El Sistema lo odia.
Es su principal enemigo y representa la principal amenaza para su existencia.
No se trata de una figura en concreto, de una ideología o de una creencia, sino más bien de un concepto, en cierto modo difuso.
Mucha gente quizás no lo crea, pero reconciliarnos con este simple concepto y otorgarle el valor que le corresponde, es el primer paso que debemos dar para cambiar el mundo que nos rodea.
Estamos hablando del concepto de individualidad en cualquiera de sus múltiples representaciones.
De hecho, si nos fijamos bien, veremos que durante siglos hemos vivido una auténtica cruzada psíquica contra la palabra “individuo” y el concepto de “individualidad”.
Y esta lucha encarnizada ha dejado señales, auténticas cicatrices en la propia lengua y en la forma de pensar de todos y cada uno de nosotros.
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