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3 de diciembre de 2022

Operación COVID-19: Operación de Naturaleza Militar Híbrida-Biológica

Operación COVID-19: Operación de Naturaleza Militar Híbrida-Biológica

 

El desarrollo, por parte de diversos elementos al servicio de la industria farmacéutica y militar (durante las últimas Administraciones de EEUU) de armas biológicas, bajo el disfraz de investigación, ha sido cubierto ampliamente en la prensa internacional y, en mucha menor medida, por algunos periodistas independientes para las agencias de información y prensa hispanas.

Desde un enfoque histórico, se suele señalar, como precedente del uso de agentes biológicos y químicos por parte de los EEUU, la Guerra contra Irán y contra la República Popular de Cuba.

Por documentos desclasificados, a los he tenido acceso para Diario 16, se sabe que el Subsecretario Adjunto de Defensa para Operaciones Especiales, General Edward Lansdale, presentó en febrero de 1962, hace ahora 60 años, un plan con el nombre en clave de »Tarea 33» que consideraba el uso de armas químicas y biológicas contra Cuba y muy especialmente contra miembros concretos del Partido Comunista Cubano y del PCUS en la isla.

El Documento afirma además que:

»El objetivo es también idear un plan para incapacitar a una gran proporción de los trabajadores azucareros mediante el uso encubierto de armas biológicas, agentes de armas químicas y la proliferación de insectos para las plantaciones de azúcar y tabaco».

El General Lansdale propuso envenenar a los trabajadores azucareros cubanos durante la época de cosecha mediante el uso de agentes de «armas biológicas no letales transmitidas por insectos».

El »US Marine Corps» debía llevar a cabo un ataque biológico y para ello, Lansdale señaló que el Dr. Robert Edwards en Fort Detrick, Maryland, y Cornelius Roosevelt en la CIA, Langley, proporcionarían información sobre armas biológicas para la operación propuesta.

Más recientes son las actividades de los biolaboratorios de EEUU e Israel en Georgia y Ucrania, que trabajan bajo programas del Pentágono y del Departamento de Defensa.

Aunque se refieren principalmente al trabajo en la década de 2000, las raíces de estas actividades son mucho más profundas y persisten, tal y como se ha informado para Diario 16 a este redactor.

El Programa Conjunto de Reducción de Amenazas fue iniciado por el Gobierno de los EEUU trabajando en cooperación con el Pentágono y la CIA.

La Unidad del Pentágono se llamaba originalmente Agencia de Armas Especiales del Departamento de Defensa y luego hubo un cambio de nombre. Surgieron la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) y el Instituto de Investigación Médica para Enfermedades Infecciosas del Ejército de los Estados Unidos.

El supuesto propósito del programa era eliminar los arsenales soviéticos de armas nucleares, químicas y biológicas, dando efectivamente a los Estados Unidos el control de las antiguas armas biológicas soviéticas y que aún hoy están siendo usadas por EEUU, Israel y otros gobiernos occidentales bajo el paraguas de la OTAN.

BioPrepWatch.com escribió en 2010:

»Las páginas web eliminadas muestran que Obama ordenó a los biolaboratorios ucranianos desarrollar ‘patógenos mortales. Este programa usado por Obama se empezó en tiempos de Bush, padre hasta que la Administración Trump ordenó la cancelación.

Thenationalpulse.com señaló que el artículo, que también destacó el trabajo del ex senador Dick Lugar, también se incluyó en el número 818 de la Revista US Air Force Outreach.

Dick Lugar dijo que los planes para la instalación se discutieron en 2005, cuando él y el entonces senador Barack Obama se asociaron con funcionarios ucranianos, que ya habían tenido contacto con los Biden y con el Sen. Rep.John McCaine.

Lugar y Obama también ayudaron a coordinar los esfuerzos entre investigadores estadounidenses y ucranianos (véase el Proyecto Umbrella, 2015)  ese año en un esfuerzo por estudiar la gripe aviar y ayudar a prevenirla.

Un informe de 2011 del Comité de Previsión de Bioseguridad de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos sobre la expansión global de laboratorios biológicos altamente aislados explica cómo el laboratorio de Odessa «es responsable de identificar patógenos biológicos altamente peligrosos.

