Los oficiales defienden la implantación de nuevas directrices porque “las incursiones pueden ser un riesgo para la seguridad” militar
El incremento en los avistamientos de objetos voladores no identificados (ovnis) en zonas controladas por el Ejército estadounidense ha llevado a la Armada a establecer un nuevo protocolo de acción. Hasta ahora era común que este tipo de "incursiones" fueran ignoradas y, cuando un oficial dejaba registro, no se hacía un seguimiento ni una investigación exhaustiva. Las autoridades aún están trabajando en el borrador que establecerá las nuevas directrices que deberán obedecer los pilotos y otros profesionales cuando vean "fenómenos aéreos inexplicables", como los llaman los militares. Desde que se supo hace un par de años que el Gobierno de Estados Unidos financió un programa secreto para investigar ovnis entre 2007 y 2012, el interés de los congresistas por acceder a información más detallada al respecto también ha aumentando.
"Ha habido varios informes de aeronaves no autorizadas o no identificadas que han entrado en nuestro espacio aéreo en los últimos años", explicó la Armada a través de una declaración al periódico digital Político. También explicaron que han recibido varias solicitudes de información de congresistas. por lo que los funcionarios han tenido que entregar informes elaborados por altos funcionarios de inteligencia naval y por pilotos que advertían de los peligros: "Por razones de seguridad y protección, la Armada toma estos informes muy en serio e investigan todos y cada uno de los informes”. La aparición de ovnis ocurre “varias veces por mes”, dijo Joseph Gradisher, portavoz de una de las oficinas de la Armada a The Washington Post.
La Armada ha recibido críticas por prestar relativamente poca atención al fenómeno de los objetos voladores “inexplicables” y por alentar una cultura en la que el personal cree que hablar de ello podría perjudicar su carrera. Chris Mellon, exdirector de personal del Comité de Inteligencia del Senado, dijo al Post que el protocolo actual consiste en que si aparecen anomalías deben ignorarse en vez de explorarse. “En muchos casos [el personal militar] no sabe qué hacer con esa información, como los datos satelitales. Ellos ignoran [los datos] porque no es un avión o un misil tradicional”. Es precisamente para evitar este tipo de situaciones por lo que la Armada propone actualizar y formalizar el proceso de información sobre incursiones sospechosas.
La nueva inquietud afloró en 2017, cuando The New York Times publicó que el Gobierno estadounidense había gastado decenas de millones de dólares del presupuesto del Departamento de Defensa entre 2007 y 2012 en un programa secreto para investigar ovnis. El Pentágono reconocería posteriormente la existencia del Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales. En uno de los vídeos a los que tuvo acceso el Times se veía a un objeto avistado en San Diego (California) que volaba contra vientos de más de 200 kilómetros por hora. Lo habían detectado los pilotos de dos aviones de combate F/A-18 Super Hornet de la Armada, que no daban crédito a lo que veían.
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