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13 de octubre de 2016

La UE nunca se independizó de Estados Unidos


El político belga Mark Eyskens acotó la célebre frase en vísperas a la Tormenta del Desierto de la Primera Guerra del Golfo (1991) que Europa es "gigante económico, un enano político y un gusano militar". Hablando de estos 3 campos en base al campo internacional, según datos del FMI en 2012 el PIB de la UE está por encima de China y también de Estados Unidos con 17,07 billones de dólares. En la política internacional dos países, Francia y el Reino Unido (que está en la UE pero no en la Zona Euro, aunque en proceso de salida por el reciente aprobado BREXIT que veremos más adelante) son parte del Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas, y en lo militar Europa no dispone de un Ejército propio. Cada Estado europeo posee su política propia de Defensa y cuerpo militar, siendo la mayoría de países miembros de la OTAN.
La UE en su política geoestratégica internacional ha sido siempre dibujada como el perrito faldero de la política imperialista de los Estados Unidos. Y eso le ha llevado grandes costes políticos y económicos. A pesar de fundarse la institución de la "Política Exterior y de Seguridad" (PESC) en el Tratado de Maastricht (1993) y fortalecerse con el Tratado de Ámsterdam que entró en vigor en 1999 con la fundación de la policía Europea (Europol), hubo un acontecimiento histórico que hizo visible la falta de política común en los llamados temas de "Seguridad": la Segunda Invasión a Irak en 2003.

Mientras países de la UE como Francia o Alemania cumplían, junto con Rusia y China, con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU considerando la Guerra como invasión ilegal, otros como España, Reino Unido, o Portugal, dieron apoyo a la injerencia unilateral de los Estados Unidos contra el gobierno de Saddam Hussein celebrando la famosa Cumbre de las Azores. Europa estaba dividida en política internacional según los intereses geoestratégicos de cada Estado. Si hubiera la UE conformado un frente político común contra la "Guerra Ilegal" de Irak, como así la llamó el secretario de la ONU en funciones en ese momento Kofi Annan, posiblemente se hubiera dado nacimiento a resistencias contra la subyugación de UE a la política internacional de EUA desde la II Guerra Mundial, aumentando su soberanía. Pero no fue así. Esto le llevó a sumar un error tras otro con consecuencias desastrosas. Vamos a ver algunas.

La participación directa e indirecta de la mayoría de países de la UE en la Guerra de Libia y en la Guerra de Siria iniciadas en 2011 para derrocar a sus respectivos gobiernos, instituciones no de agrado a los intereses de Estados Unidos, ha provocado el nacimiento de guerras civiles en estos territorios que han construido, consecuentemente, Estados Fallidos o zonas de inestabilidad. Dos impactos ha recibido Europa por estas injerencias que a la vez no solo le han perjudicado sino que incluso ha beneficiado estratégicamente a Estados Unidos.

En primer lugar, tenemos el tráfico ilícito de migrantes o la ola de refugiados. Dos etiquetas diferentes jurídicamente pero con grandes similitudes como fenómeno social. La injerencia de la OTAN, y con ello la participación militar de la mayoría de países de la UE, en Libia por los intereses petroleros de grandes multinacionales provocó la caída del largo Régimen de Gadafi. El desmoronamiento del poder institucional de un país condujo a una guerra civil entre tribus en la pugna por el poder y con la intromisión extranjera que construyó finalmente un vacío del Estado sin Ley dando facilidades al crecimiento de grandes mafias. Libia - y desde las buenas sintonías de Gadafi con Berlusconi, Aznar, o Sarkozy a quien le costeó ilegalmente su campaña electoral de 2007 gracias a dinero del gobierno de Trípoli- era un punto estratégico para controlar la migración ilegal de África a Europa y por ello las mafias no tenían campo abierto para actuar. Con la guerra y el caos en Libia el flujo de pateras se disparó. Las instituciones políticas de la UE en lugar de ayudar a favor del Desarrollo de África mediante una Cooperación Internacional más potente, siempre bajo el umbral de la Democracia y los Derechos Humanos, prefirió apostar por la injerencia militar y lo intereses de las grandes corporaciones económicas. Un mal hacer que provocó finalmente una ola migratoria internacional a la que tampoco se le está haciendo buena política con el simple cierre de fronteras bajo la Misión militar Europea Naval en el Mediterráneo.
Algo similar ha sucedido en Siria. La injerencia directa e indirecta de la OTAN, Estados Unidos, la UE, como una de las principales causas de la Guerra Civil, provocando hambrunas en un momento de economía bélica y la desaparición del monopolio de la violencia del gobierno de Bashar al-Asad al dejar de existir el Estado en zonas territoriales controladas ahora por los llamados "Rebeldes" ha producido una ola de desplazados de 11 millones en total, casi 5 millones de ese dato a nivel internacional según ACNUR en marzo de 2016i. Millones de personas con la obligación de dejar sus barrios sirios por su olor a pólvora, muchos lugares sin ningún valor la ley estatal, ha provocado, en consecuencia, la rapiña y el crecimiento de mafias que trafican con estas personas necesitadas que acaban dando su vida para conseguir llegar a un suelo seguro, Europa. La UE en lugar de hacer frente con mecanismos de Cooperación a una situación alarmante que provocó junto a sus socios, ha vuelto ha querer solucionar los impactos de la Guerra con nuevos mecanismos de guerra y seguridad. La ética de los Estados Unidos.

