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11 de enero de 2018


La historia secreta de L’Oréal



Dedicado a la memoria de Marx Dormoy, Victor Basch, Jean Zay, Georges Mandel y Jean Moulin
En un breve comunicado dado a conocer en la noche del 3 de febrero de 2004, el gigante de la cosmética L’Oréal anunciaba la reestructuración de su capital [1]. 
La familia Bettencourt y el grupo Nestlé, hasta ahora mayoritarios en L’Oréal a través del holding de control Gasparal, pasarán a tener la propiedad directa. 
Este acto de malabarismo viene acompañado de un compromiso de conservación de títulos, lo que permitirá a la familia Bettencourt obtener una reducción del 50% del valor a tener en cuenta en el cálculo del pago del impuesto sobre la fortuna (ISF). 
La familia Bettencourt ni siquiera tendrá que pagar los gastos correspondientes a la transacción gracias a las nuevas disposiciones introducidas, especialmente para este caso, en la «ley para la iniciativa económica» del 1º de agosto de 2003 [2].
El valor estimado del gigante L’Oréal se eleva actualmente a 43 600 millones de dólares. La familia Bettencourt posee 11 990 millones; Nestlé posee 11 500 y los 20 110 millones restantes se mantienen flotando en la bolsa. 
En 2002, la fortuna personal de Liliane Bettencourt, heredera del fundador de L’Oréal, estaba estimada en 17 200 millones de euros, lo cual la convierte en la persona más rica de Francia.

Una empresa que pretende comprar la República

En 1907, Eugene Schueller, un pequeño empresario, crea l’Oréal. Posteriormente, en 1928, absorbe Monsavon y más tarde las pinturas Valentine, los champús Dop y la revista Votre Beauté. Inclinándose poco a poco hacia la derecha más extrema, Schueller se da a conocer a través de sus teorías económicas sobre el «salario proporcional». 
Segun Schueller, en una sociedad liberada del capitalismo liberal y de los sindicatos, los obreros cobrarían un triple salario: un salario correspondiente a su actividad, un salario familiar calculado en función de la cantidad de hijos y un salario correspondiente a su productividad.
El 6 de febrero de 1934, en reacción a un gran escándalo político-financiero, las ligas de veteranos de la Primera Guerra Mundial realizan una manifestación ante la Cámara de Diputados, en París, para exigir la renuncia del gobierno de Daladier. Bajo la instigación de los fascistas, la manifestación se convierte en insurrección y trata de derrocar la República para poner en el poder al coronel de La Rocque, quien se niega a aceptar el papel que tratan de hacerle asumir.
Diversos enfrentamientos se producen durante las semanas posteriores, incluyendo un intento de linchamiento contra Leon Blum vinculado al entierro de un historiador favorable a la monarquía, lo cual lleva al gobierno a decretar, el 18 de junio, la disolución de las ligas de veteranos. 
Un grupo de militantes fascistas, en su mayoría provenientes de la 17ª sección de la organización conocida como “Les Camelots du roi”, rompe con el filósofo monárquico Charles Maurras y decide pasar a la clandestinidad. 
Estos elementos fundan entonces la Organización Secreta de Acción Revolucionaria Nacional (OSARN) que reúne, alrededor de Eugene Deloncle, a individuos como Aristide Corre, Jean Filliol y Jacques Correze, a los que rápidamente se unen Gabriel Jeantet, Francois Metenier y el doctor Henri Martin.
Amigo íntimo de Eugene Deloncle, Eugene Schueller pone sus propios medios personales a la disposición del complot. 
Varias reuniones del equipo dirigente tienen lugar en la oficina de Schueller en la sede de L’Oréal.
Un grupo de jóvenes residentes en el internado de los padres maristas (en el número 104, de la calle de Vaugirard, en París), se relaciona con los jefes del complot y se suma a algunas de sus acciones, aunque sin pasar por ello a formar parte de la OSARN. 
Entre ellos se encuentran Pierre Guillain de Benouville, Claude Roy, André Bettencourt y Francois Mitterrand. 
Robert Mitterrand, hermano de Francois, se casa con la sobrina de Eugene Deloncle.

