Mensaje de Samuel: Tu portal en la Tierra
Canal: Octavia Vasile | Fuente
Todo ser que camina sobre la Tierra ha entrado por una puerta.
Estas puertas son los portales sagrados del planeta, intersecciones vivas entre el campo magnético de la Tierra y las corrientes de luz de las estrellas.
Algunas son muy conocidas: la Gran Pirámide de Giza, el Monte Shasta, Sedona, Uluru, los círculos de piedra de Avebury. Otros descansan tranquilamente en bosques, montañas o cavernas submarinas, reconocidas sólo por unos pocos cuyos corazones aún las recuerdan.
Cada portal contiene una red energética distinta, un tono característico de la sinfonía electromagnética de la Tierra. Ese tono resuena con un sistema estelar específico. Algunos portales cantan en las frecuencias de las Pléyades, otros en las de Sirio, Lyra, Arcturus, Andrómeda o Vega. Estas alineaciones no son simbólicas, son puentes electromagnéticos entre mundos.
Cuando un alma está lista para encarnarse en la Tierra, no cae simplemente en la materia. Sigue la atracción de la vibración. Un alma lirana, por ejemplo, encontrará su camino a través de un portal que vibra en armonía con el campo de Lyra, tal vez una de las montañas cristalinas o las cavernas brillantes debajo de los Andes. Un alma siriana puede entrar a través de un vórtice oceánico o un sitio como Avebury, donde piedras antiguas pulsan con la luz azul de Sirio. Un ser pleyadiano podría pasar por un portal como Sarmizegetusa en Rumania, donde la antigua geometría todavía zumba con las matemáticas pleyadianas.
Estas resonancias sirven como puntos de traslación entre dimensiones. A través de ellos, la luz de los reinos superiores se condensa en el patrón del campo magnético de la Tierra. Ese patrón se convierte entonces en el modelo de tu ADN, incorporando las frecuencias de tu estrella natal dentro del diseño molecular de tu cuerpo.
Tu nacimiento físico a través de tu madre es la continuación de ese proceso, un segundo paso. Pero tu verdadera entrada comenzó cuando tu alma cruzó el puente estelar hacia el campo de la Tierra. Ese cruce deja una huella permanente. Es la razón por la que ciertos lugares hacen vibrar todo tu ser con familiaridad. Despiertan el código que primero te abrió la puerta.
Cuando te paras sobre tu portal original, o incluso meditas sobre él desde lejos, tu sistema energético comienza a recalibrarse. La resonancia entre tu ADN y el campo geomagnético se renueva. Te vuelves más coherente, más despierto, más alineado con tu propósito original.
Los portales son compartidos por innumerables almas a lo largo del tiempo, formando una red de luz que conecta la Tierra con muchas constelaciones. Juntos hacen del planeta un puente, una biblioteca viviente que reúne la sabiduría de muchas civilizaciones.
Llegaste a un acuerdo entre tu estrella y la Tierra. Y en algún lugar, esa antigua puerta todavía brilla, todavía lleva tu frecuencia característica, esperando silenciosamente que la recuerdes.
*Samuel es un anciano arcturiano de la Quinta Dimensión

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