Que vuestros gobiernos puedan rociaros agentes virales y bacterias mortales es algo que pocos llegarán a aceptar, incluso como una remota posibilidad.
Sin embargo, esta actitud de negación no hace que el peligro desaparezca. Vuestro miedo y vuestro rechazo a estos actos potenciales no alteran el resultado, excepto para intensificarlo.
Sólo vuestro conocimiento y vuestra protesta pública -vuestra voz- puede volver a poner a los gerifaltes en su lugar.
Si necesitáis pruebas, id a reunirlas, porque podéis identificarlas por los hilos gelatinosos de productos tóxicos que se pegan a las hojas y pétalos de vuestros jardines, a las paredes y a los techos de vuestras casas.
Y también se adhieren a vuestros pulmones y paredes celulares.
Del Consejo Supremo de Sirio – a través de Patricia Cori
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