Fracasos y división con trasfondo de antisemitismo

En un año y medio, la OSARN formaliza sus relaciones con el gobierno de Benito Mussolini, en Italia, y más tarde con el de Adolf Hitler, en Alemania. Actuando a favor de estos últimos, la OSARN introduce en España cargamentos de armas destinados a Francisco Franco y elimina refugiados políticos en Francia. Obtiene a cambio un considerable apoyo financiero y logístico. 
En la noche del 15 al 16 de noviembre de 1937 intenta realizar un golpe de Estado que termina en fracaso. Al día siguiente y durante las semanas posteriores, el complot sale a la luz. 
Una serie de registros dan como resultado el descubrimiento de alijos de armas a través de todo el país. 
Se trata de cientos de metralletas, de miles de fusiles y uniformes, de decenas de miles de granadas, de cientos de miles de municiones, todo proveniente de Italia y de Alemania.
El presidente del Consejo, Edouard Daladier, frena la investigación cuando se descubre que la OSARN dispone de redes entre los oficiales superiores e incluso en el seno del Estado Mayor. El problema es que parece imposible acabar con la organización sin descabezar el ejército francés en el preciso momento en que se perfila la amenaza de guerra. 
Pero Daladier está en un error, ya que la Segunda Guerra Mundial se convierte en realidad y Francia capitula.
Algunos miembros de La Cagoule, los pocos que se oponen a la dominación extranjera sobre Francia, se unen a De Gaulle. 
Pero los demás, que son mayoría en el seno de esa organización, se regocijan por la victoria del fascismo y colaboran activamente con la ocupación nazi. En septiembre de 1940, Eugene Deloncle y Eugene Schueller crean el Movimiento Social Revolucionario (cuyas siglas, MSR, se pronuncian en francés como la frase «ama y sirve») con el apoyo del embajador de Reich en Francia, Otto Abetz, y la aprobación del jefe de la Gestapo, Reinhardt Heydrich. Las reuniones de la dirección del MSR se desarrollan en la sede de L’Oréal (número 14 de la calle Royale, en París).
El programa de la organización indica: «Queremos construir la nueva Europa en cooperación con la Alemania nacional-socialista y con todas las demás naciones europeas liberadas como ella del capitalismo liberal, del judaísmo, del bolchevismo y de la masonería (…) regenerar racialmente a Francia y a los franceses (…) dar a los judíos que sean conservados en Francia un estatus severo que les impida contaminar a nuestra raza (…) crear una economía socialista (…) que garantice una justa distribución de los productos haciendo aumentar los salarios al mismo tiempo que la producción».
Como primera expresión de la aplicación de ese programa, Deloncle organiza la voladura de 7 sinagogas parisinas, en la noche del 2 al 3 de octubre de 1941.
Al mismo tiempo y con la ayuda del SS Theo Dannecker, representante de Adolf Eichmann, se crea una organización dentro de la organización. Designada como la Comunidad Francesa, su misión consiste en «liberar completamente (Francia) de los fermentos de corrupción que son los judíos y los masones». Este grupo secreto organiza la expoliación de los judíos, a menudo en provecho de sus propios miembros. 
Entre ellos se encuentran el ya mencionado Jacques Correze y Jean Filliol, el asesino miembro de «La Capucha».
«Guillemot et Delamotte», editores en París
Adolf Hitler y Eugene Schueller forman parte de su catálogo.
Mientras tanto el joven André Bettencourt se convierte en el jefe francés de la PropagandaStaffel, bajo la triple tutela del ministro nazi de la Propaganda, Joseph Goebbels, de la Wehrmacht y de la Gestapo. Bettencourt controla todas las publicaciones francesas, ya sean colaboracionistas o nazis. 
Dirige personalmente La Terre française, publicación explícitamente nazi destinada a las familias rurales y que aboga por la reeducación de los intelectuales decadentes mediante el regreso forzoso a «la tierra que no miente». 
En esa publicación emplea Bettencourt al agrónomo René Dumont. 
Por otra parte, Bettencourt ofrece regularmente a Schueller las columnas de los diarios que se encuentran bajo su control.

La solución Bettencourt

El 15 de febrero de 1941, a pedido de las SS, el MSR de Deloncle se fusiona con el Reagrupamiento Nacional Popular (Rassemblement national populaire, RNP) de Marcel Deat. 
El dueño de L’Oréal, Eugene Schueller, se convierte en la personalidad económica de referencia. 
Su libro La Révolution de l’économie se clasifica entre los títulos de referencia del fascismo francés.
El 15 de junio de 1941, en su discurso ante el congreso de la organización en el parisino Palais de la Mutualité, Schueller llama a «una revolución preliminar a la vez de depuración y de corrección» que tendrá que «ser obligatoriamente sangrienta. Consistirá simplemente en fusilar rápidamente a 50 o 100 grandes personajes».
El 22 de junio de 1941, el Reich ataca la Unión Soviética. Deloncle y Schueller deciden crear entonces la Legión de Voluntarios Franceses (LVF), que luchará contra el bolchevismo en el Frente del Este, y la ponen bajo el mando de Jacques Correze. 
Todos los miembros de la LVF juran fidelidad al Fuhrer.
Deloncle y Schueller tratan de utilizar esa poderosa formación armada para eliminar a su adversario político Pierre Laval así como a su aliado, aunque también rival, Marcel Deat. 
El 27 de agosto de 1941, aprovechando la ceremonia organizada en ocasión de la partida de un contingente de la LVF enviado al frente de Rusia, Deloncle y Schueller organizan un doble atentado en el que Laval y Deat resultan heridos.
El 20 de diciembre de 1941, André Bettencourt, perfectamente al tanto de los debates que tienen lugar en Berlín, escribe en el editorial de Navidad de La Terre française: «Un día, treinta años más tarde, los judíos creerían sin embargo haber ganado la partida. Habían logrado capturar a Jesús y lo habían crucificado. Frotándose las manos exclamaron entonces: «Que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos». 
Bien saben ustedes de qué manera ha caído y sigue cayendo aun. Lo estipulado en el libro eterno tiene que cumplirse».
En efecto, días más tarde, la Conferencia de Wansee decide poner en práctica la «solución final». Millones de personas serán exterminadas en el mayor secreto.
Como resultado de los enfrentamientos internos que se producen en el seno del movimiento nazi francés, es en definitiva Deloncle quien cae en desgracia. Eugene Schuller corre entonces a la embajada del Reich para dejar constancia de su separación del que hasta entonces había sido su amigo. 
La entrevista aparece debidamente consignada en los archivos alemanes.

