A falta de votos, Albert Rivera se conforma con minutos de televisión
El líder de Ciudadanos se presenta en Errenteria para sumar unos puntos en la competición de la derecha que le enfrenta al PP y a Vox
Ciudadanos obtuvo 682 votos en Errenteria en las últimas elecciones generales. Un 3,4%, algo mejor que en todo Gipuzkoa, donde se quedó en un 3,1%. El sitio perfecto para que Albert Rivera fuera allí este domingoa dar un mitin ante unas 200 personas. Voy a dejar que lo explique el compañero Arturo Puente: "Antes los actos de campaña iban de llenar sitios grandes. Ahora se ha puesto de moda ir a lugares donde no te vota nadie, insultar un poco a los paisanos y probar suerte a ver si te gritan más que al partido rival y sales antes en las noticias. A favor por lo exótico".
Exótico, ya no tanto. Lo de salir en las noticias, sí es infalible. El informativo de las 15.00 de Antena 3 abrió con el mitin de Rivera con el rótulo "Abertzales hostigan a Ciudadanos". Lo mismo ocurrió a las 21.00. El truco publicitario les salió bien. De la misma forma en que Coca-Cola sabe qué es lo que funciona en sus anuncios, en Ciudadanos tienen muy claro qué deben hacer en esta campaña en la que vuelven a estar llenos de dudas. Ya se sabe que lo peor que le puede pasar a las posibilidades electorales de ese partido es que se convoquen elecciones. De repente, las encuestas dejan de ser tan favorables.
Como si los que protestaban contra la visita formaran parte del libreto, colgaron de las fachadas cercanas unos lazos amarillos de gran tamaño. No sabemos si Rivera se sintió excitado, pero poco le faltaría. Errenteria, abertzales, lazos amarillos. Qué más se puede pedir en la vida cuando quieres salir en la tele.
A la misma hora, Santiago Abascal estaba dando un mitin en Vitoria. Otras 200 personas. Cuatro furgonetas de la Ertzaintza por si acaso. Ninguna manifestación de protesta, ni un mal lazo amarillo que llevarse a la boca, indiferencia general. Hasta las banderas españoles tuvo que ponerlas la organización del acto. Como quedar a tomar el vermú con los amigos.
Abascal cargó contra la renta social básica que existe en Euskadi. Por el lado xenófobo, claro, no por lo que reciben las mujeres con pensiones de viudedad insuficientes. Esa renta fue aprobada por el Parlamento vasco en 2008 y entre los diputados que votaron a favor estaba un tal Santiago Abascal. Esa era la época en la que estaba haciendo carrera en el PP. De la misma forma que una araña picó en el cuello a Peter Parker y le cambió la vida y el vestuario para siempre, a Abascal se le apareció el espíritu de Don Pelayo cuando salía de la ducha y decidió salvar a la presunta España visigoda.
Una campaña electoral no es lugar para buscar matices. Las opciones están entre el martillazo y la brocha gorda. Pedro Sánchez está empeñado en que sólo él puede salvar a España de la llegada de la Triple Alianza de la derecha. El presidente no está para sutilezas ni para hacer un análisis preciso del primer advenimiento de la extrema derecha desde el franquismo. Si el PP hizo célebre la idea de que 'todo es ETA', el PSOE la recicla con el argumento de que 'todo es Vox'.
"No hay ningún matiz entre ellas", dijo Sánchez en Las Palmas refiriéndose a las tres derechas. "Las tres siglas de la derecha son como tres gotas de agua". Eso no es del todo cierto –Ciudadanos puede cambiar de estrategia varias veces en un año y pasar de amar a Macron a alejarse de él a la carrera–, pero un mitin no es una clase de Ciencias Políticas.
Sánchez apuesta más por el peligro que viene que por la defensa de su gestión como presidente (sí ha dicho que el PSOE es "un partido cabal, moderado y sensato", que es lo mismo que Rajoy decía del PP). Es un clásico de las campañas de los partidos que están en el poder.
Por eso, necesita que Vox esté en el debate televisado en que él participe. El Consejo de Informativos de TVE ha organizado una campaña para exigirle que se presente en el que prepara la televisión pública, a la que definen como "la televisión de todos los españoles", un concepto discutible. Es la televisión que pagan todos los españoles, pero en la mayor parte de su historia desde 1977 ha sido la cadena al servicio del Gobierno.
Es un caso de amarga ironía que la ley fuerce a TVE a contar con dirigentes de partidos con representación parlamentaria en sus debates de campaña y que no haya sido muy efectiva durante décadas en obligarle a dar una información no partidista, pero esto es lo que hay. Ahora, TVE sólo puede ofrecer a Sánchez un debate que no le interesa, porque Vox forma parte de su estrategia básica de campaña. El partido ultraderechista puede sacar en torno al 10% de los votos, según varios sondeos, y eso le convierte en el eje de los mensajes de la mayoría de los partidos.
No es España el único país europeo en que esto ocurre ni es extraño en un escenario en el que el partido con más votos se quedará muy lejos de la mayoría absoluta, pero esta situación molesta a algunos. Permanecen en vigor algunas tendencias que fueron constantes en la España de la Transición, donde una de las máximas del poder político y periodístico era la que decía 'de lo que no se habla, no existe'.
Mientras tanto, la izquierda madrileña sigue dando tardes de gloria. Han llegado a un pacto para las elecciones autonómicas en el último minuto del plazo legal para hacer posible una candidatura con un nombre tan largo como el oficial del aeropuerto de Barajas. Y además han ofrecido una frase de un dirigente de IU Madrid para los anales de la historia de la izquierda a la altura de las puyas que se lanzaban Marx y Bakunin: "Espero que todas y todas trabajemos para que se cumpla la mierda de coalición que hemos firmado por las putas presiones que hemos tenido que recibir".
Frente Popular de Judea, ha llegado tu momento de competir en las urnas con el apoyo más sincero del Frente Judaico Popular. Tu próximo destino es la calle, donde lucharás por conseguir esos votos de mierda
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