Gobierno y medios embisten contra la CUP por denunciar las relaciones con Arabia Saudí
¿De qué modo participar en las manifestaciones? La Candidatura d’Unitat Popular (CUP) anunció el 22 de agosto su negativa a compartir la primera fila de la manifestación del día 26 en Barcelona, que recorrerá el Paseo de Gracia y terminará en la Plaza Cataluña, con el monarca Felipe VI y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La consigna de la marcha (“No tinc por. No tengo miedo”) destaca el rechazo a los atentados que perpetró el Estado Islámico en la capital catalana y Cambrils (Tarragona), que se saldaron con 14 muertos y centenares de heridos el 17 de agosto.
La diputada de la CUP, Mireia Boya, señaló, en declaracions recogidas por la Agencia Efe, que la formación independentista se manifestará junto a “la gente y los ciudadanos” pero no –en referencia a Rajoy y Felipe VI- con quienes son “indirectamente” responsables de los atentados, ya que según la activista “financian y ayudan a que Daesh tome más fuerzas; y son los que les dan armas, establecen relaciones comerciales y de amistad”. En las redes sociales, la CUP difundió ayer el mensaje “Les seues guerres, els nostres morts”, con la fotografía de Felipe de Borbón junto al monarca saudí Salman bin Abdulaziz, en enero de 2015.
En declaraciones a Televisión Española, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió del siguiente modo al envite de la CUP: “Son unos radicales, que no tienen las cosas claras en la defensa de la vida y la libertad”. En un sentido similar se expresaba el editorial del diario El País del 21 de agosto, titulado “Frenar a la CUP”. El editorialista calificaba como “declaración de ruptura institucional” y “falta de respeto a las víctimas” la decisión adoptada por la formación anticapitalista sobre su participación en la marcha del día 26. Además, el periódico del Grupo Prisa pidió al gobierno catalán de Junts pel Si una respuesta -para evidenciar que no son “rehenes del extremismo”- a afirmaciones como que el atentado obedece a las “lógicas del capitalismo” o que el rey Felipe de Borbón representa al “imperialismo que ha financiado el terrorismo”.
El editorial del diario conservador ABC, del 21 de agosto, cargó también las tintas contra la Candidatura de Unitat Popular; “Nada se perderá con la ausencia de estos apologistas de la violencia naturista y de otras violencias”, afirmaba el editorialista, que se lamentaba además por la “podrida escala de prioridades (de la CUP), tan tóxica como su aportación a la vida pública de Cataluña”.
Sin embargo, numerosos analistas han destacado las relaciones entre Arabia Saudí y las organizaciones terroristas. Por ejemplo, en marzo de 2016 el periódico Resumen Latinoamericano publicó un articulo de Yair Cybel, productor en Telesur y editor en El Grito del Sur, medio popular de Buenos Aires, titulado de manera elocuente “Arabia Saudí: la sangrienta dictadura que financia al Estado Islámico”. El analista ponía de relieve cómo “numerosos referentes y organismos Internacionales han acusado al gobierno saudí de ser uno de los principales promotores del Estado Islámico o Daesh”. Además de recordar las violaciones de los derechos humanos en el reino árabe (ante el silencio de la llamada comunidad internacional) y del hecho de que se trate de “una de las dictaduras más feroces de Oriente Medio”, Yair Cybel apuntaba las acusaciones de prestar ayuda financiera y logística, así como la venta de armas, a grupos yihadistas que combatían en Siria, Libia e Irak. El texto hace mención, asimismo, a una alianza entre Arabia Saudí y Turquía para “facilitar el acceso del Estado Islámico a las principales ciudades sirias”.
Otros muchos estudiosos han apuntado estas conexiones, como Alain Rodier, director del Centro Francés de Estudios sobre la Inteligencia y experto en terrorismo yihadista. En un articulo publicado por la revista francesa Atlántico, y reproducido por el canal ruso RT en agosto de 2014, el especialista subrayaba que Arabia Saudí “contribuyó a la aparición del Estado Islámico que ahora le amenaza” (se refiere a que los terroristas consideraron posteriormente a la Casa de los Saud una institución corrupta y subordinada a países como Estados Unidos e Israel). Rodier recuerda que la potencia petrolera comenzó a financiar a los grupos yihadistas que en Afganistán combatían, en 1979, a las tropas soviéticas. Lo hicieron junto a Pakistán, agrega, aunque más tarde apoyaron económicamente a otros “radicales” (expresión del analista) que también se enfrentaron a Islamabad. En la entrevista Alain Rodier subraya los factores ideológicos: “Van construyendo mezquitas por todo el mundo islámico para expandir su influencia y oponerse a Teherán; y, anteriormente, a los Hermanos Musulmanes”.