Entra en escena la OSS

La batalla de Stalingrado da un vuelco al desarrollo de los acontecimientos. El Reich deja de parecer invencible. 
André Bettencourt se acerca entonces a su amigo Francois Mitterrand quien ejerce diversas funciones en Vichy [Ciudad sede del régimen francés de colaboración con el ocupante nazi. NdT.], donde comparte su oficina con Jean Ousset, el responsable del movimiento juvenil de la Legión Francesa de Combatientes [Organización de veteranos creada en 1940 por el régimen de Vichy. NdT.] de Joseph Darnand. 
Supuestamente, ambos se incorporaron entonces a la resistencia francesa en el seno de un Movimiento Nacional de Prisioneros de Guerra y Deportados (MNPGD) cuya actividad fue oficialmente reconocida 40 años después, durante la presidencia del propio Mitterrand, aunque los historiadores albergan todavía hoy numerosas dudas al respecto.
A finales de 1942, Eugene Schueller, ya convertido en uno de los principales accionistas de Nestlé, envía a André Bettencourt a Suiza con la misión de «arianizar» dicha empresa. 
Bettencourt aprovecha sus viajes a Suiza para reunirse con Allen Dulles y con Max Schoop, de los servicios de inteligencia estadounidenses (OSS). 
En 19944, ambos agentes estadounidenses le hacen entrega de 2,5 millones de francos de la época para financiar la red estadounidense en Francia. 
Hoy por hoy se desconoce qué uso que se dio a esa suma.
Eugene Deloncle es asesinado. Pero no por ello cesan los crímenes de los miembros de La Cagoule, ni siquiera después del desembarco de los Aliados en Normandía. El 10 de junio de 1944, Jean Filliol dirige la división SS Das Reich que irrumpe en la pequeña localidad francesa de Oradour-sur-Glane. 
Las tropas masacran allí a 644 habitantes, en condiciones particularmente horribles.

Porque valían la pena...

Al producirse la liberación de Francia, los miembros de La Cagoule que habían seguido a De Gaulle se ocupan de salvar a los miembros de La Cagoule que se habían puesto del lado del régimen de Vichy. 
Gracias al testimonio favorable de André Bettencourt y de Francois Mitterrand, Eugene Schueller sale absuelto porque supuestamente había sido miembro de la resistencia francesa. 
L’Oréal se convierte en refugio seguro de los viejos amigos. 
Francois Mitterrand es contratado como director de la revista Votre Beauté y André Bettencourt se une a la dirección del grupo.
Con la ayuda del Opus Dei, hermandad católica franquista, Henri Deloncle (hermano de Eugene) desarrolla L’Oréal-España, donde da empleo a Jean Filliol. 
Mientras tanto, Jacques Correze se convierte en el gran jefe de L’Oréal en Estados Unidos. En 1950, André Bettencourt se casa con Liliane, hija única de Eugene Schueller.
              André Bettencourt
La oficina de la calle Saint-Dominique que André Bettencourt utilizaba cuando dirigía la PropagandaStaffell se convierte en una de las residencias del Opus Dei mientras que Robert Mitterrand se instala en la calle Dufrenoy, precisamente en el edificio que servirá de sede al Opus Dei en Francia. Este último se encuentra bajo la dirección política de Jean Ousset.
André Bettencourt prosiguió posteriormente una brillante carrera. Como periodista, creó en 1945 el Journal agricole, destinado a los antiguos lectores de La Terre française
Su carrera política lo llevó varias veces a ocupar puestos en el parlamento y el gobierno franceses, lo cual le permitió retomar sus anteriores actividades al convertirse en secretario de Estado para la Información (1954-55), puesto creado en 1948 por su amigo Francois Mitterrand y desde el cual ambos conformaron la prensa francesa contemporánea. 
Francois Mitterrand y André Bettencourt son amigos inseparables, a tal punto que en 1986, cuando el primero –ya para entonces convertido en socialista y presidente de la República Francesa– se ve obligado a “cohabitar” con una Asamblea de derecha, estudia la posibilidad de nombrar a Bettencourt como primer ministro. 
Finalmente se abstiene de hacerlo por temor a revivir los fantasmas del pasado… un pasado que se mantiene presente.
Los elementos utilizados en la redacción de este artículo provienen del archivo personal del autor, de investigaciones financiadas por Michel Sitbon y de documentos amablemente proporcionados por el siempre recordado David Frydman.

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