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23 de noviembre de 2022

EL PAÍS DE LAS MULETAS

 Federación Galáctica - Andrómeda:

EL PAÍS DE LAS MULETAS

En un lejano país, un rey salió a combatir al frente de sus soldados y, en el fragor de la pelea , le hirieron gravemente en uno de los muslos, se le gangrenaron las heridas y, para salvarle la vida, tuvieron que cortarle la pierna.

Regresó a su reino y, para poder caminar, fue necesario que se ayudara en unas muletas. Para solidarse con su rey, su Primer Ministro comenzó a caminar el también apoyado en unas muletas, a pesar de tener sus dos piernas en perfectas condiciones.

Pronto comenzaron a imitarle los muchos arribistas y jaladores que nunca faltan, y a los pocos días, casi toda la población de aquel país andaba con muletas. Con el tiempo las muletas pasaron a ser símbolo de distinción y jerarquía: 

Los ricos las hacían con las maderas más finas y les incrustaban hoyas y piedras preciosas, los comerciantes se apresuraron a amontonar varias fábricas de muletas y a vocear sus ventajas funcionales, comenzaron a ser despreciados y tenidos por bárbaros los que todavía caminaban sin muletas, y muy pronto en las escuelas se empezó a dar clases de como caminar con muletas, barnizarlas y cuidarlas.

Todos comenzaron a convencerse de que era mucho mejor caminar con muletas que sin ellas y en el Consejo de Ministros logró convencer al rey de que emitiera un decreto real prohibiendo caminar sin muletas y exigiendo que todo niño, desde su nacimiento, fuera adiestrado a caminar con sus muletas.
Fue pasando el tiempo y en aquel país ya nadie sabía que era posible caminar sin muletas…

Al cabo de muchos años, un joven inconforme empezó a decir que las muletas eran un estorbo y que era posible e incluso preferible caminar sin ellas.
Nadie  le dio mucha importancia a sus ideas por considerarlas locuras de joven, se rieron de él, y esperaron que el tiempo le devolviera la sensatez..

Pero el joven seguía insistiendo en su descabellada idea. Parecía que no podía quitarse la cabeza y se soñaba corriendo sin muletas por el monte, trepándose en los árboles, escalando montañas.
En vano trataron sus padres de hacerle entrar en razón.

– Ya no eres un ningún niño para seguir con esas locuras– le dijo un día con verdadera ira su padre– te prohíbo que vuelvas a mencionar el tema. Tu conducta nos está trayendo muchos problemas. Todo el mundo comienza a mirarnos feo y se la pasan murmurando de tu proceder, y de nuestra debilidad que te permitimos seguir con tus locuras. De ahora en adelante, si quieres seguir viviendo en esta casa, tienes completamente prohibido hablar de eso.

De nada sirvieron amenazas y castigos. El joven no iba a abandonar una idea que se había adueñado por entero de su vida, y le enseñaba chispas de ilusión en los ojos y le ponía a galopar afiebradamente el corazón.

Cuando corrieron rumores de que el joven había sido suspendido practicando a escondidas el caminar sin muletas, comenzaron a preocuparse seriamente las autoridades de aquel país, y, como último recurso, enviaron al sacerdote del lugar a que lo convenciera por las buenas.
Si no lo lograba, tendrían que proceder de un modo mucho más severo. No iban a permitir que las locuras de un joven sembraran las semillas de la desintegración y la discordia.

– ¿Cómo puedes ir en contra de nuestras tradiciones y nuestras leyes? – Le dijo el sacerdote–
Durante años y años, todos hemos andado perfectamente con la ayuda de las muletas. Con ellas, te sientes más seguro, y tienes que hacer menos esfuerzo en las piernas. Las muletas son un gran invento, símbolo de la civilización y de la ciencia. Dios nos dio la inteligencia para que la usáramos; ir contra las muletas es ir contra Dios. Solo los animales, que son seres inferiores, pueden caminar sin ellas.

¿Acaso pretendes que los imitemos y tiremos por la borda tantos años de avances y progresos? ¿Cómo vas a despreciar cuestas bibliotecas donde se concreta todo el saber de nuestro antepasados sobre la construcción, uso y mantenimiento de las muletas? ¿Cómo vas a irrespetar nuestros símbolos patrios que llevan en el escudo y la bandera una muleta?¿Qué sentido tendrán nuestras oraciones en las que todos los días agradecemos a Dios el habernos dado la sabiduría para perfeccionar cada vez más la utilización de las muletas?¿Acaso vamos a ignorar a nuestros próceres, nuestros sabios y nuestros santos que levantaron su gloria, sabiduría y santidad bien afincados sobre sus muletas?

Fracaso también el sacerdote, y para impedir la propagación de ideas tan perniciosas, encarcelaron al joven. Allí fue practicando con avidez su propuesta de prescindir de las muletas.  Sus piernas débiles se fueron fortaleciendo y cada día su caminar era más seguro y firme.

Decidieron desterrarlo del país. Lo sacaron de la cárcel y ante los ojos impávidos de todos, el joven arrojo sus muletas al aire y comenzó a correr gritando de alegría, al encuentro de sí mismo, de su libertad.

¡Cómo nos cargamos de muletas para sentirnos seguros e importantes!
Las muletas del dinero, dela fama, del poder, del carro nuevo, de la tarjeta de crédito, del título. Afincados en nuestras muletas nos creemos superiores, ocultamos detrás de ellas nuestra inseguridad, nuestros miedos.
 Confundimos la libertad con llenarnos de cosas, con apoyarnos en muletas doradas.
Ya nadie se atreve a ser él, a caminar sin muletas.

Estamos confundiendo la libertad con amarrarnos a nuestros caprichos y deseos, cuando la verdadera libertad consiste el liberarse de toda muleta y atadura, en vivir de tal forma que nada ni nadie tenga poder sobre uno. La libertad implica una serie de rupturas de todo aquello que nos impide vivir con autenticidad, de todo lo que nos ata y esclaviza.
¡Arroja al aire las muletas del peso de la tradición, de las costumbres y rutinas, del que dirán…!

¡Las muletas de una cultura que nos llena de deseos y de falsas seguridades para impedirnos vivir.
Las muletas del título que nos paralizan en nuestra propia complacencia y no nos dejan correr al encuentro del mundo! ¡Al encuentro del alumno!
No son las muletas las que te ayudan a caminar; más bien son ellas las que te lo impiden.

Atrévete a ser tú mismo, a caminar con pasos firmes al encuentro de tu libertad. Dios te creo para que fueras libre, para que no te dejaras atrapar por caprichos ni miedos.

Escala la cumbre de ti mismo, no tengas temor a la altura. Ni al abismo, ni a la noche.

Corta la cuerda que te impide ser libre.
Arrójate en brazos de Dios y fíjate por completo en él.

¡Los amo con el corazón!
¡Los amamos con el corazón!

@fedgalactic17

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