Este laboratorio fue renovado y técnicamente actualizado a BSL-3 como parte de un Acuerdo de Cooperación entre el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y el Ministerio de Salud de Ucrania que comenzó en 2005.

La cooperación se centra en prevenir la propagación de tecnología, patógenos y conocimientos que podrían utilizarse en el desarrollo de armas biológicas», dice el informe.

Se explica que «el laboratorio renovado sirve como un laboratorio central de referencia temporal con un repositorio o colección de patógenos.

De acuerdo con las regulaciones ucranianas, está »autorizado a trabajar tanto con bacterias como con virus del primer y segundo grupo patógeno».

Un documento separado que detalla la red de biolaboratorios ucranianos del Proyecto de Prevención de Armas Biológicas describe con más detalle la gama de patógenos con los que la institución ha realizado investigaciones.

Entre los virus estudiados por el laboratorio se encontraban el Ébola y «virus del grupo II de patogenicidad utilizando métodos virológicos, moleculares, serológicos y rápidos».

Además, el laboratorio proporcionó «capacitación específica para profesionales de bioseguridad –  bioseguridad en el manejo de patógenos biológicos peligrosos».

Vine Kristaudo señala a este respecto que no se trataba sólo de capturar una reserva de muestras (y especialistas capacitados en desarrollo e investigación de patógenos y tecnología de armas biológicas) en Rusia, sino también en países «a lo largo del perímetro de las fronteras de Rusia:

Ucrania, Azerbaiyán, Armenia, Georgia, Kazajstán, Uzbekistán, Kirguistán, Moldavia y Tayikistán», antes de extenderse a otras partes de Asia y África.

El Departamento de Seguridad Nacional tiene un Centro Nacional de Análisis y Contramedidas de Biodefensa.

Este Centro es socio de la Confederación Nacional Interinstitucional de Investigación Biológica, que tiene su sede en Fort Detrick.

Este Consorcio incluye:

– Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Administración de Alimentos y de Medicamentos.

– Instituto Nacional del Cáncer.

– Centro Conjunto de Investigación del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.

– Dirección de Investigación de Biodefensa del Centro de Investigación Médica Naval.

– Ejército de los Estados Unidos implementa el Comando de Gestión.

– Comando de Investigación y Material Médico del Ejército de los Estados Unidos.

– Instituto de Investigación Médica del Ejército de los Estados Unidos para el Centro de Investigación de Enfermedades Animales de Plum Island, Massachusetts, una instalación de alta seguridad que se inauguró en 1954 y fue utilizado por el Ejército de los Estados Unidos para probar armas biológicas.

– Centro Nacional de Defensa Biológica y Agrícola, que también es un sitio biológico de Nivel 4.

Cabe agregar que el Departamento de Seguridad Nacional también tiene un Centro de Análisis de Seguridad Química.

Además del ejército estadounidense, un gran número de otros contratistas están involucrados en estos proyectos, como la Technology Management Company (TMC) vinculada al MIT y a diversas universidades politécnicas en territorio español.

DTRA también ha otorgado a Black & Veatch Special Projects Corp. un contrato de $ 80 millones como parte del Programa de Reducción de Amenazas Biológicas (BTRP) en Ucrania en 2020.

Otro contratista de DTRA que trabaja en Ucrania fue CH2MHill, con sede en Englewood, Colorado, que anteriormente administró el proyecto de expansión del Canal de Panamá de $ 5.26 mil millones y brindó servicios de consultoría para administrar el proyecto general de suministro de agua de mar de Irak:

Se le otorgó un contrato de $ 22.8 millones (2020-2023) para renovar y equipar dos nuevos biolaboratorios, el Instituto Estatal de Investigación para Diagnósticos de Laboratorio, de Expertos Veterinarios y Sanitarios (región de Kiev) y el Laboratorio Regional de Diagnóstico del Servicio Estatal de Ucrania para la Seguridad Alimentaria y la Protección del Consumidor (región de Odessa).

También son de interés, como dijimos al principio de este artículo de Investigación, las actividades de las empresas privadas relacionadas con la farmacología, la medicina y la biotecnología.

Por ejemplo, National Resilience, fundada en los Estados Unidos en noviembre de 2020. Se describe a sí misma como «una empresa de fabricación y tecnología dedicada a aumentar el acceso a medicamentos complejos y proteger las cadenas de suministro biofarmacéuticas de la interrupción».

