemáticas de Estados Unidos.
De acuerdo con ZeroHedge, los bonos de GE han sido excluidos del mercado de deuda porque ya son considerados como “basura”, debido a su apalancada situación. Ni siquiera los planes del actual CEO, que anunció que venderán varios activos, han tranquilizado a los inversionistas.
Y la próxima gran (y definitiva) señal de la recesión vendrá cuando explote la burbuja de la deuda corporativa en Estados Unidos. Actualmente, la deuda de las empresas asciende a 45% del PIB de EU, una proporción mucho más grande que la burbuja de las puntocom en 2001 o de las hipotecas basura en 2008. Mientras la Reserva Federal de EU continúe las alzas de tasas, la burbuja estará mucho más cerca de reventar.
“La caída de los precios y aumento de los rendimientos de los bonos corporativos provocarán que las recompras de acciones se detengan, lo que también hará estallar la burbuja del mercado de valores, creando una espiral descendente”, advierte Jesse Colombo, analista de Real Investment Advice, en un artículo.
La intervención de los bancos centrales para mantener el dinero artificialmente barato tendrá serias consecuencias. Lo que ayer parecía una solución, es el problema de hoy.
México y emergentes se llevarán la peor parte: La peor parte sin embargo, se la llevarán economías emergentes, como la mexicana, tan atada el ciclo económico de EU. Por desgracia, si y cuando nuestros vecinos caigan en recesión, será cuestión de meses para que la crisis golpee con todo a nuestro país, y si el gobierno entrante de AMLO quisiera “estimular” la economía por medio de gasto público, será todavía peor.
La débil condición de las finanzas públicas de México que deja Enrique Peña Nieto, no da margen para echar mano del gasto público, por lo que no quedará de otra que -como siempre- apretarse el cinturón, o pagar todos los “pecados” financieros de nuestros gobernantes, mucho más caros.
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