Medios independientes y voces críticas del estado español han recordado esta semana viajes recientes de Felipe VI a Arabia Saudí (enero de 2017), con los políticos, empresas y negocios vinculados a la visita. Pero las conexiones llegan hasta lo que sucede en Marbella como estancia vacacional. Así, la Agencia Efe informó el pasado 11 de agosto del robo de joyas, por valor de un millón de euros, a un príncipe saudí en una villa de Marbella. El periódico El Confidencial hizo públicos algunos detalles de la denuncia interpuesta ante la Policía Nacional por la hija del príncipe: cuatro anillos con diamantes, dos colgantes y un anillo de la firma Bulgari, un reloj de la marca Chopard con diamantes, veinte pendientes de oro, cuatro anillos Cartier y otras cuatro pulseras con diamantes. Otra perspectiva posible es la de los negocios en común. El pasado 27 de julio el Ministerio de Fomento informó de que el tren de alta velocidad (AVE) que la compañía Talgo ha fabricado para conectar las ciudades saudíes de La Meca y Medina, ya alcanza en periodo de pruebas la velocidad de 330 kilómetros por hora (entre Jeddah y Medina).
Puden tomarse infinitos puntos de referencia. El canal ruso Sputnik dio cuenta en diciembre de 2015 de la cena organizada por el monarca saudí, Salman bin Abdulaziz, para rendir homenaje al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón. La visita se produjo en el contexto del desplazamiento de éste a los Emiratos Árabes Unidos, para disfrutar del Gran Premio de Fórmula 1 de Abu Dabi. La agencia Saudi Press, cita Sputnik, organizó “un banquete en honor al rey de España”.
Tres meses antes Amnistía Internacional denunció que Arabia Saudí se situaba en la tercera posición de la ratio de países con mayor ejecuciones por pena de muerte, tras China e Irán. Así, entre enero de 1985 y junio de 2015 fueron ejecutadas en el reino árabe 2.208 personas; además de la decapitación, el medio de ejecutación más extendido, hay casos en que se recurre al pelotón de fusilamiento, señalaba el documento. Por otra parte, las ejecuciones públicas se realizan en la plaza. También pueden castigarse con la pena capital, destaca Amnistía Internacional, delitos “no letales”, como el adulterio, el robo a mano armada, la apostasía, la violación, la brujería o la hechicería, entre otros.
En mayo de 2016 Greenpeace, FundiPau, Oxfam Intermón y Amnistía Internacional presentaron un informe demoledor: “¿Licencias para matar?”. El documento hacía referencia al primer semestre de 2015, pero la idea de fondo puede extenderse hasta hoy. Parte del interés de la investigación reside en que en marzo de 2015 la coalición internacional encabezada por Arabia Saudí inició los bombardeos sobre Yemen. En los seis meses analizados de 2015, España exportó a la “coalición saudí” armamento –aviones, municiones, bombas, cohetes y misiles- por valor de 560 millones de euros.
Junto a la denuncia, las organizaciones recordaron que por aquellas fechas (mayo de 2016) ya habían perdido la vida en la guerra de Yemen más de 3.000 civiles, el país contaba con cerca de 2,5 millones de desplazados de sus hogares y más del 80% de la población requería ayuda humanitaria. Los ataques de Arabia Saudí y sus aliados incluían hospitales, escuelas, mezquitas y mercados, lo que –según las ONG- podría suponer la comisión de crímenes de guerra. El informe posterior (mayo de 2017) de las citadas organizaciones elevó a más de 650 millones de euros las exportaciones de armas por parte del estado español a la potencia árabe (suma de 2015 y 2016); se exportó asimismo munición, bombas, misiles, granadas de mortero, aeronaves y equipos Electrónicos, entre otros materiales de guerra.
Cuando mediado el pasado mes de enero Felipe VI giró visita oficial a Riad, se alojó en el Palacio del Rey Saud, donde mantuvo encuentros con los ministros saudís de Comercio e Inversiones, Majid Al Qassabi; y de Finanzas, Mohamed al Yadan. Sin ambages Televisión Española y la Agencia Efe titularon el 15 de enero: “Felipe VI pide al rey de Arabia Saudí que siga apostando por las empresas españolas”. Felipe de Borbón mencionó como ejemplo de “estrecha relación” empresarial el hecho de que consorcios españoles se hagan cargo de la contrucción del AVE entre La Meca y Medina, así como del metro de la capital saudí. Además, en la agenda oficial figuraba la participación del monarca español en un foro con cerca de treinta directivos españoles, según Televisión Española y la Agencia Efe, “para visualizar el interés en que se logren nuevos contratos”. Entre otros, y por un valor de cerca de 2.000 millones de euros, resaltaba la venta de cinco corbetas al ejército de Arabia Saudí, de cuya construcción se encargaría la empresa pública española Navantia. Asimismo hubo un tiempo para la distracción: el gobernador de Riad ofreció una recepción de bienvenida al rey hispano, con una danza a cargo de soldados árabes.