Desde entonces, la compañía ha estado construyendo «una red sostenible de soluciones de fabricación integradas de alta tecnología para garantizar una producción rápida, segura y escalable de los medicamentos de hoy y de mañana».

También planea «reinventar la biomecánica» y «democratizar el acceso a los medicamentos», es decir, la terapia génica, las vacunas experimentales y otros «medicamentos del mañana».

La compañía inicialmente posicionó sus capacidades de fabricación como una «plataforma de sostenibilidad» y ofrece principalmente «métodos de ARN», incluido el desarrollo de ARN para vacunas, edición de genes y terapia; y la «producción de virus», incluidos los vectores virales, los virus oncolíticos (es decir, un virus diseñado para afectar preferentemente a las células cancerosas) los virus para su uso en el desarrollo de vacunas y los virus modificados genéticamente para fines indefinidos.

Vale la pena señalar que, hasta la fecha, muchos experimentos controvertidos de «mejora de la funcionalidad» han justificado la modificación de virus para los mismos fines descritos en las capacidades de producción de virus de National Resilience.

En abril de 2021, hace poco mas de un año, National Resilience adquirió Ology Bioservices Inc., que4 recibió un contrato de $ 37 millones por parte del ejército de los Estados Unidos para desarrollar un tratamiento avanzado con anticuerpos monoclonales contra COVID-19.

Esta adquisición también proporcionó a National Resilience su primer laboratorio de Bioseguridad Nivel 3 (BSL-3) y la capacidad de producir terapias celulares y genéticas, vacunas y vectores de virus vivos y virus oncolíticos.

En 2022, la compañía anunció varios clientes nuevos: Takeda, Opus Genetics y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Uno de los cofundadores de la compañía fue el capitalista de riesgo biotecnológico Robert Nelsen, quien fue uno de los primeros inversores en Illumina, una compañía de hardware y software de secuenciación de genes con sede en California. Ahora se cree que domina el campo de la genómica.

Illumina está estrechamente asociado con el equivalente DARPA del Wellcome Trust, conocido como Wellcome Leap, que también se centra en «medicinas» «futuristas» y transhumanistas.

Es revelador que el CEO de In-Q-Tel, Chris Darby, forme parte de la junta directiva de Resilience. In-Q-Tel fue la primera firma de capital de riesgo de la CIA creada para lavar dinero y crear proyectos «independientes».

Darby también está en la junta directiva del Fondo Conmemorativo de Oficiales de la CIA.

La idea de la »resiliencia» en sí fue sugerida a Nelsen por Luciana Borio, quien entonces era vicepresidenta de In-Q-tel.

Antes de In-Q-tel, se desempeñó como Directora de Preparación de Defensa Médica y Biológica en el Consejo de Seguridad Nacional bajo la administración Trump, y anteriormente fue científica jefe interina de la FDA de 2015 a 2017.

Ante la imposibilidad de realizar los proyectos propuestos con la Administración Trump paso a la empresa privada.

Borio es actualmente Senior Global Health Fellow en el Consejo de Relaciones Exteriores y, elemento clave en la financiación israelí, Consultor de Goldman Sachs, miembro de la Alianza de Vacunas financiada por Bill Gates CEPI y socio de la firma de capital de riesgo Nelsen ARCH Venture Partners.

El surgimiento de tales empresas se hace eco de la historia de las empresas militares privadas establecidas en los EE.UU. y que operan fuera de su territorio como es el caso de Toledo y Hoyo de Manzanares, España.

De esta manera, los organismos pertinentes evitan la responsabilidad transfiriéndola al sector privado. Además, existen ciertas lagunas en la legislación.

Ahora, hay muchas regulaciones y directrices relativas a la bioseguridad de laboratorio en los Estados Unidos.

La capacitación en seguridad puede variar mucho de una institución a otra. Los experimentos con ciertos patógenos y algunas investigaciones financiadas por el gobierno de los Estados Unidos están sujetos a supervisión, pero hay algunas lagunas:

Si los biolabs no trabajan con los patógenos más peligrosos, no necesitan registrarse en el registro del gobierno de los Estados Unidos.

En un próximo artículo, Dios mediante, continuaremos desarrollando este tema, clave en Seguridad Nacional y Defensa, y expondremos a sus agentes.

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