Hay muchas cosas que están ocurriendo en tu vida y en el mundo que quizás no puedas entender. Algún día lo comprenderás, y las que no seas capaz de integrar debes aceptarlas como son, confiando y aprendiendo a vivir con ellas. El tiempo ayuda a ordenar el desorden y el caos, a calmar la incertidumbre, a iluminar el camino hacia atrás para que puedas entender muchas cosas para las que hoy no estás preparado.
Debes aprender a no mirar con los ojos del ego, porque el ego siempre «quiere» e impone lo que «debe ser a lo que es«. Lo difícil es darle sentido mirando hacia delante. Confiando en las energías que te guían en tu camino. Vive sin guardarte nada dentro, porque dentro de cada persona hay un saco lleno de palabras que nunca se dijeron. Los «te quiero» que te callas sin darles salida. Los «perdóname». En el saco de las palabras no dichas del amor no compartido, ya has guardado bastante. Y las personas que se fueron, no se llevaron nada, y siguen ahí en tu saco guardado. Y las personas que aún están, tampoco, porque lo guardas para un mejor momento.
Di lo que sientes. Cuando en tu alma nacen esas palabras divinas para alguien, no te las calles, porque esas palabras ya no te pertenecen, nacieron de tu alma para esa persona. Le corresponden esas palabras, ese abrazo, ese mundo de sentimientos que ha despertado en ti, tu hijo, esposa, marido, hermano, padre, amigo y muchos más. No te quedes nada que no sea tuyo. Dale a cada persona todo lo que te hace sentir, vacía tu saco de palabras no entregadas y caminarás mucho más ligero cada día, pareciéndote que llevas alas como los ángeles
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