La diputada de la CUP, Mireia Boya, señaló, en declaracions recogidas por la Agencia Efe, que la formación independentista se manifestará junto a “la gente y los ciudadanos” pero no –en referencia a Rajoy y Felipe VI- con quienes son “indirectamente” responsables de los atentados, ya que según la activista “financian y ayudan a que Daesh tome más fuerzas; y son los que les dan armas, establecen relaciones comerciales y de amistad”. En las redes sociales, la CUP difundió ayer el mensaje “Les seues guerres, els nostres morts”, con la fotografía de Felipe de Borbón junto al monarca saudí Salman bin Abdulaziz, en enero de 2015.
En declaraciones a Televisión Española, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió del siguiente modo al envite de la CUP: “Son unos radicales, que no tienen las cosas claras en la defensa de la vida y la libertad”. En un sentido similar se expresaba el editorial del diario El País del 21 de agosto, titulado “Frenar a la CUP”. El editorialista calificaba como “declaración de ruptura institucional” y “falta de respeto a las víctimas” la decisión adoptada por la formación anticapitalista sobre su participación en la marcha del día 26. Además, el periódico del Grupo Prisa pidió al gobierno catalán de Junts pel Si una respuesta -para evidenciar que no son “rehenes del extremismo”- a afirmaciones como que el atentado obedece a las “lógicas del capitalismo” o que el rey Felipe de Borbón representa al “imperialismo que ha financiado el terrorismo”.
El editorial del diario conservador ABC, del 21 de agosto, cargó también las tintas contra la Candidatura de Unitat Popular; “Nada se perderá con la ausencia de estos apologistas de la violencia naturista y de otras violencias”, afirmaba el editorialista, que se lamentaba además por la “podrida escala de prioridades (de la CUP), tan tóxica como su aportación a la vida pública de Cataluña”.
Sin embargo, numerosos analistas han destacado las relaciones entre Arabia Saudí y las organizaciones terroristas. Por ejemplo, en marzo de 2016 el periódico Resumen Latinoamericano publicó un articulo de Yair Cybel, productor en Telesur y editor en El Grito del Sur, medio popular de Buenos Aires, titulado de manera elocuente “Arabia Saudí: la sangrienta dictadura que financia al Estado Islámico”. El analista ponía de relieve cómo “numerosos referentes y organismos Internacionales han acusado al gobierno saudí de ser uno de los principales promotores del Estado Islámico o Daesh”. Además de recordar las violaciones de los derechos humanos en el reino árabe (ante el silencio de la llamada comunidad internacional) y del hecho de que se trate de “una de las dictaduras más feroces de Oriente Medio”, Yair Cybel apuntaba las acusaciones de prestar ayuda financiera y logística, así como la venta de armas, a grupos yihadistas que combatían en Siria, Libia e Irak. El texto hace mención, asimismo, a una alianza entre Arabia Saudí y Turquía para “facilitar el acceso del Estado Islámico a las principales ciudades sirias”.
Otros muchos estudiosos han apuntado estas conexiones, como Alain Rodier, director del Centro Francés de Estudios sobre la Inteligencia y experto en terrorismo yihadista. En un articulo publicado por la revista francesa Atlántico, y reproducido por el canal ruso RT en agosto de 2014, el especialista subrayaba que Arabia Saudí “contribuyó a la aparición del Estado Islámico que ahora le amenaza” (se refiere a que los terroristas consideraron posteriormente a la Casa de los Saud una institución corrupta y subordinada a países como Estados Unidos e Israel). Rodier recuerda que la potencia petrolera comenzó a financiar a los grupos yihadistas que en Afganistán combatían, en 1979, a las tropas soviéticas. Lo hicieron junto a Pakistán, agrega, aunque más tarde apoyaron económicamente a otros “radicales” (expresión del analista) que también se enfrentaron a Islamabad. En la entrevista Alain Rodier subraya los factores ideológicos: “Van construyendo mezquitas por todo el mundo islámico para expandir su influencia y oponerse a Teherán; y, anteriormente, a los Hermanos Musulmanes”.