Uno de los movimientos más desenmascarados de esta estrategia ha sido el pacto que la UE ha firmado con Turquía, uno de los países a los que se les acusa no solo de violar los Derechos Humanos en su territorio por la represión contra el pueblo Kurdo o la persecución a periodistas sino de llevar a cabo injerencias sin apoyo internacional en países de Oriente Medio como en el mismo suelo de Siria. El Consejo Europeo aprobó por Unanimidad en marzo de 2016 el Acuerdo con Turquía, donde la UE puede expulsar masivamente a refugiados de su territorio hacia Turquía. Muchos de estos refugiados están en suelo griego. Turquía recibirá 3000 millones de euros. La UE acaba externalizando este problema violando los Derechos Humanos en dos puntos; haciendo caso omiso a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951) y dando mayor legitimidad internacional al autoritarismo del gobierno turco de Erdogan al ser su socio estratégico contra el fenómeno de los Refugiados. Muchas voces de las sociedad civil se oyeron en diferentes calles, medios de comunicación, acciones cívicas, contra el pacto entre la UE y Turquía - consecuencia del conflicto en Siria - pero las gritos de esas voces se olvidaron de la desenmascar la injerencia militar de la mayoría de países de la UE en Siria - causa de esta Guerra-.

En segundo lugar, seremos menos extenso que el primero, olvidarse Europa de sus estratégicos socios comerciales por seguir las directrices de Washington. Dos casos ejemplares son las complejas relaciones que ha tenido, y tiene, la UE con dos potencias petroleras (recurso que escasea toda Europa a excepción de Noruega); Irán y Rusia. La criminalización histórica de EUA, y su socio regional Israel, contra Irán desde la Revolución Islámica de 1979 tuvo como uno de sus momentos álgido la crisis diplomática de 2011-2013. Israel lanzó una campaña criminalizando sin pruebas al país vecino de Irán de disponer de instalaciones para la creación de armas nucleares. Criminalización que fue respuesta al pacto histórico en 2010 entre Brasil, Turquía e Irán para intercambiar uranio empobrecido con el monitoreo del Organismos Internacional de la Energía Atómica. Un pacto que conseguía agrietar el bloqueo histórico de Occidente hacia el país persa. Las presiones de EUA e Israel llevaron a Europa a caer en su juego y endurecer las sanciones económicas al país persa como embargar su petróleo, oro negro tan necesario para la economía europea. Además, esto llevó a que Irán amenazará como respuesta bloquear el Estrecho de Ormuz donde transita el 40% de la producción mundial de petróleo. Finalmente, para poner solución a esta tensa situación bélica hizo falta la entrada diplomática de Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con el llamado G5 + 1 (EUA, Inglaterra, Francia Rusia, China, y Alemania). Rusia y China consiguieron que se monitoreasen las instalaciones nucleares en Irán para comprobar que no es de uso militar. Gracias a este gesto, que la UE nunca supo llevar por si sola, hoy Europa puede comprar este petróleo con mayor facilidad, invertir en el país persa y exportar sus productos manufacturados. Un logro en las Relaciones Internacionales no gracias a la pésima diplomacia del Viejo Continente.

Y sobre el caso de Rusia, EUA desde la Guerra Fría siempre ha jugado geoestratégicamente a que Europa y Rusia, regiones fronterizas, no mantengan una relación política y comercial estrecha ya que esto podría perjudicar su hegemonía internacional. Un caso a destacar de actualidad crítico en la cooperación entre la UE y Rusia es Ucrania. El Presidente electo Viktor Yanukóvich en 2010, cercano a fortalecer lazos con Rusia, suspendió el "Acuerdo de Asociación y Acuerdo de Libre Comercio con la UE" el 20 de Noviembre de 2013 por las presiones de la UE a la sentencia judicial de "abuso de poder" a la que estaba condenada la expresidenta y exlider occidentalista de la "Revolución Naranja" Yulia Timoshenko. Un gesto vestido de Derechos Humanos por la UE, ocultando sus intereses geoestratégicos, que nunca se meditó en el acercamiento a Turquía sobre los Refugiados. El Acuerdo era un pacto económico asimétrico donde el gran beneficiario era la UE.

La decisión de Yanukóvich llevó a manifestaciones masivas de ucranianos, conocido como movimiento Euromaidán, demandando restablecer las negociaciones con la UE. Estas manifestaciones consecuentemente dieron un giro cualitativo, con grados de violencia y desestabilización política, pidiendo la dimisión de Yanukóvich. Acciones lideradas por una ultraderecha que en todo momento tuvieron apoyo de la UE y Estados Unidos, reflejado en la aceptación occidental del derrocamiento y exilio de Yanukóvich. La consecuencia de todo esto no simplemente fue la división de Ucrania con la independencia unilateral de la zona de Crimea con apoyo de Rusia y el conflicto armado en Donetsk y Lugansk iniciado el abril de 2004, sino una ruptura de relaciones entre Rusia y la UE. El boicot económico de la UE a Rusia como respuesta tuvo la misma actuación de Rusia a la UE, perjudicando finalmente el comercio bilateral y dañando a economías europeas fronterizas como Finlandia. La pésima diplomacia europea volvió a tener un ganador, Estados Unidos, romper la cooperación UE-Rusia y convertir a Ucrania en un futuro miembro de la OTAN por su trascendencia geoestratégica. La Guerra Fría no acabó.

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