NUESTRAS CAPAS LUMINOSAS O CUERPOS DE LUZ.

Muy próxima a la piel, se puede apreciar una línea de color azul violáceo, producida por el calor desprendido por el cuerpo y que no pertenece a la energía sutil o de luz; ahora bien, de menor a mayor vibración, las grandes bandas energéticas o capas que componen el cuerpo sutil o de luz, que a su vez contienen otras microcapas más sutiles, son las siguientes:

1. La primera es la más densa y siempre ha sido conocida, por algunas religiones y filosofías, como el doble etérico porque representa un doble energético exacto al cuerpo físico, con el que tiene una gran afinidad vibratoria, es de color amarillo y, puesto que su nivel vibratorio está muy próximo a la materia, puede ser visible para determinadas personas que posean un poco de sensibilidad y entrenamiento; su función es regular la constitución ósea, muscular y epitelial, incluidas las partes profundas de la piel.

También sirve de protección ante las agresiones  externas, adecuándose al medio exterior.

Esta primera capa es más fácil de detectar alrededor de la cabeza, por ser la parte del cuerpo dónde se encuentra el cerebro, máximo consumidor y transformador de la energía vital; en este caso, la conexión con el físico se realiza a través de la nuca, mediante una glándula asociada conocida como la tiroides.

2. La segunda capa es la encargada de regular el sistema circulatorio y la formación de anticuerpos, es de color rojo-anaranjado y coordina todo el proceso de la circulación, que está muy relacionado con el aporte de oxígeno (función del aparato respiratorio)  y lo hace a través de una conexión que se establece en la parte superior del esternón mediante la glándula conocida como timo.

3. La tercera capa regula la aportación de oxígeno a la sangre, es de color azul y se encarga de controlar energéticamente todos los procesos del sistema respiratorio.  La conexión se realiza en el área de la garganta mediante las glándulas suprarrenales.

4. La cuarta capa se encarga de regular todo el sistema nervioso, es de color verde y controla el funcionamiento coherente de todas las funciones anteriores. La conexión tiene lugar en el pubis mediante las glándulas conocidas como gónadas.

5. La quinta capa regula los procesos mentales, ya sean conscientes, inconscientes o subconscientes, permitiendo la entrada de energía mental a todos los órganos del sistema encefálico y aporta el tipo de energía específica necesaria para que se produzcan todos los procesos físicos anteriores, del modo más racional posible.

Aunque en su origen es de color rojo, adquiere enseguida el color rosa, gracias a la proximidad de la séptima capa, que es de color blanco, por la que se ve influenciada. La conexión se realiza desde el entrecejo, a través de la glándula pituitaria o hipófisis.

6. La sexta capa es la capa que refleja las manifestaciones de la personalidad externa del ser humano y es de color variable según las tendencias de la persona y se beneficia o perjudica según la actuación de las otras capas, aclarándose u oscureciéndose.

Está estrechamente relacionada con los procesos mentales regulados por la quinta capa, sobre todo por el consciente, donde radica el libre albedrío, mecanismo sutil que permite la toma de decisiones y delimitar, por tanto, la tendencia espiritual.

El objetivo de esta capa es ir aproximando su color al blanco de la séptima capa, situada al lado para servirle de referencia. La conexión se realiza desde el centro de la frente a través de la glándula pineal o epífisis.

7. La séptima capa es de color blanco y representa la capa de más alta vibración. Su función es la de regular la conexión de todo el ser integral, con la esencia o yo interno y sirve de referencia para las demás capas.

Está íntimamente relacionada con la conciencia o portavoz del espíritu y su conexión con el cuerpo físico tiene lugar en el plexo solar, siendo por tanto, la sede de la intuición, la conciencia, la inspiración o el sexto sentido. No tiene correspondencia glandular y se ubica en una depresión situada en el centro del pecho con forma de antena parabólica.