Medios independientes y voces críticas del estado español han recordado esta semana viajes recientes de Felipe VI a Arabia Saudí (enero de 2017), con los políticos, empresas y negocios vinculados a la visita. Pero las conexiones llegan hasta lo que sucede en Marbella como estancia vacacional. Así, la Agencia Efe informó el pasado 11 de agosto del robo de joyas, por valor de un millón de euros, a un príncipe saudí en una villa de Marbella. El periódico El Confidencial hizo públicos algunos detalles de la denuncia interpuesta ante la Policía Nacional por la hija del príncipe: cuatro anillos con diamantes, dos colgantes y un anillo de la firma Bulgari, un reloj de la marca Chopard con diamantes, veinte pendientes de oro, cuatro anillos Cartier y otras cuatro pulseras con diamantes. Otra perspectiva posible es la de los negocios en común. El pasado 27 de julio el Ministerio de Fomento informó de que el tren de alta velocidad (AVE) que la compañía Talgo ha fabricado para conectar las ciudades saudíes de La Meca y Medina, ya alcanza en periodo de pruebas la velocidad de 330 kilómetros por hora (entre Jeddah y Medina).
Puden tomarse infinitos puntos de referencia. El canal ruso Sputnik dio cuenta en diciembre de 2015 de la cena organizada por el monarca saudí, Salman bin Abdulaziz, para rendir homenaje al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón. La visita se produjo en el contexto del desplazamiento de éste a los Emiratos Árabes Unidos, para disfrutar del Gran Premio de Fórmula 1 de Abu Dabi. La agencia Saudi Press, cita Sputnik, organizó “un banquete en honor al rey de España”.
Tres meses antes Amnistía Internacional denunció que Arabia Saudí se situaba en la tercera posición de la ratio de países con mayor ejecuciones por pena de muerte, tras China e Irán. Así, entre enero de 1985 y junio de 2015 fueron ejecutadas en el reino árabe 2.208 personas; además de la decapitación, el medio de ejecutación más extendido, hay casos en que se recurre al pelotón de fusilamiento, señalaba el documento. Por otra parte, las ejecuciones públicas se realizan en la plaza. También pueden castigarse con la pena capital, destaca Amnistía Internacional, delitos “no letales”, como el adulterio, el robo a mano armada, la apostasía, la violación, la brujería o la hechicería, entre otros.
En mayo de 2016 Greenpeace, FundiPau, Oxfam Intermón y Amnistía Internacional presentaron un informe demoledor: “¿Licencias para matar?”. El documento hacía referencia al primer semestre de 2015, pero la idea de fondo puede extenderse hasta hoy. Parte del interés de la investigación reside en que en marzo de 2015 la coalición internacional encabezada por Arabia Saudí inició los bombardeos sobre Yemen. En los seis meses analizados de 2015, España exportó a la “coalición saudí” armamento –aviones, municiones, bombas, cohetes y misiles- por valor de 560 millones de euros.
Junto a la denuncia, las organizaciones recordaron que por aquellas fechas (mayo de 2016) ya habían perdido la vida en la guerra de Yemen más de 3.000 civiles, el país contaba con cerca de 2,5 millones de desplazados de sus hogares y más del 80% de la población requería ayuda humanitaria. Los ataques de Arabia Saudí y sus aliados incluían hospitales, escuelas, mezquitas y mercados, lo que –según las ONG- podría suponer la comisión de crímenes de guerra. El informe posterior (mayo de 2017) de las citadas organizaciones elevó a más de 650 millones de euros las exportaciones de armas por parte del estado español a la potencia árabe (suma de 2015 y 2016); se exportó asimismo munición, bombas, misiles, granadas de mortero, aeronaves y equipos Electrónicos, entre otros materiales de guerra.
Cuando mediado el pasado mes de enero Felipe VI giró visita oficial a Riad, se alojó en el Palacio del Rey Saud, donde mantuvo encuentros con los ministros saudís de Comercio e Inversiones, Majid Al Qassabi; y de Finanzas, Mohamed al Yadan. Sin ambages Televisión Española y la Agencia Efe titularon el 15 de enero: “Felipe VI pide al rey de Arabia Saudí que siga apostando por las empresas españolas”. Felipe de Borbón mencionó como ejemplo de “estrecha relación” empresarial el hecho de que consorcios españoles se hagan cargo de la contrucción del AVE entre La Meca y Medina, así como del metro de la capital saudí. Además, en la agenda oficial figuraba la participación del monarca español en un foro con cerca de treinta directivos españoles, según Televisión Española y la Agencia Efe, “para visualizar el interés en que se logren nuevos contratos”. Entre otros, y por un valor de cerca de 2.000 millones de euros, resaltaba la venta de cinco corbetas al ejército de Arabia Saudí, de cuya construcción se encargaría la empresa pública española Navantia. Asimismo hubo un tiempo para la distracción: el gobernador de Riad ofreció una recepción de bienvenida al rey hispano, con una danza a cargo de soldados árabes.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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