«no hay pasta pública para nadie, hay que reducir el poder de los oligopolios»

El mensaje de Álvaro Nadal a los empresarios del Ibex: "Aquí se viene llorado"

© EFE El nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, a su llegada al Palacio de la Moncloa, el pasado viernes. / EFE

Cuando llegó a la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, a finales de 2011, Álvaro Nadal ordenó a su equipo aplicar lo que él mismo llama «la política de los tres carteles» a todo gran empresario o lobby que apareciera por Moncloa. Su primer cartel es «aquí se viene ya llorado de casa». El segundo, «no hay pasta pública para nadie». Y el tercero, «los costes de la crisis se reparten entre todos».

Este es el mensaje permanente de Álvaro Nadal al Ibex y ahora en un cargo más relevante. Su nombramiento como nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital no ha entusiasmado, precisamente, en las empresas eléctricas ni de telecomunicaciones, que le tienen como un tipo correoso e incómodo. La ausencia de presidentes de estos grupos fue generalizada en la toma de posesión del pasado viernes, frente a lo que es usual cuando hay nuevo titular del Departamento.

Su designación se puede interpretar como un ajuste de cuentas de Mariano Rajoy a los grandes grupos empresariales del selectivo español Ibex 35, por el hecho de haber promovido en los últimos años, en su opinión, a Ciudadanosfrente al Partido Popular e, incluso, amparando maniobras políticas contra su poder personal. Así lo sospechan en Moncloa.

Nadal, de confianza personal de Rajoy y de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, regulará con mano dura a las eléctricas, empresas de telefonía y a las cadenas de televisión, entre otros sectores estratégicos.

El presidente del Gobierno ya lanzó una advertencia en la noche del pasado 26 de junio desde el balcón de la sede del partido, en la madrileña calle Génova. «Ha sido duro, ha sido difícil, pero hemos dado la batalla por España y sin ponernos a las órdenes de nadie, sólo en defensa de los intereses generales de los españoles», advirtió Rajoy. «Este partido defiende los intereses de los españoles por encima de toda consideración, se merece un respeto», lanzó aquella noche desde el balcón, junto a su esposa Elvira Fernández.

Estas enigmáticas palabras -menos explícitas contra las empresas del Ibex que las del ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, el pasado 30 de octubre, en el programa Salvados- fueron todo un aviso a los grandes empresarios que andaban diciendo, en 2015, que Mariano Rajoy no era ya un candidato capaz de dar estabilidad a España al ser incapaz de frenar el avance de Podemos.

La época de luna de miel del PP y las grandes empresas que muestran los papeles de Luis Bárcenas no es real ahora, según reconocen en el entorno de Sánchez. «Hubo un momento en febrero en que en el Ibex no querían que siguiera Rajoy y nos animaban a gobernar con Ciudadanos. Posteriormente, tiene razón Pedro en que su actitud se volvió hostil con nosotros al ver el renovado poder del PP tras el 26 de junio», asegura un miembro del núcleo duro socialista de la época.

«No cabe duda de que Zapatero era más sensible que Rajoy a la importancia del sector eléctrico», afirma, por ejemplo, uno de los grandes ejecutivos del Ibex. «En Moncloa no paran de preguntar quién del sector ha financiado o financia a Ciudadanos», suscribe el presidente de otro de los grupos energéticos que cotizan en el Ibex. «Todos dicen que no, pero está claro que ha habido ayuda», dice un miembro del Ejecutivo.

Albert Rivera lo niega. Pero si fuera cierto este apoyo a Ciudadanos, Rajoy lanza un serio aviso con el nombramiento de Álvaro Nadal. Este halcónsostiene que las empresas representativas de la competitividad de España no son precisamente Telefónica o las compañías eléctricas, que tienen ingresos asegurados en el recibo regulado por el Gobierno. Los importantes son, en su opinión, grupos como Gestamp o Antolín, que no han crecido logrando adaptar a su favor el Boletín Oficial del Estado, sino compitiendo en los mercados mundiales.

Nadal se muestra como un auténtico obseso de que la competitividad del país consiste en ayudar a estas empresas a abaratar costes como el de la energía y las telecomunicaciones, y que hay que reducir el poder de los oligopolios del sector para conseguirlo. Su respaldo desde Moncloa ha sido total a las leyes impulsadas por su hermano Alberto, desde la Secretaría de Estado de Energía, para limitar la influencia de Repsol en las gasolineras o disminuir el déficit eléctrico recortando subvenciones.

Autónomo frente a Guindos y Montoro

El nuevo ministro no encaja bien actitudes agresivas como las mostradas, en el pasado, por el presidente de Repsol, Antonio Brufau, o el de Iberdrola, Ignacio Galán, con el Gobierno o los organismos reguladores.

«Él no va a permitir que las eléctricas o las telecos intenten redactar el BOE como en la etapa de Zapatero. No habrá regalos ni subvenciones encubiertas», asegura un alto cargo muy próximo al nuevo ministro.

Pero, del mismo modo, sostiene que tampoco va a ser el Nadal hermético de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, que tenía más obligación de parapeto frente a los lobbies que de negociar con ellos. Será un Nadal, a juicio de este alto cargo, con el talante negociador mostrado en las últimas semanas con el cerebro económico de Ciudadanos, Luis Garicano.

El titular de Energía será autónomo de Cristóbal Montoro y de Luis de Guindos. De hecho, con este último ha mantenido no pocos roces en su etapa en Moncloa y sale mal parado en el reciente libro publicado por el ministro de Economía, España amenazada. Nadal mantiene acceso a Rajoy y sigue como secretario de Economía del PP. No hay que desdeñar su incipiente poder en el nuevo Gobierno.